martes, 13 de julio de 2010

LA NUEVA FAMILIA DE ALFREDO 7

¿Papá?— había alcanzado a pronunciar Sarahi temblorosa y llorosa. Al instante el señor levantó el rostro, ¡era imposible!, no, no lo era, ¡era Raúl!, el padre de Sarahi quien hacía cosa de unos meses que había caído prisionero en ese horrible lugar tras ser raptado al quedarse dormido a causa del alcohol en un bar; ¡lo que son las cosas!, ahora se encontraba con su hija en el lugar menos indicado, en un lugar en donde una jovencita como Sarahi saldría horrorizada de presenciar tantas injusticias pero tal no era el caso de Sarahi quien rápidamente le hizo una seña a su padre para que se calmara y se callara al verlo evidentemente desesperado, enseguida lo jaló por su cadena y llevando a su padre como lo haría con un perro, a cuatro patas y sujeto por su cadena se dirigió a una celda para estar a solas con el y poder platicar con mas confianza.

Nada mas entrar a la celda Raúl se echó lloroso a los pies de su hija— ¡Sari mi amor gracias al cielo, mi amor tienes que sacarme de aquí, tienes que ayudarme Sari mira que a diario me muelen a patadas y latigazos nos tratan peor que animales hija por Dios!— le imploró angustiado su padre.

Sarahi tan solo lo observaba en silencio. Raúl terminó de explicarle brevemente su penosa situación en dicho lugar y de nuevo alzó la cara para encontrarse con la mirada de Sarahi quedándose de rodillas frente a su hija y suplicándole que le hiciera saber si lo ayudaría pero Sarahi tan solo continuaba mirándolo con lágrimas en sus ojos hasta que tomándolo desprevenido le soltó un tremendo bofetón que hizo quedar a Raúl de nueva cuenta a los pies de su hija.

¿Por qué me abandonaste?, ¿Por qué?, ¡responde!— fue la exigente interrogativa que Sarahi le planteó a su padre.

¡Hija…., yo, verás…..!— murmuraba Raúl apenado mientras resignado recibía otra humillante bofetada por parte de su hija.

¡Has sido un maldito alcohólico toda tu vida y aún así siempre te adoré!— le reclamó llorando Sarahi— ¡la última vez que nos vimos juraste no volverme a dejar y nada cuando desperté de nuevo sola con mi madre!, ¿Por qué diablos debería de ayudarte ahora?— concluyó elevando su tono de voz.

¡Por que te amo hijita!— fue la fugaz respuesta de un astuto Raúl que a pesar de encontrarse en tan difícil situación y sin saber cuanto había cambiado su hija sin dudarlo comenzó a hacer uso de su peculiar y pícaro carácter con el cual controlaba muy bien a Sarahi desde pequeña— ¡tú eres mi princesa Sari!— continuaba Raúl dispuesto a ganarse una vez mas el perdón de su hija— ¡vamos, perdóname, tú lo haz dicho el alcohol ha interferido mucho entre nosotros aunque también sabes que tu madre me presionaba mucho pero a todo eso sabes que te adoro princesa Sari!— concluyó Raúl con una cómica reverencia culminando al postrarse a los pies de su hija tocando con la frente el piso dándole toda la seriedad posible al haberla llamado princesa.

¡Jijijijiji!— se rió Sarahi nerviosamente y con la cara colorada— ¡Cuánto tiempo había añorado oír de nuevo esas palabras de labios de su padre!; Sarahi respiró profundo y risueña le fue acercando lentamente sus pies a su padre hasta dejarlos justo enfrente del rostro de Raúl entonces le habló dulcemente sin dejar de sonreír— ¡demuéstralo, besa los pies a tu princesa no por que te veas obligado a hacerlo sino por amor tal y como lo hacías cuando estaba pequeña!, ¿recuerdas?, siempre que me hacías enojar me pedías perdón besándome los pies hasta que yo me daba por satisfecha, bueno papito pues en éste momento estoy tan enojada como ofendida y en mis manos está tu vida pues como te habrás dado cuenta soy rica y poderosa y así como puedo salvarte al igual puedo torturarte hasta matarte pues piensa en la ira y la desdicha que ha invadido mi ser desde que te fuiste, uy y eso sin contar que haría mi mamá si te tuviera enfrente, anda, besa los pies a tu princesa— concluyó Sarahi risueña y muy emocionada.

Raúl le sonrió, el señor apenas picaba los 40 y estaba de muy buen ver tomando en cuenta que siempre había sido un alcohólico y parrandero y que a pesar de que no llevaba tanto tiempo prisionero las marcas del látigo y quemaduras hacían acto de presencia sobre su piel. Raúl hasta entonces cayó en cuenta de que se encontraba desnudo ante su hija pero lejos de ruborizarse alguno de los dos ambos se echaron a reír. Enseguida Raúl se postró a los pies de su hija y repitió el ritual que tantas veces había llevado a cabo con Sarahi desde pequeña adorándola como bien la llamaba, su princesa y de ahí la bonita costumbre de que Sarahi desde pequeña exigía ser adorada.

Raúl besó y lamió con devoción los bonitos zapatos color arena cerrados, de piso de su hija, perfectamente la descalzó con los dientes y al instante quedó impregnado del aroma de esos pies, Sarahi ya no era una niña, era una joven en verdad hermosa, Raúl respiraba profundo el aroma proveniente de esos pies que olían muy distinto y mucho mas fuerte que cuando los había besado con Sarahi mucho mas niña, era un olor fuerte pero para nada ofensivo mucho menos para el que era su padre y Sari su eterna princesa y así se lo hizo ver. Su padre respiró y besó el interior de los zapatos de Sarahi y culminó el acto besando y enterrando prácticamente el rostro sobre las plantas de los pies de su hija justo cuando ésta las había levantado ligeramente en ese momento Raúl se expresó— ¡perdóname princesa pero no puedes negar que me adoras tanto como yo a ti, sácame de éste infierno, te lo imploro por ese amor que te tengo y que se que tu al igual me tienes!;

¡Suficiente!; Sarahi lo adoraba, toda su corta vida había mendigado por tener cerca a su padre y tan solo se mortificaba recordando los bellos momentos que habían pasado juntos en su infancia a lo que sin pensarlo mucho decidió comprarlo, eso sí, comprarlo y conservarlo como lo había encontrado, como esclavo, ¡ahora su padre sería su esclavo! y para dejar las cosas en claro mientras mas rápido mejor, así se lo hizo ver Sarahi a su padre Raúl.

¡Papá, bien te sacaré de aquí pero grábatelo!— Sarahi hizo una ligera pausa y muy decidida continuó— ¡ahora serás mi esclavo, jamás pienso dejarte libre por que te conozco y volverías a escapar de mi a lo que manteniéndote prisionero es lo único que me da la seguridad que de ahora en adelante siempre estarás no solo a mi lado sino a mis pies que es en donde deben permanecer los esclavos a los pies de su ama y yo seré tu ama, si, también tu hija pero al fin la dueña de tu vida por lo tanto si lo que me corresponde es ser tu dueña pues a ti te corresponde el deber de permanecer a mis pies satisfaciendo hasta el mas inocente de mis caprichos!— concluyó Sarahi muy segura de sus palabras ante la mirada atónita e incrédula de su padre que sencillamente no se la creía.

¡Princesa!— fue lo único que alcanzó a exclamar Raúl pero enseguida fue interrumpido por su hija y en adelante su nueva ama— ¡calla y escucha!— ¡te compraré y vivirás conmigo pero no se te olvide serás mi esclavo, obvio que no pienso hacer de tu vida un infierno por lo contrario pienso recuperar tiempo perdido pero será a mi manera mmmm, también necesito aclarar algunos detalles con mamá pues créeme, apenas se recupere de la sorpresa de verte querrá cortarte en pedacitos comenzando por tu polla jajajajaja!— Sarahi se carcajeó cuanto quiso al ver el temor y el miedo que había logrado infundir en su padre a pesar de que le había dejado en claro que no estaba entre sus intenciones destrozarle la vida, al final se hizo calzar por su padre y levantándose le dijo mientras avanzaba para salir de la celda— ¡venga, sígueme esclavo, sellaremos lo que haya que sellar y firmar para largarnos de aquí, fiu, vaya si encontré lo que buscaba jajajaja!— continuó Sarahi carcajeándose feliz y emocionada mientras Raúl la seguía gateando penosamente y totalmente consternado al oír hablar a su hija con tanta seguridad e ir meditando que no dejaría de ser esclavo eso sí, de su adorada princesa a la cual amaba tanto como Sarahi lo amaba a el y que bien le había dicho no haría de su vida un infierno, ¿y si lo hacía?, ¿por influencia de su madre y ex esposa de éste?, ¡la suerte estaba echada y tendría que arriesgarse!;

En instantes Sarahi le contó todo a Aceneth quien la abrazó fuertemente al verla tan emocionada aunque Aceneth ya se lo imaginaba pues anteriormente Sarahi ya le había platicado la historia de su padre a lo que uniendo todas las escenas desde que Sarahi miró y descubrió a su padre en la prisión Aceneth dedujo rápidamente que no podría tratarse de otra persona mas que de su padre a lo que maliciosamente le gastó una cruel broma a la pobre de Sari.

¡Sari cuanto lo siento mi amor pero alguien tiene que decírtelo!— se expresó Aceneth mirando con lástima a Sarahi.

¿Decirme que?— preguntó Sarahi emocionada.

¡Que no puedes comprar a tu padre pues ya está vendido!— le respondió Aceneth aparentando una seriedad asombrosa cuando en realidad luchaba por no carcajearse al ver como poco a poco el rostro de Sarahi fue cambiando al ir asimilando las palabras de Aceneth hasta explotar y gritar histérica— ¡NOOOOOOOO, ESO NO, NOOOOOOO, YO PAGO EL DOBLE, ACENETH AYÚDAME!; ¿QUIÉN LO HA COMPRADO?; ¡NOOOO, NO PUEDE SER, NO PUEDEN VOLVERME A SEPARAR DE MI PADRE!— continuaba gritando nerviosa y llorosa Sarahi mientras se aferraba a Aceneth que continuaba con su cruel broma.
¡Sí mi amor te entiendo!, pero venga, ¿Qué se le va a hacer?— le decía continuando en luchar por no romper a reírse al contemplar el bello rostro de Sarahi opacado por sus lágrimas.

¡NOOOO, NO ENTIENDES COÑO, NO ENTIENDES, DIME QUE ME AYUDARÁS, TU PUEDES HACERLO PUES ERES MUY CONOCIDA Y RESPETADA AQUÍ, VAMOS ACE TE LO RUEGO!— le imploró Sarahi a su amiga con la mirada mas tierna y conmovedora que pudiera existir.

¡Mmmmm!— expresó risueña Aceneth— ¡sí, es cierto, de echo ya lo hice, yo lo compré!; ¿Cómo ves?; ¡tu padre ahora es mi esclavo solo que no pienso venderlo ni a ti ni a nadie así que no insistas!— concluyó mirando con burla a Sarahi.

¡Maldita!— le gritó Sarahi al momento que se le iba a golpes a lo que Aceneth atinó a sujetarla con firmeza de los brazos inmovilizándola a lo que Sarahi a la vez alterada y a la vez impotente le gritó— ¡mientes, no pudiste comprarlo sin antes consultarme, mientes!; ¿para que querrías tú a mi padre?;

¡Jaajajajajajajajaja!— fue la respuesta que Sarahi obtuvo de parte de Aceneth, una cruel y fuerte carcajada— ¡para atormentarte y hacerte sufrir cada vez que veas como lo maltrato y lo humille haciendo que se arrastre ante mis pies!;

Sarahi se quedó muda por un instante, quiso hablar, gritar e insultar a la maldita de Aceneth pero no pudo, tal fue el impacto de esas palabras para ella que la desarmaron por completo, permanecía inmóvil, poco a poco dejo de luchar para zafarse de las manos de Aceneth que continuaba sujetándola, miro por unos segundos a Aceneth ya no con rencor sino con temor, lo que le había dicho tenía sentido, Sarahi continuó por un instante mas mirando en verdad asustada a Aceneth, sintió que las piernas le temblaban y sintiéndose impotente y derrotada ante su amiga se desplomó refugiando su rostro sobre el pecho de Aceneth rompiendo a llorar amargamente pues no le salían las palabras siquiera para suplicarle. Sarahi se sintió morir al escuchar como su llanto era tapado por otra cruel carcajada de Aceneth, entonces reaccionó y justo cuando trató de intentar siquiera propinarle una bofetada como respuesta hacia tantas burlas, no fue necesario pues para su fortuna Aceneth le comunicó que tan solo había estado bromeando con ella.

¡Jajajaja, ya idiota, es una broma, tienes razón!; ¿para que diablos querría yo a alguien como tu padre?; ¡venga, dame un abrazo!;

¡Ehhhhhhhhhh!— gritó Sarahi eufórica pues fue lo único que se le ocurrió pues a decir verdad muy en su interior temía que Aceneth hubiese hablado en serio y temía enfrentarse a ella pues sabía lo peligrosa que podría llegar a ser mención aparte que la quería y la respetaba mucho a lo que le hubiese dolido en el alma una traición por parte de ésta, pero lo dicho, para su fortuna ese amor y ese respeto era correspondido por Aceneth. Producto de la emoción Sarahi se dejó llevar de nueva cuenta por Aceneth con un profundo beso en los labios ante la mirada incrédula de su padre que no daba crédito a lo que hacía su princesa.
¡Venga Sari vamos a registrarlo para que quede como tu nueva propiedad!— le dijo una sonriente Aceneth después de finalizar con tal apasionado beso.

¡Siiiiiiiii!— gritó Sarahi emocionada— ¡síguenos papi!— le ordenó tronándose los dedos.

Pasados unos instantes ya casi todo estaba listo tan solo faltaba un detallito y justo era lo que una señora muy bien presentable, encargada de llevar a cabo todos los tramites le explicaba, mas bien le preguntaba a Sarahi— ¿señorita, desea que su esclavo sea marcado de una vez?;

Sarahi abrió la boca ante tal pregunta, enseguida miró a Aceneth que le sonreía con malicia y complicidad, después miró a su padre que se encontraba atemorizado y al final preguntó con curiosidad a la señora— ¿marca?, ¿Cómo marcan a la reces?;

Efectivamente señorita— le respondió la encargada— tenemos variedad de diseños o inclusive usted misma si así lo prefiere puede crear su propio diseño; hay personal deseoso de servirla hasta en la mas mínima de sus dudas o inquietudes y en tan solo un rato en el cual ustedes pueden descansar o pasear mas de lleno el lugar su esclavo estaría listo con su diseño personal, el diseño de su ama.

Fue la misma Sarahi quien se encargó de llevar a su padre a una sala de torturas totalmente equipada al igual que no se lo pensó mucho para decidirse por una corona y debajo de dicha corona llevaría una “S”, evidentemente de Sarahi. Antes de entregar a Raúl para su marcado éste intentó conmover a su hija restregando su cara sobre los pies de Sarahi como un pobre perro asustado que es justamente como se encontraba Raúl.

¡Jajajaja!— se rió alegremente Sarahi— ¿Qué pasa papi, tienes miedo?— le hablaba burlona mientras se agachaba y le levantaba el rostro con sus manos para seguir divirtiéndose a costa del miedo de su padre— ¡uy pues deberías por que dice Aceneth que duele horrores y que ella ha visto a tipos rudos como tú orinarse encima jajajajajaja, solo espero que ese no sea tu caso por que me decepcionarías jijijijiji!— concluyó sus crueles comentarios una divertida Sarahi que muy quitada de la pena tan solo bromeaba con su padre revolviéndole cariñosamente su cabello y mirándolo por fin al final con algo de pena y lástima por el sufrimiento que sabía que se le venía en instantes al pobre de Raúl y que Sarahi a pesar de que se apenaba no pensaba evitarle tal sufrimiento pues fue ella misma quien lo había autorizado por lo que acercándose mas a su padre le susurró al oído con una expresión perversa— ¡además bien te lo mereces así que venga, complace a tu princesa, no quiero oír un solo chillido!— concluyó sonriente.

Transcurrió un lapso de tiempo en el que Sarahi contemplaba muy interesada sin perder un solo detalle y en compañía de Aceneth como se preparaba todo lo necesario para el marcado de su padre y tal fue el interés mostrado y la inquietud, mas bien el querer impresionar a su amiga lo que la hizo tomar una firme decisión para ella y cruel decisión para su padre pues a pesar de que Sarahi sentía un gran amor hacia el nuevamente ganó en su ser la crueldad y el orgullo de no verse débil ni opacada ante otras mucho menos ante su amiga Aceneth a lo que haciéndose la fuerte al final tan solo por impresionar a Aceneth fue la propia Sarahi quien se encargó de marcar a su padre su diseño pegándole los hierros candentes sin un solo indicio de piedad en la piel de éste marcándolo en su espalda y pecho; tan solo dos marcas pero fueron suficientes pues Sarahi en verdad se mostró despiadada ante su padre. Cabe mencionar que Raúl soportó el dolor comportándose a la altura aún así chilló y pegó de alaridos al sentir como su fortaleza era superada por tan inmisericorde castigo pues Sarahi al ver que su padre se resistía al dolor le dejo los hierros sobre su piel hasta impregnar la sala con un olor a carne quemada evidentemente provocándole mucho mas dolor del necesario y logrando su objetivo, ¡hacer llorar y bramar de dolor a su padre que de milagro no se desmayó!;

Sarahi detuvo la horrible tortura después de oír gritar a su padre— ¡piedad princesa piedad!; ante el asombro y la admiración de las personas que fungían como guardias de aquel lugar y de la propia Aceneth al comprobar que a Sarahi no le tembló la mano a la hora de marcar y castigar a su padre; así había dejado las cosas en claro tanto a su amiga como a su padre, lo amaba a morir, sí, pero se lo guardaría como ya se lo había guardado tantos años durante su ausencia y sin duda lo trataría como lo que era, un esclavo, su esclavo al igual que sin duda lo castigaría no solo cuando así lo mereciera sino cuando a ella se le antojara tal como lo hacía con Alfredo, tal como lo había echo con el al marcarlo provocándole mucho dolor y haciéndolo sufrir mas de lo necesario tan solo por que así lo considero la hermosa joven Sarahi.

Pasados unos instantes Sarahi se encontraba conduciendo camino a su casa con su padre a su lado con la cabeza gacha y aún lamentándose de su marcado, llorando en silencio para no molestar a su hija después de que ésta así se lo hizo ver propinándole dos fuetes bofetadas y gritándole que se callara pues su llanto la molestaba. Durante el camino Sarahi lo puso al tanto resumiéndole su vida desde que su madre se casó con Oscar, como esclavizó a Alfredo, como conoció a Lorena y a Aceneth y así hasta llegar a ese día en el cual lo encontró y rescató de aquella prisión.

Mientras tanto Aceneth se encargó de irse por su cuenta y poner al tanto de todo a Yolanda ¿y a Alfredo?, no, tan solo a Yolanda pues Alfredo era tan solo el perro de compañía de Sarahi por lo tanto el no importaba en absoluto. Raúl respiraba agitadamente, se encontraba a gatas, desnudo, con collares de seguridad tanto en el cuello como en el pene, tembloroso de que alguien lo viera pues estaba justo a la entrada de la casa que sería su nuevo hogar. Sarahi sonrió, lo golpeó suavemente en la cara con el pie; Raúl besó al instante el zapato de su hija entonces Sarahi se dispuso a abrir la puerta y a entrar no sin antes decirle dulcemente a su padre de nuevo acariciándolo como si lo hiciera con un cachorro asustado— ¡ánimo, no te pasará nada que yo no quiera que te pase y aunque eres mi esclavo también eres mi padre y recuerda que te quiero!— dicho esto Raúl se sintió protegido pues temía a Yolanda y sin mas entraron a la casa a encontrarse precisamente con Yolanda.

El recibimiento por parte de su ex esposa para Raúl fue el esperado; Yolanda lo surtió a patadas, insultos y bofetadas hasta que Sarahi intervino temiendo por la integridad de su padre y teniendo en cuenta el ya de por si pesado día que éste había sufrido al ser marcado. Así daba inicio una nueva vida para Raúl en el que cada uno de sus días iniciaba recibiendo en su rostro un salivazo por parte de Yolanda con todo el desprecio que a ésta le era posible expresarle de ahí se pasaba gran parte del día encadenado a los pies de Yolanda pues ésta se hacía ajustar la larga cadena de Raúl en uno de sus pies obligándolo a tener que seguirla a todos lados arrastrándose a sus pies detrás de ella como un vil gusano.

Una vida nada fácil a pesar de contar con la protección de Sarahi pues poco a poco Raúl fue comprobando lo tanto que Sarahi había cambiado y lo cruel que en ocasiones podría llegar a comportarse con Alfredo y con el mismo. Sencillamente Sarahi era imprevisible a lo que Alfredo y el propio Raúl vivían temerosos todo el tiempo; Sarahi podría ser tierna y compasiva como se lo demostró a su padre la misma noche de aquel día en que éste había ingresado a su casa como su esclavo al cubrirlo de besos y consolarlo por el brutal castigo que sufrió por parte de Yolanda antes de permitirle dormir al centro de su habitación en la alfombra pues a un lado de su cama en el piso correspondía dormir a Alfredo todas las noches con las sandalias de Sarahi sobre su rostro respirando la esencia durante todas las noches pero al igual Sarahi de pronto enfurecía por cualquier detalle insignificante y no escatimaba en hacerle daño a cualquiera de sus dos esclavos, su padre y su hermanastro.

En un nuevo día en la vida de Raúl, Sarahi se disponía a salir rumbo a uno de sus tantos cotidianos ensayos con sus compañeras de trabajo y para ello solía llevar muy seguido a sus esclavos pues la voz había corrido y Sarahi se paseaba mas que orgullosa cada vez que llegaba llevando a sus esclavos como si de perros se trataran ante el asombro y respeto de todas sus compañeras sabiendo que a quienes llevaba uno era su hermanastro ¡y el mayor su padre!;

Pero ese día Raúl se encontraba mas lloroso que de costumbre a lo que Sarahi maliciosamente se burlaba de el— ¡ya papi no es para tanto jejeje!;

La noche anterior Yolanda le había dado una paliza ejemplar al pobre de Raúl después de que éste se negara a lamerle el culo a lo que Yolanda ofendida le dio de golpes en el trasero a Raúl hasta que se cansó y se los dio con la dura suela de su zapatilla y no contenta aún le metió el fino tacón de la zapatilla en el culo a Raúl hundiéndoselo sin piedad y obligándolo a mantenerlo ahí clavado dentro de su trasero gran parte de la noche sin importarle en lo mas mínimo los alaridos de dolor del desdichado de Raúl y sin importarle el excesivo daño que le estaba haciendo hasta que Sari se compadeció de los lamentos de su padre y lo liberó de aquel dolor zafándole el tacón de su trasero.

Ahora saldrían rumbo a donde Sarahi ensayaba parte de sus actividades laborales y el pobre Raúl se negaba a ir al estar apenado de hacerlo desnudo y por lo tanto mostrando las marcas del castigo incluyendo un cruel taconazo en la cara pero todo eso a Sarahi no le importó a lo que pasado un rato se encontraban en el estacionamiento del lugar y justo se disponía a entrar seguida de sus perros a una sala privada cuando se encontró con Lorena y Aceneth que al ver el estado de su padre vacilaron con ella.

¡Ay Sari pero que mala eres mira que no respetas ni a tu padre!— bromeó con ella Lorena mientras le dedicaba una sonrisa burlona a un humillado Raúl.

¡No fui yo, fue mi madre pero al igual y se lo merecía!— contestó Sarahi con una bella sonrisa para después centrar su mirada en un asustado Alfredo que incluso se mostraba mas nervioso que el propio Raúl pues la mayoría de veces que el chico se encontraba con Aceneth y Lorena sufría aún mas que con su propia ama; Sarahi miró con cierto desprecio tanto a su padre como a Alfredo al verlos tan temerosos y tan humillados a sus pies a lo que ligeramente se safó un pie de su zapato negro, cerrado, de piso y lo acercó al rostro de Alfredo que al instante le lamió con devoción los dedos de su pie, entonces mirando a ambos les ordenó hablándoles déspotamente— ¡venga perros a lavar todos los autos del estacionamiento y a obedecer en todo lo que cualquiera de las chicas les ordenen!— concluyó dándole una patada en el rostro a Alfredo que no había dejado un solo momento de lamerle los dedos de su pie mientras su padre besaba con la misma devoción y humildad las relucientes zapatillas rosadas de Lorena.

Tan solo había transcurrido un rato en el que Raúl y Alfredo habían dejado más que limpios todos los autos y ahora se esmeraban en fregar el piso de un cuarto mientras que Aceneth los observaba burlona disfrutando de un sabroso emparedado y divirtiéndose a mas no poder ante la mirada perruna de Raúl que evidentemente se moría de hambre; Aceneth se percató de ello y con una malévola sonrisa arrojó al piso ante sus pies lo que quedaba de emparedado.

¡Come coño!— le ordenó con desprecio a Raúl quien de inmediato se dispuso a devorar dicho emparedado manteniendo sus manos por detrás, comiendo como un perro tan solo utilizando la boca ante la cruel sonrisa de satisfacción de la joven Aceneth que se deleitaba viéndolo comer a sus pies; de pronto Aceneth lo obligó a levantar el rostro alzándole la barbilla con la punta de su zapato— ¿rico?— le preguntó sonriéndole con desdén. Raúl respondió afirmativamente expresándole su respuesta con un parpadeo de ojos.

¡Mmmmm!— expresó maliciosamente Aceneth— ¡espero que cuando pruebes mis heces expreses lo mismo jajajajajaja!— concluyó carcajeándose muy divertida la desalmada chica.

¡Eyyyy!; ¿ya empezamos?— intervino bromeando Sarahi que en ese momento entraba al cuarto y había escuchado perfectamente lo dicho por Aceneth.

¡Jajajajaja!— continuó Aceneth riéndose a lo que Sarahi le confirmó— ¡venga nada de cagar en la boca de mi padre eso solo mi madre mira que ni siquiera yo lo he hecho!;

¡Bueeeeeno!— respondió Aceneth fastidiada para enseguida añadir burlona mirando tanto a Raúl como a Sarahi— ¡pero que no vuelva a mirarme a la cara en especial cuando desayuno pues a la otra te juro que yo misma le saco un ojo con el tacón de mi sandalia!— concluyó dejando hasta cierto punto preocupada a Sarahi pues ésta bien sabía que Aceneth hablaba muy en serio y que no se compadecería pero ni tantito al igual que no se lo pensaría mucho si se le presentara la ocasión para provocarle tan terrible sufrimiento a su padre.

Aceneth se retiró mientras Sarahi permanecía de brazos cruzados observando divertida a su padre que se había puesto aún mas nervioso— ¡era eso, coño solo piensas en comer!— le dijo burlona mientras se retiraba por un momento para regresar al igual con otro suculento emparedado y ante la mirada apenada de su padre lo despedazó con sus manos y se lo arrojo al piso— ¡anda coño come que no quiero que te saquen un ojo!; ¿Qué, por que me miras así?, ¿Por qué te lo despedacé haciéndolo puré?; ¡jajajaja ay papá pero si ya deberías estar acostumbrado a comer como un perro puesto que es en lo que mi madre te desea convertir!— concluyó humillándolo.

Justo se disponía Raúl a devorar el emparedado al no quedarle otra opción en cuanto Sarahi sin querer lo pisoteó al caminar hacia Alfredo, daba igual, Raúl comería los restos del emparedado lamiendo las suelas de los zapatos de su hija que sin previo aviso había cambiado abismalmente de humor— ¡Alfredo, descálzame!— fue su orden.

Alfredo titubeó al ver la clara expresión de enojo reflejada en el bello rostro de Sarahi— ¿ama?, ¿no ama, por que ama?;

¡Descálzame he dicho y tú papá estírate en el piso bocarriba para que apoye la planta de mi pie en tu cara mientras castigo a Alfredo!— estaba claro, la dueña de ambos había hablado incluso elevando el tono de voz a lo que dejaba en claro que a ambos no les quedaba mas que obedecer y en el caso de Alfredo soportar el castigo del cual no sabía el motivo y al final pedirle perdón a su ama besándole los pies y agradecerle su bondad al momento de que detenga el castigo.

Raúl obedeció al instante, ya después devoraría los restos aplastados del emparedado que permanecían en el piso. Alfredo sollozaba y el castigo aún no iniciaba. En segundos la cabeza de Alfredo giraba de lado a lado, Sarahi le estaba dando de bofetadas con la suela de su zapato— ¡coño te tengo dicho mil veces que en público no me mires a la cara y aquí no estamos en la casa por lo tanto nos encontramos fuera y en público, entiéndelo animal!, ¿Qué tan imbécil eres?;

¡Perdón ama perdón pero nunca te miré a la cara!— se defendió llorando Alfredo.

¡Plafffffffffffff!; ¡Cáaaaallate!— le gritó Sarahi después de propinarle otra fuerte y humillante bofetada seguida de otra y muchas otras mas ante los lamentos ahogados de su padre que sufría pues Sarahi le pisaba por completo la cara al mantener el pie firmemente apoyado sobre su rostro pero Raúl lo prefería en lugar de estar recibiendo tan crueles golpes con el zapato en plena cara como lo estaba sufriendo el pobre de Alfredo y lo sufrió hasta que Sarahi se sintió satisfecha fue entonces que Alfredo sin esperar orden alguna, reaccionando por inercia acercó la cara hasta pegar los labios y besar la suela del zapato, seguido se postró y besó el pie descalzo de Sarahi que indolentemente aún descansaba sobre la cara de su padre aplastándosela sin consideración alguna.

¡Perdóname ama!— pronunció Alfredo totalmente humillado ante su bella hermanastra al momento que le acomodaba de nuevo el zapato.

¡Bien Alfredo, bien, te perdono!— le contestó ya mas calmada Sarahi para que en segundos le sonriera cruelmente y con una actitud en verdad déspota y grosera le dijera— ¡ah y es cierto nunca me miraste a la cara tan solo quise quitarme algo de estrés mas bien de aburrimiento golpeándote y se me antojó culparte con esto aunque a decir verdad ya sabes muy bien que no necesito pretextos ni nada, si quiero golpearte te golpeo y punto!; ¿no te importa verdad?— concluyo con una cruel pero bella sonrisa mostrando sus perfectos dientes blancos mientras contemplaba como su hermanastro continuaba humillándose ante ella lamiendo sus zapatos, Sarahi se sonrió aún mas al continuar contemplando a Alfredo tan denigrado a sus pies, tan poca cosa, tan insignificante ante ella al igual que a un temeroso Raúl que se atormentaba la mente pensando y tratando de entender como diablos era posible que Sarahi decía querer a Alfredo tanto como a el y sin embargo cada vez que se le antojaba lo castigaba sin piedad y sin razón alguna tan solo por placer, tan solo por que se le antojaba y podía hacerlo, pero así era la vida para ellos, para los esclavos de Sarahi, con dichas y desdichas, con infortunios y recompensas pues ese mismo día ya en la casa por la noche Raúl mas que asombrado, incrédulo era testigo de cómo Sarahi, su princesa, con mimos y caricias se llevaba a Alfredo a la cama de su habitación susurrándole dulcemente— ¡venga Alfredito a que me porté cruel contigo hoy jejeje, bueno ni tanto, has tenido días peores!, pero venga Alfredito, ¿dolieron los golpes?, ¿eh?, ¿te dolieron?;

Alfredo temeroso atinó a contestar tratando y logrando de acertar con su respuesta mas que nada satisfaciendo el ego, la vanidad y la soberbia de Sarahi— ¡sí ama, dolieron pero vale la pena mi sufrimiento sabiendo que con ello te has sentido satisfecha, en verdad que es todo un privilegio sufrir por ti mi adorada y hermosa ama Sarahi!— se humilló Alfredo con tal de llenar de orgullo y dicha a Sarahi aunque a decir verdad no se puede afirmar si el chico mentía o hablaba sinceramente aunque lo último representa lo mas creíble pues Alfredo amaba a morir a su ama por lo que siendo así ya no resulta difícil creer que el chico estuviese dispuesto siempre a sufrir con tal de ver sonreír a la dueña de su vida, a la dueña de su cuerpo y su mente.

¡Jajajajajaja!— Sarahi se carcajeó con ganas y muy orgullosa de si misma bromeó con Alfredo— ¡venga Alfredito cuando quiero que me beses el culo tan solo te lo ordeno y listo o sea coño no tienes que fingir que disfrutas cuando te golpeo, bah, no te preocupes hombre, ya no te voy a golpear!— Sarahi hizo una pausa mientras no dejaba de mirar a la vez con ternura y a la vez con burla a Alfredo para que al final después de otra alegre carcajada añadiera con malicia— ¡jajajajaja, por hoy, si solo por hoy ya no te voy a golpear jajajaja, mmm, bueno a menos que no sepas como hacerme el amor y yo se que eso te encanta y que sabes a la perfección como hacerme gozar!;

Dicho esto Sarahi le plantó un profundo beso en los labios a Alfredo terminando ambos sobre la cama para dar inicio a una asombrosa y desenfrenada noche de sexo y pasión ante la sorpresa y la felicidad que invadía a Alfredo cada vez que daba lugar éste hermoso acto con su ama. Sí, así era la vida de Alfredo y de Raúl, así era la vida de los esclavos de Sarahi, imprevisible, tal y como lo era su propia ama, la bella Sarahi.


FIN

BLACK.

LA NUEVA FAMILIA DE ALFREDO 6

Entre Aceneth y Sarahi destrozaron a Oscar logrando que lo corrieran de su trabajo y esmerándose hasta lograr por igual en dejarlo tan mal parado, con una reputación por los suelos que sencillamente le evitara el ser aceptado en cualquier otra empresa. Lo inevitable en estos casos sucedió y en un abrir y cerrar de ojos Oscar se encontraba con la soga al cuello, temeroso por su situación, por la mala reputación no lograba encontrar ningún otro trabajo y en lo que corría de tiempo ya se encontraba algo endeudado a causa de haber recurrido a numerosos prestamos entre sus amistades de su antiguo trabajo aunque lo que mas le preocupaba y le apenaba era que había tenido que aceptar que durante todo ese tiempo Sarahi era quien corría con los gastos de la casa lo cual no representaba problema alguno para ella teniendo en cuenta que ganaba lo que quería pero para Oscar esto no le servía de mucho pues una que otra mueca y comentario sarcástico por parte de Sarahi le hacía suponer que pronto ésta podría cansarse de estarlos manteniendo tanto a el como a su hijo Alfredo pues por Yolanda era obvio que no había problema pues se trataba de su madre. Y lo inevitable seguía su curso y un día así sin mas Yolanda le comunicó a su esposo que Sarahi ya no lo quería en esa casa, sí, ¡lo estaba corriendo! y Yolanda le hizo ver que ella nada podía hacer pues suficiente tenía la pobre Sari con hacerse cargo de ella como para que la presione a que también siguiera cargando con su padrastro y ¡el colmo!, con su hermanastro.

Por consejo de Yolanda previamente en acuerdo con su hija, ésta convenció a su esposo de que la única solución viable a todo por el momento era que hablara con su hijastra y le pidiera su apoyo mientras que el trataba por todos los medios de buscar una nueva oportunidad laboral que le permitiera de nuevo contribuir al gasto familiar; a lo que en una tarde en la que Sarahi se encontraba cómodamente recostada en su mueble de la sala y Yolanda sentada en otro mueble Oscar se atrevió a hablarle a su hijastra en un tono mas que respetuoso.

¿Sarahi?, ¡hermosa, perdona que te interrumpa!, ¿me permites hablarte?— se expresó Oscar pasando de lo humilde a lo ridículo al encontrarse sumamente nervioso y apenado y después de estar pensando mil frases para agradar y adular a la joven algo que para Sarahi no pasó desapercibido y se esmeró en disfrutar el momento pues en realidad siempre había fingido hasta la mas insignificante muestra de afecto hacia Oscar, la cruda verdad era que nunca le había agradado, lo detestaba y ahora era el momento de sacarle provecho a la situación, Sarahi se encontraba muy excitada al tener en sus manos a Oscar y precisamente por que lo detestaba le excitaba mucho mas la situación.

¿Qué quieres?— fue la respuesta de Sarahi mirándolo de pies a cabeza mientras le sonreía altiva, soberbia, orgullosa con lo cual logró poner aún mas nervioso al pobre de Oscar.

¡Veras!— inició Oscar otro ridículo discurso— la situación por la que atravieso o sea, bueno, en la que me encuentro no es la mejor, bueno no es que…..

¡Ve al grano!— lo cortó Sarahi con una expresión de fastidio en su rostro.

¡Necesito que por favor no me corras de la casa, necesito que me permitas quedarme hasta que yo pueda de nuevo hacerme cargo de los gastos entonces todo volverá a ser como antes!— fue la angustiosa súplica de Oscar después de haber tartamudeado e intentar haberse expresado hasta que le salió la frase de un solo tirón.

¡Uy!— se expresó risueña Sarahi— ¡lo que tu necesitas es que yo te siga manteniendo al igual que al zángano de tu hijo mientras que ambos se la pasan holgazaneando a diario mientras yo trabajo!— le recriminó Sarahi con una sonrisa burlona a modo de humillarlo.

¡Solo será mientras me recupero!— insistió Oscar haciendo caso omiso del anterior comentario de su hijastra.

¡Eso va a estar aún mas difícil Oscar por que de aquí a que te recuperes no veo para cuando y sí, sí puedo seguirte manteniendo a ti y a tu hijo sin ningún problema es solo que no se me da la puta gana de hacerlo jajajaja!— le dijo Sarahi así, al natural en verdad disfrutando cada palabra dicha y el rostro angustiado de su padrastro.

¡Pero yo, hermosa, te juro que….!— Oscar tan solo tartamudeaba incongruencias de lo nervioso que estaba y mas que nada de lo sorprendido ante tal arrogancia de Sarahi. Aún así ante tal negativa de Sarahi; Oscar una vez mas le rogó que le permitiera quedarse pues aunque la casa en sí pertenecía a Yolanda era claro que quien llevaba la voz cantante era Sarahi y muestra de ello era que Yolanda era testigo de tal conversación y con su silencio aceptaba la decisión de Sarahi a lo que a Oscar solo le quedó insistirle a su hijastra de que tarde o temprano el le devolvería con creses todos los favores que ella le hiciera, en sí, que se compadeciera en ese momento de el y por lo que estaba atravesando y no lo jodiera mas echándolo a la calle.

¡No Oscar, es problema tuyo además ya hablé con mi madre y le hice ver que no se me hace justo que te estemos manteniendo así que como que vas tomando lo tuyo y te me vas desapareciendo!— le dijo Sarahi tronándose los dedos y corriéndolo en una actitud grosera.

¡Todo cuanto tuve en su momento fue para ustedes!— le reclamó Oscar ésta vez mirando ya con algo de rencor a su malagradecida hijastra.

¡Jajajajaja!— se burló Sarahi de el— ¡y se te agradeció Oscar pero creo que con el tiempo que prácticamente yo te he estado manteniendo te lo hemos pagado con todo y rédito!— le dijo Sarahi dando por terminada la charla.

Oscar miró a Yolanda buscando apoyo en ella pero ésta lo evitó pues aunque sí llegaba a sentir pena por el bien sabía que había decidido y permitido a Sarahi manejar por completo la situación.

¡Entonces no hay mas que decir!— expresó Oscar mirando a su hijo y haciéndole entender que al no lograr el apoyo que buscaba lo mejor sería que ambos se marcharan pero Alfredo ni siquiera se percató de que su padre lo miraba, se encontraba sumergido en profundos pensamientos, fue Sarahi quien de nueva cuenta se dirigió a Oscar.

¡Oh, de eso quería hablarte!— le comentó Sarahi con su habitual risita burlona— que en caso de que te marches lo harás solo por que Alfredo se queda gustoso.

Oscar se quedó con una cara de confusión y de no entender absolutamente nada. Sarahi continuó— ¡verás Oscar pensándolo un poquito no puedo negar que me das mucha pena y por lástima estoy dispuesta a ayudarte!— le dijo pronunciando muy claro y pausadamente cada palabra mirando fijamente a la cara a Oscar para humillarlo y al final añadir sin dejar de mirarlo altaneramente— pero a cambio tienes que estar dispuesto a iniciar una nueva vida. Oscar insistía con su expresión que no entendía nada de lo dicho a lo que Sarahi frunciendo una ceja en clara muestra de enojo le habló de una manera mas clara y también con una expresión de mayor desprecio hacia el.

¡Es sencillo Oscar, has demostrado con tu ineptitud en tu trabajo por que por eso te corrieron, por inepto!— puntualizó Sarahi con una hermosa sonrisa mostrándole sus perfectos dientes blancos aunque claro la sonrisa era de desprecio, de burla, pero eso no le quitaba lo hermosa— ¡que no eres capaz de mantener ésta familia lo cual yo si puedo hacer y lo seguiré haciendo siempre y cuando tu aceptes dedicarte a llevar a cabo otras obligaciones y deberes digamos mas hogareñas!— concluyó Sarahi burlona.

¿A que te refieres?— le contestó Oscar ésta vez correspondiéndole a Sarahi por igual al hablarle en un tono burlón— ¿a que prácticamente me dedique a las labores de la casa?;

¡Sí!— le respondió Sarahi muy quitada de la pena— ¡pero mas que eso lo que mi madre y yo exigimos de ti es obediencia y humildad, esa es la única condición que te ponemos para que te quedes y no me salgas con esa cara de tarado de que no entiendes lo que te digo por que es de lo mas sencillo pues simplemente unos nacen para mandar y otros para obedecer y es mas que obvio para lo que tu y tu hijo han nacido!— concluyó arrogante y con una seguridad impresionante en sus palabras.

Oscar ésta vez si que había quedado mas que confundido ¿por qué diablos había incluido a su hijo en eso de que era mas que obvio para lo que ambos habían nacido?; Sarahi al parecer captó perfectamente lo que pasaba por la mente de Oscar y sonriente le aclaró el panorama— ¡ya irás entendiendo, te mostraré como tu hijo lo hace a la perfección!— y en ese momento la hermosa Sarahi silbó como si llamara en realidad a un perro. Alfredo quien hasta ese momento había escuchado toda la conversación en silencio, sentado en otro mueble aparentando leer cuando en realidad solo esperaba nervioso el momento para mostrar a su padre en lo que se había convertido, mejor dicho, en lo que Sarahi lo había convertido pues ésta ya había hablado con el y aunque cualquiera en su sano juicio hubiese decidido marcharse con su padre y enfrentar sus problemas por mas fuertes que estos sean Alfredo ya era un ser sin voluntad, Sarahi lo había sometido a tal grado de obediencia y sumisión en verdad envidiable y sorprendente que Alfredo estaba dispuesto a dejar de respirar si su bella hermanastra así se lo ordenaba pues la base de esa obediencia era el amor que Alfredo sentía por ésta y las migajas con que la propia Sarahi hacia soñar a Alfredo que podría conseguir de su amor, pues en verdad de que Sari no necesitó en ningún momento someter al chico por la fuerza aún así lo golpeaba cuando se le antojaba al fin que con unas caricias al instante lo volvía a tener loco de amor a sus pies.

Alfredo sintió un escalofrío recorrer todo su ser pero respirando profundamente y mas que nada entendiendo y aceptando por qué había aceptado quedarse al lado de Sarahi y de su madrastra Yolanda al oír el silbido de Sarahi, sabía que había llegado el momento y que ya no había marcha atrás a lo que soltó el libro y aunque no se atrevió a mirar a su padre muy decidido se arrodilló y fue gateando como un animal hasta detenerse a un lado del mueble justo a escasa distancia de los pies de Sarahi que lucía una falda cortísima azul, blusa negra y unas sandalias plateadas de fino tacón. Alfredo ante la mirada perturbada de su padre y la sonrisa altanera de Yolanda y Sarahi, ¡besó con devoción la sucia suela de una sandalia de Sarahi! y no separó los labios dejándolos sumisamente pegados a dicha suela hasta que Sarahi con elegancia y arrogancia se tronó los dedos entonces Alfredo perfectamente acostumbrado sujetó con sus dientes los tacones de las sandalias, se las quitó a su hermanastra y las dejó con sumo cuidado en el piso y a continuación ¡comenzó a lamer, sí, a pasarle la lengua con una entrega absoluta el muchacho le lamía las plantas de los pies a Sarahi!;

¿Pero que coño?— gritó Oscar horrorizado al momento que quiso írsele encima tanto a Sarahi como a su hijo.

¡Alto!— intervino Yolanda que hasta ese momento no había hablado— ¡alto Oscar, ni se te ocurra tocarle un solo cabello a mi hija por que te juro que entonces sí estarás en problemas!— lo amenazó Yolanda empleando un tono enérgico al hablar— si bien no es algo común lo que estás viendo pero te aseguro que nadie le ha puesto una pistola en la cabeza a tu hijo para obligarlo, lo hace por que Sarahi se ha encargado de mostrarle cual es su verdadero lugar en ésta casa y el lo ha sabido interpretar a la perfección.

Sarahi sonriendo y retando a Oscar comenzó a darle unas suaves patadas con la planta de su pie en la cara a Alfredo, no con la intención de hacerle daño sino de humillarlo frente a su padre y con ello humillar también al propio Oscar.

¡Contesta perro!— le decía Sarahi a Alfredo mientras lo golpeaba en la cara con la planta de su pie y miraba de vez en cuando a Oscar— ¿te he obligado a que hagas esto frente a tu padre?, ¡venga perro quiero oír tu respuesta!— concluyó Sarahi dándole ésta vez una patada un tanto mas fuerte y centrando su mirada burlona hacia Alfredo quien patéticamente la obedeció dando como respuesta un triste ladrido pues Sarahi después de haberle hablado y preparado para éste momento le había prohibido hablar hasta nuevo aviso.
¡Jajajajajaja!— se carcajeó cruelmente Sarahi apoyada por su madre después de que Alfredo se humillara ladrando como un perro— ¡ahí tienes la respuesta Oscar!— concluyó orgullosa de si misma Sarahi para continuar hablándole a un cada vez mas aplastado Oscar— ¡como tampoco pensamos ponerte una pistola a ti para que te obliguemos a quedarte bajo estas humillantes condiciones aunque de seguro si te damos una pistola terminarías suicidándote jajajaja!— se burló cruelmente Sarahi de su padrastro— pero bueno la decisión es tuya ¡o te largas a correr tu suerte o te quedas y no solo te seguiré manteniendo a ti y a tu hijo sino que te despreocuparás de andar mendigando en cada empresa por un miserable empleo ah pero a cambio de eso pasarás a ser nuestro sirviente mas bien un miserable esclavo mío y de mi madre, decide ya!;

Oscar se quedó mudo por unos instantes, no hablaba por que no sabía que decir o pensar ni mucho menos coordinaba bien sus ideas y en ese momento crucial de su vida quizás lo mejor para el hubiese sido marcharse, ¿quizás?, no, la verdad es que como lo lloraría y se arrepentiría mas adelante cuando se encontró temblando de miedo y dolor implorando piedad y clemencia a una cruel y sádica Sarahi comprendió el garrafal error de haberse quedado y del cruel castigo al cual Sarahi lo sentenció entregándolo en manos de Lorena, si, se pudo haber evitado infortunios y desgracias fue solo que Yolanda no le dio tiempo, sabedora de antemano del gran amor que Oscar sentía por el, no lo dejó coordinar sus ideas sino que al verlo un tanto confuso se le acercó, lo abrazó cariñosamente y mientras que con una mano le acariciaba la mejilla y con la otra la polla le susurró dulcemente al oído— ¡la decisión es tuya amor pero piensa que si te quedas podremos seguir juntos pero con un rol de vida diferente, la decisión es tuya pero piénsalo bien, no tienes mejor elección que la que mi hija te ofrece!, ¿sabes por qué?, ¡por qué dentro de esa opción me encuentro yo y te juro que te amo a lo que si te marchas sufriremos ambos!— dicho esto de nueva cuenta sin darle tiempo a reaccionar fue la misma Yolanda quien después de darle un beso a la vez tierno a la vez profundo en sus labios fue haciendo presión con sus manos sobre los hombros de su esposo hasta hacerlo quedar de rodillas ante ella y en ese momento que para entonces Oscar comenzaba aunque levemente a llorar, Yolanda logró que su esposo con lágrimas en los ojos dijera en voz baja pero clara— ¡acepto!;

En ese momento Sarahi de un brinco se levantó del mueble pateando sin querer a Alfredo y se detuvo justo frente a su padrastro con los brazos en su cintura y una cruel sonrisa dibujada en su rostro mientras contemplaba y disfrutaba su triunfo sobre Oscar mirándolo con desprecio; Oscar por su parte no pudo evitar mirar a su malvada hijastra con rencor y odio pues era ella la única y principal interesada en verlo en la situación en la que se encontraba, hundido y acabado y en ese instante Sarahi al ver la manera irrespetuosa en que Oscar la miraba, sin remordimiento alguno le propinó al que alguna vez engañó haciéndolo creer que lo quería y respetaba dos fuertísimas cachetadas.

¡Esa mirada estúpido, humíllala y cuando me mires hazlo con humildad, basura!— le gritó Sarahi con desprecio al momento que le propinaba las cachetadas.

Oscar se inclinó terriblemente humillado y confundido, todo estaba pasando muy rápido para el, necesitaba pensar detenidamente en su situación y deducir si en realidad estaba actuando correctamente al quedarse en poder de Sarahi y de su esposa o si acaso no sería mejor marcharse, pero ese era el problema, que no lo dejaban pensar y de eso se encargaba Yolanda, su esposa que en ese momento lo sujetó firmemente por su cabello para decirle empleando un tono tranquilo en su voz pero a la vez firme y autoritario, empleando una autoridad que le salía al natural para ordenarle lo que deseaba a su esposo— ¡anda Oscar muestra tus respetos a mi hija, será lo mejor para ti, que te adaptes a tu nueva vida!;

Oscar sin dejar de llorar muerto de vergüenza asimilando tantito el acto al cual se disponía a someterse, el, un señor hecho y derecho, respetable en un tiempo atrás, ahora arrodillado, humillado, lloroso ante una cruel jovencita que podría ser su hija y que incluso el llegó a quererla como si fuera su verdadera hija tanto como quería a Alfredo; ahora se inclinaba y doblaba el cuerpo hasta postrarse ante los pies de esa cruel joven, se humilló ante ella besándole los pies, los bellos pies de su hijastra quien tan solo se limitaba a disfrutar el momento por que lo estaba disfrutando sonriendo perversamente hasta que le expresó arrogante— ¡ahora los de mi madre!;

¡Ahora los de mi madre!— esa frase no podría significar otra cosa para Oscar mas que lo que representaba para el— ¡ahora los de mi esposa Yolanda!— pensó en silencio Oscar mientras sentía como si le hubiesen dado una puñalada al corazón por Sarahi mientras le dejaba en claro lo dicho. Oscar amaba a Yolanda y por ello le dolía en lo mas profundo de su ser que ésta misma haya apoyado a su hija y permitiera el cruel trato que ahora le daban no solo a el sino también a Alfredo sin hacer el mínimo esfuerzo siquiera de escucharlo a el que tanto había echo a favor de ella y de su hija pero no había marcha atrás a lo que dándose la vuelta de nueva cuenta se humilló ésta vez besando las botas de su esposa quien se dirigió de nuevo para sentarse en el mueble mientras se hacía seguir por su esposo gateando jalándolo por su cabello.

¡Anda Oscar Alfredo no ha podido hoy limpiarme las botas y hazlo con la lengua por que es así como se deben limpiar mis botas!— fue la humillante orden que Oscar recibió de su esposa y que temeroso comenzó a lamer las botas de su esposa aunque pasados unos instantes y recobrando algo de confianza intentó reprocharle su actitud a su esposa— ¡Yolanda, podemos hablar a solas, no entiendo como es que…!

¡Zassssssss!— Yolanda no lo dejó terminar, lo levantó por su cabello y le propinó otras dos humillantes cachetadas— ¡ama, Oscar, soy tu ama, no se te olvide por que te va a pesar!;

Ante tal aviso Oscar prefirió callarse y limitarse a murmurar— ¡perdón ama!— para enseguida continuar lamiéndole las botas; todo esto aconteció mientras Sarahi se había retirado por un momento de la sala para regresar sonriente al mirar como Oscar continuaba concentrado en la limpieza de las botas de su madre. Sarahi regresó llevando en sus manos un collar de seguridad como portaban los esclavos de Lorena y Aceneth y en un rápido movimiento como siempre, apoyada por su madre se lo acomodó perfectamente al cuello de Oscar sonriendo en complicidad con su madre y haciéndole entender que dejaba a su elección si deseaba que llevara al igual un collar en su pene.

Sarahi le pasó el control del collar a su madre quien sonriendo cruelmente le mostró a su esposo de lo que se trataba al oprimir ligeramente el botón, en segundos Oscar se encontraba retorciéndose de dolor a los pies de Yolanda, sabiendo de ésta manera a lo que se atenía si desobedecía o hacía enfadar a su esposa o en su caso a Sarahi. Mientras Oscar aún se retorcía de dolor entre madre e hija aprovecharon para desnudarlo y ponerle también un pequeño collar, más bien un anillo en el pene al igual como el que llevaba Alfredo.

Así daba inicio una nueva vida para Alfredo y Oscar y una nueva rutina en la que en una de esas tardes precisamente rutinarias Sarahi se recostaba en el mueble y por tanto estarse moviendo sintió que la comida no le había sentado tan bien a lo que tan solo se limitó a expresarse con burla— ¡perro!— al instante Alfredo se percató de que su ama se agarraba del estómago, enseguida el chico se estiró en el piso bocarriba y permaneciendo con la boca bien abierta Sarahi tan solo lo miró por un instante con esa expresión mezcla de pena, burla, desprecio y lástima para que enseguida se inclinara para vomitar dentro de su boca, como siempre manchándole por igual la cara y su cabello con sus asquerosos vómitos. Alfredo perfectamente acostumbrado se comió los vómitos de su bella ama y hermanastra tal y como a ella le gustaba, simulando muy bien una sonrisa en sus labios; todo ante la mirada traumada de Oscar que en ese momento experimentaría algo parecido al ser llevado por su esposa al baño seguramente para defecar y permitirle gentilmente que se tragara sus heces y sus meados.

Apenas había transcurrido menos de un mes pero fue suficiente para que Oscar quedara destrozado tanto mental como físicamente, ¿el motivo?, fueron dos, el primero, que Sarahi lo detestaba enormemente por lo cual no le perdonaba ni el mas mínimo error, al contrario lo aprovechaba para castigarlo, caso contrario con Alfredo a quien sí castigaba pero al igual lo consentía cuando así lo consideraba, cuando la linda chica andaba de buen humor y el segundo motivo fue que sencillamente Oscar no cooperó, no se adaptó al cruel estilo de vida que le ofrecían su esposa y la hija de ésta a lo que no había día en que Oscar no sufriera con los cintarazos sobre su piel, bofetadas, patadas, descargas por medio de los collares y todo golpe acompañado de insultos y demás pero lo que cambió definitivamente el destino de Oscar al lado de sus amas aconteció una tarde en la que Sarahi llegaba a su casa del trabajo y como siempre se enojó al ver que como siempre Oscar no la esperaba tal y como ella le había ordenado, postrado en el piso justo para que cuando ella entre éste la reciba besándole los pies pero es que esa tarde Oscar la había tenido difícil pues Yolanda cruelmente no solo se había orinado en la boca de Alfredo sino que se había ensañado con el al reclamarle que el pobre chico había echo muecas de asco al ingerir sus orines a lo que sin un solo indicio de piedad lo agarró a cintarazos hasta que Oscar intervino en la defensa de su hijo en lo cual en parte acertó pues al menos Yolanda dejó en paz a Alfredo pero ¡claro!, continuó el castigo con Oscar al cual torturó tanto con descargas como con cintarazos por lo que al momento en que Sarahi llegaba a la casa el infeliz de Oscar aún se encontraba quejándose amargamente de tan cruel castigo.

Pero todo eso a Sarahi poco le importó a lo que enseguida comenzó a insultarlo y a obsequiarle una que otra patada. De no haber sufrido tan atroz castigo por parte de su esposa, lo mas seguro hubiese sido que oscar tolerara en santa paz todos y cada uno de los insultos por parte de Sarahi pero el caso era que se encontraba tanto nervioso como ofendido ante el trato que Yolanda le había dado a lo que sin medir sus actos y deduciendo a su criterio el peculiar trabajo al que Sarahi se dedicaba increíblemente se armó de valor para gritarle— ¡hazle como quieras maldita puta, ya todo me da igual, tu y tu madre son unas putas!, ¿Cómo fui tan estúpido de casarme con ella?, ¡sí, eso es lo que son tu y tu madre, unas putas!— puntualizó furioso Oscar al ver que Sarahi lo miraba fijamente— ¡por eso ganas lo que quieres, por que te entregas al placer de que se yo, malditos tipos pervertidos, viejos asquerosos oh pero eso sí, de dinero, de mucho dinero pero que mas fina ni que carajo, PUTA, es lo que eres, una PUTA, una maldita ayyyyyyyyyyy!— Oscar por fin se calló pues Sarahi lo había castigado con una descarga en el pene mientras que no dejaba de sonreír pues lejos de enojarse u ofenderse, los comentarios de Oscar tan solo la divirtieron ¡pero por supuesto!, que eso no significaba que lo dejaría sin castigo.

Sin perder tiempo tan solo tras unos instantes de mirar divertida a un furioso y al mismo tiempo adolorido Oscar tanto en su físico como en su orgullo; con ayuda de su madre lo esposaron de pies y manos y tras ensuavizarlo tantito mas con otra buena dosis de cintarazos entonces vino lo cruel pues según Sarahi apenas iniciaría el castigo. Yolanda sujetó firmemente a Oscar que se encontraba deshecho físicamente por su cabello y dejándolo de rodillas a merced de Sarahi que ordenó a Alfredo que había observado todo en silencio— ¡ve por mis zapatillas las de a-l-t-o-s y a-f-i-l-a-d-o-s tacones!— puntualizó Sarahi mirando sádicamente y con burla a Oscar dejándole en claro lo que le esperaba.

Alfredo titubeó ante la mirada perversa de Sarahi que no presagiaba nada bueno para su padre pero fue por cuestión de segundos pues terminó por obedecerla y pasados unos instantes Alfredo le quitaba a Sarahi sus sandalias blancas de piso que eran con las que había llegado del trabajo para enseguida calzarle unas preciosas y finas zapatillas plateadas como bien había dicho ella de altos y afilados tacones.

Lo que dio lugar en la sala de esa casa a partir de ese momento fue espantoso. Sarahi tras sonreír en verdad con sadismo, hizo gala de ese sadismo, comenzando con expresarle con burla a Oscar— ¡veamos, últimamente andas muy hablantín y precisamente vamos a educar esa boca, ya verás que después de esto no te quedarán ganas de hablar jajajaja por que sinceramente no se si podrás hacerlo!— concluyó con una carcajada de lo mas cruel que hizo temblar a Alfredo, preocupar a su madre y rezar en silencio a Oscar.

Yolanda inclinó tantito el rostro de Oscar pues ya sabía lo que se venía; Sarahi al igual se echó tantito para atrás y tomando su distancia ¡le propinó a Oscar una brutal patada golpeándolo exactamente en sus labios con el tacón!;

¡Ahhhhhhhhhhhhhhhgggggggggggg!;

El alarido fue espantoso en verdad, horroroso; la sangre fue lo primero a relucir, de un solo taconazo Sarahi le había destrozado la boca a Oscar que para su desgracia ¡la señorita apenas comenzaba!, a lo que continuó por un largo lapso de tiempo torturando a Oscar de la misma manera. Yolanda le dejaba a merced el rostro de Oscar y Sarahi pateaba atinándole todas las veces que lo hizo con el tacón sobre la boca del desdichado, sin importarle en lo mas mínimo como éste se deshacía como le era posible en suplicas, en implorarle clemencia. Sarahi se detenía por momentos tan solo con la cruel intención de que Oscar asimilara aún más el dolor y de nueva cuenta continuaba con la tortura sonriendo sádicamente ante los gritos y alaridos de Oscar que le imploraba misericordia, el pobre temblaba ante aquella malvada muchacha, temblaba de miedo y dolor. No se sabe en que número de taconazos Oscar perdió el sentido pero eso no fue suficiente para que Sarahi detuviera el castigo ni tampoco lo fue que Alfredo lloraba a sus pies pues lo único que logró el pobre chico fue que Sarahi le pisara al igual con suma crueldad la cara clavándole su tacón y seguido insultarlo y mandarlo al cuarto de ella para que no la siguiera molestando.

Esa tarde Sarahi sobrepasó los límites de su crueldad, esa tarde la cual Oscar jamás olvidaría pues en esa tarde Oscar conoció guiado por Sarahi el más cruel sufrimiento que hubiese podido imaginar en su vida. Sarahi terminó por tumbarle casi todos los dientes pues tranquilamente se esperó a que Oscar con ayuda de Yolanda recobrara el sentido entonces continuó castigándolo hasta hacer caso a la insistencia de su madre de que ya era suficiente pues de seguir Oscar moriría pues urgía que lo revisaran por un medico pero no fue necesario trasladarlo a algún hospital pues con solo una llamada se presentó una persona de confianza en la casa enviado por Aceneth y sencillamente se limitó a salvarle la vida a Oscar tras el salvaje daño que Sarahi le había echo.

Transcurridos unos días el infierno de Oscar continuaba pues aún con toda la zona afectada en su rostro no logró conmover a Sarahi quien cruelmente lo hacía estirarse en el piso, apoyar la cara de lado y con las mismas zapatillas plateadas le aplastaba sin misericordia los labios y dentro de la boca de nuevo hasta hacerlo sangrar, en ocasiones le hacía abrir la boca y lo humillaba al decirle que le mostrara cuantos dientes le habían quedado entonces prendía un cigarrillo y lo quemaba por dentro de la boca mientras se carcajeaba y disfrutaba del inhumano castigo que le infligía pareciéndole a la cruel jovencita música para sus oídos los patéticos y tristes alaridos que Oscar pegaba; ¡sádico y cruel era el tormento que Oscar sufría y que lo hacía cagarse de dolor para después desmayarse!;

Cabe mencionar que como siempre Sarahi astutamente sabía medir muy bien los tiempos lo justo para que después de cada inhumano castigo Oscar fuera atendido y no muriera por tan excesivo daño en su ser. Pero entonces Sarahi cayó en cuenta de que sin desearlo le estaba haciendo muchísimo daño a Alfredo pues el muchacho sufría con la misma intensidad que su padre, el sufría en lo mental y su padre en lo físico a lo que Sarahi tomó una decisión, ¡la cruel decisión de separarlos!; puesto que siempre había detestado a Oscar y puesto que su madre no puso objeción alguna no pudo sentenciarlo a mayor desgracia que regalarlo, sí, lo regaló a Lorena, ¡casi nada!;

¡Cómo lloró el pobre de Alfredo a sus pies, cómo se arrastró a los pies de Sarahi para que no solo no lo separara de su padre sino para que también por fin se compadeciera y ya no se comportara tan cruel con el infeliz de Oscar!;

Pero Sarahi astutamente sabía como actuar y como controlar a Alfredo y como hacia el sí mostraba cierto afecto no perdió tiempo y tras contemplar unos instantes como el pobre infeliz se humillaba y se arrastraba a sus pies le dejó las cosas en claro— ¡basta Alfredo, ya he tomado mi decisión y aunque en principio parezca cruel te aseguro que no lo es pues piensa, tu padre tan solo me produce asco y repulsión a lo que de continuar aquí en días lo saldré matando en cambio con Lorena y Aceneth, cierto, sufrirá, pues lo mas seguro es que lo conserven como inodoro jajajaja!— se burló cruelmente— ¡pero al menos vivirá eso te lo garantizo!— concluyó de momento.

¡Pero en vista de que tal parece de que no te repondrás de esto y quizás hasta llegues a odiarme!— continuaba Sarahi después de hacer una pausa y mirar con lástima al joven Alfredo— ¡he decidido regalarte también a ti!;

Alfredo miró aterrado a Sarahi a lo que ésta continuó— ¡así es Alfredo, voy a regalarte pero ni creas que irás a parar junto con tu padre, la separación es inminente, tu padre con Lorena y Aceneth y tu mmmmm, ya veremos pero te aseguro que a tu padre y a mi jamás nos volverás a ver!;

Ni bien Sarahi había dejado de hablar; Alfredo comprendió muy bien a que rogar por su padre estaba perdido, Sarahi no cambiaría de opinión ni por que el se cortara las venas a lo que rápidamente se enfocó a pensar en la terrible noticia de que al regalarlo a el no volvería a verla jamás, ¡ya había perdido a su padre, no la perdería también a ella!, a lo que abrazándose de nuevo a sus pies le imploró con el corazón en la mano— ¡no ama no me regales, perdóname por todas las veces que te haya podido fallar, perdóname por todo lo que tu así consideres que debas perdonarme pero no me regales no me separes de ti!— suplicaba Alfredo que se había empeñado en bañar con sus lágrimas los pies de Sarahi pues no dejaba ni un momento de besárselos mientras lloraba.

¡Pero me odiarás Alfredo por lo que he hecho a tu padre y yo no quiero tenerte a mi lado si me odias!— le dijo Sarahi haciéndose la victima y haciéndolo perfectamente incluso con lágrimas incluidas. Entonces Alfredo fue mas que sincero— ¡no ama, no te odio, no podría odiarte jamás, te amo Sarahi, sí siento un profundo dolor por lo que ha sido y será de mi padre y me dolerá en lo mas profundo de mi ser no volver a verlo pues es mi padre y te soy sincero con lo que siento pero a ti no te odio eso te lo juro, te lo imploro no me separes de ti!;

Al instante se dibujó en el rostro de Sarahi una enorme y hermosa sonrisa tan hermosa como ella, la muchacha sonreía maliciosamente y no cabía de dicha y felicidad, se sentía en verdad enormemente orgullosa de sí misma; su plan había funcionado a la perfección, se había deshecho de Oscar, lo había echo sufrir todo cuanto quiso, lo había visto arrastrarse y temblar ante sus pies, se había deleitado cruelmente con sus alaridos mientras le imploraba piedad y misericordia y para cerrar con broche de oro lo había condenado todo lo que le quedara de vida regalándolo como si regalara un objeto o una propiedad con mero valor físico y no moral y lo había regalado a Lorena y a Aceneth de las que bien se sabía el grado de crueldad y despotismo que empleaban hacia aquellos pobres seres que caían en su poder y para variar ahora no solo tenía controlado a Alfredo sino que lo había echo casi sentirse culpable en cuanto que la única malvada del cuento había sido ella.

Apenas pasó una semana en que Oscar había abandonado su antiguo hogar y a sus antiguas amas en cuanto se supieron noticias de el. Era Lorena quien había llamado a Sarahi, ¿la razón?, Oscar trató de escapar al verse envuelto en un ambiente por increíble que parezca todavía mucho mas cruel del que había vivido al lado de Sarahi, un ambiente mucho mas cruel y enfermizo en donde a la desalmada de Lorena poco le importó el daño que Sarahi le había ocasionado a Oscar en la boca y considerándolo peor que basura como tal lo trató pues desde el momento en que éste pasó a ser de su propiedad se dispuso a orinar y a cagarse dentro de su boca con lo cual era claro el mayor daño, sufrimiento y la infección que le provocaría, ¡de milagro seguía vivo!, sí, de milagro por que Oscar con la poca fuerza, valor y ánimo que le quedaba trató absurdamente de escapar lo cual no le fue posible, tan solo logró un castigo mayor.

¿El cruel resultado?; las piernas rotas, pues Lorena se las quebró, se las destrozó, ¡le destrozó las piernas con un bate de béisbol!, a lo que en adelante Oscar tendría que arrastrarse como un vil gusano ante los pies de su cruel ama, ante los pies de la despiadada señorita Lorena.

¡Sigue vivo Alfredo, sigue vivo!— fue el cruel comentario a modo de animarlo que Sarahi le dijo a Alfredo cuando éste supo lo ocurrido y se desplomaba a llorar desconsoladamente a los pies de su cruel y bella ama y hermanastra mientras ésta le acariciaba su cabello y lo consolaba invitándolo a ponerse de pie y besándolo en sus labios.

El tiempo seguía su marcha y pasado otro mes en el que Oscar era historia pues nadie lo recordaba excepto Alfredo; Sarahi se comportó de nuevo cruel y sin piedad con el chico al jugar con el y con sus sentimientos.

¡Ya se Alfredo, para que no sigas extrañando a tu padre, te buscaré un compañero, sí, otro esclavo, para que te amigues con el, sí, venga, ánimo, quiero tener otro esclavo y mira que así tendrás alguien con quien compartir tus obligaciones, venga venga no pongas esa cara de cachorro llorón que bien sabes que siempre serás mi favorito mas bien buscaré a alguien de la edad de tu padre quien quite y le guste a mi madre y ambos tengamos una nueva figura paterna en casa jajajaja!— se carcajeó la despiadada Sarahi mientras se abrazaba a un Alfredo roto moralmente que trataba de llorar en silencio y humillaba la mirada para no interrumpir la diversión de su ama con sus llantos.

Sarahi cumplió su palabra y al otro día muy temprano se dirigió con Aceneth a un lugar que no se puede describir que era en concreto, llámese orfanato, centro de rehabilitación, centro de apoyo a damnificados, ¿Por qué no?, o personas de bajos recursos, ¡al Diablo!, el caso es que en ese horrible lugar se encontraban presos mas bien esclavizados sería el término correcto niños, mujeres y hombres pues una vez ingresados ahí a base de engaños no volvían a ser libres, era una prisión custodiada en su mayoría por personal femenino altamente capacitado que se encargaba de someter desde al mas tierno e inocente hasta al mas rebelde hasta doblegarlos y convertirlos en los perros mas sumisos y fieles, tal cual sirviente, tal cual esclavo; pues ese era el jugoso negocio ¡venderlos como esclavos! y Aceneth era cliente frecuente de ese maravilloso lugar ¡claro!, para ella pues ahí había cerrado grandes tratos y de ahí se había conseguido algunos de los indocumentados que actualmente mantenía prisioneros en su departamento que compartía con Lorena.

Tras solo entrar y recorrer el lugar por Aceneth y Sarahi y ser vistas ligeramente por algunos internos, estos enseguida comenzaron a rezar pues ninguno quería caer en manos de esas crueles y despiadadas chicas y aunque el destino que les esperaba era difícil con cualquiera que los comprara, por comentarios entre el mismo personal e internos era bien sabido que era preferible parar con cualquiera que caer con Aceneth a quien los internos solo la conocían al haberla mirado un par de veces y de lejos pero suficiente para quedar hechizados por su belleza y traumados por su fama de crueldad que la envolvía, esto ante la prohibición que debían respetar de no mirar a la cara a cualquiera que ingresara a aquel lugar con la intención de comprar a alguno de ellos o sea no podían mirar a la cara a todo aquel que se le atribuya la condición de cliente y no solo eso, al igual tan solo se podían desplazar a cuatro patas como los animales que eran siempre bien esposados de pies y manos y completamente desnudos.

Pero el caso era que la crueldad de Aceneth era muy bien conocida y aunque a Sarahi nunca la habían visto ni mucho menos habían oído hablar de ella, suficiente era interpretar lo que saltaba a la vista: que había llegado con Aceneth y por lo tanto debía ser igual o Dios no lo quiera incluso mas maldita que la propia Aceneth pues no en vano Sari había sido instruida por ésta y por Lorena, lo dicho, era motivo suficiente para relacionarla con el grado de crueldad y sadismo que debía poseer.

Tan solo fue cuestión de minutos para que Sarahi se detuviera justo enfrente de un señor aparentemente de la misma edad de Oscar aunque en realidad era un tanto mas joven pero evidentemente por la vida llevada ahí dentro delataba mayor edad. Aceneth se extrañó al ver la reacción de Sarahi que nada mas ver a dicha persona se había puesto pálida y quedado muda de momento pues no reaccionaba ni pronunciaba palabra alguna por mas insistencia de su amiga tan solo se limitaba a observar incrédula como el pobre y desdichado hombre perfectamente acostumbrado y entrenado cumplía el humillante protocolo de besarle humildemente los pies, depositó varios besos en las puntas de los zapatos de Sarahi inclusive los lamió quitándoles todo rastro de polvo y suciedad todo con tal de congraciarse con la joven y evitarse alguna posible desgracia mayor, ¡tal era el miedo y el temor con el que éstas personas vivían, en especial cuando se encontraban enfrente de alguien como Aceneth o de alguien relacionada a ella como lo era Sarahi!, instantes después el hombre se encontraba lamiendo los finos zapatos de Aceneth que groseramente levantó tantito el pie ofreciéndole la sucia suela la cual el tipo se estaba encargando de dejarla mas que reluciente, ante tal acto Aceneth de nuevo vacilaba con Sarahi al percatarse que a cada segundo que transcurría a Sarahi se le veía todavía aún mas nerviosa y desconocida.

Así se mantuvieron hasta llegado el momento en que Sarahi sin hablar tan solo con señas le expresó a Aceneth que la dejara sola ¡quería estar sola con esa persona!; evidentemente Aceneth no entendió nada pero ante la mirada insistente de Sarahi incluso un tanto suplicante se retiró por un momento al saber perfectamente que al menos ni ese hombre ni ningún esclavo representaba problema alguno para Sari y así sin entender se retiró por un momento para seguir inspeccionando, mejor dicho, divirtiéndose con el resto de la mercancía humana.

Sarahi continuaba observando con cierto temor y a la vez con curiosidad al hombre desnudo que se encontraba a sus pies al igual miedoso y tembloroso pues bien sabía de lo que eran capaces las crueles personas en especial cuando se trataban de jovencitas caprichosas y ricas tal el caso de Sarahi que acudían a comprar a un ser humano como si se hicieran de un perro y mas temor invadía a ese hombre al encontrarse a los pies de alguien que había llegado con la cruel Aceneth.

Sarahi respiraba agitadamente, intentaba hablar pero las palabras nada mas no le salían así hasta que al final tratando inútilmente de contener sus lágrimas habló, se expreso con voz temblorosa y llorosa— ¿Papá?;


Continuará…………………

LA NUEVA FAMILIA DE ALFREDO 5

Al otro día tal y como le prometieron Lorena y Aceneth pasaron por Sarahi quien ya las esperaba luciendo la pulsera y unas elegantes sandalias negras de fino y alto tacón completaban su atuendo una falda al igual negra y una blusa azul con mangas de tres cuartos. Tanto Lorena como Aceneth sonrieron maliciosamente tan solo verla tan elegante y así se dispusieron hasta llegar a su lujoso departamento fue entonces cuando Sarahi se llevó otra desagradable sorpresa.

En primer plano quedó más asombrada aún al ser testigo de tantos lujos y pensaba que sería aceptada y pasaría el día de lo mejor con sus nuevas amistades. Lorena y Aceneth se recostaron cómodamente en uno de los muebles de la sala mientras que no dejaban de sonreír ante tal asombro de Sarahi, asombro que aumentó aún más pues para su sorpresa en ese momento un jovencito presumiblemente de la misma edad de ella y Alfredo avanzaba penosamente a cuatro patas llevando sobre su espalda muy bien asegurada una bandeja repleta de bocadillos y demás botanas; el chico bandeja como le llamaban burlonamente por sus amas se detuvo hasta situarse ante los pies de ambas chicas entonces perfectamente adiestrado se acomodó en el piso en su posición a cuatro patas pero flexionando un tanto el cuerpo en especial la espalda, quedando en sí un tanto jorobado de manera que su espalda y en especial la bandeja de bocadillos quedara perfectamente al alcance de sus amas mientras que el joven adoptando una posición parecida a un camello se esmeraba en lamerles los pies; Sarahi no perdió detalle alguno observaba muy bien como el chico no les besaba los pies, se los lamía y lo hacía con absoluta devoción, humildad y entrega al igual que no perdió detalle de que el chico ¡se encontraba desnudo por completo!; era una situación de lo mas morbosa para Sarahi de la cual no podía limitarse tan solo a mirar y por lo tanto pretendió tomar asiento.

¡Oh no Sarahi, no te trajimos para esto!— la cortó burlonamente Lorena. Sarahi se quedó mirando a ambas chicas pensando que se trataba tan solo de una broma hasta que la misma Lorena le dijo sin ocultar su burlesca sonrisa— ¡ve a lavar el auto y después el piso!;

¡Pero yo no se lavar!— reaccionó Sarahi mas asustada que molesta o sorprendida.

¡Pues estás a punto de aprender!— se burlo de ella Aceneth— y mas te vale que aprendas y que lo hagas bien, anda, mueve ese hermoso trasero y quítate tus sandalias están muy bonitas y me imagino que no debes tener muchos pares así que sería una pena que las arruinaras al igual que la pulsera— Aceneth hizo una ligera pausa lo justo para sonreír maliciosamente con Lorena y al final ordenarle burlona— ¡mejor aún Sari quédate solo en ropa interior anda, fuera blusa y falda así no arruinarás tu ropa con el agua!;

Sarahi se encontraba a punto de llorar de nuevo ante esas malvadas chicas pero ni siquiera a eso le dieron tiempo en un instante entre las dos le quitaron falda y blusa dejándola solo como querían verla, en ropa interior; Sarahi mantenía la mirada clavada en el piso invadida de pena y vergüenza y nerviosa trataba de cubrirse ante las miradas lujuriosas de éstas en especial de Aceneth que no perdía detalle de admirar mas de cerca el físico y la belleza natural de Sarahi que sin perder mas tiempo se limitó aunque furiosa a obedecer pues cayó en cuenta que si ya había llegado hasta ahí no se echaría ahora para atrás ¡oh no!, tendría a como de lugar que lograr su objetivo de obtener los placeres y beneficios de los cuales esas chicas gozaban y la furia y rabia de Sarahi divertía a Lorena y a Aceneth.

Sarahi terminó agotada de lavar el auto pero esto no impidió que continuara con el piso el cual estaba mas que reluciente pero aún así lo tuvo que fregar a gatas tan solo con un trapo húmedo y con la humillación latente de encontrarse tan solo en ropa interior ante las mirada burlonas de ambas jóvenes que seguían disfrutando muy quitadas de la pena de chocolates, cacahuates, galletas y demás que contuviera la bandeja.

De vez en cuando Lorena le arrojaba una galleta a Sarahi quien por expreso deseo de ambas Sari tenía que cacharla directamente con la boca en eso un chocolate cayó cerca del pie de Aceneth y ésta lo aplasto al mismo tiempo que miraba fijamente a Sarahi quien sin que se le ordenara nada comprendió muy bien lo que la engreída de Aceneth esperaba de ella a lo que se limitó a lamer del pie de Aceneth hasta el último resto de chocolate.

¡Muy bien Sarahi, vas muy bien!— la animó Aceneth mientras cariñosamente le revolvía su cabello. Sarahi las miró a ambas desde su posición como se encontraba en el piso arrodillada a sus pies y tratando de encontrar compasión en ellas exclamó— ¡chicas no se pasen conmigo, yo ya he hecho todo lo que me han pedido!, ¿me van a aceptar?— suplicó tiernamente Sarahi y sus súplicas aunque leve comenzaron a surtir efecto aunque claro, muy a la manera de ser de ambas chicas.

¡Ah sí!— respondió Lorena con desgano ignorando la tierna expresión de Sarahi— ¡anda, cacha ésta!— le dijo al momento que le tiraba otra galleta. Sarahi muy a su pesar trató de complacer a la altanera de Lorena pero al tomar impulso y levantarse brevemente para brincar hacia atrás no solo no logró cachar la galleta sino que cayó graciosamente de nalgas al piso lo que hizo que Aceneth y Lorena se carcajearan a gusto.

¡No se burlen mas coño!— gritó furiosa Sarahi a punto de romper a llorar de nuevo— ¡ya es mucho en serio!— concluyó con la voz entrecortada.

¡Anda ya!— le dijo Aceneth entre risas ofreciéndole la bandeja que recién había zafado de la espalda del jovencito y se la acercó a Sarahi con todo lo que había sobrado— ¡cómete esto!;

¡Noooo!— se negó Sarahi— ¡ya no quiero además son sus sobras!— se expresó con asco.

¡Cómetelo!— le ordenó ésta vez Lorena.

¿Por qué no se las dan a sus sirvientes?— les recriminó Sarahi.

¡Por que tu eres nuestra sirvienta en éste momento chulita!— bromeaba Aceneth con la situación.

¡Me refiero a el!— se expresó Sarahi lloriqueando y señalando a otro jovencito al igual desnudo que se encontraba postrado en una esquina de la sala desde hacía un buen rato limpiando el piso con su lengua.

¡Oh, a el!— se expresó Lorena con repulsión— ¡acércate basura!— le ordenó con desprecio. El muchacho al instante comenzó a avanzar a gatas hasta que Lorena le gritó insultantemente— ¡camina solo sobre tus rodillas animal de mierda!; el muchacho obedeció y al hacerlo Sarahi se llevó otra sorpresa pues al ir avanzando el chico sobre sus rodillas Sarahi pudo observar perfectamente de que éste llevaba alrededor del pene una especie de anillo y aunque todo fue muy rápido pues el chico apenas estuvo cerca de Lorena se postró a sus pies impidiéndole la visión a Sarahi fue suficiente para que ésta dedujera de que Lorena lo había echo caminar de esa forma solo con la intención de que ella se percatara de dicho objeto aún así Sari no se atrevió a preguntar nada al ver una expresión extraña mas bien sádica en el rostro de Lorena a lo que optó por esperar a que a su debido tiempo fueran ella y Aceneth quienes le hicieran saber de que se trataba exactamente.

¡Éste no es digno de comerse nuestras sobras!— dijo Lorena mirando al chico que permanecía tembloroso a sus pies adorándoselos y dicho esto levantó un pie, algo que el joven sabía interpretar a la perfección a lo que acomodando el rostro de lado esperó temblando a que Lorena le propinara un cruel taconazo en la mejilla, cabe decir que el joven apenas y gritó a pesar del terrible impacto pues apenas como le fue posible siguió con el afán de continuar lamiendo los pies de su ama Lorena que continuó expresándose y comportándose en verdad de una manera cada vez mas cruel— ¡es basura, es mierda!— decía con verdadero desprecio al momento que lanzaba un escupitajo al piso y le pasaba encima la suela de su zapato para que enseguida se la ofreciera a aquel infeliz quien al instante se encargó de lamer los restos de saliva de Lorena tanto del piso como de la suela de su zapato; para finalizar el cruel acto Lorena despachó al chico dándole una patada en la boca enseguida éste se postró de nuevo a lo que la cruel joven lo levantó por su cabello y le propinó una fuerte patada en sus testículos, de nueva cuenta el chico lucho por contener el dolor tal parecía que precisamente lo habían adiestrado para soportar cualquier tipo de dolor por mas fuerte que éste fuera a lo que tan pronto le fue posible se postro a los pies de Lorena los beso y pronunciando un claro y humilde— ¡gracias Diosa Lorena!— se retiró.

¡Dios mío!— exclamó Sarahi llevándose las manos a la boca— ¡casi lo matas y no solo te da las gracias sino que encima te llama Diosa!;

¡Jajajajaja!— se carcajeó a gusto Lorena— verás Sari eso tiene explicación, sencillamente esas son las únicas palabras que éste y unos cuantos mas tienen permitido pronunciar a lo que en realidad luchan día a día por no fallar y así poder conservar su lengua— hizo una pausa para sonreír sádicamente con Aceneth, mirar con burla y desprecio al chico que de nueva cuenta se encargaba de lamer el piso en compañía del chico bandeja y continuó— ya mas adelante Sari no te sorprenda que alguno de estos imbéciles no te conteste si le preguntas o le ordenas algo pues tenemos a varios que no pueden hablar pues les hemos cortado la lengua, ¿la razón?, pues que solo dicen estupideces y lo único que nos gusta escuchar de ellos es que nos den las gracias y que nos llamen Diosas como ya te habrás dado cuenta además de que para comer mierda y tragar orines se necesita de todo menos hablar ¿no crees Sari?— puntualizó la despiadada Lorena.

¡Ajá!— atinó a contestar Sarahi cuando en realidad no acababa de digerir lo dicho por Lorena.

¡Pero de eso ya te habíamos hablado algo en la plaza Sari!— mencionó Aceneth a modo de concluir la charla al ver la cara de asombro en ésta. Y en efecto tras almorzar y estar ahí toda la tarde y parte de la noche Sarahi confirmó que efectivamente se trataban de personas indocumentadas que prácticamente Lorena y Aceneth habían esclavizado con algunas que otras artimañas y a los que solo alimentaban con sus heces y orines. Ya por la noche Sarahi siguió a sus nuevas amigas al baño que a su vez eran seguidas por el chico bandeja.

¡Bien Sarahi, ya casi eres parte de esto!— le dijo Aceneth aparentando una seriedad que no sentía, seriedad que abandonó al momento que continuó hablando y diciéndole a Sarahi entre risas— ¡lo serás después de que yo cague y te vea gustosamente comerte mis soretes!— concluyó riendo cruelmente.

Ésta vez Sarahi no habló, ¡no pudo!, tan solo cayó de rodillas y rompió a llorar histéricamente abrazándose a los pies de Aceneth lo que hizo que ésta se carcajeara al igual que Lorena y así la tuvieron unos instantes hasta que la propia Aceneth le dijo riendo— ¡claro que no tonta tu no naciste para servir ni mucho menos para ser una esclava, era tan solo una prueba y esto último una broma!— Aceneth hizo una pausa mientras le acariciaba y le pellizcaba las mejillas a Sarahi y continuó— ¡estarás aceptada tan pronto veamos como cagas en la boca de éste imbécil!— concluyó señalando al chico que las había seguido a gatas hasta el baño.

Sarahi se secó las lágrimas y los mocos y muy orgullosa se levantó diciendo— ¡con gusto!— aunque en realidad no pudo negar sentir lástima por aquel pobre desgraciado al cual ni conocía y por lo tanto no iba a interferir en sus planes a lo que ante ellas la misma Sarahi jaló del cabello al muchacho, lo acomodó en el piso y éste que ya estaba perfectamente acostumbrado y entrenado permaneció con la boca abierta y se comió por completo las heces de Sarahi por increíble que parezca casi casi con una sonrisa en su rostro y todo ante las miradas de satisfacción de Lorena y Aceneth que dijeron al mismo tiempo— ¡bienvenida!;

Antes de marcharse del departamento de Lorena y Aceneth; Sarahi se despejó de dudas en tanto que éstas le mostraron a modo de pasarela a varios de sus esclavos que llevaban un collar en el cuello y uno en el pene a modo de anillo que funcionaban como collares de seguridad de los cuales ellas tenían el control en unas pulseras que lucían en sus brazos y que al oprimir un botón provocaban descargas eléctricas muy dolorosas y estrangulamientos ya que del interior de cada collar salían en tanto los activaban unos pequeños dientecitos mas que afilados que aparte de hacer sangrar a la victima la iban estrangulando muy lentamente, de ésta manera era como éstas crueles chicas controlaban aún mas a esos pobres desgraciados que en su mayoría habían abandonado sus hogares en busca de un sueño y que en su mayoría habían caído como inocentes corderitos en las redes de éstas chicas soñando, en verdad soñando y creyendo ciegamente en las artimañas que éstas les ponían ayudadas por su belleza y juventud sin saber que tan solo los llevaban a la mas penosa esclavitud de donde no había retorno y lo mas próximo a la libertad era la muerte. Mención aparte merece que los malditos collares funcionaban a una más que considerable distancia por lo que si intentaban escapar o quitárselos era imposible pues tan solo se activaba una alarma en la pulsera y automáticamente solo se provocarían mas dolor incluso la misma muerte, sí, la tecnología avanza para beneficios de muchos y desafortunadamente para infortunio de otros.

Lorena y Aceneth se encontraban de lo más divertidas atormentando de ésta forma tan cruel e inhumana a éstas personas en especial al chico bandeja todo para deleite de Sarahi quien no se quedó con las ganas y tomando ella misma la pulsera de control disfrutó despiadadamente todo lo que quiso haciendo sufrir de dolor a sus pies a ese chico que tenía el collar en el pene y ya con la perversa idea en la mente de que mas adelante le pondría uno similar al pobre de Alfredo que aunque su situación fuese distinta y aunque nunca pensaría en escaparse Sarahi pensaba para si misma riendo burlona— ¡lo siento Alfredito pero si eres mi esclavo como a un esclavo debo tratarte!;

Fue solo hasta después de que en verdad las tres perversas señoritas se fastidiaron de oír los alaridos y lamentos del chico que yacía a sus pies implorándoles tantito de misericordia que se dignaron a dejarlo en paz entonces despidieron a Sarahi llevándola a su casa por Aceneth quien al dejarla en su hogar sin previo aviso le plantó un profundo beso en los labios a lo que Sarahi lejos de incomodarse u ofenderse le correspondió el beso para después bajarse del auto y dedicarle una de sus sonrisas mas coquetas y seductoras a la propia Aceneth quien junto con Lorena cumplieron su palabra.

Sarahi fue aceptada en el selecto club como le llamaban las chicas al negocio aún a costa de envidias por parte de otras pero el respaldo de Aceneth contó y mucho y pronto Sarahi se paseaba como una auténtica Diosa en ese mundo y sí, también se comportaba como una verdadera Diosa pues tan pronto estos cambios se dieron también cambió aún mas su carácter volviéndose aún mas déspota y arrogante, muy atrás habían quedado en el olvido las feas bromas que tanto Lorena y Aceneth se habían gastado con ella humillándola con tal de aceptarla; la instruyeron en defensa personal y Sarahi se encontraba sumamente agradecida en especial con Aceneth quien la apoyaba y la aconsejaba en todo momento, obviamente dejó la escuela, hizo que su madre dejara de trabajar y entonces llegó el momento de hacerle una visita a Alfredo en compañía de Lorena y Aceneth.

Teniéndolo de rodillas frente a ellas que así fue como Sarahi lo presentó, tan solo con unos ridículos calzoncillos, la mirada clavada al piso a los pies de las chicas fue Aceneth quien se dignó a dirigirle un sencillo mensaje, el motivo de su visita— ¡escúchame muy bien perro por que no pienso decírtelo dos veces desde éste momento ya no considerarás a Sarahi solo como tu ama pues es un ser muy pero muy superior a ti, es una Diosa así que le mostrarás aún pero mucho mas respeto, te dirigirás a ella con verdadera humildad (como si el pobre Alfredo no se dirigiera a ella con suma humildad desde un principio) y tú siendo menos que basura no mereces mas comer siquiera sus sobras así que te mostraremos tu nueva forma de alimentación y mas te vale ni un solo reproche o ya verás como te va!;

¡Fue espantoso, cruel e inhumano el momento que Alfredo vivió a continuación aunque gracias a eso obtendría una mas que merecida recompensa!; entre Lorena y Aceneth que al igual estaban mas que instruidas en defensa personal lo llevaron arrastrándolo por los cabellos a punta de golpes y patadas, lo sujetaron firmemente entre Lorena y Sarahi mientras Aceneth se acomodaba en el inodoro para soltar una espantosa diarrea a la que ella misma había contribuido justo para hacer la visita a Alfredo, entonces levantándose entre Lorena y Sarahi le hundieron la cara en el inodoro fue enfermo y asqueroso, el pobre chico se ahogaba prácticamente en la diarrea de Aceneth a lo que se vio mas que obligado a cooperar tragándose aquello con tal de sobrevivir aún no se lo acababa en cuanto Lorena y Sarahi vomitaron sobre su cara a consecuencia del fétido olor que se había formado en el baño. Lorena cruelmente a modo de lavarle la cara le orinó encima mientras le obligaban a limpiarle el culo a Aceneth con la lengua y cara; entonces tocó el turno a Sarahi.

¡Date un buen baño Alfredo y de paso quiero reluciente el piso, en un rato regresare para darte de comer mi caca y quiero todo limpiecito por que la verdad todo esto me da asco!; Lorena y Aceneth se rieron a gusto tras el cruel comentario de Sarahi, quería a Alfredo mas que limpio tan solo para que ella se disponga a defecar sobre el. Tal y como Sarahi le indicó se marchó a la sala a charlar con sus amigas por cuestión de mas de una hora hasta que las despidió entonces con una malévola sonrisa se dirigió de nuevo al baño dispuesta a destrozar por completo a Alfredo si no es que ya lo estaba, pero al empujar la puerta y entrar la malévola sonrisa desapareció de su rostro plasmándose una sonrisa mas bien de pena y lástima ¿la razón?, Sarahi no pudo ignorar el estado de Alfredo, el chico moralmente estaba destrozado, el piso limpio y reluciente con un fresco y agradable aroma que se sentía en todo el baño, el propio Alfredo al igual de limpio después de emplearse a fondo a bañarse, desnudo se encontraba arrodillado apoyado sobre la tapa del inodoro muerto en llanto, se le veía roto, sin voluntad ni dignidad; Sarahi con sus secuaces se las habían arrebatado pero faltaba la conciencia y la cordura y por ello se encontraba ahí Sarahi se le acerco, se agachó junto a el y dulcemente le acarició el cabello.

¡A ver mi amor coopera que no quiero hacerte mas daño físico, venga que sigues vivo a pesar de haber comido heces a lo que unas cuantas mas de mis heces tampoco te van a matar!— le dijo sin piedad. Alfredo era un guiñapo al cual se le manejaba sin dificultad alguna tal y como Sarahi lo hizo, le dio la vuelta, le mantuvo la cabeza de lado casi metida en el inodoro y entonces se fue bajando lentamente la falda y las bragas, le ordenó dejar bien abierta la boca para lo que se le venía; el chico obedeció mas bien por inercia que por otra cosa, Sarahi fue por un banquito se subió sobre el y graciosamente se acomodó para cagar sin problema alguno sobre la boca de su hermanastro esclavo pero pasó algo simple, de esos puntos simples que son los que muchas veces le dan sentido y chispa a la vida.

Sarahi volteó a ver a Alfredo y lo encontró tal como quería con la boca abierta con la mirada perdida hacia el perfecto trasero de ella y con esa expresión de derrota en su rostro, de humillación y de súplica y ternura. Sarahi no se comprendió a si misma pero cayó en cuenta que en ese momento lo compadeció, se enterneció, sencillamente se sintió atraída por el joven y pensó ¿Por qué humillarlo de tan infame manera?, si ya suficiente ha tenido el pobre con Lorena y Aceneth, además Alfredo era toda entrega, toda bondad, lo había sido desde un principio nunca había tenido queja alguna de el, entonces ¿Por qué empeñarse en demostrarle y restregarle su poder sobre el obligándolo a comerse sus heces?, si ya desde hacía tiempo que las cosas entre ellos estaban claras, Sarahi representaba el poder en persona y Alfredo era la sumisión y la obediencia representada en un ser vivo y si a eso se le sumaba que el chico se veía tiernamente perdido de amor por su bella hermanastra y la verdad era que a Sarahi el chico no le era indiferente, en sí Sarahi estaba confundida y gracias a esa confusión pasó por su mente la única idea clara que la llevó a tomar una sabia decisión— ¡no lo haré!— pensó en silencio— ¡no cagaré en el, soy su dueña y por tanto puedo hacerlo pero al igual que si quiero puedo evitarle tal cáliz amargo y sí quiero, así me adorará mas pues verá que como tal Diosa con sus servidores me he apiadado de el!;

Enseguida se bajó del banquito, se terminó de safar la falda y bragas ante la mirada atónita de Alfredo y coqueta le preguntó— ¡escucha y piensa rápido Alfredo!, ¿Qué prefieres comer mis heces o hacerme el amor?;

Alfredo escuchó pero no captó ni entendió nada de lo dicho tan solo continuaba conteniendo su amargo llanto y la boca abierta; Sarahi le reiteró— ¡habla idiota que mira que no tendrás otra oportunidad!, ¿comerte mis heces o hacerme el amor?;

¡Hacerte el amor!— expresó al instante Alfredo aunque lejos de creerle pues el pobre pensaba que Sarahi tan solo le jugaba una burla mayor.

¡Bien dicho Alfredo pues venga le harás el amor a tu Diosa!, ¿Por qué soy tu Diosa verdad Alfredo?;

El chico tan solo se limitó a mover la cabeza afirmativamente y a dejarse conducir por Sarahi hasta su habitación. Todo fue muy rápido e imprevisto tras indicaciones de Sarahi pues Alfredo aún no comprendía el porque de ese cambio tan brusco e imprevisto en Sarahi pero la cuestión es que en segundos se encontraban ambos sobre la cama acariciándose y besándose desenfrenadamente, Sarahi gemía de pasión y presa de la lujuria e iba guiando con sus manos a Alfredo que se encargó de estimularla y darle placer tanto con la lengua como con su miembro llevando a Sarahi a un poderoso orgasmo como nunca en su vida, Alfredo tampoco perdió tiempo y besó y dispuso del cuerpo de Sarahi por completo palpó esos pechos con los que había estado soñando cada noche desde el día en que la conoció al final Alfredo se corrió cuidando de no acabar dentro de Sari y quedando a un lado de ella exhausto pero mas que dichoso pregunto con la voz agitada— ¿Por qué ama?;

¡Tu lo haz dicho!— le respondió Sarahi al igual con la voz aún agitada— ¡por que soy mas que tu ama tu Diosa y puedo hacer contigo lo que me plazca y en este momento lo que quise hacer es disfrutar de ti y contigo y no hay mas eres mío y solo mío Alfredo recuérdalo eres mi esclavo y así como puedo elevarte al cielo y mostrarte un paraíso también puedo hundirte en el infierno y hacer que maldigas día a día el haber nacido y haberme conocido!, ¿te queda claro perro?;

¡Sí ama!— respondió dichoso Alfredo feliz en verdad a lado de Sarahi.

¡Veamos!— le dijo Sarahi mirándolo burlona— ¡quiero orinar Alfredo y quiero orinar en tu boca quiero verte tragar hasta la última gota de mi orina entonces te creeré y te prometo repetir esto alguna vez!, no pienso nunca cagar sobre ti, la verdad lo encuentro algo enfermizo obligarte a comerte mis heces bueno lo haré solo si tu quieres jijijji igual y te gustaron las de Aceneth ¿no?— bromeó con el— venga, lo dicho no pienso alimentarte con mis heces pero un poco de mis orines de vez en cuando no te va a matar y si cuenta y mucho para que me demuestres tu obediencia y fidelidad, vamos para que me demuestres tu adoración y entrega.

Alfredo no contestó tan solo y Sarahi había dejado de hablar el ya se encontraba perfectamente acomodado en el piso con la boca abierta dispuesto a complacer a su ama. Sarahi sonrió orgullosa y altanera al leer la respuesta en los labios de Alfredo. Lo había logrado, al compadecerlo y consentirlo con el acto de amor lo había amarrado de por vida adueñándose de su voluntad y de su corazón ahora Alfredo la obedecería no solo por temor sino por amor y eso era un triunfo aún mayor para Sarahi y para sus planes a lo que para sellar su victoria sobre Alfredo tan solo avanzó unos pasos y expresándose burlona le dijo— ¡así me gusta si tu eres un buen perro yo seré un tanto comprensiva contigo, no te librarás de castigos y humillaciones pero al menos créeme te evitarás penas mayores en especial cuando no sienta deseos de castigarte!— mientras decía esto Sarahi ya había descargado un potente chorro de orina y Alfredo se lo había tragado con gran esfuerzo y también algo de asco pues le era imposible evitarlo pero aunque pudiese sonar ridículo lo estaba haciendo por amor y devoción hacia su ama y no por temor pues Sarahi le había mostrado su lado tierno y cariñoso a pesar de que en días pasados se había estado comportando mucho mas cruel con el en especial desde que conoció a Lorena y a Aceneth y ya le había advertido que tanto podría ser comprensiva con el al igual que podría ser cruel y despiadada pues para eso era su ama y el su esclavo. Alfredo no pudo nunca ignorar ni olvidar el lado tierno de Sarahi ni mucho menos el día en que hicieron el amor.

Tan solo faltaba un detalle para sellar la esclavitud de Alfredo y era ponerle el anillo de seguridad en el pene y fue lo que Sarahi hizo a continuación tras una breve explicación en la que Alfredo no habló ni opinó por que Sarahi no esperaba su opinión ni mucho menos su autorización en un parpadeo acompañado de un profundo beso en sus labios Sarahi le había puesto el collar en su pene y para mayores explicaciones tan solo oprimió el botón de su pulsera y al instante un angustioso grito se escuchó en la habitación que terminó con Alfredo retorciéndose a sus pies.

¡Venga Alfredo bésame los pies recuerda que son los pies de tu Diosa!— dicho esto Sarahi continuó torturándolo con descargas mientras Alfredo llorando le imploraba piedad y perdón pues intuía que algo había molestado a Sarahi— ¡perdón ama perdón por favor detente te lo imploro!— apenas se entendía la frase pues el dolor que sentía Alfredo era en verdad intenso pero mas lo fue la cruel respuesta de Sarahi— ¡oh no mi amor no tienes por que pedirme perdón puesto que no has hecho nada que me haga enojar simplemente me apetece torturarte me excitan tus gritos Alfredo, me gusta verte llorar a mis pies por eso te castigo, por diversión por que soy tu dueña y puedo y quiero hacerlo!— concluyó sin piedad la bella Sarahi y como si no fuera suficiente añadió al tiempo que acompañaba sus palabras de otra cruel descarga— ¡además Alfredo es el precio a pagar por haber echo el amor a tu Diosa, ya disfrutaste ahora es necesario que sufras y me ofrezcas ese sufrimiento es como un tributo, una ofrenda a tu Diosa!;

Con Alfredo controlado por completo y después de que Sarahi contara a su madre las buenas nuevas y que gustosa aceptara al igual que su hija darle de vez en cuando a beber sus orines a Alfredo entonces tocó el turno de ocuparse de Oscar pues Sarahi le hizo ver a su madre que ya no lo necesitaban y la casa estaba a nombre de Yolanda por lo que quería que lo echaran pero eso significaba que Oscar se marchara con Alfredo y Sarahi quería seguir conservando a Alfredo por ello astutamente había dado un gran paso al hacer el amor con el y de esa forma tenerlo aún mas como un perrillo a sus pies aguardando el momento preciso para que con una tierna mirada de su parte y si hiciere falta unas lagrimillas lo hiciera quedar entre la espada y la pared y decidir si seguir a su padre o quedarse a lado de su ama aunque muy perversamente Sarahi tampoco pensaba despachar así por así a Oscar, ya le daría alguna alternativa.

Sarahi le daba vueltas al asunto; Yolanda dejó la decisión en su hija y ésta en Aceneth quien pensándolo un poco e investigando las actividades de Oscar dio en el clavo y sin duda alguna entre ella y Sarahi lo destrozarían.

Continuará………………………..