miércoles, 4 de agosto de 2010

CAMBIANDO EL DESTINO 3

 COMIENZAN LOS PROBLEMAS.

Sarahi vivía el día a día tal y como la rutina se lo iba marcando hasta que un día recién llegaba a su casa del colegio vestida aún con el uniforme en cuanto comenzó a timbrar su celular; Sari lo ignoró pensando que se trataba de Nemesio— ¡que se espere ese imbécil!— fue el fugaz pensamiento de Sarahi que se quitaba los zapatos para sentirse mas cómoda al ponerse sus sandalias cafés de andar por casa pero ante tal insistencia del timbrar del teléfono y al desconocer el número decidió contestar topándose con una voz llorosa y nerviosa que sin duda alguna era la voz de su madre que le pedía desesperadamente que acudiera enseguida a la casa de Norma pues algo grave le había ocurrido.

¿Pero madre, que coño te pasa?; dímelo de una puta vez por que no pienso ir para allá— le habló Sarahi tratando de controlarse y no caer en el nerviosismo pero su madre no le dio mas razones, tan solo intensificó el llanto y las súplicas para que su hija acudiera a la casa en donde ésta trabajaba y sin mas colgó.

Sarahi echó maldiciones al ver que su madre le había colgado y al final invadida por la angustia de haberla escuchado llorar y suplicar muy a su pesar decidió ir a lo que rápidamente se cambió con unos pantalones cortos de mezclilla azules, blusa rosa y partió para ahí; al paso de un tiempo considerable Sarahi se encontraba frente a la reja de la entrada a dicha casa que era demasiado presentable, Sarahi respiró profundamente para mantenerse calmada y sin mas tocó al timbre, eso sí, manteniendo un semblante altivo a pesar de que en realidad se encontraba sumamente nerviosa pues por un lado no sabía que diablos le había sucedido a su madre y por otro ya se imaginaba alguna maldita escena por parte de Norma al tenerla en su casa.

Sarahi tocó varias veces al timbre al ver que había sido ignorada y de nueva cuenta al verse ignorada pateó furiosa la reja sin importarle hacerse daño hasta que pasados unos 20 minutos apareciera por fin una maldita sirvienta, una mujer que rondaba en los 30 años de complexión gruesa, no, mejor dicho gorda, para nada agraciada, de piel morena a lo que nada mas llegar a abrir la reja Sarahi le reclamó el haberla tenido esperando de pie en el sol por 20 minutos.

¡ESTÚPIDA!; ¿Qué eres sorda al igual que tus putas patronas?, coño llevo rato aquí ¡estúpida gorda!— le gritó Sarahi groseramente sin bajar la guardia y molestándose aún mas al ver una risita burlona en el rostro de la corpulenta señora que sin pronunciar palabra alguna tan solo se limitó a hacerle una seña con la mano para que Sarahi la siguiera y le hizo la seña con una mirada de rechazo hacia Sarahi, sí, la propia sirvienta de Norma miraba con rechazo a Sarahi lo cual hizo enfurecer a ésta que de momento se contuvo y la siguió pues lo que mas deseaba era salir de ese maldito lugar sin saber que apenas era el inicio y al entrar a lo que sería la sala Sarahi mostró una expresión de absoluta indignación en su rostro ahogando incluso las palabras al tratar mas que de hablar de gritar al ver a su madre llorando arrodillada a los pies de la señorita Norma que la verdad lucía radiante con la falda azul de su uniforme pero con una blusa negra y unos zapatos al igual negros escolares de grueso tacón, zapatos que delataban reflejados en ellos lágrimas de la propia Yolanda que apenas vio a su hija avanzó casi arrastrándose hasta llegar a ella y abrazarse miedosa a su cintura.

Sarahi miró con odio a Norma exigiéndole una explicación a lo que Norma tan solo se divirtió mirándola con desprecio y altivamente.

¡Madre!; ¿Qué coño pasa?— se dirigió Sarahi a su alterada madre pero ésta no podía articular palabra tan solo lloraba sin control y balbuceaba— ¡yo no, te juro que yo no, señorita yo no!— y diciendo esto último de nuevo pretendió avanzar arrastrándose hacia los pies de Norma pero Sarahi la detuvo ayudándola a levantarse pero su madre se negó, en realidad estaba muerta de miedo y se veía mas frágil que un papel empeñándose en continuar suplicante y de rodillas.

¡Coño madre que mierda te pasa, levántate por los mil demonios!— Sarahi comenzaba a perder la poca paciencia que presumía tener, enseguida se dirigió furiosa a Norma— ¡tú, perra, explícate o te jodo a golpes!;

¡Jajajajajajaja!— fue la respuesta de Norma; una cruel y fuerte carcajada apoyada de nuevo por su gorda y fea criada lo que hizo enfurecer todavía más a Sarahi que al no ver respuesta en Norma se olvidó de que se encontraba en la propiedad de ésta y se fue decidida sobre ella solo que la pobre Sari avanzó casi nada pues al instante fue detenida por el cabello por Dolores que era el nombre de la gorda criada y que ya se encargaría de hacerle honor a su nombre a costa de Sarahi.

Norma continuaba con su cínica sonrisa y Sarahi gritando y pataleando al no poder safarse de la odiosa gorda que la mantenía sujeta fuertemente por su cabello con sus manos.

¡Suéltame maldito engendro suéltame!— gritaba histérica Sarahi.

A una señal de Norma; Dolores bajó la intensidad pero no la soltó, la mantuvo firmemente doblándole una mano a la espalda a Sarahi que solo se contuvo al oír hablar a Norma.

¡Es sencillo Sari!— se expresó con desprecio la señorita Norma— ¡tú madre es una ladrona e irá a prisión por intentar robar finas joyas mías y de mi madre a no ser que tú intercedas por ella aceptando mis condiciones!;

¡Mientes!— gritó Sarahi al mismo tiempo que contemplaba impotente como su madre continuaba deshaciéndose en llantos y súplicas hacia Norma que prosiguió sonriente— ¡es sencillo Yolanda por que mira que lo último que deseo es tener una charla amena contigo y con la puta de tu hija, si no quieres ir a prisión por ladrona quiero que tú hija trabaje en ésta casa a partir de mañana como mi sirvienta personal por supuesto, sin recibir un solo peso de sueldo pues por lo contrario eres tú quien nos deberá a nosotras por tan gentil acuerdo pues en verdad que es un trato injusto!— concluyó irónicamente.

Sarahi quiso insultar, maldecir, gritar e intentar hacer mil cosas con un semblante de horror en su rostro al escuchar tales palabras con sus ojazos bien abiertos pero no pudo y no pudo no por el asombro al escuchar todo esto de labios de Norma sino por lo que escuchó de labios de su madre que no opuso resistencia alguna.

¡Sí Sari, es un trato justo acepta por favor, te lo ruego, no quiero ir a prisión hija!— le dijo al momento que avanzaba de rodillas hacia su hija lo que provocó la indignación en Sarahi y la risa en Norma.

¡Ya oíste Sari, obedece a tu madre jajajajaja será un placer tenerte como mi sirvienta y encima sin sueldo!;

¡Noooooo!— gritó Sarahi— ¡coño mamá reacciona!; ¿Qué no te das cuenta que todo ha sido una trampa?, venga vámonos saldremos de ésta— gritaba histérica Sarahi incapaz de poderse librar de los poderosos brazos de Dolores y mas impotente se sintió al oír el descaro de Norma en sus palabras.

¡Así es Sarahi, es una treta y la estúpida de tu madre ha cooperado perfectamente sin saberlo!; tengo fotos con lo necesario para hundirla y un testigo que es Dolores pero como no quiero hundirla, lo dicho, ¡te quiero a ti, tú eras la presa y el premio en éste juego así que sobran las palabras!;

Era cierto; Yolanda con su ignorancia y su miedo de sentirse siempre tan inferior ante Rosa y su hija Norma, sencillamente se moría de horror de solo pensar que éstas con sus influencias la hundieran en prisión a ella y a su hija pues había sido la principal amenaza de Norma, que metería con engaños presa a Sarahi a lo que Yolanda optó por decidir que preferible sería tener a Sarahi prácticamente también presa pero en casa de Norma que en una triste correccional de mujeres, por ello se había resignado en dar por su lado a Norma pero no así Sarahi quien esperaba como era lógico que su madre se defendiera y juntas luchar para demostrar su inocencia pues a decir verdad aunque se hubiese dado el remoto caso de que su madre fuese culpable del robo de joyas, Sarahi hubiese optado por dejarla en prisión que convertirse en criada de Norma pero la realidad era otra y era que su madre se moría de miedo y confusión y con su mirada perdida le daba a entender que ella no movería un solo dedo por su defensa ante tal injusticia condenando con ello a Sarahi, dejándola en manos y poder de Norma pero a todo eso Sarahi intentó defenderse.

¡Pues no acepto madre, ya veremos que hacer, yo me largo de aquí!— gritó Sarahi decidida, solo que Dolores no la soltó; su madre no reaccionó a su favor y Norma se encargó de aclararle su futura situación.

¡Oh Sari que pena!— le habló Norma irónicamente— ¡déjame decirte que no necesito que aceptes pues al venir aceptaste pues tu madre, te digo, ha cooperado con creces con su estupidez!— hizo una pausa para enseguida indicar a su sirvienta con una enorme sonrisa en su rostro— ¡y ahora Dolores, muéstrale!— dicho esto Dolores aplicó fuerza y presión sobre los hombros de Sarahi hasta que en contra de su voluntad ¡la obligó a arrodillarse ante la señorita Norma y su cínica sonrisa!;

¡Nooooooooooooo, nooooooooooooooooooo maaaaaaaamaaaaa mamita ayúdame!— gritaba tristemente Sarahi al verse por primera vez humillada aunque en contra de su voluntad, aunque sometida a la fuerza pero humillada al fin ante su mas odiada enemiga y al tiempo en que Norma avanzó hacia Sarahi, Dolores estudiando a la perfección el caminar de la señorita Norma obligó lentamente a Sarahi hasta dejarla con la cara pegada al piso a los pies de Norma justo para que ésta le pisara la cara prosiguiendo a limpiarse la suela de su zapato en la tierna cara de Sarahi viéndose opacada por sus lágrimas.

¡Mamaaaaaaaaa!— imploró Sarahi ayuda pero su madre hizo mas caso a las palabras de Norma retirándose y entregando a Sarahi a un cruel destino, a un destino al cual ella misma había contribuido por medio de su ignorancia y su inexperiencia y mas que nada a su increíble actitud sumisa y resignada ante Norma y su madre Rosa.

¡Vete Yolanda, continúa con tus labores!— le ordenó Norma sin dejar de pisarle la cara a Sarahi— que lo que falta por ajustar lo haré con Sarahi— concluyó.

Yolanda se retiró de momento haciéndose sorda al amargo llanto de su hija a lo que Norma ejerció más presión en la cara de Sarahi que no se quejó por ello.

¡Verás Sari, lo lógico y correcto sería que tú misma te hubieses arrodillado por tu propia iniciativa pero como nunca te he considerado una persona sino un animal, una mula, una bestia; entonces por eso es que Dolores se encargará de domarte y por lo que respecta a mí, te educaré y te enseñaré como se le hace a una bestia, a golpes!— sentenció cruelmente la señorita Norma y por fin retirando el pie de la cara de Sarahi para que enseguida Dolores la volviera a dejar de rodillas ante la joven Norma.

Pasados unos instantes, Sarahi contuvo el llanto y a pesar de verse envuelta en una confusa y difícil situación, se empleó a fondo para recuperar su habitual carácter y demostrarle así a Norma que no le temía en lo absoluto.

¿Y dices que seré tu sirvienta?; te lo advierto Normis, es mas fácil que te salga envenenando que sirviendo, sencillamente por que no se hacer nada, ni lavar, ni cocinar, ni planchar, naaaaaaada— se rió Sarahi pero Norma lo hizo mucho mas fuerte.

¡Jajajajajaja oh no querida Sari, para todas esas cosas tengo a la puta de tu madre y a Dolores para supervisarla que no me envenene!— hizo una pausa y mirando con desprecio a Sarahi continuó— ¡a ti te quiero para otras labores que te aseguro irás aprendiendo a punta de golpes, ya verás de que se trata, ya verás!— concluyó amenazante.

Y bueno, para empezar, voy a realizar algo que siempre he deseado hacer contigo desde que te conocí: ¡ponerte en tu lugar, verte humillada ante mí! Y para que vayas entendiendo de que se trata y lo que te espera y lo dicho; día a día te presentarás ante mí a mi servicio tan solo salgas del colegio y si no, hundo a tu madre que como comprobaste hace muy bien su papel de perra ¿y no se?, con su miedo a lo mejor y termina cooperando hasta para hundirte mas.

Sarahi se dispuso a insultar pero Norma se tronó los dedos y a su señal Dolores se llevó a Sarahi hacia el jardín arrastrándola por los cabellos ante la aprobación de Norma que sabía muy bien lo que seguía y disfrutaría paso a paso lo que se había llevado de tiempo en planear la destrucción de Sarahi hasta aplastarle por completo lo que sabía que mas le dolería perder: ¡su dignidad y su orgullo!;

Norma se tomó su tiempo para seguir a Dolores al jardín y justo cuando lo hizo ésta ya tenía a Sarahi tal cual como Norma se lo había ordenado; la tenía desnuda, sí, desnuda completamente; Sarahi gritaba como nunca lo había echo invadida de la rabia, la indignación y vergüenza que sentía al encontrarse impotente y humillada ante Norma, tan indefensa pues la maldita de Dolores la había amarrado de los brazos uniéndoselos y levantándoselos, había unido el amarre a un gancho que previamente había acomodado con otra soga a los extremos de unas esquinas y postes de donde se encontraban; en sí, Sari estaba colgada como una piñata lista para romper y quien la rompería sería precisamente la señorita Norma que en verdad ya estaba saboreando el momento mientras que Dolores se entretenía empujando a Sari por el gancho, solo era cuestión de empujarla para que su cuerpo avanzara a la dirección de Norma.

Sarahi a pesar de todo, de nueva cuenta se armó de valor con ayuda del odio y la repulsión que sentía por Norma e intentó jugar con la situación.

¿Qué tanto me ves perra?; lo que vayas a hacer hazlo de una puta vez ¿o es que acaso?, ahhhhhhh claro, me admiras los pechos y mi trasero, ¡por que tengo mejores pechos que tú y mejor trasero tanto que Mantegroso pagaría por besármelo!;

A todo esto Norma no contestó, tan solo intensificó aún mas su sonrisa cargada de burla y desprecio hacia Sarahi y así mirándola le mostró sin hablar lo que pretendía hacer con ella pues lentamente se levantó la blusa para mostrarle a Sarahi un grueso e intimidante cinturón negro que en ese momento se estaba quitando y que hacía juego con sus zapatillas del mismo color pues se había cambiado de zapatos; se entretuvo segundos meneando el cinturón hasta que sonriente expresó— ¡no sabes como añoré esto, tenerte justo como te tengo, indefensa para darte la tunda de tu vida!— y dicho esto no perdió mas tiempo y en un rápido movimiento ¡zasssss!, le propinó un cintarazo justo debajo de los pechos en la desnuda y blanca piel de Sarahi.

¡Ahhhhhhh!— gritó Sari que no se esperaba el golpe y luchó por contener el dolor pues poco o nada podía hacer estando en verdad indefensa; Norma se tomó su tiempo y zassss, otro cintarazo, ésta vez en las rodillas y enseguida otro en sus blancas nalgas; Norma le dio la vuelta a Sarahi mientras le propinaba el tercer cintarazo y burlona le advirtió— ¡vamos Sari, dí lo que sabes que quiero escuchar, suplica, suplícame como una perra que no continúe anda no sabes como lo deseo!;

¡Nunca maldita puta nunca voy a suplicarte!— fue la respuesta con determinación por parte de Sarahi.

¡Ya veremos!— le contestó Norma acompañando sus palabras con otro cintarazo en la espalda y otro de nuevo en las nalgas seguido de muchos mas. El llanto fue inevitable pero el orgullo en Sarahi contaba y mucho; lloraba, gritaba, eso era irreversible ante la cantidad inmisericorde de cintarazos con los que Norma la estaba castigando por todo su cuerpo y que ya hasta se le habían cansado los brazos.

Sí, Sarahi estaba sufriendo pero soportando increíblemente el dolor y no se veía de donde comenzara a suplicar lo cual desesperó a Norma.

¡Suplícame maldita suplícame que me detenga!— le gritaba histérica.

¡Mas fuerte!— exclamó Sarahi representando a la perfección su valentía— ¡que apenas y siento el contacto!;

Norma intensificó el ritmo pero era inútil, Sarahi no cedía; Norma se detuvo por un momento respirando agitadamente y observando las líneas y marcas rojas que se reflejaban aún mas en la blanca piel de Sarahi y la cruel muchacha sonrió perversa al observar como Sarahi lloraba impotente ante tal castigo, sin duda alguna la había humillado al cintarearla sin compasión alguna y teniéndola desnuda pero la humillación no culminaría con éxito hasta que Sarahi suplicara y Norma así se lo hizo saber.

¡No me detendré hasta oírte suplicar e implorarme que me detenga!;

Sarahi hizo un esfuerzo y al final logró fingir una leve y triste sonrisa— ¡pierdes tu tiempo!— se expresó orgullosa y digna. Como respuesta Norma cambió de táctica y ésta vez hizo gritar aún mas fuerte a Sarahi.

¡Ayyyyyyyyyyyyyyyyyyyy!— Norma le había propinado otro certero cintarazo en la espalda pero ésta vez la golpeó con la hebilla y sin compasión la castigó con tres golpes mas con dicha hebilla en la espalda y al ver que Sarahi intensificaba sus gritos y llantos pero seguía aferrada a no rendirse y suplicar, Norma decidió dejar de golpearla— total— pensaba— no es cuestión de aligerar las cosas, ya caerás, te iré dando por donde mas te duela, entonces disfrutaré aún mas el momento cuando te vea llorando e implorando piedad a mis pies— concluyó sus internos y profundos pensamientos.

¡Bájala Dolores!— fue la orden de la señorita Norma.

Al instante la gorda sirvienta tan solo safó el nudo de la soga del gancho y cruelmente dejó caer a Sari que simplemente se dio un fuerte golpe al impactar su cuerpo con el piso al caer bocabajo. Norma se acercó y contribuyendo mas a su crueldad apoyó su tacón justo en una marca de la espalda de Sarahi que se había plasmado gracias a uno de los contactos con la hebilla y sonriendo en verdad con malicia hizo presión y le hundió el tacón moviéndolo de lado a lado.

¡Auuuuuuuuuuuuuu!— se quejó penosamente Sarahi aullando de dolor.

¡Vamos Sari, implórame misericordia y quizás la tenga!, si no me ruegas no puedes saber si tendré piedad contigo— la atormentaba la joven Norma disfrutando el momento.

¡Púdrete!— le respondió entre llantos Sarahi a lo que Norma se paró prácticamente sobre la lastimada espalda de Sarahi haciéndole daño al irle clavando los tacones, en verdad estaba disfrutando al torturar a la pobre Sari; Norma sencillamente se sentía y lo era en ese momento realmente poderosa, parada, pisando a la odiada Sarahi que yacía bajo sus pies desnuda e indefensa aullando de dolor pero entregada en cuerpo y alma a no claudicar, a no suplicar; prefería seguir soportando el sufrimiento y el dolor, prefería hacerse amiga de ellos que darle gusto a su enemiga. Norma la veía sonriente en tanto que Dolores opinó— ¡tal vez un hebillazo en la cara la haga recapacitar, tal vez al ver volar uno de sus dientes la haga cambiar de opinión y comportarse con humildad!, ¿no cree señorita Norma?— puntualizó la malvada sirvienta con toda la intención de que la señorita hiciera realidad sus palabras.

¡Oh no no no Dolores!— le contestó Norma con una bella sonrisa aún parada sobre la espalda de Sarahi— ¡su carita será lo último a explotar, créeme, aún estoy pensando como!— en ese momento Norma por fin se dignó a bajar del cuerpo de Sarahi quien suspiró aliviada. Enseguida Norma se agachó y sonriendo le rectificó a Dolores— ¡sí, su tierna carita será lo último que le destroce!; dicho esto se quedó contemplando a Sarahi que se mantenía inmóvil, en parte por que continuaba amarrada de pies y manos y en parte por que el dolor y el ardor que sentía eran intensos a lo que tan solo se limitaba a permanecer callada y quieta.

Norma la contempló cuanto quiso con una expresión de triunfo en su rostro al ver a Sarahi llorar y sufrir, al final hizo un ruido que provenía de su garganta y la malvada chica soltó un asqueroso salivazo que se estampó en el rostro lloroso de la pobre Sari que nada podía hacer y nada hizo para evitar el humillante salivazo que lentamente se iba resbalando por su mejilla; en ese momento llegaba Rosa, la madre de Norma, vestida con un traje azul tipo ejecutiva y unas zapatillas negras de mediano tacón y desde que se iba acercando no ocultó su felicidad al observar tal escena con Sarahi desnuda a los pies de su hija.

¡Jajajajajaja veo que ya comienzas a darle uso a tu nuevo juguete!;

¡Ay sí mami perdona que no te haya esperado pero es que no pude resistirme!;

¡Jajajaja que va!— comentó doña Rosa— ¿y que tal?, ¿la perra ya sabe comportarse?;

¡No!— respondió muy tranquila Norma— pero no tengo ninguna prisa— concluyó muy sonriente.

¡Claro hija pero hay que ir poniendo los puntos sobre las ies desde el principio!, a ver, al menos ya le indicaste ¿Cómo debe mostrarte sus respetos?;

¡Pueeees no!— contestó Norma.

Su madre sonrió de una manera aún mas cruel de la que lo hacía su hija y avanzando decidida le propinó una patada en su costado a Sarahi que la hizo aullar de dolor al sentir el terrible impacto de la punta del zapato de Rosa— ¡a ver perra vete enterando que de aquí en adelante cuando estemos en tu presencia lo primero que harás es arrastrarte y besarnos los pies, a ver, bésame los pies y después los de mi hija venga que no tengo toda la tarde!;

Sarahi no hablaba, aún se retorcía de la patada y ni siquiera había digerido la orden cuando recibió otra patada— ¿Qué no oíste perra?; está bien que seas un animal salvaje pero coño creo que al menos intentas hablar el mismo idioma venga, ¡bésanos los pies!— le ordenó de nueva cuenta, ésta vez dándole un pisotón en la espalda y haciéndole una seña a Norma para que se acercara y nada; Sarahi no obedecía a lo que Rosa le pidió el cinturón a su hija y zas, un fuerte cintarazo fue lo que le propinó a Sarahi.

¡Ayyyyyyyyyyyy!— no gritó, chilló la pobre Sari pues Rosa era de complexión gruesa y sin duda puso todo su empeño en lastimar a Sarahi aparte de que ejercía mayor fuerza que Norma.

¡A ver si nos vamos entendiendo perra!— le decía mientras la surtía a cintarazos por todo el cuerpo— así se trata a las mulas como tú, ¡bésale los pies a mi hija!;

¡Yaaaaaaa yaaaaaaaa!— gritó Sarahi quien por instinto y reflejo ante tal castigo actuó como su mente le indicó, olvidó orgullo y todo para avanzar tantito arrastrándose pues no podía hacerlo de otra forma y finalmente lo hizo, ¡se humilló ante Norma!, le había besado los pies y como Rosa no detenía el castigo, Sarahi había dejado apoyado su bello rostro sobre los zapatos de Norma y sintió pánico al oírla— ¡lámelos Sari, lame mis zapatos!— lo hizo; Rosa había detenido el castigo y miraba orgullosa y sonriente como Sarahi lamía los zapatos de su hija.

¡Ahora los míos!— fue la siguiente orden de la señora. Sarahi penosamente se dio la vuelta como pudo y en segundos se encontraba besando los zapatos de doña Rosa— ahora, segundo punto a tener en cuenta en tu mugre cabezota, ¡nos llamarás amas puesto que eres una perra, las perras tienen amas, dueñas y nosotras somos tus amas, tus dueñas!, venga, quiero oírte.

Sarahi respiraba agitada, luchaba con todo por contener el sufrimiento y la pena que sentía en aquellos momentos pero en cuanto pudo se expresó— ¡malditas malditas sean!;

¡Noooooo así noooooo!— le contestó burlona doña Rosa. Sarahi trató de incorporarse, imposible, al estar amarrada y por que Rosa le atinó una patada en su estómago.

¡Lo dicho, aprenderás a golpes!— se burló a sus anchas la señora volviéndola a patear sin consideración alguna.

¡Sí, lo que te digo mamá!— intervino Norma— es muy terca pero mira, es un gran adelanto el que nos haya besado los pies.

¡Par de putas!— se expresó Sarahi con todo el rencor que le fue posible demostrar.

Rosa le sonrió con desprecio, alzó el pie en clara intención de aplastarle la cara.

¡Nooooooooooo mami!— la detuvo Norma— en la cara no, su cara es exclusivamente para mí, venga no le hagas daño en la cara que mira que me lo estoy pensando muy pero muy despacio y te prometo que será un solo golpe pero letal que la marcará de por vida— hija y madre intercambiaron una cruel sonrisa; Rosa se agachó tantito y le soltó un tremendo salivazo en la cara a Sarahi que lloraba de rabia y humillación y que ante todo les gritó— ¡malditas perras púdranse pu……!

Rosa no la dejó terminar, la pateó de nuevo en el estómago.

¡Bah!— expresó Norma con fastidio— tengo hambre, vamos a almorzar.

¡Sí!— le contestó riendo su madre— en cuanto a ésta perrita le vendría bien un baño y sin dejar de reír jaló por los cabellos a Sarahi que se deshacía en insultos y maldiciones y la aventó sin piedad justo cerca de la alberca a nada de caer diciéndole a Norma— ¡venga hija haz los honores!;

Norma entendió el cruel juego y lentamente se acercó; Sarahi se había callado y las miraba nerviosa más no miedosa; Norma le sonrió y tan solo la empujó tantito con el pie y aventó a Sarahi a la alberca.

Al instante se apreciaban los movimientos desesperados de Sari que al estar atada de brazos y pies nada podía hacer; gritaba, maldecía, balbuceaba; de gritos fuertes cada vez fue descendiendo su tono de voz; ¡se ahogaría!, sin duda alguna se ahogaría.

Mientras tanto Yolanda que había estado observando escondida llegó corriendo y se echó suplicante a los pies de Rosa— ¡por favor Rosa te lo imploro por piedad, morirá, mi hija morirá, por piedad!— le decía mientras por la desesperación cubría de besos los pies de Rosa.

¡Ama Rosa!— la corrigió ésta— las reglas cambian Yolanda, para tu hija como para ti así que vete enterando, nos llamarás amas, salvo lo contrario en que te lo indique, tú y tu hija se moverán a cuatro patas por la casa, no hablarán sin nuestro permiso, cuando quieran decirnos algo restregarán sus carotas sobre nuestros pies como lo que son, unas perras; los pendientes se los iré enseñando a punta de cintarazos así que advierte a tu hija— puntualizó la señora.

¡Sí ama, sí ama Rosa pero por piedad, mi hija se está ahogando!;

¡Jajajajaja muy bien Yolanda, eso está muy bien, ama Rosa, vaya aprendes rápido, el problemita será tu hija pero ya la iremos amoldando pero bien por ti!— se burló totalmente Rosa de la angustiada Yolanda mientras le acariciaba la cabeza como lo haría la dueña de una mascota.

¡Sácala Dolores!;

Enseguida ésta se quitó los zapatos y ¡órale!, se echó a la alberca para acto seguido sacar sobre el hombro a Sarahi; la dejó estirada sobre el piso, inconsciente, estaba desmayada.

¡Ve por su ropa Yolanda y ya te la puedes llevar por hoy, dile todas las indicaciones y la quiero mañana apenas salga del colegio, en especial hazle ver lo jodida que le puede ir si intenta alguna estupidez hacia nosotras!;

¡Sí ama Rosa!— fueron las palabras de la sumisa Yolanda quien se disponía a ir por las cosas de su hija.

¡Jajajajaja coño Norma como no se nos ocurrió antes y mira que cuantos dolores de cabeza nos dio ésta infeliz!— Rosa se dio la vuelta al verse ignorada por su hija y se acercó al observar que ésta ponía énfasis en la pulsera de oro de Sarahi que portaba en su brazo izquierdo.

¡Mira mami, esto no es para ésta perra además quien sabe a quien se la robó o a quien le vendió las nalgas así que me la quedaré!— y tal y como lo dijo le quitó la pulsera a Sarahi.

¡Claro hija!— la animó su madre— además acuérdate que su madre intentó robarnos primero.

¡Sí jajajajajaja!— se burlaron cruelmente y se retiraron para que Yolanda haga lo propio con Sarahi.

 FIRME VOLUNTAD DE SARAHI.

Mas tarde en casa de Sarahi por increíble que pareciera, su madre la reñía en lugar de compadecerla ¿Qué lo sentía?, ¿Qué le dolía por lo que estaba pasando su hija?; ¡por supuesto que sí!, pero eso no le quitaba de la mente a Yolanda que todo era consecuencia de los actos de su hija y de su eterna rivalidad con Norma, que a eso la había llevado, a ser su sirvienta, mas bien esclava de medio tiempo, como Rosa la había llamado.

¡Ay ya mamá ni que fuera para tanto!— se expresaba Sarahi por orgullo que por otra cosa— ¡uyyyyyyyyyyyyy no me frotes tan fuerte!— le decía mientras su madre le untaba pomadas, cremas y demás que había encontrado en casa para aliviarle el dolor y ardor en especial en su espalda; suerte que Yolanda sabía de remedios y que tratándose de su hija sin duda se esmeraría en dejarle la piel como nueva y mas tierna que la de un bebé.

¡Hija por Dios!— trataba Yolanda según ella de hacer entrar en razón a su hija— ¡trata de llevar la fiesta en paz ahora con la señorita Norma, no hay de otra hija, ruégale, humíllate ante ella, sí, se que te dolerá en el alma pero puede que logres que se compadezca de ti y eso te evitará sufrimientos mayores!;

Sarahi se había quedado mirando a su madre muy divertida y al final soltó una gran carcajada— ¡jajajajajajajaja ay mamá que patética eres en serio!; ¿Qué crees que por esto me van a doblegar?, ¿acaso crees que me han vencido?, bah cintarazos, ¿es todo lo que tienen?, mira que yo las hubiese azotado con un látigo, eso sí debe doler, zasssss— se expresó Sarahi con burla imitando y haciendo la seña de azotar con un látigo y riéndose de su madre y sus consejos.

¡Ayyyyyyyyyyy!— gritó Sarahi al momento que su madre hizo presión sobre una zona lastimada de su espalda— ¡no tan fuerte mamá!— se quejó Sari.

¿Qué?, ¿no que fueron caricias?; por que eso me quieres dar a entender, ¡despierta Sari por Dios!, despierta y acepta tu destino hija y te aseguro que vivirás mas tranquila, la señorita Norma es mejor que tú……

¡CALLATE!— gritó Sarahi al instante levantándose y mostrando un semblante en verdad invadido de furia, de rabia al haber oído de labios de su propia madre que Norma era mejor que ella.

¡Norma y su madre son unas putas y a la mierda con el destino, a la mierda con la suerte y a la mierda contigo, tú y tu estupidez han contribuido a que yo esté como estoy, eres una bruta!; ¿Cómo fuiste a caer en la trampa de ellas?, ¡bruta mas que bruta!;

Zassssssssss; una bofetada se estampó en el rostro de Sarahi.

¡No me hables en ese tono Sarahi, cállate ya por favor!;

¡No me callo no me callo!— gritó Sarahi que al parecer la bofetada solo la hizo enfurecer mas— ¡mira mamá, puedo tolerar muchas cosas, la ruptura entre tú y mi padre, el que me hayan parido y traído a éste mundo en medio de ésta puta miseria y lo que tú quieras pero no me vengas con que Norma es mejor que yo, por que te juro que algún día, algún día, yo cambiaré mi suerte y mi destino!; ¿Cómo?; ¡no lo se pero te juro que lo haré así tenga que entregarme en cuerpo y alma al Diablo pero te juro que algún día, Rosa y Norma se arrastrarán ante mis pies como las mas miserables de éste mundo y te juro que temblarán de miedo ante mi presencia!— concluyó Sarahi con la mirada mas perversa que se pudo reflejar en su bello rostro.

¡Sí, claro, lo que digas princesa sin trono!— se burló su madre de ella tratando de que con la dureza en sus palabras la hiciera recapacitar.

¡Yaaaaaaa mamá!; ¿Por qué te burlas de mi?, tú siendo mi madre deberías de alentarme y no solo no lo haces sino que te muestras como una perra sumisa ante ese par de putas, tal parece que disfrutas viéndome humillada ante ellas— Sarahi de nuevo lloraba al sentirse impotente en esos momentos; su madre ignoró sus fuertes palabras y optó por abrazarla, Sarahi se desahogaba llorando abrazada a su madre y fue cuando se separó de ella que se percató que no tenía su pulsera, entonces sí que se puso histérica.

¿Mi pulsera?, ¿Dónde diablos quedó mi pulsera?, ¿Mamá, tú me la quitaste?;

¡Que va hija no se de que me hablas!;

¡Norma!— exclamó Sarahi tronándose los dedos— ¡esa puta mal parida!— dijo disponiéndose a salir, su mamá la sujetó— ¡alto Sarahi!;

¡No mamá que Norma me robó mi pulsera, me la robó descaradamente ella sí que es una ladrona, esa pulsera es mi adoración, tiene que devolvérmela tiene que hacerlo!— gritaba pataleando y llorando al estar sujeta por su madre y entender tristemente al final de que había perdido su pulsera.

Sí, Norma se la había robado descaradamente y de nueva cuenta su madre le hacía prometer que al otro día no hiciera ni el más mínimo reclamo a la señorita Norma, su pulsera era historia, Sari se dispuso a tratar de conciliar el sueño, sería una larga noche en donde conseguiría de todo menos la paz que necesitaba para dormir y lo dicho, se la pasó llorando hasta que se quedó dormida.


Continuará………………………

CAMBIANDO EL DESTINO 2

 MANTEGROSO.

Sarahi había perdido el control de sus actos y se le veía dispuesta a acabar con Norma pues no dejaba de aplastarle la cabeza y no lo haría hasta verla inerte, inmóvil, muerta; pero no todo estaba escrito y de pronto una voz salvadora intervino para suerte de Norma evitándole la muerte y quizás para suerte de Sarahi evitándole convertirse en una asesina.

¡Basta Sarahi ya tuviste suficiente basta ya!;

¡Noooooooo!— gritó Sarahi enfurecida sin percatarse siquiera de quien se trataba, de quien la había alzado de la cintura haciéndola a un lado para liberar así a Norma. Sarahi luchaba enormemente con tal de liberarse de aquellos fuertes y firmes brazos para volver a torturar a Norma hasta matarla.

¡Déjame déjame, quiero matarla, voy a matarla solo así me dejará en paz!— insistía con furia Sarahi.

¡Basta!— gritó firmemente el joven y a continuación la soltó; Sarahi se dio la vuelta echa una fiera y enfureció aún mas al ver que se trataba de Mantegroso.

¡Tú, estúpido!; ¿Cómo te atreves a intervenir?, ¡maldito Mantegroso!— le habló con absoluto desprecio al momento que se pasaba sus manos por su cuerpo a modo de limpiarse por donde el chico la había sujetado— de seguro me dejaste grasa en mi fina piel— le dijo con la única intención de humillarlo y dicho esto quiso de nuevo irse sobre Norma pero el joven la sujetó a lo que Sarahi solo logró darle una patada en su costado a Norma.

¡Déjame maldita sea voy a matarla ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh!— Sarahi rompió a llorar al verse incapaz de liberarse del chico que no hablaba tan solo continuaba sujetándola asombrado al contemplar la rabia y el odio reflejado en el llanto de Sarahi hacia Norma— ¡Dios mío!— pensó en silencio el chico— en verdad que si no intervengo Sarahi la mataba.

¡Cálmate por Dios Sarahi tú no eres una asesina!;

¡No me digas que no ser animal y suéltame; odio que me toques, odio que me mires, odio que me hables, odio que existas, te odio!;

El chico a pesar de éstas insultantes palabras no la soltó al verla aún muy alterada y para cooperar con el enojo de Sarahi le besó el cuello susurrándole burlonamente— ¡en cambio yo te amo y adoro que existas!;

¡Estúpido!— gritó Sarahi luchando por liberarse y al no lograrlo le habló llorosa y en un tono mas tranquilo— ¡suéltame, no le haré mas daño pero suéltame, me vas a marcar los brazos!;

El chico obedeció y apenas lo hizo sintió un fuerte impacto en sus mejillas; Sarahi le estampó dos bofetadas y con una expresión mezcla de resentimiento y desprecio le dijo— ¡eres un idiota, mira que no hay nadie por aquí y los accidentes ocurren, hubiese acabado con ella y nadie me hubiese podido culpar!— hizo una pausa y sin cambiar aquel semblante de resentimiento y desprecio concluyó diciéndole— ¡vete al diablo Mantegroso!;

El joven tan solo sonrió al ver a Sarahi un tanto mas tranquila al menos ya no con deseos de matar a Norma que apenas y se recuperaba; el chico la ayudó a levantarse a lo que Sarahi burlona empujó a ambos— ¡ay que linda pareja, los dos mugrosos, uno de lodo y el otro de grasa jajajaja, anda, llévate a tu noviecita y déjenme en paz!;

El joven acompañó a Norma hasta su auto y ésta entre llantos le suplicó que la acompañara hasta su casa, que se quedara con ella pero a pesar de verla tan mal, Mantegroso se negó al percatarse que Sarahi recogía su mochila para irse y el necesitaba hablar con ella por eso fue que la andaba buscando hasta dar con ella detrás de la cancha a lo que tan solo se limitó a dejar a Norma dentro de su auto, le dio sus zapatos y le pidió que se esfumara de ahí antes de que Sarahi enloqueciera y lo metiera en mas aprietos; Norma tan solo un poco mas calmada lanzó maldiciones a ambos y se marchó.

Enseguida Mantegroso se dirigió hacia Sarahi que se encontraba sentada en una banqueta sonriente pues al recuperar su humor habitual trataba de plasmar en su mente todo lo que le había echo pasar a Norma.

¡Largo Mantegroso, fuera de mi vista!— le dijo Sarahi entre risas aunque aparentando estar molesta cuando vio al chico dirigirse hacia ella.

¡Venga Sari, necesito hablarte, te ando buscando desde hace rato y mira que gracias a eso llegué a tiempo para evitar que cometas una tontería!;

¡Bah!— se expresó burlona Sarahi— ¡ya te dije que no quiero verte ni mucho menos hablar contigo, no estoy de humor!;

¿Ah no?— le contestó de igual manera burlón el joven— pues a mi me parece que te sientes feliz.

¡Bueeeeeno!— se corrigió Sarahi— no estoy de humor para hablar contigo en serio que me produces náuseas— concluyó mirando altanera y arrogante al joven que no haciendo caso a los despectivos comentarios de la chica continuó suplicante— ¡por favor Sari no te quitaré mucho tiempo!; al pronunciar éstas palabras; Sarahi lo miró divertida y orgullosa, le gustaba, mas que gustarle, le fascinaba que el chico le suplicara, que la halagara, ¡como disfrutaba haciéndolo sufrir con sus desplantes y desprecios!, terminando siempre con la misma escena con Sarahi riendo cruelmente y el chico casi al borde del llanto.

¡Ay como fastidias!— se expresó Sarahi aparentando un enojo que no sentía— ¡bueno, pero antes de soltar tus clásicas letanías siquiera haz algo de provecho, quítame los tenis y calcetas y saca de mi mochila mis sandalias y me las pones, anda, date prisa o te privo de mi divina presencia jajajaja!— se burló de el pero Mantegroso nunca le daba importancia a esas ásperas y cortantes palabras a lo que en un parpadeo ya se encontraba en el piso sentado con las piernas cruzadas entre sí, desatando no solo con cuidado sino con pasión y cariño los cordones de los tenis de su adorada Sarahi, enseguida safó ambos tenis y conteniendo segundos su respiración aspiró profundamente como si se hubiese preparado para consumir y extasiarse por completo del aroma embriagante que destilaba de los pies de Sarahi y sin detenerse le quitó las calcetas blancas dando lugar a que Sarahi moviera graciosamente sus pies solo con la intención de humillar al chico al dejarle a escasos centímetros de su cara ambos pies sudados a lo que éste ni se intimidó y no hizo ni un solo movimiento para apartar la cara, ni una sola mueca de desagrado; Sarahi sonrió orgullosa de sí misma al ver tal muestra de sumisión y entrega del joven ante ella pero como siempre no fue suficiente para ella ni para su vanidad y arrogancia y decidió complementarla acariciándolo en las mejillas con las plantas sudadas de sus pies.

Enseguida apartó los pies tantito y dulcemente le habló como quien pide un caramelo— ¡bésame los pies, bésamelos Mantegroso y así me demuestras tu amor!, ¿o que, te da asco?, te recuerdo que son una parte de mi bello cuerpo y además me encanta que me los besen— concluyó risueña.

¡Bien sabes que sería un honor para mí, puesto que no sería la primera vez, puesto que es la única parte de tu cuerpo que mayormente me permites besar!— le contestó al instante nervioso.

Enseguida Sarahi le acercó de nuevo los pies a la altura de sus labios y sin mas el chico depositó en ambos pies una serie de profundos besos tomando su tiempo y espacio entre cada beso, tratando de llevarse a sus pulmones toda la seductora esencia posible al respirar profundo entre cada beso el aroma de esos pies ante la orgullosa y altiva mirada de Sarahi que burlona añadió— ¡muy bien Mantegroso pero mas despacio, me los puedes gastar, ahora lame entre mis dedos, me sudan y me pican, no se que ande entre ellos pero igual y sí encuentras algo te lo comes, recuerda que proviene de mis divinos pies por lo tanto es un privilegio que te permita comerlos jajajajajaja!— concluyó riéndose alegremente sin importarle en lo absoluto el daño y las heridas morales que con sus crueles palabras causaba al joven a quien del único pecado y delito del cual se le podía culpar era de amarla sinceramente.

El chico de nuevo accedió aunque tras los comentarios de Sarahi no pudo evitar sentirse humillado, el adoraba a Sarahi en cuerpo y alma y por ello accedía a sus caprichos por crueles que sean y por ella sería capaz de todo pero le dolía el comprobar que lo único que lograba con éste comportamiento era precisamente que Sarahi se comportara cada vez mas déspota y cruel con el humillándolo cada vez con actos mas denigrantes y asquerosos como el hacer que le lamiera entre los dedos de sus pies y obligarlo a comerse partículas de suciedad y polvo y demás que encontrara en ellos pero Mantegroso contaba con un escudo de acero que resistía eso y mas y una vez mas complació a su amor hasta que Sarahi apartó los pies satisfecha y los acomodó en sus sandalias dirigiéndose a el risueña.
¡Bueno!; ¿Qué querías decirme?, apúrate, no quiero retrasarme mas, mi madre ya me debe estar esperando.

¡Sí!— respondió nervioso el chico— mira Sari, verás, lo que pasa es que, bueno— hizo una pausa para armarse de valor y justo cuando pensaba hablar Sarahi en un movimiento rápido y gracioso se lo impidió introduciéndole un pie dentro de su boca, burlándose de el al decirle riendo— ¡lame mis dedos jajaja!— enseguida lo apartó ante la mirada de vergüenza del joven al sentirse cada vez mas solo un objeto de burla para Sarahi; intentó calmarse y tras lograrlo intentó de nuevo hablar pero de nuevo no una sino varias veces Sarahi se divirtió con el carcajeándose como una loca metiéndole el pie en la boca cada vez que éste quería hablar y obligándolo a que le chupara los dedos de sus pies hasta que se sintió cansada de tanto reírse.

¡Bueno coño hablas o me voy!— le comentó burlona. Mantegroso mantuvo la mirada hacia el suelo por unos instantes y después mirando a Sarahi comenzó a recriminarle su actitud pero ésta sabiendo de sobra el poder que tenía sobre aquel joven solo fue necesario que se levantara e hiciera ademán de marcharse para que el pobre chico se lo impidiera de la única manera que le era posible: ¡arrojándose a sus pies e implorándole que se quedara a escucharlo!;

¡Por favor Sari te lo suplico no te quitaré mucho tiempo!— fueron las angustiadas y suplicantes palabras del chico estirado por completo en el piso a los pies de Sarahi que enseguida se dio la vuelta, contempló burlona al joven que continuaba abrazado a sus pies y al final le indicó con un tono de voz totalmente burlón— ¡habla ya zonzo!;

¡Sí!— contestó el chico que se disponía a levantarse en tanto que Sarahi por pura maldad se lo impidió hablándole burlesca y engreídamente con las manos en su cintura— ¡quédate de rodillas Mantegroso, si vas a hablarme lo harás de rodillas ante mi y si no quieres pues adiós!— concluyó altaneramente.

El chico tan solo respiró profundamente, resignado, ya no puso objeción alguna y para no perder mas tiempo después de unos segundos de admirar embelesadamente a su amor de pie frente a el habló.

¡Sarahi mañana cumplo años y me encantaría que fueras a mi casa a almorzar, te lo suplico!— exclamó el joven que incluso juntó las manos como si de rezar se tratara lo cual le vino a la perfección a su súplica al encontrarse arrodillado por deseo de Sarahi que cambió su semblante divertido por uno muy serio y tras un instante le respondió seca y cortante— ¡no!;

Y enseguida hizo seña de marcharse; Mantegroso avanzó hacia ella caminando sobre sus rodillas y con una voz entrecortada le sujetó una mano, se la besó y de nuevo suplicó— ¡por favor Sarahi sino es por gusto hazlo por piedad!— dicho esto el pobre joven se postró a los pies de Sarahi y en su desesperación comenzó a besarle los pies lo cual conmovió a Sarahi aunque tras unos instantes esa mirada de compasión y pena de nuevo se convirtió en una mirada de burla y altanería— ¡bah vete al diablo tú y tu fiesta!;
¡No es fiesta es solo un almuerzo y tú eres mi única invitada de honor!;

¿Y Norma?— le preguntó con interés Sarahi— ella también sabe que mañana cumples años.

¡Sí!— respondió el joven— pero ya está arreglado, no sabe nada de mis planes; por favor Sari, ya mis padres saben que irás, por lo que mas quieras no te cuesta nada ir.

¡Uy!— se burló Sarahi— pues allá tú por decirle a tus papis cosas de las que no estás ni seguro por que no pienso ir. Sarahi hizo de nuevo ademán de marcharse pero se lo impidió la ternura reflejada en el rostro del chico implorándole que accediera a su ruego.

¡Ay Mantegroso no esa cara de perro ehhhh bueeeeeno coño iré!, ¿contento?;

En parte— contestó el chico al momento que por fin se levantaba y mirando dulcemente a Sarahi le expresó— es que lo mismo me dijiste el año pasado y nada mas nunca llegaste.

Sarahi no pudo evitar sonrojarse por un momento al ser pillada por el joven y entre risas le respondió— ¡oh sí verás el año pasado se enfermó mi madre!;

¡No es cierto Sarahi!; ésta lo miró divertida y se defendió— ¡sí, claro ya recuerdo Mantegroso, se enfermó mi perro que por cierto también se llamaba Mantegroso jijijiji!— se rió nerviosamente.

¡Nunca has tenido perro!— le contestó muy serio el chico a lo que Sarahi frunció una ceja como muestra de claro enojo, lo miró fijamente hasta que en su rostro quisieron traicionarla unas lágrimas y con la voz firme por evitar el llanto le gritó— ¡no tenía un peso para tu puto regalo, no tenía que ponerme, no tenía ni para transportarme en autobús hasta tu casa!; ¿es lo que querías escuchar estúpido?— concluyó Sarahi dándose la vuelta para echar a correr antes de que se soltara a llorar pues era obvio que había estado evitando hablar de todo eso pero Mantegroso la sujetó por los hombros y la abrazó para hablarle cariñosamente al momento que Sarahi respiraba agitada para contener su llanto.

¡Sarahi bien sabes que eso a mi no me importa, dime una sola vez, una sola en que yo te haya ofendido, no la hay, yo te amo y te adoro y no hace falta nada material, tu sola presencia hubiese bastado!;

¡Sí, eso lo dices tú!; ¿pero que tal tus invitados?, no iba yo a hacer el ridículo ¿verdad?— le contestó Sarahi ya mas relajada.

¡Bueno, ya lo pasado, pasado; ¿irás?— le preguntó insistente el chico. Sarahi también lo quedó mirando y al final expresó— ¡sí iré, lo prometo pero solo si en verdad no habrá mas invitados que yo!;

¡Así será!— le respondió el joven que risueño añadió— aunque para estar mas tranquilo yo mismo pasaré por ti a tu casa digo, confío en ti pero……

¡Ay sí como quieras, mejor pues tu casa está lejísimos!— le contestó Sarahi— ¡ah eso sí no pienso llevarte regalo!;

¡Tú sola presencia bastará!— expresó con una sonrisa Mantegroso para enseguida añadir aumentando su sonrisa— y si por ahí se colara un beso créeme que podría morir feliz.

Sarahi levantó su mochila, movió coqueta su cabello para atrás y sonrió orgullosa y seductora, avanzó hacia el chico poniéndolo nervioso tras preguntarle sensualmente— ¿en serio mueres por un beso mío?; no hizo falta escuchar respuesta, suficiente fue la cara de bobo que el joven tenía al sentir tan cerca la fina, natural y hechizante esencia del amor de su vida; Sarahi llevaba prisa pero siempre se daba tiempo para divertirse con el pobre Mantegroso.

¿Te lavaste bien la boca?;

¡Sarahi!— exclamó indignado el chico.

¿No comiste cebolla?;

El joven no contestó tan solo expresaba nerviosismo y emoción.

¡Jijijiiji!— se rió de lo lindo Sarahi— ¡bueno, arrodíllate y cierra los ojos!;

¿Sarahi?— se expresó mas que ansioso el chico pero un tanto confundido a lo que ésta le repitió— ¡arrodíllate y cierra los ojos venga no tendrás otra oportunidad!;

Al instante el joven obedeció; Sarahi lo contempló y enseguida sin perder tiempo miró hacia todos lados y maliciosa se sonrió tras centrar su mirada en el charco de lodo en el cual le había hundido la cara a Norma, sin hacer ruido se acercó, se agachó y sujetó en su mano un puño de lodo, se acercó de nuevo al chico conteniendo su risa y con un dedo de la otra mano le acarició los labios abriéndole la boca ligeramente; el pobre chico se sentía en la dicha total, lamió con absoluta devoción el dedo de Sarahi; la chica se llenó aún mas de orgullo y en cuanto el pobre Mantegroso menos se lo esperaba Sarahi en un movimiento rápido le gritó entre risas— ¡come lodo imbécil! Y zas ¡que le mete el puño de lodo en la boca al joven y se suelta a carcajearse hasta mas no poder al ver como el pobre abría los ojos asustados y escupía el lodo aunque no pudo evitar tragar una buen parte!;

Enseguida miró mas que molesto, indignado y ofendido a Sarahi como pocas veces lo hacía, estaba claro, estaba acostumbrado a recibir burlas y desplantes de Sarahi pero esto era el colmo de la humillación, Sarahi así lo comprendió pero no se arrepintió tan solo se limitó a sujetar su mochila y a caminar cuidadosamente hacia atrás y sin dejar de reír se despidió— ¡bueno Mantegroso bye, te estaré esperando mañana, sueñas conmigo!, ¿eh?;

Y echó a correr al ver que el joven se levantó y se fue sobre ella. Sarahi corrió pero fue interceptada por el joven en instantes que sin mediar palabra quería besarla a como diera lugar.

¡No Mantegroso no eso no, tienes lodo guacala, cálmate no te atrevas!; ambos forcejeaban; Sarahi evitaría a toda costa que el chico la besara y lo golpeaba en el pecho hasta que éste la levantó por su cintura, la bajó de nuevo e intentó besarla pero Sarahi movía la cabeza a ambos lados para evitarlo, así habían avanzado hasta las gradas de la cancha y de tanto forcejear Mantegroso no calculó bien y al alzar a Sarahi e intentar de nuevo bajarla no pudo sostenerla y ésta cayó sentada azotando su cabeza en las gradas, no fue un golpe fuerte, apenas y se dio el impacto pero fue suficiente para que Sarahi se excediera en teatro.

¡Ayyyyyyyyyyyyyyyy, auuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu, mi cabeza, uyyyyyyyyyy!— Sarahi se revolcaba en el piso y comenzaba a llorar frotando su cabeza lo cual asustó al chico que enseguida la abrazó y la levantó pero Sarahi se cubrió su cara con sus manos y gritó llorando— ¡eres malo y cruel Mantegroso yo solo jugaba pero tú eres malo, me haz lastimado y me haz echo daño!;

Duras palabras sin duda pero al chico lo que mas le impresionó fue la fragilidad de Sarahi que tan solo un rato antes casi se convierte en asesina al torturar cruelmente a Norma y ahora por un leve golpe que para nada se veía tuviera consecuencias o lesiones graves, la niña se privaba de llanto.

¡Venga Sari ya pasó déjame revisarte!— le propuso el chico, lo que Sarahi le permitió pues se encontraba asustada pero tras percatarse ella misma que quizás se había excedido tantito, se levantó y limpiando sus mocos fue por su mochila— ¡vete al diablo no iré a tu fiesta!— le comunicó aún llorosa.

¡Noooo eso no!— le gritó el chico que sin recibir golpe alguno parecía que en cualquier momento explotaría en un llanto mayor y mas amargo.

Sarahi lo miró seria y tallándose la cabeza le infundió temor con su comentario a modo de amenaza y venganza— ¡a menos que dejes que me desquite!— hizo una ligera pausa y enseguida añadió evitando sonreír— ¡te daré una patada en tu pene!— concluyó en verdad luchando por no reírse al ver la expresión de miedo reflejada en la cara del chico.

Mantegroso tragó saliva pero no se opuso, estaba dispuesto a pagar el precio sin medir las consecuencias. Sarahi tan solo se sonrió y como llevaba prisa le dijo en plan de broma— ¡mmmmm bueno te la perdono, no vaya a ser que por mi culpa no tengas descendencia pero eso sí Mantegroso, si mañana en tu casa tengo un chichón te juro que te agarro a patadas aún siendo tu cumpleaños!;

¡Echo!— contestó feliz el chico.
¡Venga!; ¿andas en auto?;

¡No, en moto!;

¡Diablos!— expresó Sarahi— ¡bueno, venga llévame a mi casa!;

¡Será un placer!— contestó mas que emocionado el joven.

¡Oye oye a todo esto!; ¿Cómo diablos te llamas?, digo, tampoco se trata de llegar mañana y gritarte: ¡felicidades Mantegroso jejejeje!;

El chico algo apenado confesó— ¡Nemesio!— lo cual hizo carcajearse a Sarahi— ¡oh sí diablos Nemesio jajajajajaja lo había olvidado sí por eso te puse Mantegroso, es mejor, por Dios, Nemesio, que nombre mas feo jajajajaja!;

¡Mejor te llevo a tu casa!— se expresó incómodo el chico.

¡Sí mejor Nemesio venga carga mi mochila!;

¡No puedo Sari tú irás atrás, me estorbaría!;

¡Pues te la cuelgas al frente venga idiota!— dicho esto, el joven se resignó para marchar rumbo a casa de Sarahi.

 CUMPLEAÑOS DE NEMESIO.

Al llegar a su casa ya Yolanda esperaba impaciente a Sarahi para cenar como cada noche lo hacían y se encontraba un tanto nerviosa al ver que ésta se había retrasado pero los verdaderos nervios y la causa de que los cabellos y la piel se le erizaran llegaron justo cuando Mantegroso dejó a Sarahi y ésta nada mas entrar a su casa le contó a su madre con lujo de detalles todo lo que aconteció a la humillación de Norma.

¡Por Dios Sari dime que no es cierto por Dios que no es cierto!— eran las palabras desesperadas de la bella Yolanda.

¡Oh pues sí!— le comentaba orgullosa y con una sonrisa de oreja a oreja Sarahi— por eso es que me extraña que me digas que no sabes nada de nada, yo pensaba que Norma nadamas llegar iría a refugiarse a los brazos de su perra madre y a gritarte tu suerte mmmmm igual y se lo está pensando mira que ésta vez si tembló y tembló en verdad ante mí jijijiji.

Yolanda no contestaba, seguía con la piel erizada y muy dentro de ella sentía un mal presentimiento, sentía que a partir de ese momento no sabrían la hora ni el día pero seguro que Rosa y Norma tomarían cartas en el asunto y ella y Sarahi serían justamente las victimas.

¡Bah madre igual y te sales de esa esclavitud de trabajo, ya verás como no las arreglamos además cualquier medida vale la pena pues no sabes como disfruté humillando a Norma!— le comentaba Sarahi a su madre sonriendo de lo lindo.

De nueva cuenta Yolanda prefirió ignorar a Sarahi pues ella presentía que no iba a ser nada fácil salir de aquella situación que desde antaño ya la tenían difícil y ahora Sarahi había contribuido a empeorarla siendo Norma y su madre parte ahora de una clase social mas fuerte económicamente y eso significaba mayor poder, teniendo como claro ejemplo que ella era su sirvienta pero para no angustiarse mas prefirió dar por terminada al menos por esa noche la charla sobre ese tema.

¡Venga Sari vamos a cenar!;

¡Sí, mejor!— contestó ésta— ¿y que tragaremos?;

¡Chilaquiles!;

¡Guay mis favoritos!;

Enseguida Yolanda se disponía a servir la cena cuando Sarahi redobló aún más la sonrisa al respirar el exquisito sabor de los chilaquiles.

¡Mmmmm sí sabroso quiero quiero quiero!— expresó como acostumbraba a hacerlo cada vez que se encaprichaba con algo meneando la cabeza y con ello su largo y hermoso cabello a modo de berrinche como si se tratara de una niñita pero justo cuando la cena estaba servida algo cruzó por la mente de Sarahi que le quitó el gusto de saborear esos chilaquiles.

¡Oye maaa!; espera tantito, esos chilaquiles los hiciste aquí ¿verdad?;

¡Por Dios hija como crees si apenas y me da tiempo para estirar el cuerpo, no que va, doña Rosa me autorizó para quedarme con lo que quedara pues lo mismo cenaron ella y la señorita Norma!;

Fue suficiente. El tono tan sumiso empleado que Yolanda utilizó para dirigirse a Rosa y a Norma bastó para que Sarahi explotara.

¡Coño madre, no le llames señorita a esa puta mas que puta perra asquerosa y como coño me dices así sin mas que prácticamente a mí me traes las sobras de la cena de ese par de putas!;

¡No son sobras Sarahi y si le piensas tantito mejor ve ideando como coño le vamos a hacer si por tu graciosidad Rosa toma represalias hacia mí por que aunque te duela es la verdad, ella nos mata el hambre!— fue la respuesta de Yolanda mirando serena y fijamente a su hija.

Sarahi tan solo miró furiosa a su madre y al paso de unos instantes le respondió— ¡no necesito de sus sobras!, además, carajo mamá, ¿no tienes miedo que nos envenenen?, justo ahora con lo que le he hecho a Normis por que mira que apenas y me imagino como debe de estar jijijiji.
¡Por Dios hija si yo misma los cociné y ya mejor siéntate que se enfrían!;

¡Bah!;

Sarahi sin medir sus actos, levantó su plato y ante los ojos de su madre arrojó el contenido a la basura.

¡Sarahi de los Ángeles!— gritó Yolanda como nunca lo había echo a su hija— ¿Qué demonios te crees?, ¿Qué te da valor para hacer esto?, ¿Qué crees que acaso nos podemos dar ese puto lujo?; ¡largo de mi vista por que mira que te agarro a bofetadas!;

¡Mejor cállate y cómete las putas sobras y si no te da con tu plato, mira ahí en la basura quedó mas!— le contestó una soberbia y déspota Sarahi que en verdad se sentía indignada desde el momento en que supo el origen de los chilaquiles y aquello le dio valor para enfrentarse a su madre y ofenderla al momento que le señalaba el bote de basura.

Yolanda no habló mas, se dedicó a tragar los chilaquiles por que su estómago se lo exigía y no por mandato de Sarahi quien se dirigió hacia el pequeño refrigerador que tenían y extrajo de ahí un pedazo de pizza en un plato y aunque ya no se veía tan apetitoso fue suficiente para que la niña se relamiera los labios mas bien para molestar a su madre que continuaba resentida por su comportamiento que por ganas de devorarse la pizza.

¡Mmmm sí suficiente para saciarme y libre de conjuros y venenos además me encanta la pizza mira maaa no es que… ayyyyyyyyyyy!;

Sarahi resbaló con una cáscara de plátano que ella misma había tirado desde la mañana y que como no se dignó a levantarla ahora resbalaba con la misma; Sarahi cayó sentada y aunque el dolor se hizo presente al instante Sarahi prestó mas atención con sus ojazos cafés bien abiertos a la trayectoria del plato que voló por los aires hasta caer hecho trizas en el piso al igual que el pedazo de pizza que se desbarató al instante quedando mezclado con los restos de vidrio, cerca del bote de basura, en fin, imposible de comer.

¡Mierda mierda!— exclamó Sarahi al momento que miraba a su madre con una expresión mezcla de susto y coraje lo cual hizo carcajearse a gusto a Yolanda pues en verdad la caída de Sari fue de lo mas graciosa y su reacción al ver como había quedado su pizza lo fue aún mas. Yolanda saboreó un poco mas de sus chilaquiles y mirando a Sarahi le señaló lo que restaba en su plato.

¡Ay Sari, creo que alguien va a tener que comerse estos chilaquiles o acostarse con hambre digo, a menos que quieras hurgar que quedó entre el vidrio y la suciedad, venga hija!— dicho esto le ofreció su plato y bromeando expresó— ¡quiero quiero quiero!— luciendo mas ridícula que su propia hija cada vez que exclamaba aquella frase y así se lo hizo ver Sarahi.

¡No seas patética madre!— le respondió en verdad molesta Sarahi, se levantó tallándose sus blancas nalgas y muy orgullosa sacó su celular al momento que expresaba arrogante— ¡bah se acabó llamaré a Mantegroso!;

¡Por Dios sari no, ya es muy tarde!;

¿Y?— se expresó cínicamente Sarahi subiendo los hombros— ¿se muere por mi no?, ¡pues que se joda!;

Su madre quiso impedirlo pero Sarahi se apartó hacia donde era su supuesta habitación que en verdad solo se separaba de la sala y cocina por una cortina y su madre meneó la cabeza a modo de negación y reproche resignándose al oír hablar groseramente a Sarahi— ¡ey idiota te quiero en mi casa inmediatamente y trae dinero por que quiero cenar! Y sin esperar respuesta colgó dirigiéndose a la puerta para sentarse en su banqueta y muy convencida a esperar a Mantegroso sonriéndole burlona a su madre.

Apenas habían pasado unos 30 minutos a lo mucho tomando en cuenta que Nemesio vivía algo apartado de la casa de Sarahi en cuanto el chico se detenía con su moto justo frente a la puerta y junto a Sarahi que lo recibió con una de sus mas bellas sonrisas, se levantó, volteó a ver a su madre y de burla le sacó la lengua a lo que ésta optó por ignorarla y retirarse a descansar pues había tenido un duro día de trabajo como lo era cada día de su vida y sin duda caería rendida de sueño; Mantegroso haciéndose el listo intentó entrar a la casa pero Sarahi se lo impidió estirando el brazo y apoyándolo en la puerta.

¡Ey Nemesio a donde diablos vas!, ¿Qué no te dije que quiero cenar?, venga, vámonos.

¡Tranquila Sari, tan solo saludo a tu madre!— le contestó el chico apartándole suavemente el brazo y entrando a la casa— ¡hola doña Yolanda, muy buenas noches!, ¿ya se dispone a descansar?, ¿no desea que le traigamos algo?— fueron las mas que perfectas y estudiadas palabras por parte del chico.

¡Oh hijo no te preocupes!— le respondió amablemente la señora— ya demasiado es para ti consentirle tantos caprichos a ésta malcriada.

Sarahi observaba con una sonrisa burlona desde la puerta tanto a su madre como a Nemesio que contestó a doña Yolanda— ¡oh señora no es nada, Sari es un amor!;

¡Jajajajaja!— la última frase dicha por Nemesio hizo reír a gusto a doña Yolanda— ¡por Dios Nemesio no hay que fingir y bueno en fin, sí ésta malcriada se propasa contigo solo házmelo saber que mira que tú y tu padre ya bastante nos han apoyado!;

¡Oh señora le repito que todo ha sido con el mayor gusto tratándose de ustedes y ……!

Sarahi frunció la ceja con desdén y enojo al darse cuenta que si no intervenía Nemesio comenzaría toda una letanía apoyada y seguida por su madre con otras tantas letanías de agradecimiento a lo que intervino solo que no lo hizo de una manera digamos gentil, avanzó decidida, jaló a Nemesio del hombro y cuando éste se viró, altaneramente lo jaló aún mas fuerte por su camisa al momento que le habló engreídamente— ¡ay ya vámonos perro que te llamé para que me lleves a cenar no para que estés de payaso!;

¡SARAHI ERES UNA GROSERA!— la reprendió su madre al ver que Nemesio había quedado rojo y después pálido de vergüenza ante tal comportamiento de Sari; Yolanda intentó poner orden y hacer entrar en razón a su hija pero ésta empujando a Nemesio se dispuso a salir de su casa y tronándose los dedos se dio el gusto de volver a menospreciarlo y denigrarlo— ¡ya vámonos perro!;

El joven por no representar una escenita dentro de la casa accedió a seguir a Sarahi sin siquiera despedirse de Yolanda pero era claro que ésta vez su orgullo había quedado herido de gravedad y justo cuando Sarahi se acomodaba el casco, éste se lo arrebató y sujetándola por los brazos le habló claro y fuerte reclamándole— ¡no te pases Sarahi, sabes que te amo con locura pero no te excedas no tienes ningún derecho para insultarme y tratarme de ésta forma y menos ante tu madre, que no vuelva a ocurrir!— concluyó el joven visiblemente alterado.

Yolanda prefirió dejarlos solos al conocer a la perfección a su hija e intuir que ésta no iba a ceder tal y como sucedió; Sarahi ni siquiera se inmutó, mirando fijamente a Nemesio le habló con una soberbia y arrogancia en verdad envidiables, con una superioridad tan natural que sentía hacia y sobre el chico— ¡no te he dicho mas que la verdad siempre haz echo lo que he querido y eso está bien para eso me sirves y para eso te conservo a mi lado y si yo quisiera tú serías mi perro, que serías, digo, ya lo eres!, ¿Qué no siempre andas detrás de mi pegado a mi trasero o a mis pies como una vulgar mascota?, entonces no te enojes, no te hago ladrar por que créeme no hace falta.

¡Basta!— se expresó Nemesio con la voz entrecortada haciendo efecto en su interior las crueles y déspotas palabras de aquella joven.

¡Sí, basta!— continuó Sarahi fríamente— es claro que no haz entendido tu situación frente a mí, soy yo quien pone las reglas por lo tanto vete al diablo, no iremos a ningún lado, no necesito que pagues mi cena, no iré a tu casa mañana, en una palabra: ¡muérete!— dicho esto Sarahi caminó de nuevo para entrar a su casa calculando perfectamente el tiempo justo para que en la confundida y atormentada mente de Nemesio pasaran muchas cosas pero en segundos llegaran a una conclusión: ¡no permitir que Sarahi entrara a su casa!, pues eso significaba perderla.

El muchacho se tragó el orgullo y presuroso detuvo a Sarahi tomándole una mano y hablándole de nueva cuenta como era habitual en el, con respeto, tímido, con humildad— ¡no Sari, perdón perdón venga vamos a cenar!, ¿sí?, no ha pasado nada venga.
Sarahi se sonrió orgullosa y así se dio la vuelta, arrogante para contemplarlo y encontrarse con una actitud de lo mas sumisa en el chico, lejos estaba ese repentino enojo que había mostrado hacía cosa de unos minutos.

¡No, lárgate que no quiero volverte a ver!— le dijo soberbia.

El joven ya no habló tan solo le sujetó las manos y la miró de nuevo lloroso. Sarahi que solo ella sabía muy bien como avanzar poco a poco hasta lograr dominar totalmente al joven cambió de repente su semblante de indignación a una leve sonrisa de burla para decirle— ¡a menos que admitas que tengo razón!— hizo una ligera pausa y enseguida afirmó— ¡por qué la tengo!— ¡admite que eres como un perro para mí, lo que es mejor, admite que si yo quisiera tú serías mi perro!— fue la exigente condición que la bella Sarahi le impuso a aquel joven.

¡Sarahi!— le suplicó Nemesio angustiado.

¡Si yo quisiera tú serías mi perro!— reafirmó su cruel capricho Sarahi soltándose de Nemesio y disponiéndose a entrar hasta que éste de nuevo la sujetó, la hizo darse la vuelta de manera que de nuevo sus miradas se cruzaron y sin medir el acto, desconociendo dignidad y orgullo habló— ¡sí tu quisieras yo sería tu perro!;

Nemesio no pudo controlar que una lágrima corriera por su mejilla al sentirse profundamente humillado ante aquella joven que por mero capricho y placer lo trataba de esa forma; al instante se dibujó en el rostro de Sarahi una enorme sonrisa de oreja a oreja que le hacía olvidar de momento el hambre que sentía— ¡bien Nemesio muy bien venga no llores, no tienes motivos por el contrario estás haciendo muy bien las cosas tal y como me gustan, venga me muero de hambre vamos Nemesio!— la chica lo apresuró a subirse a la moto como si nada hubiese pasado y en realidad para Sarahi nada importante había pasado, tan solo se había dado el lujo de una vez mas humillar a Nemesio y restregarle en la cara cuanto daño podía hacerle si ella así lo deseaba a base y a costa del sincero amor que éste le profesaba y del terror que lo invadía solo de pensar en perderla y en no verla nunca mas.

Camino a cenar Sarahi no perdió tiempo para afianzarse hacia Nemesio abrazándolo y pegando su bello rostro a su cuerpo del chico lo cual lo hizo temblar de pies a cabeza y pensar si verdaderamente esos momentos cubrían y superaban todos aquellos insultos por parte de la chica que por lo contrario se sentía dichosa y orgullosa de sí misma; enseguida se dispusieron a devorarse unos tacos pues fue lo que a Sarahi se le antojó y Nemesio de nuevo se vio en aprietos pues en verdad que Sarahi se las inventaba para molestarlo y el pobre chico se puso rojo y se pondría mucho mas al ver como Sarahi con una expresión de maldad en su rostro le vaciaba casi todo el picante a sus tacos.

¡Ya está bien Sari, yo casi no como con picante venga ya está bien!;

Sarahi no le hizo caso tan solo aumentó su sonrisa.
¡Venga Mantegroso si casi no lleva nada, ándale!— y continuó bañándole sus tacos de picante hasta que éste apartó su plato y un tanto incómodo le contestó— ¡ya Sari!, ¿Por qué no le echas picante a los tuyos si tanto te gusta?;

¡Ay Mantegroso pero que llorón eres!— se burló de el— ¿Cómo me dices a mí que le eche picante a los míos?, sí tu eres el hombre, tú eres el valiente, venga o acaso ¿eres tan llorón?;

El joven no contestó y cayó en el juego tomando sus tacos se dispuso a acabárselos ante la risita de Sarahi que no dejaba un solo momento de joderlo— ¡eso es Nemesio, venga, todo, cómetelo todo!; en segundos Sarahi continuaba riendo y Nemesio no podía ni hablar, estaba a punto de llorar de tanto picante, se acabó su refresco y a punto estaba de pedir otro en tanto que Sarahi ya había terminado de cenar, se levantó y argumentando que tenía prisa y sueño sujetó el último pedazo de taco que le quedaba a Nemesio, lo empapó nuevamente en picante y sin consideración alguna obligó al chico a que se lo comiera abriéndole ella misma la boca.

¡Refresco Sari por Dios pídeme un refresco!;

¡No Nemesio, ya es tarde, paga y vámonos!— le dijo burlona al momento que le sacaba la billetera, pagaba y se disponía a salir presionando al chico a que la siguiera o se iría a pie a altas horas de la noche a lo que Nemesio un tanto trastornado la siguió ante las risas de varias personas al ver que la cruel jovencita no le permitía a su fiel acompañante ingerir líquido.

Nemesio salió casi llorando de ahí y aguantando como le fue posible la terrible sensación del picante dentro de el y soportando las carcajadas de la malvada Sarahi que no paró de reír en todo el camino así hasta llegar de nuevo a la casa de la joven con el pobre Mantegroso aún sufriendo las consecuencias del picante y encima soportando a Sarahi que se puso a darle suaves cachetadas y a pellizcarle las mejillas solo para molestarlo por un rato hasta que se le quedó mirando con cierta ternura y en especial con esa sonrisa mágica que flechaba a Mantegroso ante la cual el chico no pudo hacer mas que sonreír resignado y apenado ante la bella Sarahi y ante los desmedidos comportamientos de ésta que así sin mas lo abrazó estando ya a punto de entrar a su casa y lo besó dulcemente en sus labios, lo que hizo olvidar a Nemesio lo acontecido con el picante y mas que nada lo hizo vibrar de emoción y justo cuando se disponía a entregarse con pasión a ese beso Sarahi se separó y risueña le habló— ¡eyyyyyyyy Mantegroso recuerda, yo pongo las reglas para que esto funcione, anda ya vete y nos vemos mañana!;

El chico quiso aún retener a Sarahi, no se cansaba de admirarla y tal parecía que luchaba por retener su mirada en su mente para plasmarla en sus sueños pero Sarahi burlesca le hizo darse la vuelta, le propinó una nalgada y riendo se metió a su casa.

Al otro día muy puntual el joven pasó a buscar a Sarahi a su casa para partir enseguida hacia donde se encontraba el hogar de Mantegroso que era en una zona de la ciudad mucho pero mucho mas confortable que en donde vivía Sarahi quien disfrutó de una velada inolvidable pues sencillamente los padres de Nemesio y el mismo la hicieron sentir lo que ya de por sí Sarahi se consideraba a sí misma, una reina, una Diosa aunque lo dicho antes, sin corona y sin trono; Sarahi no tuvo que romperse la cabeza en arreglarse, sencillamente se veía divina con un vestido azul, sandalias negras de vestir de altos tacones y en especial una fina pulsera de oro que con orgullo portaba en el brazo izquierdo y que también había sido regalo de Mantegroso en su pasado cumpleaños, en fin, lucía hermosa y a pesar de que ella sabía que no era vista con buenos ojos en especial por la madre del chico que era hijo único, eso la hizo sentirse mas orgullosa al ver que la propia madre fue quien se encargó de servirla durante toda la reunión; no los sirvientes, no Nemesio; la propia madre de éste se convirtió durante la reunión en la sirvienta personal de Sarahi todo con tal de agradar y darle gusto a su hijo que se sentía en las nubes y era el mejor cumpleaños de su vida sencillamente por que Sarahi le había dado sentido a esa reunión.

Sarahi disfrutó en verdad que todas las miradas y atenciones se centraran en ella y no en Nemesio; recorrió encantada cada rincón de la casa, revisó cuanto quiso en especial la habitación del chico y se divirtió al ver a éste sonrojarse cuando ella le descubrió varias fotos de ella en su cuarto a lo que Nemesio respiró tranquilo al ver que Sarahi lejos de enojarse le sonrió burlona y le comentó bromista— ¡vaya, bueno me robaste las fotos pero los autógrafos sí que te van a costar jajajajaja!;

Así finalizó una velada de lo mas provechosa tanto para Nemesio como para Sarahi que llegó a su casa hasta entrada la noche orgullosa y dichosa, sonriendo al recordar que desde su llegada hasta marcharse, los padres del chico en especial la madre se desasieron en reverencias lo cual le causaba risas a Sarahi pues bien sabía que ella no le caía nada bien a la señora y por lo tanto había fingido tan solo por complacer a su hijo lo cual le produjo mas gusto a Sarahi quien ya descansando en su cama pensaba bromista y fantasiosa— ¡diablos los hubiese echo arrodillarse ante mi presencia jijijiji sí puede ser que lo hubiesen echo, yo fui la reina de esa fiesta que digo reina, fui la Diosa!; auuummm— bostezó Sarahi— ¡sí, soy una Diosa!— y pensando en ello se durmió.

Sí, las cosas no podían marchar mejor para la hermosa Sarahi; tenía a Nemesio rendido de amor a sus pies, al parecer Norma había aprendido la lección a lo que Sarahi dio por terminado ese asunto, poco a poco tenía previsto controlar aún mas al chico y sacarle mas provecho a la relación, las cosas en el colegio al igual marchaban bien, las engreídas jovencitas respetaban y se podría decir que hasta admiraban a Sarahi por su valentía y su inteligencia al igual que la envidiaban por su belleza tan natural en ella, ¡pero el destino!, el maldito destino parecía haberse encaprichado en hacer ruin y miserable los planes y la existencia de Sarahi desde el momento en que nació haciéndola bella pero pobre, sin poder, lo cual desvanecía al entender de Sarahi su belleza y su orgullo pues los pobres no tenían o no debían tener orgullo al menos eso le habían inculcado aunque Sarahi siempre se había negado a aceptarlo y justo cuando Sarahi soñaba con realizar y llevar a cabo mas y mas planes y sueños; el destino la golpeó de nuevo pues Sarahi había olvidado el asunto con Norma al ver que ésta no tomó represalia alguna y desapareció por un tiempo de su vida hasta que el destino la hizo de nuevo entrar en escena.


Continuará………………………….

martes, 3 de agosto de 2010

CAMBIANDO EL DESTINO 1

 CIUDAD PARAÍSO.


Hablar de Ciudad Paraíso es hablar en verdad de un paraíso, de un lugar que encierra muchas anécdotas e historias de sus habitantes, de un poblado mágico y enigmático que a simple vista pueda parecer como cualquier otro lugar donde solo transcurre el tiempo, la rutina, el día a día pero faltaría transitar siquiera unas horas por sus calles, plazas y sobretodo centrarse un tanto en su gente para descubrir que de vez en cuando surge uno que otro hecho digno de comentarse y hacerse público.

Ciudad Paraíso como muchas otras o quizás la mayoría de ciudades centra su economía en unas que otras inversiones turísticas, fabricas, comercios y demás y como también muchos otros lugares se encuentra dividida en zonas conforme a posiciones económicas; la alta sociedad, familias mas que adineradas y poderosas, en verdad sobra mencionar son las que habitan en esa zona; la media, familias que si bien no tienen ni idea del poder que ejercen y que representa formar parte de la zona alta pero que si tienen un cierto modo acomodado de vivir y ocupaciones dignas de emplearse y de las cuales no tener que avergonzarse y ¡claro!, la zona baja y marginada en donde obviamente recaen las familias mas pobres y necesitadas de cualquier empleo que les permita sobrevivir el día a día, la mayoría de ellos son empleados como sirvientes de los habitantes de la zona alta y media recibiendo un trato mas que miserable por parte de estos pero aún mas miserable el sueldo que perciben por horas injustas de servicio y con el temor latente de no satisfacer a sus crueles patrones en especial muchas veces a los hijos de estos que suelen representar un factor común para el despido de algún empleado domestico y ni que decir que esto los destroza moral y económicamente al contemplar tristemente como se ven incapaces de llevar siquiera un pan para sus hijos por falta de dinero.

Y es en ésta zona marginada en donde da inicio ésta historia pues es en ésta zona en donde se encuentra la humilde morada de la bella Sarahi, sí, bella en verdad es decir poco, con unos ojazos cafés, cabello largo y lacio, complexión mas que delgada aunque quizás a eso se le puede atribuir el no hacer sus tres comidas al día pero en verdad, a pesar de toda una complicada situación en el modo de vivir de ésta chica que no tiene caso profundizar; hablar de la belleza de Sarahi no es tan sencillo pues es hablar de una belleza la cual no se puede describir a la perfección pues con tan solo admirarla se esfuma toda descripción verbal y solo se plasma en la mente de uno la imagen de una Diosa sin trono, de una reina aunque sin corona justo como ella suele repetirse deprimida— ¡de que diablos me sirve mi belleza sin dinero y sin poder!— pero Sarahi era y es todo orgullo y aunque era consciente de su difícil situación no bajaba un solo momento la guardia en soñar en que su belleza y su inteligencia le darían alguna vez frutos para poder sobresalir en su difícil mundo pues mientras hay vida hay esperanza pensaba frecuentemente muy entusiasmada la bella Sarahi que consciente de su casi perfecto físico y nivel de inteligencia pues lo dicho, no dejaba de soñar y esto la hacía ser cada día mas exigente consigo misma y con su madre que era con quien compartía su morada pues su padre, a ciencia cierta no se sabía que era de el solo que era un alcohólico y vagabundo alérgico al trabajo y que desaparecía por largos periodos de tiempo sin tener ni dar con una sola pista sobre el por lo que toda la responsabilidad de la educación y porvenir de Sarahi recaía en su madre y ¡vaya que la había educado!, mas bien la había acostumbrado a un estilo muy peculiar de vida.

Sarahi a pesar de vivir en sus 15 años de vida en una zona nada privilegiada de la ciudad, podía presumir muy orgullosa como lo hacía frecuentemente el haber llevado en todo ese tiempo una vida digna de una princesa aunque clara está la abismal diferencia en éstas palabras pero es que Sarahi a diferencia de otras chicas de su edad que residían en la misma zona jamás había trabajado de sirvienta que era la principal función que desempeñaban la mayoría de chicas de su edad para apoyar a sus padres pues escuela ni soñarlo pero ese no era el caso de Sarahi, ¡oh no!, ella no había trabajado jamás ni siquiera en su propia casa, basta mencionar que la niña no sabía ni como hacerle para lavar un solo plato; su única ocupación era estudiar y era muy buena para ello, por lo que toda la carga de trabajo recaía para su madre quien lo hacía con mucho gusto pues adoraba a su única hija y no le importaba el hecho de que para satisfacerla lo mas que se pueda, penosamente ella tenía que partirse el alma trabajando como sirvienta pero esto a Sarahi poco le importaba hasta hace unos meses en los cuales algunas cosas cambiaron.

Hasta hacía cosa de unos meses que Sarahi no intervenía ni opinaba en las labores de su madre, se conformaba con ver como ésta trataba por todos los medios de complacerle sus caprichos y ella feliz de poder pasearse ante las otras chicas que no corrían la misma suerte. Así transcurrió el tiempo en el que ella cursó su educación primaria y secundaria en escueluchas de gobierno como ella les llamaba despectivamente; pero ahora era distinto, iniciaba la preparatoria y era ahí donde según ella comenzaría a forjar sus conocimientos y una mejor vida y para ello no podía seguir en escuelas públicas a lo que valiéndose de sus buenas notas, una que otra recomendación de alguna maestra y sobretodo, sus berrinches cada vez mayores que le hacía a su madre ¡lo había conseguido!, estudiar en el asombroso colegio de sus sueños, el famoso “Instituto Morelos” que se encontraba en el mas lujoso fraccionamiento de la zona alta de la ciudad y que destacaba por ser exclusivo para señoritas y ¡claro!, solo o mejor dicho, reservado en su mayoría para las hijas de las mas poderosas familias de la ciudad; éste y el Colegio Victoria eran los mas destacados de Ciudad Paraíso para las niñas de bien, ¡los demás eran basura!, al menos así lo pensaba y expresaba Sarahi.

La bella Sarahi había conseguido colarse al Instituto Morelos gracias al lograr obtener media beca para cursar sus estudios, quedando solo por cubrir la mitad de las colegiaturas y demás gastos que implican y se inventan éstas instituciones por parte de ella que para esto se había valido para cubrirlo en parte gracias a los ahorros de casi toda una vida de trabajo de su madre y que aún así no eran la gran cosa y había conseguido la otra parte con un préstamo a un señor, padre de un tal “Mantegroso”, un chico de la misma edad que Sarahi que vivía en la zona media y con el cual Sarahi mantenía una confusa relación, aunque lo confuso era problema del chico que estaba perdidamente enamorado de Sarahi, ¡bueno!, el joven babeaba solo de verla pasar a su lado ¿y Sarahi enamorada de el?; la respuesta es incierta pues a juzgar por el físico ni Sarahi ni otra chica encontraría algún pero para fijarse en el joven claro de color, cabello corto y ondulado, ojitos miel, de complexión atlética, en fin, nada o poco que reprocharle pero eso no era suficiente para Sarahi, no, ¡ella se merecía mucho mas!;

Y ese mucho mas, Mantegroso no se lo podía dar pues lo dicho, tan solo y vivía en la zona media o sea, sí vivía mucho mejor que Sarahi pero esto para ella no representaba gran cosa pues sus ojos estaban puestos en ligarse a alguien de la zona alta y que ese alguien estuviese dispuesto a poner su fortuna y su vida entera a los pies de ella; ¡sí!, algo complicado para poder cumplirse pero así era el firme carácter y pensamiento de Sarahi, siempre con el autoestima por las nubes y la frente muy en alto al caminar aunque siempre forzando a sus tripas a que no la traicionaran con sus chillidos por no haber probado bocado.

Y volviendo a Mantegroso como cariñosamente Sarahi lo había bautizado; sus padres a base de trabajo y una pizca de suerte poco a poco habían ido progresando hasta lograr tener en día varias carnicerías incluida una en la zona baja siendo ahí donde el chico conoció a Sarahi desde la infancia y ¡sí!, desde ese tiempo que se enamoró de ella por lo cual se le veía casi siempre en esa carnicería que se había vuelto su favorita de todas las que tenían por el solo hecho de que cerca de ahí vivía Sarahi pero la fuente principal de ingresos de ésta familia provenía gracias a un taller de autos que tenían en la zona media junto a su casa el cual era ya ocupación aparte de la escuela de Mantegroso junto a su padre pues era el único hijo y el chico muy astuto dedujo que esto era suficiente aparte de estar consciente de contar con un físico del cual se enorgullecía y pensó que con esto conquistaría a la bella Sarahi, tendrían un noviazgo de ensueño, le ofrecería matrimonio y vivirían felices en su casa por lo que desde tiempo atrás justo cuando cursaban la secundaria se lanzó decidido a conquistar el corazón de la chica y en un parpadeo le declaró su amor para llevarse la desagradable sorpresa, la cual nunca se imaginó ni siquiera la soñó en su peor pesadilla; Sarahi lo rechazó.

¡Como lloró mas de una semana el pobre chico!; pues Sarahi no solo lo rechazó, con una increíble actitud arrogante y soberbia lo despreció en absoluto y se burló de el y de su oficio, se carcajeó en su cara y encima lo bautizó con el sobrenombre de “Mantegroso”, humillándolo al decirle que cuando no estaba manchado de manteca y grasa de la carnicería lo estaba de grasa del taller y a partir de ahí cada vez que se lo topaba lo saludaba llamándolo Mantegroso y sonriéndole despectivamente aún así el pobre chico le insistió para culminar en una escena tan conmovedora con el llorando de rodillas ante Sarahi suplicándole, implorándole siquiera una oportunidad, oportunidad que Sarahi le negó mientras se carcajeaba cruelmente del desafortunado Mantegroso pero Sarahi le agradeció el gesto de que éste abriera sus sentimientos ante ella pues eso sí, muy orgullosa y sabedora del amor de éste por ella, se aprovechó muy bien de la situación por lo que en adelante el joven tuvo que luchar hasta amoldarse a vivir a la expectativa del humor de Sarahi, equivalente a lo que vive en ocasiones un perro con su dueño; pues si Sarahi andaba de buenas le sonreía y quizás le rozaba con su delicada piel aunque esto con toda la intención siempre de lograr algo para su provecho, mínimo una cena pero cuando estaba de malas, Mantegroso esperaba resignado desprecios, insultos, bofetadas y hasta una que otra patada.

Así había sido el tiempo y la relación de estos chicos que a éstas alturas de iniciar la preparatoria, Sarahi no dudó en pedir mas bien en exigir a Mantegroso que convenciera a su padre para que le hiciera el préstamo a la madre de ella y así fue a lo que Sarahi al comprobar una vez mas el asombroso impacto que tenía sobre el chico se aprovechó aún mas logrando que éste le comprara un lujoso celular a cambio de algunos abrazos y unos que otros besos en las mejillas; cabe mencionar que en un principio Sarahi no pensaba alargar las esperanzas de éste chico pero esto cambió en cuanto supo que Norma, su mas odiada rival, estaba muy enamorada de Mantegroso y fue un día inolvidable para Sarahi cuando le comentaron que el joven había rechazado a Norma y ella misma lo comprobó al verla llorar desconsoladamente, oportunidad que Sarahi no desaprovechó para burlarse de ella y desde ese momento decidió jugar con los sentimientos tanto del joven como de Norma con la única intención de molestar y hacer sufrir a ésta última sin importarle que para ello tenía que llevarse de colado al inocente Mantegroso.

La señorita Norma que actualmente vivía con su familia, bueno, en concreto, con su madre, doña Rosa en la zona media; mucho tiempo, casi toda su infancia la vivió en la zona marginada y desde ahí nació no solo la enemistad sino mas bien el odio que se tenía con Sarahi; Norma era un chica bellísima en verdad, delgadita, en fin, bella, pero tenía algo que no se puede explicar, mas bien le faltaba algo que Sarahi tenía y ella no, quizás picardía, quizás encanto, quizás un toque de seducción y sensualidad; algo que el propio Mantegroso distinguió entre las dos muchachas; pues Sarahi se llenaba de orgullo cada vez que presenciaba como el joven rechazaba no solo a Norma sino a otras muchachas incluso de mejor posición económica que ella, lo cual le hacía ver que el apuesto joven solo tenía ojos para ella pero volviendo a Norma, hacía cosa de unos meses que su situación había mejorado a tal punto de que habían comprado una casa en la zona media y se habían cambiado para ahí; su padre se había separado de su esposa pero pasaba puntual la pensión para cubrir las necesidades de su hija y eso era suficiente para doña Rosa y su princesita Norma.

Con su padre en otra ciudad al pasar del tiempo, Norma se había acostumbrado a ya no verlo y era feliz con su madre sobretodo por el hecho de que a partir de que se cambiaron a la zona media estaría mas cerca del chico que le gustaba, habían logrado comprar un modesto auto y se había colado en el Colegio Victoria sin necesitar de una beca aunque eso implicaba un inhumano esfuerzo para su madre pues a pesar de su mejorable situación las cuotas eran altísimas y ¡claro!, Norma no perdía tiempo, día a día se daba espacio para pasearse por la zona baja y restregarle en la cara a Sarahi su mejoría económica; esto a Sarahi en verdad la tenía sin cuidado pues si Norma la atacaba por ahí, ella siempre se desquitaba echándole en cara lo loco de amor que traía a Mantegroso con lo cual hacía rabiar a Norma siempre por mas contenta que se encontrara, pero lo que son las cosas y el destino, el cual parecía casi siempre jugarle mal a Sarahi pues justo cuando iniciaba la prepa y parecía estar un tanto estable, ¡zas!, que corren a su madre de su empleo.

La situación no pintaba nada bien; sí ya de por si se trincaban el estómago con tal de pagar algún gasto extra del colegio y sí ya de por si lo que ganaba su madre era una miseria ahora sería el colmo que no trabajara. Inexplicablemente ocurrió algo inesperado y que enfureció e indignó a Sarahi por completo pero nada pudo hacer para evitarlo; resultó que un buen día su madre le comunicó que ya tenía empleo y con un sueldo un tanto mejor; en realidad no había nada que presumir pues de nuevo trabajaría como sirvienta pero el caso es que de nuevo ganaría un dinerito de mas que tanto necesitaban a lo que Sarahi brincó de alegría pero la sonrisa de su rostro pronto se esfumó para quedar por un momento muda cuando su madre le dijo que su nueva patrona era doña Rosa, ¡sí!, la madre de Norma, con la que anteriormente habían tenido muchos líos siempre por pleitos entre Norma y Sarahi y siempre por que era Sarahi quien le propinaba unas tremendas palizas a Norma; pues resultó que doña Rosa contactó a Yolanda hasta convencerla, lo cual no fue muy difícil por lo mas que urgida que se encontraba por trabajar y Rosa le hizo al menos creer que ya lo pasado, pasado; que pleitos de niñas no eran asuntos de señoras y demás bla bla bla, el caso es que llegaron a un trato en el que Rosa le hizo ver que necesitaba una empleada de confianza para ella y su hija que al tener una vida mejor se podían dar el gusto y el lujo de pagarse varios servicios inclusive le ofreció trabajo también para Sarahi, ¡claro!, como sirvienta de Norma.

Pero Yolanda sabiendo el odio que existía entre éstas rápido deshizo esa posibilidad pues ya parecía que Sarahi aceptaría; primero seguro que preferiría el suicidio que servir a Norma; pero su madre sí acepto el empleo a lo que Sarahi enfureció pues todo estaba muy claro tanto que hasta Yolanda así lo aceptó y entendió pero no tenía otra opción.

¡SOLO QUIEREN HUMILLARNOS!— gritó furiosa Sarahi a nada de llorar— ¡solo quieren pisotearnos!; ¿Qué no te das cuenta?; por unos cuantos pesos se deleitaran contigo con insultos y desprecios y Norma, parece que la estoy viendo, debe estar frotándose las manos para reírse en mi cara y restregarme que te tiene como sirvienta en su casa, ¡ni hablar mamá!, dile que siempre no— concluyó con determinación la bella Sarahi.

¡Lo siento hija pero no hay para donde escoger!— le respondió su madre al igual muy convencida y a la vez resignada al hablar.

¡Que no mamá te digo que no, por un carajo, tú, sirvienta de esas perras ja primero muerta!— insistió Sarahi a su madre inclusive golpeando el piso con su pie a modo de berrinche.

¡Bien!— le contestó su madre— en ese caso a partir de mañana buscas empleo por que dejarás la escuela.

¡QUEEEEEEEEE!— gritó horrorizada Sarahi.

¡Lo que oíste, no da para mas y lo que se que pasará mas tarde que pase de una vez, dejarás esa lujosa escuela y me ayudarás con el mantenimiento de la casa!— le habló enérgicamente Yolanda a su hija.

¡NO MAMITA ESO NO LA ESCUELA NO!— gritó llorando Sarahi hincándose ante su madre y rompiendo a llorar aún mas fuerte, pegando su bello rostro a la falda de su madre— ¡LA ESCUELA NO MAMI, POR DIOS TE LO RUEGO, LA ESCUELA NO!;

Su madre estuvo a punto también de llorar pero se contuvo, levantó a su hija y le dijo con la voz entrecortada— ¡entonces no intervengas hija, tú a lo tuyo y yo a trabajar duro como siempre!;

¡Pero no con esas perras!— insistió Sarahi expresándose con desprecio al referirse a Norma y a su madre a lo que Yolanda elevó su tono de voz al hablarle de nuevo.

¿Pero es que tú no entiendes?; ¡solo lo diré una vez mas Sarahi de los Ángeles!; escoge o dejas el Instituto Morelos o te limitas a aceptar mi nuevo empleo en la casa de doña Rosa— concluyó la señora dándole el ultimátum a su hija.

Dicho esto Sarahi rompió de nuevo a llorar, se jaloneó los cabellos, golpeó la pared sin importarle hacerse daño, pateó los viejos y únicos muebles que tenían hasta que al final sintiéndose impotente se arrodilló en el piso enterrando el rostro en el mueble para desahogar su furia a lo que su madre la abrazó y trató de consolarla.

¡Vamos hija no es tan malo, piensa que en el fondo Rosa y yo no nos llevamos tan mal, los problemas que hemos tenido han sido producto de tu enemistad con Norma pero mira que esto puede servir incluso para que hagan las paces, ya verás que en el fondo son buenas personas pues de no ser así no me hubiesen ofrecido el empleo!;

Apenas Yolanda dejó de hablar; Sarahi le apartó el brazo y alejándose de ella inmediatamente escupió en el piso con absoluto desprecio— ¡jamás me oyes bien jamás vuelvas a decirme que Norma y yo podríamos ser amigas, ella y su madre me odian por ser mejor que ella incluso hasta el chico que ella adora me prefiere a mi, me odian y son correspondidas, no sabes como añoro por verlas a ambas arrastrándose a mis pies y si te dieron el empleo es por que así tendrán un sin fin de tiempo y oportunidades para humillarte a ti y hacerme sufrir a mi!; ¿Qué no te das cuenta?, ¿Qué eres tan estúpida?— le habló Sarahi a su madre totalmente furiosa, encolerizada; sin medir sus palabras.

¡Plafffffff!— su madre le estampó una bofetada con todas sus fuerzas que a nada estuvo de que Sarahi terminara en el piso; ésta se talló la mejilla y se disculpó— ¡perdóname madre pero es que me sacas de quicio!;

¿Dejarás la escuela?— volvió a plantearle la interrogante Yolanda con claridad a su hija.

¡No, no lo haré!— fue la respuesta de Sarahi que continuaba tallándose la mejilla— oye todo es cuestión de pensarlo mejor, mira, por que no le prestamos mas al padre de mi amigo, ya ves que se portaron geniales o mira yo por mi parte he puesto mi granito de arena rebajándome ante las mas estiradas de la escuela ofreciéndome para hacerles sus deberes ¡Y mira que hay cada burra que mejor ni te cuento!— expresó Sarahi esto último muy risueña— ¿ves?, solo es eso, pensarle y verás como buscamos otra solución para que no caigamos tan bajo contigo trabajando en casa de Norma— concluyó la joven.

¿Dejarás la escuela?— preguntó una vez mas muy seria su madre ignorando todo lo dicho por Sarahi.

¡Maaaaaaama!— gritó Sarahi a modo de berrinche— ¡por fa!, ¿Qué no me oíste?, ¡solo dame un día mas!;

¿Dejarás la escuela?— continuó insistiendo su madre a lo que Sarahi molesta le respondió— ¡ya te dije que no!;

¡Entonces cállate!— le contestó en seco su madre dándole a entender que la charla había terminado y que su decisión estaba tomada— ¡ándale, sécate tus lágrimas que sabes que odio verte llorar y anda vamos a cenar!— concluyó doña Yolanda.



 ENCUENTRO CON NORMA.

De ésta manera transcurrieron algunos días con Sarahi esforzándose cada vez mas en la escuela con sus deberes y con los que tenía que hacerles a otras chicas por conseguir algún dinerito extra pero a pesar de ello, poco a poco Sarahi se iba ganando el respeto de esas estiradas chicas, al menos de la mayoría, al contemplar el espíritu y carácter indomable de la bella Sarahi y a eso sumarle lo lista que era para los estudios y que a pesar de tantas dificultades no se dejaba opacar por las otras jóvenes y ¡claro!, su madre de sirvienta en la casa de Norma era el único punto a discutir por Sarahi y lo único que en verdad odiaba pero ahí la iba llevando hasta que en uno de esos días caída la tarde; recién había salido Sarahi del colegio a lo que solo llegó a su casa para calentar algo de sopa, engañar a su estómago como casi siempre solía hacer y enseguida se cambió el uniforme por una cómoda y corta camiseta, pants negro y unos tenis blancos y salió disparada para la cancha mas cercana a su casa para poder alcanzar a otras chicas que ese día descansaban y otras que ya habían trabajado por la mañana y que vivían también en la zona baja.

Sarahi jugaba con ellas básquetbol y les caía muy bien a las chicas; no a todas, pues era natural que la envidiaran por ser la única de esa zona que continuaba estudiando y nada menos que en el Instituto Morelos pero igual y le tenían un profundo respeto en especial y después de que mas de una de ellas quiso desairarla recibiendo una buena tunda por parte de Sarahi que en verdad desahogaba de vez en cuando sus frustraciones con la primera que se lo busque portándose verdaderamente malvada con sus compañeras.

¡Hola perras!— se expresó burlona Sarahi brincando a la cancha y pidiendo el balón para comenzar a jugar.

¡Hola Sari!— le contestó la mas ingenua de ellas con tal de hacerle la barba.

¡Lástima Sari ya llevamos rato jugando y estamos cansadas y a punto de irnos!— le contestó seguido otra de las chicas que jugaba.

¡Noooooo!— se expresó molesta Sarahi— ¡ay no sean así quiero jugar quiero quiero quiero!— gritó Sarahi graciosamente y quizás algo ridícula al mover a los lados su cabeza y con ello su largo y hermoso cabello.

¡Bah, para que quieres jugar que tal y te quiebras alguna de tus delicadas uñas!— le comentó burlona Rocío, una de las chicas con las que mayormente se molestaba Sarahi al saber la envidia que ésta le tenía puesto que ella no estudiaba y que con su sarcástico comentario provocó la risa de todas las presentes.

¡En ese caso tendrías algo que comerte!— le respondió altanera Sarahi.

¡Bueno ya basta, venga Sari!, ¿querías jugar no?, pues venga— intervino Sandra entregándole por fin el balón a Sarahi, formando equipos y disponiéndose a jugar; por un momento todas las chicas mas bien jugaban para divertirse y olvidarse siquiera por ese momento de la difícil situación familiar en las que se veían envueltas todas ellas pero pasados unos instantes o que mas bien Sarahi dejó pasar para que Rocío se confiara, ¡zasssss!, Sarahi al recibir el balón se lo estrelló sin consideración alguna en el rostro a Rocío dejándola siquiera sin chance para quejarse; Rocío cayó al piso y de milagro no se rompió la cabeza, quedó inmóvil por unos instantes asustando a sus compañeras excepto a Sarahi quien parecía disfrutarlo pues una maliciosa sonrisa comenzó a dibujarse en su bello rostro.

¡Por Dios Sarahi!— exclamó angustiada Sandra— ¿Por qué le hiciste eso?, ¡siempre juegas rudo pero ésta vez sí que te pasaste!;

¿Yo ruda?— bromeó Sarahi con la situación— ¡pues pensé que ustedes eran las rudas jajajajajaja!— se burló aún mas riéndose a sus anchas y se rió aún mas fuerte al ver que la pobre Rocío comenzaba a moverse y a lloriquear.

¡Ayayayayayayay, me duele, me duele, auuuuuuuu, ahggghhhhhhh!— se quejaba llorando Rocío; Sarahi se le acercó y no contenta le pisó la cara a lo que la pobre joven muerta de miedo le imploró a Sarahi, humillándose ante ella— ¡no Sarahi, por favor, perdón perdón, no me lastimes!;

¡Bueno, solo quédate quieta!— se burló Sarahi de ella al momento que la humillaba limpiándose la suela de su tenis en la cara de la chica hasta que Sandra la apartó ligeramente— ¡basta por favor Sarahi, nosotras no nos metemos contigo, ya déjala por favor!;

¡Bueno bueno!— exclamó Sarahi acercándose de nuevo a Rocío— ¡ya te dejo pero ya que estás en el piso y a mis pies sujétame los cordones, se me desataron de tanto correr!— le pidió gentilmente sin ocultar su bella sonrisa y lo bien que se la estaba pasando.

Rocío se sorbió los mocos y se secó las lágrimas y muerta de miedo por no llevarse otro golpe comenzó a sujetarle los cordones de los tenis de Sarahi ante la cínica sonrisa de ésta.

¡Sí quieres yo te los amarro!— se oyó de pronto una chillona voz; era Karina, la hermanita de Sandra, de apenas 9 años y al parecer empeñada en lograr la atención de la bella Sarahi pues increíblemente se percibía la admiración que la niña sentía por Sarahi a lo que ésta risueña le contestó al momento que le revolvía su cabello— ¡tranquila, tú me los limpiarás después de jugar!;

¡Ni lo sueñes!— le respondió Sandra apartando a su hermanita de Sarahi que tan solo se limitó a sonreírle burlona. De ésta manera se acabó el juego quedando solo tres chicas con Sarahi botando un rato con el balón hasta que se fastidiaron y justo en eso que se estacionaba un Pointer azul para que enseguida bajara la conductora que por el enojo reflejado en la cara de Sarahi era evidente de quien se trataba, ¡Norma!, que la verdad, lucía muy bien con una corta falda azul, blusa negra y unas elegantes zapatillas también negras de mediano tacón, enseguida se acercó con su característica risita cargada de burla y desprecio hacia Sarahi.

¡Vaya, así que así se divierte la miserable hija de una sirvienta!— le dijo a Sarahi con la firme intención de humillarla.

¡Cuida tus palabras estúpida!— le gritó mas que molesta Sarahi.

¡Jajajaja!, ¿yo cuidar mis palabras?, mas bien deberías ser tú quien debiera cuidar sus modales, no te olvides que tu madre es mi sirvienta— le recalcó lo último— y por cierto vieras que servicial es y como todas las mañanas nos saluda besándonos el culo a mi madre y a mi; tú deberías imitarla Sari y así ganarías un dinerito que buena falta te hace niña— concluyó mirándola altiva y con superioridad mientras que Sarahi parecía que se tragaría a Norma con su mirada furiosa.

Enseguida las pocas chicas que quedaban ahí, optaron por marcharse pues no tenía caso quedarse, se sabían de memoria la escena que se desarrollaría pues la habían presenciado muchas veces; Norma provocaba a Sarahi, a continuación ésta le daba una paliza, Norma terminaba llorando y amenazando a Sarahi y al final pidiéndole perdón con tal de que ya no la golpee y cada vez Sarahi se ensañaba mas con ella pues sí había algo que Sarahi disfrutaba era hacerle daño a Norma y obligarla a que le pidiera perdón para que ya no la golpeara pero lo dicho, esa escena ya estaba mas que cantada a lo que las chicas fastidiadas de eso decidieron marcharse.

¡Te lo advierto Norma, déjame en paz!— le contestó Sarahi luchando en su interior por no alterarse de mas.

¡Y yo te repito Sari, no te olvides que ahora tu mami depende de mí y de mis caprichos a lo que somos mi madre y yo quienes te matamos el hambre!— le recalcó con todo el ánimo de ofenderla.

Sarahi estuvo a punto de lanzarse a golpearla pero recordó los ruegos de su madre de que no se metiera en problemas, en especial con Norma a lo que respiró profundo para lograr contenerse, le sonrió con indiferencia y le dijo sarcástica— ¡mejor lárgate, sería una pena que ensucies tu ropita de marca al igual que tus lindos zapatos!;

¡Oh por eso ni te preocupes!— le respondió Norma altaneramente— ¡para eso tengo a la infeliz de tu madre, como prueba solo mírame los zapatos aún se puede reflejar algo de su saliva que dejó en ellos al lamerlos jajajajajajaja!— se rió sin consideración alguna, en verdad disfrutando de lo lindo cada una de las ofensivas palabras que dedicaba a Sarahi— ¡si vieras como se esmera en pasarles la lengua con tal de obtener unas monedas de mas!— concluyó la joven gozando el momento al estar humillando a Sarahi.

Esas crueles palabras calaron profundo en Sarahi pero prefirió tragarse la humillación e irse de ahí; pero para Norma aún no era suficiente, nunca era suficiente si de hacerle daño y de humillar a Sarahi se trataba a lo que cuando ésta quiso cruzarla para marcharse le impidió el paso hablándole déspotamente— ¡te aseguro que pronto serás tú quien me lama los zapatos!;

Sarahi la miró fijamente y sin pronunciar palabra alguna prosiguió a marcharse.

¡Tú y tu madre son unas miserables perras!— le gritó con absoluto desprecio y rencor Norma siguiendo a Sarahi y empujándola a lo que ésta se volteó y le advirtió agitada, tratando una vez mas de no explotar en cólera— ¡basta Norma, solo aléjate de mi, déjame ir, no tengo por que escuchar tus estupideces!;

¡Jajajajajaja, te equivocas, ahora que tu madre es mi sirvienta…!

¡TÚ LO HAZ DICHO!— le gritó interrumpiéndola Sarahi— mi madre no yo o sea que déjame en paz o te pateo el culo como tantas veces lo he hecho.

¡La única que patea soy yo!— le respondió Norma con determinación al momento que le propinó una bofetada con todas sus fuerzas a Sarahi humillándola al decirle— ¡miserable igual que tu madre que por cierto, la tratamos como lo que es, como a una perra!;

Sarahi se quedó mirando a Norma lejos de enfurecer, con una mirada y una sonrisa muy extrañas en su rostro, lo que hizo enfurecer a Norma— ¿de que diablos te ríes imbécil?; ¡eres una perra Sarahi!— dicho esto, de nuevo intentó abofetearla pero Sarahi le sujetó la mano a lo que Norma intentó golpearla con la otra mano, la cual también Sarahi le sujetó, comenzaron a forcejear y a ir retrocediendo, llevando Sarahi a Norma justo donde quería, junto a un charco de lodo que se había formado producto de la fuerte lluvia de la noche anterior y sin previo aviso, Sarahi le metió el empujón a Norma haciendo que ésta cayera sentada ridículamente sobre el charco.

¡MALDITA PERRA, COMO TE ATREVES!— gritó Norma luchando por no llorar y tratando de levantarse inmediatamente pero al intentar hacerlo; Sarahi tan solo se limitó a esperarla y a empujarla de nuevo con el pie para volver a tirarla sobre el lodo; estaban solas a lo que Norma se encontraba sufriendo la mayor humillación de su vida ante Sarahi pues nadie intervendría y nerviosamente trataba de levantarse pero sus tacones resbalaban por los nervios, el lodo y las carcajadas de Sarahi a lo que penosamente volvía a caer.

¡Nos vemos perra, mi mami me dijo que no me metiera en problemas!— se burló Sarahi de ella dispuesta a marcharse pero no contaba con que Norma al verse desesperada por no poder levantarse, pensó rápido y se quitó los zapatos para levantarse sin problemas, arrojó uno y con el otro sujetándolo corrió hacia Sarahi con toda la intención de golpearla con el tacón pero todo ese movimiento hizo que Sarahi se percatara volteando justo en el momento en el que Norma corría hacia ella a lo que logró de nuevo evitar el golpe y ésta vez ¡sí se molestó!;

¡Te lo advertí estúpida!— le gritó Sarahi al momento que le doblaba la mano a Norma; todo fue muy rápido a lo que Norma ni la vio venir; Sarahi explotó pues ganas no le faltaban para destrozar a Norma a lo que teniendo en cuenta de que ésta la había provocado y estando solas, le arrebató el zapato y penosamente castigó a Norma con su propio zapato tirándola de nuevo al piso.

Sarahi se le fue encima, sin control alguno comenzó a golpearla por todo el cuerpo, utilizando en ocasiones la suela del zapato y una que otra vez el tacón; en segundos Norma aullaba de dolor y gritaba fuertemente— ¡yaaaaaaa no mas, no me pegues mas detente detente yaaaaaaa por piedad por piedad!;

Esos gritos hicieron entrar en razón a Sarahi pero también la excitaron al ver a Norma tan humillada ante ella y deduciendo que de todos modos Norma llegaría echa un mar de lágrimas a su casa decidió continuar a lo que arrojó el zapato para no ocasionarle un daño excesivo y estando sentada sobre el estómago de ésta comenzó a darle de bofetadas lentas y durísimas pero sobre todo humillantes bofetadas eran lo que estaba recibiendo Norma cortesía de Sarahi mientras, ¡claro!, la humillaba aún mas.

¡Pide perdón perra, pídeme perdón una vez mas o te jodo a golpes!— le exigía Sarahi totalmente excitada.

¡Perdón perdón, ya no mas, por piedad, perdón!— gritaba humillada Norma a lo que Sarahi riendo como una loca continuaba degradándola física y moralmente— ¡admite que eres una perra ante mi admítelo!— le gritó dejándola de golpear por un instante a lo que Norma tan pronto pudo articular palabra la amenazó con la voz llorosa— ¡te vas a arrepentir Sarahi, déjame ya por que te juro que te va a pesar!;

¡Bah!— expresó Sarahi sin temor alguno al momento que le propinaba otra humillante bofetada— ¡admite que eres una perra!— le reclamó de nuevo.

¡Nooooooooo!— gritó Norma muerta de indignación luchando por no ceder pero Sarahi sin perder tiempo, temiendo que alguien pasara por ahí e interviniera continuó castigándola con bofetadas a lo que Norma no resistió y terminó rogándole— ¡ya por piedad ya no me pegues, sí lo soy, sí lo soy, soy una perra!;

¡Eres mi perra, dilo, dilo en voz alta que eres mi perra!— le ordenó Sarahi dispuesta a humillarla como nunca lo había echo a lo que Norma maldiciéndose por no haber planeado mejor las cosas y haber enfrentado sola a Sarahi no le quedó de otra que continuar humillándose ante la chica que mas odiaba con tal de no llevarse mas golpes— ¡soy tu perra Sarahi lo soy pero ya no me golpees!;

¡Dilo de nuevo, de nuevo!— le gritó Sarahi mientras sin piedad la seguía castigando a base de bofetadas a pesar de lo hinchadas que veía ya que estaban las mejillas de la pobre Norma a lo que ésta a pesar de la humillación y el dolor al que se veía sometida intentó vagamente intimidar a Sarahi— ¡déjame ya maldita, déjame por que te juro que mientras mas me hagas peor te irá a ti y a tu madre, te juro que será mucho peor cuando me toque a mi!;

¡Ajá sí que mas bla bla bla!— se burló Sarahi y zassss, otra bofetada mas— ¡a ver perra quiero que digas en voz alta, soy la perra mas fea de todo el mundo, anda, dilo!;

Norma repitió la horrible frase después de unas cuantas bofetadas mas logrando con su triste expresión que Sarahi se carcajeara como una loca de ella, fue entonces que Sarahi se levantó e hizo por marcharse permitiendo descansar a Norma que lloraba como nunca en su vida pero Sarahi se percató de lo sucios que habían quedado sus tenis a lo que volviendo a pensar que se encontraban solas y que difícilmente se le volvería a presentar otra oportunidad de humillar a Norma, de nuevo se dio la vuelta justo cuando Norma se encontraba patéticamente a cuatro patas dándole la espalda a Sarahi, tallándose sus mejillas, intentó levantarse pero Sarahi lo impidió dándole una certera patada en el estómago.

¡Ayyyyyyyyyyy!— se quejó tristemente Norma, entonces cruelmente Sarahi la jaló del cabello y así arrastrándola por su cabello, ignorando por completo los gritos histéricos de Norma la llevó de nuevo hasta situarse frente al charco de lodo; ahí Sarahi fue clara al decirle— ¡mira Norma, no me gusta repetir las cosas así que piénsale tantito, estamos solas, a éstas horas casi no viene nadie a jugar y grites y grites nadie te oirá así que te aconsejo que mejor me obedezcas o te juro que te mato a golpes!;

Norma se encontraba de rodillas ante Sarahi con las ropas manchadas de lodo, la miró furiosa pero a la vez temerosa— ¿Qué quieres maldita?— le preguntó con rencor— acaba ya por que te juro que es la última que me haces.

¡Quiero que me limpies mis tenis!— le aclaró Sarahi sin perder tiempo y dedicándole una mas que hermosa sonrisa de oreja a oreja aunque mirándola con desprecio— ¡después de todo me los ensucié por tu culpa así que ándale y ya que dices que está de moda limpiarlos con la lengua tal como juras que lo hace mi madre pues será un placer sentir tu lengua sobre mis tenis jajajajaja!— concluyó carcajeándose y frotándose las manos por ver a Norma someterse ante tan humillante capricho. Dicho esto, Norma no fue capaz de articular palabra; tan solo se dibujó en su cara una expresión de horror y tan rápido como pudo intentó levantarse y huir de ahí solo que una vez más Sarahi se lo impidió.

¡Oh no perrita tú no te vas!; ¿no querías jugar rudo?, ¡pues juguemos!— le gritó burlona Sarahi al momento que de nuevo la golpeaba en el estómago y la jalaba cruelmente del cabello hasta volver a dejarla arrodillada ante ella quejándose y llorando por los golpes.

¡Vamos Norma, límpiame los zapatos con tu lengua, no te queda de otra, de lo contrario continuaré golpeándote, vamos, mientras mas rápido lo hagas mas pronto te largarás de aquí!; Norma continuaba sin hablar a lo que Sarahi le dio una patada no tan fuerte en el estómago, solo a modo de aviso de lo que le seguía esperando sino la obedecía. Tan solo transcurrieron unos segundos de mas para que Norma cayera en cuenta de que no había otra salida pues le era imposible escaparse de Sarahi por lo que la única solución era complacerla para que ésta la dejara marchar a lo que dando una rápida miradita a los sucios tenis de Sarahi; Norma rompió a llorar y alcanzó a murmurar pues entre tanto llanto apenas y se le entendía— ¡déjame ir Sarahi, déjame ir y te juro que no diré nada a mi madre por favor por lo que mas quieras no me humilles así, piensa que si me dejas ir yo puedo ser tolerante con tu madre pero sino mira que las puedo hundir, venga es un trato justo!— concluyó la orgullosa Norma suplicante, rogando al cielo por que la ruda Sarahi la perdonara; nada mas lejos de lo que pensaba Sarahi.

¡No, no vale la pena, prefiero humillarte, ándale Normis es la última vez que te lo digo, lame mi zapato, mira que te estoy dando opciones o de lo contrario te juro que yo misma te agarro de nuevo del cabello y te restriego la cara en ellos y después en el charco o sea que te haré mucho mas daño así que decide y hazlo rápido!— le habló burlona empleando un tono de fastidio en su voz al momento que para hacer sufrir aún mas a Norma hundió la punta de su tenis en el lodo para ensuciarlo todavía mas y levantando el pie lo había dejado cerquísima de la cara de Norma mientras le hablaba.

Enseguida Norma se le quedó mirando fijamente a Sarahi con una expresión mezcla de odio, llanto y súplica— ¡te vas a arrepentir maldita, te lo juro!; como respuesta Sarahi le mostró una mayor sonrisa y le acercó un tanto mas su pie; Norma aún se dio su tiempo para divertir mas a Sarahi con su triste llanto y convenciéndose que no tenía alternativa sujetó temblorosa con sus dos manos el tenis, cerró los ojos y ¡lamió el zapato de Sarahi!, tragándose orgullo, dignidad y lodo con ello y encima haciéndose sorda a una en verdad cruel carcajada.

¡Jajajajajajajaja para eso me gustabas perra para lamerme los zapatos jajajajajajaja que patética a ver Norma que se siente o mejor dicho a que sabe la suciedad de mis zapatos la suciedad de los zapatos de la miserable Sarahi eh!; ¿Quién es la miserable ahora?, ¡lame lodo jajajajaja anda, anda que no dije que te detengas!— la humilló Sarahi en extremo.

Norma era un guiñapo, al menos eso representaba con su llanto incontrolable y con el aspecto espantoso de su ropa pues Sarahi apartó por un momento su tenis de los labios de ésta para limpiarse la suela en su blusa y continuar humillándola— ¡ándale ahora el otro pero que flojera levantar el pie, anda, pega tu patético rostro al piso, eso es, quiero verte postrada a mis pies y me limpias el otro!;

Norma tan solo meneó la cabeza a modo de negación buscando una migaja de compasión en el rostro de Sarahi, compasión que jamás encontró a lo que sintiéndose mas que miserable se postró por completo en el piso y lamió hasta quitar por completo el polvo y lodo del otro tenis de Sarahi mientras que ésta no perdía tiempo pisándole la cabeza y continuando limpiándose la suela del otro tenis restregándola en el cabello de Norma hasta que se dio por satisfecha; enseguida Norma se incorporó quedando de rodillas y ocultando el rostro con sus manos y de nuevo intentó levantarse y marcharse pero cruelmente de nuevo Sarahi se lo impidió jalándole los brazos y haciéndoselos a un lado para divertirse al verle la cara.

¡Pero mira como luces!; ¿y tú me llamas miserable?, ¡pero sí tú eres la cochina Norma, eso es lo que eres, una cerda jajajajaja!— se burló despiadadamente Sarahi carcajeándose a sus anchas.

Norma intentó correr pero Sarahi la tenía muy bien sujeta del cabello— ¡espera Normis puesto que ya me imagino la escenita que armarás en tu casa y que claro, a partir de mañana querrás cobrarte con mi madre antes de que te vayas vas a complacerme un poquito mas!— le comentó riendo, disfrutando el momento— ¡arrodíllate!— le ordenó con desprecio y muy orgullosa de sí misma al estarla degradando de tal forma.

¡Ya basta por favor, por favor, déjame ir!— imploró Norma destrozada.

¡QUE TE ARRODILLES HE DICHO!— le gritó Sarahi a tiempo que una sonrisa malvada se dibujaba en su rostro sometiendo a Norma hasta dejarla de nuevo humillada ante ella— ¿quieres marcharte?— le preguntó maliciosamente.

Norma asintió con la cabeza.

¡Bien!— exclamó risueña Sarahi— ¡después de que te oiga decir que eres una cerda ante mí, ante la hermosa Sarahi!;

De nueva cuenta Norma rompió a llorar aún mas fuerte a lo que Sarahi le dejó mas que claro lo que pensaba hacer con ella— ¡dilo o te juro que te hundo la cara en el charco, ándale!;

¡Ya no mas ya hice todo lo que me dijiste ya déjame ir!— se desgarraba Norma suplicando.

¡Por eso dí esto último y te dejaré ir!— se dio su tiempo Sarahi para bromear con el sufrimiento de la altiva señorita Norma.

Norma trató de calmarse e intentó hablar pero Sarahi como punto extra le ordenó levantar la cara y verla directamente, quería gozar con su humillación y quería que sus miradas se cruzaran justo cuando Norma pronunciara lo que ella deseaba oír. Norma lo interpretó a la perfección al ver la mirada altanera de Sarahi pero ya no rogó, entendió que al menos ese día ella había echo las cosas mal y por lo tanto estaba pagando muy caro sus errores pero ya habría tiempo y ya le tocaría a ella jugar mejor sus cartas y entonces mas que gustosa le cumpliría sus promesas a Sarahi, se vengaría y le haría pagar el doble y disfrutaría no por un día como lo estaba haciendo Sarahi sino por toda la vida; ese pensamiento cruzó por la mente de Norma en aquel momento y con eso se dio fuerzas para respirar profundo y pronunciar claramente mientras no le apartaba la vista a Sarahi— ¡soy una cerda ante ti hermosa Sarahi!;

¡Oh en serio mira que ya lo sospechaba!— se burló de ella Sarahi— pero a ver, en serio, ¿eres una cerda?;

¡Sí!— respondió Norma tragándose una burla mas mientras Sarahi le daba la vuelta contemplándola hasta que sin previo aviso la sujetó del cabello diciéndole en un tono irónico, burlón— ¡bueno si tú lo dices!; ¿pues que esperas?, ¡a comer lodo como la cerda que eres!— concluyó Sarahi su acto hundiéndole por completo el rostro a Norma en el asqueroso charco de lodo.

Ni que decir que la infeliz rogó y suplicó pero fue incapaz de librarse de tan denigrante trato, lo único que consiguió al hablar fue tragar más lodo. Sarahi le restregó la cara en el charco cuanto quiso y no contenta le aplastó la cabeza sin permitirle respirar; Norma pataleaba y trataba inútilmente de safarse, ¡se estaba ahogando!, ¡que espantosa manera de morir!; fue lo que cruzó por su débil mente por que conociendo a Sarahi y mas que nada por la mirada fría y sádica de Sarahi no se veía ni de donde que le permitiera respirar por lo contrario parecía haber perdido por completo el control y se veía dispuesta a no apartar el pie de la cabeza de Norma hasta verla inerte, inmóvil, ¡muerta!;


Continuará…………………………….