viernes, 3 de septiembre de 2010

CAMBIANDO EL DESTINO 6

Rubí se encontraba cómodamente recostada en el pasto, acababa de terminar su actividad deportiva a lo que se encontraba vestida con su pants y sudadera gris, descalza; pero lo que sorprendió a Sarahi no fue eso, fue que Mayra se encontraba justo a los pies de Rubí, al igual recostada pero ella no descansaba, ¡Mayra le masajeaba los pies a Rubí!;

Se los acariciaba con tal naturalidad y entrega que a leguas se notaba que estaba mas que acostumbrada mientras que Rubí con una arrogancia y altanería impresionante se fumaba un cigarrillo y le iba indicando a su fiel acompañante como deseaba su masaje. Sarahi no dejaba de menear la cabeza de asombro al presenciar como la estirada de Rubí de vez en cuando se divertía echándole el humo a la cara a Mayra y la ceniza sobre su cabello pero lo que no dejaba de sorprender a Sarahi era que Mayra ni se inmutaba, no se veía una sola mueca de reproche o indignación.

Sarahi estaba en verdad asombrada ante tal escena y al parecer Rubí también o si no estaba asombrada al menos sí se notaba inquieta al percatarse de que Mayra se comportara con extrema docilidad a lo que repentinamente Rubí cambió de táctica, atormentando en verdad a Mayra. Rubí sonrió perversamente, disfrutando totalmente lo que pensaba hacerle a Mayra, se le acercó tantito, le revolvió cariñosamente su cabello; algo que Mayra tomó como un gran cumplido y le agradeció con una de sus mejores y bellas sonrisas mientras continuaba esmerándose en acariciarle los pies a Rubí.

Pero la inocente Mayra dejó de sonreír al ver lo que Rubí pretendía hacer con ella; de momento dejó de acariciarle el cabello, entonces se lo hizo a un lado dejando al descubierto su oído, la malvada Rubí dio una calada a su cigarro y a continuación sonriéndole con malicia a su amiga, le acomodó el cigarro justo sobre su oreja; al instante Mayra se desesperó al sentir mas que el contacto el calor que emanaba del cigarro consumiéndose sobre su oreja y que de dejarlo ahí de un momento a otro le quemaría su oreja o su cabello.

¿Pepepepepepero que haces Rubí?— tartamudeó Mayra dejando de frotarle los pies a su amiga e intentando quitarse el cigarro.

¡Alto Peque, tú continúa con lo tuyo o sea acariciándome los pies y yo me ocupo de lo demás!;

¡Pero Rubí, me voy a quemar, el cigarro, Rubí por favor quítamelo quítamelo, me quemaré Rubí!— lloriqueó Mayra conmoviendo a Sarahi que no perdía detalle de tan interesante escena; para infortunio de Mayra, no era a Sarahi a quien necesitaba conmover sino a Rubí y ésta ni se inmutaba.

¡Peque!— le habló con autoridad— ¡continúa con mis pies y no me hagas enojar!; si no te quieres quemar, simplemente no muevas tú cabezota, mueve solo tus manos coño.

¡Pero Rubí, amiga, amiga por Dios!;
¡BASTA COÑO!— le gritó Rubí.

¡Ayyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyy!;

Al instante Mayra se quejó; Rubí le había propinado una patada con la planta de su pie en plena cara que aunque no fue tan fuerte sí logró hacerle daño, justo el grado de daño que pretendía hacerle; por el impacto el cigarro cayó al piso quemándole el brazo a Mayra sin apagarse; Rubí lo levantó, se lo ofreció a Mayra que entendió y le dio una calada al cigarro para que no se apagara y de nuevo Rubí se lo acomodó en la oreja. Ya se había consumido casi la mitad del cigarro a lo que la molestia y el nervio aumentaron para Mayra que sin mas se soltó a llorar.

¡Por fa Rubí quítamelo, te lo suplico amiga, te lo suplico!;

Rubí tan solo se sonrió con crueldad y en verdad disfrutando lo que hacía se dedicó a secarle las lágrimas que corrían por las mejillas de Mayra con sus pies mientras se burlaba aún más de ella.

¡Vaya, ya veo que sigues empeñada en no acariciar mis pies con tus manos, bueno, pues hazlo con tus labios para que dejes de decir tonterías, anda, bésame las plantas de mis pies, sabes que me encanta además me pican por el pasto, vamos perrita digo, Pequeñita, lámeme las plantas y olvídate del cigarro!;

Sarahi incluso sentía su corazón latir agitadamente y ella no tenía un cigarro consumiéndose sobre su oreja, no quiso imaginarse por lo que debía estar pasando la pobre Mayra que fiel ante su amiga se limitó a lamer las plantas de los pies de su ya mencionada cruel amiga sin dejar de llorar.

¡Ahora chupa mis dedos jajajajaja sí, así, chúpalos y trágate el pasto que hay en ellos jajajajaja sí que eres como una mascota Mayra, jajajajajaja mira que bien me la paso contigo, nunca me aburro!— la humilló sin piedad mientras le mantenía dentro de su boca un pie obligándola a chuparle los dedos, retiraba un pie y le introducía el otro, comprobando que Mayra se tragara el húmedo pasto que se encontraba sobre sus plantas y dedos.

Rubí no se medía al momento de divertirse, por que para ella era una diversión; con la que solía llamar su mejor amiga. Al final para sorpresa tanto de Sarahi como de la propia Mayra, Rubí retiró el cigarro del oído de Mayra cuando apenas estaba por consumirse por completo a lo que no llegó a hacerle daño en el oído ni en su cabello a Mayra, no la quemó.

¡Fiu!— expresó Mayra calmando sus nervios pero el gusto le duró poco. Rubí mirándola con malicia observó la colilla aún encendida y sin pensárselo se lo apagó en el brazo a Mayra haciendo presión.

¡Aaaaaaaahhhhhhhhhhhhh!— gritó la pobre Peque revolcándose y rompiendo a llorar de nuevo mientras se tallaba el brazo.

¿Por qué Rubí por qué?; ¡somos amigas!; ¿Por qué me haces daño?; ¡sí dices quererme!; ¿Por qué me lastimas?— le suplicaba angustiada una explicación.

Mayra lloriqueaba tan triste que en verdad inspiraba compasión y ternura siendo ella una encantadora y dócil jovencita.

¡Por no confiar en mí!— le respondió increíblemente una ofendida Rubí— ¡me jode que no confíes en mí, te dije que no te preocuparas por el cigarro sino por mis pies, te dí a entender que no te quemaría a menos que así lo decidiera y te la pasaste llore y llore, por eso te he quemado!— hizo una pausa y continuó en la misma postura pues en verdad era ella quien se sentía indignada y ofendida— a ver, ¿acaso te quemaste el oído o el cabello?;

Mayra contestó negando con la cabeza.

¡Plaffffffffffffffffffffffffff!; Rubí le estampó una tremenda bofetada— ¡así es idiota, no te quemaste ahí y si hubieras confiado en mí tampoco te hubiese quemado en el brazo, ahora pídeme perdón y continúa besándome los pies o me pondré de muy mal humor contigo!;

¡Nooooo Rubí no te enojes, perdón perdón amiga!— se apresuró Mayra a responder con una jodida y completa sumisión, una sumisión que quizás ni ella misma comprendía; cualquiera juraría que Rubí la tenía hipnotizada o hechizada y era una posibilidad, pensando en la belleza y el carácter aplastante de Rubí, hipnotizaba a cualquiera sin respetar raza, sexo, religión y Mayra no era la excepción mención aparte del carácter tan sumiso y dócil que tenía por naturaleza.

La fiel Mayra se arrojó al instante a los pies de su amiga cubriéndolos de besos mientras le decía angustiada y preocupada— ¡no te enojes Rubí por fa, perdóname, es verdad, no confié en ti pero no te molestes conmigo, vamos, no te….!

Rubí la calló metiéndole de nuevo un pie en la boca, lo retiró, enterró ambos pies sobre el pasto y de nuevo se los ofreció a Mayra dejándolos justo frente a su cara. Mayra observaba atenta los bonitos pero sucios pies de Rubí; la noche anterior había llovido bastante fuerte y Rubí groseramente revolvió sus pies en el húmedo pasto mezclándolos con el lodo.

¡Bésamelos Mayra!; ¿o acaso te da asco besarme los pies?— la presionó sutilmente mientras le dedicaba una malévola sonrisa.

¡No Rubí, no me da asco!— mintió Mayra haciéndose la fuerte y tragándose su orgullo que muy bien tenía pero se lo escondía con tal de complacer a su amiga, aunque eso implicaba olvidarse de que era una persona para dar paso a convertirse en un títere, un títere al cual Rubí le daba vida o muerte según su bendito humor. Mayra sin perder más tiempo se entregó al cruel capricho de su amiga lamiéndole los pies.

¡Besa y lame mis uñas, no se por que pero me encanta mmmm igual entre los dedos Mayra, ahí sí que compites duro con Julio jajajajaja aunque Julio se esmera cada vez mas en lamerme las uñas de mis divinos pies jajajajajaja!;

Mayra hizo caso omiso de tan humillante comentario; miró con ternura y adoración a su amiga y le preguntó a modo de súplica— ¿no estás enojada conmigo verdad?, ¿verdad que no?;

¡Puede que no!— le respondió Rubí moviendo sus pies a lo que Mayra de nueva cuenta se dio a la tarea de adorarle los pies ante la cínica sonrisa altanera de Rubí; ¡quería a Mayra!, la quería; pero sin duda disfrutaba sometiéndola de esa aberrante forma, manteniéndola a sus pies besándoselos y obligándola a veces a degradarse cada vez mas bajo y ruin ante ella tan solo por capricho y placer.

Lo rescatable de todo esto fue para Sarahi que al observar lo acontecido se la pasó meditando y sacando conclusiones— ¡Dios, que le hizo para doblegarla de esa forma por que obligada no está como yo con Norma!— pensó Sarahi en silencio y deduciendo que fuere cual fuere el motivo, en ese momento a ella era lo que menos le debía interesar pues primero estaba ella a lo que Sarahi decidió arriesgarse pues dedujo que no podría comportarse tan sumisa y servicial ante Rubí pues correría sin duda la misma suerte que Mayra a lo que respirando profundamente antes de acercarse a Rubí decidió que debía cambiar de táctica con ella, no irse al extremo y comportarse altanera o retadora pero tampoco tan sumisa; eso implicaba muchos riesgos pero la valiente Sarahi estaba dispuesta a correrlos pues por nada del mundo deseaba terminar como Mayra, ya demasiado tenía con Norma y en soñar con su añorada venganza como para que encima se echara al hombro una nueva enemiga de la magnitud de Rubí— es posible ganarme su respeto— aclaraba Sarahi sus pensamientos— pero tengo que actuar con mucha cautela, ¡vamos Sari, inteligente, así es como debo actuar, inteligente!— dicho esto interiormente, Sarahi llegó justo frente a Rubí quien se encontraba como al principio, fumando y echando el humo y la ceniza sobre la cara y el cabello de Mayra.

¡Hola Rubí!— la saludó Sarahi. Rubí la miró altanera y continuó en lo suyo.

¿Me invitas un cigarro?— Sarahi ya no espero respuesta, tomó un cigarro de la cajetilla, lo encendió y le sonrió con seguridad a Rubí que estaba mas entretenida en atormentar a Mayra que en observar a Sarahi.

Mayra desvió tantito su mirada dejando de besar los pies de Rubí pues se incomodó al tener cerca a Sarahi; una cosa era someterse en la intimidad ante su amiga y otra muy distinta era hacerlo frente a terceros, mas ante alguien como Sarahi a quien la misma Mayra consideraba inferior a ella. Una leve patada recordó a Mayra su deber.

¿Qué pasa Peque, te da pena besarme los pies ante Sarahi?;

¡No Rubí!— mintió de nuevo muy apenada Mayra.
Sarahi no pudo evitar sonreír ante la evidente humillación de Mayra.

¡Pues continúa!; total, ¿no que te gusta tanto como huelen mis pies?; ¡sí!, es raro, ¡pero así es!— se dirigió Rubí de momento a Sarahi— ¡Mayra disfruta oliéndome los pies y bueno pues cada quien!; por eso me enoja que ante terceros lo quiera ocultar, si tanto le gusta pues que mas da, ¿no te parece?;

¡Claro!— contestó burlona Sarahi.

Mayra tenía la cara roja de vergüenza aún así Rubí le acercó uno de sus tenis y le hizo oler el interior— ¡huele!— le ordenó secamente. Mayra obedeció.

¡Jajajajajaja de verdad que te gusta!— se rió Rubí a sus anchas.

Mayra no la desmintió; no le agradaba para nada ese olor pero si aceptando las palabras de Rubí y complaciéndola le daba como resultado tenerla contenta pues a la pobre no le quedaba de otra.

¡Bueno!; ¿y tú que?— se dirigió Rubí a Sarahi.

¡Ehhhhh claro, tranquila es, solo vine para saber si siempre continuaré haciendo tus deberes!— le contestó Sarahi dándole una calada a su cigarro.

¡Ahhh!— expresó con fastidio Rubí— ¿y que sí te digo que no?;

¡Pues nada tan solo y me marcharé!— le respondió Sarahi manteniéndole la mirada.

¡Bueno pues no, ya no me harás los deberes!;

Sarahi se sorprendió por la respuesta, estuvo a punto de insistirle, mas que eso, de rogarle pero recordó su postura y su plan a lo que decidió resignarse, se dio lentamente la vuelta para marcharse pero se detuvo a una señal de Rubí.

¡Espera, nunca dije que te podías marchar!;

Sarahi accedió ésta vez con la mirada clavada al piso contemplando como Mayra se encontraba al igual a los pies de ella besando los pies de Rubí.

¡Te tengo un trato!— le dijo Rubí— ya no quiero que hagas los deberes de nadie mas tan solo los míos o sea trabajarás para mí haciendo mis deberes, yo te pagaré lo que las demás te daban; ¿Qué dices?;

¡Hecho, acepto!— contestó sin dudarlo Sarahi.

¡Bien!— expresó Rubí que al final había cambiado de opinión pues al igual sentía una sensación extraña de afecto hacia Sarahi, algo que no se daba para nada seguido en la frívola señorita Panty, pero la chica le caía bien y no podía dejar de admirar aunque muy disimuladamente su belleza y su inteligencia tan naturales con las que Sarahi había nacido a lo que decidió no solo seguirla empleando sino tenerla mas de cerca haciendo que exclusivamente tan solo se ocupe de ella y sus deberes.

Rubí se levantó; con otra patadita indicó a Mayra que la calzara. Sarahi le sonrió y le tendió la mano diciéndole— ¿amigas?;

¡No!— le respondió en seco Rubí sonriéndole con ciertos aires de desprecio y superioridad dejándola con la mano estirada. Sarahi no pudo evitar sentirse ofendida, bajó la mano y sintiéndose ridícula se despidió— ¡bueno bye!;

¡Bye Sari y recuerda que no tolero errores!;

¡Lo recordaré!— respondió Sarahi ante la sonrisita burlesca de Rubí.

Sarahi se marchó desquitando un poco aquel bochornoso momento sonriéndose con burla de Mayra que continuaba a cuatro patas poniéndole los zapatos a Rubí quien se quedó contemplando a Sarahi; en el fondo le había gustado la actitud y postura que Sarahi adoptó frente a ella, no se comportó grosera ni le faltó al respeto pero al igual y se mostró mas decidida, sin miedo ni inseguridad.

Rubí se sonreía pues algo le decía que Sarahi no era como Mayra, entonces, ¿era como ella?; ya lo averiguaría.


Continuará…………………………………

CAMBIANDO EL DESTINO 5

DE NUEVO A LA RUTINA.

Sarahi disfrutó casi al igual que Nemesio aquella agradable velada y la disfrutó más que nada por que al otro día su infierno continuaba por lo que esa velada representaba el último recuerdo agradable desde que comenzó a servir en la casa de Norma.

Día a día entre Norma, su madre y hasta Dolores se daban a la tarea de hundir por completo la moral de Sarahi pero ésta no se daba por vencida, en verdad tenía un carácter impresionante como tendría que tenerlo para soportar el trato que le daban y es que Sarahi dentro de lo que cabe, se mantenía digna y aferrada a que sí se doblegaba era ajeno a su voluntad, era por lo débil y miedosa que era su madre y por no tener su apoyo. Sarahi se mantenía firme en sus pensamientos a pesar de sufrir las constantes humillaciones de tener día a día que postrarse a los pies de Norma y Rosa, ¡claro!, obligada siempre por Dolores pero lo que mas le dolía era el trato de Rosa que la golpeaba sin motivo alguno propinándole humillantes bofetadas, la obligaba a oler el interior de sus zapatos recién llegaba de trabajar, la obligaba a cargar objetos pesados para Sarahi tales como cubetas de agua que le acomodaban a la espalda, mas exacto, en los hombros, una cubeta a cada punta de una madera, tan solo para humillarla pues la maldita de Rosa le hacía dar vueltas y vueltas con ese peso llamándola mula, bestia; la insultaba y enfurecía al ver que Sarahi soportaba el castigo con lágrimas en el rostro, reflejando el odio que sentía por ellas.

Sarahi acumulaba todo ese odio y Rosa al final siempre se aburría a lo que Norma acostumbraba a concluir el sufrimiento de Sarahi empujándola en ocasiones o a veces dándole una patada en el culo; al final Sarahi caía humillantemente a los pies de sus verdugos con las cubetas de agua encima de ella haciéndose sorda a las crueles carcajadas de Norma, su madre Rosa y Dolores que no dejaban de insultarla y llamarla bestia.

Norma en una ocasión llegó a castigarlas a ambas, tanto a Sarahi como a su madre Yolanda; esto al comprobar que Sarahi sufría el doble como era de suponerse cada vez que Norma infligía castigo a su madre y una tarde no fue la excepción, ¿el motivo?, insignificante; el caso es que Norma terminó golpeándole sin piedad las manos a Yolanda con una cuchara de acero mientras obligaba a Sarahi a besarle los pies.

Mantenía a Yolanda de rodillas ante ella con las manos extendidas aullando de dolor; al final Norma, no conforme castigó también a Sarahi, se deleitó con su dolor y sonrió cruelmente al tener a madre e hija arrodilladas y con las manos extendidas; se sobrepasó con Yolanda dejándola casi inconsciente al asestarle un terrible y demoledor golpe con la cuchara en el rostro a la pobre Yolanda, con Sarahi se comportaba distinta, el objetivo de Norma era atormentarla y llenarla de angustia, que Sarahi no supiera el momento en que la destrozaría, esa era la cruel intención de Norma a lo que tan solo la golpeó pocas veces en la espalda y en las palmas de sus manos, aún así la hizo sufrir.

Sarahi aún así estaba dispuesta a no sucumbir ni mucho menos suplicar, estaba dispuesta a soportar lo que haya que soportar el tiempo que tenga que soportarlo; se lo había jurado a sí misma y luchaba con todas sus fuerzas para cumplir sus palabras y cada noche se acostaba tratando de olvidar su dolor y desdicha ya que Norma no solía castigarla tanto físicamente sino mas bien atacaba su moral y su dignidad, humillándola y manteniéndola a sus pies sabiendo de antemano que de esa forma le hacía mucho mas daño a Sarahi que lo dicho, cada noche trataba de olvidar y se dormía pensando en su venganza, en un fantasioso y muy lejano sueño que no se veía de donde o por donde se le cumpliera pero al fin y al cabo, la vida es un sueño y los sueños, sueños son y Sarahi lograba conciliar el sueño añorando e imaginando su venganza.

Pero algo con lo que Sarahi no contaba era el impresionante y a la vez extraño carácter sumiso de su madre, tal parecía que la señora había nacido para obedecer en especial a Rosa y a Norma y se empeñaba en hacerle ver a Sarahi que debía imitarla y se empeñaba en lograr que al igual Sarahi se comportara como ella pues según Yolanda, ese era el destino de ambas por ser de origen pobre y humilde a lo que la señora sobrepasó los limites con su propia hija sin darse cuenta del daño que le estaba haciendo, nunca hubo mala intención por parte de Yolanda en lastimar los sentimientos de su hija; todo fue obra de ese carácter sumiso pero la importancia radica en que el daño se lo hizo.

Una noche que parecía marchar rutinaria para Sarahi; ésta se disponía a descansar, había tenido un día en verdad difícil en casa de Norma que culminó con ella arrodillada a los pies de la señorita Norma mientras Dolores le proporcionaba cintarazos; ahora se disponía a descansar pero algo no andaba bien, así lo dedujo Sarahi al percatarse del nerviosismo de su madre quien habló al momento en que su hija se recostaba en su humilde cama.

¡Sari, hija, lo siento pero ésta noche no dormirás, al menos no en tu cama!— le dijo Yolanda con la voz angustiada.

¿Qué?— le preguntó Sarahi bostezando sin entender nada.

¡Ordenes de la señorita Norma!— le respondió increíblemente Yolanda con una expresión mezcla de angustia pero a la vez resignación pues muy a su pesar se disponía a obedecer el mandato de Norma aún en su propia casa en donde Norma no se encontraba a lo que ante la cara de asombro e incredulidad por parte de Sarahi que seguía sin entender; Yolanda le mostró una bolsa negra y sin perder tiempo extrajo de dicha bolsa unos zapatos negros cerrados que Sarahi reconoció enseguida, ¡eran los zapatos de Norma!, los mismos que había llevado a la escuela y se veían en verdad asquerosos; entonces Sarahi recordó que no se los había echo limpiar en la tarde, algo que Sarahi muy en su interior se alegró pues los zapatos estaban repletos de lodo y algo mas.

Sarahi entendió que Norma la había molestado más que de costumbre a propósito y ahora entraba en el juego el uso de esos zapatos.

¿Qué haces con esos zapatos?— preguntó Sarahi a su madre con asco y repulsión.

¡Hija!— respondió ésta a la vez triste pero firme en el tono de su voz— hija no debiste hacer enojar a la señorita Norma.

¡Jajaja!— se rió Sarahi con resentimiento— ¡señorita!, vaya mami, mira que por mas que trato nada mas no recuerdo cuando fue la última vez que a mí me llamaste señorita pero al diablo además la muy puta disfruta con ello, bien sabes que a diario se empeña con humillarme y molestarme con tal de hacerme sentir miserable, ¡sí al menos contara con tu apoyo!— puntualizó Sarahi suspirando con tristeza.

¡Mi apoyo lo tienes hija pero ante tu comportamiento nada se puede hacer!;

¿Qué comportamiento mamá?, ¡por los mil demonios!— gritó furiosa Sarahi.

¡Lo siento hija!, el caso es que la señorita Norma me ha ordenado esto y no quiero mas problemas.

¿Pero que coño te ha ordenado?, ¡ella no está aquí!, ¿de que mierda me hablas?;

¡De eso precisamente Sarahi, de que te comportes y entiendas y aceptes tu destino y la vida que nos tocó vivir, es una lección de humildad hija, ni mas ni menos!— dicho esto, con Sarahi que aún no asimilaba lo que se le venía, poco pudo hacer pues cuando quiso reaccionar, su propia madre la había esposado de las manos dejándoselas por detrás a su espalda inmóviles al igual que la esposó de los pies.

¿Pero mami?— preguntó Sarahi aterrada al verse inmóvil.

¡Lo siento hija!— es lo único que atinaba a decir Yolanda al momento que guiaba a su hija justo a un rincón de la casa y la hacía arrodillar.

¿Qué haces mami?— preguntó Sarahi comenzando a llorar. Yolanda le aclaró su situación sin atreverse a mirarla a la cara.

¡La señorita Norma ha ordenado que pases toda la noche de rodillas y respirando el olor del interior de sus zapatos!;

¿Queeeeeeee?; ¡nooooooooooo eso nooooooooo!— gritó histérica Sarahi cayendo al piso y tratando inútilmente de huir arrastrándose. Yolanda la sujetó y la quiso hacer entrar en razón lo cual resultó imposible al grado que Yolanda tuvo que propinarle una impactante bofetada a su hija para controlarla.

¡Yaaaaa mamá ya por favor no me golpees!;

¡Entonces entiende hija, no lo hago por gusto!— se expresó al igual una angustiada Yolanda que era sincera al hablar aunque su comportamiento no expresara lo mismo.

¡Pero Norma no está aquí mamá por Dios, no tienes por que hacerme esto, por piedad, esto no, no tú mamá, tú no, por piedad!;

¡Lo siento hija!— le respondió Yolanda con lágrimas en sus ojos al tiempo que se armaba con cinta para acomodarle los zapatos a Sarahi quien al ver que no había alternativa habló sinceramente a su madre, con voz firme le dijo— ¡no lo hagas madre, si me haces esto te odiaré, tú me estás obligando a hacerlo, te lo juro, te odiaré con toda el alma si me haces esto!;

Pero increíblemente Yolanda le respondió— ¡no hija, eres tú quien me obliga a actuar así, eres tú quien me obliga al no aceptar humildemente tú destino, al no aceptar que nacimos humildes y dependemos del buen servicio que prestemos a nuestras patronas y de la bondad que ellas nos muestren!;

Como respuesta Sarahi le escupió la cara a su madre; Yolanda ignoró tal acto, se limpió la saliva de su rostro y justo cuando Sari intentó de nuevo su última súplica invadida por el llanto, ya Yolanda le había ajustado un zapato en plena cara; Sarahi ofendida e impotente respiraba el humillante olor que provenía del interior de aquel zapato y del lodo embarrado en el.

¡Mamá, Norma nunca sabrá que no la obedeciste, por piedad, soy tu hija, maldita sea, no soy una bastarda soy tu hija!— habló Sarahi con el corazón en la mano.

¡Perdóname hija pero esto te lo haz buscado con creces además la señorita Norma tiene vehículo y me amenazó con golpear a cualquier hora de la noche a lo que no me voy a arriesgar, entiéndelo hija, por el contrario te estoy salvando de una desgracia mayor, esto es humillante pero al menos no es tan doloroso!— respondió muy decidida Yolanda estando consciente de que Norma la había amenazado con cortarle la cara a Sarahi si se presentaba a su casa y comprobaba que no había sido obedecida.

Sarahi intentó de nuevo echar maldiciones pero su madre se lo impidió; le ajustó el otro zapato cubriéndole por completo la cara; ¡era humillante!, muy triste, Sarahi arrodillada en un rincón de su propia casa con la cara cubierta con los zapatos de Norma respirando su interior y su ofensivo olor, ¡lo peor!, uno de los zapatos estaba manchado en la suela con popó de perro ya casi seco, ¡claro!, quizás Norma lo había pisado por accidente, un plus mas de humillación que Sarahi tuvo que soportar toda la noche mientras se ahogaba en llanto ante la vigilancia de su madre que al igual no durmió y aguardaba angustiada la llegada de Norma mientras observaba con tristeza el aspecto de su hija rezando para que Sarahi entendiera y aceptara su destino, un destino de humildad y sumisión compartiendo esa vida con su madre al servicio de la señorita Norma y de su honorable madre, la señora Rosa.

La señorita Norma no se presentó sino hasta el amanecer, no era cuestión de que interrumpiera su sueño pues en su interior presentía que la desgraciada de Yolanda la obedecería. Con el amanecer y los primeros rayos del sol; Norma y Rosa se presentaron en la casa de Sarahi para presenciar su acto de crueldad y placer para ellas. Sarahi se sintió morir al oír que su madre abría la puerta y en cuestión de segundos la casa se veía envuelta de unas fuertes y crueles carcajadas. Norma y Rosa se agarraban incluso del estómago riéndose con ganas.

¡Jajajajajajajajaja pero que patética mamá por Dios jajajajajajajaja!— Norma no perdió tiempo; se paseó alrededor de la desdichada Sarahi, se carcajeó cuanto quiso, se hizo tomar las fotos que quiso por su madre y lo mejor para ella fue el momento en que le quitó la cinta y los zapatos de la cara de Sarahi; apartó los zapatos y se carcajeó sin piedad al momento que su altiva mirada se encontró con la triste y abatida mirada de Sarahi invadida por la humillación y la impotencia.

¡Jajajajaja!; ¿Qué te parece perrita?; ¡y créeme que aún empiezo contigo!— dicho esto, la miró con desprecio, la escupió en la cara y se marchó riendo.

Sarahi no se atrevió a contestarle, no tenía argumentos en su defensa, no en ese momento a lo que tuvo que soportar otro asqueroso salivazo en su rostro cortesía de doña Rosa que no contenta la obligó a limpiarle los zapatos con la lengua antes de marcharse.

Sarahi se encontraba maltrecha, herida de gravedad en su orgullo; lo que mas le dolía en el alma era que su madre se prestaba sin resistencia alguna a los crueles caprichos de sus enemigas sin tomar en cuenta el sufrimiento de ella que era su hija; ¡sí!, Sarahi se encontraba muy grave moralmente hablando pero no aniquilada, no acabada ni derrumbada; Sarahi era en verdad fuerte en ese aspecto, tan fuerte que aún con todo esto seguía firme en sus pensamientos y ahora mas que nunca estaba empeñada como lo había decidido tras pensarlo toda la noche que les demostraría a todas, en especial a su madre, que lucharía sin cesar hasta cambiar su suerte y su destino; lo dicho, estaba herida pero no aniquilada, algo le decía y a ese algo ella se aferraba a pensar que no era el final, a soñar con que el final le tocaría escribirlo a ella y a nadie mas.

CONOCIENDO A RUBÍ.

A Sarahi no podía irle peor pero reuniendo fuerza y en especial valentía de donde podía se dio un baño, arregló unos pendientes y partió rumbo al Instituto; una vez ahí al parecer todo transcurría normal, Sarahi podría despejarse tantito y olvidar por unos momentos lo cruel que se estaba portando con ella la vida, ¡pero no!, ese día, al parecer tan solo comenzaba a empeorar su situación.

La tarde anterior al sentirse mas herida que de costumbre resolvió los deberes de sus compañeras que le pagaban por sus servicios, como de costumbre los resolvió solo que esa tarde Sari andaba en verdad desubicada y resolvió mal todos los ejercicios incluidos los de ella. Sarahi cerró los ojos al percatarse ya demasiado tarde y ya cuando una a una, sus compañeras le habían reclamado.

Para fortuna de Sarahi sus disculpas fueron aceptadas; las clásicas frases pronunciadas por ella de que ¡no vuelve a suceder, no se que me pasó, cualquiera tiene un error!, funcionaron de maravilla o quizás sus compañeras andaban de excelente humor; el caso es que no pasó a mas y Sarahi respiró tranquila pero no contaba con lo que le acontecería al receso.

Pues en el otro grupo habían dos chicas, las cuales también la ocupaban con sus deberes y se podría afirmar que eran dos en una pues una solamente complementaba a la otra; el caso era que Sarahi se había olvidado de ésta chica a lo que pensó que lo de los deberes mal resueltos estaba saldado pero de nuevo el destino, ¡sí!, de nuevo la mano del destino intervino, aquel eterno y omnipresente personaje que se invita a todas las historias apareció en escena una vez mas en la vida de Sarahi aunque ésta vez lo hizo para dar un salto definitivo en el andar de Sarahi que aunque al principio la chica no lo notó, al final entendería que a partir de ese día su vida cambió dando otro giro radical aunque ésta vez el destino estaba de su lado o al menos eso parecía; quizás despacio, muy lento pero apuntaba a darle a Sarahi el trono y la corona con los cuales siempre había soñado.

Sarahi se disponía a regresar a su salón, justo acababa de desayunar y avanzaba sino contenta al menos tranquila silbando en cuanto un fuerte impacto la interceptó.

¡Ayyyyyyy!— gritó Sarahi quejándose al sentir un golpe que le fue dado con el arillo de una libreta en su hombro; al instante se dio la vuelta con tan mala suerte para solo recibir una cachetada con la misma libreta.

¿Serás estúpida?; ¡mis ejercicios salieron mal!;

Los ojos de Sarahi se inyectaron de furia, ya era demasiado; había soportado mucho a lo que en un segundo no vio la figura de la persona que le hablaba, mas bien le gritaba; su mente le jugó una mala broma y lo que vio reflejado fue la figura de Norma gritándole a lo que levantó la mano dispuesta a devolver el golpe; ¡suerte que reaccionó a tiempo! Y no cometió lo que hubiese sido en ese momento la peor y mayor estupidez en su vida. Logró visualizar a la persona y se quedó mirándola aún molesta pero sin atreverse a tocarla.

¡Intentó golpearte Rubí!— se oyó de pronto una chillona voz que tenía que ver con una niña delgadita, de cara muy agraciada, aunque de aspecto un tanto mas infantil que lo que le correspondiera conforme a su edad, un aspecto mas que anticuado vendría encajando perfectamente a una nerd. Era Mayrita, como cariñosamente le llamaban sus maestras, ¡claro!, antes de desviarse por otros senderos aunque lo propio es que la habían desviado.

¡Rubí intentó gol…!

Mayra ya no terminó la frase, Rubí le había clavado sus uñas justo sobre su quijada impidiéndole hablar y aunque leve, la estaba lastimando, maliciosamente le movió el rostro a Mayra a los lados sin dejar de clavarle sus uñas tan solo con la intención de humillarla, mas bien de mostrarle a Sarahi el dominio absoluto que ejercía sobre su disque amiga y en efecto Mayra se comportaba como un títere al capricho de Rubí. Pasados unos segundos Rubí la soltó.

¡Auuuuch eso dolió!— expresó Mayrita tallándose la cara sin un solo indicio de reproche para su amiga, por el contrario, se refugió detrás de Rubí al ver que ésta avanzaba hacia Sarahi.

Sin mediar palabra, Rubí le soltó un tremendo bofetón a Sarahi tomándola por sorpresa y que casi la hace terminar en el suelo.

¿Así que pretendes golpearme?, ¡quiero verlo maldita becaria!— se expresó con total arrogancia y desprecio la hermosa Rubí. Por parte de Sarahi ya no hubo respuesta; se maldecía en su interior, ¡como siquiera hizo ademán de golpear a Rubí!;

¡Mierda!— pensó Sarahi en silencio— ¡ahora sí la cagué!— se seguía repitiendo en su interior mirando en verdad asustada a Rubí. Y no era para menos, ¡era Rubí Torres Panty!, la hija de doña Gloria Panty, la excéntrica millonaria doña Gloria, su hija Rubí, la que hacía y deshacía como le daba su puta gana dentro del Instituto, Rubí, aquella hermosa y cruel joven ante la cual todos casi besaban el piso ante su presencia.

¡Venga Sari!, ibas a golpearme, ¿no?— le dijo burlona mientras la humillaba dándole suaves golpes en la cabeza con las palmas de sus manos.

¡Nooo!— le contestó miedosa Sarahi— ¡te juro que no, perdóname Rubí, perdóname, no volveré a hacer mal tus deberes, te lo juro!;

¡Jajajajaja claro que no!— se burló Rubí— ¡por que no te los volveré a encomendar, no se puede confiar en una maldita becaria, Mayra me los seguirá haciendo oh y da gracias que estoy de buenas a lo que pasaré por alto tu desfachatez pero ándate con cuidado!— hizo una pausa para enseguida cambiar de opinión— ¡eeeeeehhhhmmm bueno, a ver, acerca la cara, ándale, así, no no no, eso, así!— le dijo con malicia humillando a Sarahi pues la hizo acercar la cara y con descaro se rió de ella al momento que le soltaba dos fuertes cachetadas dejándole marcados sus cinco dedos en las blancas mejillas de Sari.

¡Sí así está mejor, oh y por cierto, ve buscando a que te dedicas por que no volverás a hacerle los deberes a nadie, les diré a todas que ninguna vuelva a emplearte!;

¡Noooo eso noooo!— suplicó muy angustiada Sarahi, ella necesitaba de ese dinero para mantenerse y con lo mal que ya la pasaba con Norma y ahora sin ese dinero extra, ahora sí que estaría perdida a lo que no se lo pensó con tal de ablandar a la estirada señorita Panty.

¡Por favor te lo suplico dame una oportunidad, solo una mas!— imploró Sarahi arrodillándose ante Rubí; lo cual no resultaba nada extraño presenciar en el Instituto, ver a Rubí haciendo de las suyas, divirtiéndose a costa de los desplantes y burlas que le hacía a quien se le antojaba; que aunque la gran mayoría de chicas pertenecían a familias adineradas, Rubí era punto y aparte, para pruebas, Mayra; por lo que Sarahi siendo pobre y con tantos problemas encima era en verdad un punto mas que vulnerable para que Rubí explotara.

¡Mira Mayrita!— comentó Rubí con una sonrisa de oreja a oreja, disfrutando en verdad el momento, pues sí había algo con lo que ésta hermosa y caprichosa joven gozara en extremo era precisamente ver a otro ser humillándose ante sus pies— ¡la pobre Sari nos suplica de rodillas que le permitamos hacer nuestros deberes!— habló mirando con burla y arrogancia a Sarahi— ¿no es así Sari?;

¡Sí, sí Rubí, por favor, te lo suplico!— admitió Sarahi con tal de aumentar el ego de la caprichosa Rubí pero Sari no contaba con los cambios tan extremos en el humor y carácter de Mayra.

¡Bésanos los pies si quieres seguir haciendo nuestros deberes!— le dijo la tierna Mayra como si nada; Sarahi la miró estupefacta, no podía entender el cambio tan abismal de esa niña, lo sumisa que se comportaba ante Rubí y ahora la miraba a ella con desprecio y con seguridad le había ordenado que le besara los pies; lo que sí entendió Sarahi era que ninguna de las dos chicas bromeaba con ella a lo que muerta de pena se postró dispuesta a humillarse una vez mas a lo cual no se acostumbraba a pesar de estarse sometiendo cada vez mas ante Norma y ahora ante éstas dos chicas.

La sumisión de Sarahi se vio interrumpida al llevarse una leve patada en la cara, cortesía de Mayra— ¡primero a ella idiota!— le recriminó señalándole a Rubí.

¡Jajajajaja bien Mayrita muy bien!— comentaba divertida Rubí mientras contemplaba a Sarahi a sus pies y Mayra se abrazaba a ella.

Ese beso significó mucho para Sarahi, de las cuales significó en último grado, la humillación. Sarahi sintió una sensación muy extraña, odiaba rebajarse como lo hacía ante Norma, ante sus estiradas compañeras a las que les hacía sus deberes; pero, ante Rubí fue distinto, en el fondo Sarahi siempre observaba de lejos a Rubí, le admiraba su soberbia, su despotismo, en pocas palabras, Sarahi soñaba con tener el poder de Rubí y comportarse como ella o incluso peor que ella a lo que muy a su pesar Sarahi se quedó con la idea de que en ese momento se podría considerar una alumna de Rubí a lo que no vio tan mal rebajarse ante ella. Con Mayra todo fue muy rápido, tan solo cumplió con el protocolo; no faltó quienes presenciaran la escena y hubieron opiniones divididas tanto de comprensión para Sarahi como de reproche hacia Rubí y viceversa.

Sarahi levantó el rostro y estando aún de rodillas preguntó a Rubí— ¿podré seguir haciendo tus deberes?;

¡Mmmmm!— se expresó risueña Rubí haciéndose la interesante; evidentemente se encontraba de muy buen humor a lo que se estaba divirtiendo mucho con la situación, mención aparte de que en el fondo, Sarahi no le era tan indiferente aunque nunca había tenido un trato mas formal con ella a lo que ésta era la ocasión perfecta.

¡Ya veremos Sari, por lo pronto, en la tarde me toca deporte así que te quiero ver a la salida justo cuando vaya a cambiarme mientras me lo pensaré!— le habló con autoridad y mirándola altivamente— ¡andando Peque, tenemos prioridades!— dicho esto se marchó seguida de su fiel y eterna Peque.

Sarahi se levantó y aunque preocupada trató de calmarse y al igual se marchó a su salón. El tiempo pasó volando a lo que de pronto Sarahi ya se encontraba camino a las canchas a reunirse de nuevo con Rubí; en instantes se situaba justo detrás de Rubí a lo que estuvo a nada de hablarla pero no lo hizo, prefirió ocultarse detrás de ellas, sirviéndose de un árbol como su refugio pues Sari se llevó las manos a la boca de sorpresa al presenciar otra curiosa escena.


Continuará……………………..

jueves, 2 de septiembre de 2010

CAMBIANDO EL DESTINO 4

 LA NUEVA RUTINA DE SARI.

Al día siguiente Sari pateaba unas latas en el camino a casa de Norma, avanzaba lentamente, apenas había salido del colegio, se había cambiado de ropa con una corta falda azul, blusa café y sus mismos zapatos escolares sin calcetas; así avanzaba mientras le daba una calada a su cigarrillo, llegó a la casa, tocó el timbre y nuevamente la hicieron esperar un buen rato hasta que Dolores burlonamente se dignaba a abrirle.

¡Pasa perra que tu A-M-A te espera!— le habló con desprecio haciendo énfasis al pronunciarle ama. Sarahi la miró correspondiéndole con una sonrisa despectiva— ¡mira quien habla!, la que vale menos que un saco de basura en ésta casa— se burló de la gorda criada.

¡Camina ya!— le ordenó Dolores empujándola bruscamente. Sarahi avanzó sonriendo al percatarse de que había picado en su orgullo a Dolores que por muy sirvienta que fuera tenía su orgullo; llegó a la sala en donde ya Norma la esperaba cómodamente recostada en su mueble aún con su uniforme y balanceando una pierna que mantenía cruzada sobre la otra, miró retadora a Sarahi que al igual no solo también la miraba con coraje sino con odio absoluto, quería gritarle, írsele encima pero respiraba profundamente y se contenía por lo hablado y acordado con su madre apenas la noche anterior así hasta que Norma rompió el silencio.

¿Qué diablos esperas para mostrarme tus respetos?, ¿Qué la perra de tu madre no te explicó las reglas?;

¡Ayyyyyyy!— se quejó Sarahi pues Dolores la había sujetado por los hombros de una forma tan brusca, tan ruda obligándola a arrodillarse y disfrutando al insultarla— ¡de rodillas de rodillas ante tu ama y bésale los pies que bien debes saber las reglas pues ayer se las dijeron a la perra de tu madre!— puntualizó Dolores con una malévola sonrisa que le fue correspondida por la señorita Norma.

Y ¡claro!, Sarahi lo sabía, su madre se lo había dicho y recordado hasta el cansancio, era solo que Sari no estaba dispuesta a humillarse por sí misma, prefería a pesar del dolor que le infligían hacerlo a la fuerza pues según ella así su orgullo y su dignidad estarían intactos pues no se humillaba por sí misma ni mucho menos por su voluntad sino a costa de la fuerza bruta que con gusto ejercía Dolores sobre ella a fin de que complazca a su patrona, la señorita Norma quien se levantó y maliciosamente avanzó hacia una Sarahi arrodillada al momento que cínicamente le mostraba su pulsera que ahora ella lucía en su brazo izquierdo.

¡Mira Sari!; ¿te gusta mi pulsera?— evidentemente Sarahi no se contuvo— ¡maldita devuélvemela!— gritaba tratando inútilmente de levantarse y zafarse de los fuertes brazos de Dolores mientras Norma se reía a gusto de ella.

¡Sostenla bien Dolores sostenla del cabello para que pueda golpearla a gusto!— fue la orden de la señorita Norma para su criada sonriendo con maldad.

Dolores obedeció al tiempo que Norma con una cruel sonrisa le propinó una cachetada a Sarahi, hizo una pausa, lo justo para que Sari asimile el impacto del golpe y en especial la humillación de estar a merced de ella y zas, le estampó otra cachetada; se tronó los dedos y Dolores guió jalando por su cabello a Sarahi hasta restregarle la cara en los zapatos de la señorita Norma quien se expresó orgullosa— ¡no necesito perder mi tiempo en adiestrarte, para eso tengo a Dolores, para que te obligue a obedecerme, al final es lo mismo, me basta con verte por el método que sea humillada ante mí!— concluyó de momento para hacer una pausa y después continuar.

¡Venga, quítame los zapatos!— fue la siguiente orden que la señorita dio a su esclava de medio tiempo.

Sarahi intentó poner resistencia pero al observar a Dolores armada de nuevo con el mismo cinturón con el que le habían echo daño apenas el día anterior prefirió comenzar a descalzar a Norma ante la cínica sonrisa de ésta. Apenas lo hizo, Norma movió los pies y le ofreció las plantas a Sarahi para que se las besara; ésta apenas e intentaba asimilar la orden de Norma en tanto que Dolores ya le estaba restregando la cara en las sudadas y olorosas plantas de los pies de Norma quien la felicitó por ello.

¡Muy bien Dolores muy bien, contigo de cerca no necesito siquiera esposar a ésta puta, con tu presencia me basta para que me obedezca así que no te me separes, serás mi perro guardián jajajajaja!— se burló la señorita a lo que Dolores tan solo se limitó a imitarla sonriendo humildemente pues eso había sido siempre para la señorita Norma, su perro guardián por lo que no le extrañó para nada la comparación.

En cuanto Norma se sintió satisfecha con la humillación de Sarahi ordenó a Dolores que la llevara a la cocina para que ayudara a su madre a servir la comida pero que la tuviera muy bien vigilada.

Yolanda se encontraba precisamente culminado hasta los mínimos detalles del almuerzo en lo que Sarahi aprovechó que Dolores las dejó solas por un momento para extraer de sus ropas sus audífonos y su celular y disponerse a escuchar música mientras hurgaba en cada rincón de la cocina hasta que risueña se acercó a observar los platos ya servidos evidentemente para la señorita Norma y su madre que no tardaba en llegar.

¡Mmmmmm rico!— exclamó Sarahi respirando el exquisito olor de la carne y de la sopa de arroz que la acompañaría— peeeeeeeero hagámoslo divertido— dijo mirando para todos lados hasta dar con el picante y sin previo aviso a su madre, comenzó a bañar la sopa de arroz con picante y revolviéndolo cuidadosamente con una cuchara para que el picante quedara cubierto.

¡No Sari!, ¿Te haz vuelto loca?, ¿Qué coño haces?;
¡Deja mamá tan solo me divierto y lo haré mas en el momento en que vea a ese par de putas sufrir por el picante!, te aseguro que lo que venga después lo aceptaré gustosa con tal de disfrutar antes con la desesperación de ambas jajajajajajajaja;

Su madre le arrebató el picante ya cuando Sari había logrado lo que pretendía y no contenta se dispuso a escupir infinidad de veces sobre la jarra de jugo de naranja para el almuerzo. La escena era graciosa, Sarahi se olvidó por un momento de la situación en la que se encontraba envuelta y bailaba y cantaba como una loca mientras escupía sobre el jugo pero algo no andaba bien, Sarahi así lo interpretó al observar la cara de su madre mas blanca que una hoja de papel y verla balbucear algo que Sarahi no entendía pues le había subido todo el volumen a su música hasta que bruscamente le safaron los audífonos, entonces comprendió, había sido Dolores y Norma estaba atrás aplaudiendo, en verdad disfrutando el momento.

¡Bravo Sari bravo!, ¿por cierto?, acabo de decidir regalarte mi almuerzo.

Sarahi permanecía seria; su madre había intentado advertirle pero por el alto volumen de su música no se había percatado de nada. Norma caminaba alrededor de ella altanera y burlona y en un movimiento rápido, le arrebató su celular.

¡Vaya con la putita sí que sabes vender muy bien las nalgas, bonito celular eh!;

¡Noooo!— pronunció angustiada Sarahi— ¡mi celular no por favor!— suplicó por primera vez a Norma al sentirse incapaz de hacer cualquier otra cosa y al verse también interceptada por Dolores.

¿Lo quieres?— le preguntó maliciosamente Norma.

¡Sí!— respondió al instante Sarahi dispuesta a lo que sea con tal de conservar su celular que con la pulsera eran sus únicos objetos de valor con los que contaba y ambos habían sido regalos de Mantegroso; ya había perdido la pulsera, no podía ahora perder el celular.

¡Mmmmmm!— se expresó Norma saboreando cada segundo de angustia en Sarahi— a ver Sari, continúa escupiendo sobre la jarra de jugo, total, te la vas a terminar tomando, venga, hazlo.

Sarahi se mostraba sensible y preocupada; sabía que recuperar su celular no iba a ser algo sencillo y tendría que soportar lo que Norma ideara para humillarla pero lo intentaría; sintió pena de sí misma y ante la sonrisa cínica y cruel de Norma y Dolores y la pena de Yolanda, Sarahi se dispuso a continuar escupiendo sobre el jugo a lo que Norma la ayudó.

¡Bien muy bien, ahora un poco de la mía!— al instante la malvada muchacha escupió sobre el jugo y con la única intención de aplastar la dignidad de Sarahi, la humilló al extremo al decirle entre risas a su sirvienta— ¡venga Dolores suelta algo de salivita aquí!;
Sarahi prefirió humillar la mirada para no ver tan solo oír el asqueroso sonido que hizo Dolores al escupir sobre el jugo, entonces Norma continuó— ahora toma el picante y sigue echándolo sobre la sopa. Sarahi temblorosa obedeció.

¡Venga venga Sari con ganas!;

¡Yaaaa por favor Norma ya está bien!— le suplicó angustiada.

¡Yo diré cuando estará bien y comienza a llamarme ama!;

Sarahi sollozando continuó hasta que Norma le indicó que se detuviera.

¡Ahora arrodíllate!— le ordenó engreídamente. Penosamente Sarahi obedeció.

¡Bésame los pies y súplica mi perdón!;

No había mas que seguir el cruel juego; Sarahi lentamente fue descendiendo hasta postrarse a los pies de la altiva Norma y besándoselos suplicó— ¡perdóname, por favor, perdóname ama!— se expresó con tal de contribuir al ego de la señorita y lograr recuperar su objeto tan preciado.

¡Sí, continúa, se siente tan bien!— mientras hablaba indicó con un gesto a Dolores que le pasara la jarra de jugo y enseguida le dijo a Sarahi— ¡levántate tantito y quédate de rodillas!;

Sarahi lo hizo al tiempo que Norma le arrojó todo el líquido de la jarra, bañándola por completo, haciéndola lucir ridícula a más no poder.

¡Jajajajaja!— se carcajeó Norma a sus anchas apoyada por Dolores— ¡pero que patética te ves!, venga, sigue besándome los pies.

Sarahi no soportó mas, comenzó a llorar intensamente; ella era fuerte pero ante tal acto no podía hacer más que ceder. Norma la contempló tan humillada a sus pies el tiempo que se le dio la gana mientras sentía los labios y la cara húmeda de Sarahi por el jugo sobre sus pies y sandalias blancas con un bajo taconcito que se había puesto después de que Sari le quitara los zapatos escolares, entonces con una perversa sonrisa se apartó tantito, le mostró burlona a Sarahi su teléfono amenazando con tirarlo.

¡Nooo por favor Norma eso no devuélvemelo!;

¡Claro, sí te veo lamer del piso lo que quedó del jugo!— le dijo despiadadamente.

Sarahi pegó un fuerte grito de impotencia, como una vulgar perra se dispuso a lamer el piso pero esa humillación no se prolongó pues apenas comenzaba en cuanto escuchó el impacto de su celular en el piso, quiso ir por el pero Dolores la detuvo y ante sus ojos llorosos y sus gritos histéricos, Norma pisoteó el celular hasta hacerlo trizas.

¡No me sirve, yo tengo el mío así que adiós!— se expresó con desprecio hasta acabar con el celular y acercándose a Sarahi la castigó con una fuerte patada en el estómago.

¡A callar perrita!— se burló todavía mucho mas de ella y de su dolor moral y ahora físico. Sarahi ahogó el grito al quedar sin aire por un momento a lo que Norma le pisó unos instantes las manos mientras le ordenó a Dolores— ¡tráela para la sala!, ahora viene lo mejor, admirar como se traga toda esa comida.

¡No comeré tal porquería!— gritó furiosa Sarahi que había recuperado el habla y aumentado el odio hacia Norma.

¿Qué si no?— se burló Norma— ¡tú, perra, síguenos!— le ordenó con absoluto desprecio a Yolanda y antes de dirigirse a la sala preguntó sin ningún escrúpulo a Dolores— ¿aún no ha pasado el recolector de basura verdad?;

Ésta meneó sonriente la cabeza afirmando con ello la interrogante de su señorita.

¡O sea que hay suficientes sobras y comida descompuesta!— expresó alegremente Norma.

¡Así es señorita!;

¡Bien, tráela que vamos a alimentar muy bien a Sari!;

Entre gritos, maldiciones e insultos; Dolores que era demasiado fuerte para Sarahi se llevó en una mano jalando un pequeño bote de basura y con la otra arrastraba a Sarahi por sus cabellos mientras Yolanda llevaba con pena los platos de comida repletos de picante.

Mientras tanto Rosa había llegado y se encontraba en la sala con su hija quien la ponía al tanto de todo. Dolores llegó y sin piedad arrojó a Sarahi justo a los pies de doña Rosa vestida con su típico uniforme azul ejecutivo y zapatillas negras de mediano tacón.

¿Así que dando problemas eh puta?— le dijo con desprecio Rosa a Sari al momento que le pisaba una mano dejándole por unos segundos el tacón sobre la mano de Sarahi.

¡Ayyy!— se quejó inevitablemente Sari aunque tratando de ocultar su dolor para no mostrarse débil ante la cruel señora.

¡Dolores!— llamó Rosa a su criada— ¡acomódamela!;

Enseguida Dolores hizo estirar en el piso a Sari bocarriba junto al mueble para que Rosa en verdad con la intención de humillar a la chica, se quitara los zapatos y con una sonrisa repleta de maldad y gozo en su rostro se dispuso a restregar sus pies sudados en la cara de Sarahi utilizándola de alfombra.

¡Jajajaja!— se carcajeó la señora— ¡para esto te quería, para que te tragues el sudor de mis pies!; bueno, ya está bien— se expresó satisfecha apartando de pronto a Sarahi con una leve patada.

Sarahi que se había empeñado contra todo pronóstico a no darse por vencida, escupió sobre el pie de Rosa gritándole— ¡maldita hija de puta!; a lo que Rosa lejos de molestarse se rió con ganas.

¡Jajajajaja de veras que eres mas terca que una mula!; ¿ves por que le digo mula hija?— dijo mirando a Norma para después tronarse los dedos mirando ya a Dolores que interpretando la orden de su patrona con entusiasmo, jaló por el cabello a Sarahi y le restregó la cara sobre el pie de Rosa, sobre su propia saliva.

Enseguida la criada la llevó al igual por su cabello a un lado de la misma sala, casi al centro, lo justo para que todos pudieran contemplar su humillación pues justo en ese momento Norma le acomodó en el piso un plato de sopa ordenándole con burla— ¡come!; a lo que Sarahi permaneció inmóvil, tan solo miró ligeramente el plato y su contenido y se sintió incapaz de hacerlo a lo que Rosa exclamó— ¡bah para que tanto lío!; ¡Dolores!, húndele la cara a esa mula y no se la saques hasta que no deje limpiecito el plato.

¡Noooo!— intervino Norma sonriendo maliciosamente— pienso presionarla de otra forma mucho mas efectiva— sentenció.

Rápidamente y ante la mirada desorientada de Sarahi que observó como Dolores doblegaba a su madre que en realidad no opuso resistencia alguna y la dejaba en el piso a los pies de la señorita Norma bocarriba; entonces Sarahi angustiada entendió el cruel juego de Norma que comenzaba a apoyar un pie sobre el cuello de su madre, primero suavemente hasta poco a poco ir ejerciendo mas presión hasta el punto de que Yolanda se quejó; entonces Norma fue mas que directa al hablarle a Sarahi.

¡Come o estrangulo a tu madre!— le dijo mostrando un brillo malicioso en sus ojos.

¡Eres una puta en verdad!— le contestó Sarahi llorosa reflejando en su expresión una mezcla de odio, resentimiento y en especial impotencia.

Norma no le respondió con palabras pero sí con actos pues en ese momento levantó un pie manteniendo el otro aún sobre el cuello de Yolanda a manera de ejercer todo su peso sobre ella, después, el pie que mantenía en el aire lo apoyó con brusquedad sobre el estómago de la madre de Sarahi de manera que quedó parada sobre dicho cuerpo y burlona a cada instante levantaba un pie ejerciendo de nueva cuenta todo el peso sobre el cuello de Yolanda que a cada segundo sufría mas.

¡Noooooo eso noooo la vas a matar!— gritó asustada Sarahi— ¡la matarás por favor baja de ella!;

Pero Norma le señaló con un gesto el plato— ¡come!;

Sarahi la miró por segundos furiosa pero a la vez impotente, ¡no tenía elección!, respiró profundo y en verdad con valentía tomó el plato con sus manos y devoró la mayor parte de su contenido, pasados escasos instantes, se dibujó en el rostro de Norma una cruel sonrisa para pasar de la sonrisa a las carcajadas acompañada por su madre y Dolores pues Sarahi tenía la cara roja como un tomate, cesaba agitadamente y se jalaba los cabellos, se sorbía los mocos y teniendo la terrible e insoportable sensación de que la cabeza le iba a estallar por los efectos del picante la pobre terminó retorciéndose en el suelo llorando histérica ante las despiadadas carcajadas cada vez mayores de aquellas personas que gozaban con verla sufrir.

Fue entonces que Norma bajó del cuerpo de Yolanda al observar que al igual su cara cambiaba de color debido al peso que había ejercido sobre ella. Norma sonreía satisfecha, había humillado a Sarahi y ésta vez lo había echo rápido y fácil, sin usar a Dolores, sin doblegarla por medio de la fuerza física, había dado en el clavo; hacer sufrir a su madre era garantía inmediata de lograr que Sarahi se rindiera ante ella, no contenta mientras veía sufrir a Sarahi hizo que Dolores le arrojara encima todo el contenido del bote de basura. Sarahi lloró como nunca al verse cubierta de tal asquerosidad y verse a la vez incapaz de resistirse a tragar parte de esos alimentos descompuestos pues entre Norma y Dolores le restregaron la cara en ellos ante las lágrimas de su madre y por el contrario las risas de doña Rosa.

¡Así aprenderás a irte con cuidado!— exclamó al final feliz de la vida Norma que sin piedad echó por ese día en ese estado tan penoso a Sarahi de su casa.

 REFUGIO EN MANTEGROSO.

Ese día, ya por la noche, Sarahi se encontraba triste y desconsolada llorando su penosa situación en la banca del parque junto a la cancha en donde solía jugar y justo en donde había humillado a Norma producto de lo cual había originado todo éste lío para ella y se maldecía por no haber sido mas lista y haberse confiado al igual que rabiosa maldecía a su madre por no brindarle su apoyo, por no luchar y rebelarse junto a ella y enfrentarse contra lo que se tenga que enfrentar; interrumpió sus maldiciones al percatarse de que ya era tarde y a todo eso, su madre debía estar preocupada por ella a lo que se levantó para regresar a su casa pero apenas caminaba en cuanto sintió unas arcadas terribles al recordar de nuevo el nauseabundo sabor de aquella inmundicia que se vio obligada a tragar a lo que sin otra opción vomitó abundantemente sobre el pavimento manchando incluso sus zapatos negros escolares que llevaba sin calcetas.

Justo se encontraba limpiándose con la mano la boca en cuanto oyó un comentario para nada acertado— ¡vaya contigo, de nuevo borracha!; ¿Qué no te dije que ya no bebieras?;

Sarahi se dio la vuelta furiosa para encarar a quien sea, era Mantegroso; en un movimiento rápido, Sarahi sin mediar palabra le metió un rodillazo en sus testículos a lo que el chico terminó de rodillas ante ella tratando inútilmente de contener su dolor.

¡Joder Sari acabas con mi descendencia pero ni hablar me lo merezco!— habló el adolorido chico apenas logró articular palabra.

Sarahi a pesar de la ira que la invadía no pudo evitar sonreír ante lo ridículo que lucía Nemesio tallándose de rodillas sus partecitas.

¡Lárgate Nemesio, no estoy de humor para tus idioteces!— le habló de nueva cuenta seria Sarahi emprendiendo de nuevo su caminar pero el chico la sujetó de su mano y risueño expresó— pues yo pienso lo contrario, al menos ya te hice sonreír.

¡Bah!— fue la respuesta de Sarahi demostrando su fastidio y zafándose de el para continuar caminando pero de nuevo el chico la detuvo para decirle al momento que se ponía en pie— ¡vamos Sari, algo anda mal, eso es evidente!;

¡Uyyyyy eres un genio!— se burló Sarahi de el.

¡Vamos, sabes que puedes confiar en mí!— continuó Nemesio que como siempre trataba de ignorar las burlas y desplantes de Sarahi— anda, mira, regresemos a esa banca, platiquemos y después te llevo a tu casa pero solo hasta que me regales otra sonrisa.

Sarahi no se pudo negar aparte de que andaba muy sensible a lo que sonriéndole aunque fue una sonrisa que mas bien inspiraba tristeza le dijo maliciosa para irse reponiendo de su mala racha— ¡claro, pero antes, limpia mis zapatos, que horror hay vómito en ellos!;

¡Ja desde luego!— exclamó Nemesio mas tranquilo al ver que sea lo que sea que le pasara a su Sari, ésta no perdía su característico humor a lo que arrodillándose de nuevo sin importarle que alguien los viera sacó su pañuelo y se dispuso a limpiar los zapatos de Sarahi.

¿Con un pañuelo?— se expresó Sarahi en plan de broma y mirando burlona a Nemesio— ¡que chafa!;

¿Qué esperabas princesita?— le contestó el joven igualmente burlón— ¿acaso con la lengua?;

¡Pues claro igual y te gusta el sabor de mis vómitos a lo que con placer te dejaría saborear total ahí en el piso hay hasta que te hartes jajajajaja!— se rió Sarahi por su comentario mientras le señalaba con asco apuntando hacia los vómitos que permanecían en el piso. Nemesio se incomodó como solía sucederle cada vez que Sarahi se propasaba con el.

¡Que mala te comportas a veces conmigo Sarahi sabiendo de sobra que te adoro, que cruel eres conmigo cuando te lo propones!— le contestó Nemesio indignado y con la voz llorosa realmente afectado.

Sarahi guardó silencio por un instante hasta que mirándolo con una expresión extraña en su rostro que reflejaba malicia le respondió— ¡no Nemesio, créeme que no has conocido mi lado mas cruel y ruega a Dios por que nunca lo conozcas aunque mientras me sigas tratando como a una Diosa no tienes que temer, son otros quienes deberían temerme!— puntualizó con la misma expresión extraña a lo que el chico se levantó y sintiéndose dichoso al abrazarla y no recibir una negativa de Sarahi avanzaron en silencio hasta llegar a la banca.

Ahí acontecieron y se hicieron presentes los sentimientos que reflejaban la amargura que Sarahi sentía en ese momento por todo lo que estaba pasando, se desmoronó por un momento rompiendo a llorar sobre el hombro de Nemesio haciendo al chico enternecerse y a la vez sentirse invadido por el odio hacia Norma al oír de labios de Sarahi todo lo que le estaba sucediendo, eso después de varios intentos erróneos de Sari de tratar de contarle los sucesos y verse interrumpida por sus llantos.

¡Sí tú quieres yo la mato te lo juro por el amor que siento por ti!— fueron las sinceras palabras de un decidido Nemesio al final del relato de los hechos por parte de Sarahi que lo miró por un momento asombrada sabiendo de antemano que el chico no bromeaba.

¡No Mantegroso eso no, eso me corresponde a mí!— le contestó Sarahi sonriente después de unos instantes en los cuales ambos permanecieron en silencio.

¡Vamos Sari déjame ayudarte entre mi padre y yo seguro que no permitiremos que tu madre vaya a prisión, vamos!— insistió el chico en ofrecerle su incondicional apoyo.

¡NO Y FIN DE LA CHARLA!— lo cortó Sarahi en verdad poniendo fin a la conversación. Nemesio la conocía muy bien a lo que mostrándole sus respetos se inclinó y humildemente le besó las manos.

¡Bueno déjame intentarlo y si de plano no hay de otra pues entonces tú la matas pero primero la secuestras y me la ofreces a mis pies como tu ofrenda para que yo la haga sufrir jejejejeje!— se expresó de pronto Sarahi bromista.

Ambos rieron por unos momentos hasta que Sarahi, mas bien su imprevisible humor sonrió de manera maliciosa hacia el chico después de escupir como lo había estado haciendo desde hacía un buen rato al sentir la boca amarga producto de haber vomitado entonces en ese justo momento Sarahi cambió de tema hablándole quisquillosa y coqueta.

¡Oye Mantegroso se bien que siempre has deseado un beso mío mmmmmm se me hace que hoy estás de suerte!;

El chico tosió nervioso lo que hizo que Sarahi se riera con ganas pues Nemesio comprendió muy bien que a pesar de todos los problemas con los que Sarahi cargaba no se le había olvidado la bonita costumbre de burlarse cada vez que podía de el y no solo eso, como siempre, pretendía humillarlo.

¡Por Dios Sari no seas así conmigo, sabes que me lastiman mucho tus burlas!— le habló suplicante recordando que apenas un rato, Sarahi había vomitado y ahora pretendía besarlo.

¡No tendrás otra oportunidad!— le dijo ésta mirándolo a la vez con pena y burla al momento que se le acercaba cada vez mas. Nemesio simplemente se dejó guiar por Sarahi, humillándose ante ella inclinó la mirada y se dejó besar por Sarahi que después de un ligero beso le susurró al oído en verdad solo con la intención de lastimarlo moralmente— ¡buen chico, por eso me gustas, por que me complaces en todo aunque eso signifique perder tu orgullo!;

Enseguida volvió a besarlo aún mas profundo y de nueva cuenta se burló de el.

¡Jajajajajaja!; ¿a que te saben mis besos?, ¿a que no te esperabas esto verdad?; ¡bien Mantegroso bien, sabes que solo obedeciéndome me tendrás a tu lado!— le decía entre risas clavando su mirada y su total atención en el confundido joven que ante tal comportamiento no sabía si sentirse agradecido o humillado tomando en cuenta que como sea que fuere por fin se le hizo besar a su amada.

Un tercer beso llegó y culminó después de que Sarahi groseramente dejara caer un largo salivazo dentro de la boca del pobre chico y sonriera orgullosa al comprobar como éste se lo tragaba y de nueva cuenta lo humilló— ¿a que sabe mi saliva?, bueno, la esencia de mi saliva, ¿cítrico no?— dicho esto se divirtió mirándolo fijamente satisfecha al ver que éste no se atrevía a mirarla a la cara y tan solo permanecía frente a ella resignado y dispuesto a soportar todo lo que ella quisiera hacerle pero por esa noche para Sari fue suficiente.

¡Vamos Mantegroso llévame a mi casa!— le pidió gentilmente mientras se levantaba— ¡dale que tu jodida motocicleta me encabrona con el puto ruido que hace a lo que si vomito de nuevo por el humo te obligo a que te lo comas!— concluyó sonriente y dejándole en claro que tras advertencia no había engaño.

¡Ando en auto!— contestó en voz baja el chico haciendo caso omiso a los lastimosos comentarios de Sarahi quien al oír— ¡ando en auto!— tal pareció que todos sus problemas desaparecían.

¡Wow en auto, perfecto, entonces yo manejo, las llaves las llaves!— le habló presurosa tronándole los dedos pues el mismo Nemesio tiempo atrás le había enseñado a manejar a lo que éste sin objeción alguna le entregó las llaves. La cara de asombro y emoción en Sarahi aumentó aún más al avanzar un poco y llegar frente al Peugeot 207 estacionado.

¡Órale Mantegroso está de puta madre!; el chico tan solo sonrió satisfecho al ver feliz a Sarahi.

¿Es tuyo?;

¡Sí!— contestó orgulloso el joven para después rectificarse tantito— bueno, de mi padre pero suele dejármelo mayormente a mí solo con la condición de que lo cuide y que………

¡Sí, al diablo!— lo cortó Sarahi subiéndose al auto a lo que Nemesio al igual hizo lo propio pues entendió que por la emoción de Sarahi no era nada difícil que se marchara ella sola con el auto.

La distancia que había que recorrer hacia la casa de Sarahi se hizo corta; Sari se detuvo justo frente a su casa, antes de bajarse se quedó contemplando al chico con una bella sonrisa, por minutos ninguno habló, tan solo se miraron; por Nemesio era claro que destilaba amor, por Sarahi era claro que no se podía opinar lo mismo al menos no se podía hablar de un amor puro y sincero, solo ella sabía ciertamente que era lo que sentía por aquel chico a lo que guiñándole un ojo se dispuso a bajar del auto solo que Nemesio se lo impidió, mas bien, sus enormes deseos por poseer a Sarahi fueron los responsables de que Nemesio no midiera sus actos, de que no se resistiera y en un parpadeo se abalanzara hacia Sarahi, la abrazara y le besara el hombro, comenzó a besarla por los hombros, por el cuello, incluso llegó a morderle, eso sí, muy suavemente, con delicadeza le mordió el cuello.

¡Nemesio por Dios!— exclamó Sarahi burlona al observar que de pronto Nemesio se detuvo temiendo por su reacción ante tales actos a lo que enseguida se deshizo en disculpas.

¡Perdóname Sarahi perdóname, no te enfades es solo que te deseo tanto que ya ves, por un momento me vi dispuesto a robarte tus caricias y besos ya que tú me los niegas y estoy dispuesto por mas sin importar el precio que haya que pagar, perdón pero es que en verdad me muero por ti!— le habló sinceramente al principio tartamudeando hasta que logró expresarse correctamente.

¡Siiiiiiiiii, mira que casi no se te nota!— se burló Sarahi de el al momento que le pasaba la mano por su polla que se mostraba embultada y furiosa al estar prisionera debajo del pantalón.

¡Por favor Sari!— expresó nervioso Nemesio y rojo de vergüenza.

¡Vamos Mantegroso, echémosle un vistazo!— comentaba Sarahi riéndose de lo lindo y ante la negativa y nerviosismo del joven y las ya comentadas risas de Sarahi, ésta en segundos le había desabrochado y bajado el pantalón con ropa interior incluida y se divertía reteniendo y palpando con sus manos la polla del chico que no se atrevía a mirarla a la cara.

¡Wow Nemesio mira nada mas como te pongo, bueno, como pongo a tu amiguito, a ver jovencito, saluda a tu superiora jajajajaja!— se pegó Sarahi en verdad divertida de lo lindo una fuerte carcajada al haberle hablado a la polla de Nemesio mientras le daba suaves cachetadas con la mano y se asombraba al contemplar la tremenda erección que dicha polla llegó a alcanzar, estaba a punto de reventar, Nemesio así lo presentía al verse incapaz de hacer algo por evitarlo y ver su polla erecta como nunca en su vida lo había siquiera soñado, en pie de guerra y siendo acariciada por las suaves y cálidas manos de su gran amor, por Sarahi.

Pero lo insoñable para Nemesio estaba por llegar y llegó al ver como Sarahi con una cara de lujuria total, bajaba el rostro hasta dejarlo justo frente a su polla, Sarahi silbó y risueña sopló sobre la polla, sacó la lengua y aunque rápido ¡se la lamió!; Nemesio por poco y explota en ese momento, la sensación que lo invadió no podría explicarla ni el mismo pero de algo estaba seguro en ese momento, jamás olvidaría esa ráfaga de segundo en que Sarahi le había lamido la polla, lo cual no pareció agradar mucho a la chica pues apartó la cara.

¡Por Dios Sarahi no te detengas ahora por Dios continúa!— suplicó Nemesio.

¡Noooo Nemesio, no te la voy a chupar, no me apetece, además puedes pensar que tan solo lo hago por interés, por el puto auto y demás y eso no, bien sabes que no soy así!;

¡Claro que no!— respondió Nemesio agitado— si eso fuera, me hubieses seducido de ésta manera cuando te regalé la pulsera o el celular.

¡En eso tienes razón!, pero bueno, ya vístete, acomódate el pantalón. Sari de nuevo se disponía a salir pero se detuvo sonriente al mirar la cara suplicante de Nemesio y más aún su poderosa polla aún en erección, a punto de reventar.

¡Bueeeeno!— se expresó Sarahi picarona— para que veas que no soy tan mala tampoco te dejaré así.

Sari de nuevo se le acercó pero ésta vez tan solo echó uso de sus manos a lo que mirando a Nemesio coqueta, se dispuso a masturbarlo, el chico no conforme por un momento sujetó a Sari por su cabello e intentó bajarle la cara hacia su polla y es que en verdad Sarahi al hacer creer al chico que le chuparía la polla, desde ese momento el chico no podía quitarse de la cabeza la loca idea de ver y sobretodo disfrutar con Sarahi chupándosela.

¡Coño Nemesio no te la voy a chupar!— expresó Sarahi para que al momento Nemesio dejara de presionarla, todo fue muy rápido, mientras Sarahi pronunció su última frase no detuvo el ritmo de masturbarlo y la verdad era que Nemesio desde hacía rato se encontraba al borde de explotar a lo que una potente descarga de semen se hizo presente brincado y haciendo contacto sobre las manos de Sarahi, el volante, los asientos y……., el rostro de Sarahi al haber estado con la cara tan cerca.

¡Ooooooooye!— exclamó Sarahi con una expresión de asco y a la vez chistosa al sentir como una parte de la descarga de semen se estrellaba en su rostro, quiso limpiarse con las manos pero se percató que las tenía empapadas al igual de semen.

¡Guacatelas!— comentó ya carcajeándose al igual que Nemesio que por fin se encontraba satisfecho, no del todo, pues lo ideal hubiese sido una mamada por parte de Sarahi pero sabía que no se podía quejar, pues de tantos desplantes y desprecios por parte de ésta a que pasara a masturbarlo con sus manos era mas que un buen avance.

Después de la graciosa mueca que Sarahi hizo en el momento en que sintió el semen en su cara, reaccionó de nuevo con su habitual comportamiento a lo que limpió sus manos sobre la ropa y piel de Nemesio; tomó una toallita que había en el auto y se limpió la cara, entonces sí salio del auto mientras Nemesio se acomodaba el pantalón pensando en como hacerle al llegar a su casa y su madre que andaba al pendiente de el en extremo no se percatara que su hijito llegaba un tanto oloroso de su propio semen.

¿Verdad que no soy tan mala?— le comentó coqueta Sari antes de cerrar la puerta del auto, cerró la puerta y silbando se metió a su casa a darse un baño, cenar y disponerse a dormir; lo mismo hizo Nemesio.


Continuará……………………………