miércoles, 17 de noviembre de 2010

CAMBIANDO EL DESTINO 10

LA FAMILIA DE REBECA.

Y nada mas entrar a dicha casa comenzaron las sorpresas para Sarahi al ver en primer plano a un apuesto chico desnudo, ubicado al centro de la sala a cuatro patas mostrando el trasero y con la cara pegada a unas altas e imponentes botas negras; el chico les estaba sacando todo el brillo que fuera posible a esas botas y para ello tan solo utilizaba su lengua.

¡Julio mi amor!; ¿pero que haces desnudo?; ¡te me puedes resfriar!— gritó burlona Rubí provocando risas a Rebeca y Peque y sorpresa a Sarahi al momento que veía como Rubí se montaba sobre la espalda del mencionado Julio, lo tumbaba al piso y jugaba cariñosamente con el como si jugara con su mascota mas querida y es que precisamente ese era uno de los roles que llevaba muy a su pesar el joven Julio.

¡Mi amor!— continuó melosamente hablando Rubí— ¿pero que haces con esas botas?, ¿llevas rato pasándoles la lengüita?; ¡ay Rebe, pero que mala eres cuando sabes bien que la lengua de Julio me gusta reservarla para otras actividades aunque bueno, admito que ahora se esmera al usarla para limpiar calzado!;

¡Las botas no son mías!— exclamó Rebeca mirando retadora al chico.

¡Ohhhhh!— exclamó ésta vez Rubí— ¿es cierto mi amor?;

¡Sí, ama Rubí!— contestó el chico besando respetuosamente los zapatos de su ama Rubí que a esas instancias ya se había puesto en pie por lo cual observaba risueña los respetos que el joven le mostraba.

¿Y de quien son?— le preguntó dándole una leve patada en la cara, solo con la intención de hacerlo sentir mal pues ella bien sabía la respuesta.

¡Son de mi madre ama Rubí!— contestó apenado Julio que en agradecimiento por la patada besaba el pie de Rubí con el que justamente lo había golpeado.

¡Oh pero que mala es tu madre Julio, mira que ponerte a limpiar sus botas con tu lengua y con lo bueno y tierno que eres, ay Julio!; ¿te imaginas?, ¿y sí pisó popó de perro?, jajajajajajaja, bueno ya, ve a lavarte la boca y la cara Julio que me apetece pasar un rato contigo ah y ponte unas bermudas o algo que cubran tus miserias, venga mueve el culo— le dijo con burla dándole de nuevo otra patada precisamente en su trasero.

¡Sí ama Rubí!— respondió Julio pareciendo tener grabada esa frase en su mente y quiso aplicarse a obedecer el mandato de Rubí pero para eso tuvo que atravesar una parte de la sala y justo para lograrlo tuvo que pasar a lado de las otras chicas.

El indefenso Julio temblaba por completo al momento que se encontraba a los pies de Rebeca quien por pura maldad le estaba pisando la cara aprovechando para limpiarse la suela de su zapato.

¿Qué tal hermanito, me extrañaste?;

Julio no pudo responderle, tan solo emitió un leve lamento. Rebeca se había parado manteniendo una pierna al aire y con el otro pie sobre la cara del joven aplicando todo su peso sobre el, así se mantuvo por unos instantes que al chico le parecieron una eternidad; hasta que a la señorita se le antojó dejó de hacerle daño para entonces dar paso a limpiarse la otra suela de su zapato en la otra mejilla y repetir la misma dosis de dolor al pararse de nuevo sobre el y burlarse al decirle a Rubí— ¡total, sí de todas formas se va a lavar la cara!; ambas rieron.

Por fin, de nuevo Rebeca dejó de pisarlo y para sorpresa de Sarahi, el chico comenzó a lamerle los zapatos a Rebeca murmurando— ¡gracias ama Rebeca!;

¡Patético!— se expresó ésta con desprecio para patearle levemente la cara indicándole que se podía retirar y así lo hizo Julio no sin antes besar al igual con suma humildad los zapatos de Peque y los de Sarahi.

¡Vaya!— exclamó Sarahi— ¡sí que está educado jijiji!— fue lo único que atinó a decir Sari pues en realidad estaba empeñada en observar al chico pensando lo peor al ver que tenía mucho parecido con Rebeca; el cabello ondulado, huero, pecas en la cara y lo que escuchó Sarahi de Rebeca dirigiéndose a el como su hermanito pero prefirió Sari no preguntar pues dedujo por las miradas maliciosas de sus nuevas amistades que ya la pondrían al tanto de todo.

Rubí y Rebeca se dejaron caer todas desparramadas sobre un amplio y reconfortable mueble; enseguida Sarahi las imitó entrando en confianza y acomodándose junto a Peque en otro mueble justo frente a las otras dos. En unos instantes aparecía de nueva cuenta Julio con unas ridículas bermudas de flores amarillas y evidentemente con la cara limpia, incluso oliendo agradablemente.

Se acercó gateando hasta situarse ante los pies de Rubí que comenzó a revolverle el cabello jugando con el ante las risitas de Rebeca y la evidente curiosidad de Sarahi; Rubí lo abrazó y comenzó primero a pellizcarle sus mejillas y después a besarlo.

¡Julio mi amor, como te quiero condenado!; ¿tú me amas?;

¡Sí ama Rubí!— respondió éste mas bien con miedo.

¡Plafffffff!— al instante una insultante bofetada se estrelló en el rostro del joven. Sarahi no daba crédito al ver el cambio abismal que empleaba Rubí para tratar a ese pobre desgraciado.

¡Pues no te creo imbécil!— le reclamó Rubí visiblemente molesta— ¡lo dices para que te trate bien!; ¿verdad?, ¡maldito aprovechado!;

¡No no ama Rubí te juro que te amo mas que a mi vida!— respondió angustiado y lloroso.

¡Plaffffffff!; otra bofetada se estampó en su rostro acompañada de unos cuantos gritos, al parecer su respuesta tan solo enojó mas a la señorita Panty— ¡no me compares con tu vida pues tu vida no vale nada, eres un miserable esclavo, eso es lo que eres, plafffffff!— de nueva cuenta lo abofeteó mientras lo miraba con desprecio, ya no con cariño.

¡Sí Rubí, castígalo que yo tampoco le creo!— intervino maliciosamente Rebeca.

¡No ama, te juro que te digo la verdad!— insistió Julio al momento que le lamía la mano a Rubí con la que minutos antes lo había golpeado.

¡No me babees la mano coño!— le gritó Rubí ésta vez dándole de cocotazos en la cabeza; el pobre chico no se defendió, era tal el grado de sumisión en que claramente se veía que lo tenían que Julio se postró a los pies de su ama a rezar por que se detuviera antes de hacerle un daño mayor. Para su fortuna sus plegarias fueron escuchadas y la desquiciada de Rubí de nueva cuenta cambió de humor.

¿Me amas Julio?— le preguntó levantándolo insultantemente por su cabello sonriéndole coqueta.

¡Sí ama Rubí, te adoro!;

¿A pesar de que te golpeo y te trato como se me antoja?;

¡Eso no me importa ama, soy tuyo, soy tu esclavo y mi vida aunque no vale nada depende de ti no de mí!— el joven dio en el clavo; a Rubí le gustó la respuesta.

¡Ay mi amor!— expresó melosa y comenzó de nuevo a cubrirlo de besos y caricias por donde lo había golpeado.

Enseguida lo hizo darse la vuelta sobre sus rodillas y así abrazándolo, acariciándole la barbilla lo presentó oficialmente a Sarahi.

¡Ay Sari que modales, mira, te presento a mi novio!;

¿Queeeeeeeee?— gritó Sarahi pensando que se trataba de una broma y haciendo reírse muy a gusto a todas.

¡Claro!— continuó Rubí de nueva cuenta mirando con cierto desprecio al chico aunque sin dejar de abrazarlo— es un novio único y muy especial pues aparte de ser mi novio también es mi criado, mas que eso, es mi esclavo pues no tiene libertades mas las que yo le otorgue y no son muchas te lo aseguro jijiji.

En ese momento se levantó Rebeca dirigiéndose a Julio, al igual le acarició la cara y dándole suaves cachetadas volteó, le sonrió a Sari y le dijo— y eso no es todo jajajajaja, ¡te presento a mi único hermano menor!, jajajajajaja, sí, Julio es mi hermanito y novio y esclavo de Rubí; ¿Cómo te quedó el ojo Sari?;

Efectivamente, Sarahi no podía ni hablar, tan solo miraba con sus ojazos cafés al chico hasta cierto punto compadeciéndolo por tan cruel destino, ¡cuando ella muchas veces gritaba que a nadie le iba tan mal como a ella!;

¡Que bien!— expresó risueña Sarahi al final, aprobando el trato que le daban a ese infeliz.

¡Nada de que bien!— le dijo Rubí— tranquila que es una pequeña historia digna de contarte, solo que aguarda tantito, nos ponemos mas cómodas, nos tomamos el vodka y te la contamos.

¡Hecho!— respondió Sari emocionada por que la pusieran al tanto hasta del mas mínimo detalle del origen de las razones de la vida que llevaba Julio.

¡Bueno ya estuvo bien de flojear Julio, mi amor, descálzame!; ¿quieres cielo?;

¡Sí ama Rubí!— contestó como siempre solía hacerlo éste y al instante se postró en el piso y con una destreza impresionante descalzó perfectamente con la boca a Rubí tanto sus zapatos como sus calcetas llevándose enseguida las olorosas y sudadas plantas de su novia a su cara, las besó con una devoción sin igual, respiró profundamente impregnándose de aquel aroma y de nueva cuenta se las besó mostrándole sus votos de obediencia y sumisión hacia ella.

Rubí tan solo sonreía orgullosa y altiva al leer claramente envidia y admiración en sus amigas pues era claro que Sari la admiraba y se moría de ganas por ser tratada de la misma forma y Rebeca sentía un cierto recelo pues aunque Julio la obedecía ciegamente bien sabía que lo hacía por miedo, en cambio ante Rubí había una misteriosa mezcla de sentimientos encontrados en donde sin duda sobresalían el amor y la adoración que le seguía profesando.

Apenas Sarahi asimilaba la situación de aquél joven en cuanto apareció por la sala un señor de apenas unos 40 años, apuesto al igual blanco de color que gateaba al igual desnudo, luciendo en verdad aterrorizado, llegó presuroso hasta los pies de Rebeca, intentó besarlos pero lo que se llevó fue una patada.

¿Se puede saber por que demonios no te presentaste ante mis pies apenas llegué como te tengo ordenado?;

¡Perdóname hija yo….!— respondió el pobre hombre pero Rebeca no lo dejó terminar pues en un parpadeo se safó el zapato, lo giró sobre su mano y le propinó un cruel taconazo a su padre, sí, a su padre Oscar que apenas y se quejó; prefirió morderse los labios y soportar tal dolor que hacer enojar a su hija, lo cual bien sabía, sería peor.

¡No me llames hija en público grandísimo imbécil, imbécil al igual que tu puto hijo!, ¡CÁLZAME!— le gritó con desprecio arrojando su zapato al piso.

¡Sí ama perdóneme ama!— suplicó sollozando el hombre acomodándole el zapato a su hija no sin antes besarle el pie cubierto por una calceta blanca y quedándose ahí con la cara pegada a los zapatos de su hija.

Antes de que Sarahi hablara, Peque le comentó— ¡tranquila es parte de la historia!;

¡Claro!— respondió Sarahi que para esas instancias era para que saliera corriendo de ahí pero Sarahi no era común a lo que por el contrario cada vez se excitaba mas pues presentía que se encontraba en el lugar indicado y con las personas indicadas que eran tal y como ella siempre había deseado ser, cruel y poderosa pues hermosa ya lo era al igual que Rubí y Rebeca y lo cruel también lo traía desde nacimiento, tan solo le faltaba el poder y alcanzaría la gloria.

¿Y la puta de tu amante?— continuó preguntándole de improviso Rebeca con altanería a su atemorizado padre.

¡Está limpiando la habitación de tu madre auuuuuuuuuuuuuuuuuu!;

Rebeca le propinó un pisotón en la cara a su padre— ¿Cómo que de tu madre?; ya te dije que no te dirijas a mí como tú hija sino como tú ama y ¡nada de mi madre!, para ti es el ama Yadira.

¡Sí ama Rebeca, perdón perdón, está limpiando la habitación del ama Yadira!;

¡Nada de perdón, por la noche te has ganado una buena tunda de latigazos!;

¡Sí ama Rebeca!— aceptó con resignación el señor.

¡Así que eso hace esa puta!— continuó Rebeca— ¿ha lavado ya las bragas de mamá?;

¡No ama, al ama Yadira le gusta que lo haga en su presencia!;

¡Jajajajajajajajaja!— se carcajeó Rebeca— ¡exacto uy y no sabe lo que le espera, en especial unas blancas jajajajaja mamá se cagó en ellas y la muy puta de tu amante tendrá que dejarlas relucientes tan solo con su boca jajajajajaja!;

En ese momento, Rebeca sonó una campanilla de servicio y al instante aparecía una jovencita con unos ligeros rasgos orientales aunque no vestía de sirvienta, sencilla vestía pero decente.

¡Vetzaida!— la llamó suavemente Rebeca— prepara algo para botanear y dásela a éste idiota— hizo referencia a su padre pateándolo aunque suave en el pecho— oh y también hielo y todo para poder disfrutar las botellas de vodka.

¡Sí Rebeca!— respondió amigablemente y a la vez educada la joven y se llevó a don Oscar por su cadena que lucía junto con su collar de perro en el cuello.

¡Vetzaida es una joya Sari, ya verás por que te lo digo y por eso permito que me tutee pues aunque no deja de ser una sirvienta, la considero como una empleada de confianza y para mí vale mucho mas que mi padre y Julio juntos ah y claro, la puta de Isabel!;

Pasados unos instantes, don Oscar regresaba gateando cuidadosamente pues llevaba en su espalda una gran bandeja repleta de bocadillos y botanas sujeta por unas correas de piel en su cuerpo a modo de tirante; se situó justo en medio de las chicas para que todas por igual tuvieran acceso a dicha bandeja pero su hija cruelmente le ordenó— ¡no papi, a ver, Peque sáfale la bandeja y tú papi, de rodillas por que vas a mantener la bandeja en alto con los brazos y te quedas en medio, vista hacia el piso y te irás moviendo hacia quien te indique que quiere bocadillos sin descansar en ningún momento los brazos, órale!;

Oscar tan solo asintió con la cabeza tal orden ante una cruel sonrisa de su hija que evidentemente solo lo hacía para hacerlo sufrir. En minutos las chicas se encontraban cada una disfrutando del vodka atendidas por Oscar y Vetzaida y Rubí por Julio.

¡Wow!— expresó Rubí con asombro al ver a Sarahi tomarse hasta el fondo de una sola vez el contenido de su vaso— ¡vaya Sari, te creía mas inocente!— le confesó Rubí.

¿Qué esperabas?— contestó ésta bromeando— mi padre es un alcohólico, alguna herencia tenía que dejarme ¿no?;

¡Jajajajajajajaja!; rieron todas.

Poco a poco, el alcohol se encargaría de hacer subir de tono las cosas aunque la crueldad y perversidad todas las llevaban por dentro, mas bien el alcohol apoyaría mas a Peque que con unos pocos tragos comenzaba a quedar colorada.

¡Rápido Oscar quiero bocadillos!— ordenó Peque ya algo con la lengua trabada al hablar.

Éste caminó presuroso sobre sus rodillas; Peque tomó algo de papas y mirándolo con burla le ofreció una— ¿gusta?;

¡Gracias ama Mayra pero no tengo permitido comer junto a ustedes!;

¡Jijijiji!— rió Mayra estúpidamente, masticó por un rato la papa y se la escupió en la cara al señor— ¡bueno ya está, a menos para que sepa como sabe!;

Oscar no podía sentirse más humillado ante una niña imbécil como era Mayra que no contenta pidió a Rebeca que por la noche aumentara el número de latigazos a su padre.

De pronto Rebeca ordenó a Vetzaida— ¡oye Vetzaida ve por la puta de Isabel!; creo que la extraño y ella a mí jajajajajajajaja y tráela arrastrándola por los cabellos.

¡Con gusto Rebe!— contestó ésta.

No pasó mucho tiempo en cuanto efectivamente Vetzaida que era de complexión gruesa y encima sabía artes marciales se traía arrastrando por las escaleras a la infeliz de Isabel que a Sarahi le produjo morbo e interés al verla, pues al observarla tantito dedujo, como se podía apreciar, que se trataba de una jovencita de la misma edad de ellas y que tiempo atrás fue hermosa tal como Rebeca o cualquiera de ellas, lo fue, por que la pobre infeliz llevaba una horrenda cicatriz en la mejilla derecha, iba desnuda y por todo su cuerpo llevaba al igual marcas de quemaduras, latigazos, taconazos y lo peor, a la altura de su sexo lucía una braga de cuero que como le explicaron a Sarahi, era un cinturón de castidad que a la vez tenía integrado un interruptor justo en la parte que hacía contacto con su sexo y que le provocaba descargas eléctricas; evidentemente Rebeca tenía siempre en casa cerca de ella el control al igual que su madre. La chica lucía miserable, jodida, en una expresión clara, aún así, mostraba ligeros rasgos de que era o había sido muy bella.

Vetzaida disfrutando lo que hacía arrojó bruscamente a la pobre desgraciada a los pies de la señorita Rebeca.

¿Qué esperas perra?; ¡quítame los zapatos con la boca, vamos maldita puta asquerosa!;

La chica miró con cierto rencor a la huerita Padilla pero fue algo fugaz; al instante la joven Isabel se humilló obedeciendo y quitando con una practica tremenda como Julio; quitó con la boca los zapatos a Rebeca y enseguida sus calcetas. Rápidamente, Rebeca groseramente la humilló restregándole las plantas de sus pies en la cara.

¡Venga perra, chúpame los pies, te encanta chupar vergas pero no es siempre, así que ándale chupa y disfruta del sudor de mis pies jajajaja ya sabes que siempre los guardo para ti, chúpamelos, métete los dedos de mis pies en tu boca y chúpamelos!;

Isabel obedecería; sin duda, pero Rebeca no se esperó y ella misma le introdujo los pies a Isabel, le hacía muecas en la cara con la ayuda de sus pies, se carcajeaba, disfrutaba como una loca humillándola y viendo las claras muestras de repulsión y asco que Isabel reflejaba en su mirada.
Sarahi contemplaba como ambos, Oscar e Isabel lloraban en silencio; de pronto Isabel cayó al piso revolcándose y gritando de dolor; Rebeca sin previo aviso tomó el control y le obsequió unas cuantas descargas alegando su inconformidad.

¡No lo haces con devoción perrita, mis pies se adoran con devoción, anda, intenta de nuevo!;

La pobre Isabel se retorcía de dolor pero sacando fuerzas de donde difícilmente las habían, se acomodó de nuevo de rodillas y se llevó de nueva cuenta a la boca los pies de Rebeca.

¡Bueno!— exclamó Sarahi a quien como a todas el alcohol comenzaba a surtir efecto— ¡me van a contar la puta historia!; ¿o que?;

¡Claro!— exclamó Rebeca— pero tranquila— dijo al momento que se encendía un cigarrillo y con suaves pero humillantes cachetadas indicaba a Isabel postrarse en el piso y continuar ahí adorándole sus pies. De vez en cuando con una patada le indicaba alzar la cara, abrir la boca y tragarse la ceniza del cigarro, la infeliz obedecía sin rechistar.

¡Ayyyyyyyyyyyy!— gritó Isabel; Rubí que al igual fumaba le había apagado la colilla en una nalga; todas rieron. De pronto las cosas no solo subían de tono sino que se salían de control.

Julio temblaba al ver como Peque, la inocente Peque le quemaba sin piedad un pezón a Oscar con un cigarro provocando las risas en todas; Sarahi se inauró quemando a Oscar en los testículos y recordando tiempo atrás en el colegio, le acomodó cigarros encendidos en las orejas al señor como Rubí lo hizo con Peque que salió bien librada, no así Oscar que sufrió horrores con las quemaduras de los cigarros al consumirse en su totalidad sobre su piel al igual que sufría Isabel a los pies de Rebeca de nueva cuenta con descargas, cortesía de la huerita Padilla.

Rubí acariciaba la cara de Julio con la planta de su pie a modo de consuelo y éste se la besaba, se la lamía con absoluta devoción, ¡pero Isabel!, la desdichada Isabel sí que sufría, ¡lo que estaba a punto de sufrir!;

¡A ver putita!— le dijo Rebeca con desprecio y burla, casi nunca le hablaba por su nombre— ¡quédate así con el culo levantado!, por que ¡adivina que!, sí, ¡voy a meterte un cigarro por el culo!;

¡Nooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo!— el grito de terror por parte de Isabel lo expresó todo, comenzó a lamerle los pies a Rebeca— ¡ESO NO AMA REBECA POR EL CULO NO POR PIEDAD AMA REBECA!;

¡Las putas como tú no merecen piedad!; venga Rubí, ayúdame.

Ésta enseguida se paró de un brinco y la sujetó con ayuda de Sarahi. Rebeca dio una calada al cigarro y se paró para disponerse a meterle el cigarro ardiente en el ano a aquella desgraciada que había jugado con fuego y precisamente se estaba quemando y ardiendo en las llamas de su infierno.

A punto estaba Rebeca de iniciar la inhumana tortura en cuanto oyeron abrirse la puerta, Rebeca se detuvo; Isabel respiró aliviada de momento, ¿la había salvado la campana?; ¡no!, nada de eso, el respiro fue precisamente de mero alivio, solo se retardaba su agonía.

Doña Yadira llegaba a casa lo que le indicaba a Isabel que su sufrimiento tan solo aumentaría. Sarahi quedó impresionada de Yadira, era relativamente joven, como muy joven había parido a Rebeca y a Julio; Yadira apenas pasaba los 30 años, tenía un físico imponente, de ensueño a su edad, cabello largo y lacio, huera como sus hijos, ojos verdosos; bueno, una belleza la señora y para variar extremadamente cruel.

¡Corre estúpida!— le ordenó Rebeca a Isabel dándole una patada— ¡ve a humillarte a los pies de tu dueña, a los pies de mi madre!— concluyó muy orgullosa la chica al igual que una orgullosa y arrogante Yadira aguardaba paciente como cada día, como la infeliz de Isabel se arrastraba, no gateaba, se arrastraba como un vil gusano hasta llegar a humillarse ante los pies de la hermosa Yadira.

¡A sus pies ama Yadira a sus pies!— repitió varias veces tan triste la desdichada Isabel besando, lamiendo los bonitos pies de Yadira que lucían unas preciosas sandalias plateadas de altos tacones; la pobre Isabel le lamía las uñas pintadas en rojo como si en ello se le fuera la vida.

¡Sí, ya vi que estás a mis pies jajajajajajajaja!— bromeó cínicamente Yadira provocando las risas de todas las chicas.

¡Mamá!— se expresó Rebeca en actitud caprichuda— estaba a punto de meterle un cigarro por el culo, ¿quieres ver?;

¡Mmmmm!— se expresó ésta vez una risueña Yadira— ¡con una condición!;

¿Cuál?— dijo Rebeca.

¡Pues que yo primero le meta un cigarro!, jajajajajajajajaja— de nuevo rieron todas.

¡Pero primero me va a quitar las sandalias que estos tacones me están matando, venga, hacia el mueble basura!— le ordenó la joven señora pateando en el rostro con desprecio a la infeliz muchacha que la siguió de nueva cuenta no gateando, ¡arrastrándose detrás de los pies de Yadira!, quien cómodamente se recostó en un mueble y esperó tan solo segundos para que Isabel la descalzara y al instante le alzara los pies manteniéndolos al aire para llevarse las plantas a sus labios, cubriendo su cara con dichas plantas, enterrando el rostro en ellas, degradándose de una manera tan aberrante restregando su rostro entre esas plantas, llevándose todo el sudor y olor al cual sentía que no se acostumbraría ni sirviéndoles toda su vida y lloraba tan triste por que bien sabía que les serviría a esas personas todo lo que a ellas se les antojara dejarla vivir.

De pronto Yadira la apartó con otra cruel patada en el rostro con la planta de su pie; la señora aumentó su sonrisa cruel en su rostro; su ex esposo y ahora esclavo se acercaba gateando llevándole sus sandalias de casa colgando entre sus dientes, las depositó en el piso con sumo cuidado y temeroso le besó los pies a su esposa que lo contempló altanera.

¡Ya está bien Oscar!— le dijo de pronto— ahora ve al rincón y observa como nos divertimos con la putita de tu amante.

El señor obedeció. Yadira ya disfrutaba de un vaso de vodka en cuanto le arrojó en la cara un limón a Julio— ¡tú, infeliz!; ¿tienes relucientes mis botas?;

El chico no contestó, se refugió junto a los pies de Rubí quien descaradamente contestó— ¡no lo creo Yadira, mira que le insistí pero es muy testarudo y prefirió estar haciéndola de gracioso conmigo que limpiar tus botas pero ni te apures, yo me encargo!;

¡Bien!— respondió Yadira— ¡castígalo como te apetezca pero ese será tu castigo, por mi parte se queda sin sus comidas (grandes comidas, eran mas bien sus sobras de ella y de Rebeca), oh y unos cuantos azotes no le vendrán mal!— concluyó la orgullosa señora.

Rubí miró graciosamente a Julio a sus pies como diciéndole— ¡lo intenté!; ¿Qué podía alegar Julio a su defensa?; el joven besó los pies de Rubí para tenerla relajada.

Enseguida hicieron las presentaciones entre Sari y Yadira y para dicha de Sarahi, le cayó de maravilla a la hermosa Yadira que se acomodó sus sandalias y sin hacerla de emoción le introdujo sin piedad el cigarro ardiendo en el culo a Isabel, no sin antes divertirse con ella haciéndola implorar tantita compasión. Yadira se comportó asquerosa al escupir varias veces repulsivos flemazos al piso invitando a la muchacha a tragárselos y así ganar indulgencias para al final, ¡nada!, tan solo se carcajearon de ella insultándola, llamándola cerda y encima soportando tan desagradable esencia tuvo al igual que soportar tan brutal tortura con el cigarro.

Isabel aulló, emitió unos alaridos espantosos, de ultratumba quedando casi inconsciente. Vetzaida se la llevó para revisarla y revivirla de nuevo para diversión de sus patronas y dueñas y mientras, ese tiempo fue aprovechado para por fin contar a Sarahi la ya tan ansiada historia.

¡Mami!— exclamó Rebeca— ¿le cuentas a Sari o lo hago yo?;

¡Tú, hermosa!;

¡Perfecto!;

¡Bieeeeeeen!— expresó Rubí— ¡Julio, en posición para escuchar la historia!;

¡Sí ama Rubí!— respondió humillado Julio que ya suficiente tenía con soportar una vez mas la humillación de escuchar su triste historia que lo había llevado a esas instancias para que encima tenga que hacerlo arrodillado, agachado en el piso acariciando con sus labios los pies de su novia, ahora su ama y que eso era lo que su ama esperaba de el, que le acariciara los pies con tiernas y cálidas lamidas y besos, ¡que humillante!, pero su padre lo acompañaría pues Yadira lo hizo realizar con ella lo mismo que el con Rubí.

Peque se puso mas cómoda y Rebeca dio inicio dándole una calada a su cigarro y después un sorbo a su bebida— ¡bien Sari, verás, esa putita de Isabel yo la conocí casi junto con Vetzaida, eran dos miserables!;

¡Y lo siguen siendo jijijiji!— interrumpió Peque haciendo reír a todas.

Rebeca continuó— ¡así es!, Isabel era una pobretona de mierda pero eso sí, muy bella y con un férreo carácter ¡casi como el tuyo Sari!, de reina sin corona, así que presta atención para que no te pase lo mismo— bromeó la huerita Padilla. Sari tan solo sonrió burlona.

¡Bien!; el caso es que aquí, bueno coño, ya todas saben de mi lesbianismo, el caso es que conocí a Isabel y quedé flechada por ella, bueno, cacheteaba las banquetas y torpemente le abrí las puertas de mi corazón, la muy puta me correspondió, ¡claro!, mentía, engañándome que me amaba y que al igual era lesbiana y le gustaban las mujeres; esto después de que le confesara mis sentimientos.

Fuimos grandes amigas, llegué a apreciarla y ¿Por qué no?, a quererla como a Rubí pero a Isabel la amé con locura, muchas veces terminamos enpiernadas en la cama. Yadira escuchaba muy atenta a su hija, le excitaba oírla hablar descaradamente, sin el más mínimo pudor.

El caso— continuaba Rebeca— es que la muy puta tan solo pensaba usarme como eslabón, la muy cabrona tenía ambiciones; la principal, salir de su mundo de miseria y yo representé el blanco perfecto, fui su conejillo de indias; Rebeca se pasó la mano por los ojos pues el recuerdo y el alcohol quisieron arrancarle algunas lagrimillas.

¡Después supe que la puta me despreciaba y que tan solo me usaba!; por ella conocí a Vetzaida, eran muy amigas, poco a poco la relación fue creciendo hasta que Isabel me convenció de que le buscara trabajo en la empresa de papá, ¡oh y no solo a ella!, también a Vetzaida y ahí me ven convenciendo a papá; bien, se ubicaron; a ella la ubiqué como secretaria personal de papá y pensaba ubicar a Vetzaida en un puesto similar pero la misma Isabel me pidió que la pusiera como una vulgar empleada de limpieza pues era algo zorra ¡ja!;

Accedí pues a mí Vetzaida me importaba una mierda, tan solo pensaba en complacer a mi querida Isabel, entonces sacó las uñas y se empleó a fondo en su estrategia que no fue otra que enamorar y volver loco a mi padre que bueno, ¡es hombre, la polla responde y demás!; por que el está aún, me consta, muy enamorado de mi madre que es preciosa— Yadira se sonrojó ante tal cumplido— pero claro con zorras como Isabel y ante su insistencia y su juventud, mi padre terminó cediendo; entonces fue Vetzaida quien me puso al tanto, no le creí, la abofetee; pero la chica fue astuta pues no se me presentó con las manos vacías sino con fotos como prueba.

¡Todo estaba claro!; ¿el motivo por el cual Vetzaida traicionó a Isabel?, entre algunos deduje que, como ella misma me dijo; por que la misma Isabel descaradamente le gritó que por ella la había ubicado como empleada de limpieza, le presumió sus planes e incluso sintiéndose ya la dueña del negocio, amenazó con correrla; entonces Vetzaida jugó el doble de sucio. Y otro motivo, con el tiempo me he convencido de que es mas leal y noble, por ello decidí que trabajara para mí, la hice especializarse en artes marciales, en aplicar curaciones y remedios caseros y algunos castigos y me ha respondido de maravilla aparte de que disfruta vengándose de Isabel.

¡Pero ya me desvié tantito!; estaba hecha una furia, confronté a Isabel y la muy cabrona me encaró con valentía; yo esperaba verla acorralada, temerosa; quizás, no se, ¡por estúpido amor la hubiese perdonado!, ¡pero no!, la niña me gritó a los cuatro vientos que tenía a mi padre lamiéndole la mano, que lo tenía a sus pies y que se casarían y ja, ¡sería mi madrastra!, que siempre me había despreciado y bueno, la niña tenía agallas pero no mas que yo, mamá y Rubí juntas; te lo juro Sari, ¡no querrías ser nuestra enemiga!; en un parpadeo actuamos con ayuda del abogado de la familia de Rubí y aunque a ciencia cierta mi padre también tiene influencias, las de nosotras pesaron mas y como de jugar sucio sabemos y mucho, aquí tienes el resultado— hizo mención observando con desprecio a su padre y a su hermano.

Mamá y yo con ayuda de Rubí destruimos a papá, lo arruinamos y lo condenamos a prisión y ¡lo está!, solo que no en una cárcel, sino en su propia casa y como no nos gusta lo convencional fuimos mas a fondo condenándolo a una esclavitud eterna por lo que le reste de vida jajaja al igual que a Isabel de la cual su familia no volvió a verla jamás. El amor se convirtió en odio y el odio en cierta lástima; la chica era una fiera pero encadenada poco podía hacer, la molimos a palos, latigazos, patadas, quemaduras; le quebramos el orgullo cagándonos en su cara tanto mamá y yo orinándonos en ella, haciéndola comer desperdicios; ahora sabe que depende de nuestros crueles caprichos y que vivirá lo que le dejemos vivir siempre a nuestros pies; ¡infeliz, hasta la hago limpiarme y beberse mi menstruación!;

Su dignidad está destrozada, no es ni la sombra de lo que algún día fue; ¡destrozada al igual que su belleza!, pues desde el primer día en que la tuvimos prisionera, mamá le partió la cara con el tacón de su zapatilla; entre Vetzaida y yo la hicimos permanecer en el piso postrada a los pies de mamá y ella con el fino y afilado tacón le rayó la cara; ¡ah mírala ahí viene!— se rió cínicamente Rebeca.

Todas voltearon y presenciaron como penosamente Isabel se arrastraba hasta detenerse a besar los pies de Rebeca y Yadira. La huerita Padilla la humilló sin piedad.

¿Qué tal Isa?; ¿aún sigues soñando con ser mi madrastra?, ¡anda!, arrástrate a los pies de mis amigas, la nueva es Sari, les besas los pies a cada una y les muestras de nuevo tu hermosa cicatriz.

Isabel estaba hecha una piltrafa, se arrastró miserablemente en primera instancia a los pies de Mayra, los besó y alzó el rostro, Mayra le escupió la cara; continuó su calvario sin limpiarse el rostro, besó los pies de Sarahi, ofreció el rostro, Sarahi le estampó una cruel bofetada; culminó con Rubí quien le rasguñó el rostro y cruelmente añadió— ¡Yadira!; ¿Por qué no nos muestras como le rayaste la cara?, así le pones en sintonía las dos mejillas jajajajaja.

¡NO AMA ESO NO!— imploró Isabel.

¡CÁLLATE!— le gritó Rubí dándole un puñetazo en sus maltratados pechos haciéndola aullar de dolor a sus pies, mención aparte que al implorar, Rebeca le obsequió una descarga. Yadira sonrió sádicamente.

¡Oscar, ve por mis zapatillas, las mismas con que le arreglé el rostro a ésta puta!;

Oscar obedeció tembloroso pero Rebeca comenzó con sus inocentes berrinches— ¡no mamá, tú ya le jodiste una mejilla, déjame a mí la otra, déjame ésta vez ser yo la que muestre como lo hiciste, además yo estoy contando la historia y además quiero quiero quiero!;

¡Jajajajajajajajajaja!— todas se rieron. Yadira accedió con una bella y cruel sonrisa.

Oscar llegó y calzó a Rebeca con las mismas zapatillas de su madre. Vetzaida sola se valió para acomodar a Isabel que se deshacía en ruegos y la dejó a merced a los pies de la huerita Padilla pisándole la espalda.

Rebeca se agachó, pegó casi el rostro al de Isabel y con total desprecio le escupió la cara contemplando como un abundante salivazo se plasmaba grosero en su mejilla, la cual estaba a punto de destrozarle— ¡pudiste ser feliz Isa, pudimos ser felices, tú en especial pudiste gobernar junto a mí y llevar una vida de ensueño, ahora púdrete!— y volvió a escupirle la cara tras haberle hablado íntimamente; se levantó y hablando mas alto para todas exclamó ignorando las súplicas de Isabel— ¡esto por querer arruinar mi hogar y quitarme a mi papi!; ¿en donde está ahora tu altanería Isabel?, ¿recuerdas cuando te atreviste a llamar a mi madre vieja?; jajajajajajajaja, ¡mi madre es una Diosa y tú eres menos que la mierda que cagamos!;

¡Auuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu!;

¡El alarido fue espantoso!; la expresión en el rostro de Rebeca: ¡sádico!; el movimiento: ¡rapidísimo!; Rebeca levantó el pie con elegancia y seguido le clavó el tacón en la cara, lo mantuvo ahí; Isabel sangraba abundantemente, la fina punta del tacón se le había clavado sin piedad en la cara, entonces Rebeca ejecutó la segunda parte aún mas cruel, hizo presión con el tacón y ¡zas!, le rayó la cara deslizándole el tacón por todo el rostro. Isabel casi queda de nuevo inconsciente.

¡Jajajajajajajajaja!— se rió a gusto Yadira— ¡vamos mejorando, cuando se lo hice, hasta se orinó!;

¿O quizás no se lo han hecho bien ésta vez?— intervino una quisquillosa Rubí.

Rebeca no contestó, sabía que se había aplicado a fondo y no tenía caso repetir la tortura, no tenía caso jugar a matarla en cuanto les servía viva. Vetzaida de nuevo se llevó a Isabel y Rebeca le habló a Sarahi.

¿Y bien Sari, que tal la historia?; sí omití algunos detalles pues disculpa pero ya me siento algo ebria además pues después si los recuerdo te los comento.

¡Emmmmm sí!— contestó Sarahi— lo de tu padre e Isabel lo entiendo perfecto, están pagando su traición; pero ¿y Julio?, nunca lo mencionaste, ¿el que tuvo que ver con todo esto?;

¡Jajajajajajajaja!; todas se carcajearon y hasta que Rebeca pudo hablar sin reír le respondió cínicamente, descaradamente— ¡NADA!, Julio nada tiene que ver, esa fue idea de Rubí y por lo tanto será ella quien te cuente.

Sarahi de nuevo no entendía y tan solo observaba como Rubí melosamente le acariciaba el cabello a Julio con sus manos. Peque le adelantó algo a Sarahi susurrándole al oído— ¡Julio fue el precio a pagar, Rubí ayudó a Rebeca a joder a su padre, al final pidió como recompensa a Julio y Rebe y su mamá accedieron mas que gustosas, la verdad ni lo extrañan jijijijiji!; Sarahi quedó un tanto impresionada.

¡Sí emmmm!— comentó Rubí— ya después te platico Sarahi, tan solo pues, amo a Julio, ¡lo juro!;

¡Jajajajajajajajajajaja!; todas rieron. El pobre joven se encontraba totalmente avergonzado, en la cúspide de su humillación pues Rubí que ligeramente lo había acomodado de rodillas para acariciarle la cara, lentamente lo fue reduciendo y bajándolo hasta acomodarle la cara debajo de sus pies y groseramente descansaba sus delicadas y finas plantas en la cara de Julio sintiendo aún los cálidos besos que éste le depositaba.

Por el momento, la amena reunión llegaba a su fin, al parecer las chicas resistieron dignamente al vodka y desistieron en seguir la parranda pues cada quien tenía sus actividades. Sarahi se sintió dichosa al momento en que Rubí le ofreció alojamiento en su casa para ella y su esclava Norma; pues de momento su madre Gloria, estaba de viaje a lo que la señorita Panty se encontraba tan solo rodeada de sirvientes, lo cual no le caía muy en gracia y como Sarahi estaba aún resentida con su madre, ¡pues que se jodiera! Y aceptó encantada saliendo un tanto transformada de aquella casa de la huerita Padilla que se había quedado dormida en el mueble a lado de su madre.

Peque y Vetzaida estaban entretenidas en acomodar a Norma en la cajuela del auto de Rubí; Norma miraba aterrorizada a Sarahi, ésta le dedicó una perversa sonrisa.


Continuará…………………………………..

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