viernes, 1 de octubre de 2010

CAMBIANDO EL DESTINO 9

REBECA PADILLA.

Al otro día y con toda la calma del mundo, Rubí pasó a buscar a Sarahi cerca de su casa pues Sari por el momento le estaba ocultando todo lo acontecido a su madre a lo que fingió amnesia a todo lo que ésta le preguntó al contarle lo preocupada que se encontraba doña Rosa al haber amanecido y no tener noticias de su Normis.

Sarahi abordó el auto de Rubí y partieron para la escuela junto con Peque; apenas llegaron se dirigieron presurosas y muy divertidas hacia el baño y la sonrisa en las tres chicas fue aún mayor al situarse justo a la puerta del baño, pegar los oídos y percatarse claramente de los débiles quejidos y lamentos de la pobre Norma en clara prueba de que estaba sufriendo horrores.

Sarahi se tomó su tiempo hasta que abrió la puerta y entró seguida de sus amigas para de nuevo quedarse por unos instantes contemplando a Norma hasta que Peque se compadeció tantito al ver las conmovedoras lágrimas que corrían por las mejillas de Norma, aún así, para mostrarse fuerte, le obsequió un salivazo en la cara a Norma rindiéndole frutos al lograr sacarles una sonrisa tanto a Rubí como a Sarahi; entonces Peque le despegó de una forma agresiva a Norma la cinta.

Al momento, una miedosa Norma lejos del orgullo y la altanería que alguna vez mostró inclusive a Rubí; escupió las bragas de Sarahi, las cuales estuvo saboreando por toda la noche, esto después de que al igual Peque la desatara dejándole libre cabello, piernas y manos. Norma quedó fulminada por un momento en el piso incapaz de mover un solo músculo pero tan pronto pudo moverse, para sorpresa de Sarahi y de todas que se esperaban mínimo unas cuantas maldiciones, Norma se arrastró hasta los pies de Sarahi y de nueva cuenta pretendió besárselos e implorarle su ayuda pero a Sarahi le dio asco el estado en el que se encontraba Norma pues inclusive la infeliz se había hasta orinado encima por la noche a lo que Sari indignada le apartó la cara con una leve patada.

¡Quita idiota, como pretendes besarme mis zapatos habiendo tenido en tu puta boca toda la noche mis bragas meadas, guacala!;

Rubí y Peque se rieron pero Norma no se dio por vencida.

¡Ayúdame Sarahi, sácame de aquí, te lo ruego, haré lo que quieras, lo que quieras pero aléjate y aléjame de ésta malnacida!;

Rubí lejos de indignarse tan solo se sonrió aún mas, hizo ademán de acercarse a Norma pero en ese momento timbró su celular, con suma elegancia lo tomó del bolsillo de su blusa, contestó y en segundos una cruel sonrisa se plasmó en su rostro dedicándoselas a todas en especial a Norma; todas estaban a la expectativa de Rubí que tan solo se limitó a decir a quien le había llamado en un tono dulce, meloso— ¡en el baño zorrita!— dicho esto colgó e intercambió sonrisas con Peque; no habló mas ni ante la insistente terquedad de Sarahi que quería saber quien le había llamado.

Tan solo transcurrieron unos cuantos minutos y la puerta del baño se abría para mostrar una hermosa figura femenina, Rebeca Padilla hacía de ésta forma su aparición. Rebeca Padilla era tal cual como Rubí en todo y congeniaban de maravilla aunque competían siempre sanamente por demostrarse siempre una a la otra quien era más cruel.

Rebeca era una huerita hermosa pero no era cualquier huerita, no era una mas, pues hueritas hermosas hay muchas; tenía el cabello precioso, ondulado que le llegaba a la altura de sus hombros, ojos verdes; pero también hay muchas hueritas con los ojos verdes y el cabello ondulado, ¡pero no como Rebeca!, ella era diferente, tenía un físico impresionante, igual de hermosa y popular como Rubí, simplemente su presencia era igual de aplastante como la de Rubí, físicamente estaba muy bien proporcionada de pechos y de todo, con una complexión mas que atlética.

Pero no era eso lo que resaltaba en Rebeca, no, lo que resaltaba de ella y que le gustaba a Rubí y aterraba a Peque, ¡era su crueldad!; Rebeca tenía esa fama de ser cruel, déspota, sádica; lo dicho, tal cual como Rubí pero claro está que al igual tenían sus diferencias y Rubí tenía ese encanto único propiedad de ella; Peque, su inocencia que cautivaba a Rubí y Rebeca su crueldad sin límites.

Tenía cosa de unas semanas que Rebeca se había ausentado de la escuela para acompañar encantada a su madre, la hermosa Yadira, a un viaje de placer y mas que nada a ordenar y dejar muy en claro la nueva situación en su hogar de la que mas adelante se hablará. Ahora de nuevo regresaba con la curiosidad en extremo desde que Rubí le contó su pequeño dolor de cabeza llamado Norma y todos sus desplantes y apenas un día anterior, esa curiosidad en Rebeca creció aún mas al ponerla Rubí al tanto de todo, de cómo la habían sometido con la ayuda de Sarahi a quien Rebeca conocía pues Sari también le hacía anteriormente los deberes a la huerita Padilla como la llamaba cariñosamente Rubí.

Sin perder tiempo, Rebeca preguntó— ¿y ésta?— haciendo referencia a Sarahi al momento que se le acercaba ignorando por completo a Norma, bueno, tan solo la miró por unos segundos con absoluto desprecio al verla en tan miserable estado.

¡Yo soy Sari!— contestó rápidamente Sarahi haciendo gala con una de sus mejores sonrisas— ¿no me recuerdas?; yo soy la que mmmmghhh….

Rebeca no la dejó terminar pues le había sujetado la cara impidiéndole hablar al clavarle sus largas uñas pintadas de rojo.

¡Ya se quien eres niña!; no te lo pregunté a ti sino a mi amiga y aunque sí te conozco no te recuerdo tanto tan solo vagamente.

¡Mmmmmmmgggghhhhhh!— Sarahi se quejaba. Rebeca la estaba lastimando pero mas que nada la miraba morbosamente como pretendiendo devorársela.

Pocos sabían, mas bien solo Rubí y Peque que Rebeca era una empedernida lesbiana y que sin duda alguna se estaba quedando flechada ante la belleza de Sarahi pero su fuerte y orgulloso carácter le impedía de momento ser mas cortés y educada con Sari que a pesar de conocerla nunca la había tenido tan cerca de ella pues sus deberes, Sari siempre se los entregó a Peque y ésta a Rebeca por lo que no había tenido esa oportunidad de tratarla.

Rubí se sonrió a gusto— ¡aquí va de nuevo ésta puta lesbiana!— pensó Rubí maliciosamente en su interior muy divertida recordando todas las veces que Rebeca le había propuesto andar como pareja para después echarle la culpa al alcohol ante llevarse siempre negativas por parte de Rubí.

¡Pues como oíste huerita Padilla, ésta es Sari y se pinta sola para patearle el culo a esa puta!— comentó alegremente Rubí señalándole a Sarahi y seguido mirando con burla a Norma.

¡Aaaaaajá claro!— se expresó de pronto Rebeca muy divertida para comentarle a Sarahi al tiempo que se tronaba los dedos— ¡claro claro ya te recuerdo Sari o mejor dicho quiero quiero quiero jajajajajajajajajajajajaja!— se rió a gusto Rebeca mientras meneaba su cabello burlándose de Sari que había enrojecido por completo y que no buscaba donde meter la cara en el momento en que Rubí contribuía haciendo mayor la burla pues se abrazó con Rebeca y ridículamente movieron la cabeza a los lados al mismo tiempo gritando y carcajeándose— ¡quiero quiero quiero!;

Sarahi permanecía con cara de boba al no poder interpretar si se expresaban hacia ella en forma de broma, de burla o de desprecio; por que con esas chicas nunca se sabía. Peque acompañaba a Sarahi en su incómoda situación al permanecer paradita detrás de Rubí; se sentía nerviosa y opacada al no ser invitada por Rubí a unirse a la burla; así permanecieron unos instantes hasta que Rebeca abrazó de nuevo a Rubí y la besó en ambas mejillas.

¡Te extrañé Pingüino!;

¡No me digas Pingüino en público maldita huera Padilla!— le gritó Rubí apenada inflando las mejillas para de paso divertir a su amiga quien al llamarla Pingüino la hacía remontarse a una entretenida y graciosa anécdota de la infancia a lo que hasta la fecha Rebeca la burlaba en ocasiones llamándola Pingüino pero ese trato era solo entre ellas y en la intimidad pues ni Peque se atrevía a llamar Pingüino a Rubí y no por que a ésta le molestara sino simplemente era un trato muy personal que le permitía a Rebeca y a la chica que precisamente la había bautizado con aquel sobrenombre, aquella chica, la única que podía presumirle al mundo de tener prácticamente hechizada a la caprichosa señorita Panty, solo ante aquella joven, Rubí se deshacía por complacerla, no ante Rebeca, menos ante Peque; solo ante aquella joven, Rubí cambiaba, no se sometía, que quede claro pero lo dicho, cambiaba y cedía.

¿Pero me extrañaste?— preguntó Rebeca con una expresión tierna en su rostro.

¡Siiiiiiiiii!— exclamó feliz Rubí.

¡Bueno pues venga, vamos al auto, traje regalitos!;

¡Ehhhhhhhhhhhhhhhhh regalitos!— gritó alegremente ésta vez Peque pues la palabra regalitos la hizo reaccionar— ¿para mí también verdad?— preguntó entre asustada y graciosa Peque al ver que Rebeca y Rubí la miraban con curiosidad ante su chistosa reacción.

¡Sí Peque, para ti también!— le contestó Rebeca burlona.

¡Ehhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh!— volvió a festejar Peque.

¡Pues andando!— comentó Rebeca.

¡Esperen!— intervino Sarahi— ¿Qué haremos con ésta?;

¡Oh, ese es tú problema Sari, te la regalo!— le respondió burlonamente Rubí.

¡Nooooo espera Rubí, espera por favor!— le dijo preocupada Sarahi— ¡no puedes irte, no pueden irse y dejarme sola con esto, agradezco que me la regales pero yo que coño hago sola!; ¿A dónde la llevo y como me la llevo?;

¡Upss!— se expresó maliciosamente Rebeca.

¡Ay Sari no fastidies!— le dijo Rubí con expresión de aburrimiento— ¿Qué no ves que quiero mis regalos?; ¡Quiero quiero quiero!; ¡Bueeeeeeeeeeno coño!— le contestó al final de mala gana Rubí al ver que Sarahi la miraba fijamente pero ahora Rebeca se hacía la difícil.

¡Ah no Rubí sabes que odio esperar, así que ándale vamos al auto por los regalos o te juro que los dono a un bazar!;

¡Reeeeeeebe!— exclamó Rubí berrinchuda.

¡Rebe, nada!— contestó ésta cruzada de brazos.

¡Mmmmmm ni hablar, los regalos son los regalos, ay te ves Sari!— comentó Rubí burlona.

¡Por favor Rubí, yo te ayudé, por favor!— Sarahi se expresó nerviosa al saber perfectamente que en ese momento necesitaba de la ayuda de la caprichosa Rubí; que ella sola no podía lidiar con Norma, ni tenía en donde hacerla permanecer como su esclava. A todo eso, Norma permanecía a la expectativa, muy atenta, acurrucada y desnuda en el piso.

¡Bah, ya no me interesa lo que quieras hacer con esa perra, ahora es tu asunto y si no sales bien pues ni modos, quizás te visite en prisión!— le respondió groseramente Rubí a Sarahi subiendo los hombros y mirándola retadora sabedora de su posición.

Sarahi no se controló y se soltó a llorar cubriendo su cara con sus manos— ¡no puede ser!— pensaba Sarahi— ¡no de nuevo!— pues sabía que sí Rubí la abandonaba en ese momento; Norma se las podía arreglar para salir victoriosa y entonces sí que sería su perdición.

¡Uyyyyyyyy Sari está llorando ay anda regálame una foto!— se burló Rebeca de ella apartándole a la fuerza sus manos de la cara y sacando el celular para tomarle una foto. Increíblemente Peque intervino a favor de Sarahi aunque no sirvió de mucho.

¡Vamos Rubí, Sari tiene razón, no podemos dejarla sola en esto, además nos salvó el trasero y además……!

¡Cállate Peque!— gritaron Rebeca y Rubí haciendo que Mayra casi acompañara a Sarahi con su llanto.

Para fortuna de Sarahi; Rebeca se le acercó, la contempló por unos instantes conteniéndose por plantarle un beso en la boca al ver el bello y tierno rostro de Sari decorado con sus lágrimas, así se la podía pasar todo el día hasta que Rubí intervino.

¿Qué dices Padilla?, ¿crees que Sari tenga el nivel para andar con nosotras?; por que ella dice que sí.

¡Uyuyuy!; ¿eso es cierto Sari?— le habló risueña Rebeca— ¿crees estar al nivel para andar con nosotras?;

¡Ayúdenme, no se arrepentirán!— fue todo lo que Sari contestó aún llorando.

¡Mmmmm bueno coño, ven con nosotras al auto y ya después nos ocupamos de lo demás!— la reconfortó al final Rebeca.

Sarahi se sorbió los mocos y antes de acompañarlas de nueva cuenta le metieron a Norma las bragas en la boca y se la volvieron a sellar. Ya entre el auto, Rebeca y Rubí se divertían de lo lindo al ver la expresión de boba que representaba Sarahi al mirar embelesadamente como éstas se pasaban entre sí, pulseras, collares, perfumes y demás joyas; nada de baratijas, Rebeca se había esmerado en complacer a Rubí obsequiándole un buen lote de regalos al igual que a Peque pero no contaba con Sarahi, pero el caso es que Sari había flechado a Rebeca a lo que la huerita sonriendo en complicidad con Rubí le obsequió al igual a Sarahi unas buenas prendas y fragancias exquisitas de las mas prestigiosas marcas.

¿Te gustan?— le preguntó Rebeca a Sari; ésta tan solo se limitó a afirmar con la cabeza. Rebeca meneó el cabello dándole a entender lo que quería escuchar; Sarahi le sonrió y al instante la complació— ¡quiero quiero quiero!— expresó muy alegre Sarahi al momento en que Rebeca le hacía entrega de sus regalos.

Tan solo faltaba algo por compartir y eran unas botellas de vodka que al final acordaron disfrutar en casa de Rebeca; Sarahi de nueva cuenta se inquietó en saber el destino y pronto futuro de Norma a lo cual sus nuevas amigas le dijeron que no se preocupara en lo mas mínimo pues todo ya lo tenían previsto y era cierto; tanto Rebeca como Rubí estaban ya acostumbradas a llevar un estilo de vida muy diferente a los demás, en especial por que ellas no tenían ninguna diferencia en tratar a sus sirvientes como esclavos y no solo a sus sirvientes sino a cualquiera que se les viniera en gana arruinarles la vida pues si de aniquilar voluntades, dignidades y orgullos se trataba, para eso y mas Rebeca y Rubí se pintaban solas a lo que ya sabían perfectamente como proceder con Norma.

Ansiosas por ponerse mas que alegres, borrachas; regresaron al baño y así desnuda y atada al cuello se llevaron a Norma jalándola por la soga, tan solo con cuidado de que nadie se percatara y para eso Peque cuidó en el camino. Norma tan solo veía como su uniforme era arrojado al inodoro y se la llevaban desnuda incapaz de evitarlo. Peque condujo el auto de Rebeca hasta la casa de ésta y Rubí condujo en el suyo de igual manera hasta la casa de la huerita Padilla.

En la parte de atrás del auto de Rubí iban muy cómodas Rebeca y Sarahi; cómodas y divertidas por que a sus pies, en los tapetes habían acomodado a Norma, mas bien la habían echo acomodarse bocarriba; Norma viajó todo el trayecto llorando miedosa e implorando una vez mas a Sarahi que de nueva cuenta la hizo callar.

Rebeca le estaba restregando la suela de su zapato en el sexo a Norma haciéndole daño al rasparla y lo peor, jugando groseramente con ella al simular masturbarla al rozarle repetidas veces y rápidamente su suela en su sexo mientras Sarahi le pisaba sus pechos con su mediano tacón de su zapato negro escolar y para no oírla chillar le había acomodado la otra suela de su zapato en la boca.

Sarahi y Rebeca se carcajearon a gusto al sentir el temblor y estremecimiento inminente de Norma bajo sus pies, más exacto, bajo las suelas de sus zapatos.

¡Cerda, es una cerda!— exclamó Rebeca estirándose y restregándole la suela de su zapato en la cara a Norma sin dejar de reír junto con Sarahi y Rubí.

¡Pobre Norma! Y apenas era el principio y ya se sentía morir de humillación y eso que no habían aplicado el dolor, tan solo la cruel Rebeca se quiso divertir mientras llegaban a su casa y para eso no se le ocurrió mejor forma que presentarse con Norma humillándola masturbándola; ¡sí!, la había masturbado y de una forma tan aberrante como lo hizo con la suela de su zapato.

Norma luchó, se contuvo y se resistió cuanto pudo pero al final sucumbió y en contra de su voluntad y sin comprender ciertamente lo que pasó, lloró amargamente al verse y sentirse tan impotente, tan insultada cuando en contra de su voluntad cada vez se fue excitando mas ante el insistente y endemoniado ritmo que empleó Rebeca hasta lograr su objetivo: ¡hacerla llegar al orgasmo forzado!, se había corrido, Norma se corrió tan humillantemente y por eso la malvada Rebeca se carcajeaba a gusto con sus acompañantes y le restregaba sus propios fluidos en la cara a Norma que se mostraban indolentes en la suela de su zapato.

De pronto el auto se detuvo para esperar a que el portón principal se abriera y entraran a una lujosa residencia, hogar de la huerita Padilla; por fin habían llegado a donde quizás de momento sería el nuevo hogar de Norma, muchas sorpresas le esperaban ahí a Sarahi y desdichas para Norma por que en verdad que esas chicas apenas comenzaban a hacer de su vida un verdadero infierno y sin duda se ocuparían de agotar cualquier leve posibilidad con la que Norma pudiera soñar ser salvada, como era el caso de su madre que sin duda debía estar mas que angustiada al ver que ya corrían dos días sin noticias de su adorada hija. Pero esas crueles chicas pensaban en todo y era seguro que algo se les ocurriría.

Sarahi observaba con la boca abierta tan solo la entrada, el jardín y la alberca de aquella grosera mansión; Rubí la abrazó por el hombro para disponerse a invitarla a pasar y así lo hicieron mientras que Peque que ya las esperaba se llevó de momento a Norma a un árbol cerca del jardín por orden de Rebeca y ahí ató como si se tratara de un perro a la pobre Norma pues de momento no pensaban ocuparse a fondo de ella, total ahí estaba perdida, no sería nada extraño para nadie en esa casa verla en ese triste estado pues los que no eran crueles como Rebeca y compañía eran ciegos, sordos y mudos ante lo que pudiese ocurrir a su alrededor a lo que Norma podía rasgarse la garganta clamando auxilio; no tenía caso hacerlo.

Sarahi se dispuso a entrar a dicha casa sin saber las sorpresas con las que se iría encontrando y descubriendo cada vez mas el peculiar y asombroso estilo de vida que en verdad llevaban Rubí y Rebeca acompañándose siempre por Peque.


Continuará……………………………………….

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