miércoles, 4 de agosto de 2010

CAMBIANDO EL DESTINO 2

 MANTEGROSO.

Sarahi había perdido el control de sus actos y se le veía dispuesta a acabar con Norma pues no dejaba de aplastarle la cabeza y no lo haría hasta verla inerte, inmóvil, muerta; pero no todo estaba escrito y de pronto una voz salvadora intervino para suerte de Norma evitándole la muerte y quizás para suerte de Sarahi evitándole convertirse en una asesina.

¡Basta Sarahi ya tuviste suficiente basta ya!;

¡Noooooooo!— gritó Sarahi enfurecida sin percatarse siquiera de quien se trataba, de quien la había alzado de la cintura haciéndola a un lado para liberar así a Norma. Sarahi luchaba enormemente con tal de liberarse de aquellos fuertes y firmes brazos para volver a torturar a Norma hasta matarla.

¡Déjame déjame, quiero matarla, voy a matarla solo así me dejará en paz!— insistía con furia Sarahi.

¡Basta!— gritó firmemente el joven y a continuación la soltó; Sarahi se dio la vuelta echa una fiera y enfureció aún mas al ver que se trataba de Mantegroso.

¡Tú, estúpido!; ¿Cómo te atreves a intervenir?, ¡maldito Mantegroso!— le habló con absoluto desprecio al momento que se pasaba sus manos por su cuerpo a modo de limpiarse por donde el chico la había sujetado— de seguro me dejaste grasa en mi fina piel— le dijo con la única intención de humillarlo y dicho esto quiso de nuevo irse sobre Norma pero el joven la sujetó a lo que Sarahi solo logró darle una patada en su costado a Norma.

¡Déjame maldita sea voy a matarla ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh!— Sarahi rompió a llorar al verse incapaz de liberarse del chico que no hablaba tan solo continuaba sujetándola asombrado al contemplar la rabia y el odio reflejado en el llanto de Sarahi hacia Norma— ¡Dios mío!— pensó en silencio el chico— en verdad que si no intervengo Sarahi la mataba.

¡Cálmate por Dios Sarahi tú no eres una asesina!;

¡No me digas que no ser animal y suéltame; odio que me toques, odio que me mires, odio que me hables, odio que existas, te odio!;

El chico a pesar de éstas insultantes palabras no la soltó al verla aún muy alterada y para cooperar con el enojo de Sarahi le besó el cuello susurrándole burlonamente— ¡en cambio yo te amo y adoro que existas!;

¡Estúpido!— gritó Sarahi luchando por liberarse y al no lograrlo le habló llorosa y en un tono mas tranquilo— ¡suéltame, no le haré mas daño pero suéltame, me vas a marcar los brazos!;

El chico obedeció y apenas lo hizo sintió un fuerte impacto en sus mejillas; Sarahi le estampó dos bofetadas y con una expresión mezcla de resentimiento y desprecio le dijo— ¡eres un idiota, mira que no hay nadie por aquí y los accidentes ocurren, hubiese acabado con ella y nadie me hubiese podido culpar!— hizo una pausa y sin cambiar aquel semblante de resentimiento y desprecio concluyó diciéndole— ¡vete al diablo Mantegroso!;

El joven tan solo sonrió al ver a Sarahi un tanto mas tranquila al menos ya no con deseos de matar a Norma que apenas y se recuperaba; el chico la ayudó a levantarse a lo que Sarahi burlona empujó a ambos— ¡ay que linda pareja, los dos mugrosos, uno de lodo y el otro de grasa jajajaja, anda, llévate a tu noviecita y déjenme en paz!;

El joven acompañó a Norma hasta su auto y ésta entre llantos le suplicó que la acompañara hasta su casa, que se quedara con ella pero a pesar de verla tan mal, Mantegroso se negó al percatarse que Sarahi recogía su mochila para irse y el necesitaba hablar con ella por eso fue que la andaba buscando hasta dar con ella detrás de la cancha a lo que tan solo se limitó a dejar a Norma dentro de su auto, le dio sus zapatos y le pidió que se esfumara de ahí antes de que Sarahi enloqueciera y lo metiera en mas aprietos; Norma tan solo un poco mas calmada lanzó maldiciones a ambos y se marchó.

Enseguida Mantegroso se dirigió hacia Sarahi que se encontraba sentada en una banqueta sonriente pues al recuperar su humor habitual trataba de plasmar en su mente todo lo que le había echo pasar a Norma.

¡Largo Mantegroso, fuera de mi vista!— le dijo Sarahi entre risas aunque aparentando estar molesta cuando vio al chico dirigirse hacia ella.

¡Venga Sari, necesito hablarte, te ando buscando desde hace rato y mira que gracias a eso llegué a tiempo para evitar que cometas una tontería!;

¡Bah!— se expresó burlona Sarahi— ¡ya te dije que no quiero verte ni mucho menos hablar contigo, no estoy de humor!;

¿Ah no?— le contestó de igual manera burlón el joven— pues a mi me parece que te sientes feliz.

¡Bueeeeeno!— se corrigió Sarahi— no estoy de humor para hablar contigo en serio que me produces náuseas— concluyó mirando altanera y arrogante al joven que no haciendo caso a los despectivos comentarios de la chica continuó suplicante— ¡por favor Sari no te quitaré mucho tiempo!; al pronunciar éstas palabras; Sarahi lo miró divertida y orgullosa, le gustaba, mas que gustarle, le fascinaba que el chico le suplicara, que la halagara, ¡como disfrutaba haciéndolo sufrir con sus desplantes y desprecios!, terminando siempre con la misma escena con Sarahi riendo cruelmente y el chico casi al borde del llanto.

¡Ay como fastidias!— se expresó Sarahi aparentando un enojo que no sentía— ¡bueno, pero antes de soltar tus clásicas letanías siquiera haz algo de provecho, quítame los tenis y calcetas y saca de mi mochila mis sandalias y me las pones, anda, date prisa o te privo de mi divina presencia jajajaja!— se burló de el pero Mantegroso nunca le daba importancia a esas ásperas y cortantes palabras a lo que en un parpadeo ya se encontraba en el piso sentado con las piernas cruzadas entre sí, desatando no solo con cuidado sino con pasión y cariño los cordones de los tenis de su adorada Sarahi, enseguida safó ambos tenis y conteniendo segundos su respiración aspiró profundamente como si se hubiese preparado para consumir y extasiarse por completo del aroma embriagante que destilaba de los pies de Sarahi y sin detenerse le quitó las calcetas blancas dando lugar a que Sarahi moviera graciosamente sus pies solo con la intención de humillar al chico al dejarle a escasos centímetros de su cara ambos pies sudados a lo que éste ni se intimidó y no hizo ni un solo movimiento para apartar la cara, ni una sola mueca de desagrado; Sarahi sonrió orgullosa de sí misma al ver tal muestra de sumisión y entrega del joven ante ella pero como siempre no fue suficiente para ella ni para su vanidad y arrogancia y decidió complementarla acariciándolo en las mejillas con las plantas sudadas de sus pies.

Enseguida apartó los pies tantito y dulcemente le habló como quien pide un caramelo— ¡bésame los pies, bésamelos Mantegroso y así me demuestras tu amor!, ¿o que, te da asco?, te recuerdo que son una parte de mi bello cuerpo y además me encanta que me los besen— concluyó risueña.

¡Bien sabes que sería un honor para mí, puesto que no sería la primera vez, puesto que es la única parte de tu cuerpo que mayormente me permites besar!— le contestó al instante nervioso.

Enseguida Sarahi le acercó de nuevo los pies a la altura de sus labios y sin mas el chico depositó en ambos pies una serie de profundos besos tomando su tiempo y espacio entre cada beso, tratando de llevarse a sus pulmones toda la seductora esencia posible al respirar profundo entre cada beso el aroma de esos pies ante la orgullosa y altiva mirada de Sarahi que burlona añadió— ¡muy bien Mantegroso pero mas despacio, me los puedes gastar, ahora lame entre mis dedos, me sudan y me pican, no se que ande entre ellos pero igual y sí encuentras algo te lo comes, recuerda que proviene de mis divinos pies por lo tanto es un privilegio que te permita comerlos jajajajajaja!— concluyó riéndose alegremente sin importarle en lo absoluto el daño y las heridas morales que con sus crueles palabras causaba al joven a quien del único pecado y delito del cual se le podía culpar era de amarla sinceramente.

El chico de nuevo accedió aunque tras los comentarios de Sarahi no pudo evitar sentirse humillado, el adoraba a Sarahi en cuerpo y alma y por ello accedía a sus caprichos por crueles que sean y por ella sería capaz de todo pero le dolía el comprobar que lo único que lograba con éste comportamiento era precisamente que Sarahi se comportara cada vez mas déspota y cruel con el humillándolo cada vez con actos mas denigrantes y asquerosos como el hacer que le lamiera entre los dedos de sus pies y obligarlo a comerse partículas de suciedad y polvo y demás que encontrara en ellos pero Mantegroso contaba con un escudo de acero que resistía eso y mas y una vez mas complació a su amor hasta que Sarahi apartó los pies satisfecha y los acomodó en sus sandalias dirigiéndose a el risueña.
¡Bueno!; ¿Qué querías decirme?, apúrate, no quiero retrasarme mas, mi madre ya me debe estar esperando.

¡Sí!— respondió nervioso el chico— mira Sari, verás, lo que pasa es que, bueno— hizo una pausa para armarse de valor y justo cuando pensaba hablar Sarahi en un movimiento rápido y gracioso se lo impidió introduciéndole un pie dentro de su boca, burlándose de el al decirle riendo— ¡lame mis dedos jajaja!— enseguida lo apartó ante la mirada de vergüenza del joven al sentirse cada vez mas solo un objeto de burla para Sarahi; intentó calmarse y tras lograrlo intentó de nuevo hablar pero de nuevo no una sino varias veces Sarahi se divirtió con el carcajeándose como una loca metiéndole el pie en la boca cada vez que éste quería hablar y obligándolo a que le chupara los dedos de sus pies hasta que se sintió cansada de tanto reírse.

¡Bueno coño hablas o me voy!— le comentó burlona. Mantegroso mantuvo la mirada hacia el suelo por unos instantes y después mirando a Sarahi comenzó a recriminarle su actitud pero ésta sabiendo de sobra el poder que tenía sobre aquel joven solo fue necesario que se levantara e hiciera ademán de marcharse para que el pobre chico se lo impidiera de la única manera que le era posible: ¡arrojándose a sus pies e implorándole que se quedara a escucharlo!;

¡Por favor Sari te lo suplico no te quitaré mucho tiempo!— fueron las angustiadas y suplicantes palabras del chico estirado por completo en el piso a los pies de Sarahi que enseguida se dio la vuelta, contempló burlona al joven que continuaba abrazado a sus pies y al final le indicó con un tono de voz totalmente burlón— ¡habla ya zonzo!;

¡Sí!— contestó el chico que se disponía a levantarse en tanto que Sarahi por pura maldad se lo impidió hablándole burlesca y engreídamente con las manos en su cintura— ¡quédate de rodillas Mantegroso, si vas a hablarme lo harás de rodillas ante mi y si no quieres pues adiós!— concluyó altaneramente.

El chico tan solo respiró profundamente, resignado, ya no puso objeción alguna y para no perder mas tiempo después de unos segundos de admirar embelesadamente a su amor de pie frente a el habló.

¡Sarahi mañana cumplo años y me encantaría que fueras a mi casa a almorzar, te lo suplico!— exclamó el joven que incluso juntó las manos como si de rezar se tratara lo cual le vino a la perfección a su súplica al encontrarse arrodillado por deseo de Sarahi que cambió su semblante divertido por uno muy serio y tras un instante le respondió seca y cortante— ¡no!;

Y enseguida hizo seña de marcharse; Mantegroso avanzó hacia ella caminando sobre sus rodillas y con una voz entrecortada le sujetó una mano, se la besó y de nuevo suplicó— ¡por favor Sarahi sino es por gusto hazlo por piedad!— dicho esto el pobre joven se postró a los pies de Sarahi y en su desesperación comenzó a besarle los pies lo cual conmovió a Sarahi aunque tras unos instantes esa mirada de compasión y pena de nuevo se convirtió en una mirada de burla y altanería— ¡bah vete al diablo tú y tu fiesta!;
¡No es fiesta es solo un almuerzo y tú eres mi única invitada de honor!;

¿Y Norma?— le preguntó con interés Sarahi— ella también sabe que mañana cumples años.

¡Sí!— respondió el joven— pero ya está arreglado, no sabe nada de mis planes; por favor Sari, ya mis padres saben que irás, por lo que mas quieras no te cuesta nada ir.

¡Uy!— se burló Sarahi— pues allá tú por decirle a tus papis cosas de las que no estás ni seguro por que no pienso ir. Sarahi hizo de nuevo ademán de marcharse pero se lo impidió la ternura reflejada en el rostro del chico implorándole que accediera a su ruego.

¡Ay Mantegroso no esa cara de perro ehhhh bueeeeeno coño iré!, ¿contento?;

En parte— contestó el chico al momento que por fin se levantaba y mirando dulcemente a Sarahi le expresó— es que lo mismo me dijiste el año pasado y nada mas nunca llegaste.

Sarahi no pudo evitar sonrojarse por un momento al ser pillada por el joven y entre risas le respondió— ¡oh sí verás el año pasado se enfermó mi madre!;

¡No es cierto Sarahi!; ésta lo miró divertida y se defendió— ¡sí, claro ya recuerdo Mantegroso, se enfermó mi perro que por cierto también se llamaba Mantegroso jijijiji!— se rió nerviosamente.

¡Nunca has tenido perro!— le contestó muy serio el chico a lo que Sarahi frunció una ceja como muestra de claro enojo, lo miró fijamente hasta que en su rostro quisieron traicionarla unas lágrimas y con la voz firme por evitar el llanto le gritó— ¡no tenía un peso para tu puto regalo, no tenía que ponerme, no tenía ni para transportarme en autobús hasta tu casa!; ¿es lo que querías escuchar estúpido?— concluyó Sarahi dándose la vuelta para echar a correr antes de que se soltara a llorar pues era obvio que había estado evitando hablar de todo eso pero Mantegroso la sujetó por los hombros y la abrazó para hablarle cariñosamente al momento que Sarahi respiraba agitada para contener su llanto.

¡Sarahi bien sabes que eso a mi no me importa, dime una sola vez, una sola en que yo te haya ofendido, no la hay, yo te amo y te adoro y no hace falta nada material, tu sola presencia hubiese bastado!;

¡Sí, eso lo dices tú!; ¿pero que tal tus invitados?, no iba yo a hacer el ridículo ¿verdad?— le contestó Sarahi ya mas relajada.

¡Bueno, ya lo pasado, pasado; ¿irás?— le preguntó insistente el chico. Sarahi también lo quedó mirando y al final expresó— ¡sí iré, lo prometo pero solo si en verdad no habrá mas invitados que yo!;

¡Así será!— le respondió el joven que risueño añadió— aunque para estar mas tranquilo yo mismo pasaré por ti a tu casa digo, confío en ti pero……

¡Ay sí como quieras, mejor pues tu casa está lejísimos!— le contestó Sarahi— ¡ah eso sí no pienso llevarte regalo!;

¡Tú sola presencia bastará!— expresó con una sonrisa Mantegroso para enseguida añadir aumentando su sonrisa— y si por ahí se colara un beso créeme que podría morir feliz.

Sarahi levantó su mochila, movió coqueta su cabello para atrás y sonrió orgullosa y seductora, avanzó hacia el chico poniéndolo nervioso tras preguntarle sensualmente— ¿en serio mueres por un beso mío?; no hizo falta escuchar respuesta, suficiente fue la cara de bobo que el joven tenía al sentir tan cerca la fina, natural y hechizante esencia del amor de su vida; Sarahi llevaba prisa pero siempre se daba tiempo para divertirse con el pobre Mantegroso.

¿Te lavaste bien la boca?;

¡Sarahi!— exclamó indignado el chico.

¿No comiste cebolla?;

El joven no contestó tan solo expresaba nerviosismo y emoción.

¡Jijijiiji!— se rió de lo lindo Sarahi— ¡bueno, arrodíllate y cierra los ojos!;

¿Sarahi?— se expresó mas que ansioso el chico pero un tanto confundido a lo que ésta le repitió— ¡arrodíllate y cierra los ojos venga no tendrás otra oportunidad!;

Al instante el joven obedeció; Sarahi lo contempló y enseguida sin perder tiempo miró hacia todos lados y maliciosa se sonrió tras centrar su mirada en el charco de lodo en el cual le había hundido la cara a Norma, sin hacer ruido se acercó, se agachó y sujetó en su mano un puño de lodo, se acercó de nuevo al chico conteniendo su risa y con un dedo de la otra mano le acarició los labios abriéndole la boca ligeramente; el pobre chico se sentía en la dicha total, lamió con absoluta devoción el dedo de Sarahi; la chica se llenó aún mas de orgullo y en cuanto el pobre Mantegroso menos se lo esperaba Sarahi en un movimiento rápido le gritó entre risas— ¡come lodo imbécil! Y zas ¡que le mete el puño de lodo en la boca al joven y se suelta a carcajearse hasta mas no poder al ver como el pobre abría los ojos asustados y escupía el lodo aunque no pudo evitar tragar una buen parte!;

Enseguida miró mas que molesto, indignado y ofendido a Sarahi como pocas veces lo hacía, estaba claro, estaba acostumbrado a recibir burlas y desplantes de Sarahi pero esto era el colmo de la humillación, Sarahi así lo comprendió pero no se arrepintió tan solo se limitó a sujetar su mochila y a caminar cuidadosamente hacia atrás y sin dejar de reír se despidió— ¡bueno Mantegroso bye, te estaré esperando mañana, sueñas conmigo!, ¿eh?;

Y echó a correr al ver que el joven se levantó y se fue sobre ella. Sarahi corrió pero fue interceptada por el joven en instantes que sin mediar palabra quería besarla a como diera lugar.

¡No Mantegroso no eso no, tienes lodo guacala, cálmate no te atrevas!; ambos forcejeaban; Sarahi evitaría a toda costa que el chico la besara y lo golpeaba en el pecho hasta que éste la levantó por su cintura, la bajó de nuevo e intentó besarla pero Sarahi movía la cabeza a ambos lados para evitarlo, así habían avanzado hasta las gradas de la cancha y de tanto forcejear Mantegroso no calculó bien y al alzar a Sarahi e intentar de nuevo bajarla no pudo sostenerla y ésta cayó sentada azotando su cabeza en las gradas, no fue un golpe fuerte, apenas y se dio el impacto pero fue suficiente para que Sarahi se excediera en teatro.

¡Ayyyyyyyyyyyyyyyy, auuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu, mi cabeza, uyyyyyyyyyy!— Sarahi se revolcaba en el piso y comenzaba a llorar frotando su cabeza lo cual asustó al chico que enseguida la abrazó y la levantó pero Sarahi se cubrió su cara con sus manos y gritó llorando— ¡eres malo y cruel Mantegroso yo solo jugaba pero tú eres malo, me haz lastimado y me haz echo daño!;

Duras palabras sin duda pero al chico lo que mas le impresionó fue la fragilidad de Sarahi que tan solo un rato antes casi se convierte en asesina al torturar cruelmente a Norma y ahora por un leve golpe que para nada se veía tuviera consecuencias o lesiones graves, la niña se privaba de llanto.

¡Venga Sari ya pasó déjame revisarte!— le propuso el chico, lo que Sarahi le permitió pues se encontraba asustada pero tras percatarse ella misma que quizás se había excedido tantito, se levantó y limpiando sus mocos fue por su mochila— ¡vete al diablo no iré a tu fiesta!— le comunicó aún llorosa.

¡Noooo eso no!— le gritó el chico que sin recibir golpe alguno parecía que en cualquier momento explotaría en un llanto mayor y mas amargo.

Sarahi lo miró seria y tallándose la cabeza le infundió temor con su comentario a modo de amenaza y venganza— ¡a menos que dejes que me desquite!— hizo una ligera pausa y enseguida añadió evitando sonreír— ¡te daré una patada en tu pene!— concluyó en verdad luchando por no reírse al ver la expresión de miedo reflejada en la cara del chico.

Mantegroso tragó saliva pero no se opuso, estaba dispuesto a pagar el precio sin medir las consecuencias. Sarahi tan solo se sonrió y como llevaba prisa le dijo en plan de broma— ¡mmmmm bueno te la perdono, no vaya a ser que por mi culpa no tengas descendencia pero eso sí Mantegroso, si mañana en tu casa tengo un chichón te juro que te agarro a patadas aún siendo tu cumpleaños!;

¡Echo!— contestó feliz el chico.
¡Venga!; ¿andas en auto?;

¡No, en moto!;

¡Diablos!— expresó Sarahi— ¡bueno, venga llévame a mi casa!;

¡Será un placer!— contestó mas que emocionado el joven.

¡Oye oye a todo esto!; ¿Cómo diablos te llamas?, digo, tampoco se trata de llegar mañana y gritarte: ¡felicidades Mantegroso jejejeje!;

El chico algo apenado confesó— ¡Nemesio!— lo cual hizo carcajearse a Sarahi— ¡oh sí diablos Nemesio jajajajajaja lo había olvidado sí por eso te puse Mantegroso, es mejor, por Dios, Nemesio, que nombre mas feo jajajajaja!;

¡Mejor te llevo a tu casa!— se expresó incómodo el chico.

¡Sí mejor Nemesio venga carga mi mochila!;

¡No puedo Sari tú irás atrás, me estorbaría!;

¡Pues te la cuelgas al frente venga idiota!— dicho esto, el joven se resignó para marchar rumbo a casa de Sarahi.

 CUMPLEAÑOS DE NEMESIO.

Al llegar a su casa ya Yolanda esperaba impaciente a Sarahi para cenar como cada noche lo hacían y se encontraba un tanto nerviosa al ver que ésta se había retrasado pero los verdaderos nervios y la causa de que los cabellos y la piel se le erizaran llegaron justo cuando Mantegroso dejó a Sarahi y ésta nada mas entrar a su casa le contó a su madre con lujo de detalles todo lo que aconteció a la humillación de Norma.

¡Por Dios Sari dime que no es cierto por Dios que no es cierto!— eran las palabras desesperadas de la bella Yolanda.

¡Oh pues sí!— le comentaba orgullosa y con una sonrisa de oreja a oreja Sarahi— por eso es que me extraña que me digas que no sabes nada de nada, yo pensaba que Norma nadamas llegar iría a refugiarse a los brazos de su perra madre y a gritarte tu suerte mmmmm igual y se lo está pensando mira que ésta vez si tembló y tembló en verdad ante mí jijijiji.

Yolanda no contestaba, seguía con la piel erizada y muy dentro de ella sentía un mal presentimiento, sentía que a partir de ese momento no sabrían la hora ni el día pero seguro que Rosa y Norma tomarían cartas en el asunto y ella y Sarahi serían justamente las victimas.

¡Bah madre igual y te sales de esa esclavitud de trabajo, ya verás como no las arreglamos además cualquier medida vale la pena pues no sabes como disfruté humillando a Norma!— le comentaba Sarahi a su madre sonriendo de lo lindo.

De nueva cuenta Yolanda prefirió ignorar a Sarahi pues ella presentía que no iba a ser nada fácil salir de aquella situación que desde antaño ya la tenían difícil y ahora Sarahi había contribuido a empeorarla siendo Norma y su madre parte ahora de una clase social mas fuerte económicamente y eso significaba mayor poder, teniendo como claro ejemplo que ella era su sirvienta pero para no angustiarse mas prefirió dar por terminada al menos por esa noche la charla sobre ese tema.

¡Venga Sari vamos a cenar!;

¡Sí, mejor!— contestó ésta— ¿y que tragaremos?;

¡Chilaquiles!;

¡Guay mis favoritos!;

Enseguida Yolanda se disponía a servir la cena cuando Sarahi redobló aún más la sonrisa al respirar el exquisito sabor de los chilaquiles.

¡Mmmmm sí sabroso quiero quiero quiero!— expresó como acostumbraba a hacerlo cada vez que se encaprichaba con algo meneando la cabeza y con ello su largo y hermoso cabello a modo de berrinche como si se tratara de una niñita pero justo cuando la cena estaba servida algo cruzó por la mente de Sarahi que le quitó el gusto de saborear esos chilaquiles.

¡Oye maaa!; espera tantito, esos chilaquiles los hiciste aquí ¿verdad?;

¡Por Dios hija como crees si apenas y me da tiempo para estirar el cuerpo, no que va, doña Rosa me autorizó para quedarme con lo que quedara pues lo mismo cenaron ella y la señorita Norma!;

Fue suficiente. El tono tan sumiso empleado que Yolanda utilizó para dirigirse a Rosa y a Norma bastó para que Sarahi explotara.

¡Coño madre, no le llames señorita a esa puta mas que puta perra asquerosa y como coño me dices así sin mas que prácticamente a mí me traes las sobras de la cena de ese par de putas!;

¡No son sobras Sarahi y si le piensas tantito mejor ve ideando como coño le vamos a hacer si por tu graciosidad Rosa toma represalias hacia mí por que aunque te duela es la verdad, ella nos mata el hambre!— fue la respuesta de Yolanda mirando serena y fijamente a su hija.

Sarahi tan solo miró furiosa a su madre y al paso de unos instantes le respondió— ¡no necesito de sus sobras!, además, carajo mamá, ¿no tienes miedo que nos envenenen?, justo ahora con lo que le he hecho a Normis por que mira que apenas y me imagino como debe de estar jijijiji.
¡Por Dios hija si yo misma los cociné y ya mejor siéntate que se enfrían!;

¡Bah!;

Sarahi sin medir sus actos, levantó su plato y ante los ojos de su madre arrojó el contenido a la basura.

¡Sarahi de los Ángeles!— gritó Yolanda como nunca lo había echo a su hija— ¿Qué demonios te crees?, ¿Qué te da valor para hacer esto?, ¿Qué crees que acaso nos podemos dar ese puto lujo?; ¡largo de mi vista por que mira que te agarro a bofetadas!;

¡Mejor cállate y cómete las putas sobras y si no te da con tu plato, mira ahí en la basura quedó mas!— le contestó una soberbia y déspota Sarahi que en verdad se sentía indignada desde el momento en que supo el origen de los chilaquiles y aquello le dio valor para enfrentarse a su madre y ofenderla al momento que le señalaba el bote de basura.

Yolanda no habló mas, se dedicó a tragar los chilaquiles por que su estómago se lo exigía y no por mandato de Sarahi quien se dirigió hacia el pequeño refrigerador que tenían y extrajo de ahí un pedazo de pizza en un plato y aunque ya no se veía tan apetitoso fue suficiente para que la niña se relamiera los labios mas bien para molestar a su madre que continuaba resentida por su comportamiento que por ganas de devorarse la pizza.

¡Mmmm sí suficiente para saciarme y libre de conjuros y venenos además me encanta la pizza mira maaa no es que… ayyyyyyyyyyy!;

Sarahi resbaló con una cáscara de plátano que ella misma había tirado desde la mañana y que como no se dignó a levantarla ahora resbalaba con la misma; Sarahi cayó sentada y aunque el dolor se hizo presente al instante Sarahi prestó mas atención con sus ojazos cafés bien abiertos a la trayectoria del plato que voló por los aires hasta caer hecho trizas en el piso al igual que el pedazo de pizza que se desbarató al instante quedando mezclado con los restos de vidrio, cerca del bote de basura, en fin, imposible de comer.

¡Mierda mierda!— exclamó Sarahi al momento que miraba a su madre con una expresión mezcla de susto y coraje lo cual hizo carcajearse a gusto a Yolanda pues en verdad la caída de Sari fue de lo mas graciosa y su reacción al ver como había quedado su pizza lo fue aún mas. Yolanda saboreó un poco mas de sus chilaquiles y mirando a Sarahi le señaló lo que restaba en su plato.

¡Ay Sari, creo que alguien va a tener que comerse estos chilaquiles o acostarse con hambre digo, a menos que quieras hurgar que quedó entre el vidrio y la suciedad, venga hija!— dicho esto le ofreció su plato y bromeando expresó— ¡quiero quiero quiero!— luciendo mas ridícula que su propia hija cada vez que exclamaba aquella frase y así se lo hizo ver Sarahi.

¡No seas patética madre!— le respondió en verdad molesta Sarahi, se levantó tallándose sus blancas nalgas y muy orgullosa sacó su celular al momento que expresaba arrogante— ¡bah se acabó llamaré a Mantegroso!;

¡Por Dios sari no, ya es muy tarde!;

¿Y?— se expresó cínicamente Sarahi subiendo los hombros— ¿se muere por mi no?, ¡pues que se joda!;

Su madre quiso impedirlo pero Sarahi se apartó hacia donde era su supuesta habitación que en verdad solo se separaba de la sala y cocina por una cortina y su madre meneó la cabeza a modo de negación y reproche resignándose al oír hablar groseramente a Sarahi— ¡ey idiota te quiero en mi casa inmediatamente y trae dinero por que quiero cenar! Y sin esperar respuesta colgó dirigiéndose a la puerta para sentarse en su banqueta y muy convencida a esperar a Mantegroso sonriéndole burlona a su madre.

Apenas habían pasado unos 30 minutos a lo mucho tomando en cuenta que Nemesio vivía algo apartado de la casa de Sarahi en cuanto el chico se detenía con su moto justo frente a la puerta y junto a Sarahi que lo recibió con una de sus mas bellas sonrisas, se levantó, volteó a ver a su madre y de burla le sacó la lengua a lo que ésta optó por ignorarla y retirarse a descansar pues había tenido un duro día de trabajo como lo era cada día de su vida y sin duda caería rendida de sueño; Mantegroso haciéndose el listo intentó entrar a la casa pero Sarahi se lo impidió estirando el brazo y apoyándolo en la puerta.

¡Ey Nemesio a donde diablos vas!, ¿Qué no te dije que quiero cenar?, venga, vámonos.

¡Tranquila Sari, tan solo saludo a tu madre!— le contestó el chico apartándole suavemente el brazo y entrando a la casa— ¡hola doña Yolanda, muy buenas noches!, ¿ya se dispone a descansar?, ¿no desea que le traigamos algo?— fueron las mas que perfectas y estudiadas palabras por parte del chico.

¡Oh hijo no te preocupes!— le respondió amablemente la señora— ya demasiado es para ti consentirle tantos caprichos a ésta malcriada.

Sarahi observaba con una sonrisa burlona desde la puerta tanto a su madre como a Nemesio que contestó a doña Yolanda— ¡oh señora no es nada, Sari es un amor!;

¡Jajajajaja!— la última frase dicha por Nemesio hizo reír a gusto a doña Yolanda— ¡por Dios Nemesio no hay que fingir y bueno en fin, sí ésta malcriada se propasa contigo solo házmelo saber que mira que tú y tu padre ya bastante nos han apoyado!;

¡Oh señora le repito que todo ha sido con el mayor gusto tratándose de ustedes y ……!

Sarahi frunció la ceja con desdén y enojo al darse cuenta que si no intervenía Nemesio comenzaría toda una letanía apoyada y seguida por su madre con otras tantas letanías de agradecimiento a lo que intervino solo que no lo hizo de una manera digamos gentil, avanzó decidida, jaló a Nemesio del hombro y cuando éste se viró, altaneramente lo jaló aún mas fuerte por su camisa al momento que le habló engreídamente— ¡ay ya vámonos perro que te llamé para que me lleves a cenar no para que estés de payaso!;

¡SARAHI ERES UNA GROSERA!— la reprendió su madre al ver que Nemesio había quedado rojo y después pálido de vergüenza ante tal comportamiento de Sari; Yolanda intentó poner orden y hacer entrar en razón a su hija pero ésta empujando a Nemesio se dispuso a salir de su casa y tronándose los dedos se dio el gusto de volver a menospreciarlo y denigrarlo— ¡ya vámonos perro!;

El joven por no representar una escenita dentro de la casa accedió a seguir a Sarahi sin siquiera despedirse de Yolanda pero era claro que ésta vez su orgullo había quedado herido de gravedad y justo cuando Sarahi se acomodaba el casco, éste se lo arrebató y sujetándola por los brazos le habló claro y fuerte reclamándole— ¡no te pases Sarahi, sabes que te amo con locura pero no te excedas no tienes ningún derecho para insultarme y tratarme de ésta forma y menos ante tu madre, que no vuelva a ocurrir!— concluyó el joven visiblemente alterado.

Yolanda prefirió dejarlos solos al conocer a la perfección a su hija e intuir que ésta no iba a ceder tal y como sucedió; Sarahi ni siquiera se inmutó, mirando fijamente a Nemesio le habló con una soberbia y arrogancia en verdad envidiables, con una superioridad tan natural que sentía hacia y sobre el chico— ¡no te he dicho mas que la verdad siempre haz echo lo que he querido y eso está bien para eso me sirves y para eso te conservo a mi lado y si yo quisiera tú serías mi perro, que serías, digo, ya lo eres!, ¿Qué no siempre andas detrás de mi pegado a mi trasero o a mis pies como una vulgar mascota?, entonces no te enojes, no te hago ladrar por que créeme no hace falta.

¡Basta!— se expresó Nemesio con la voz entrecortada haciendo efecto en su interior las crueles y déspotas palabras de aquella joven.

¡Sí, basta!— continuó Sarahi fríamente— es claro que no haz entendido tu situación frente a mí, soy yo quien pone las reglas por lo tanto vete al diablo, no iremos a ningún lado, no necesito que pagues mi cena, no iré a tu casa mañana, en una palabra: ¡muérete!— dicho esto Sarahi caminó de nuevo para entrar a su casa calculando perfectamente el tiempo justo para que en la confundida y atormentada mente de Nemesio pasaran muchas cosas pero en segundos llegaran a una conclusión: ¡no permitir que Sarahi entrara a su casa!, pues eso significaba perderla.

El muchacho se tragó el orgullo y presuroso detuvo a Sarahi tomándole una mano y hablándole de nueva cuenta como era habitual en el, con respeto, tímido, con humildad— ¡no Sari, perdón perdón venga vamos a cenar!, ¿sí?, no ha pasado nada venga.
Sarahi se sonrió orgullosa y así se dio la vuelta, arrogante para contemplarlo y encontrarse con una actitud de lo mas sumisa en el chico, lejos estaba ese repentino enojo que había mostrado hacía cosa de unos minutos.

¡No, lárgate que no quiero volverte a ver!— le dijo soberbia.

El joven ya no habló tan solo le sujetó las manos y la miró de nuevo lloroso. Sarahi que solo ella sabía muy bien como avanzar poco a poco hasta lograr dominar totalmente al joven cambió de repente su semblante de indignación a una leve sonrisa de burla para decirle— ¡a menos que admitas que tengo razón!— hizo una ligera pausa y enseguida afirmó— ¡por qué la tengo!— ¡admite que eres como un perro para mí, lo que es mejor, admite que si yo quisiera tú serías mi perro!— fue la exigente condición que la bella Sarahi le impuso a aquel joven.

¡Sarahi!— le suplicó Nemesio angustiado.

¡Si yo quisiera tú serías mi perro!— reafirmó su cruel capricho Sarahi soltándose de Nemesio y disponiéndose a entrar hasta que éste de nuevo la sujetó, la hizo darse la vuelta de manera que de nuevo sus miradas se cruzaron y sin medir el acto, desconociendo dignidad y orgullo habló— ¡sí tu quisieras yo sería tu perro!;

Nemesio no pudo controlar que una lágrima corriera por su mejilla al sentirse profundamente humillado ante aquella joven que por mero capricho y placer lo trataba de esa forma; al instante se dibujó en el rostro de Sarahi una enorme sonrisa de oreja a oreja que le hacía olvidar de momento el hambre que sentía— ¡bien Nemesio muy bien venga no llores, no tienes motivos por el contrario estás haciendo muy bien las cosas tal y como me gustan, venga me muero de hambre vamos Nemesio!— la chica lo apresuró a subirse a la moto como si nada hubiese pasado y en realidad para Sarahi nada importante había pasado, tan solo se había dado el lujo de una vez mas humillar a Nemesio y restregarle en la cara cuanto daño podía hacerle si ella así lo deseaba a base y a costa del sincero amor que éste le profesaba y del terror que lo invadía solo de pensar en perderla y en no verla nunca mas.

Camino a cenar Sarahi no perdió tiempo para afianzarse hacia Nemesio abrazándolo y pegando su bello rostro a su cuerpo del chico lo cual lo hizo temblar de pies a cabeza y pensar si verdaderamente esos momentos cubrían y superaban todos aquellos insultos por parte de la chica que por lo contrario se sentía dichosa y orgullosa de sí misma; enseguida se dispusieron a devorarse unos tacos pues fue lo que a Sarahi se le antojó y Nemesio de nuevo se vio en aprietos pues en verdad que Sarahi se las inventaba para molestarlo y el pobre chico se puso rojo y se pondría mucho mas al ver como Sarahi con una expresión de maldad en su rostro le vaciaba casi todo el picante a sus tacos.

¡Ya está bien Sari, yo casi no como con picante venga ya está bien!;

Sarahi no le hizo caso tan solo aumentó su sonrisa.
¡Venga Mantegroso si casi no lleva nada, ándale!— y continuó bañándole sus tacos de picante hasta que éste apartó su plato y un tanto incómodo le contestó— ¡ya Sari!, ¿Por qué no le echas picante a los tuyos si tanto te gusta?;

¡Ay Mantegroso pero que llorón eres!— se burló de el— ¿Cómo me dices a mí que le eche picante a los míos?, sí tu eres el hombre, tú eres el valiente, venga o acaso ¿eres tan llorón?;

El joven no contestó y cayó en el juego tomando sus tacos se dispuso a acabárselos ante la risita de Sarahi que no dejaba un solo momento de joderlo— ¡eso es Nemesio, venga, todo, cómetelo todo!; en segundos Sarahi continuaba riendo y Nemesio no podía ni hablar, estaba a punto de llorar de tanto picante, se acabó su refresco y a punto estaba de pedir otro en tanto que Sarahi ya había terminado de cenar, se levantó y argumentando que tenía prisa y sueño sujetó el último pedazo de taco que le quedaba a Nemesio, lo empapó nuevamente en picante y sin consideración alguna obligó al chico a que se lo comiera abriéndole ella misma la boca.

¡Refresco Sari por Dios pídeme un refresco!;

¡No Nemesio, ya es tarde, paga y vámonos!— le dijo burlona al momento que le sacaba la billetera, pagaba y se disponía a salir presionando al chico a que la siguiera o se iría a pie a altas horas de la noche a lo que Nemesio un tanto trastornado la siguió ante las risas de varias personas al ver que la cruel jovencita no le permitía a su fiel acompañante ingerir líquido.

Nemesio salió casi llorando de ahí y aguantando como le fue posible la terrible sensación del picante dentro de el y soportando las carcajadas de la malvada Sarahi que no paró de reír en todo el camino así hasta llegar de nuevo a la casa de la joven con el pobre Mantegroso aún sufriendo las consecuencias del picante y encima soportando a Sarahi que se puso a darle suaves cachetadas y a pellizcarle las mejillas solo para molestarlo por un rato hasta que se le quedó mirando con cierta ternura y en especial con esa sonrisa mágica que flechaba a Mantegroso ante la cual el chico no pudo hacer mas que sonreír resignado y apenado ante la bella Sarahi y ante los desmedidos comportamientos de ésta que así sin mas lo abrazó estando ya a punto de entrar a su casa y lo besó dulcemente en sus labios, lo que hizo olvidar a Nemesio lo acontecido con el picante y mas que nada lo hizo vibrar de emoción y justo cuando se disponía a entregarse con pasión a ese beso Sarahi se separó y risueña le habló— ¡eyyyyyyyy Mantegroso recuerda, yo pongo las reglas para que esto funcione, anda ya vete y nos vemos mañana!;

El chico quiso aún retener a Sarahi, no se cansaba de admirarla y tal parecía que luchaba por retener su mirada en su mente para plasmarla en sus sueños pero Sarahi burlesca le hizo darse la vuelta, le propinó una nalgada y riendo se metió a su casa.

Al otro día muy puntual el joven pasó a buscar a Sarahi a su casa para partir enseguida hacia donde se encontraba el hogar de Mantegroso que era en una zona de la ciudad mucho pero mucho mas confortable que en donde vivía Sarahi quien disfrutó de una velada inolvidable pues sencillamente los padres de Nemesio y el mismo la hicieron sentir lo que ya de por sí Sarahi se consideraba a sí misma, una reina, una Diosa aunque lo dicho antes, sin corona y sin trono; Sarahi no tuvo que romperse la cabeza en arreglarse, sencillamente se veía divina con un vestido azul, sandalias negras de vestir de altos tacones y en especial una fina pulsera de oro que con orgullo portaba en el brazo izquierdo y que también había sido regalo de Mantegroso en su pasado cumpleaños, en fin, lucía hermosa y a pesar de que ella sabía que no era vista con buenos ojos en especial por la madre del chico que era hijo único, eso la hizo sentirse mas orgullosa al ver que la propia madre fue quien se encargó de servirla durante toda la reunión; no los sirvientes, no Nemesio; la propia madre de éste se convirtió durante la reunión en la sirvienta personal de Sarahi todo con tal de agradar y darle gusto a su hijo que se sentía en las nubes y era el mejor cumpleaños de su vida sencillamente por que Sarahi le había dado sentido a esa reunión.

Sarahi disfrutó en verdad que todas las miradas y atenciones se centraran en ella y no en Nemesio; recorrió encantada cada rincón de la casa, revisó cuanto quiso en especial la habitación del chico y se divirtió al ver a éste sonrojarse cuando ella le descubrió varias fotos de ella en su cuarto a lo que Nemesio respiró tranquilo al ver que Sarahi lejos de enojarse le sonrió burlona y le comentó bromista— ¡vaya, bueno me robaste las fotos pero los autógrafos sí que te van a costar jajajajaja!;

Así finalizó una velada de lo mas provechosa tanto para Nemesio como para Sarahi que llegó a su casa hasta entrada la noche orgullosa y dichosa, sonriendo al recordar que desde su llegada hasta marcharse, los padres del chico en especial la madre se desasieron en reverencias lo cual le causaba risas a Sarahi pues bien sabía que ella no le caía nada bien a la señora y por lo tanto había fingido tan solo por complacer a su hijo lo cual le produjo mas gusto a Sarahi quien ya descansando en su cama pensaba bromista y fantasiosa— ¡diablos los hubiese echo arrodillarse ante mi presencia jijijiji sí puede ser que lo hubiesen echo, yo fui la reina de esa fiesta que digo reina, fui la Diosa!; auuummm— bostezó Sarahi— ¡sí, soy una Diosa!— y pensando en ello se durmió.

Sí, las cosas no podían marchar mejor para la hermosa Sarahi; tenía a Nemesio rendido de amor a sus pies, al parecer Norma había aprendido la lección a lo que Sarahi dio por terminado ese asunto, poco a poco tenía previsto controlar aún mas al chico y sacarle mas provecho a la relación, las cosas en el colegio al igual marchaban bien, las engreídas jovencitas respetaban y se podría decir que hasta admiraban a Sarahi por su valentía y su inteligencia al igual que la envidiaban por su belleza tan natural en ella, ¡pero el destino!, el maldito destino parecía haberse encaprichado en hacer ruin y miserable los planes y la existencia de Sarahi desde el momento en que nació haciéndola bella pero pobre, sin poder, lo cual desvanecía al entender de Sarahi su belleza y su orgullo pues los pobres no tenían o no debían tener orgullo al menos eso le habían inculcado aunque Sarahi siempre se había negado a aceptarlo y justo cuando Sarahi soñaba con realizar y llevar a cabo mas y mas planes y sueños; el destino la golpeó de nuevo pues Sarahi había olvidado el asunto con Norma al ver que ésta no tomó represalia alguna y desapareció por un tiempo de su vida hasta que el destino la hizo de nuevo entrar en escena.


Continuará………………………….

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