martes, 3 de agosto de 2010

CAMBIANDO EL DESTINO 1

 CIUDAD PARAÍSO.


Hablar de Ciudad Paraíso es hablar en verdad de un paraíso, de un lugar que encierra muchas anécdotas e historias de sus habitantes, de un poblado mágico y enigmático que a simple vista pueda parecer como cualquier otro lugar donde solo transcurre el tiempo, la rutina, el día a día pero faltaría transitar siquiera unas horas por sus calles, plazas y sobretodo centrarse un tanto en su gente para descubrir que de vez en cuando surge uno que otro hecho digno de comentarse y hacerse público.

Ciudad Paraíso como muchas otras o quizás la mayoría de ciudades centra su economía en unas que otras inversiones turísticas, fabricas, comercios y demás y como también muchos otros lugares se encuentra dividida en zonas conforme a posiciones económicas; la alta sociedad, familias mas que adineradas y poderosas, en verdad sobra mencionar son las que habitan en esa zona; la media, familias que si bien no tienen ni idea del poder que ejercen y que representa formar parte de la zona alta pero que si tienen un cierto modo acomodado de vivir y ocupaciones dignas de emplearse y de las cuales no tener que avergonzarse y ¡claro!, la zona baja y marginada en donde obviamente recaen las familias mas pobres y necesitadas de cualquier empleo que les permita sobrevivir el día a día, la mayoría de ellos son empleados como sirvientes de los habitantes de la zona alta y media recibiendo un trato mas que miserable por parte de estos pero aún mas miserable el sueldo que perciben por horas injustas de servicio y con el temor latente de no satisfacer a sus crueles patrones en especial muchas veces a los hijos de estos que suelen representar un factor común para el despido de algún empleado domestico y ni que decir que esto los destroza moral y económicamente al contemplar tristemente como se ven incapaces de llevar siquiera un pan para sus hijos por falta de dinero.

Y es en ésta zona marginada en donde da inicio ésta historia pues es en ésta zona en donde se encuentra la humilde morada de la bella Sarahi, sí, bella en verdad es decir poco, con unos ojazos cafés, cabello largo y lacio, complexión mas que delgada aunque quizás a eso se le puede atribuir el no hacer sus tres comidas al día pero en verdad, a pesar de toda una complicada situación en el modo de vivir de ésta chica que no tiene caso profundizar; hablar de la belleza de Sarahi no es tan sencillo pues es hablar de una belleza la cual no se puede describir a la perfección pues con tan solo admirarla se esfuma toda descripción verbal y solo se plasma en la mente de uno la imagen de una Diosa sin trono, de una reina aunque sin corona justo como ella suele repetirse deprimida— ¡de que diablos me sirve mi belleza sin dinero y sin poder!— pero Sarahi era y es todo orgullo y aunque era consciente de su difícil situación no bajaba un solo momento la guardia en soñar en que su belleza y su inteligencia le darían alguna vez frutos para poder sobresalir en su difícil mundo pues mientras hay vida hay esperanza pensaba frecuentemente muy entusiasmada la bella Sarahi que consciente de su casi perfecto físico y nivel de inteligencia pues lo dicho, no dejaba de soñar y esto la hacía ser cada día mas exigente consigo misma y con su madre que era con quien compartía su morada pues su padre, a ciencia cierta no se sabía que era de el solo que era un alcohólico y vagabundo alérgico al trabajo y que desaparecía por largos periodos de tiempo sin tener ni dar con una sola pista sobre el por lo que toda la responsabilidad de la educación y porvenir de Sarahi recaía en su madre y ¡vaya que la había educado!, mas bien la había acostumbrado a un estilo muy peculiar de vida.

Sarahi a pesar de vivir en sus 15 años de vida en una zona nada privilegiada de la ciudad, podía presumir muy orgullosa como lo hacía frecuentemente el haber llevado en todo ese tiempo una vida digna de una princesa aunque clara está la abismal diferencia en éstas palabras pero es que Sarahi a diferencia de otras chicas de su edad que residían en la misma zona jamás había trabajado de sirvienta que era la principal función que desempeñaban la mayoría de chicas de su edad para apoyar a sus padres pues escuela ni soñarlo pero ese no era el caso de Sarahi, ¡oh no!, ella no había trabajado jamás ni siquiera en su propia casa, basta mencionar que la niña no sabía ni como hacerle para lavar un solo plato; su única ocupación era estudiar y era muy buena para ello, por lo que toda la carga de trabajo recaía para su madre quien lo hacía con mucho gusto pues adoraba a su única hija y no le importaba el hecho de que para satisfacerla lo mas que se pueda, penosamente ella tenía que partirse el alma trabajando como sirvienta pero esto a Sarahi poco le importaba hasta hace unos meses en los cuales algunas cosas cambiaron.

Hasta hacía cosa de unos meses que Sarahi no intervenía ni opinaba en las labores de su madre, se conformaba con ver como ésta trataba por todos los medios de complacerle sus caprichos y ella feliz de poder pasearse ante las otras chicas que no corrían la misma suerte. Así transcurrió el tiempo en el que ella cursó su educación primaria y secundaria en escueluchas de gobierno como ella les llamaba despectivamente; pero ahora era distinto, iniciaba la preparatoria y era ahí donde según ella comenzaría a forjar sus conocimientos y una mejor vida y para ello no podía seguir en escuelas públicas a lo que valiéndose de sus buenas notas, una que otra recomendación de alguna maestra y sobretodo, sus berrinches cada vez mayores que le hacía a su madre ¡lo había conseguido!, estudiar en el asombroso colegio de sus sueños, el famoso “Instituto Morelos” que se encontraba en el mas lujoso fraccionamiento de la zona alta de la ciudad y que destacaba por ser exclusivo para señoritas y ¡claro!, solo o mejor dicho, reservado en su mayoría para las hijas de las mas poderosas familias de la ciudad; éste y el Colegio Victoria eran los mas destacados de Ciudad Paraíso para las niñas de bien, ¡los demás eran basura!, al menos así lo pensaba y expresaba Sarahi.

La bella Sarahi había conseguido colarse al Instituto Morelos gracias al lograr obtener media beca para cursar sus estudios, quedando solo por cubrir la mitad de las colegiaturas y demás gastos que implican y se inventan éstas instituciones por parte de ella que para esto se había valido para cubrirlo en parte gracias a los ahorros de casi toda una vida de trabajo de su madre y que aún así no eran la gran cosa y había conseguido la otra parte con un préstamo a un señor, padre de un tal “Mantegroso”, un chico de la misma edad que Sarahi que vivía en la zona media y con el cual Sarahi mantenía una confusa relación, aunque lo confuso era problema del chico que estaba perdidamente enamorado de Sarahi, ¡bueno!, el joven babeaba solo de verla pasar a su lado ¿y Sarahi enamorada de el?; la respuesta es incierta pues a juzgar por el físico ni Sarahi ni otra chica encontraría algún pero para fijarse en el joven claro de color, cabello corto y ondulado, ojitos miel, de complexión atlética, en fin, nada o poco que reprocharle pero eso no era suficiente para Sarahi, no, ¡ella se merecía mucho mas!;

Y ese mucho mas, Mantegroso no se lo podía dar pues lo dicho, tan solo y vivía en la zona media o sea, sí vivía mucho mejor que Sarahi pero esto para ella no representaba gran cosa pues sus ojos estaban puestos en ligarse a alguien de la zona alta y que ese alguien estuviese dispuesto a poner su fortuna y su vida entera a los pies de ella; ¡sí!, algo complicado para poder cumplirse pero así era el firme carácter y pensamiento de Sarahi, siempre con el autoestima por las nubes y la frente muy en alto al caminar aunque siempre forzando a sus tripas a que no la traicionaran con sus chillidos por no haber probado bocado.

Y volviendo a Mantegroso como cariñosamente Sarahi lo había bautizado; sus padres a base de trabajo y una pizca de suerte poco a poco habían ido progresando hasta lograr tener en día varias carnicerías incluida una en la zona baja siendo ahí donde el chico conoció a Sarahi desde la infancia y ¡sí!, desde ese tiempo que se enamoró de ella por lo cual se le veía casi siempre en esa carnicería que se había vuelto su favorita de todas las que tenían por el solo hecho de que cerca de ahí vivía Sarahi pero la fuente principal de ingresos de ésta familia provenía gracias a un taller de autos que tenían en la zona media junto a su casa el cual era ya ocupación aparte de la escuela de Mantegroso junto a su padre pues era el único hijo y el chico muy astuto dedujo que esto era suficiente aparte de estar consciente de contar con un físico del cual se enorgullecía y pensó que con esto conquistaría a la bella Sarahi, tendrían un noviazgo de ensueño, le ofrecería matrimonio y vivirían felices en su casa por lo que desde tiempo atrás justo cuando cursaban la secundaria se lanzó decidido a conquistar el corazón de la chica y en un parpadeo le declaró su amor para llevarse la desagradable sorpresa, la cual nunca se imaginó ni siquiera la soñó en su peor pesadilla; Sarahi lo rechazó.

¡Como lloró mas de una semana el pobre chico!; pues Sarahi no solo lo rechazó, con una increíble actitud arrogante y soberbia lo despreció en absoluto y se burló de el y de su oficio, se carcajeó en su cara y encima lo bautizó con el sobrenombre de “Mantegroso”, humillándolo al decirle que cuando no estaba manchado de manteca y grasa de la carnicería lo estaba de grasa del taller y a partir de ahí cada vez que se lo topaba lo saludaba llamándolo Mantegroso y sonriéndole despectivamente aún así el pobre chico le insistió para culminar en una escena tan conmovedora con el llorando de rodillas ante Sarahi suplicándole, implorándole siquiera una oportunidad, oportunidad que Sarahi le negó mientras se carcajeaba cruelmente del desafortunado Mantegroso pero Sarahi le agradeció el gesto de que éste abriera sus sentimientos ante ella pues eso sí, muy orgullosa y sabedora del amor de éste por ella, se aprovechó muy bien de la situación por lo que en adelante el joven tuvo que luchar hasta amoldarse a vivir a la expectativa del humor de Sarahi, equivalente a lo que vive en ocasiones un perro con su dueño; pues si Sarahi andaba de buenas le sonreía y quizás le rozaba con su delicada piel aunque esto con toda la intención siempre de lograr algo para su provecho, mínimo una cena pero cuando estaba de malas, Mantegroso esperaba resignado desprecios, insultos, bofetadas y hasta una que otra patada.

Así había sido el tiempo y la relación de estos chicos que a éstas alturas de iniciar la preparatoria, Sarahi no dudó en pedir mas bien en exigir a Mantegroso que convenciera a su padre para que le hiciera el préstamo a la madre de ella y así fue a lo que Sarahi al comprobar una vez mas el asombroso impacto que tenía sobre el chico se aprovechó aún mas logrando que éste le comprara un lujoso celular a cambio de algunos abrazos y unos que otros besos en las mejillas; cabe mencionar que en un principio Sarahi no pensaba alargar las esperanzas de éste chico pero esto cambió en cuanto supo que Norma, su mas odiada rival, estaba muy enamorada de Mantegroso y fue un día inolvidable para Sarahi cuando le comentaron que el joven había rechazado a Norma y ella misma lo comprobó al verla llorar desconsoladamente, oportunidad que Sarahi no desaprovechó para burlarse de ella y desde ese momento decidió jugar con los sentimientos tanto del joven como de Norma con la única intención de molestar y hacer sufrir a ésta última sin importarle que para ello tenía que llevarse de colado al inocente Mantegroso.

La señorita Norma que actualmente vivía con su familia, bueno, en concreto, con su madre, doña Rosa en la zona media; mucho tiempo, casi toda su infancia la vivió en la zona marginada y desde ahí nació no solo la enemistad sino mas bien el odio que se tenía con Sarahi; Norma era un chica bellísima en verdad, delgadita, en fin, bella, pero tenía algo que no se puede explicar, mas bien le faltaba algo que Sarahi tenía y ella no, quizás picardía, quizás encanto, quizás un toque de seducción y sensualidad; algo que el propio Mantegroso distinguió entre las dos muchachas; pues Sarahi se llenaba de orgullo cada vez que presenciaba como el joven rechazaba no solo a Norma sino a otras muchachas incluso de mejor posición económica que ella, lo cual le hacía ver que el apuesto joven solo tenía ojos para ella pero volviendo a Norma, hacía cosa de unos meses que su situación había mejorado a tal punto de que habían comprado una casa en la zona media y se habían cambiado para ahí; su padre se había separado de su esposa pero pasaba puntual la pensión para cubrir las necesidades de su hija y eso era suficiente para doña Rosa y su princesita Norma.

Con su padre en otra ciudad al pasar del tiempo, Norma se había acostumbrado a ya no verlo y era feliz con su madre sobretodo por el hecho de que a partir de que se cambiaron a la zona media estaría mas cerca del chico que le gustaba, habían logrado comprar un modesto auto y se había colado en el Colegio Victoria sin necesitar de una beca aunque eso implicaba un inhumano esfuerzo para su madre pues a pesar de su mejorable situación las cuotas eran altísimas y ¡claro!, Norma no perdía tiempo, día a día se daba espacio para pasearse por la zona baja y restregarle en la cara a Sarahi su mejoría económica; esto a Sarahi en verdad la tenía sin cuidado pues si Norma la atacaba por ahí, ella siempre se desquitaba echándole en cara lo loco de amor que traía a Mantegroso con lo cual hacía rabiar a Norma siempre por mas contenta que se encontrara, pero lo que son las cosas y el destino, el cual parecía casi siempre jugarle mal a Sarahi pues justo cuando iniciaba la prepa y parecía estar un tanto estable, ¡zas!, que corren a su madre de su empleo.

La situación no pintaba nada bien; sí ya de por si se trincaban el estómago con tal de pagar algún gasto extra del colegio y sí ya de por si lo que ganaba su madre era una miseria ahora sería el colmo que no trabajara. Inexplicablemente ocurrió algo inesperado y que enfureció e indignó a Sarahi por completo pero nada pudo hacer para evitarlo; resultó que un buen día su madre le comunicó que ya tenía empleo y con un sueldo un tanto mejor; en realidad no había nada que presumir pues de nuevo trabajaría como sirvienta pero el caso es que de nuevo ganaría un dinerito de mas que tanto necesitaban a lo que Sarahi brincó de alegría pero la sonrisa de su rostro pronto se esfumó para quedar por un momento muda cuando su madre le dijo que su nueva patrona era doña Rosa, ¡sí!, la madre de Norma, con la que anteriormente habían tenido muchos líos siempre por pleitos entre Norma y Sarahi y siempre por que era Sarahi quien le propinaba unas tremendas palizas a Norma; pues resultó que doña Rosa contactó a Yolanda hasta convencerla, lo cual no fue muy difícil por lo mas que urgida que se encontraba por trabajar y Rosa le hizo al menos creer que ya lo pasado, pasado; que pleitos de niñas no eran asuntos de señoras y demás bla bla bla, el caso es que llegaron a un trato en el que Rosa le hizo ver que necesitaba una empleada de confianza para ella y su hija que al tener una vida mejor se podían dar el gusto y el lujo de pagarse varios servicios inclusive le ofreció trabajo también para Sarahi, ¡claro!, como sirvienta de Norma.

Pero Yolanda sabiendo el odio que existía entre éstas rápido deshizo esa posibilidad pues ya parecía que Sarahi aceptaría; primero seguro que preferiría el suicidio que servir a Norma; pero su madre sí acepto el empleo a lo que Sarahi enfureció pues todo estaba muy claro tanto que hasta Yolanda así lo aceptó y entendió pero no tenía otra opción.

¡SOLO QUIEREN HUMILLARNOS!— gritó furiosa Sarahi a nada de llorar— ¡solo quieren pisotearnos!; ¿Qué no te das cuenta?; por unos cuantos pesos se deleitaran contigo con insultos y desprecios y Norma, parece que la estoy viendo, debe estar frotándose las manos para reírse en mi cara y restregarme que te tiene como sirvienta en su casa, ¡ni hablar mamá!, dile que siempre no— concluyó con determinación la bella Sarahi.

¡Lo siento hija pero no hay para donde escoger!— le respondió su madre al igual muy convencida y a la vez resignada al hablar.

¡Que no mamá te digo que no, por un carajo, tú, sirvienta de esas perras ja primero muerta!— insistió Sarahi a su madre inclusive golpeando el piso con su pie a modo de berrinche.

¡Bien!— le contestó su madre— en ese caso a partir de mañana buscas empleo por que dejarás la escuela.

¡QUEEEEEEEEE!— gritó horrorizada Sarahi.

¡Lo que oíste, no da para mas y lo que se que pasará mas tarde que pase de una vez, dejarás esa lujosa escuela y me ayudarás con el mantenimiento de la casa!— le habló enérgicamente Yolanda a su hija.

¡NO MAMITA ESO NO LA ESCUELA NO!— gritó llorando Sarahi hincándose ante su madre y rompiendo a llorar aún mas fuerte, pegando su bello rostro a la falda de su madre— ¡LA ESCUELA NO MAMI, POR DIOS TE LO RUEGO, LA ESCUELA NO!;

Su madre estuvo a punto también de llorar pero se contuvo, levantó a su hija y le dijo con la voz entrecortada— ¡entonces no intervengas hija, tú a lo tuyo y yo a trabajar duro como siempre!;

¡Pero no con esas perras!— insistió Sarahi expresándose con desprecio al referirse a Norma y a su madre a lo que Yolanda elevó su tono de voz al hablarle de nuevo.

¿Pero es que tú no entiendes?; ¡solo lo diré una vez mas Sarahi de los Ángeles!; escoge o dejas el Instituto Morelos o te limitas a aceptar mi nuevo empleo en la casa de doña Rosa— concluyó la señora dándole el ultimátum a su hija.

Dicho esto Sarahi rompió de nuevo a llorar, se jaloneó los cabellos, golpeó la pared sin importarle hacerse daño, pateó los viejos y únicos muebles que tenían hasta que al final sintiéndose impotente se arrodilló en el piso enterrando el rostro en el mueble para desahogar su furia a lo que su madre la abrazó y trató de consolarla.

¡Vamos hija no es tan malo, piensa que en el fondo Rosa y yo no nos llevamos tan mal, los problemas que hemos tenido han sido producto de tu enemistad con Norma pero mira que esto puede servir incluso para que hagan las paces, ya verás que en el fondo son buenas personas pues de no ser así no me hubiesen ofrecido el empleo!;

Apenas Yolanda dejó de hablar; Sarahi le apartó el brazo y alejándose de ella inmediatamente escupió en el piso con absoluto desprecio— ¡jamás me oyes bien jamás vuelvas a decirme que Norma y yo podríamos ser amigas, ella y su madre me odian por ser mejor que ella incluso hasta el chico que ella adora me prefiere a mi, me odian y son correspondidas, no sabes como añoro por verlas a ambas arrastrándose a mis pies y si te dieron el empleo es por que así tendrán un sin fin de tiempo y oportunidades para humillarte a ti y hacerme sufrir a mi!; ¿Qué no te das cuenta?, ¿Qué eres tan estúpida?— le habló Sarahi a su madre totalmente furiosa, encolerizada; sin medir sus palabras.

¡Plafffffff!— su madre le estampó una bofetada con todas sus fuerzas que a nada estuvo de que Sarahi terminara en el piso; ésta se talló la mejilla y se disculpó— ¡perdóname madre pero es que me sacas de quicio!;

¿Dejarás la escuela?— volvió a plantearle la interrogante Yolanda con claridad a su hija.

¡No, no lo haré!— fue la respuesta de Sarahi que continuaba tallándose la mejilla— oye todo es cuestión de pensarlo mejor, mira, por que no le prestamos mas al padre de mi amigo, ya ves que se portaron geniales o mira yo por mi parte he puesto mi granito de arena rebajándome ante las mas estiradas de la escuela ofreciéndome para hacerles sus deberes ¡Y mira que hay cada burra que mejor ni te cuento!— expresó Sarahi esto último muy risueña— ¿ves?, solo es eso, pensarle y verás como buscamos otra solución para que no caigamos tan bajo contigo trabajando en casa de Norma— concluyó la joven.

¿Dejarás la escuela?— preguntó una vez mas muy seria su madre ignorando todo lo dicho por Sarahi.

¡Maaaaaaama!— gritó Sarahi a modo de berrinche— ¡por fa!, ¿Qué no me oíste?, ¡solo dame un día mas!;

¿Dejarás la escuela?— continuó insistiendo su madre a lo que Sarahi molesta le respondió— ¡ya te dije que no!;

¡Entonces cállate!— le contestó en seco su madre dándole a entender que la charla había terminado y que su decisión estaba tomada— ¡ándale, sécate tus lágrimas que sabes que odio verte llorar y anda vamos a cenar!— concluyó doña Yolanda.



 ENCUENTRO CON NORMA.

De ésta manera transcurrieron algunos días con Sarahi esforzándose cada vez mas en la escuela con sus deberes y con los que tenía que hacerles a otras chicas por conseguir algún dinerito extra pero a pesar de ello, poco a poco Sarahi se iba ganando el respeto de esas estiradas chicas, al menos de la mayoría, al contemplar el espíritu y carácter indomable de la bella Sarahi y a eso sumarle lo lista que era para los estudios y que a pesar de tantas dificultades no se dejaba opacar por las otras jóvenes y ¡claro!, su madre de sirvienta en la casa de Norma era el único punto a discutir por Sarahi y lo único que en verdad odiaba pero ahí la iba llevando hasta que en uno de esos días caída la tarde; recién había salido Sarahi del colegio a lo que solo llegó a su casa para calentar algo de sopa, engañar a su estómago como casi siempre solía hacer y enseguida se cambió el uniforme por una cómoda y corta camiseta, pants negro y unos tenis blancos y salió disparada para la cancha mas cercana a su casa para poder alcanzar a otras chicas que ese día descansaban y otras que ya habían trabajado por la mañana y que vivían también en la zona baja.

Sarahi jugaba con ellas básquetbol y les caía muy bien a las chicas; no a todas, pues era natural que la envidiaran por ser la única de esa zona que continuaba estudiando y nada menos que en el Instituto Morelos pero igual y le tenían un profundo respeto en especial y después de que mas de una de ellas quiso desairarla recibiendo una buena tunda por parte de Sarahi que en verdad desahogaba de vez en cuando sus frustraciones con la primera que se lo busque portándose verdaderamente malvada con sus compañeras.

¡Hola perras!— se expresó burlona Sarahi brincando a la cancha y pidiendo el balón para comenzar a jugar.

¡Hola Sari!— le contestó la mas ingenua de ellas con tal de hacerle la barba.

¡Lástima Sari ya llevamos rato jugando y estamos cansadas y a punto de irnos!— le contestó seguido otra de las chicas que jugaba.

¡Noooooo!— se expresó molesta Sarahi— ¡ay no sean así quiero jugar quiero quiero quiero!— gritó Sarahi graciosamente y quizás algo ridícula al mover a los lados su cabeza y con ello su largo y hermoso cabello.

¡Bah, para que quieres jugar que tal y te quiebras alguna de tus delicadas uñas!— le comentó burlona Rocío, una de las chicas con las que mayormente se molestaba Sarahi al saber la envidia que ésta le tenía puesto que ella no estudiaba y que con su sarcástico comentario provocó la risa de todas las presentes.

¡En ese caso tendrías algo que comerte!— le respondió altanera Sarahi.

¡Bueno ya basta, venga Sari!, ¿querías jugar no?, pues venga— intervino Sandra entregándole por fin el balón a Sarahi, formando equipos y disponiéndose a jugar; por un momento todas las chicas mas bien jugaban para divertirse y olvidarse siquiera por ese momento de la difícil situación familiar en las que se veían envueltas todas ellas pero pasados unos instantes o que mas bien Sarahi dejó pasar para que Rocío se confiara, ¡zasssss!, Sarahi al recibir el balón se lo estrelló sin consideración alguna en el rostro a Rocío dejándola siquiera sin chance para quejarse; Rocío cayó al piso y de milagro no se rompió la cabeza, quedó inmóvil por unos instantes asustando a sus compañeras excepto a Sarahi quien parecía disfrutarlo pues una maliciosa sonrisa comenzó a dibujarse en su bello rostro.

¡Por Dios Sarahi!— exclamó angustiada Sandra— ¿Por qué le hiciste eso?, ¡siempre juegas rudo pero ésta vez sí que te pasaste!;

¿Yo ruda?— bromeó Sarahi con la situación— ¡pues pensé que ustedes eran las rudas jajajajajaja!— se burló aún mas riéndose a sus anchas y se rió aún mas fuerte al ver que la pobre Rocío comenzaba a moverse y a lloriquear.

¡Ayayayayayayay, me duele, me duele, auuuuuuuu, ahggghhhhhhh!— se quejaba llorando Rocío; Sarahi se le acercó y no contenta le pisó la cara a lo que la pobre joven muerta de miedo le imploró a Sarahi, humillándose ante ella— ¡no Sarahi, por favor, perdón perdón, no me lastimes!;

¡Bueno, solo quédate quieta!— se burló Sarahi de ella al momento que la humillaba limpiándose la suela de su tenis en la cara de la chica hasta que Sandra la apartó ligeramente— ¡basta por favor Sarahi, nosotras no nos metemos contigo, ya déjala por favor!;

¡Bueno bueno!— exclamó Sarahi acercándose de nuevo a Rocío— ¡ya te dejo pero ya que estás en el piso y a mis pies sujétame los cordones, se me desataron de tanto correr!— le pidió gentilmente sin ocultar su bella sonrisa y lo bien que se la estaba pasando.

Rocío se sorbió los mocos y se secó las lágrimas y muerta de miedo por no llevarse otro golpe comenzó a sujetarle los cordones de los tenis de Sarahi ante la cínica sonrisa de ésta.

¡Sí quieres yo te los amarro!— se oyó de pronto una chillona voz; era Karina, la hermanita de Sandra, de apenas 9 años y al parecer empeñada en lograr la atención de la bella Sarahi pues increíblemente se percibía la admiración que la niña sentía por Sarahi a lo que ésta risueña le contestó al momento que le revolvía su cabello— ¡tranquila, tú me los limpiarás después de jugar!;

¡Ni lo sueñes!— le respondió Sandra apartando a su hermanita de Sarahi que tan solo se limitó a sonreírle burlona. De ésta manera se acabó el juego quedando solo tres chicas con Sarahi botando un rato con el balón hasta que se fastidiaron y justo en eso que se estacionaba un Pointer azul para que enseguida bajara la conductora que por el enojo reflejado en la cara de Sarahi era evidente de quien se trataba, ¡Norma!, que la verdad, lucía muy bien con una corta falda azul, blusa negra y unas elegantes zapatillas también negras de mediano tacón, enseguida se acercó con su característica risita cargada de burla y desprecio hacia Sarahi.

¡Vaya, así que así se divierte la miserable hija de una sirvienta!— le dijo a Sarahi con la firme intención de humillarla.

¡Cuida tus palabras estúpida!— le gritó mas que molesta Sarahi.

¡Jajajaja!, ¿yo cuidar mis palabras?, mas bien deberías ser tú quien debiera cuidar sus modales, no te olvides que tu madre es mi sirvienta— le recalcó lo último— y por cierto vieras que servicial es y como todas las mañanas nos saluda besándonos el culo a mi madre y a mi; tú deberías imitarla Sari y así ganarías un dinerito que buena falta te hace niña— concluyó mirándola altiva y con superioridad mientras que Sarahi parecía que se tragaría a Norma con su mirada furiosa.

Enseguida las pocas chicas que quedaban ahí, optaron por marcharse pues no tenía caso quedarse, se sabían de memoria la escena que se desarrollaría pues la habían presenciado muchas veces; Norma provocaba a Sarahi, a continuación ésta le daba una paliza, Norma terminaba llorando y amenazando a Sarahi y al final pidiéndole perdón con tal de que ya no la golpee y cada vez Sarahi se ensañaba mas con ella pues sí había algo que Sarahi disfrutaba era hacerle daño a Norma y obligarla a que le pidiera perdón para que ya no la golpeara pero lo dicho, esa escena ya estaba mas que cantada a lo que las chicas fastidiadas de eso decidieron marcharse.

¡Te lo advierto Norma, déjame en paz!— le contestó Sarahi luchando en su interior por no alterarse de mas.

¡Y yo te repito Sari, no te olvides que ahora tu mami depende de mí y de mis caprichos a lo que somos mi madre y yo quienes te matamos el hambre!— le recalcó con todo el ánimo de ofenderla.

Sarahi estuvo a punto de lanzarse a golpearla pero recordó los ruegos de su madre de que no se metiera en problemas, en especial con Norma a lo que respiró profundo para lograr contenerse, le sonrió con indiferencia y le dijo sarcástica— ¡mejor lárgate, sería una pena que ensucies tu ropita de marca al igual que tus lindos zapatos!;

¡Oh por eso ni te preocupes!— le respondió Norma altaneramente— ¡para eso tengo a la infeliz de tu madre, como prueba solo mírame los zapatos aún se puede reflejar algo de su saliva que dejó en ellos al lamerlos jajajajajajaja!— se rió sin consideración alguna, en verdad disfrutando de lo lindo cada una de las ofensivas palabras que dedicaba a Sarahi— ¡si vieras como se esmera en pasarles la lengua con tal de obtener unas monedas de mas!— concluyó la joven gozando el momento al estar humillando a Sarahi.

Esas crueles palabras calaron profundo en Sarahi pero prefirió tragarse la humillación e irse de ahí; pero para Norma aún no era suficiente, nunca era suficiente si de hacerle daño y de humillar a Sarahi se trataba a lo que cuando ésta quiso cruzarla para marcharse le impidió el paso hablándole déspotamente— ¡te aseguro que pronto serás tú quien me lama los zapatos!;

Sarahi la miró fijamente y sin pronunciar palabra alguna prosiguió a marcharse.

¡Tú y tu madre son unas miserables perras!— le gritó con absoluto desprecio y rencor Norma siguiendo a Sarahi y empujándola a lo que ésta se volteó y le advirtió agitada, tratando una vez mas de no explotar en cólera— ¡basta Norma, solo aléjate de mi, déjame ir, no tengo por que escuchar tus estupideces!;

¡Jajajajajaja, te equivocas, ahora que tu madre es mi sirvienta…!

¡TÚ LO HAZ DICHO!— le gritó interrumpiéndola Sarahi— mi madre no yo o sea que déjame en paz o te pateo el culo como tantas veces lo he hecho.

¡La única que patea soy yo!— le respondió Norma con determinación al momento que le propinó una bofetada con todas sus fuerzas a Sarahi humillándola al decirle— ¡miserable igual que tu madre que por cierto, la tratamos como lo que es, como a una perra!;

Sarahi se quedó mirando a Norma lejos de enfurecer, con una mirada y una sonrisa muy extrañas en su rostro, lo que hizo enfurecer a Norma— ¿de que diablos te ríes imbécil?; ¡eres una perra Sarahi!— dicho esto, de nuevo intentó abofetearla pero Sarahi le sujetó la mano a lo que Norma intentó golpearla con la otra mano, la cual también Sarahi le sujetó, comenzaron a forcejear y a ir retrocediendo, llevando Sarahi a Norma justo donde quería, junto a un charco de lodo que se había formado producto de la fuerte lluvia de la noche anterior y sin previo aviso, Sarahi le metió el empujón a Norma haciendo que ésta cayera sentada ridículamente sobre el charco.

¡MALDITA PERRA, COMO TE ATREVES!— gritó Norma luchando por no llorar y tratando de levantarse inmediatamente pero al intentar hacerlo; Sarahi tan solo se limitó a esperarla y a empujarla de nuevo con el pie para volver a tirarla sobre el lodo; estaban solas a lo que Norma se encontraba sufriendo la mayor humillación de su vida ante Sarahi pues nadie intervendría y nerviosamente trataba de levantarse pero sus tacones resbalaban por los nervios, el lodo y las carcajadas de Sarahi a lo que penosamente volvía a caer.

¡Nos vemos perra, mi mami me dijo que no me metiera en problemas!— se burló Sarahi de ella dispuesta a marcharse pero no contaba con que Norma al verse desesperada por no poder levantarse, pensó rápido y se quitó los zapatos para levantarse sin problemas, arrojó uno y con el otro sujetándolo corrió hacia Sarahi con toda la intención de golpearla con el tacón pero todo ese movimiento hizo que Sarahi se percatara volteando justo en el momento en el que Norma corría hacia ella a lo que logró de nuevo evitar el golpe y ésta vez ¡sí se molestó!;

¡Te lo advertí estúpida!— le gritó Sarahi al momento que le doblaba la mano a Norma; todo fue muy rápido a lo que Norma ni la vio venir; Sarahi explotó pues ganas no le faltaban para destrozar a Norma a lo que teniendo en cuenta de que ésta la había provocado y estando solas, le arrebató el zapato y penosamente castigó a Norma con su propio zapato tirándola de nuevo al piso.

Sarahi se le fue encima, sin control alguno comenzó a golpearla por todo el cuerpo, utilizando en ocasiones la suela del zapato y una que otra vez el tacón; en segundos Norma aullaba de dolor y gritaba fuertemente— ¡yaaaaaaa no mas, no me pegues mas detente detente yaaaaaaa por piedad por piedad!;

Esos gritos hicieron entrar en razón a Sarahi pero también la excitaron al ver a Norma tan humillada ante ella y deduciendo que de todos modos Norma llegaría echa un mar de lágrimas a su casa decidió continuar a lo que arrojó el zapato para no ocasionarle un daño excesivo y estando sentada sobre el estómago de ésta comenzó a darle de bofetadas lentas y durísimas pero sobre todo humillantes bofetadas eran lo que estaba recibiendo Norma cortesía de Sarahi mientras, ¡claro!, la humillaba aún mas.

¡Pide perdón perra, pídeme perdón una vez mas o te jodo a golpes!— le exigía Sarahi totalmente excitada.

¡Perdón perdón, ya no mas, por piedad, perdón!— gritaba humillada Norma a lo que Sarahi riendo como una loca continuaba degradándola física y moralmente— ¡admite que eres una perra ante mi admítelo!— le gritó dejándola de golpear por un instante a lo que Norma tan pronto pudo articular palabra la amenazó con la voz llorosa— ¡te vas a arrepentir Sarahi, déjame ya por que te juro que te va a pesar!;

¡Bah!— expresó Sarahi sin temor alguno al momento que le propinaba otra humillante bofetada— ¡admite que eres una perra!— le reclamó de nuevo.

¡Nooooooooo!— gritó Norma muerta de indignación luchando por no ceder pero Sarahi sin perder tiempo, temiendo que alguien pasara por ahí e interviniera continuó castigándola con bofetadas a lo que Norma no resistió y terminó rogándole— ¡ya por piedad ya no me pegues, sí lo soy, sí lo soy, soy una perra!;

¡Eres mi perra, dilo, dilo en voz alta que eres mi perra!— le ordenó Sarahi dispuesta a humillarla como nunca lo había echo a lo que Norma maldiciéndose por no haber planeado mejor las cosas y haber enfrentado sola a Sarahi no le quedó de otra que continuar humillándose ante la chica que mas odiaba con tal de no llevarse mas golpes— ¡soy tu perra Sarahi lo soy pero ya no me golpees!;

¡Dilo de nuevo, de nuevo!— le gritó Sarahi mientras sin piedad la seguía castigando a base de bofetadas a pesar de lo hinchadas que veía ya que estaban las mejillas de la pobre Norma a lo que ésta a pesar de la humillación y el dolor al que se veía sometida intentó vagamente intimidar a Sarahi— ¡déjame ya maldita, déjame por que te juro que mientras mas me hagas peor te irá a ti y a tu madre, te juro que será mucho peor cuando me toque a mi!;

¡Ajá sí que mas bla bla bla!— se burló Sarahi y zassss, otra bofetada mas— ¡a ver perra quiero que digas en voz alta, soy la perra mas fea de todo el mundo, anda, dilo!;

Norma repitió la horrible frase después de unas cuantas bofetadas mas logrando con su triste expresión que Sarahi se carcajeara como una loca de ella, fue entonces que Sarahi se levantó e hizo por marcharse permitiendo descansar a Norma que lloraba como nunca en su vida pero Sarahi se percató de lo sucios que habían quedado sus tenis a lo que volviendo a pensar que se encontraban solas y que difícilmente se le volvería a presentar otra oportunidad de humillar a Norma, de nuevo se dio la vuelta justo cuando Norma se encontraba patéticamente a cuatro patas dándole la espalda a Sarahi, tallándose sus mejillas, intentó levantarse pero Sarahi lo impidió dándole una certera patada en el estómago.

¡Ayyyyyyyyyyy!— se quejó tristemente Norma, entonces cruelmente Sarahi la jaló del cabello y así arrastrándola por su cabello, ignorando por completo los gritos histéricos de Norma la llevó de nuevo hasta situarse frente al charco de lodo; ahí Sarahi fue clara al decirle— ¡mira Norma, no me gusta repetir las cosas así que piénsale tantito, estamos solas, a éstas horas casi no viene nadie a jugar y grites y grites nadie te oirá así que te aconsejo que mejor me obedezcas o te juro que te mato a golpes!;

Norma se encontraba de rodillas ante Sarahi con las ropas manchadas de lodo, la miró furiosa pero a la vez temerosa— ¿Qué quieres maldita?— le preguntó con rencor— acaba ya por que te juro que es la última que me haces.

¡Quiero que me limpies mis tenis!— le aclaró Sarahi sin perder tiempo y dedicándole una mas que hermosa sonrisa de oreja a oreja aunque mirándola con desprecio— ¡después de todo me los ensucié por tu culpa así que ándale y ya que dices que está de moda limpiarlos con la lengua tal como juras que lo hace mi madre pues será un placer sentir tu lengua sobre mis tenis jajajajaja!— concluyó carcajeándose y frotándose las manos por ver a Norma someterse ante tan humillante capricho. Dicho esto, Norma no fue capaz de articular palabra; tan solo se dibujó en su cara una expresión de horror y tan rápido como pudo intentó levantarse y huir de ahí solo que una vez más Sarahi se lo impidió.

¡Oh no perrita tú no te vas!; ¿no querías jugar rudo?, ¡pues juguemos!— le gritó burlona Sarahi al momento que de nuevo la golpeaba en el estómago y la jalaba cruelmente del cabello hasta volver a dejarla arrodillada ante ella quejándose y llorando por los golpes.

¡Vamos Norma, límpiame los zapatos con tu lengua, no te queda de otra, de lo contrario continuaré golpeándote, vamos, mientras mas rápido lo hagas mas pronto te largarás de aquí!; Norma continuaba sin hablar a lo que Sarahi le dio una patada no tan fuerte en el estómago, solo a modo de aviso de lo que le seguía esperando sino la obedecía. Tan solo transcurrieron unos segundos de mas para que Norma cayera en cuenta de que no había otra salida pues le era imposible escaparse de Sarahi por lo que la única solución era complacerla para que ésta la dejara marchar a lo que dando una rápida miradita a los sucios tenis de Sarahi; Norma rompió a llorar y alcanzó a murmurar pues entre tanto llanto apenas y se le entendía— ¡déjame ir Sarahi, déjame ir y te juro que no diré nada a mi madre por favor por lo que mas quieras no me humilles así, piensa que si me dejas ir yo puedo ser tolerante con tu madre pero sino mira que las puedo hundir, venga es un trato justo!— concluyó la orgullosa Norma suplicante, rogando al cielo por que la ruda Sarahi la perdonara; nada mas lejos de lo que pensaba Sarahi.

¡No, no vale la pena, prefiero humillarte, ándale Normis es la última vez que te lo digo, lame mi zapato, mira que te estoy dando opciones o de lo contrario te juro que yo misma te agarro de nuevo del cabello y te restriego la cara en ellos y después en el charco o sea que te haré mucho mas daño así que decide y hazlo rápido!— le habló burlona empleando un tono de fastidio en su voz al momento que para hacer sufrir aún mas a Norma hundió la punta de su tenis en el lodo para ensuciarlo todavía mas y levantando el pie lo había dejado cerquísima de la cara de Norma mientras le hablaba.

Enseguida Norma se le quedó mirando fijamente a Sarahi con una expresión mezcla de odio, llanto y súplica— ¡te vas a arrepentir maldita, te lo juro!; como respuesta Sarahi le mostró una mayor sonrisa y le acercó un tanto mas su pie; Norma aún se dio su tiempo para divertir mas a Sarahi con su triste llanto y convenciéndose que no tenía alternativa sujetó temblorosa con sus dos manos el tenis, cerró los ojos y ¡lamió el zapato de Sarahi!, tragándose orgullo, dignidad y lodo con ello y encima haciéndose sorda a una en verdad cruel carcajada.

¡Jajajajajajajaja para eso me gustabas perra para lamerme los zapatos jajajajajajaja que patética a ver Norma que se siente o mejor dicho a que sabe la suciedad de mis zapatos la suciedad de los zapatos de la miserable Sarahi eh!; ¿Quién es la miserable ahora?, ¡lame lodo jajajajaja anda, anda que no dije que te detengas!— la humilló Sarahi en extremo.

Norma era un guiñapo, al menos eso representaba con su llanto incontrolable y con el aspecto espantoso de su ropa pues Sarahi apartó por un momento su tenis de los labios de ésta para limpiarse la suela en su blusa y continuar humillándola— ¡ándale ahora el otro pero que flojera levantar el pie, anda, pega tu patético rostro al piso, eso es, quiero verte postrada a mis pies y me limpias el otro!;

Norma tan solo meneó la cabeza a modo de negación buscando una migaja de compasión en el rostro de Sarahi, compasión que jamás encontró a lo que sintiéndose mas que miserable se postró por completo en el piso y lamió hasta quitar por completo el polvo y lodo del otro tenis de Sarahi mientras que ésta no perdía tiempo pisándole la cabeza y continuando limpiándose la suela del otro tenis restregándola en el cabello de Norma hasta que se dio por satisfecha; enseguida Norma se incorporó quedando de rodillas y ocultando el rostro con sus manos y de nuevo intentó levantarse y marcharse pero cruelmente de nuevo Sarahi se lo impidió jalándole los brazos y haciéndoselos a un lado para divertirse al verle la cara.

¡Pero mira como luces!; ¿y tú me llamas miserable?, ¡pero sí tú eres la cochina Norma, eso es lo que eres, una cerda jajajajaja!— se burló despiadadamente Sarahi carcajeándose a sus anchas.

Norma intentó correr pero Sarahi la tenía muy bien sujeta del cabello— ¡espera Normis puesto que ya me imagino la escenita que armarás en tu casa y que claro, a partir de mañana querrás cobrarte con mi madre antes de que te vayas vas a complacerme un poquito mas!— le comentó riendo, disfrutando el momento— ¡arrodíllate!— le ordenó con desprecio y muy orgullosa de sí misma al estarla degradando de tal forma.

¡Ya basta por favor, por favor, déjame ir!— imploró Norma destrozada.

¡QUE TE ARRODILLES HE DICHO!— le gritó Sarahi a tiempo que una sonrisa malvada se dibujaba en su rostro sometiendo a Norma hasta dejarla de nuevo humillada ante ella— ¿quieres marcharte?— le preguntó maliciosamente.

Norma asintió con la cabeza.

¡Bien!— exclamó risueña Sarahi— ¡después de que te oiga decir que eres una cerda ante mí, ante la hermosa Sarahi!;

De nueva cuenta Norma rompió a llorar aún mas fuerte a lo que Sarahi le dejó mas que claro lo que pensaba hacer con ella— ¡dilo o te juro que te hundo la cara en el charco, ándale!;

¡Ya no mas ya hice todo lo que me dijiste ya déjame ir!— se desgarraba Norma suplicando.

¡Por eso dí esto último y te dejaré ir!— se dio su tiempo Sarahi para bromear con el sufrimiento de la altiva señorita Norma.

Norma trató de calmarse e intentó hablar pero Sarahi como punto extra le ordenó levantar la cara y verla directamente, quería gozar con su humillación y quería que sus miradas se cruzaran justo cuando Norma pronunciara lo que ella deseaba oír. Norma lo interpretó a la perfección al ver la mirada altanera de Sarahi pero ya no rogó, entendió que al menos ese día ella había echo las cosas mal y por lo tanto estaba pagando muy caro sus errores pero ya habría tiempo y ya le tocaría a ella jugar mejor sus cartas y entonces mas que gustosa le cumpliría sus promesas a Sarahi, se vengaría y le haría pagar el doble y disfrutaría no por un día como lo estaba haciendo Sarahi sino por toda la vida; ese pensamiento cruzó por la mente de Norma en aquel momento y con eso se dio fuerzas para respirar profundo y pronunciar claramente mientras no le apartaba la vista a Sarahi— ¡soy una cerda ante ti hermosa Sarahi!;

¡Oh en serio mira que ya lo sospechaba!— se burló de ella Sarahi— pero a ver, en serio, ¿eres una cerda?;

¡Sí!— respondió Norma tragándose una burla mas mientras Sarahi le daba la vuelta contemplándola hasta que sin previo aviso la sujetó del cabello diciéndole en un tono irónico, burlón— ¡bueno si tú lo dices!; ¿pues que esperas?, ¡a comer lodo como la cerda que eres!— concluyó Sarahi su acto hundiéndole por completo el rostro a Norma en el asqueroso charco de lodo.

Ni que decir que la infeliz rogó y suplicó pero fue incapaz de librarse de tan denigrante trato, lo único que consiguió al hablar fue tragar más lodo. Sarahi le restregó la cara en el charco cuanto quiso y no contenta le aplastó la cabeza sin permitirle respirar; Norma pataleaba y trataba inútilmente de safarse, ¡se estaba ahogando!, ¡que espantosa manera de morir!; fue lo que cruzó por su débil mente por que conociendo a Sarahi y mas que nada por la mirada fría y sádica de Sarahi no se veía ni de donde que le permitiera respirar por lo contrario parecía haber perdido por completo el control y se veía dispuesta a no apartar el pie de la cabeza de Norma hasta verla inerte, inmóvil, ¡muerta!;


Continuará…………………………….

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