viernes, 1 de octubre de 2010

CAMBIANDO EL DESTINO 8

SARI AL RESCATE.

No hubo gritos; Norma había caído como un saco de papas al piso con todo y bate, casi inconsciente, fue tan rápido que casi cae sobre Rubí quien brincó asustadísima para llevarse la enorme sorpresa al abrir los ojos tanto ella como Peque de percatarse que había sido Sarahi quien le dio ese milagroso golpe a Norma con la punta de su mochila.

Sarahi risueña le tendió la mano a Rubí para ayudarla a levantarse— ¿amigas?— le preguntó una alegre Sarahi; Rubí la quedó mirando al igual con una sonrisa de oreja a oreja observando también a Norma que parecía muerta, Rubí tomó la mano de Sarahi para levantarse y ésta al ver que Rubí no había contestado a su pregunta, insistió— ¿amigas?;

¡Mmmmmm!— se hizo Rubí la interesante— ya veremos, por lo pronto, aliadas y es un gusto verte Sari.

¡Gracias!— respondió Sarahi.

Enseguida Peque corrió hacia Rubí para arrodillarse frente a ella y abrazarse a su cintura— ¡oh Rubí perdóname amiga, perdóname, soy una bruta!— exclamó llorosa.

Rubí la miró con pena, con cierta lástima y también a la vez con ternura y justo así le habló— ¡no Peque, no ha sido culpa tuya, esa Norma es una zorra, yo tampoco me esperaba lo de la arena!; pero venga, por suerte Sari no fue sorprendida.

Enseguida Mayra se dio la vuelta y así de rodillas le expresó su gratitud a Sarahi— ¡gracias Sarahi, gracias en verdad!;

Ésta subió los hombros graciosamente haciéndole ver que no había echo gran cosa. Transcurridos unos instantes de intercambiar sonrisas y gestos de aceptación y agradecimiento entre las tres, todas las miradas se centraron en Norma y ésta vez fue Sarahi quien tomó el control.

¿Qué haremos con ésta?; ¡hay que darle una lección!— se expresaba Sari con absoluta malicia— ya se todo lo ocurrido entre ustedes y créeme Rubí, sí tú quieres yo me hago cargo.

¡Nos haremos cargo!— respondió Rubí— por lo pronto, hay cuerdas en la mochila.

¡Perfecto!— exclamó Sarahi.

¡Peque, ayuda a Sari a amarrar a ésta perra!— ordenó Rubí.

En minutos entre Peque y Sarahi tenían inmovilizada a Norma de pies y manos, entonces Rubí con una malévola sonrisa preguntó a Sarahi— ¿Qué tienes en mente?;

¡Por lo pronto la podemos colgar a un árbol, esperar pacientemente a que despierte y surtirla a cintarazos!— fue la cordial respuesta de Sarahi.

¡Hecho!— contestó satisfecha Rubí.

Entre las tres arrastraron a Norma hasta llevarla a un árbol donde pretendían colgarla con una soga en una rama como si fueran a estrangularla; ya casi la tenían lista entre Rubí y Peque en cuanto Sarahi las sorprendió— esperen se me ocurre algo mejor.

Ambas chicas se quedaron mirando muy interesadas a Sarahi que prosiguió— ¡démosle un buen uso a su largo y hermoso cabello!;

Y en efecto, Norma lucía un cabello larguísimo hasta la espalda a lo que Sarahi comenzó desde ese momento a mostrarle a Rubí la mente cruel y retorcida con la que ella contaba. Rubí silbó de admiración felicitándola al comprobar el trabajo de Sarahi que había amarrado a Norma a una rama del árbol sujetándola por su cabello y su cuerpo colgando al aire, lo cual le dolería horrores tan solo recobrara por completo el sentido.

¿Y ahora?— preguntó inquieta Peque que si de aquellas tres jóvenes alguna podría representar aún algo de inocencia y bondad era precisamente Peque.

¡Ahora vamos a desnudarla!— contestó decidida Sarahi.

¡Alto Sari!— intervino Rubí que parecía competir con ella para ver a quien se le ocurría como hacer sufrir mas a Norma— ¡la desnudaremos hasta que despierte para que la muy puta sufra mas moralmente!;

¡Jajajajajaja!— se rió con ganas Sarahi— ¡excelente!;

Las tres jóvenes sin prisa alguna por desquitarse y vengarse de Norma se recostaron en el piso a conversar alegremente, sabiendo de antemano que ya nadie había en la escuela y menos en esa parte tan retirada a donde llevaron a Norma; durante ese rato, Sarahi se sinceró con Rubí contándole todo lo acontecido entre ella y Norma y su situación frente a ella; Rubí tan solo le sonrió y Sarahi interpretó con esa sonrisa que las cosas cambiarían a favor de ella y miró con odio a Norma frotándose las manos para que ésta recobrara el sentido.

Al igual Rubí contempló a Norma aunque ella lo hizo al menos por unos segundos, con lástima, pues bien sabía que a la pobre chica le esperaba vivir un infierno por el resto de su vida, infierno al que ella contribuiría a hacerle vivir y que sin duda Sarahi y Mayra participarían gustosas; Rubí lo tenía decidido, ¡la esclavizaría!; ese sería el castigo en vida para Norma, la reduciría hasta convertirla en su esclava aunque dudando si ésa era la mejor opción o regalársela a Sarahi quien sin duda disfrutaría mas siendo la dueña de Norma— ¡oh y deja que se entere Rebeca!— se decía a sí misma en silencio Rubí conteniendo su sonrisa, sabiendo de antemano lo que le esperaba a Norma.

Y lo dicho; aún no entraba en escena su cruel amiga, Rebeca. De pronto, los pensamientos profundos de las chicas se vieron interrumpidos por unos gemidos; Norma estaba despertando, veía todo borroso, las tres chicas se pusieron en pie justo frente a ella, todas sonriendo, excitadas por la situación; poco a poco Norma fue recuperándose aunque eso implicó el inicio de su dolor por estar sujeta al árbol por su cabello.

Norma comenzó a quejarse pero se olvidó de ello por unos instantes, instantes en los que aterrada observó frente a quienes estaba ¡y lo peor!, que estaba inmóvil e indefensa; en primer plano, observó a Mayra; seguido a Rubí para que a continuación su mirada se centrara en Sarahi.

¡Tú maldita!— le gritó rabiosa al asimilar lo que había pasado, creyendo al recibir el impacto, que había sido Mayra quien la había golpeado— ¡bájame, bájenme o te pesará Sarahi a ti y a la puta de tu madre!;

¡SILENCIO PUTA, AQUÍ LA ÚNICA PUTA ERES TÚ!;

¡Auuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu!— aulló fuertemente Norma; Peque le había dado un puñetazo sin consideración alguna sobre la zona de su sensible vagina.

¡Vaya Peque, me sorprendes!— le comentó bromista Rubí a modo de animarla.

¡Eso es cierto!— habló Sarahi infundiéndole temor a Norma al pasearse a su alrededor— ¡aquí la única puta eres tú y como las putas siempre van desnudas!— hizo una pausa para enseguida hablarles en tono chocante y burlón a sus nuevas amigas, mas bien aliadas como Rubí lo había mencionado— chicas, ¿me ayudan?;

¡Noooooooooooooooooooooo!— gritó impotente Norma al presenciar ya con lágrimas en los ojos como entre las tres chicas la despojaron de sus ropas, casi rompiéndoselas hasta dejarla completamente desnuda, mostrando ofendida sin otra opción sus pechos, su sexo, todo su físico.

¡Mmmmm!— se expresó divertida Sarahi empujándola suavemente, meciéndola por el aire— ahora, ¿Quién hará de piñata?, ¿te acuerdas puta?;

Norma tragó saliva y Rubí adivinando el pensamiento de Sarahi le ofreció su cinturón— ¡venga Sari, inaura esto, te lo concedo por haber intervenido y actuado a la perfección!;

¡Mmmmm gracias Rubí pero por lo contrario te cedo ese placer pero aguarda, no lo haremos con el cinturón!;

¡Te vas a enterar puta, te vas a enterar!— gritaba Peque que había comenzado a darle de bofetadas a Norma mientras Sarahi se había retirado de momento; Rubí observaba mas que divertida toda la escena. Norma ni siquiera sentía el impacto de las bofetadas por que no le temía a Mayra, tampoco sentía temor alguno hacia Rubí; ¡infeliz!, no sabía, ni siquiera creería de lo que Rubí era capaz de cometer y en su sano juicio; de Peque ni hablar, pero Rubí era cruel por naturaleza al igual que su inseparable Rebeca, quien ya entraría en el juego por ahora la niña se encontraba de viaje de placer, ¿y Sarahi?, mmmmm, Sarahi daría rienda suelta a ese cruel y arrogante carácter que siempre había permanecido prisionero en ella por no contar con el poder pero ahora el poder pintaba estar de su lado.

Sarahi regresó con una rama de árbol humedecida en su mano; Norma tembló, por ahora la ingenua Norma tan solo le temía, le temía en verdad a Sarahi y de ella sí sabía de lo que era capaz. Sarahi le tendió la rama a Rubí, ésta la agitó al aire y el sonido que produjo estremeció aun más de excitación a las tres y a Norma la hizo sudar aun más. Lentamente Rubí se le acercó a Norma, le sonrió con desprecio y burla y en cuanto ésta menos se lo esperaba, Rubí le obsequió un enorme salivazo. Norma presentía lo peor y sin poder evitarlo comenzó a llorar.

¡Pídeme perdón!— le dijo de pronto Rubí que no tenía ningún apuro en azotarla y sí quería divertirse y mucho con el sufrimiento moral de Norma.

¡Perdón!— respondió Norma al instante que si bien entendía algo, ese algo era que no tenía escapatoria más que someterse a lo que éstas locas chicas le propusieran por bajo y ruin que eso fuera.

¡Admite que eres una puta!— continuó Rubí con lo que le encantaba hacer.

¡Lo soy!; Norma no ponía resistencia.

¡Bien, muy bien!— festejó brevemente Rubí— ¡ya nos vamos entendiendo!— tomó su distancia y ¡zas!, le propinó el primer azote con la rama.

¡Ayyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyy!— gritó fuertemente Norma retorciéndose al sentir el terrible impacto justo sobre su abdomen.

¡Eso es chilla maldita perra, eso quiero, oírte chillar!— y Rubí volvió a azotarla sin misericordia una y otra vez pareciéndole los chillidos y aullidos de Norma, música para sus oídos.

¡PIEDAD, PIEDAD!— imploraba Norma.

¡Jajajajajajajajajaja!— Rubí se carcajeó— ¿piedad?; sí, bueno, ya tendrás todo lo que te queda de vida para aceptar que no conozco esa palabra mucho menos con perras como tú.

“Ya tendrás toda la vida”. Norma escuchó esa frase pero no captó el mensaje; no importaba, ya más tarde se enteraría mejor. Apenas habían pasado escasos minutos y el cuerpo de Norma estaba decorado por líneas rojas por todas partes, aullaba como una perra, la pobre Norma no soportaba ni el mas insignificante dolor y eso que Sarahi le había enseñado lo que era recibir buenas tundas, por eso Norma la odiaba y a la vez le temía, se había confiado al tener todo bajo control pero había cometido errores imperdonables y ahora pagaría por ellos y ya había empezado sufriendo ese cruel castigo de ser azotada con una rama de árbol sobre su piel desnuda.

De Rubí, la siguió Peque que aunque no se mostró ni la mitad de cruel que Rubí, sí le hizo daño pues la piel de Norma ya pedía a gritos ser curada y no azotada pero eso a nadie le importaba, tan solo a la propia Norma que deseaba perder el sentido de nuevo pero no le fue concedido y aunque moralmente significó una terrible caída para ella, no le importó y se humilló de nuevo como en los viejos tiempos ante Sarahi al tenerla en frente, pues era su turno de castigarla.

¡Piedad Sarahi, piedad, ten piedad de mí!— apenas se alcanzaba a dar a entender Norma pues en verdad estaba muy lastimada tanto moral como físicamente.

Sarahi le sonrió cruelmente y con toda la calma del mundo le contestó— ¡tranquila Norma, te aseguro que ya llegará el momento en que te garantizo que valdrá la pena que me implores piedad!;

¡Nooooo Sarahi!— le suplicó Norma llorando— ¡nooooooo ya no me azoten mas!— Sarahi ya no la dejó hablar, la hizo bramar al azotarle con suma crueldad, con verdadero sadismo en sus pechos; se detenía lo justo para hacer que Norma asimilara el dolor y continuaba con otra cruel sesión.

¡Nooooooooooo Sarahi los pechos noooooooooo por Diosito Santo, por misericordia!— no hubo ni una sola miserable muestra de misericordia. Tanto Sarahi como Rubí se ensañaron con Norma azotándola sin piedad hasta volver a dejarla inconsciente y como las niñas aun no se daban por satisfechas pero tampoco era cosa de matarla y acabarla tan rápido tomaron la genial decisión de encerrarla en el baño; total que Rubí hacía y deshacía en esa escuela y el guardia en turno ni se enteró o prefirió no hacerlo al momento que Rubí le exigió la llave de uno de los baños, ahí encerraron a Norma, previamente se esperaron a que de nuevo despertara y la obligaron a aparentar calma y llamar a su casa avisando que no llegaría a dormir.

Norma obedeció sin rechistar, estaba muerta de miedo, se veía desde ya rota moral y físicamente y por lo tanto no se le veía de donde oponer resistencia; para su cruel desgracia también por parte de Rubí y Sarahi no se veía de donde mostraran un solo indicio de piedad. La desataron sin consideración del árbol, llevándose Norma un fuerte golpe, la arrastraron así desnuda por todo el piso hasta llevarla al baño, ahí en la puerta la humillaron haciendo que les besara los pies a las tres; entonces de una patada en el culo, cortesía de Rubí, la hicieron entrar al baño.

Estaban por cerrar la puerta en cuanto Peque advirtió— ¿no deberíamos taparle también la boca?; sí bien está amarrada de pies y manos, creo que convendría evitar que se la pase gritando.

¡Tienes mucha razón Peque!— le dijo Rubí revolviéndole el cabello; a Peque le fascinaba cuando Rubí le reconocía algo por insignificante que fuera a lo que su sonrisa no pudo ser mayor.

¡Ooooooooooye!— exclamó ésta vez Sarahi que al oír lo propuesto por Peque, justamente se disponía a revisar con que taparle la boca a Norma en cuanto se percató de que ésta lucía su pulsera, la misma que le había robado, en su brazo izquierdo.

¡Maldita, mí pulsera!— se expresó Sarahi con resentimiento dispuesta a recuperar lo suyo.

¿Tú pulsera?— dijo Rubí burlona— a ver— enseguida Rubí inspeccionó dicha pulsera y al comprobar que no se trataba de ninguna baratija se burló aún mas de Sari— ¡jajajajaja, eres una zorra Sarahi, es obvio que esa pulsera no puede ser tuya siendo hija de una sirvienta!; ¡ya coño, admite que se la quieres robar a Norma, está bien, no hay problema!;

¡Noooooooo!— gritó furiosa Sarahi— ¡es mía, lo juro, lo juro!— insistió incluso a punto de llorar— ésta maldita me la robó, ya te había dicho Rubí como nos jodió a mi madre y a mí y esa pulsera es mía, yo no soy ninguna ladrona, ella sí lo es; ¡diles maldita puta, diles que es mía!— le exigió Sarahi a Norma jalándola bruscamente por sus cabellos pero Norma no mas no podía articular palabra pues se encontraba muy molida.

¡Bah!— expresó Rubí con desgano— ¡no me interesa!; a ver— enseguida procedió a desatar a Norma de los brazos impidiendo a Sarahi quitarle la pulsera.

¿Qué haces?— preguntó Sarahi al momento en que Rubí la hacía a un lado y le contestaba— ya no hay mas cuerdas a lo que usaremos la de sus brazos para atarla del cuello y la otra punta a una base de un inodoro, ¡total está atada de pies! Y como le sellaremos la boca…..,

¡Jajajajajaja!— se rió Sarahi— ¡no seas estúpida!, por muy molida que esté, sí le dejas las manos libres se desatará y pedirá auxilio.

¡Rubí, te llamó estúpida!— recriminó Mayra muy ofendida a su amiga quien miraba fijamente a Sarahi que rápidamente hizo uso de su peculiar humor.

¡Jeeeeeeeee vamos Rubí!; ¿ya somos amigas no?— bromeó con ella dándole una palmada en el hombro y haciendo gala de su mejor sonrisa. Rubí la miraba seria pero ante el evidente nerviosismo que mostraba Sarahi no pudo disimular sonreír.

¡Te paso ésta pero aún no somos amigas, ándate con cuidado zorrita!;

¡Bueeeeeeeno!— se expresó Sarahi aliviada— ah y gracias por lo de zorrita, ¿es un cumplido?— preguntó risueña.

¡Pues claro!— respondió Rubí al igual riendo— se lo he dicho a Peque miles de veces; ay ocasiones en que conviene actuar como una zorrita; ¡en mi caso no!— aclaró al instante— pues yo no necesito quedar bien con nadie— concluyó mirando de nuevo con desdén a Sarahi.

¡Claro!— contestó ésta un tanto incómoda.

Entonces, ¿Cómo le hacemos hija de sirvienta sabelotodo?— bromeó ésta vez Rubí.

¡Oooooooooye!— respondió Sarahi haciendo un berrinche como si de una niñita se tratara, haciendo ruido en el piso con el tacón de su zapato y con unas muecas de lo más graciosas que comenzaban a encantarle a Rubí.

Entonces Sarahi se le acercó, la tomó de sus manos y le dijo a modo de súplica— ¡por fa Rubí, no me ofendas por mis orígenes!; ¿sale?, además ya te conté como están las cosas, yo no soy una sirvienta, ¡no nací para serlo!; ¿estamos?— concluyó risueña.

¡Ya veremos!— le contestó Rubí disimulando una risita burlona.

Enseguida volvieron a ocuparse de Norma tras oír decir a Sarahi— ¡ya lo tengo!; lo que pasa es que estamos desperdiciando cuerda. Seguido, Peque cortó en dos partes con una navaja que le dio Sarahi la cuerda que momentos antes sujetaba los brazos de Norma que poco a poco se iba recuperando, claro, a un nivel que no representaba ningún peligro; Sarahi le sonrió despectivamente al momento que le soltaba un bofetón— ¡puta, no tienes idea en la que te has metido!— se agachó y comenzó a quitarle su pulsera, nada mas hacerlo, Sarahi miraba embelesadamente su preciada pulsera— ¡mmmmm, siiiiiii!— exclamaba feliz de haberla recuperado mientras la observaba en el aire sujeta con su mano.

En un movimiento rápido en el que Rubí y Mayra se distrajeron al igual que Sarahi; Norma empleó sus pocas fuerzas recuperadas para hacerle pasar un mal rato a Sarahi, una última ofensa, por su mente no pasó escapar, sabía que le resultaría imposible estando desnuda y débil, mejor se empleó a fondo para lastimar el orgullo de Sarahi, como presintiendo vagamente que su vida cambiaría y que por sobre todas las cosas ya no dispondría de Sarahi como su sirvienta, ¡todo lo contrario!;

Norma saltó como una felina, le arrebató la pulsera a Sarahi y con una sonrisa de gozo arrojó la pulsera al inodoro dentro de los nauseabundos orines que se podían apreciar en el, pues la mayoría de las estiradas señoritas no se dignaban de jalarle la llave al inodoro, para eso existían los sirvientes, los de clase baja, los miserables que tenían la obligación de encargarse de la limpieza y de servirlas a ellas y a sus familias.

Norma, en parte no se arrepintió de haberlo hecho al apreciar la cara de Sarahi que se había quedado pasmada, con la boca abierta, observando su pulsera que flotaba entre orines y su reacción no se hizo esperar.

¡Puuuuuuuuuuta!— le gritó histérica ante las risitas de Rubí y Mayra que observaban muy divertidas tal escena sin prisa alguna.

¡Ah pero me la sacas inmediatamente y con los putos dientes!— dicho esto, Sarahi no dio tregua a Norma ni de maldecirla, le hundió la cabeza tomándola por su cabello en el inodoro, Norma pataleaba patéticamente ahogándose, no pudo evitar llorar de rabia al recordar que era la segunda vez que Sarahi la humillaba de esa forma, ya le había restregado la cara en un charco de lodo y ahora se la restregaba en orines.

Sarahi repitió la dosis varias veces y al final le dijo a Norma con un odio reflejado en su rostro, odio que Norma entendió a la perfección y sintió pavor— ¡mete tú misma tú puta cara allá dentro y saca mi pulsera con los dientes o te juro que te vas a arrepentir de no haberme matado cuando pudiste hacerlo!;

No hubo mas para Norma, la determinación y expresión empleada por Sarahi era aplastante para cualquiera. Rubí silbó de admiración hacia Sarahi al ver de lo que era capaz, del terror que infundía en Norma que no esperó un minuto mas, metió la cara y ante el rostro enérgico de Sarahi sujetó la pulsera tragando en consecuencia una buena cantidad de orines, pero al final lo había conseguido, sacó la pulsera con sus dientes, la escupió al piso al igual que restos de orines; Norma lucía miserable por no decir asquerosa.

Sarahi miraba con asco su tan preciada pulsera, la añoraba pero no se atrevía a levantarla. Rubí se aprovechó de ello.

¡Jajajajaja ay Sari no me digas que te la pondrás después de estar entre orines!;

¡Se puede limpiar!— expresó Sarahi angustiada.

¡Jajajajajaja ay Dios Bendito!— dijo Rubí con asco y muerta de risa— ¡ay Sari hasta donde llega tu miseria!;

Sarahi no resistió ese comentario que hirió sus sentimientos y se cubrió la cara con sus manos tratando de ocultar su llanto.

¡Ay venga coño no me salgas con esto, mira yo cuantas tengo!;

Sarahi miró muy triste y se sintió ridícula, tan inferior en ese sentido al ver como Rubí déspotamente le movía los brazos mostrándole algunas pulseritas como le llamaba ella; Rubí le sonrió mostrándole su perfecta dentadura y le dijo a modo de animarla— venga coño, de momento te presto una, la que quieras, después ya veremos pero anda, deja de lloriquear.

Rubí avanzó decidida y ordenó a Norma— ¡tú, imbécil, vuelve a levantar esa porquería con tu sucia boca y arrójala de nuevo al inodoro!;

Norma no reaccionó al instante; Rubí le propinó una brutal patada en la cara haciéndole sangrar los labios con la punta de su zapato.

¡Auuuuuuuuuuuuuuuuuuuu!— gritó Norma asustada, temblorosa al ver correr la sangre en sus manos al tallarse el rostro. Rubí no repitió la orden; Norma obedeció.

Entonces Rubí abrazó a Sarahi y le dijo, mas bien le ordenó— ¡suelta la llave!;

¡Noooooooo!— suplicó Sarahi.

¡Suéltala maldita sea suelta la llave Sirvientita!— Rubí le clavó la mirada a Sarahi, era imposible descifrar quien tenía mayor determinación y en ese momento Sarahi estaba algo afectada, inclinó la mirada y sollozó, Rubí le dio una ligera palmada en su cabeza y Sarahi obedeció.

Rubí se sonrió y le dijo al momento que la pulsera desaparecía— ¡ahí se fueron tus recuerdos y tu pasado de miseria, Sirvientita!— se había dirigido a ella de nuevo con burla.

Sarahi se secó sus lágrimas y se aferró como nunca a las palabras que Rubí le había dicho, algo le decía que no se las dijo a modo de consolación, algo le decía que su vida iba cambiando a su favor a cada instante que pasaba a lo que tan solo atinó a recriminarle a Rubí— ¡no me llames Sirvientita por favor!;

¡Ya veremos Sirvientita, por ahora me urge cagar!— se expresó con desdén mirando a Norma a lo que ante la cara de asombro y repulsión de Sarahi y Norma pues Peque ya estaba acostumbrada; Rubí sin pudor alguno se bajó falda y bragas y coquetona se acomodó en el inodoro para defecar.

En segundos el baño se impregnó del fétido olor; Sarahi se sentía humillada al querer salir del baño y recibir la negativa de Rubí a lo que tuvo que soportar con Mayra y Norma aquella esencia concentrada como Rubí le llamaba y que apenas comenzaba Rubí a mostrarse tal como era, sin escrúpulos, a veces asquerosa y mas que grosera. Se levantó con el trasero sucio y sin mirar a Peque le ordenó en seco— ¿Qué esperas Peque?; ¡tengo el culo sucio, límpiamelo!;

Sarahi estaba boquiabierta, no lo podía creer; ¡como demonios era capaz Rubí de humillar de tan aberrante forma a su mejor amiga oh pero como coño era capaz Mayra de acceder!— pensaba Sarahi que se llevó las manos a la boca al oír decir y seguido actuar a Mayra.

¡No Rubí por favor, aquí no, no frente a éstas!— suplicó al momento que una lágrima resbalaba por su mejilla.

¡Peque ya sabes que odio tener el culo sucio, anda, apúrale!;

Peque intentó defenderse— ¿Por qué no haces que te lo limpie Norma?;

¡Uy, Norma ya tendrá una vida para hacerlo, venga Peque!;

Sarahi continuaba consternada, sin habla, ante sus ojazos cafés presenció como Mayra se armaba de papel higiénico, se arrodillaba escondiendo al máximo su repulsión, se dispuso a limpiarle el culo a Rubí mientras ésta cínicamente, con total descaro ignoraba a su amiga y le explicaba entretenida a Sarahi.

¿Sabes Sari?; odio limpiarme yo misma; ¿es humillante no te parece?; ¡no hay nada mas feo y asqueroso que tener contacto con heces aunque sean tuyas y lo odio!, odio tomar el papel y tener que limpiarme, suerte que Peque se encarga de eso cuando no estoy en casa; por que ¿sabes Sari?; ¡yo soy una Diosa! Y en éste mundo hay a mi alrededor tantos seres inferiores y es a ellos a quienes corresponden éstas labores, además siempre me ha parecido beneficioso no desperdiciar mis heces pues nada de mí es desperdicio, ni mis heces a lo que desde hace tiempo tomé la decisión de que el que me limpie el trasero merece besármelo, es un derecho que les otorgo, además me encanta, ¡me fascina que me besen el culo justo después de haber cagado!, pues así me demuestran respeto y entrega y se llevan un premio (el premio según Rubí era que le besen el culo por sí quedase alguna duda).

Peque es mi consentida, ¡sí vieras como la quiero!— dijo con cinismo sin mirarla mientras la pobre Mayra luchaba por no llorar ni vomitar y se apuraba a limpiarla— por ello, por que la consiento, nunca la he obligado a que me limpie con la lengua por que así es como se debe de limpiar mi trasero, ¡con la lengua!, pero a Peque le permito que use papel por que ella no es ninguna sirvienta, lo hace por que me quiere pero te aseguro que en casa mi trasero tan solo es limpiado siempre con una lengua de sirviente.

Sarahi fue incapaz de hacer algún comentario aunque en su retorcida mente se había formado ya la loca idea de experimentar esa sensación y placer extraño. Peque culminó su obra; Norma observaba muerta de miedo abrazada a un inodoro; Rubí se sonrió y ésta vez Sarahi la acompañó en su satisfacción al observar con interés como Mayra le había besado el culo a Rubí.

¡Listo amiga!— exclamó aún la pobre infeliz.

¡Sí Peque, ya te sentí, bueno, sentí tus labios jajajajajaja!— ahora tú Norma, acércate, ¿quieres?, imita a Mayra— le habló mirándola con burla.

Peque se levantó y fue incapaz de mirar a la cara a Sarahi. Norma al oír que de nuevo ella era parte del juego tembló de pies a cabeza.

¡Mmmmmm!— expresó Rubí— ¡Sari, haz que Norma me bese el culo!; por lo general me tomo mi tiempo hasta lograr que un sirviente/esclavo se someta por su voluntad y te aseguro que con Norma no será la excepción pero ahora tengo hambre, ya quiero llegar a mi casa.

Sarahi risueña se acercó decidida para llevarle a Norma y entonces sucedió algo inesperado, Sarahi nunca se lo imaginó; Norma se le arrojó a los pies y comenzó a suplicarle, según ella a tratar de hacerla entrar en razón.

¡Noooo Sarahi esto no es nuestro mundo, sí, me porté fatal contigo pero ya te haz vengado pero no eres como ésta, terminarás mal Sarahi, ésta puta no tiene corazón ni alma!; ¿Qué no ves como trata a la que presume llamar su mejor amiga?, ¡vámonos Sarahi, ayúdame y escapemos, te juro que haré lo que quieras, lo que quieras, jamás me volveré a meter contigo, te firmo y te juro lo que quieras pero recapacita, Rubí te usará en cuanto le sirvas y después te joderá, vamos Sarahi piénsalo!— le decía sin dejar de besar asustada los zapatos de Sarahi que mas que nada le sorprendió pues presintió dentro de ella que Norma no fingía, estaba aterrada y le hablaba con la verdad pero todo lo que Sarahi intentó asimilar se esfumó al oír la dulce y a la vez autoritaria voz de Rubí.

¡Sari, cielo, tengo hambre!; ¿Qué no escuchaste lo que quiero?;

Sarahi tomó por el cabello a Norma y ésta se vio incapaz de continuar hablando en cuanto Sarahi le restregó la cara en el trasero de Rubí que seguido se acomodó las bragas y falda y sin perder mas tiempo entre Mayra y Sarahi unieron las cuerdas amarrando a Norma de una manera cruel, pues le unieron sus manos con sus piernas usando su cabello como soporte, ya con la otra cuerda le ataron el cuello a la base del inodoro; entonces faltaba la boca, fácil, Sarahi recordó que llevaba cinta en la mochila pero a Sarahi no le gustaba lo fácil ni tampoco ser opacada por Rubí a lo que mirando a todas sonriente se sacó sus braguitas amarillas y las orinó, ¡se orinó en sus propias bragas!, las tomó con sus propias manos y riéndose de Norma la humilló.

¡Venga sí ya te gusta besar culos seguro que alucinarás con mis orines!— y enseguida le introdujo sus bragas dentro de la boca, la selló con la cinta y se limpió sus manos en su cabello para después lavárselas a fondo con agua y jabón; entonces dejaron a Norma en ese miserable estado para pasar toda la noche mientras su futuro era decidido por esas crueles jóvenes aunque Norma ya asimilaba lo que se le venía.

Ya saliendo del baño, Rubí de nuevo provocó a Sarahi— ¡ay Sari perdona!; ¿quizás tú también querías besarme el culo?;

¡Yo no soy Peque, Rubí!— le respondió al instante Sarahi.

¡No, no lo eres!;

¡Bien!; te respeto por que es evidente que en éste momento si quisieras me aplastarías como a una mosca pero creo que te caigo bien y además te he demostrado que estoy de tu lado a pesar de lo grosera que te has portado conmigo, bien pude haber ayudado a Norma y congraciarme con ella, ¡piénsale!, tú podrías haber estado ahorita ocupando su lugar y con la perversa mente que te aseguro que tengo, algo se me hubiese ocurrido para joderte por completo.

Rubí asimiló las palabras y no captó sarcasmo ni altanería en Sarahi tan solo sinceridad y cierto orgullo que Sari mostraba al natural a lo que le contestó— ¡bien dicho, ya vámonos, te llevo a tu casa!;

Sarahi respiró tranquila y mas confiada le dijo— ¡te recuerdo que me ofreciste una pulsera!;

Rubí estiró el brazo y Sari emocionada apuntó una— ¡ésta!— Rubí asintió con la cabeza y Sarahi se la safó y la misma Rubí se la acomodó en su brazo y avanzaron para abordar el auto de Rubí; ya del de Norma mandarían a alguien de confianza por el.

Peque confiada intentó subirse adelante, a lado del conductor pero Rubí no solo se lo impidió, la ofendió ante la risita de Sarahi.

¡Noooo Peque, recuerda, me besaste el culo, ve atrás y deja a Sarahi adelante!; ¿quieres?;

Peque no respondió, actuó como a Rubí le gustaba, obedeciendo.

¿Oh y te metiste la pastilla de menta?;

¡Siiiiiiii!— respondió Peque.

Pasados unos momentos, Rubí se estacionaba justo en la casa de Sarahi.

¡Ay Sari pero si es un gallinero!;

¡Oooooooooye!— le recriminó Sarahi indignada— ¿Qué querías, un palacio?, ¡pues no!, pero no me jodas mas con tus burlas.

¡Bueeeeeeno yo solo expreso lo que veo y es un gallinero!;

¡Baaaaaaaaaaasta!— terqueó Sarahi.

¡Jijijijijijiji!— ésta vez fue Peque quien disfrutó riéndose.

Sarahi se disponía a bajarse del auto en cuanto Rubí le recriminó— ¡eyyyyyyyy Sari, mi pulsera!;

¡Pepepepepero tú me la diste!— contestó Sarahi inquieta.

¡Sí, te la presté mas no te la regalé, dámela!;

¡Peeero Rubí no me jodas, tú tienes muchas!; Sarahi se metió de nuevo al auto, miró a Rubí con sus tiernas expresiones y le insistió— ¡anda, que te cuesta, déjamela, tú lo prometiste!;

¡Sí y te cumplí, te la presté por un momento, nunca te dije por cuanto tiempo te la dejaría!; o que, ¿acaso pretendes robármela?; ¡ay Sari, de verdad que me estoy creyendo la versión de Norma, ay Sari creo que tú y tu madre si son unas ladronzuelas!;

¡NO SOY UNA LADRONA COÑO!— gritó Sarahi llorando de nuevo pues en todos estos días por la situación con Norma andaba muy sensible, se quitó la pulsera y se la tendió a Rubí, eso sí, muy indignada pero eso a Rubí no le importó, tan solo le importaron los gritos de Sarahi hacia ella.

¡Ooooye no me grites maldita loca histérica!— le reclamó jalándole su cabello. Sarahi la miró ésta vez emputada y le advirtió— ¡no me jales del cabello Rubí, lo odio, discúlpame por los gritos y ten tú pulsera pero no me jales del cabello!;

¡Uy en serio!— se burló Rubí— ¿Qué odias, esto?— y le volvió a jalar el cabello.

¡Ayyyy!— gritó Sari apartándole las manos— ¡basta Rubí en serio, cálmate ya!;

¡Eeeeeeey!— le dijo Rubí con malicia— ¿la quieres?;

Sarahi se quedó como una boba mirando de nuevo la pulsera que la malvada Rubí movía indolente con su mano; Sarahi bajó la mirada; Rubí volvió a jalarla del cabello de ambos lados, tomó un mechón y se burló de ella aunque a modo de broma.

¡Vamos Sari, sí deseas la pulsera tienes que decir las palabras mágicas o sea quiero quiero quiero jajajajajajajajajajajaja!;

Ésta vez Sarahi enrojeció por completo— ¡Ooooooye ya Rubí no te burles así de mí!; ¿Cómo diablos me sabes eso?;

¡Jajajajajajaja!— Rubí no paraba de reír hasta que le respondió— te lo he oído decir varias veces y lo haces muy gracioso, la verdad y apuesto a que desde que estabas al servicio de Norma ya extrañabas decirlo, ¿no?;

¡Sí!— respondió Sarahi triste al recordar esos momentos— ¡esa puta!;

¡Esa puta ya no será problema!— la reconfortó Rubí.

¡Venga!; ¿quieres la pulsera?;

¡Quiero quiero quiero!— respondió Sarahi moviendo el cabello y riendo alegremente como solo ella sabía hacerlo.

¡Pues es tuya, te la regalo y ahora bye que me muero de hambre, uyyyy, sí, me muero de hambre, tanto que no resistiré, me desmayaré Sari, no llegaré a mi casa!— bromeaba la hermosa Rubí.

¡Bueno!— le dijo Sarahi un poco dudosa— tengo sopa de arroz, sí quieren las invito, digo, sí quieren.

¡Sopa de arroz, mmmmm!; ¿acompañada con qué?— preguntó Rubí relamiéndose sus labios.

¡Acompañada con nada princesita!— le contestó Sarahi burlona— ¿Qué, quieren o no?;

¡Mmmmmm quiero quiero quiero!— expresó risueña Rubí al igual con una gracia encantadora a lo que Sarahi se dispuso a abrir su puerta y a lo que Rubí la seguía acompañada de Peque.

¡Venga Peque, ésta miserable nos ofrece sopa de arroz!;

¡Yaaaaaaa Rubí!— se quejó Sarahi ante las risitas de Rubí y Mayra.


Continuará………………………….

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