sábado, 8 de enero de 2011

CAMBIANDO EL DESTINO 17

INEVITABLES SENSACIONES.

¿Pero qué coño?— se expresó Sarahi con un semblante que reflejaba asco, sorpresa y hasta diversión.

Apenas tenía cosa de una media hora que habían llegado de casa de Rebeca en que Sarahi salió por un momento de su habitación vistiéndose ya con su pijama y sandalias de casa; momento que Norma aprovechó cómo solía hacer cada noche desde hacía ya muchos días; encerrarse en el baño y calmar sus necesidades, ansiedades; masturbándose hasta proporcionarse un placentero orgasmo con la esencia de alguna prenda íntima de Sarahi.

La pobre Norma había caído tan bajo hasta el punto de llegar a aceptar ese loco y condenable sentimiento qué la atraía hacia Sarahi y lo único que no discernía era quien estaba mas depravada; pues esa noche Norma se encontraba masturbándose desenfrenadamente en el baño mientras con la mano que le quedaba libre sostenía la zapatilla que había llevado Sarahi a casa de Rebeca.

Norma respiraba profundamente el interior de aquella zapatilla mientras se otorgaba a sí misma el placer que tanto ansiaba obtener.

¡PERO QUÉ COÑO!— había expresado Sarahi al momento que la sorprendió empujando la puerta, producto de los nervios y la desesperación de Norma por cumplir con su sagrado rito nocturno y haber olvidado esa noche ponerle seguro a la puerta.

Norma estaba inmóvil, temerosa, con su mano sobre su sexo acariciándoselo y en la otra mano sostenía la zapatilla. Sarahi se paseaba a su alrededor contemplándola en verdad sorprendida pero a la vez ya un tanto burlona al ir asimilando las cosas.

¿Me quieres decir qué coño es exactamente lo que hacías? Y no me salgas con la estupidez de que te masturbabas por que no estoy ciega, mas bien quiero oír ya, sin rodeos, ¿por qué y desde cuando?— le exigió Sarahi con un interés morboso en escuchar las respuestas a sus interrogantes.

Norma se echó a sus pies llorando— ¡ama perdóname, perdóname ama!;

¿Por qué y desde cuando?— insistió Sarahi dándole una patada en la cara.

Norma dejó el zapato en el piso, era tanta su vergüenza al ser descubierta que ni sintió el impacto de la patada, entonces habló sin atreverse a mirar a Sarahi.

¡No lo se ama, no se por qué, se lo juro, solo se que ya llevo muchas noches haciéndolo, es algo que va en contra de todos mis sentidos, no lo se, no lo se!— repetía Norma intensificando su llanto.

Sarahi tomó asiento sobre la tapa del inodoro, cruzó una pierna sobre la otra, tomó y prendió un cigarrillo de la cajetilla que llevaba siempre consigo y sonriendo con malicia le ordenó— ¡termina!;

¿Perdón?— se expresó Norma confusa.

¡Que termines sucia perra, quiero ver cómo culminas tu obra!;

¡No ama eso no, por favor, me da mucha vergüenza, no puedo enfrentarlo frente a usted!;

¿Ya no me odias Norma?— le preguntó de pronto Sarahi.

Ésta la miró y al instante respondió con seguridad, tuteándola pues entendió que Sarahi se lo permitiría— ¡no Sarahi, te juro que ya no!;

¿Por qué?;

¡No lo se pero te juro que ya no te odio, me haz destrozado tal como me prometiste hacerlo, no tengo a nadie y estoy consciente que soy tuya, no se, no puedo darte mas razones, te juro que quisiera arrancar de mí tantas cosas pero simplemente no puedo!;

El caso es que estoy obsesionada contigo, te veo tal como eres, ¡una Diosa! Y en cambio me veo a mí inspirándome pena a mí misma; luego, luego me vienen estas malditas sensaciones de embrujo y placer y sin darme cuenta termino aquí, cada noche con un calzado tuyo o una de tus prendas íntimas— finalizó Norma avergonzada.

¡Jajajajajajajajajajajajaja!— Sarahi se rió con ganas— no esperarás a que yo corresponda esa obsesión, ¿o sí?; ¡sucia perra!— le habló mirándola con una expresión que simulaba sentir lástima por ella cuando en realidad lo que Norma le producía en ese momento a Sari era asco y risa.

¡No Sarahi, desde luego que no!— respondió Norma humildemente.

¡Bueno!— continuó Sarahi— una cosa más quiero saber, ¿Qué pensabas hacer conmigo Norma?, ¿hasta donde pensabas llegar conmigo si el tiempo y el destino te lo hubiesen permitido?; por que lo único que recuerdo es que me amenazabas con que mi cara sería lo último a destrozar. Norma respiró profundo y tomándose su tiempo para responder mientras Sarahi ya iba por su segundo cigarrillo.

¡No lo se Sarahi!, a ciencia cierta tú me sacaste de mis casillas, no sabía que hacer contigo, eras indomable, no sabía ya que hacer contigo, mi última carta era amenazarte con cortarte la cara y bajo esa amenaza tenerte bajo control pero tal como se dieron las cosas ahora solo se que quizás estoy mas loca que tú y tus amistades— concluyó Norma en sincerarse con Sarahi.

¡Jajaja, sí, puede ser, bueno Normis, no está mal que te hayas sincerado conmigo!— Sarahi hizo una pausa sin dejar de sonreír con malicia y al final se decidió a obligar a Norma a culminar lo que había iniciado— ¡ahora venga, acaríciate, mastúrbate como la sucia perra que eres y hazlo tal cómo lo pretendías hacer, respirando el interior de mi zapato jajajajajaja!;

¡NO SARAHI POR FAVOR ESTO NO ES ASÍ!, ¡me da mucha vergüenza contigo mirando, observando!— imploró Norma en un principio con voz clara y potente y al final sollozando y con un hilo de voz.

¡OBEDECE PERRA! Y se acabaron las confiancitas.

Norma no resistió la felina mirada de Sarahi y muy a su pesar, sin comprender por qué demonios hacía lo que hacía, llorosa comenzó a estimularse, acariciarse con su mano su vagina, introduciendo delicadamente sus dedos en ella, pronto tales movimientos hicieron efecto y para evitarse la vergüenza se ocultó la cara cubriéndosela con la zapatilla. Lo único que no pudo evitar fueron las crueles carcajadas de Sarahi al verla estremecerse y doblarse acabando en un orgasmo, tal como cada noche pero ésta vez con la pena de hacerlo frente a su ama.

Norma quedó exhausta en el piso, sin atreverse a incorporarse. Sarahi se levantó, la pateó ligeramente para hacerla quedar de rodillas, le acarició insultantemente el sexo con los dedos de su pie recogiendo sus fluidos y ofreciéndoselos a la propia Norma, acercándole el pie para que le chupara los dedos. La infeliz obedeció.

A esas instancias Sarahi ya iba por su tercer cigarrillo; todo parecía haber culminado ahí, pero no; Sarahi quien cada día se igualaba más a Rubí, hizo gala precisamente de ese humor con repentinos cambios y sorprendiendo a Norma le propinó una espectacular bofetada.

¡Escúchame bien sucia, te prohíbo que vuelvas a proporcionarte placer a mis espaldas!; ¡me rogarás a diario que te autorice desahogarte y yo decidiré cuando sí y cuando no y lo harás frente a mí!;

¡Ya hablaré con Rebeca para que me consiga un cinturón de castidad como el de Isabel y ahora aparta las manos!;

¡NO AMA ESO NO POR PIEDAD!— gritó asustada Norma al ver lo que su ama pretendía hacerle.

Sarahi de nueva cuenta la abofeteó y al final cruelmente le restregó el cigarro encendido sobre su sexo hasta apagárselo ya cuando el cigarro estaba casi consumido en su totalidad.

Norma bramó y al final quedó inconsciente; sus gritos fueron más espeluznantes que los de otras ocasiones, tanto que Rubí se acercó a la habitación; Sarahi le explicó lo sucedido y Rubí soltó a carcajearse.

Norma sufrió como nunca para recuperarse y lo hizo gracias a las atenciones de Camelia con autorización de Sarahi quien tal y cómo le dijo, cuando ya estuvo recuperada, la liberaba de vez en cuando del cinturón de castidad permitiéndole desahogarse.

Solo que Norma jamás volvió a gozar. Su sexo resintió la tortura con el cigarro y Sarahi la humillaba haciéndola llegar al orgasmo no solo en presencia de ella sino también de Rubí y de Peque burlándola sin consideración al comentarle a Rubí que Norma estaba obsesionada con ella y que lo hacía por y con amor.

Al final Sarahi obtuvo un motivo más para sentirse victoriosa sobre Norma, para aplastarla aún mas moralmente al descubrir en otra charla íntima que Norma esperaba de ella su lástima y su compasión con tal de que no la hiciera sufrir.

Sarahi se sintió dichosa y aunque en un principio llegó a sentirse un tantito conmovida al ver a Norma echada a sus pies besándoselos; implorándole que no la castigara, que no la sometiera al dolor, que ella la obedecería ciegamente, que ya no había odio en ella, tan solo sumisión y entrega, que por todas las cosas le temía al dolor y al sufrimiento; Sarahi mostrando su lado humano le dio por su lado y la animó al decirle que mientras la obedeciera no le haría daño, pero no fue así.

Sarahi al lado de Rebeca y Rubí no hacía otra cosa día a día que volverse y comportarse mas cruel y despiadada y la victima siempre era Norma, sin motivo alguno Sarahi la castigaba y la maltrataba por placer y lo hacía con malicia al saber de antemano el terror que le provocaba a Norma quien aún así se esmeraba a cada instante de su vida en complacer a su ama en cuerpo y alma, resignándose poco a poco que seguiría sufriendo a lado de Sarahi aún sin merecerlo.

YOLANDA ENCUENTRA A SARAHI.

Transcurrido cierto tiempo, una mañana en la cual Sarahi se encontraba relajándose con Rubí en la sala manteniendo a Norma de rodillas frente a ellas con las manos extendidas, la atormentaban haciéndola tragarse la ceniza de sus cigarros; eso Norma lo toleraba, la razón por la cual lloraba tan tristemente era que de vez en cuando le quemaban las palmas de sus manos haciéndola chillar como un animal.

De pronto la diversión se vio interrumpida; se oyeron gritos, discusiones; hasta que Sarahi contempló cómo Yolanda, su madre, forcejeaba con una sirvienta y lograba entrar hasta la sala. La señora estaba alterada y casi se desmaya al ver a quien le pareció recordar a la señorita Norma.

¡Dios mío!— exclamó Yolanda llevándose las manos a la boca al contemplar y reconocer a la señorita Norma en tan lamentable estado.

Rubí se levantó y le estampó una bofetada a la sirvienta que se vio incapaz de evitarle la entrada a Yolanda.

¡Estúpida!— le gritó Rubí— ¡haré que te azoten!; ¡imagínate si nos buscaran para matarnos!;

¡Perdón señorita nos tomó por sorpresa!;

¡SAQUEN A ESTA JODIDA PORDIOSERA!— ordenó Rubí que para eso dos empleadas mas tenían ya muy bien sujeta a la señora.

¡Esa jodida pordiosera es mi madre!— comentó de pronto Sarahi.

Rubí la miró incrédula y al final expresó— ¡ah, vaya, no sabía!;

¡No te preocupes!— continuó Sarahi— tienes razón, es una jodida pordiosera.

¡Sí, pero tú, tú eres un monstruo Sarahi, eres un monstruo, verdad que no puedo creerlo, no puedo asimilarlo!— habló Yolanda sumamente alterada.

¿Cómo diablos diste conmigo y por que me llamas monstruo?, ¿no ves lo hermosa que luzco?; ¡no hay monstruos hermosos, mmm tan solo ese tal Shrek pero no era hermoso sino simpático, mas bien baboso como Mantegroso, oye, rimó jajajajaja, aquí el único monstruo es Norma jajajajajaja!— comentó Sarahi haciéndose la graciosa para lo cual no le costaba esforzarse mucho al mismo tiempo que le pedía a su madre explicarle como dio con su paradero.

Yolanda lloraba con verdadero sentimiento y hasta que logró controlarse le explicó— ¡se todo lo que haz echo Sarahi, se el destino de Rosa y Dolores!— la señora hizo una pausa y a continuación con voz potente y cargada de resentimiento le gritó— ¡ERES UNA ASESINA!;

Sarahi y Rubí se sorprendieron. Yolanda apenas y tomó fuerza y valor para continuar enfrentando a su hija.

¡Los chismes Sarahi, se filtran y muchos saben todo lo acontecido aunque al igual saben del poder con el que cuentas a tu lado!— dijo haciendo referencia a Rubí quien se sonrió por tal cumplido.

¡Nemesio me contó todo y al igual está echo un caos con todo esto!;

¡Nemesio!— exclamó Sarahi sonriente, relamiéndose los labios con sensualidad y picardía— ¡vaya, había estado pensando justamente en el bobo de Mantegroso!; ¿Qué fue de él?— preguntó Sarahi con cierto interés.

¡Nemesio!; Sarahi, Nemesio está pasando por una etapa muy difícil con sus padres, lo han perdido todo por causa de la crisis.

¿Sí?; jajajajajajajajajajajajajajajaja— se carcajeó Sarahi alegremente— ¿Nemesio pobre?; jajajajajajajajajajajaja, ¡miserable!— se expresó con desprecio.

¡Pero no vine hasta aquí por él!— continuó Yolanda— muchos saben todo lo ocurrido y por fin logré dar con tu paradero, ¡vas a dejar en libertad en este instante a la señorita Norma y vas a enfrentar todas tus faltas!, lo siento hija pero te esperan muchos años de cárcel, eres una asesina Sarahi.

¡Jajajajajajajajajajajajajajajajajajaja!; Sarahi y Rubí echaron a reírse.

¡Pero qué coño te crees!— le gritó Sarahi— por muy mi madre que seas no puedes venir aquí, invadir propiedad ajena y encima intentar ordenarme lo que tengo que hacer, ¡que decepción madre, te desprecio, ahora te desprecio mas, me importa una mierda lo que pienses de mí!; pero sobretodo, ¿cómo coño eres capaz solo de venir aquí para restregarme en la cara que aún estás de lado de Norma y no del mío que soy tu hija?;

¡No entiendes Sarahi y nunca lo harás!, hablo en serio, ¡deja libre a Norma ya!— diciendo esto la señora comenzó a forcejear para liberarse pero le fue imposible, las dos sirvientas la tenían mas que bien sujeta.

Tras unos instantes en los cuales Yolanda siguió aferrada amenazando increíblemente a su hija y en defensa de Norma; Sarahi decidió ponerle fin a la situación de momento mostrándole a su madre que comprobara por ella misma que sí, que era verdad todo lo que le habían dicho sobre ella, sobre la nueva Sarahi.

Sujetó a Norma por el cabello quien no reaccionaba ni reaccionó a pesar de que Yolanda trató de darle ánimo y esperanza; Norma bien comprendió que Sarahi era capaz primero de pasar sobre su madre con quien de por sí, ya no mantenía buena relación qué dejarla en libertad y sinceramente, Yolanda no representaba ningún peligro.

La única arma con la que se sintió segura para ir a la casa de Rubí, fue creer que Sarahi sucumbiría ante su amor maternal, ante el sentimentalismo y ante la negativa de hacerle daño a ella que era su madre, ¡no!, Yolanda ya no conocía a su hija y ante su cara de horror presenció como Sarahi le quemó sin piedad la cara a Norma quien hasta casi pierde el sentido.

Sarahi le mostró a su madre cómo era ahora y le mostró lo que hacía a cada instante con Norma, la hacía sufrir y por lo tanto, la quemó en la mejilla sin ninguna consideración. Yolanda lloraba alterada e incrédula, se negaba a ver la realidad, se negaba a aceptar en lo qué se había convertido su hija.

¡Lárgate madre lárgate ya!— le gritó Sarahi.

Las sirvientas se vieron dispuestas a sacar a Yolanda de la propiedad pero Rubí intervino al oír gritar a Yolanda que iría directo a las autoridades y que no quitaría el dedo del renglón hasta aclarecer todo, sin importarle quien cayera, incluso su hija.

¡Emmm, Sari!— se expresó Rubí tranquila, sin temor alguno— no tengo miedo de lo que tu madre pueda ocasionar que no será gran cosa, pero verás, preferiría que no anduviera por ahí, ya sabes, incomodándonos.

¡Haz lo que tengas que hacer!— fue la respuesta de Sarahi quien miraba a su madre llorosa y a la vez furiosa, sus preciosos ojos cafés estaban inyectados de rabia al oírle gritar a su madre que para ella, ya no tenía hija.

¡PARA MÍ ESTÁS MUERTA SARAHI, MUERTA, ASESINA!, ¡Ya no eres mi hija, yo no engendré un monstruo, debieron matarte a ti, al menos habrías salvado tu alma y no te estarías condenando cómo ahora, no tienes perdón Sarahi, no lo tienes!;

¡Es tu madre Sari, decide tú, no quiero lloriqueos después!— le advirtió muy seria Rubí.

A Sarahi la traicionaron con mayor intensidad las lágrimas y mirando llorosa a su madre le dijo con la voz entrecortada— ¡mira cómo me condeno aún mas!;

Yolanda ahogó el grito quedándose sin habla por unos momentos; Rubí al igual se sorprendió sonriendo sádicamente, aprobando el comportamiento de Sarahi.

Se escuchó un bramido cómo de un cerdo al matadero. Sarahi perdió los estribos, se puso como loca tras los hirientes comentarios de su madre y como siempre fue Norma la victima, Sarahi le mostró a su madre que en crueldad no tenía límites y tomando un cigarro encendido, el cual era de Rubí, sin previo aviso, en un movimiento rápido, se lo introdujo a Norma en el ojo.

Eso sí fue monstruoso; Sarahi no apartó el cigarro hasta que éste se consumió en su totalidad, lo hundió en el ojo de Norma quien perdió el conocimiento, su cuerpo cayó al piso inconsciente. Sarahi miró retadora a su madre y ésta le sostuvo la mirada aunque sin atreverse a hablar.

Quizás, quizás el ojo de la desgraciada de Norma aún no estaba perdido pero Sarahi le dio el taconazo de gracia al levantar el pie y sin misericordia le clavó el fino tacón de su sandalia con tal puntería directamente en el ojo.

No hubo mas; Yolanda se desmayó ante tal acto aberrante; al menos Norma estaba inconsciente, su cuerpo tuvo que ser removido pues Sarahi se descalzó quedando la sandalia incrustada por el tacón en el ojo de Norma que al ser removida dicha sandalia, fue mas que evidente que perdiera el ojo.

Camelia y unas cuantas más fueron las encargadas de salvarle la vida más no la vista a la desgraciada Norma que en adelante serviría solo con un ojo a su ama llevando cubierto el otro lado con un parche.

Sarahi pidió a Rubí que de momento mantuvieran prisionera a su madre en alguna habitación pero no en calidad de esclava, ya después decidiría que pasaría con ella e increíblemente enseguida, Sarahi se desmoronó a llorar sobre el pecho de Rubí quien la abrazó, le acarició el cabello, le levantó el rostro haciendo que sus miradas se cruzaran y le habló claro y firme.

¡Ánimo Sirvientita, ánimo, tienes que ser fuerte, ya no puedes claudicar ni mirar hacia atrás, venga Sirvientita, tienes todo mi puto apoyo!;

¡Gracias Rubí!— respondió entre llantos Sarahi perdiéndose en su llanto pero alcanzando a escuchar decir a Rubí cuando ella seguía refugiada en sus pechos— ¡tienes todo mi apoyo y el amor de Rebeca jijijiji!— concluyó Rubí sonriendo burlona pues en realidad Rubí le estaba demostrando a Sari qué tan fuerte era ella y lo era.

Rubí no se intimidaba tan fácilmente, ni frente a la escena ocurrida ni ante el llanto de Sarahi; Rubí era aún mucho mas cruel al igual que hermosa y aunque hablaba con la verdad al ofrecerle su apoyo a Sarahi, no perdía tiempo jugándole una broma sabiendo de antemano que entre Rebeca y Sarahi ya se daba mas que una relación amorosa en la cual, Rebeca era a quien se le veía totalmente flechada y rendida de amor ante Sarahi.



Continuará……………………………………………..

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