sábado, 8 de enero de 2011

CAMBIANDO EL DESTINO 18

REBECA Y SARAHI.

Todo lo acontecido entre Sarahi y su madre tenía a la pobre Sari completamente confundida y sensible sobretodo muy sensible, su mente no paraba de reproducirle distintos pensamientos que terminaban por confundirla mas acerca de su situación a raíz desde todo lo sucedido en casa de Norma hasta la actualidad y ello repercutió a que Sari anduviese bastante irritable y quien mas lidió con esto fue Rebeca quien justo por la noche después de toda la escena ocurrida llegó muy alegre y mimosa a la casa de Rubí, dispuesta a pasar una velada de ensueño a lado de su amada.

¡No estoy de humor Padilla!— le habló en seco Sarahi en cuanto ésta entró a su habitación y luego luego se le quiso ir encima a besos.

¿Pero qué coño te traes Sari?; ¡No me hables así!;

¡Pues no me molestes!; ¡LARGO DE MI HABITACIÓN!— le gritó enérgicamente Sarahi señalándole la puerta.

¡A ver a ver Sari!; ¿sí?, mas despacio y piensa bien cómo me estás hablando.

Sarahi la miró fijamente y enseguida le contestó— no tengo que pensar nada, no estoy de humor para estar contigo, ¡quiero estar sola!, es todo.

¿Pero amor?; ¡Yo quiero estar a tu lado!;

¡COÑO QUE TE VAYAS!— empujó Sarahi a Rebeca en cuanto ésta pretendió abrazarla.

¡SARI!— exclamó extrañada la huerita Padilla— ¡tranquila Sari amor, tranquila!, ¿qué te pasa, yo qué te he hecho?;

¡NADA!; solo es lo que te digo, no me apetece estar contigo, no en este momento, ¡me siento miserable!, tal y como me gritó mi propia madre.

Rebeca respiró profundamente e intentó consolar a Sarahi.

¡Mira amor, no me lo tomes a mal, pero si tu madre prácticamente está encerrada es por que tú así lo quieres!;

¡No hablo de eso Padilla!; lo de mi madre no es lo que me preocupa, me preocupa mi situación personal, justo lo que me jode es pensar qué es cierto, ¡Soy una miserable!, no tengo poder, no tengo un patrimonio, tan solo sigo siendo una pobretona que recibe las migajas de ustedes.

¡Eso no es cierto Sari!— le dijo Rebeca conmovida— bien sabes que Rubí te estima y que yo te amo, ¡Vamos Sari!, ¿Qué me has pedido que yo te niegue?, ¡Vamos, pídeme lo que quieras y te complaceré hasta hacerte sentir dichosa!;

¿Segura?— preguntó Sarahi.

¡Sí amor, lo que quieras!;

¡Pueeeeeeessssss!— murmuró Sarahi mostrando una leve sonrisa— pues justo lo que quiero es sencillo y a la vez complicado— hizo una ligera pausa y enseguida se expresó emocionada— ¡QUIERO SENTIRME ADORADA!, ¡Eso quiero estúpida Padilla!;

¡Ay mi amor pero si yo te adoro condenada, ahora mismo te devoro a besos!;

¡NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!— gritó Sarahi volviendo a empujar a Rebeca— es que no entiendes coño, hablo en serio, piénsale tantito, ustedes todo el tiempo se la pasan llamándome Sirvientita y siempre tienen que hacer un comentario burlesco hacia mí, aparte que hasta para un chicle tengo que hacerles una payasada para que me obsequien una moneda y si tú me consientes es por que me amas con locura y no por que me estimes.

¿Y acaso no es suficiente ese loco amor?— preguntó coqueta la huerita Padilla.

¡NO, NO LO ES!— contestó Sarahi molesta y cruzada de brazos— ¡No es suficiente Rebeca!, no veo mucha diferencia a cómo era y a cómo soy; ¡Quiero por una vez sentirme adorada, servida y respetada por alguien de clase y no por alguien aún mas miserable que yo!;

¡No pues no entiendo!— se expresó Rebeca en verdad confundida.

¡Quiero que tú me adores!— le habló Sarahi sin rodeos— quiero que me demuestres que en verdad me amas con locura, hasta el grado de someterte a mis caprichos, hasta el grado de estar dispuesta a postrarte a mis pies, de rendirte ante mi belleza.

¡Jajajajaja!— se rió nerviosamente Rebeca— ¡Ay Sari que cosas dices!, pues para eso ya tienes a Norma quien vive a tus pies todo el tiempo.

¡NO!— dijo Sari en voz alta— ¡NORMA ES BASURA! Y Camelia y los demás sirvientes lo son aún mas; ¡Yo quiero ser venerada por alguien de mejor postura!; ¡Rebeca!— le habló Sari mirándola con una expresión felina, sin rodeos— ¡Hoy te toca ganarte mis besos, mis caricias; hoy te toca suplicar por mi amor!; ¿Estás dispuesta? O debo pensar que no me amas lo suficiente como para entregarte a tal altura.

¡Jajaja, vamos Sari, bájale!— comentó Rebeca a quien se le veía cada vez mas nerviosa.

¡Lárgate!;

¡Pero Sari, yo, vamos, ya………!

¡LÁRGATE!;

¡No Sari no quiero, yo quiero estar a tu lado!— comentó ésta vez algo llorosa Rebeca quien se abalanzó hacia Sarahi para aferrarse a abrazarla pero de nueva cuenta lo que se llevó fue un empujón, ésta vez mas violento que los anteriores que la hizo quedar tirada en el piso.

Rebeca se levantó indignadísima tan rápido como pudo y se le fue encima a Sarahi, pero fue interceptada por ésta quien la sujetó de los brazos, forcejearon, pero nada; Sarahi controló muy bien a Rebeca y volvió a empujarla, seguido volvió a sujetarle un brazo y se lo dobló por detrás y pretendía sacarla de su cuarto.

Rebeca perdió el control de sus actos y en su desesperación al verse rechazada por Sarahi, exclamó— ¡Detente Sari, espera espera por favor, te lo suplico!;

Sarahi se detuvo, la soltó y la quedó mirando. Rebeca le habló sin rodeos.

¡Te amo Sarahi te amo con locura y lo que menos quiero es tener problemas contigo!; ¿Qué quieres que haga exactamente?;

Sarahi sonrió de pronto un tanto alegre y orgullosa le dijo mas a modo de exigencia que de petición— ¡Quiero que te arrodilles y me beses los pies!;

¡QUEEEEEEEEEEEEEEÉ!; ¡NO SARI!; ¿POR QUÉ?;

¿Lo haces o no?;

¡Saaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaari!;

Sarahi no le quitó la mirada de encima a Rebeca y ésta poco a poco fue cediendo en voluntad, justo cuando Sari la animó— ¡Venga y después haremos el amor como nunca lo hemos hecho!;

¡Fue suficiente!; poco a poco, Rebeca Padilla cedió hasta quedar de rodillas ante la hermosa Sarahi que sonrió dichosa al contemplar a la orgullosa y altiva Rebeca Padilla postrada ridículamente en el piso, besándole los pies.

¡Jijijijijiji!— se sonrió maliciosamente Sarahi, levantando ligeramente un pie, apoyándolo con el talón en el piso— ¡Lámeme la planta de mi pie Padilla, jajajajajajajaja, la orgullosa y berrinchuda huerita Padilla le lame la planta del pie a la miserable Sarahi jajajajajajajajaja!— comentó Sarahi bromista y carcajeándose a placer.

¡BASTA SARI POR FAVOR!— exclamó llorando Rebeca, pero ante la insistencia de Sarahi, se humilló ante su amor y quedó con la cara roja, encendida de vergüenza al sentirse acariciada, abrazada por la humillación, pues Sari, después de darse por satisfecha teniendo a Rebeca lamiéndole el pie, le introdujo los dedos de su pie dentro de su boca y le ordenó chupárselos.

Rebeca no resistió, rompió a llorar con mayor intensidad, era demasiado para ella y sí cedía era por que en verdad estaba perdidamente enamorada de la joven Sarahi que tan solo estaba probándola justo para asestarle otro golpe perfectamente estudiado.

Enseguida Sarahi permitió a Rebeca levantarse al ver cumplido su primer objetivo; había humillado a Rebeca quien no era cualquier miserable sino alguien de la clase estirada como solía llamarle Sarahi a los ricos y poderosos.

Sarahi se sentía dichosa al ver a Rebeca derrumbarse moralmente ante ella y refugiarse a llorar en sus brazos. Sarahi la abrazó igual y le acarició el cabello susurrándole— ¡Bien Padilla bien, ya veo que tu amor es sincero!;

¡Lo es amor mío, te juro que lo es!— respondió entre llantos sinceramente la huerita Padilla para enseguida intentar besarla en los labios pero Sarahi estaba tan segura de sí misma, se sentía y era la dueña de la situación a lo que burlonamente se lo impidió diciéndole— ¡Eyyyyyyyyyyyyy a ti no te gustaría que te besara en la boca si acabara de babearte los pies!, ¿Verdad?, ¡No, a nadie le gusta, así que llégale, ve a lavar tu huero y fino hocico!;

Rebeca volvió a enrojecer y contestó riendo nerviosamente— ¡Bieeeeeen Sirvientita, tan solo quiero perderme contigo haciendo el amor!;

¡Ya no me apetece!— le dijo Sarahi aparentando seriedad pero ante la cara de desilusión y tristeza de Rebeca, Sarahi rompió a reírse.

La huerita volvió en un parpadeo y en segundos se encontraba complaciendo a su amada, la hizo llegar a un poderoso orgasmo, le proporcionó un verdadero y desenfrenado placer con la lengua, ambas se acariciaron, se besaron, se masturbaron, se devoraron dando rienda suelta a sus placeres y perversiones para al final quedar sobre la cama abrazadas completamente desnudas.

Rebeca irradiaba felicidad; Sarahi aprovechó el momento para preguntarle coquetona— ¿A que valió la pena complacerme?;

¡Sí mi amor!, aunque admito que es muy denigrante besarle los pies a alguien.

¿Aunque sea yo?;

¡Siiiiiiiiiiiiiiiiii!— se quejó graciosamente Rebeca.

¡Uy pues yo lo hice muchas veces con Norma y hasta con Rubí!;

¡Pero ya pasó amor, ahora te mereces lo mejor y yo te lo daré Sari, te he demostrado con tal acto de sumisión que no tengo límites a la hora de amarte pues ya ves que he pasado por encima de mi orgullo con tal de verte feliz!;

Sarahi oyó y miró atentamente a Rebeca mientras ésta hablaba y en cuanto terminó de hacerlo, entonces fue el turno de Sarahi que estaba más que lista para dar el siguiente paso en sus planes.

¡Sí, Rebe, que bueno que haces mención a todo esto por que precisamente de eso quería hablarte!— hizo una pausa y enseguida añadió— ¡De mi situación frente a ti, frente a Rubí!;

¡Habla, soy todo oídos!— le dijo Rebeca risueña, apoyada sobre el hombro de Sarahi; ésta estiró la mano para alcanzar su cajetilla que se encontraba en la mesita a lado de la cama, se encendió un cigarrillo y sin mas se aplicó a lo suyo.

¡Quiero tener mi propio patrimonio aunque pequeño pero propio, que sea mío, quiero tener independencia económica!;

Rebeca la miró intrigada y con su mirada le preguntó cómo pretendía alcanzar u obtener dicha independencia económica. Sarahi le leyó el pensamiento y continuó aclarándole su plan, su decisión.

¡Fácil, quiero una parte de tu fortuna!; no negarás que eres asquerosamente rica y no te pido todo pero tampoco una miseria, lo justo para que yo pueda valerme sola económicamente hablando.

¡Vamos Padilla!, quizás suene duro pero ambas sabemos que no te quedarás en la calle por acceder a mi petición— Sarahi sonrió de la manera cómo solo ella sabía hacerlo y sabía que hechizaba a Rebeca y melosa añadió— ¡Va a ser cómo quitarle un pelo a un gato!;

¡Será cómo quitarle la cabeza a un gato conociéndote Sari!— comentó asombradísima Rebeca ante el descaro y la determinación de Sarahi.

¡Jijijijijiji!— se rió Sari guiñándole un ojo y plantándole un beso en la boca a Rebeca y aunque el beso llevaba magia, no fue suficiente para encantar a Rebeca quien tras pensar y meditar tantito en silencio habló dudosa, justificándose— ¡Vamos Sari no es tan fácil!;

¿Me amas?— jugó con ella Sari.

¡Claro que te amo, te lo he demostrado rebajándome ante ti pero esto es otra cosa! Y dejemos a un lado el concepto económico por que no le temo; ¡Te juro que no me importaría perderlo todo a cambio de seguir a tu lado!;

¿Entonces?— preguntó entusiasmada y orgullosa de sí misma Sarahi.

¡Temo perderte Sarahi!; Si yo te heredo parte de mi fortuna, la cual me pertenece pues mi madre no intervendría, prácticamente te estaría otorgando libertad financiera; ¿Cómo asegurarme que no te irías de mi lado al ya no depender económicamente de mí?;

¡Tendrás que confiar en mí!— le dijo Sarahi fríamente— ¡Pero tranquila!, mira que he demostrado que se ser agradecida, pregúntale a Rubí.

¡Es muy arriesgado Sari, muy arriesgado!— opinó Rebeca saliéndose de la cama para vestirse, entendiendo que la velada había terminado y prefería volver a su casa para evadir el tema con Sarahi.

¿Me dejas amor mío?— le comentó Sarahi a Rebeca con sarcasmo— Tal parece que solo me tomaste, te diste por bien servida y ahora me abandonas; ¿Ves por qué soy precavida?;

¡No es así Sari!— exclamó de nueva cuenta llorosa Rebeca— ¡Bien sabes que no es así!, pero lo que me pides no es poco; ¿Por qué ese afán Sari, por qué?;

¡Por que quiero sentirme segura, tú dices que cómo te aseguras de que yo no te abandone!, bien; ¡A mí quien diablos me asegura que no te hartarás de mí, que no buscarás a otra y te gustará mas que yo y entonces me abandonarás a mi suerte, quien me dice que Rubí no haga otros planes y me corra de su casa, NO QUIERO REGRESAR A LA MISERIA, eso es todo Rebeca, por ello me aferro a mis planes!;

¡Tendré que pensarlo!— comentó finalmente Rebeca a punto de marcharse— Y mientras lo pienso, te conviene consentirme— concluyó risueña.

Sarahi también le habló claro— ¡No te garantizo nada!, esto me tiene en verdad obsesionada, así que no lo pienses mucho y no estoy obligada a adularte para que accedas, simplemente te entenderé sí no lo haces, pero entonces olvídate de mí pues como te dije, no quiero regresar a la miseria y tampoco me veo todo lo que me queda de vida viviendo en la espera de lo que tú y Rubí me arrojen al piso; ¡NO NACÍ PARA ELLO!, soy joven y bella, puedo ingeniármelas yo sola hasta lograr tener al mundo a mis pies.

¿Es una amenaza Sari?;

¡Son mis planes Rebeca y tú decides si sigues en ellos y en mi vida por que te he correspondido, te he jugado limpio, pero me puedo cansar!— le advirtió Sarahi sin temor alguno.

Rebeca se acercó a Sarahi y quiso intimidarla— ¡Es peligroso jugar conmigo Sarahi, mírate en el espejo de Isabel!;

¿Es una amenaza?— preguntó ahora Sarahi.

¡Son mis planes! Y cómo bien dices; ¡Yo soy el poder junto con Rubí y tú sigues siendo según tu punto de vista, una miserable, te amo demasiado pero ándate con cuidado, hoy te he demostrado humillándome ante ti cuanto te amo pero tampoco quieras jugar con fuego por que seguro y te quemarás, no quieras verme la cara por que como te digo, Yo soy el poder, chao preciosa!— concluyó besándola en la boca, despidiéndose y añadiendo antes de irse— pero contra todo pronóstico, no estoy dispuesta a perderte amorcito; ¡Te retendré Sari, a las buenas o a las malas así que cuidado con tus actos!;

Rebeca se marchó y Sari se quedó pensativa y sin conciliar el sueño por el resto de la noche, pensando en las palabras de Rebeca y en que efectivamente ella era el poder y sí de jugar sucio se trataba, ella podía perder fácilmente ante Rebeca aunque Sari cada vez era mas astuta pero aún así sintió temor ante el verse doblegada por Rebeca y Rubí, pues en ese momento cayó en cuenta en que Rubí era una pieza fundamental de apoyo.

Pues en dado caso de una ruptura entre su relación con Rebeca, contaría siendo definitivo el apoyo de Rubí que aunque a primera vista se podría deducir que ésta apoyaría a Rebeca por sus años de amistad, en realidad no se podía asegurar. Sarahi presentía en su interior que ella le caía muy bien a Rubí, sentía el sincero aprecio de parte de ésta hacia ella, pero era eso, tan solo un presentimiento, por sobre todas las cosas Sarahi dedujo que debía irse con mucho cuidado poniendo toda su astucia hasta en el mínimo movimiento a ejecutar por su parte en los planes de su vida.

SALVANDO A MANTEGROSO.

La relación entre Sari y Rebeca se había puesto más que tensa desde su última charla; Sarahi se portaba indiferente y fría con Rebeca y eso a la huerita Padilla le dolía en el alma. Sarahi le estaba dando justo en donde mas daño le podía hacer pero aún así Rebeca no estaba dispuesta a volver a rebajarse ante su amor por lo que luchaba con todas sus fuerzas por aparentar ocultar su desesperación ante los rechazos de Sarahi.

Pero la situación entre éstas estaba por empeorar aún mas a raíz de que en una tarde en la cual Sarahi y Rubí salieron de compras se fueron encontrando en el estacionamiento nada más y nada menos que con el mismísimo Mantegroso.

Apenas llegaban al centro comercial, Rubí estacionaba el auto y a punto de bajar se encontraban en cuanto un joven más o menos de su edad, con aspecto lamentable, se acercaba presuroso con su franela y unos cubos.

¡Diablos, mira nada mas a ese pordiosero, mándalo al demonio Sari!— comentó con desprecio Rubí bajando del auto.

Sarahi ignoró las palabras de Rubí quedándose unos segundos en el auto, mirando muy interesada al joven.

¿Me permite la señorita lavar su auto?— propuso, mas bien suplicó el joven.

¡NO, JODIDO PORDIOSERO!— fueron las amables palabras que Rubí le respondió.

¿Nemesio?— habló de repente Sarahi a espaldas del joven una vez que se bajó del auto.

El joven se dio la vuelta lentamente para poder encarar a la persona que le había hablado, al instante el joven sintió cómo si le hubieran arrojado un balde de agua fría. Hubiese preferido que la tierra lo tragara con tal de que Sarahi no lo viera en tal estado.

¡Sí!, era Nemesio quien de inmediato humilló la mirada muerto de vergüenza; estaba vestido con unos harapos, tenía incluso la cara y las manos algo sucias de polvo, el muchacho en verdad daba pena y el pobre estaba a punto de llorar al verse ante el amor de su vida, ante Sarahi que lucía mas que impecable con unas elegantes sandalias plateadas de finos tacones, una falda negra y blusa blanca, las uñas de pies y manos perfectamente arregladas luciendo un tono rosa.

Sarahi se le acercó y le hizo alzar el rostro sujetándole la barbilla con su delicada mano— ¡Dios!— exclamó la chica algo apenada— ¿Pero que mierda te pasó?; entonces, es cierto, Nemesio, esto eres ahora; ¡UN POBRE MISERABLE!, ¡QUÉ PENA!;

¡Sari!; ¿Conoces al pordiosero? O sea; ¿A cuantos Nemesios conoces?, pues siempre me has platicado de un Nemesio un tanto mmm, con mejor posición.

¡Es él!— respondió Sarahi en voz baja.

¡Ahhhhh!— exclamó Rubí— ¡Bueno, andando!— propuso Rubí avanzando hacia el lugar aunque leyendo el pensamiento de Sarahi arrojó las llaves al piso.

Sarahi le habló a Nemesio con un tono un tanto extraño, mezcla de pena pero a la vez con desprecio— ¡Lava bien el auto pero sobretodo lávate la cara que das asco, ya hablaremos en cuanto terminemos de comprar!— Sarahi se dio la vuelta un tanto confundida; mientras se encaminaba al lugar, no pudo evitar ver que Nemesio lloraba como un niño mientras se agachaba a tomar las llaves.

Mientras las chicas compraban y luego se tomaban un café; Sarahi platicó a Rubí parte de lo que sabía de la nueva vida de Nemesio y con la mirada le pidió su apoyo.

¡Está mono, es una lástima que ahora sea un pobre diablo!— fue lo único que comentó Rubí entre risas ante Sarahi.

Enseguida se encaminaron de nueva cuenta hacia el estacionamiento. Nemesio repasaba una y otra vez todo el auto dejándolo en verdad rechinando de limpio; el joven estuvo a punto de marcharse con tal de no volver a encarar a Sarahi, era demasiada la vergüenza que sentía al verse en tal estado ante su amada, pero al final el amor lo convenció a quedarse y soportar, sí ese fuera el caso, una humillación y burla por parte de Sarahi quien sin rodeos pidió a Rubí un momento a solas con el chico y enseguida éste le contó llorando a Sarahi su desgracia.

Desgracia que en resumen era que sus padres habían sufrido un lamentable accidente; el señor murió, la señora quedó paralítica, el no pudo lidiar con tantos problemas y deudas y al final, lo perdió todo. Vivía en una mas que modesta vivienda con su madre enferma y el ya no podía ni mantenerle las medicinas a pesar de tocar y tocar puertas, no daba una y al final había terminado de lavaautos.

¡Qué pena!— comentó Sarahi dándole una calada a su cigarrillo mientras veía llorar a Nemesio después de contarle su desgraciada historia.

¡En cambio a mí me va muy bien!— exclamó Sarahi risueña con tal de darle otro giro a la conversación al sentirse incómoda por el joven que en segundos ante la sorpresa de Sarahi, éste se arrojó a sus pies y cubriéndoselos de besos y lágrimas le suplicó— ¡Ayúdame Sarahi, te lo imploro, te lo imploro, por piedad ayúdame!;

El chico no paraba de llorar ni de cubrir de besos los pies de Sarahi y la verdad fue que la muchacha se conmovió.

¿Por qué no me habías buscado eh Nemesio?; Sí tú mismo le dijiste a mi madre en donde me podía encontrar; ¿Por qué no habías corrido a mi auxilio?; ¿Qué tanto le dijiste a mi madre, qué tanto sabes de mí?;

¡TODO SARAHI!— le respondió Nemesio mirándola con los ojos cubiertos de lágrimas— Los cuentos vienen y van y me enteré de todo por unos sirvientes; de la muerte de doña Rosa y Dolores, de las atrocidades y lo peligrosas que son las personas con quienes andas, pero a todo esto, no recurrí a ti por miedo, por temor a que me rechaces como si fuera un pobre perro.

¡Pueeeeessssss eso eres jejejeje!— se burló Sarahi aunque a modo de broma.

¡Ayúdame, te lo ruego con el corazón!— le imploró Nemesio lloroso, tomándole una mano.

¿Qué piensas de todo lo que te han dicho de mí?; ¡Dime la verdad!— le exigió Sarahi.

Nemesio respiró profundo y contestó— ¡Te suplico que mejor no toquemos ese tema, TE AMO SARAHI, esa no es ninguna sorpresa, te amo y te amaré siempre y ese amor no me permite juzgarte!; La vida da vueltas y solo se que en tus manos está ayudarme, pero también se que tú no me amas como yo a ti, por ello me pongo a tus pies y te suplico tu ayuda— dicho esto, el joven volvió a postrarse en el piso manteniendo la cara pegada sobre los pies de Sarahi.

La chica no se lo pensó mucho; le gustó la actitud respetuosa y sumisa adoptada por el joven a lo que levantándole el rostro por la barbilla con el pie, le dijo— ¡Bien, te ayudaré pero no será tan fácil, tendrás que acatar todo lo que te indique y cuando digo todo, me refiero a todo!;

¡Trabajarás para mí!, bueno, mas bien para mi amiga, el caso es que solo te pido que te andes con cuidado, por qué a la primera que la cagues, te reboto a la calle, mmmmm— Sarahi permaneció en silencio por unos segundos mientras asimilaba mejor la situación para luego continuar— ¡En serio Mantegroso, piénsatelo bien!; Yo estoy dispuesta a cubrir todos los gastos que genere la enfermedad de tu madre a quien te permitiré ver de vez en cuando; dile que trabajarás fuera.

Yo pondré a una persona capacitada para cuidarla— le explicaba Sarahi al chico con tal de dejarle las cosas bien claras— ¡En fin!, ella estará bien, pero a cambio exijo de ti, sumisión y obediencia absoluta hacia mí y también para mis amigas pero en especial hacia mí y te digo esto, por qué piensa que te encontrarás con Norma y no acepto ni toleraré un solo reproche en la relación que llevo con ella.

¡Hazte a la idea de que Norma no existe!, pues al igual que ella, tú también serás mi sirviente de tiempo completo, mas que eso; ¡Considérate mi esclavito jijijiji! Y te lo aseguro, si me haces enojar, la vas a pasar muy mal, he cambiado mucho Nemesio pero también se ser agradecida y no puedo negar que siempre te portaste genial conmigo, eres bueno y sensible Mantegroso y me recuerdas viejos tiempos, por ello te ayudaré pero esa ayuda lleva un precio y ese precio es tu libertad y con ella tu dignidad, orgullo y voluntad; por qué vamos, parezco un ángel pero no lo soy y menos Rubí; ¿Qué dices?;

¡ACEPTO!— contestó Nemesio sin pensarlo; ¿Qué mas le quedaba sino aferrarse a la suerte que decidiera darle su amada?;

¡Entonces besa mis pies!; Ya más o menos tienes idea de que va esto pues siempre te he tratado como se me da la gana y por lo demás no te preocupes, ya me encargaré de enseñártelo.

El chico obedeció y siguió a Sarahi hacia el auto. Rubí ya la esperaba impaciente y con una sonrisa asintió haciéndole ver a Sarahi que la apoyaría.

Abordaron el auto pero al querer subir Nemesio a la parte trasera, Rubí se lo impidió al decirle entre risas, dedicándole la primera de muchas de sus exclusivas sonrisas hermosas pero a la vez cargadas de burla y desprecio— ¡Eh, chico, tú en la cajuela!;

Nemesio quedó rojo de pena pero ante las risitas de Sarahi y Rubí, optó por esconderse en la cajuela. Y así dio inicio una etapa más, inimaginable para Nemesio al servicio de Sarahi y compañía, como uno más de sus sirvientes y esclavos.


Continuará…………………………………………….

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