martes, 1 de febrero de 2011

CAMBIANDO EL DESTINO 19

DEFINIENDO SU RELACIÓN, REBECA Y SARAHI.

Nada mas llegar a la propiedad de Rubí, luego luego mandaron a Nemesio a asearse proporcionándole una muda de ropa que Sari le compró en la plaza, sabiendo de antemano que lo ayudaría y que él aceptaría sus condiciones. Nemesio se lavaba a fondo en cuanto pegó un brinco al oír y ver abrirse la puerta; Rubí entró sin previo aviso y descaradamente lo inspeccionaba de pies a cabeza.

¡Órale pero que guapo, pero si feo no eres jajaja, lo que pasa es que estabas sucio, mmmm, Mantegroso!— se quedó meditando Rubí, permaneciendo en silencio por unos instantes mientras no dejaba de mirar morbosamente al joven— ¡Maldita Sarahi, vamos nene no te apenes!— le dijo finalmente Rubí riendo al ver que el chico se cubría su enorme miembro.

Sarahi ya te aclaró cómo es esto, ¿no?; Nemesio asintió con la cabeza.

Entonces sabrás que cuando se nos da la gana que suele ser casi siempre, todos nuestros sirvientes van desnuditos; ¡Así que sin penas y arrodíllate cuando estés frente a mí!;

Nemesio se arrodilló, estaba muy nervioso ante la imponente presencia de Rubí y su polla no tardó en responderle. Rubí se sonrió altiva y acercándose le acomodó un collar al cuello. Nemesio en un principio se resistió preguntando de qué se trataba al ver que no era un collar común, pero al hablar se llevó una bofetada.

Rubí le habló calmadamente a pesar del bofetón que le había propinado.

¡Sin preguntas Mantegroso, mmmmm, veo que sí habrá que educarte!; ¡No hables si no te lo autorizo pero por ser tu primera vez te lo diré, mas bien te aconsejo que tengas cuidado por que yo no perdono una sola falla!, aunque aquí entre nos— le habló sonriente, acercándose y susurrándole al oído— ¡Me caíste bien maldito, si me obedeces sin rechistar nos llevaremos bien, ya verás!— hizo una ligera pausa mientras lo contemplaba a placer para al final comentar burlona, con toda la intención de divertirse a causa del sufrimiento de aquél joven— ¡Oh y ese collar produce descargas, te muestro!— concluyó hablándole en un tono que simulaba lástima cuando en realidad la señorita Panty se estaba divirtiendo de lo lindo y el dolor que provocaba al joven no le producía otra cosa que placer y risa.

¡Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh!;

Mantegroso quedó en el piso retorciéndose de dolor; la malvada Rubí le obsequió una terrible descarga y se reía descaradamente contemplándolo a sus pies.

¡Eso por no educar a tu polla, te advertí que no perdono fallas, pero ánimo coño, me caes bien y mira que es extraño por que no dejas de ser un pobre diablo, bien, oh no trates de quitártelo por que se activa su seguro o sea, te estrangularás, ah y éste imbécil es Julio!— comentó finalmente señalando al joven que se encontraba justo detrás de ella y que entre sus dientes le sostenía sus sandalias.

¡Bueno, mas les vale llevarse bien!; ¿Viste su polla Julio?; ¡Es el doble de grande que la tuya jajajajajajajajajajajaja, chúpasela a ver si te pasa un poco de su tamaño jajajajajajajajajaja!— humilló Rubí a Julio que se miró con Nemesio y ambos se saludaron con la mirada, admitiendo que tan solo eran instrumentos de diversión y placer para las señoritas.

En ellos no había ni tenían derecho de indignarse ni discutir; tan solo debían emplearse a fondo por servir a sus amas para llevar la vida en paz y aún así corrían el riesgo de ser objeto de las señoritas para descargar en ellos su estrés o malhumor y castigarlos y hacerlos sufrir sin motivo alguno.

Nemesio se dedicó en cuerpo y alma a servir a Sarahi y a acoplarse a su nuevo y complicado estilo de vida, implicando en ello complacer a Rubí que al parecer se había encaprichado con él, olvidándose de Julio y aunque Nemesio no pudo ni podría adaptarse al 100 %; en especial al presenciar lo aberrante e insultante que lucía Norma con un solo ojo, producto y reflejo de la crueldad de Sarahi; el chico casi vomita pero aún así, se hizo de tripas corazón y se armó en verdad con cuanto pudo para ignorarla.

Norma también lo comprendió; ahora ambos pertenecían a Sarahi aunque en distintas situaciones. Nemesio tomaba fuerzas y ánimo al ver que Sarahi se encargaba por medio de terceras personas del cuidado de su madre.

A pesar de todo, Nemesio pronto probó el látigo y los bofetones de Sarahi por meras tonterías, mas bien por capricho y malicia de Sarahi, mostrándole que aunque lo estimaba y por ello lo había ayudado, no dejaba de verlo y por lo mismo tratarlo como lo que era, su sirviente, su esclavo y Sarahi se lo recordaba a diario llevándolo por la cadena como su perro, ordenándole permanecer ante su presencia siempre de rodillas, mirada al piso, besarle los pies al presentarse y despedirse de ella; en fin. Aunque el joven no podía negar que Sarahi seguía mostrándole de vez en cuando su lado tierno y gracioso.

Con Rubí también Nemesio no podía quejarse; la arrogante Rubí parecía otra al menos de momento, se volvía pura sonrisa con el chico. El problema para Nemesio y para Sarahi lo representó Rebeca al enterarse de todo lo acontecido, la chica llegó echa una auténtica furia y si no se le fue encima a Sarahi fue por que ésta de nueva cuenta supo retenerla.

¡No lo quiero junto a ti Sarahi, te exijo una explicación!; ¿Qué eres, derechos humanos o que demonios?;

¡No tengo que explicarte nada!— contestó con seguridad Sarahi— Bien sabes mi relación con Nemesio; ¡No lo amo y si así fuera, qué!;

¡Vaya!— exclamó Rebeca— ¿Se te olvida que días antes suplicabas por mi ayuda, por tu independencia económica?; ¡Pues adelante Sari, síguele que vas muy bien!;

¡Vete al diablo Padilla, no me intimidas y cree y piensa lo que quieras pero Nemesio se queda conmigo y punto!;

Sarahi se marchaba a su cuarto. Rebeca la jaló por su cabello y le soltó una bofetada con todas sus fuerzas. Sarahi se safó como pudo, toleró el impacto del golpe y sin pensarlo le propinó un puñetazo en el estómago a la Padilla que la hizo aullar de dolor y luego le soltó no una, dos humillantes bofetadas aclarándole de una vez por todas la complicada relación que se había generado entre ellas.

¡LO NUESTRO SE ACABÓ REBECA!; es lógico que no me ayudarás y por última vez te aclaro que no estoy dispuesta a ceder en nada contigo, te estás encerrando tú sola, Nemesio no tiene que ver nada en esto pero a la vez lo estimo, solo que tú y tus estúpidos celos no lo quieren entender; ¡Te quiero a ti!, pero ya te he dicho mis condiciones y como veo el plan en el que estás pues no hay mas; ¡LO NUESTRO SE ACABÓ!;

¡NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!— clamó Rebeca— ¡TE AMO SARAHI TE AMO!;

¡Entonces cede!— le dijo fríamente Sarahi pero Rebeca se levantó tallándose aún sus mejillas y se tomó su tiempo para gritarle furiosa su respuesta a Sarahi.

¡NO MI AMOR!; ¡Cederás tú, ya lo verás, te vas a arrepentir y con tu actitud te garantizo que lo que has logrado es que le haga daño a ese desgraciado y con ello sufrirás tú!;

¡Te lo aseguro Sarahi, serás tú y solo tú quien vendrá arrastrándose ante mis pies a suplicar mi perdón y te perdonaré por que te amo pero te daré una valiosa lección!— la hermosa huerita hizo una pausa y mirando fijamente a Sarahi, continuó hablándole con resentimiento— ¡Voy a acabar con tus aires de princesa y te mantendré a mi lado cómo mi pareja pero a la vez sometida ante mí, serás mi eterno amor al igual que serás mi eterna esclava y te aseguro que habrá momentos felices pero por imbécil volverás a experimentar amargos sufrimientos, haré que de nuevo te sientas miserable y no te quedará de otra que humillarte ante mis pies hasta lograr causarme lástima, quizás entonces me conmuevas y me compadezca de ti!— dicho esto, Rebeca se marchó justo cómo había llegado, echa una auténtica furia.

Sarahi sintió temor ante la amenaza y se sentó en el mueble muy nerviosa; Nemesio se echó a sus pies y descalzándola comenzó a besarle y a lamerle las plantas de los pies.

Sarahi se soltó a llorar. Recordó gran parte de su corta vida; su miseria, su infierno en casa de Norma, cómo gozó vengándose de ella y de su madre, el tiempo de ensueño que había vivido en casa de Rubí y con Rebeca. Su mente era un caos, se encerró en sus pensamientos y no concluyó en otra cosa más que en el miedo de verse sometida ante Rebeca sin poder hacer nada y recordó a Isabel y su negro destino.

Sarahi se levantó, miró a Nemesio y le preguntó con determinación— ¿Conmigo hasta la muerte?;

El chico le respondió con un profundo beso en sus pies.

¡Bien!— pensó Sarahi en silencio— ¡Primero muerta que verme de nuevo prisionera de alguien, no me importa comenzar de cero pero libre y con gente que me adore de verdad cómo éste pobre imbécil!;

¡Espérame en mi habitación!— le ordenó Sarahi a Nemesio; éste se marchó enseguida.

Sarahi respiró profundo y se encaminó a buscar a la única persona que podía apoyarla o podía terminarla de hundir, se encaminó y en segundos tocaba a la puerta de la habitación de Rubí.

LA DECISIÓN DE RUBÍ.

¡LO SE TODO SIRVIENTITA!; ¡Con esos gritos coño quien no se va a enterar!— le habló burlonamente Rubí a Sarahi apenas entró a su cuarto y le comunicó angustiada su preocupación.

¡LARGO PERRO, YA NO ME SIRVES NI PARA BESARME LOS PIES Y ÉSTA NOCHE TE QUEDAS SIN CENAR!— gritó Rubí dándole una patada en plena cara al pobre Julio que no hacía otra cosa que esmerarse en besar y lamer los pies de su ama, pero Rubí desde que conoció a Mantegroso se había vuelto muy despiadada, mas de lo normal con Julio quien estaba pagando los platos rotos.

El joven se talló la cara y murmuró— ¡Perdóname ama!;

¡QUÉ TE LARGUES HE DICHO! Y entérate, también te haré azotar. Julio se marchó a gatas, presuroso con tal de no desencadenar aún más la ira de su ama sobre él.

¡Rebeca se ha vuelto loca!; Se está ahogando en un vaso de agua y mientras me está jodiendo a mí.

¡Es el amor Sirvientita, es el amor jajajajajajajajajaja!— comentó bromista Rubí; solo que Sari no estaba para bromas.

¡Coño no me llames Sirvientita! Y dime; ¿Me ayudarás?;

¿Cómo?— preguntó risueña Rubí.

¡Tú misma la oíste, piensa retenerme a la fuerza y hacerle daño a Nemesio!— le recordó Sarahi.

¡Está en su derecho!— contestó seria Rubí.

Sarahi intuyó que no podía confiar del todo en Rubí, pues dedujo que contaba y mucho los años de amistad que ésta tenía con Rebeca a lo que no se anduvo con rodeos.

¡Bien Rubí, me queda claro de lado de quien estás, pues a la mierda, yo me largo de aquí!;

¿A dónde?, ¿A tu gallinero?; Sería el primer lugar a revisar— se burló Rubí.

¡Carajo Rubí ayúdame, habla con Rebeca, hazla entrar en razón!— le pidió desesperadamente Sarahi.

¡NO!— fue la seca respuesta de Rubí— ¡Arréglense entre ustedes, no es mi problema aunque no veo de donde puedas evitar que Rebeca se salga con la suya, sin mi ayuda estás jodida Sirvientita!— insistió Rubí en burlarse de ella.

Sarahi la miró molesta y a la vez nerviosa y finalmente le habló con determinación— ¡Entonces no hay mas que hablar; iré por mi madre, Nemesio y nos largamos de acá!; a Norma te la regalo, ya no me sirve, tan solo me estorbaría.

¡A Norma la mataré tan pronto te largues!— contestó Rubí— Pero a todo ello— se expresó al ver avanzar a Sari hacia la puerta— Técnicamente debería detenerte, de echo, Rebeca me pidió que te vigilara y que por nada del mundo te permitiera marcharte.

¡INTÉNTALO SOLO INTÉNTALO!— gritó Sarahi retadora a Rubí y al ver que ésta no se movía de su mueble, se giró orgullosa dispuesta a marcharse y comenzar de cero, pero tan solo había dado dos pasos en cuanto le pareció oír un sonido característico de cargar un arma para su uso.

¡Bueno lo intentaré!— se expresó burlona Rubí, con esa hermosa sonrisa exclusiva de ella— ¡Un paso mas y te dejo coja Sirvientita!;

Sarahi se fue dando la vuelta muy lentamente hasta quedar de frente a Rubí y mirar miedosa, con pánico; cómo ésta efectivamente la apuntaba con un revólver y por la expresión mostrada; Sarahi supo interpretar muy bien que Rubí no estaba bromeando.

¡NO NO NO RUBÍ POR FAVOR!— se expresó sollozando Sarahi.

¡PEEEEEEEEEEEEEQUEEEEE!— gritó Rubí. En instantes Peque empujó la puerta armada con unas esposas.

¡Arrodíllate Sari!— le ordenó clara y tranquilamente Rubí al momento que elegantemente cruzaba una pierna sobre la otra y se sonreía altanera.

Sarahi intentó hacerse la fuerte; ¡Pero no pudo!, no le quedaba ante tal escena; las lágrimas hicieron acto de presencia en su bello rostro.

¡Vamos Peque espósala!— ordenó Rubí a Peque— ¡Venga, adelante, Sari no va a hacerte un solo rasguño por que sí lo hace, lo dicho, la dejo coja!— concluyó Rubí totalmente dispuesta a cumplir sus palabras sí Sarahi intentaba siquiera el mínimo movimiento de escape.

¡Vamos Sari, de rodillas!— le susurró Peque expresándole cierta pena como muestra de apoyo pero nada mas; al no reaccionar fue Peque quien haciendo presión sobre los hombros de Sarahi, se encargó de hacerla arrodillarse.

¡Sí!, una vez más, Sarahi se encontraba humillada, de rodillas; en ésta ocasión ante la hermosa Rubí. Peque rápidamente le aprisionó las manos por detrás de la espalda con las esposas, dejándola a merced de Rubí que no dejaba de sonreírle cínicamente.

Sarahi mostraba un semblante perdido, lloroso; Sarahi sentía miedo y tenía todo el derecho de sentirlo.

¡Bravo Peque!— bromeó Rubí— Ya puedes retirarte, debo aclarar tantito la mente de Sari— comentó mirando con lástima a Sarahi.

Peque tan solo sonrió levemente a Rubí y se marchó enseguida. Rubí entonces le habló con toda tranquilidad a Sarahi.

¡Acércate Sirvientita, venga, ya sabes, camina sobre tus rodillas!; Sarahi comenzó a lloriquear.

¡ACÉRCATE DIJE CARAJO!— gritó Rubí golpeando el piso con la suela de su sandalia.

Sarahi actuando precavidamente accedió con mucha pena y coraje; avanzó hasta situarse cerquísima, frente a Rubí, la miró y lo hizo con rencor. Rubí se burló de ella.

¡Uy no sabes como me encanta esa expresión, me recuerda a Isabel, a Julio, incluso a Norma!; ¿Qué será que sucede con ellos que justo al paso de unos días se vuelven mas dóciles que los perros?, ¿Qué crees que les pase Sari?;

Ésta no contestó. Rubí se descalzó un pie y lo fue levantando pausadamente hasta dejarlo justo a centímetros de la cara de Sarahi, entonces intentó acariciarle la mejilla con los dedos de su pie; Sarahi inmediatamente apartó la cara totalmente ofendida.

¡Jajajajajajajajajajajajajajaja!— se carcajeó Rubí alegremente— ¡Vamos Sari, no te conviene actuar así y mucho menos conmigo, ya sabes que la paciencia no se lleva muy bien conmigo!— dicho esto, frunció la ceja y un tanto mas seria volvió a levantar el pie y le ordenó claramente, con una cínica sonrisa— ¡Bésamelo, bésame mi pie, los deditos!— le dijo moviendo graciosamente sus deditos con las uñas luciendo un tono rojo muy sensual. Sarahi rompió a llorar.

¡NOOOOOOOO RUBÍ NOOOOOOOOO POR FAVOR!— lloriqueó Sarahi.

Rubí sin esperar más, le ofreció el pie estirándolo un poquito mas, lo justo para que la pobre Sari comprendiendo que nada podía hacer, se humillara doblando el rostro y besando los deditos de Rubí.

¡Bien Sari bien!; ¿Ves qué fácil?; ¡Coño, apuesto que hasta lo extrañabas jajajajajajajajaja, ahora chúpalos, chúpame los dedos, ándale!;

De nuevo Sari rompió a llorar y Rubí no esperó mas, le introdujo los dedos de su pie en la boca a Sarahi, soltando a carcajearse como una loca y en un movimiento en verdad insultante, retiró el pie por un momento, solo para levantar enseguida ambos pies y metiéndole los dedos gordos de ambos pies, se dispuso a jugar aberrantemente haciendo muecas con la cara de Sari con la ayuda de sus dedos.

La pobre Sari era un mar de llantos y Rubí reía histéricamente sin parar, sin control. Hasta que quiso retiró sus pies de la boca de Sari, acomodó el revólver sobre la cama y se dedicó a observar risueña a Sarahi.

Ésta no se controló, se desmoronó por completo arrojándose a los pies de Rubí y quemó su última carta: ¡Tratar de ablandar el corazón de Rubí!, algo en verdad difícil.


Continuará…………………………………………..

No hay comentarios:

Publicar un comentario