miércoles, 21 de abril de 2010

DE PROFESOR A PERRO 3

Luis dejó a un lado sus recuerdos y pensamientos al sentir un golpe en la cabeza, Rubí estaba sentada en el comedor y se disponía a desayunar observando burlona al profesor que estaba distraído lo golpeó con la palma de su mano en la cabeza diciéndole: ¡reacciona idiota!, Rubí disfrutaba de su desayuno tostadas, fruta picada y jugo de naranja, mientras que Luis la contemplaba en silencio y babeaba por el olor de los alimentos al terminar de desayunar Rubí reunió en un solo plato todas las sobras incluyendo los restos del jugo de naranja y mirando con una cara coqueta al profesor le plantó en la cara un pie diciéndole: bésamelo, Luis no puso objeción y resignado a soportar lo que viniera acerco sus labios y le besó el pie, Rubí sonrió diciendo: ¡creo que serás un buen perro!;

Se levantó y jalándolo de la soga lo llevó hasta el rincón ahí para asombro de Luis habían dos tazones para perros y los dos tenían escritos: “El perro Luis”, evidentemente uno tenía agua y el otro estaba vacío, Luis imaginándose lo que se seguía miró desesperado a Rubí y suplicándole le dijo:

¡Por favor, no me hagas pasar por esto!, ¿Qué no te da con todo lo que me has hecho?; tu y tus amigas me han humillado cuanto han querido pero ¡por piedad!, me muero de hambre no me hagas comer esa asquerosidad que hay en el plato, no lo voy a hacer esto es demasiado ¡ten compasión de mi!—dijo Luis al borde del llanto y sin entenderse el mismo empezó a besarle los pies a Rubí intentando conmover a la joven, pero Rubí lejos de compadecerse miraba altiva y muy entretenida a su antiguo profesor y se divertía observándolo tirado ante sus pies besándoselos por obtener algo de compasión, pero lo dicho antes esto a ella solo le divertía, en verdad gozaba haciendo sufrir y humillando al profesor.

Rubí le había descubierto un punto débil al profesor, ahora sabia que de todas las burlas que le habían hecho sufrir las que más le dolían y le daban más repulsión eran precisamente cuando Mayra lo humilló pisoteando una galleta obligándolo a comérsela y peor aún cuando tocó el turno a Tania, pues esta primero masticó unas donas y escupiéndoselas en el suelo Luis también tuvo que comérselas.

Rubí apartó con su pie la cara de Luis y fue por el plato que tenía las sobras y mirando ella misma lo que el plato contenía puso una cara de asco y sonriente miró a Luis, este por un momento pensó que sus súplicas habían rendido fruto, pero Rubí con su bella sonrisa acercó el plato a su cara y escupió en el y no conforme acumulo saliva y soltó otro asqueroso escupitajo dentro del plato lo movió para mezclarlo y lo echo en el tazón del profesor, riendo como siempre le acarició la cabeza diciendo:

¡Disfruta tu desayuno!, ¡anda ya, comételo que quiero ese plato bien limpio!;

Luis permanecía inmóvil, Rubí se impaciento y molesta le dio una patada al plato tirando todo lo que contenía en el suelo y le gritó al profesor: ¿te das cuenta estupido perro?, ahora no solo te lo vas a comer sino que también vas a tener que lamer el suelo hasta que no quede una sola mancha de suciedad. Rubí observaba altanera a Luis con los brazos en su cintura mientras que Luis seguía quieto de rodillas observando las asquerosas sobras que habían quedado regadas por el suelo, Rubí mostraba una actitud molesta y desafiante y de nuevo preguntó a luis:

¿No te lo comes?—Luis no contestaba, pero con la mirada le hizo saber que esta vez no pensaba ceder, quiso de nuevo hablar con ella para tratar de ablandarla pero Rubí lo sorprendió dándole una fuerte patada en el estómago, Luis se doblo y quedo en el suelo retorciéndose de dolor, pero ella ¡no tuvo piedad! y le dio una nueva patada y sin darle tiempo siquiera a quejarse le dio otra más, le dio la vuelta y fuera de control se puso a patearlo en la espalda Luis apenas y podía gritar, pero Rubí no se detuvo y continuó dándole de patadas por todo el cuerpo a Luis que tan solo se movía a cada patada que Rubí le daba, de pronto esta paró el castigo y se quedo contemplando a Luis que con sus gestos de dolor lo decía todo;

¡No podía más!, pero a rubí no le importaba para eso lo quería, ¡para hacer con el lo que le diera la gana! Y sin sentir el más mínimo sentimiento de pena por el profesor le dio otra patada en plena cara, lo empujó con un pie y acomodó la suela de su sandalia en el cuello de Luis y haciendo presión sobre la soga que tenia amarrada al cuello comenzó a estrangularlo, sabia que si quería podía matarlo y nadie se lo reprocharía, pero esa no era su intención así que sólo se dedicó a hacerle daño pisándole el cuello y al ver que le provocaba mas dolor por la soga que tenía siguió pisándolo mas fuerte y con una mirada perversa dijo al profesor:

¡Me gusta que te rebeles!, es a donde quería llegar así voy a disfrutar mucho mas humillándote y comprobando hasta donde eres capaz de resistir y soltando una risa burlona sentenció al profesor diciendo:

¡Voy a destruirte por completo!, en ti no quedara lo mas mínimo de decencia y dignidad, ¡eres escoria!, pero yo haré que te sientas peor que eso y será mas lindo ver que tu mismo seas el que me implore llorando que te utilice para mi diversión, tanto que querrás morir por un solo día que pase y no me burle de ti.

Dejó de pisarlo y se dio la vuelta, no tardó y al regresar traía en sus manos un cinturón negro de piel con una hebilla gruesa y viendo como el profesor se retorcía todavía por el dolor de las patadas, le dijo:

¡Vas a aprender a respetarme maldito miserable!, cuando te ordeno que hagas algo es por que lo tienes que hacer y diciendo esto le dio un tremendo cintarazo en la espalda, Luis pegó un fuerte grito pero Rubí de nuevo descargó con furia un nuevo golpe con el cinturón en la espalda de Luis el cual retorciéndose de dolor tristemente le rogó: ¡ya por piedad!, ¡por piedad!, pero Rubí tranquilamente como si nada le hubiese hecho le dijo:

¡Tú tienes la solución!, tan pronto vea el piso limpio quedaré satisfecha y volvió a cintarearlo.

Luis sacó fuerzas de donde ya no podía y arrastrándose con un dolor insoportable comenzó a lamer del suelo todos los restos de comida que Rubí había tirado, pero esta no conforme siguió dándole de cintarazos por todo el cuerpo y ella misma pisoteó parte de las sobras que habían por el piso y se lo restregó con la suela de su sandalia en la cara a Luis, de nuevo volvió a pisar lo que quedaba y le ofreció a Luis la suela este no titubeó y sin mas paso la lengua por esa suela hasta dejarla limpia y hasta que Rubí dijo:

¡Suficiente estupido!, espero que no olvides esta valiosa lección y le dio en la espalda un último cintarazo, pero esta vez se lo dio con la hebilla dejando a Luis completamente molido en el piso.

Luis no supo más de ese día, los sirvientes se dedicaron a curarle las heridas sin hacer un solo comentario, pues ellos solo se limitaban a cumplir con su trabajo y todo lo que se les encomendaba por parte de Rubí y de su madre, para todo lo demás que pasara en esa casa ellos eran ciegos y sordos. Al otro día Luis fue llevado al comedor de nuevo y arrodillado a un lado de Rubí observaba en silencio como la joven y su madre disfrutaban de un suculento desayuno, al terminar Rubí de nuevo reunió en un plato todo lo que había sobrado pero esta vez ordeno a una sirvienta que las tirara a la basura, a su madre le sorprendió y preguntó:

¿No vas a darle de comer a ese imbecil?;

¡No!, el no come hasta que yo así lo decida—dijo Rubí secamente y vigílalo continuo hablando porque no quiero que se le de ni siquiera un poco de agua ¿de acuerdo?; como tu quieras—contesto su madre.

Rubí se levantó y ni siquiera viró a ver al profesor y se fue a la escuela, durante ese tiempo doña Gloria le estuvo dando instrucciones de como debía comportarse ante su hija y cuáles serían sus obligaciones a cumplir, también lo puso a trabajar en el jardín y doña Gloria estuvo a punto de castigarle algunos errores que Luis cometió pues actuaba torpemente ya que no había probado alimentos y todavía estaba adolorido por la paliza que Rubí le había dado, llegaba casi la hora en que Rubí regresaba de la escuela, Luis pidió su autorización a doña Gloria para dejar lo que estaba haciendo, pues el debía estar arrodillado en la puerta para recibir a su dueña, esto por órdenes de doña Gloria y así lo hizo.

Rubí empujó la puerta y al entrar observó como Luis estaba arrodillado con la cara pegada al suelo y humildemente se acerco a besar sus zapatos diciendo:

¡Bienvenida señorita!, espero haya tenido un buen día. Rubí estaba de buen humor y burlándose de el contesto:
¡No está mal!, pero en adelante prefiero que se me diga: “bienvenida hermosa diosa”, Luis tratando de no hacer enfadarla volvió a besarle los zapatos y dijo: ¡bienvenida hermosa diosa!, pero Rubí lo dejó hablando y se dirigió a la sala para sentarse a descansar.

Luis que ya había sido instruido por doña Gloria, rápidamente fue por las sandalias de Rubí y llevándolas con la boca se dirigió a ella, con cuidado las dejó en el suelo mientras que Rubí observaba satisfecha hasta que grado había hecho que el profesor se humillara ante ella y quiso divertirse un rato más; Luis trató de quitarle los zapatos con su boca pero Rubí apartó los pies y le dijo:

¡Aun no!, mis zapatos tienen polvo así que primero límpialos.

Luis se puso nervioso, pues viró a su alrededor y vio que no tenía algo a la mano para limpiarle los zapatos y por la cara que le vio a Rubí sabía que no iba a permitirle que se levantara y fuera por un trapo así que resignado a tragarse una nueva humillación ¡una mas!, no le quedó otra que aceptar que debía limpiarlos con la lengua, se inclinó y estaba apunto de lamerle los zapatos pero Rubí lo detuvo poniéndole la suela de su zapato en la frente y le dijo:

¿Acaso te dije que me lamieras los zapatos?, ¿no verdad?;

¡Dije que me los limpies, no que me los babees con tu asquerosa lengua!;

Luis de nuevo se preocupaba no sabía que hacer y aún tenía presente las patadas y los cintarazos que Rubí le había dado, pero Rubí le resolvió el problema al mirarlo con un absoluto desprecio y decirle:

¡Límpialos con tu cara! y riéndose cruelmente continuó— ¡sí eso quiero!, restriega tu patética cara en mis zapatos para quitarles el polvo y golpeando con su zapato en el piso le ordenó: ¡hazlo!;

Luis tenía la cara roja de vergüenza y pena por el mismo y acercándose se dedicó a pasar sus mejillas una y otra vez en los zapatos de Rubí, restregando por completo su cara en ellos, embriagándose con el olor a piel y polvo, así estuvo el tiempo que Rubí quiso mientras ella se entretenía viéndolo y haciendo bombas con el chicle que masticaba, hasta que apartó los pies diciendo:

¡Alza la cara!, Luis obedeció y de nuevo se encontró en la mirada de Rubí unos gestos de burla y desprecio hacia el y continuó humillándolo. ¡Eres menos que basura!— le decía ¡por eso te hago esto! Por ser un patético imbecil que me divierte con su desgracia para mi no vales una miarda y diciendo esto escupió con coraje en el piso el chicle que masticaba y lo pisoteó ante la mirada de Luis, cuando se fastidió de embarrar la suela de su zapato con el chicle se recostó en el mueble dejando muy cerca de la cara de Luis las suelas de sus zapatos para ordenarle de manera humillante: ¡anda miserable infeliz!, continúa divirtiéndome, quiero esas suelas limpiecitas y mostrándole el cinturón se burló de el diciendo: ¡a no ser que quieras que te de otra paliza!, ¡pero si ya hasta estas temblando! Y carcajeándose de el continuó— ¡ándale! te conviene mas que sigas pasando tu inmunda cara por mis finos zapatos.

Luis cerro los ojos al ver lo sucias que estaban las suelas y en esa suciedad el comenzaba a restregar su cara y de nuevo la pasó una y otra vez respirando mugre, polvo y vaya el a saber que mas y para variar el chicle pegado en la suela. Rubí lo contemplaba y cuando ella lo consideró de nuevo aparto los pies y soltó una cruel carcajada al ver el aspecto que tenía la cara de Luis al estar totalmente cubierta de mugre y con su cruel sonrisa le dijo:

¡Que asco me das!, me ofendes con tu presencia; ¡pídeme perdón por ofenderme!, si no quieres que te cruce la cara de un correazo. Luis a punto de llorar de rabia e indignación se humillo ante la joven diciendo:

¡Perdón señorita Rubí!, después de un momento de silencio termino diciendo: por ofenderla con mi presencia, pero rubí le dio una patada en su pecho gritándole— ¡te he dicho que soy una hermosa diosa!, ¿Qué tan bruto eres?, ¿Qué tienes en la cabeza?, ¿miarda?; y riéndose comento para ella misma— ¡por supuesto que eso tienes!, si en la cara tienes mugre pues dentro debes de tener miarda.

Luis tallándose el pecho atinó a decir: ¡perdón, hermosa diosa por ofenderla!, Rubí se miró las suelas de sus zapatos y mirando al profesor le dijo— ¿y el chicle?, ¿Qué crees que solo va a desaparecer?;

¡Anda ya bruto!, sigue pasando tu cara hasta que quites el chicle, ¡ya me estas hartando!;

Luis de nuevo volvió a su cruel tarea y así estuvo otro rato pero era imposible usando solo su cara no podía despegar el chicle, hasta que Rubí apartándole el pie escupió en el piso y restregó ahí la suela del zapato en la que tenia pegado el chicle y levantando el pie le dijo al profesor: ¡quítalo con tus dientes!;

El profesor sintió una repulsión que casi vomita al ver el chicle en la suela embarrado con saliva pero sabía que su situación aun podía ponerse peor si no obedecía, así que se entregó a quitar ese chicle hasta que lo consiguió, tenía entre los dientes lo que quedaba de ese repugnante chicle.

Rubí sonrió maliciosamente, ¡muy bien!, al menos me sirves para algo—le dijo, en adelante ya no me preocupare por lo que pise concluyó. El profesor hizo la intención de escupirlo pero Rubí perversamente le dedicó una bella sonrisa mostrándole sus blancos y perfectos dientes y le dijo:

¡No te preocupes, te lo regalo! Y ya más seria le ordenó:

¡Trágatelo!, Luis obedeció y Rubí sonrió muy divertida al ver la asquerosidad que este acababa de tragarse solo por un capricho de ella.

¿Quieres lavarte la cara?— le dijo muy tranquila. Sí— contestó Luis;
En cuanto me des las gracias por el chicle que te regalé— le dijo Rubí burlonamente para seguirlo humillando, Luis que empezaba a perder toda cordura y dignidad (si es que acaso le quedaba), dijo: ¡gracias hermosa diosa!, pero Rubí algo fastidiada le contesto— ¿Qué mas?;

Luis pensando en que si se humillaba más a si mismo tendría mas contenta a esta cruel joven agrego:

¡Gracias por permitirme comer el chicle que usted masticaba y que quité de la suela de su zapato, no me lo merecía!; pero Luis aun no conocía lo déspota y altanera que Rubí podía llegar a ser y que aprovechaba cualquier cosa para rebajarlo y se sintió miserable cuando esta le contestó:

¡Si es cierto!, pero así de caritativa soy de vez en cuando me gusta sentir lástima por pobres perros como tu, me divierte que se pongan locos de alegría por que una diosa como yo les deje comer sus sobras, ¡apuesto a que te mueres por besarme el trasero de agradecimiento! Y se carcajeó ella misma diciendo ¡que perversa soy!;

¡Anda!, ve a lavarte que quiero que me descalces debo tener los pies sudadísimos.

Luis se dirigió a lavarse la cara maldiciendo a Rubí, pensando en como podía ser tan déspota y maldiciéndose a el mismo por creer que al complacerla humillándose a el mismo obtendría algo a su favor y lo único que logró fue recibir mas burlas por parte de esta.


Continuará…………………………


1 comentario:

  1. Cada vez me gusta más esta historia; un chico sometido a la voluntad de una adolescente que cuenta con el respaldo de su madre.
    Sé que a estas alturas la historia está acabada, pero me gustaría que la madre interviniera mas, y que entraran mas chicas en la historia, entre ellas profesoras y compañeras de Rubí.
    PD. Pon más guiones, puntos y comas, y divide los párrafos,que cuesta entender si la frase es de Rubí o el narrador. Ejemplo: ...cuando te ordeno que hagas algo es por que lo tienes que hacer y diciendo esto le dio un tremendo cintarazo...

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