sábado, 10 de abril de 2010

EL ENGAÑO 5

La hora feliz que Andrea gentilmente dedicaba a Gustavo y que de tan buen humor la ponía había finalizado por ese día a lo que de nueva cuenta la chica no tuvo mayor problema en volver a mirarlo tal como lo consideraba, su juguete, su criado, su esclavo. Gustavo tratando inocentemente de jugar con la situación sabiendo de antemano a lo que se atenía por tentar el modo tan imprevisible de ser y caprichoso de su ama se arriesgó mas que nada por la leve intención de lucir un tanto digno ante ella, algo menos patético y ridículo ante su amada por lo que hizo el ademán de continuar limpiando los zapatos de la chica con un paño; al instante Andrea se lo impidió hablándole un tanto irritada pero aún con la intención de tan solo llamarle la atención, según su parecer tan solo lo estaba educando a sus preferencias.

¡Con la lengua Gus!— le indicó Andrea con una leve sonrisa— es la última vez que te lo advierto, si te vuelvo a ver intentar limpiar mis zapatos con algo que no sea tu lengua te juro que la pasarás mal tan mal que no desearás separarte de las otras chicas y mira como las odias— concluyó Andrea su amenaza elevando ya un tanto su tono de voz.

¿PERO POR QUE CON LA LENGUA COÑO PORQUE?— gritó Gustavo casi rompiendo en llantos preso de la impotencia y la indignación que una vez mas se le presentaban en el momento menos indicado y es que el joven adoraba a Andrea eso nadie lo dudaba pero el pasado, su pasado glorioso del arrogante y altanero Gustavo se negaba a morir a pesar de estar agonizando se negaba a darle paso al nuevo sumiso y entregado joven al nuevo Gustavo que tan solo se resignaba a vivir a los pies de su ama Andrea, a vivir según el capricho de aquella mas que vanidosa y déspota joven. El caso es que nuevamente un indicio de orgullo cruzó velozmente por la cabeza de Gustavo y éste no pudo evitar sentirse invadido por la ofensa y la humillación que le representaba el estar realizando una tarea tan degradante como el limpiar unos zapatos con la lengua, mas aún al tratarse de los zapatos de la chica a la que amaba con toda su alma y que la tenía justo ahí frente a el observando con una enorme sonrisa como el se degradaba cada vez mas con una nueva lamida que le daba a sus zapatos, Gustavo se sentía morir al ver la desfachatez de Andrea que para nada ocultaba la diversión que le producía el verlo tan humillado ante ella.

Andrea lo contempló en silencio por unos instantes tan solo lo miraba con una leve sonrisa de burla hacia el, de pronto se levantó y poniéndose mas seria caminó alrededor de el dándole toda la vuelta, observándolo de rodillas con un par de sus zapatos que Gustavo abrazaba y los apoyaba sobre su pecho muy nervioso y en cuanto menos se lo esperaba Andrea dio muestra nuevamente de ese humor loco e inesperado que ya la caracterizaba.

¡NO ME GRITES!— fueron las duras palabras con las que Andrea reaccionó acompañándolas de dos espectaculares, fuertes y sobre todo humillantes bofetadas que le propinó a Gustavo quien a duras penas logró seguir de rodillas con la cabeza gacha y humillada esperando ahora como ya era habitual en el con sumisión y humildad lo que su ama dispusiera con el— ¡no vuelvas a hacerlo Gustavo, no vuelvas a gritarme o te juro que me pasaré una noche entera atormentándote con los bejucos tu miserable miembro!— la muchacha respiraba agitadamente se le veía muy molesta producto del reclamo y el tono de voz con el que Gustavo se había expresado, pasados unos instantes Andrea respiró profundamente y luciendo un poco mas tranquila continuó hablándole suavemente— y respecto a tu pregunta, acércate, te lo explicaré— le dijo al momento que se acomodaba de nuevo en una esquina de la cama. Gustavo caminó sobre sus rodillas hasta llegar junto a ella y estirarse como un cachorro junto a los pies de su ama.

¡A ver Gus!— procedió Andrea a explicarle continuando en hablarle con una voz suave y amable— ¿Qué te dice a ti la palabra esclavo?— le preguntó así de repente melosamente, con una bella sonrisa que permitía admirar sus perfectos dientes blancos.

Gustavo la miró intrigado, no le respondió, no sabía que decirle.

¡Sí, que te dice o que significa para ti la palabra esclavo!— le insistió Andrea— ¡que crees que sea ser un esclavo!;

Ante la insistencia de la joven, Gustavo ya no se lo pensó mucho y respondió un tanto incómodo— ¡pues alguien sin libertad ni derechos!;

¡Exacto mi amor!— le contestó muy contenta Andrea tronándose los dedos— ¿lo ves?; ¡así de fácil, sin complicarte la vida!— expresó la chica a la que de pronto se le veía feliz por estar transmitiéndole a Gustavo el comprender y aceptar en su totalidad el nuevo rol que le tocaba vivir a lado de ella.

¡No entiendo!— fue la respuesta de Gustavo ante las palabras de Andrea que lo miró con cierta desilusión al verlo tan incrédulo ante todo lo dicho por ella.

¡Lo único que tienes que entender es que ahora eres mi esclavo y por eso te doy el trato que a mi se me da la gana por que soy tu ama, tu dueña y como bien haz dicho no tienes libertad ni derechos por lo tanto si te ordeno limpiar mis zapatos o incluso el baño con la lengua, lo harás y punto por que no tienes otra elección mas que la de obedecerme!— le soltó Andrea de un tirón tratando de dar fin a la conversación y dejarle de una vez por todas mas que clara su situación.

¡Además!— prosiguió Andrea ahora expresándose un tanto mas burlona y despectiva— es mejor que si estuvieras en prisión en donde al igual no tendrías libertad ni derechos y encima soportarías al clásico custodio gordo, apestoso y abusador que se empeña en estarte jodiendo mas tu existencia; en cambio ¡no estás encerrado! Y tu única ocupación es complacerme a mi, una hermosa señorita que te salvó de ir a prisión, ¿a que soy un amor verdad Gus?— concluyó coquetona guiñándole un ojo y acariciándole el cabello.

Gustavo ya no contestó, era claro que no comprendía ni aceptaba del todo su lamentable situación en cuanto lo que más deseaba y soñaba noche a noche era pasearse por las calles llevado del brazo de su amada. Andrea le proporcionaba a su parecer lo más cercano a ello cada día que entraba con el a la compañía llevando sujeta en su mano la cadena con Gustavo gateando tras ella con la mirada clavada en los pies de su ama, no, Gustavo no comprendía del todo su situación pero comprendió lo mas importante y eso era que lo que el sintiera no importaba tan solo contaba lo que Andrea pensara y por ello guardó silencio aceptando su condición de esclavo accedió y cooperó humildemente con Andrea que en ese momento hizo presión con sus manos sobre los hombros de el hasta hacerle bajar y pegar su rostro sobre sus pies.

¡Anda esclavo!— Andrea le hablaba dulcemente confiando plenamente en que sería obedecida— que lo que tu ama desea ahorita es que me beses los pies, deseo sentirme adorada Gustavo, ¡vamos!, entierra tu cara entre mis pies y adóramelos, lámelos, bésalos, huélelos, demuéstrame que disfrutas en verdad con el aroma que destilan, demuéstrame que adoras todo de mi hasta el olor de mis pies, hazme sentir que lejos de sentirte humillado al realizar tal acto de humildad como le pasaría a cualquier persona común, hazme ver que tu te sientes privilegiado, que te sientes en la gloria al tener la dicha de poder gozar con adorarme los pies, vamos amor, hazme sentir una verdadera Diosa adorada por el mas humilde mortal y servidor del cual pueda disponer.

¡SÍ ANDREA!— fue la corta pero efectiva respuesta de Gustavo que en ese momento le lamía entre los dedos de los pies a su amada, le chupó sus deditos, los mantuvo dentro de su boca por eternos instantes, los saboreó en su paladar, le lamió las uñas que lucían un tono rojo, enterró la cara sobre las olorosas plantas de los pies de Andrea y las besó, lamió y respiró con la mas absoluta devoción, adoración y entrega que un hombre que representaba a un miserable mortal pudiera ofrecer a una mujer joven y hermosa como era Andrea que representaba sin duda a una verdadera Diosa.

¿A que huelen mis pies Gustavo?— jugaba Andrea con el, jugaba a regocijarse aún mas en su vanidad a costa de la entrega de Gustavo.

¡Huelen a ti Andrea, huelen a Diosa, a divinidad, a la esencia mas exquisita que jamás haya respirado!— le confesaba sinceramente Gustavo sin dejar de adorarla.

¡Bueeeeeeno, si tú lo dices!— bromeó con el Andrea que contaba en ese momento con un excelente humor— ¡por que yo creo lo contrario después de tenerlos todo el día metidos en las zapatillas pero si tu dices que huelen a Diosa pues no te lo discuto amor jajajaja!;

¡TE AMO ANDREA TE AMO, TE IDOLATRO, TE ADMIRO, TE ADORO, TE EXTRAÑO!— Gustavo se estaba sincerando como nunca ante su amada— déjame a tu lado para siempre Andrea es lo único que te imploro, un lugar a tu lado para todo lo que me reste de vida aunque ese lugar sea junto a tus pies estaré feliz y te estaré agradecido eternamente.

¡Jajajajajajajaja!— Andrea se carcajeó alegremente, se sentía poderosa, adorada, alagada, toda una Diosa y con esa expresión arrogante, caprichosa y engreída que eran parte de ella le respondió— ¡no está mal Gustavo, no está nada mal pero yo te ofrezco algo mas que vivir junto a mis pies!; mas que eso, ¿quieres vivir bajo las plantas de mis pies el tiempo que yo considere dejarte vivir a mi lado?, ¡serás como una alfombra humana Gustavo!, ya lo tengo decidido, ocuparás el lugar del piso debajo de mi escritorio y todos los días tu tierna cara será el lugar ideal para acomodar las suelas de mis zapatos y cuando me apetezca me descalzarás y entonces serán las plantas de mis pies quienes cubrirán tu rostro teniendo como privilegio respirarlas y besármelas, ¿Qué te parece amor?;

¡ACEPTO AMA!— respondió al instante Gustavo que a esas alturas no perdía condición en adorar los pies de Andrea por el contrario restregaba la cara sobre esos pies como si en ello se le fuera la vida— ¡haz conmigo lo que quieras Andrea lo que quieras que ya no soy nada ante ti, nada!— exclamó llorando el joven completamente sometido. Andrea sonrió cruelmente.

¡Justo eso haré contigo, lo que yo quiera!— le respondió la malvada muchacha— ¡oh y sí eres algo para mi eres mi esclavo, mi mas fiel y devoto esclavo, recuérdalo siempre Gus!; al igual como debes recordar servirme siempre con devoción y humildad por que no solo es obedecerme sino mas bien complacerme y si lo pierdes de vista no quiero que te quejes miserablemente cuando te maltrate y ahora aparta— le dijo quitándoselo con una patada al rostro— ¡que solo me estaba divirtiendo contigo jajajaja eres patético Gustavo ay sí mis pies huelen a Diosa jajajaja con lo que deben de olerme después de llegar del trabajo pero es bueno total que a diario podrás disfrutar oliéndomelos ya que tanto te gusta hacerlo pues si tu no tienes problemas en olérmelos créeme que yo menos!— le habló con toda la intención de humillarlo.

¡Yo no fingía Andrea yo fui sincero contigo y aún te ruego que me permitas vivir a tus pies!— le dijo totalmente abatido el joven.

¡Oh sí eso no cambia ya lo verás!— le comentó burlona Andrea que se había inclinado ligeramente para revolverle el cabello acariciándolo como lo que era, su mascota— ¡que tierno eres Gus, venga no decaiga el ánimo que yo también te recompensaré cuando ande de buen humor pues no te odio nunca te he odiado a decir verdad siempre me diviertes y mas ahora que te veo tan entregado a mi a lo que cuando estemos a solas te permitiré llamarme por mi nombre sin todo ese protocolo que implica como debes comportarte ante mi en público!;

¡Gracias ama!;

¡No me lo agradezcas con palabras sino con actos y sobretodo no te confíes pues igual y se me antoja cambiar de parecer y abusado en la compañía por que ahí en presencia de las chicas no pienso tener contigo un solo indicio de piedad o sea que cuídate de no cagarla!— le dijo con esa mirada y sonrisa encantadora que a Gustavo volvía loco. Andrea se levantó y antes de marcharse por un momento para dejar a Gus terminar su labor de limpieza de calzado añadió— ¡te dejo solo Gus pero quiero que pienses que ésta relación durará el tiempo que yo quiera, si llegas a fastidiarme ya decidiré que hacer contigo si regalarte a las chicas o incluso matarte, lo puedo hacer ya que recuerda que eres mío si bien no tengo un papel firmado en donde conste ambos sabemos que no hace falta por que tengo lo mas importante que es tu voluntad de entrega hacia mi por que me amas pero te advierto si llegado el momento llegas a hartarme entonces yo y solo yo decidiré que hacer con tu miserable existencia!;

Gustavo sintió un escalofrío recorrer su ser ante las palabras de Andrea y verla marchar con esa sonrisa hermosa pero cruel sabiendo de antemano que sus palabras calaban hondo en el pobre joven que se esmeró desde ese momento por mentalizarse su nueva situación y su nueva y definitiva forma de vida a lado de Andrea y aunque en cantidades mínimas aún le costaba por ese modo tan arrogante que lo caracterizó en su pasado se encontraba cada vez mas no solo resignado sino conforme con su destino pues el mayor punto a su favor o en contra, como quiera entenderse, era ese loco amor que sentía por Andrea y eso jugaba a favor de la chica para controlarlo a tal modo que a tan solo en el corto tiempo de tenerlo en su poder había logrado hasta que el pobre hombre le lamiera los pies con una sonrisa en su rostro; Andrea no podía negar que a cada día que pasaba con Gustavo a su lado éste se sometía aún mas a sus crueles caprichos y eso la hacía sentir enormemente dichosa en especial cuando sin decirle nada Gustavo interpretaba sus deseos y la complacía si ella así lo deseaba hasta con besar el suelo que ella pisara.

Así era la nueva vida de Gustavo que a pesar de lo difícil que llegara a ser seguía adorando y amando a Andrea con todas las fuerzas de su ser aunque lo hacía en silencio y sufriendo al ver que la cruel chica sabedora y dueña de la situación de su vida le correspondía con burlas, humillaciones, sonrisas de las mas despectivas y altaneras que le pudiera ofrecer, ¡como sufría el pobre Gus cuando la malvada muchacha jugaba con el incitándolo, excitándolo y al final humillándolo!; el pobre hombre lloraba como un niño a los pies de la muchacha implorándole, desgarrándose en súplicas por que le concediera tan solo una migaja de su amor y como respuesta obtenía una cruel carcajada y un insultante comentario— ¡justo así te quería ver Gus, justo en esto te quería convertir!— le solía decir mirándolo con desprecio a sus pies, empleando en verdad un tono cruel y despiadado hacia su fiel esclavo Gus y que la chica se encargaba de recordárselo— ¡además recuerda que eres mi esclavo, un miserable esclavo y yo no suelo complacer ni mucho menos hacer el amor con un esclavo jajaja pero no te apures te permito que le hagas el amor a mis pies a ellos si se los puedes hacer ándale bésamelos, lámemelos, hazles el amor Gus, hazle el amor a mis pies!— lo humillaba la cruel Andrea descalzándose e introduciéndole todo lo que cabiera de su pie en la boca a Gustavo carcajeándose por los gestos que éste hacía al pasar ahogándose con el pie dentro de su boca el cual Andrea retiraba hasta sentirse satisfecha de ver a aquel hombre del cual ella era la dueña de su vida someterse y complacerla chupándole los dedos de los pies, adorándoselos, haciéndoles el amor como ella le llamaba a aquel acto ruin y degradante y que le hacía realizar con sus bellos pies.

Y eso no era todo. Gustavo estaba cada vez mas abatido, débil, afligido mientras Andrea lucía cada día mas hermosa, mas cruel, mas déspota, soberbia y altanera y disfrutaba como pocas cosas en la vida maltratando y golpeando a Gustavo cuando así le apetecía tratarlo. Muy pocas veces lo golpeaba por errores del propio Gustavo o por que estuviera enojada con el, la mayoría de las veces que para desgracia del joven eran casi el pan de cada día lo golpeaba y lo maltrataba tan solo por placer y diversión, le encantaba abofetearlo frente a las otras chicas incluso llegó a darle de bofetadas un día en plena calle frente a muchas personas en especial mujeres pues se encontraban justo a la puerta de un salón de belleza y Andrea como que andaba algo fastidiada se le ocurrió divertirse humillando a Gus en público y provocar las risas de señoras y jovencitas al presenciar como el pobre hombre le besaba la mano a la que creyeron su novia, le besaba la misma mano con la que segundos antes lo había abofeteado violentamente. Andrea gozaba en extremo con hacer sufrir a Gustavo en especial cuando lo reducía a casi menos que un perro y lo insultaba frente a la gente, la chica deseaba por momentos gritar a los cuatro vientos que todos se enteraran del poder que ejercía sobre Gustavo, que se enteraran que los esclavos aún existían y que Gustavo era su esclavo y por ello lo trataba como a ella se le antojaba tratarlo.

Así avanzaba el tiempo y la rutina para Gustavo tanto en la casa de su ama como en la compañía en donde la posición del joven era la misma que Andrea le había ofrecido, Gustavo prácticamente se pasaba gran parte del día en la oficina de Andrea siempre postrado a sus pies lamiéndoselos, adorándoselos, haciéndoles el amor y solo se apartaba de ahí cuando era requerido por otra de las chicas pero la realidad era que al pasar el tiempo ya no eran tantas las ocupaciones de Gustavo en la compañía tal parecía para su fortuna que las chicas se habían fastidiado de el y que tan solo se quisieron vengar de el y de momento parecía indicar que se habían dado por satisfechas. Andrea era la única que seguía cada vez más obsesionada y encaprichada con mantener esclavizado al pobre Gus quien justo uno de esos días se encontraba besando las finas zapatillas cerradas cafés de Andrea a modo de agradecimiento por el último gesto amable que Andrea había tenido con el justo esa mañana y que consistía en una nueva cadena y collar que llevaba elegantemente grabado “GUS” y que la malvada Andrea le mostraba altanera jugando a girar el collar con su mano.

Andrea conversaba alegremente y muy quitada de la pena con Aceneth ignorando por completo a Gus que continuaba cubriendo de besos las zapatillas de su ama. Andrea de vez en cuando se dignaba a mirar despectivamente a sus pies al pobre Gus mientras continuaba jugando con el collar y se sonreía en complicidad con Aceneth que se entretenía al ver tan humillado a su antiguo jefe pero el motivo de la radiante sonrisa de Aceneth, radiante tal como lucía ella ese día con la corta falda azul, blusa blanca de mangas largas y corbata, el saco lo había dejado en su escritorio era que se entretenía mas bien clavándole sus afilados tacones de sus sandalias negras en la desnuda espalda de Gustavo pues esa mañana a Andrea le apeteció mantener a Gustavo tan solo con los pantalones del uniforme lo que significaba mantener parte de la piel expuesta y justo de eso se aprovechaba Aceneth.

Gustavo lloraba en silencio pues Aceneth le clavaba los tacones con suma maldad y sonriendo sádicamente y encima el tenía que concentrarse en besar los pies y zapatos de su ama; hasta que de repente para suerte de Gustavo Andrea se inclinó y le acarició su cabello revolviéndoselo y diciéndole dulcemente— ¡a ver amor, deja un rato de ocuparte de mis pies te voy a acomodar tu nuevo collar!, míralo bien, ¿te gusta?;

¡Sí ama!— respondió Gustavo sollozando pero ya con el alivio de que por la indicación de su ama tuvo que levantarse y quedar de rodillas lo que significó que Aceneth ya no lo tuviera en el piso disponible para torturarlo con sus tacones.

¿Por qué lloras amor?, ¿por la emoción de tu nuevo collar?— se burló Andrea de el sabiendo perfectamente el motivo por el cual Gus se lamentaba.

¡Sí ama, es usted muy generosa y amable al acordarse de mi con ese regalo!— fue la respuesta del joven optando por humillarse a si mismo con tal de mantener contenta a la caprichosa chica.

¡Ay Dios mío pero que patético ay Andrea en que lo has convertido!— exclamó entre risas Aceneth.

¡Pues en lo que quería!— respondió orgullosa Andrea— mmmm aunque a ciencia cierta no lo se— continuó Andrea apoyando su cara sobre su mano y el codo sobre el respaldo de su escritorio haciéndose graciosamente la interesante— sí, por que es una mascota eso lo tengo claro pero no me decido si entrenarlo ya como un perro o como un mono jijiji sí, me encantan los monos; Gus, amor— le dijo en un tono empalagoso, dulzón, como niña pequeña que seduce a su padre por un caramelo o un juguete— ¿te esmerarías en comportarte como un verdadero mono tan solo por complacerme a mi?, ¿a tu hermosa ama?;

Gustavo no respondió, se limitó a besarle tiernamente la mano y en un movimiento rápido le besó los pies para que enseguida regresara a su posición de rodillas; a Andrea le encantó esa reacción de Gus y Aceneth luchaba por no carcajearse ante las expresiones de niña de Andrea que lucía de momento emocionada en imaginarse a Gustavo comportarse como un simio.

¡Es lo bueno de Gus, que se puede adaptar a mis necesidades!— continuó Andrea— pero ya, por ahora me apetece que sigas siendo mi cachorro, inclínate Gus te voy a poner tu collar— le dijo sonriente y guiñándole un ojo— ¿te gusta en verdad amor yo misma lo escogí?;

¡Sí ama!— respondió humillado el joven.

¡Guuuuuuuuuuuuuussss!— le reclamó Andrea gritándole nada molesta sino mas bien con una actitud berrinchuda pero que no libró al joven de llevarse una cachetada por parte de su ama, Gustavo pensó rápido y no demoró en asimilar los deseos de su ama, respiró profundo y penosamente emitió dos tristes ladridos— ¡wow, wow!;

¡Bien Gustavo bien, muy bien ahora lengüita Gus, lengüita!— le dijo Andrea totalmente emocionada inclusive aplaudiendo el desempeño de su cachorro.
El infeliz de Gustavo no pudo evitar que una lágrima corriera por su mejilla al sentir una voz interior que le atormentaba diciéndole— ¡en esto te han convertido!— pero rápidamente ordenó a esa voz que se esfumara y se empleo a fondo en complacer a su dueña sacando todo lo que pudo su lengua y poniéndose a cesar como un perro con las manos encogidas en sí, imitando lo mejor que podía a un cachorro para la sana diversión de la hermosa Andrea.

¡Jajajajajajaja!— Aceneth y Andrea se reían como nunca— ¡sí ese es mi cachorro Gus, mmmm, no será tan fácil cambiarlo por un mono, ahora vueltas cachorro, vueltas!— le ordenó entre risas lejos de importarle los sentimientos de aquel cachorro que de cachorro no tenía nada, ¡era un ser humano como ella, como todos!, pero por mero capricho de ella, de la cruel señorita Andrea ahora Gus debía comportarse cuando ella así lo deseaba como un perro y con la latente amenaza de hacerlo algún día como un mono.

Gustavo se contenía por no romper a llorar mientras que ridículamente brincaba y daba vueltas sobre sus rodillas sin dejar de cesar haciéndose sordo a las cada vez mas fuertes carcajadas de Aceneth que hasta se agarraba del estómago de tanto reír y Andrea se había descalzado y se había sentado con las piernas cruzadas entre sí sobre su reconfortable sillón luciendo divinamente hermosa con sus jeans superajustados negros y una blusa de cuadros cafés de mangas largas, ella era la jefa y por lo tanto iba vestida como le daba la gana siempre elegante, sofisticada, con estilo y la jefa se estaba divirtiendo, se estaba riendo con muchas ganas.

¡Bien Gus ya estuvo bueno, ten te la ganaste!— le dijo Andrea riendo y arrojándole un cacahuate de los que ella estaba disfrutando.

¡Ay Gus, cayó dentro de mi zapato, bueno tómalo pero no me lo babees mucho oh y ya te permito hablar!— le indicó de nuevo con actitud de niña mimada.

Gustavo luchaba por extraer el cacahuate dentro del zapato de Andrea mientras ésta se reía maliciosamente con Aceneth al final fue la misma Andrea quien levantó su zapato y le obsequió el cacahuate a Gustavo haciéndolo quedar de rodillas para que ella le acomodara el zapato de lado casi sobre su cara y graciosamente le dejara caer dentro de su boca el cacahuate que estaba en el interior del zapato, todo por que a Andrea le pareció que Gus tan solo le estaba baboseando su zapato.

Enseguida le acomodó el collar y su cadena y lo mandó de nuevo a permanecer a sus pies después de unos momentos de contemplar orgullosa a su cachorro con su nuevo collar y exclamar divertida— ¡pues sí está chido, me salió algo caro pero tiene hasta el puto nombre grabado, las orillas decoradas con terciopelo y todo eso le da mucha vista, cuídalo Gus!— concluyó pellizcándole las mejillas con sus finas y delicadas manos mandándolo de nuevo a sus pies y haciéndose calzar por su esclavo.

Con el cachorro Gus de nueva cuenta ocupando el lugar que le correspondía, de alfombra debajo de los pies de su ama Andrea estirado en el piso ésta vez bocabajo para que su ama apoyara los pies sobre su nuca, ésta y Aceneth se dedicaron ahora sí a exclusivas labores de la compañía, tenían muchos pendientes por resolver a lo que transcurrido un rato el ambiente se había puesto un tanto tenso, Andrea mordía un poco malhumorada su bolígrafo pensando en la respuesta que debía darle a un cliente y como no se decidía a cada instante que pasaba la señorita se estresaba de mas. Todo era silencio en esos momentos de dedicación al negocio y a las importantes decisiones que Andrea debía tomar; Aceneth aguardaba un poco incómoda después de querer aportar a su jefa lo que pensaba y ser callada groseramente por ésta— ¡CIERRA LA BOCA QUE NO ME DEJAS PENSAR!— fue el grito que Andrea le pegó a su amiga pero también su empleada y Aceneth no pudo evitar sentirse apenada y mas aún en cuanto que Andrea era mucho menor que ella pero Andrea era la jefa absoluta del negocio y podía hacer con ello lo que quisiera mención aparte de que perdía muy rápido los estribos.

Aceneth al ver a Andrea clavada en sus pensamientos se dedicó de nueva cuenta a clavarle los tacones al pobre Gus y eso le hizo recuperar el buen humor a la chica y claro, regresaron los lamentos para Gustavo, solo que ésta vez Aceneth se esmeró mas en hacer sufrir a Gus y lo logró al darle un pisotón en la espalda y clavarle el afilado tacón haciendo presión en la piel y moviéndolo de lado a lado para lastimarlo mas. Aceneth sonrió con sadismo al ver que había echo sangrar a Gus y que incluso en la punta de su tacón se había adherido una pequeña porción de piel como recuerdo del castigo del día.

¡Ahhhhhhhhhh!— se quejó penosamente Gustavo pero el quejido y el dolor de ese taconazo no fue lo más penoso de ese día pues para Gustavo lo más lamentable fue que con ese quejido terminó por enfurecer y poner de malas a su imprevisible ama que suficiente tenía con los atrasos del trabajo como para tener que soportar los gritos de su miserable esclavo.

¿Qué coño fue ese grito?— se expresó Andrea muy molesta hacia Gustavo golpeando con sus manos sobre el escritorio y arrojando cuanto documento al piso.

¡Tú no te puedes quejar por que a mi no se me pega la puta gana!, ¿entendido estúpido?— le gritó al momento que ya lo había inmovilizado pisándole con fuerza la cabeza hasta hacerle quedar con la cara de lado en el piso entonces Andrea cruelmente le clavó su fino tacón en la mejilla al desgraciado de Gustavo, el pobre hombre trató por todos sus medios posibles de resistir con dignidad el infame castigo ¡pero le fue imposible!; al momento que Andrea hizo aún mas presión moviendo su tacón a ambos lados sonriendo sádicamente y en complicidad con Aceneth, Gustavo pegó un alarmante alarido y que en realidad esa había sido la cruel intención de Andrea, hacerlo chillar.

¡A ver estúpido!, ¿tú no entiendes que significa que no te puedes quejar?, ¡coño Gus si te quiero castigar yo o cualquiera de las chicas tú te limitas a soportar en silencio el castigo a menos que te indique lo contrario pues puede que a veces me diviertan tus chillidos!— le dijo sin consideración alguna comportándose despiadada continuó clavándole el tacón unos segundos mas hasta que se dignó a retirarlo de la cara de Gustavo sin importarle los lamentos de aquel infeliz.
¡A ver veamos!— continuó Andrea con una expresión que indicaba que aún estaba dispuesta a provocarle mucho mas daño al joven— ¡de rodillas y manos atrás!;

Gustavo temeroso obedeció. Aceneth observaba interesada la escena, la malvada chica estaba feliz pues no solo le había provocado un amargo momento a Gustavo sino que con ello había logrado que Andrea se desestresara castigando a su esclavo lo que le decía a Aceneth que después de ello Andrea andaría de un excelente humor, en ese sentido Aceneth actuó con inteligencia y astucia para regresarle el buen humor a su amiga y jefa y así todos felices excepto Gus.

Andrea sin prisa alguna se le acercó un tanto a Gustavo y lentamente tomó su distancia infundiéndole aún mas nerviosismo y miedo al pobre joven y permaneciendo sentada tan solo se limitó a reclinar un poco el sillón y alzar un pie mostrándole a Gustavo amenazadoramente la suela y el tacón de su zapato y cuando la mente de Gustavo quiso intuirle del grave peligro, ¡zasssssssss!; un tremendo y certero golpe se impactó sobre su rostro; Andrea sin remordimiento alguno le había dado una brutal patada haciéndole en verdad daño, fue un impacto macizo y demoledor en donde el tacón se impactó directamente sobre la boca de Gustavo partiéndole ambos labios haciéndolo sangrar considerablemente, ¡de milagro no le tumbó todos los dientes!;

¡De nuevo Gus!— le ordenó fríamente Andrea como si nada hubiera pasado, como si Gustavo estuviese jugando a revolcarse en el piso, aullando de dolor y se hubiese arrojado encima pintura roja.

¡De rodillas y manos atrás!— insistió cruelmente Andrea dispuesta a no darle tregua al que alguna vez fue su novio y su confidente. Aceneth continuaba observando cada vez mas excitada el grado de crueldad que Andrea empleaba con Gustavo quien sin estar seguro en donde se encontraba apenas y logró volver a quedarse quieto y de nuevo Andrea tomando su tiempo lo castigó con otra brutal patada.

¡AYYYYYYYYYYYYYYYY!— ésta vez el grito fue mayor y con toda la razón del mundo, Gustavo se revolcaba, no lloraba, ¡bramaba y aullaba el infeliz!;

¡YA NO POR PIEDAD, PIEDAD AMA, PIEDAD!— imploraba el hombre dando vueltas sobre el piso llevándose las manos a la cara suplicando al cielo por que no la tuviera a esas alturas totalmente destrozada.

¡No Gustavo nada de piedad!— fue la respuesta de Andrea dicha con determinación, sin temblarle la mano, sin conmoverse— a ver, ¿Quién soy?, vamos, dime lo que quiero escuchar.

¡Mi ama, eres mi ama, mi dueña!— respondió al instante Gustavo rogando por que su respuesta sea la mas acertada.

¡Muy bien Gus!; ¿y tu quien eres?— le exigió responder ahora al momento que se quitaba un zapato para enseguida propinarle una dolorosa y humillante cachetada con la dura suela.

Gustavo se concentró como nunca hasta lograr reunir fuerzas de donde difícilmente las encontraría y a pesar de que se esforzó no pudo evitar de nueva cuenta quejarse por el duro golpe pero inmediatamente después de su lamento coordinó sus ideas y atinó a responder— ¡soy tu esclavo eso es lo que soy!;

¡Bien!— le contestó Andrea mirándolo altaneramente— así es eres mi esclavo, mi perro, mi juguete en fin, lo que yo quiera que seas y de pronto sin previo aviso, ¡plaaaaaffffffffffff!; la perversa chica le propinó otra cachetada con la suela de su zapato. Y ya por último Gus— continuó Andrea preguntándole ésta vez— ¿le gusta a tu ama que te quejes?;

¡No ama!— alcanzó a responderle apenas ya con un hilo de voz.

¡Bien, entonces calladito!— le dijo Andrea sonriéndole con malicia y sin piedad, ¡zassssss!; una bofetada mas por la cual Gustavo tuvo que morderse los labios los que ya tenía muy lastimados para no gritar. Andrea sonrió orgullosa al ver que al final lo había logrado. Gustavo había soportado el dolor y había preferido morderse los labios y complacerla antes que volver a quejarse lo cual le hubiese traído como consecuencia la continuidad del castigo. Andrea sin dejar de sonreírle, con soberbia le dejó frente a su cara el zapato a lo que Gustavo entendió y tan pronto como le fue posible besó la suela del zapato. En ese momento Andrea seguía sonriéndole pero ahora lo hacía con cierto desprecio y en complicidad con Aceneth.

Gustavo respiró aliviado tan pronto vio que Andrea le entregaba su zapato para que se lo calzara y así lo hizo. A continuación como si nada hubiese ocurrido la muchacha continuó ahora mucho más relajada con su trabajo. Aceneth se retiró de la oficina al momento que Alejandra entraba y la joven no pudo evitar llevarse las manos a la boca y emitir un suspiro de asombro y cierta incredulidad al ver el estado en el que se encontraba Gustavo. Alejandra al igual que sus compañeras nunca le había caído en gracia Gustavo, nunca había sido para ella santo de su devoción y a pesar de que ella también había contribuido en hacerle daño sin que por ello no pudiera conciliar el sueño, ésta vez no pudo evitar conmoverse y sentir pena y lástima por aquel pobre hombre. Andrea se había excedido a tal grado que la propia Alejandra le pidió que le dejara curar a Gustavo. La chica se lo pensó y al final accedió añadiendo al momento que se lo llevaban por Alejandra— ¡tan pronto lo cures me lo traes de nuevo por que lo quiero aquí a mis pies!;

Alejandra y Gustavo permanecieron en silencio todo el tiempo que ésta le dedicó a aliviarle sus heridas. En cuanto la chica consideró haber terminado con Gustavo lo hizo desplazarse a cuatro patas y lo llevó por la cadena de nuevo ante la presencia de Andrea; estando ya a la puerta de la oficina Alejandra tocó pero antes le acarició la cabeza a Gustavo mirándolo con tristeza y lástima y le dijo suavemente— ¡aléjate de ella o llegará el día en que te sacaremos muerto de aquí, nunca me has caído bien pero nos la hemos cobrado pero Andrea no tiene limites y terminará matándote!;

¡Nunca!— respondió firmemente Gustavo aunque con la voz llorosa producto del inmisericorde castigo.

¡Entonces jódete imbécil!— le dijo Alejandra elevando el tono de su voz y acompañando sus palabras con una patada en su costado visiblemente molesta por la reacción de terquedad y entrega enfermiza de Gustavo hacia Andrea. Entraron a la oficina, Alejandra arrojó violentamente a Gustavo a los pies de Andrea y se retiró.

Andrea pareciendo leer la mente de Gustavo que a pesar de seguir firme en su decisión de seguir fielmente a lado de su ama no podía evitar pensar ligeramente en las palabras de Alejandra a lo que Andrea en aquel momento difícil para Gustavo lo reconfortó de maravilla haciéndole despejar toda duda por sí acaso las tenía. Lo levantó suavemente con sus manos por el cabello e increíblemente comenzó a acariciarle la cara y a besarlo tan sensualmente y a la vez tan suavemente recorriéndole la cara con sus electrizantes y hechizantes labios.

¿Ves lo que pasa amor?, ¿ves lo que pasa cuando me haces enojar?— le expresó Andrea mostrándole una expresión afectada, como si se sintiera arrepentida, con remordimientos por haberlo tratado de aquella dolorosa manera, solo ella sabía si fingía o era sincera pero para Gustavo fue suficiente aquel gesto compasivo y no fue capaz de tolerar ni resistir mirar la expresión un poco llorosa de Andrea.

¡Perdóname ama, perdóname Andrea!— se disculpó enormemente angustiado Gustavo sintiéndose en verdad culpable de todo lo que le había sucedido, Andrea lo había echo sentirse responsable por la paliza que ella misma le había dado.

¡Gus, amor, estás consciente que ha sido culpa tuya, tu me hiciste enojar con tus malditos gritos yo no quería Gus, no quería hacerte ese daño pero pero tu me obligaste al dejarme en evidencia con mi amiga oh Gus!; ¿te he lastimado mucho?— se expresó Andrea con preocupación haciendo mostrar en su rostro unas lagrimillas las cuales Gustavo no resistió y antes que la chica continuara fue el quien rompió a llorar tristemente y se arrojó a los pies de su ama a cubrirlos de besos y a suplicarle su perdón.

¡Sí ama ha sido culpa mía perdóname ama Andrea, perdóname te lo ruego, ya no te enfades conmigo, perdóname Andrea perdóname!;

La malvada muchacha se sonreía con malicia admirando a sus pies al pobre joven que se deshacía por que ella se congraciara con el, ahora se despejaban las dudas, Andrea tan solo había fingido y lo había echo perfectamente logrando engañar y hacer sentir culpable a Gus por lo sucedido, ella lo había maltratado salvajemente y era Gustavo quien le imploraba perdón postrado a sus pies. Andrea respiró tranquila y a la vez orgullosa de sí misma y también de su esclavo al ver la sumisión absoluta que éste le tenía y que lejos de juzgarla se sometía cada vez más todavía más a ella.

¡Bien amor, levanta, te perdono!— le comunicó una arrogante y sonriente Andrea. Gustavo se incorporó y le pareció que de nuevo acariciaba el cielo al ver a su amada sonreír y esperándolo con los brazos abiertos para fundirse en un abrazo. Gustavo se abalanzó enseguida sobre ella y buscó refugio sobre sus pechos y sobre ellos enterró por unos momentos eternos el rostro y continuó llorando como un niño, quería decirle tantas cosas a Andrea, quería en especial decirle que en ningún momento lo engañó, que el sabía perfectamente que ella no sentía ningún remordimiento después de hacerle daño y que sabía muy bien que tan solo jugaba con el, quiso decirle muchas cosas, ¡pero no se atrevió! Y no se atrevió ¡por que la amaba y temía perderla!, a lo que decidió desahogarse en los brazos y pechos de ella como el inocente cachorro que era y que buscaba la protección de su dueña. Andrea no dejaba de consolarlo y lo abrazaba fuertemente, de esa manera le demostraba que estaba orgullosa de el por que al igual ella lo conocía e interpretaba perfectamente su llanto y sabía que era un llanto de impotencia pero también de sincera aceptación de la voluntad de su ama, Andrea supo con ese llanto que no había logrado engañar a Gustavo pero que el joven la amaba tanto que no era capaz de reprocharle absolutamente nada y como un manso corderito se entregaba voluntariamente a lo que ella quisiera por ruin y miserable que eso fuera, por eso lo abrazaba y lo consentía en ese momento como una muestra de su afecto y de su lado humano al sentirse conmovida y alagada por aquella entrega ciega de amor que Gustavo le mostraba cada día, cada hora, cada instante de su vida.

El tiempo seguía su marcha y los días transcurrían volando y a pesar de que al pasar del tiempo todo parecía indicar que Gustavo estaba aniquilado, destrozado, roto moral y físicamente; el joven lucía tan débil, tan insignificante que su sola presencia indicaba a toda costa que no había mas para el buen Gustavo, que todo había acabado para el, que el pasado glorioso de su vida era solo eso, un pasado glorioso el cual se había extinguido incluso de la mente de Gustavo, pero, para su mayor desgracia; Andrea no lo consideraba así, para ella y para su retorcida mente aún quedaba y aún veía algo de hombría en Gustavo, aún veía en el algo, quizás una pizca de orgullo en el. Andrea así lo entendía y esa pizca para ella fue suficiente como motivo para que pronto se decidiera por la manera en la que se la arrancaría.

Tendría que ser el golpe definitivo que acabara por completo con Gustavo, que lo convirtiera por lo que le reste de vida en un auténtico guiñapo de Andrea, que lo haga vivir la vida como un muerto extraviado en un mundo de vivos con la misión eterna mientras dure en éste mundo de adorar y servir a su ama ciegamente, sin voluntad ni dignidad alguna ni mucho menos orgullo; ¡que cruel llegaba a comportarse en ocasiones Andrea y actuaba siempre sin remordimiento alguno, viendo tan natural y creyendo que verdaderamente Gustavo había nacido para servirla y adorarla y someterse a sus mas perversos deseos por infames que estos sean y por ello lo condenaba sin pena alguna a una vida de sufrimiento a su lado!; siendo ella misma la única que al igual en esa misma vida le podía otorgar uno que otro momento de tranquilidad pero que a Gustavo les sabían divinos. El pobre hombre ya no pensaba como una persona normal, su modo de pensar era como el de un verdadero sirviente y esclavo y por ello el se sentía feliz por el solo echo de ver sonreír a su dueña Andrea pues esa sonrisa le indicaba que ella era dichosa.

En cosa de nada Andrea ya sabía muy bien lo que tenía que hacer padecer a Gustavo a lo que sin perder más tiempo puso manos a la obra. Sabiendo que Gustavo siempre fue el clásico ligador de chicas y lo que le encantaba darles por atrás para que el se sintiera todo un súper macho poderoso al momento de penetrarlas; no se le hizo difícil a Andrea saber lo que tenía que hacer para pisotearle lo poco o nada que a éste le quedara de dignidad y cordura y no era otra cosa que violarlo salvajemente perforándole el trasero y sin pensarlo de mas un día que pintaba rutinario en la compañía estando solos en la oficina, Andrea miraba burlona, morbosa y se podría decir que hasta de una manera seductora al inocente Gus y ante la insistente observación de Andrea, Gus comenzaba a incomodarse y mas cuando ésta así como si nada le preguntó de manera quisquillosa.

¿Oye Gus a poco no extrañas tus parrandas y sobretodo follar con las chicas?;

Obviamente el joven se sorprendió continuando con esa incomodidad que sentía a la que se le sumó la intriga y la duda en cuanto Andrea continuó diciéndole— ¡bueno Gus pues hoy vamos a hacer algo diferente!— Andrea le hablaba en un tono de lo mas burlón y malicioso— me he puesto de acuerdo con las chicas y están encantadas de participar, ¡anda!, quítate ese miserable uniforme al igual que tu ropa interior, ¡te quiero desnudo ya!, órale, sin preguntas— concluyó ordenándole tajantemente sin disimular una maliciosa sonrisa.

Gustavo aunque nervioso y a la vez temeroso lo hizo mientras que Andrea se retiró por un momento dejándolo solo y pensativo para enseguida volver increíblemente vestida solo con su ropa interior y sus elegantes zapatillas negras de altos y finos tacones pero eso no fue sobre lo que Gustavo clavó su mirada, no, el miserable observaba boquiabierto como la malvada Andrea posaba burlona y seductora ante un ruborizado Gustavo armada con un arnés-consolador el cual ya se había acomodado.

¡Y bien Gus!; ¿Qué te parece mi nueva verga?; ¡jajajajajajajajajaja!— Andrea soltó a carcajearse tan cruel y tan fuerte, tan malvada que la carcajada se adueñó por un momento de toda la oficina. Andrea carcajeándose no dejaba de admirar ella misma el grosor y la longitud de dicho artefacto incluso deslizando su mano arriba y abajo simulando masturbarse.

¿Sabes lo que te voy a hacer verdad?— le dijo amenazante, con ese brillo en los ojos que le otorgaba la perversión y el placer que sentía por lo que estaba a punto de realizar con Gustavo.

¡No eso no, eso no ama por favor, por piedad!— le imploró Gustavo con el corazón en la mano al momento que veía a Andrea acercándosele, jugando con el artefacto y riéndose ya no con el sino de el. Gustavo sintió en ese momento como si parte de su dignidad y orgullo regresaran a el y tan pronto se vieran de nuevo amenazadas por la misma persona, por la misma señorita arrogante y despiadada Andrea. Tal parecía que ella misma le había otorgado por un momento de nuevo dignidad y orgullo tan solo para que en cuestión de instantes disfrutara con volvérselos a arrebatar, con volvérselos a pisotear.

A eso las tres chicas empujaban la puerta y entraban mas que divertidas justo para oír decir perversamente malvada a Andrea— ¡vamos Gus, arrástrate ante mi, arrástrate hasta llegar ante mi enorme polla y adórala, vas a abrir muy bien la boca, esa misma boca que pronto será una boquita mamadora por que quiero ver ésta polla dentro de tu boca, quiero ver que tal la chupas!— le gritó totalmente excitada.

Gustavo comenzó a llorar, sabía que era inevitable, sabía que toda resistencia era por de mas inútil, sabía que de nada le servía quejarse o revelarse a lo que no fue difícil para el intuir que lo único que lograría al negarse sería retardar su agonía y recibir castigo físico, aún mas del que se le venía; por lo tanto no le quedó de otra que obedecer con todo el dolor de su corazón.

En segundos ante las carcajadas de todas el pobre se encontraba con el artefacto en su boca y soportando las burlas en especial de Andrea que lo insultaba y lo humillaba muerta de risa, disfrutando con burlarse de el— ¡pero que mal chupapollas eres!, a ver, ¡con ganas estúpido, como te gustaba a ti, ándale, saca la lengua y lame la punta!— y así lo mantuvo hasta que al final le introdujo casi los 20 cm. Sujetándolo por su cabeza mientras le deslizaba despacio la polla por sus labios y vino la primera sorpresa, ¡la polla escupía semen!, con lo que había sido llenada previamente, el cual Gus se tuvo que tragar con resignación y sorpresa mientras recordaba con tristeza por que tanta insistencia de las chicas en masturbarlo ellas mismas con sus propias manos momentos antes de éste amargo momento.

Gustavo para nada se esperaba de todas las sorpresas la de probar hasta tragarse su propio semen y apenas lo asimilaba cuando acto seguido Andrea cerró con broche de oro su participación follándoselo por el culo; ¡algo en verdad humillante para el pobre hombre y para cualquier ser masculino!;

Andrea de nueva cuenta se excedió en abusar de Gustavo física y moralmente pues para destrozarlo ella se pintaba sola. Y se burló de el, ¡como se burló y cuanto lo humilló!; pues la cruel Andrea obligó a Gustavo a mirarla a la cara mientras se lo follaba no sin antes penetrándole con los dedos usando un guante de látex y mucho lubricante y seguido lo sodomizó tumbado sobre su espalda y con las rodillas semiflexionadas sobre su cabeza de manera de que el infeliz pudiera verla a la cara y comprobar como la malvada muchacha gozaba depravadamente mientras le daba por el culo.

A diferencia de Andrea, Liliana esperó pacientemente su turno y penetró a Gustavo acomodándolo por detrás, de espaldas y con las piernas abiertas. El pobre Gus ahora sí se acabó por completo; las cuatro chicas le dieron por detrás y como era un arnés doble también las chicas disfrutaron de las penetraciones mientras lo sodomizaban al mismo tiempo que el vibrador del arnés les estimulaba el clítoris de la chica en turno.

La bella Alejandra fue quien le imprimió mas ritmo y fuerza al momento de gozar con Gus pues lo mantuvo bocabajo, lo sujetó de la cabeza, lo jaloneó del cabello, empujaba con sus caderas hacia el con movimientos rítmicos incrementando la fuerza y disfrutando de la presión; experimentando una verdadera sensación de poder extraordinaria. Al final Aceneth le incrustó una vez más los 20 cm. En el culo al infeliz de Gustavo sin preocupación alguna y sin dudar con profundas y penetrantes envestidas hasta destrozarle el trasero.

Gustavo quedó en el piso acurrucado, muerto moralmente, lleno de lágrimas, sudor y algo de sangre por el excesivo daño en el que fue tratado en especial al final por Aceneth. En ningún momento lo dejaron descansar y tan solo se limitó a sollozar miserablemente y a soportar tal dolor y humillación. Las cuatro chicas hicieron con el lo que quisieron y cuanto quisieron y de ésta manera se dieron por satisfechas para siempre pues hacía ya un buen de tiempo que así lo habían decidido, ya no pensaban joderle mas la existencia a Gustavo pero Andrea les sembró la duda hasta convencerlas de participar en éste último acto de crueldad, ahora sí lo tenían claro, ¡se sentían satisfechas!, pues intuían que después de esto ya no había un daño mayor que pudieran hacerle, lo habían destrozado como hombre. Todo estaba saldado para ellas pero como siempre Andrea no pensaba igual.

La hermosa y cruel Andrea contemplaba a sus pies como Gustaba aún se quejaba tristemente acurrucado en el piso. Las chicas se habían retirado dejándolos solos. Andrea tomó asiento y cruzando elegantemente una pierna sobre la otra le habló con altanería, con superioridad, sin remordimientos— ¡arrástrate Gustavo, ven a mis pies!;

El pobre hombre se encontraba adolorido, sufriendo pero era toda entrega y haciendo un esfuerzo sobrehumano se arrastró como un gusano hasta lograr a duras penas llegar a pegar sus labios en las zapatillas de Andrea quien ya se encontraba vestida con su elegante traje de ejecutiva, la muchacha levantó ligeramente a Gustavo por la barbilla con la punta de su zapatilla y le habló en un tono extraño mezcla de desprecio, burla y a la vez pena y compasión.

¡Estoy consciente del daño que te he hecho pero te juro que no me remuerde la conciencia aún así siendo tu dueña puedo acabar con esto, puedo dar fin a tu calvario!— hizo una pausa y mirándolo tiernamente le dijo al momento que se inclinaba hacia el y le tomaba la cara con sus manos para acariciársela— ¿amor quieres seguir a mi lado o deseas acaso tu final?, puedo acabar contigo Gus sin provocarte mas dolor, puedo hacerte desaparecer en un parpadeo si así lo deseas, si es que tu ego de hombre no te permite lidiar con la forma tan bestial en que abusamos de ti.

¡Quiero seguir a tu lado!— respondió sin pensarlo el joven aunque con la voz llorosa producto del dolor.

¡Aunque haya mas de lo mismo por que lo habrá incluso cosas peores!— le advirtió Andrea sonriéndole de nuevo con cierta burla y desprecio— ¡Gus, no te odio pero tampoco te quiero al menos de la forma en que tu me amas y me halaga que día a día te vea renovar tus votos de ofrecerme tu vida a mis pies pero la verdad es que no te puedo garantizar tu futuro a mi lado pues ni yo misma se si algún día me fastidiaré de tenerte a mis pies!;

¡No pienso dejarte libre!— continuó Andrea hablándole con determinación— ¡nunca te dejaré libre pero si puedo en éste momento poner fin a tu sufrimiento, haciendo que dejes de respirar!— hizo de nuevo una pausa y prosiguió— solo te lo diré una vez mas Gus, después no habrá marcha atrás, habrán buenos momentos, no lo dudes, pero ya me conoces y sabes que no me tiembla la mano a la hora de hacerte daño para lo cual no hace falta que esté enojada me basta el simple gusto de divertirme con tu desgracia, ¡así soy yo!, en fin, ¿quieres seguir a mi lado?;

Gustavo como respuesta descalzó a Andrea y dejando la zapatilla a un lado del pie de la chjca, se estiró hasta postrarse y besó el interior de dicha zapatilla, respiró profundamente aquel interior pues ahí se encontraba la fragancia mas exquisita que provenía del pie de Andrea y en cuya fragancia el encontraba refugio y protección.

La chica le apartó la cara con ambos pies y alzándole la cara con ellos le preguntó una última vez— ¿seguro?;

Gustavo de nueva cuenta no habló, actuó, tal y como a su ama le gustaba y ésta vez le tomó sus delicados y bien cuidados pies y se llevó las plantas a su cara, se cubrió la cara con las plantas de los pies de Andrea, respiró profundo y selló su respuesta depositando un auténtico beso de amor y devoción en ellas. Andrea sonrió sintiéndose más que orgullosa de sí misma y sintiendo afecto por aquel joven, un afecto y un cariño difícil de interpretar pues eran muy a la manera en que Andrea los sentía.

¡Gus, deberían revisarte el trasero pero la verdad quiero tenerte a mi lado por ahora!— le habló dulcemente— pero para que no pienses que soy una malvada como dicen por ahí, escoge, ¿quieres ir a que te revisen o quieres seguir un rato mas a mi lado?;

¡Andrea, mi Diosa Andrea!— habló Gus sin dejar de besarle las plantas de sus pies— no negaré que estoy sufriendo horrores pero sinceramente prefiero estar a tu lado en el lugar que me corresponde, ¡haciéndole el amor a tus pies!— bromeó Gustavo con tal de hacer sonreír a su ama a pesar del dolor que lo invadía;

¡Jajajajajajaja, eso es mi cachorro Gus!— Andrea se rió con ganas— ¡claro Gus como quieras en éste momento tu eres el consentido además a mi no me duele el culito!— le dijo aún riendo y añadiendo después de acercar su bello rostro al de el y plantarle un profundo beso en los labios— ¡ándale, acomódate y haz con mis pies cuanto gustes, puedes besarlos, lamerlos y olerlos lo cual parece que te encanta!— concluyó una orgullosa Andrea.

¡Ese es el mejor antídoto mucho mas efectivo que cualquier otra cosa, te juro que soy feliz viviendo a tu lado, viviendo a tus pies, adorándote como la Diosa que eres, te amo Andrea, quiero pasar todo lo que me reste de vida viviendo a tus pies experimentando momentos dulces y amargos, según lo que te apetezca hacer conmigo por que por eso eres mi dueña, la dueña de mi existir!;

¿Eso quieres?;

¡ESO QUIERO!;

¡PUES QUE ASÍ SEA!— fue la respuesta definitiva de Andrea mientras jugaba con su largo cabello y sonreía dando muestra de una de sus mejores y mas hermosas sonrisas que se pudieran plasmar en su bello rostro, mezcla de crueldad y perversión, sí, pero hermosamente cruel y hermosamente perversa mientras observaba entretenida mirando al piso como su fiel cachorro Gus le adoraba los pies con pasión.

Y así fue. El tiempo que es lo único que no se detiene siguió su marcha y por ahí se comenta según las malas lenguas que Gustavo enloqueció desde el mismo momento en que Andrea inició una relación sentimental con un apuesto joven, otros dicen que enfermó de gravedad a causa de que en una noche de sexo y alcohol, Andrea y las chicas volvieron a sodomizarlo de una forma tan salvaje mucho mas que la primera vez que lo hicieron tanto que lo dejaron abandonado a la puerta de un hospital, ¡MENTIRA!; la única realidad es que actualmente Gustavo sirve de alfombra en la oficina de Andrea en donde se le puede encontrar todos los días y observar a la hermosa muchacha descansar relajadamente las plantas de sus pies o las suelas de sus zapatillas sobre la cara de Gustavo y sí, ¡Gustavo aún la ama y la amará por siempre!; por ser la mujer que lo destruyó y lo hizo vivir la vida de otra forma, viéndose obligado quizás al principio pero convencido al final de servirla por voluntad. Su única recompensa según su punto de vista es estar a su lado, al lado de la mujer que ama y vivir según su capricho y ese capricho implica vivir no solo postrado a sus pies sino debajo de las plantas de sus pies. Así es la vida de Gustavo y el que ha escrito esto puede dar testimonio de ello aunque se dude y se piense lo contrario.


FIN


BLACK.

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