miércoles, 21 de abril de 2010

DE PROFESOR A PERRO 7

¡Arrodíllate, Rubí!— sentencio Susana,

¡Arrodíllate ante mi!, y ¡suplícame perdón!; le gritó amenazándola con el bate.

Pero Rubí burlonamente le dijo a Susana:

¿Arrodillarme, ante una perra como tu?; ¡ni que estuviera borracha!,

Entonces Susana se lanzó hacia Rubí dispuesta a machacarla a golpes con el bate, Luis cerró los ojos pero Rubí fue mas rápida para sorpresa de Susana y del propio Luis esta sacó un revolver de entre sus ropas y sin pensárselo le disparó a Susana dándole en una pierna, esta cayó soltando el bate y gritando de dolor mientras Rubí la contemplaba, Susana gritaba al ver su pierna sangrando y con la bala metida mientras Rubí le sonreía con una cara de desprecio hacia ella se le acercó y le plantó la sucia suela de su bota cerca de su cara.

¡Se una buena perra y lámela!— le dijo Rubí, ¡vas a divertirme por un rato!; pero Susana aun con el dolor gritó llena de rabia:

¡Jamás!, maldita loca te voy a demandar, ¡estas demente!; entonces Rubí se acerco justo del lado de su pierna en la que la había herido y ¡sin piedad!, se la pisó con el tacón de su bota haciendo fuerza y moviendo el pie de lado a lado Susana pegó un terrible grito aullando de dolor, pero Rubí fue clara al hablarle:

¡No dejaré de pisarte hasta que digas que eres una puta asquerosa!, y me ruegues piedad; Susana no resistió mucho y entre llantos y gritos dijo totalmente humillada:

¡Siiiii!, ¡si soy una puta!, ¡una puta asquerosa!, pero por piedad Rubí ¡ayúdame!, por piedad ¡llévame a un hospital!; pero Rubí no pensaba hacer eso ni de broma y volviéndole a pisar la herida le contestó:

¿Rubí?, ¿cómo que Rubí?, ¡para ti soy una diosa, la diosa Rubí!, ¡humíllate, puta! y reconoce mi superioridad.

Susana obedeció: ¡perdón, perdón!, ¡si eres una diosa, diosa Rubí!, ¡tenga piedad de mi!;

Veo que nos vamos entendiendo— le contestó Rubí, ¡miserable puta asquerosa!, ¿no es así?, di qué eres clarito y en voz alta— concluyo Rubí cruelmente.

Susana suspiraba sentía que el aire le faltaba a causa del dolor pero implorando por que esto terminara optó por complacer a Rubí volviéndose a humillar ante ella.

¡Soy una asquerosa puta ante usted diosa Rubí!, pero por lo que mas quiera tenga compasión de mi— suplico Susana llorando fuertemente;

Rubí le plantó en la cara nuevamente la suela de su bota y esta vez Susana le pasó la lengua con las pocas fuerzas que le quedaban, Rubí se divirtió metiéndole el tacón casi hasta la garganta y metiéndoselo y sacándoselo le decía:

¡Chupalo como lo hacen las putas!; de pronto Susana vio una expresión sádica en la cara de Rubí, ¡nooo, que haces!— le suplicó al ver que Rubí de nuevo le apuntaba con el arma.

¡Lo siento susi!— le dijo Rubí con una cara de burla y desprecio hacia ella, pero comprenderás que no puedo dejarte ir por que me demandarías y en estos días no se puede confiar en una puta como tu, ¿oh si puedo?, ¡dime tu!, ¿puedo confiar en ti?, ¡suplícame! y si me convences no te dispararé pero hazlo rápido antes de que pierda la poca paciencia que tengo contigo y mientras Rubí decía esto pegó unos disparos al aire para atormentar mas a la infeliz de Susana quien tristemente se había arrastrado hasta postrarse a los pies de Rubí y mientras se humillaba ante ella volviéndole a besar sus botas le imploró su perdón:

¡Por lo que mas quieras, perdóname! te lo juro que no te demandaré pero por piedad ¡ya no me hagas mas daño!;

Rubí se carcajeo fuertemente y de una manera tan cruel al ver a la una vez orgullosa Susana tirada a sus pies, ¡besándole sus botas!, destrozada de nervios y resistiendo el terrible dolor en su pierna y por si fuera poco implorando su perdón, una escena que hasta el propio Luis que observaba todo en silencio sintió lástima de Susana olvidando todo lo que esta le había hecho sufrir anteriormente.

¡Ah, ya se!— exclamo Rubí de pronto muy divertida y mirando a Susana que seguía abrazada a sus pies esperando algo de misericordia.

¡Te dejaré coja y con una mano inservible para que pidas caridad!, ¡darás tanta lástima que quizás hasta un día yo misma te regale una moneda!, estas últimas palabras Rubí las dijo con una cara de total burla viendo a la cara a Susana quien solo cerró los ojos para no enfrentar la mirada de Rubí quien no tuvo la mas mínima intención de compadecerse de Susana.

Pues si Rubí sintió algún día un odio terrible hacia Luis ahora sentía el doble por Susana y con una mirada perversa le pisó la palma de su mano derecha con su tacón, Susana sentía que se desmayaba y rubí le dijo:

¡Mis botas aun están sucias!, ¡límpialas con tu lengua de puta!, por que te juro que aun puedo hacerte mas daño; Susana pasó su lengua en las botas de Rubí que lejos de compadecerse se sentía satisfecha por el sufrimiento y el destino que le estaba dando a Susana pues esta como bien había dicho conocía muchos negocios ilegales en los que estaban metidas doña Gloria y desde luego Rubí y ya hacia algo de tiempo en que Susana había chantajeado a Rubí logrando sacarle fuertes cantidades de dinero a cambio de su silencio, era obvio que Rubí lo único que podía sentir por ella era odio y desprecio y pensando en todo esto y en el daño físico que también Susana le había hecho a su “querido profesor” hizo fuerza con su tacón aplastándole por completo la mano y no se detuvo hasta oír un crujido, ¡le había destrozado la mano!, ante unos gritos desgarradores de Susana que incluso perdió el conocimiento algo que a Rubí poco le importó pues aun con Susana desmayada continúo pisándole la mano y pierna hasta dejárselos inservibles.

Rubí acababa de decidir el cruel destino de Susana:

¡Esclavizarla de por vida!, pero no seria ella quien se ocupe de Susana, pues con el odio que le tenia lo mas seguro es que no le duraría viva ni una semana, de esta forma se sello su destino de Susana: ¡la regaló como esclava de por vida a Tania, Rocío y Mayra!, quienes ya se ocuparían de hacer aun peor su vida a Susana quien con una pierna y mano prácticamente inservibles poco podía hacer para escapar de su destino.

Rubí le habló a una de sus sirvientas de confianza y después de un rato aparecía una señora morena, gorda, de unos 50 años aproximadamente;

¿Por qué tardaste tanto estupida?— le preguntó Rubí,

La sirvienta de nombre Camelia contesto algo agitada: ¡perdone señorita!, pero la casa está algo retirada y ya hace tiempo que no venia por este lugar.

Rubí le asentó una cachetada gritándole: ¡cállate!, ¡no me interesan tus historias!, sabes que no tolero que me hagan esperar y menos una miserable como tú y riéndose con una mueca de desprecio le dio otra fuerte cachetada.

Sabes, Camelia— le dijo Rubí, ¡ya me estas hartando!, cada día eres mas bruta y mas lenta creo que le diré a mi mamá que te despida;

¡Oh, no!, ¡eso no señorita!— suplicó Camelia mientras se dejaba caer de rodillas ante Rubí quien no pudo evitar una sonrisa de satisfacción al ver la reacción de la sirvienta. Rubí para nada pensaba en hacer que la despidan Camelia era una de las empleadas mas antiguas en su casa obediente y servicial y en la cual podían confiar sin dudar pero a Rubí le encantaba sembrar ese terror en sus empleadas domesticas y con esto hacer que estas mismas se humillaran ante ella para no perder su empleo, pero desde que Rubí tenia al profesor para entretenerse con el se había olvidado de sus demás sirvientas.

Camelia no paraba de llorar, rogar y alagar a Rubí pero esta la ignoró y la cortó diciéndole:

¡Ya cállate! y ocúpate de esta otra perra virando a ver a Susana que seguía desmayada, le escupió en la cara y de nuevo volteo hacia Camelia, ¡Ya sabes que hacer!— concluyó Rubí.

¡Si señorita!, usted despreocúpese no tendrá ninguna queja— respondió Camelia dirigiéndose a Susana la cargo llevándosela entre sus hombros, Camelia estaba acostumbrada a realizar trabajos pesados y su conflexion la ayudaba, así que el peso de Susana que aun seguía desmayada no significaba mucho para ella y se la llevó. Afuera la esperaba una vagoneta que era conducida por Tania quien desde ahí había observado todo y se llevaron a Susana hacia su nuevo destino que por lo pronto seria un sucio corral de un rancho propiedad de la familia de Tania teniendo como compañeros animales como caballos y cerdos.

Rubí sonrió satisfecha al ver que se alejaban, sus amigas ya se las ingeniarían para saber como tratar a Susana y Rubí se olvidó de ella aunque no descartó que en algún momento visitara a sus amigas para también divertirse torturando aun mas a Susana, pues sabia que sus amigas no se quedaban atrás en maldad y sadismo al igual que ella y sonriendo pensó en silencio que no vaya a ser que Susana fastidie a sus amigas y estas la desaparezcan por completo sin darle tiempo a ella de volver a humillarla.

Quedando solos Rubí y Luis esta se acerco hacia el profesor sonriéndole, Luis que ya se había recuperado un poco había observado todo y permanecía inmóvil de rodillas, atónito y mudo ante todo lo que había sucedido, pero el habla le regresó al ver que Rubí le apuntaba ahora a el con el arma, Luis dio un brinco hacia atrás diciéndole:

¿Peeeero que haces?, ¡mi hermosa diosa!, ¿por qué me apuntas?;

Rubí muy seria le dijo: te he destrozado la vida pero acabaremos pronto con esto, quizás en otro mundo te vaya mejor; Luis se arrojó a sus pies y besándole sus botas le suplicó:

¡Te lo imploro, no me mates!, no por miedo a morir sino por que ¡te amo!, déjame estar a tu lado yo no te reprocho nada de lo que me hayas hecho;

¡No seria justo para ti!, no mereces haber sufrido tanto créeme será lo mejor— le contestó Rubí;

Luis desesperado replicó: ¡con todo respeto señorita Rubí!, ¿no cree que merezco al menos tomar yo la decisión de pensar que es lo mejor para mi? Y lo mejor para mi es estar a su lado.
¡La amo!, ¡la adoro!, ¡la idolatro!, ¡por lo que mas quiera no trunque mi destino!, déjeme a su lado aunque sea como lo que he sido ¡su perro y su sirviente!, ¡eso es lo que quiero!— suplicaba Luis de rodillas.

Rubí se sonrió y le dijo:

¡Jodete! y ¡disparó!, Luis pegó un grito tremendo que fue tapado por las crueles carcajadas de Rubí, ¡la pistola ya no tenia balas!; Rubí no paraba de reír hasta que dijo: a veces soy odiosa pero no soy una maldita, al menos no contigo.

Rubí se llevó a Luis detrás del campo y le curó sus heridas y ahí delante de el comenzó a desnudarse, Luis estaba de nuevo incrédulo ¿qué haces?— le dijo; pero Rubí le contestó:

¡Cállate!, ni una palabra solo déjate llevar, ¡no me hagas ir al carro para ver si aun me quedan balas!— concluyó Rubí sonriente.

Rubí quedó completamente desnuda al igual que como estaba Luis y acercándose a el ¡lo besó en los labios!; Luis sintió que casi tocaba el cielo, ¡casi!, por que aun faltaba lo mejor. Rubí lo besó apasionadamente, después lo fue bajando hasta hacerle llegar su cara a la altura de su sexo, Luis no tuvo que esperar nada y se dedicó a darle placer a su diosa entre gemidos y caricias por parte de Rubí y ahí ante el cielo, las estrellas y el césped hicieron el amor desenfrenadamente Luis sintió que volvía a nacer, todo lo que había pasado no importaba, solo importaba este momento en el que hizo suya a la mujer que si bien lo esclavizó y el también la odio por eso pero ahora era la persona a quien mas amaba y no imaginaba pasar un momento sin ella.

Ambos quedaron exhaustos tirados sobre el césped; Rubí aun excitada dijo:

¡Mi cuenta está saldada!, ¡ya no te puedes quejar!; mañana mismo te daré el dinero que te había dicho y podrás hacer lo que quieras con tu vida.

Luis se sentó y nervioso le dijo: ¡pero yo quiero estar a tu lado!, ¡yo te amo!;

Rubí lo miró burlesca, ¡no seas bruto!— le contestó, ¡yo no siento lo mismo por ti!; hice esto en recompensa a todo lo que te hice sufrir pero ¡no confundas las cosas! o ¿qué pensabas?;

¡Ofrecerme matrimonio, tener muchos hijos y una hermosa familia!— se burló rubí de el mirándolo despectivamente;

Luis continúo: ¡no me importa en que condición me veas!, mientras esté a tu lado es suficiente para mi. Rubí le jaló una oreja clavándole sus uñas y le gritó:

¡He dicho que no, burro!, con el dinero que te daré podrás empezar una nueva vida, pero Luis estaba decidido, ¡no imagino una nueva vida en la que no esté a tu lado!— contestó, si en verdad me apartas de ti ¡hubiese preferido que me mataras!;

Rubí lo miró seria por unos minutos y le dijo:

¿Creo que aun no me conoces?, ¡yo no cambio, ni voy a cambiar mi forma de ser contigo!; en estos días me he portado algo dulce contigo por que no te niego que me hayas conmovido pero es cuestión de días incluso de horas o minutos, ¡ya se me pasará! y volvería a burlarme de ti, a humillarte y si me enfado hasta golpearte; ¿eso quieres?, ¡te ofrezco la libertad y te aferras a la esclavitud!;

Te repito solo quiero estar a tu lado— insistía Luis,

Nunca te veré como a un igual, si seguimos juntos la relación no cambiará, ¡serás mi sirviente, mi perro!; incluso creo que la palabra correcta seria: ¡esclavo!, ¡sí!, ¡serías mi esclavo!; ¿qué te parece?— preguntó Rubí algo interesada a Luis.

Me parece bien ¡ama Rubí!— contestó luis sin dudarlo un solo segundo.

Rubí movió la cabeza riendo, ¡pero que bobo eres!— le dijo, ¡bien esclavo!; entonces ¡bésame los pies!;

Luis se tiro emocionado a cubrir de besos las plantas de los pies de Rubí mientras esta continuaba hablando: mañana temprano partiremos a Italia por unos días necesito unas vacaciones; espero que no se te olvide que solo serás para mi un esclavo y que el trato que te dé ¡dependerá de mis gustos y de mi buen humor! y no te quejes si me haces enfadar por que no tendré consideraciones contigo, aunque no niego que sabré recompensarte si te esmeras en servirme y adorarme de lo contrario correrás la misma suerte que Susana incluso creo que podrías compartir el corral con ella ¿me pregunto que tal se llevara con los cerdos?, Rubí soltó una fuerte y cruel carcajada al decir estas ultimas palabras sobre Susana que hizo que hasta al propio Luis se le enchinara la piel.

¿Qué opinas esclavo?— le preguntó Rubí a Luis aun riéndose al recordar la suerte que había tenido Susana;

¡No tendrá queja de mí, mi hermosa ama!, le juro que haré todo lo que usted me diga— contestó Luis para complacer a su ama.

Rubí se levantó y burlesca le dijo:

¡Eso es lo que voy a comprobar en este momento!; ¿qué crees?, ¡me estoy cagando!— le comentó entre risas. Luis se sorprendió por la forma en que Rubí le había hablado y tontamente atinó a decir:

¡Claro mi ama! e hizo la intención de levantarse para acompañar a Rubí al baño pero esta le puso la planta de su pie a Luis sobre su pecho obligando a este a permanecer acostado en el piso.

¡No pienso ir hasta el baño!— le dijo Rubí con una sonrisa de oreja a oreja, ¡para eso estás tú!, ¡para que te use como lo que yo quiera!;

Luis quedó rojo por lo que acababa de escuchar. Rubí algo fastidiada le preguntó:

¿Qué pasa esclavo?, tu cara le sirvió de papel higiénico a la perra de Susana y probaste sin chistarte las heces de otras estudiantes; ¡ah, pero las mías no las quieres probar!;

¡Tu sabes que no es así!— contestó Luis muy nervioso sin darse cuenta que había tuteado a Rubí, ¿qué podía yo hacer para evitarlo?— concluyó.

¡Bueno ya!— dijo Rubí nunca me ha interesado tu opinión o acaso ¿ya no quieres ser mi esclavo y estar a mi lado?— le pregunto a Luis con una mirada tan coqueta como solo ella sabia hacer.

Luis no contestó, pero una lagrima lo traicionaba empezando a correr por su mejilla, de nuevo su mente era atormentada por tantos pensamientos y por los cambios tan bruscos del comportamiento de Rubí hacia el; ahora ya no estaba obligado si el quería podía levantarse y marcharse de ahí y evitarse esa humillación tan inhumana, ¡pero no podía!, desde hace días el ya no era dueño de sus actos ni de sus decisiones, la dueña era Rubí y ella estaba conciente de eso y sin dejar de reír le dijo:

¡Tu silencio es un sí!, ¿verdad?; ¡uff!, ¡que bien!, por que ya no aguanto y diciendo esto le dio la espalda a Luis y agachándose sobre el ¡le cago encima!, manchándolo en su pecho y cara.

Rubí defecaba tranquilamente mientras humillaba aun más al profesor;

¡Oye, esclavo!, guárdate esas lagrimitas para limpiarme ok— le decía soltando unas tremendas carcajadas y después continuaba hablando ¡vaya, la tenia atrasada!, ¡esclavo si te las quieres comer por mi no hay problema!; por fin terminó y se levantó poniendo una mueca de asco y de burla al ver a Luis y muy indignada le reclamó:

¡Guacala! y pensar que tuve relaciones contigo, ¡eres un cerdo!, ¡mira como has quedado!; mientras yo cagaba ¡tu debiste irte comiendo mis soretes para que no te mancharas tanto!, ¡nada haces bien!;

Luis ni siquiera podía hablar justamente un enorme sorete había quedado encima de sus labios y Rubí que no se aguantaba la risa le ordenó dulcemente:

¡Abre la boca y mastica! y ¡hazlo ya! que no tengo tu tiempo. Luis obedeció automáticamente como si fuera un robot; Rubí quedó complacida al ver que su orden había sido cumplida y caminando desnuda coquetamente se fue silbando alegremente a buscar una manguera para asearse y asear al profesor.

Después de divertirse por un rato bañando a manguerazos al profesor, se vistió y poniéndose seria le dijo:

¡Bien, Luis!, ya viste de lo que soy capaz de hacer contigo y ¡créeme! aun puedo hacerte cosas peores; es la última vez que te lo pregunto después no habrá marcha atrás ¿vienes conmigo? o prefieres rehacer tu vida sin mí;

Luis sin que Rubí se lo pidiera se arrodilló ante ella enseguida le besó sus botas y quedando postrado ante sus pies le respondió:

¡Mi dueña, mi diosa Rubí! Con usted iría al ¡mismo infierno!;

Rubí se rió con ganas y levantando a Luis por su cabello le dio una cachetada para burlarse de el,

¡No, imbecil! ahi ya has ido y por lo que veo ¡no te fue muy bien!.

FIN

BLACK.

1 comentario:

  1. Jo, me hubiera gustado que Rubí no sintiera piedad en ningún momento.

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