sábado, 10 de abril de 2010

EL ENGAÑO 3

Gustavo no se lo pensó mucho para recurrir a Andrea, ya casi caía la noche justo cuando se encontraba tocando el timbre de la lujosa propiedad que previamente la chica había adquirido y que Gustavo conociendo los gustos y caprichos de su ex novia no tardó en dar con ella. Apenas la misma Andrea le abrió la puerta Gustavo se arrodilló a sus pies a llorar desconsoladamente tal y como lo hiciera un niño ante la perversa sonrisa de la malvada muchacha pero, aquí la pregunta del millón sería ¿porqué?, ¿Por qué Gustavo continuaba aferrándose quizás ya no al amor sino mas bien a la compasión de aquella joven?, ¿Por qué a gratis continuaba divirtiéndola con su desgracia?; por que en ese momento eso era lo único que estaba haciendo, ¡divirtiéndola! Y Gustavo lo sabía ¡pero no parecía importarle!, aunque el que no pareciera importarle no quería decir que no le doliera. Gustavo percibió tristemente el desprecio y la burla por parte de Andrea desde el momento en que le abrió la puerta al igual que fue consciente como su sonrisa fue cada vez mayor a medida que lo contempló humillarse ante ella entonces regresamos a la pregunta ¿Por qué?, para la cual no hay una respuesta exacta pues el único que podría darla era el propio Gustavo y precisamente el era el menos indicado para responder pues no la sabía al menos no para darla a conocer verbalmente, la verdad era que la respuesta la tenía su corazón, sus sentimientos y su mente y no era otra mas que el amor, sí, Gustavo se encontraba perdidamente enamorado de Andrea, para su desgracia no se podría interpretar realmente lo que la chica sentía o pensaba de el; Gustavo iría entendiendo el porqué a veces se menciona de que amar duele y duele mucho.

Cabe resaltar de que por un momento Gustavo pensó en marcharse al ver la expresión despectiva plasmada en el hermoso rostro de la joven pues aunque no suene creíble a pesar de todo el joven también tenía su orgullo o lo que quedaba de el, ¿increíble no?, ¡pero así era!; Gustavo no podía negar que aunque en un porcentaje insignificante pero sentía un mínimo reproche y rencor hacia Andrea por la forma tan vil en que lo había utilizado y mas aún después de que el se había sincerado con ella lo cual no le sirvió de nada a lo que al enfrentar de nuevo su expresión de desplante a punto estuvo de marcharse pero sencillamente no pudo hacerlo, sus piernas no le respondieron para darse la vuelta y marcharse porqué su mente le ordenó quedarse ahí en complicidad con su corazón justo en el momento en que la miró y no le quedó de otra mas que joderse y aceptar que lejos de aquel mísero porcentaje de reproche lo que predominaba era el amor, el amor loco y enfermizo que el sentía por ella y por el cual con tal de estar a su lado cada vez se sometía mas a los crueles deseos de la hermosa Andrea quien encantada estaba dispuesta a hundir por completo el orgullo y la dignidad de Gustavo hasta hacerlos añicos, hasta verlo echo una piltrafa bajo sus pies y entonces exponerlo orgullosa como a un trofeo como aquel arrogante joven que había sucumbido ante ella, ante su belleza por que Andrea era muy consciente de que Gustavo le estaba permitiendo que lo destrozara por amor, se estaba dejando pisotear con tal de arrancarle siquiera una caricia, un beso, ¡bueno sin mas rollo, el pobre Gustavo se sentía en el cielo estando en el infierno con tan solo rozar y gozar con el contacto siquiera por un segundo de su mortal cuerpo con la fina y delicada piel de la hermosa Andrea, de su Diosa Andrea!, por lo cual la chica se sentía muy orgullosa ¡pero no estaba conforme y se había dispuesto a explotar y exprimir al infeliz de Gustavo hasta que ella no cabiera en dicha y orgullo!, pues no había nada mas que hiciera bailar de alegría a una vanidosa Andrea que ver a alguien arrastrándose a sus pies, humillándose ante ella, ante su belleza y juventud.

Mientras que el pobre Gus como solía llamarlo Andrea según ella con cariño le contaba sus penas cada vez mayores la chica se hizo acompañar por el hasta el jardín y ahí se sentó junto a el guardando un momento de silencio aunque sin disimular su maldita risita burlona, aquella que a Gustavo le dolía mas que llevar clavada una daga en el pecho, contempló silenciosa el triste llanto del joven hasta que rompió aquel silencio empleando un tono a la vez meloso y conmovedor y a la vez sarcástico— ¡vaya que pena Gus!— la chica le había hablado mostrándole una expresión de cierta pena que enseguida la cambió por una mirada dura y de rechazo al decirle—¡pero tu te lo buscaste!;

El pobre Gustavo se consternaba cada vez mas, nadie dudaría que terminara por enloquecer ante los cambios tan bruscos y a veces incoherentes que Andrea aplicaba con el pues ahora apenas unos instantes le había mostrado una expresión de dureza y de nueva cuenta volvía a hablarle con cierta dulzura, la cruda verdad era que Andrea tan solo jugaba con el, la hermosa muchacha sin ninguna consideración estaba jugando de una manera tan cruel con el joven en donde las únicas victimas eran precisamente Gustavo y el sincero amor, mas que amor, la adoración que Gustavo profesaba por ella, por que la adoraba como a una verdadera Diosa.

¡A ver!— se expresó Andrea de pronto hacia Gustavo precisamente hablándole con dulzura— ¿Qué quieres que haga por ti?;

¡No tengo a donde ir, por piedad no me abandones a mi suerte!— le imploró entre llantos y de nueva cuenta arrodillándose ante ella. La cruel Andrea a punto estuvo de carcajearse pero no lo hizo ante la sorpresa mayor que se llevó por parte de Gustavo pues el joven haciendo a un lado el poco orgullo que le quedaba mezclado con su dignidad se humilló aun mas ante su amor arriesgándose de ser objeto de una burla mayor; Andrea tan solo observó muy divertida mas que el acto de entrega y sumisión, el triste espectáculo que Gustavo le ofrecía al momento en que estando de rodillas juntó las manos a modo de orar y le gritó con el corazón en la mano— ¡TE AMO PRECIOSA ANDREA, TE AMO, NO ME ABANDONES, PRIMERO MÁTAME, MÁTAME CON TUS PROPIAS MANOS ANTES DE ABANDONARME, TEN PIEDAD DE MI ANDREA Y DE ESTE INMENSO AMOR QUE TE TENGO!— dicho esto Gustavo se abandonó a lo que la chica quisiera hacer con el, se arrojó a sus pies y comenzó a cubrirlos de besos. Andrea estaba descalza y con los pies ligeramente sucios revolviéndoselos en el pasto del jardín.

Andrea se cubría la boca con las manos para evitar soltarse a reír, para ella la escena no podía ser más chistosa contemplando a aquel pobre hombre entregarle su vida mientras lo tenía a sus pies adorándoselos. Gustavo estaba haciendo un verdadero ridículo ante esa chica pero no le importaba y Andrea por mas que trató no pudo evitar reírse a gusto pero ésta vez no se carcajeó de Gustavo por malicia ni por despreciarlo, Andrea se reía por mera diversión, a ella le parecía tan cómico y chistoso todo el espectáculo que el pobre joven había montado con tal de ganarse su atención y su comprensión porqué a final de cuentas esa era la intención de Gustavo, lograr conmover a la chica aunque eso lo llevaba a comportarse tan degradantemente y a mostrarle que ante ella valía menos que un trapo usado y aunque no logró por completo su objetivo sí consiguió hacer pasar un rato divertido a la malvada Andrea y eso era bueno para Gustavo aunque el no lo sabía pero la chica no pudo lidiar ni negar que se sentía mas que alagada y adorada por aquel joven que de feo no tenía nada y que a Andrea nunca le fue indiferente, pero lo dicho, eso Gustavo lo ignoraba pues Andrea lo había trabajado todo a la perfección manteniéndolo siempre al margen de la confusión y sin saber realmente lo que ella había sentido y sentía hacia el.

¿No se que opinas abuela?— le preguntó Andrea aún riendo muy orgullosa de sí misma a doña Graciela que se había acercado a su lado al momento de oír los gritos de angustia y súplica por parte de Gustavo; de nueva cuenta Andrea se ocupó de contemplar la figura humillada del joven que aún continuaba con el rostro postrado en el piso, mas exacto, se encontraba con la cara pegada sobre los pies de la chica, besándoselos, casi bañándoselos con sus lágrimas. Andrea lo miraba altiva y arrogante; doña Graciela también lo miró pero ella lo hizo con pena y compasión.

Doña Graciela observaba hasta cierto punto conmovida a aquel infeliz pues para ella y su sensible corazón la cuenta estaba mas que saldada, la señora era en verdad un derroche de dulzura y buenos sentimientos a lo que a su parecer Gustavo ya había sufrido y padecido suficiente y ella en su interior ya lo había perdonado pero no así su perversa nieta a quien decir verdad el asunto de su abuela le importaba muy poco y tan solo lo tomó como el pretexto perfecto para inmiscuirse en la compañía y destruir a Gustavo a quien conoció por fotos que su misma abuela le había mostrado de reuniones y juntas laborales, desde ahí que Andrea se interesó por el apuesto joven y terminó de convencerse y tramar su plan en cuanto su abuela le contó todas las groserías y humillaciones que sufría por parte de éste. Para Andrea, Gustavo representaba el blanco perfecto para demostrar su poder y demostrarse a sí misma que tanto era capaz de ganar con su belleza y sus encantos. Gustavo era arrogante, orgulloso y guapo; ella igual y desde conocerlo en fotografía se sintió atraída por el pero mas que nada se sintió excitada imaginándolo humillado ante ella a sus pies por amor, era una batalla de orgullos encontrados o al menos para ella eso era y en este momento la chica se proclamaba vencedora al contemplar al todavía apuesto Gustavo tan humillado ante ella, al varonil y orgulloso Gustavo denigrado, casi un guiñapo por amor ante ella, a Andrea le excitaba ver a un joven tan apuesto como Gustavo que fácilmente podía enrolarse con alguna señora mayor, inclusive de sus antiguas clientas que habían estado mas que interesadas en el y que sin duda lo apoyarían para que no terminara en prisión, ¡pero no!; el terco de Gustavo prefería arrastrarse ante los pies de aquella caprichosa y cruel jovencita mas bien por recuperar su amor que por temor de ir a prisión y volviendo a Andrea, a ella le excitaba ver a tan apuesto joven humillarse por su amor.

¡Lo dejo a tu elección hija, ya me conoces!— fue la respuesta de su abuela dándole a entender que ella no deseaba ser parte de toda ésta cruel venganza ideada en su totalidad por su nieta y así se lo hizo ver— aceptaré lo que decidas pero por favor, ¡no quiero participar ya en esto!— y dicho esto la señora se marchó directo a su habitación concluyendo por parte de ella la charla y su participación en la destrucción física y moral de Gustavo. Andrea groseramente le subió los hombros a su abuela a modo de demostrarle que le importaba una mierda lo que ella pensara y que contra todo pronostico seguiría adelante con sus planes, eso sí, subió los hombros con una gracia encantadora aunque no mas que su sonrisa, Andrea se comportó grosera y graciosa a la vez, era una mezcla perfecta y peligrosa que siempre le salía a la perfección; era como un embrujo y casualmente así había embrujado a Gustavo, la chica sabía en verdad combinar perfectamente su belleza y su crueldad, su despotismo y su sonrisa coqueta, su comportamiento soberbio y vanidoso y el resultado era casi siempre el mismo, nadie le podía reprochar nada ni siquiera su abuela que a punto estuvo de reñirla ante su expresión grosera pero enseguida se retractó al no poder evitar sonreír y mucho menos lidiar ante tan encantadora sonrisa de su nieta. Sí, parece y suena difícil de creer ¡pero por el Maestro Universal que es verdad y que existen mujeres como ella como Andrea!, capaces de hacer con uno lo que se les antoje, quizás sean pocas, quizás muchas, no lo se pero Andrea era y es una de ellas una maquinaria perfecta, una obra maestra, una Diosa y como Diosa ¡perfecta de los pies a la cabeza!, la mas bella flor, una belleza enigmática, una…., ¡bueno ya, carajo!, el caso es que como trato al menos de darme a explicar es algo quizás difícil de creer pero a la vez posible de entender al menos para quien experimenta y se ve envuelto en tal escena y para testimonios el propio Gustavo que la estaba viviendo en carne propia, sí, a Gustavo le ha pasado, a mi me ha pasado, ¿a ustedes estimados lectores les ha pasado?; piénsenlo un instante en su interior y seguro que muchos de los cuales confío en que ya hayan plasmado en su mente la imagen y creación de su propia Andrea me darán la razón y los que no, ¡no se preocupen!, ni piensen lo contrario por que mas tarde que nunca experimentarán algo así en ésta vida que aunque es tan solo un soplo y tomando en cuenta que apenas nacemos comenzamos a morir pero aún así tiene de todo solo hay que saberla administrar.

Ya para culminar al menos de momento en vanagloriar aún mas la belleza hechizante de Andrea pues concluir precisamente en expresar de nueva cuenta que la chica era una mezcla extraña y perfecta, todo en ella era elegancia y clase y a la vez soberbia y arrogancia, Andrea era una hermosa chica que te escupía a la cara con una sonrisa tan natural en ella que ya no sabías si indignarte o darle las gracias por tan amable gesto y encima por dedicarte una sonrisa; Andrea es una de esas chicas que a punto de cruzar una calle se topa con un charco de lodo justo cuando tú vas pasando junto a ella entonces sin pensarlo te arrojas sobre el charco con la firme intención de evitar de que aquella belleza se ensucie—valga la redundancia— siquiera las suelas de sus zapatos. ¿Y porqué cometer tal acto tan loco cuando tan solo basta con quitarse la camisa y tenderla sobre el charco o mas arriesgado aún proponerle llevarla sobre tus hombros?; pues justo ahí está el encanto, ¡por que te enloquece, por eso uno actúa así y esa locura no te permite razonar! Y con tal de lograr un contacto con ella te arrojas sobre dicho charco obteniendo la simple recompensa de que ella camine sobre ti y que aún queda la posibilidad de que si uno no se arroja al charco y la chica se ensucia el calzado no faltará alguien que se ofrezca a limpiárselos así sea con la lengua, pues bien así era Andrea y ahora de nueva cuenta a tratar de sumergirnos en la historia, ah y perdón por tanto rollo.

¡Bueno Gus, depende de mi!— se expresó una muy divertida Andrea hacia el joven después de ver marchar a su abuela— mmmm, a ver, a ver, déjame pensar— le decía mirándolo y hablándole coqueta y burlona, llevándose una mano a la cara a modo de pensar y hacerse la interesante ante la angustiosa expresión en el rostro de Gustavo, así hasta que con una sonrisa añadió al momento que se tronaba los dedos— ¡claro pues ya está!— enseguida hizo una ligera pausa y sin dejar de sonreír sorprendió a Gustavo al preguntarle— ¿Gus, te gustaría vivir conmigo?;

El joven carraspeó, la miró inquieto, con una ligera sonrisa más bien de bobo que de otra cosa, por un momento su autoestima y la alegría quisieron invadirlo, Gustavo interpretó de todo menos lo que la chica había querido decirle. Andrea se dio cuenta de la terrible confusión de Gustavo a lo que se pegó una alegre carcajada.

¡Jajajajajaja, no, no es lo que estás pensando Gus!— le dijo Andrea después de reírse alegremente y mirándolo con lástima— ¡digo que si quieres puedes vivir conmigo pero como mi criado!— le soltó sin mas preámbulo y sin dejar de mirarlo con burla— pues estaba precisamente en busca de uno y quien mejor que tú que presumes adorarme, ¿Qué dices?, ¿quieres ser mas que mi criado, mi esclavo?, digo, con eso de que aún te mueres por mi te sería mucho mas fácil obedecerme, ¿no crees?— concluyó la perversa jovencita esperando respuesta por parte de Gustavo y sin dejar un solo momento de sonreírle con superioridad y por instantes con desprecio, mirándolo arrogante, muy pero muy por encima de el y sin un solo indicio de preocupación aún siendo consciente del daño moral y emocional que bien sabía que le hacía a aquel desdichado.

Gustavo reaccionó al menos por un momento como debía hacerlo un ser común y presumiblemente racional, ¡indignado!; esto producto de tantas confusiones que atormentaban su mente y no le permitían pensar con claridad a lo que por momentos lo llevaban a reaccionar de la forma menos esperada incluso para el.

¡NO PUEDO CREER QUE TE PORTES ASÍ CONMIGO DESPUÉS DE TODO LO QUE HICE POR TI!— le reclamó de pronto Gustavo sumamente confundido más que enojado elevando considerablemente el tono en su voz.

¿Aceptas o no?— lo cortó Andrea al momento que percibió que el joven tan solo daba inicio a otra serie de suplicas y que tan solo se había callado por un momento con tal de contener sus lágrimas. Andrea continuaba mirándolo muy tranquila, sin inmutarse, con una seguridad impresionante en ella de creer firmemente de que el joven aceptaría eso y mas, que el joven aceptaría todo lo que a ella se le antojara imponerle.

¡Sí tuvieras tantita piedad podrías dejarme vivir unos días aquí o si no quieres verme puedo vivir en el departamento que te compré!— insistió Gustavo aferrado en conmover a la chica para su favor y ya con un semblante mas tranquilo al igual que hablando en un tono suave y de nueva cuenta suplicante; miró a Andrea con esa expresión perruna que había aprendido a interpretar solo con la firme intención de buscarla enternecer y continuó— ¿Qué te cuesta?; ¡incluso tu abuela ya me ha perdonado!— concluyó el joven angustiado y esperando respuesta.

¿Aceptas o no?— fue todo lo que de nueva cuenta le respondió Andrea con una expresión de fastidio en su rostro mientras continuaba mas interesada en jugar con los pies en el húmedo pasto que en oír a Gustavo y que en consecuencia había ignorado todo lo dicho por éste.

¡Sí!— contestó temeroso al final Gustavo sin razonar una vez más las decisiones que venía tomando últimamente mas bien fue un acto de desesperación al momento en que vio que Andrea claramente aburrida de la situación se levantaba para marcharse invitándolo también a el a hacer lo propio y a correr su propia suerte.

Una malévola sonrisa se dibujó al instante en el bello rostro de la muchacha, se volteó altanera y arrogante para contemplar la triste expresión que invadía a Gustavo que sin duda alguna se sentía de nueva cuenta acunado entre los brazos de la derrota y el fracaso, eso sí, muy de cerca de su gran amor quien era la causante de toda esa derrota y de su fracaso. En un acto grosero y con la única intención de hacerlo probar de nuevo el amargo cáliz de la humillación, Andrea restregó repetidas veces buscando enterrar por un momento su bonito aunque sucio pie en el pasto para después levantarlo ligeramente y ofrecerle la sucia planta de su pie al joven.

¡Bésame la planta de mi pie esclavo Gus!— fue la humillante orden, la primera de muchas que Gustavo recibió por parte de su ahora ama Andrea, quien lucía radiante y altanera en espera de ser obedecida.

Al joven Gustavo se le escapó una lágrima, una más, justo en el momento en el que por igual se humillaba una vez más ante aquella hermosa y despiadada jovencita. Andrea decidió al final bajar la pierna y apoyar el pie en el pasto tan solo lo levantó ligeramente apoyándose en su talón, todo con tal de hacer que Gustavo tuviera que postrarse en el piso y hacerlo quedar, si cabe, en una postura mucho mas degradante; Gustavo se postró y se arrastró como un vil gusano al quedar tantito separado del bello pie de su ama, se arrastró hasta lograr pegar el rostro en aquella sucia planta; entonces selló su inminente esclavitud con un beso y algo mas. El joven Gustavo en su afán de lograr ganarse a la chica a base de sus constantes humillaciones le beso con devoción la sucia planta de su píe, la besó con pasión y sin prisa alguna, no por que disfrutara de ello, sino porque quería hacerle ver que no era nadie ante ella y que no era nada sin ella, Gustavo se humilló ante Andrea lamiéndole la planta del pie sin orden alguna, no le importó tragarse aquella suciedad y no se detuvo hasta dejar perfectamente limpia aquella planta del pie de la muchacha para lo cual tan solo utilizó su lengua.
Andrea permanecía con los brazos cruzados y con una enorme sonrisa de satisfacción en su rostro, la muchacha cada vez mas se sentía complacida y ya no digamos halagada ante el sumiso comportamiento del pobre Gustavo que a leguas se notaba destrozado moralmente. Andrea sonreía en verdad muy orgullosa en especial porque al sentir los besos y las caricias con la lengua que Gustavo le obsequiaba a modo de ofrenda a sus pies pudo apreciar que el joven se estaba entregando por amor y que a pesar de que ligeramente al igual se pudo apreciar cierta repulsión en su rostro no se detuvo ni un solo momento, nunca dejó de lamerle la planta y de besarla con auténtica devoción, entrega y sobre todo humildad. Andrea se sintió complacida al ver que a Gustavo le dolía humillarse lo cual quería decir que aún quedaba orgullo y dignidad en el, pero a pesar de eso el joven no daba un paso atrás y se le veía dispuesto a continuar adelante por ese loco amor y así se lo demostró a la bella Andrea al momento de restregar prácticamente su cara en la planta de su pie tal y como lo haría su mas fiel cachorro.

Enseguida, tras el acto de humillación y entrega de Gus; Andrea lo hizo pasar a su lujoso hogar, fueron directo a la cocina y ahí le obsequió una buena ración de una exquisita carne asada. Andrea lo miraba burlona y por segunda ocasión no pudo evitar mirarlo con pena al contemplar la miserable expresión del joven que incluso babeaba inmóvil ante tan exquisito manjar; Andrea le sonrió aun mas y al menos por ésta vez no le mostró su desprecio sino que de nueva cuenta le reiteró su pena y muy escasa compasión y con unas muecas graciosas le señaló la silla invitándolo a ponerse cómodo para que acto seguido riéndose se apuntara la boca con su mano burlonamente haciéndole ver que dicha comida era toditita para el, invitándolo a devorársela, Andrea a su modo jugaba con Gustavo quien no pudo evitar dejar correr otra lágrima por su mejilla a modo de agradecimiento ante tal gesto que aunque en realidad no era nada para Gustavo fue un momento de felicidad en su negra existencia y que sin duda se la reservaría entre sus pocos y cada vez mas escasos buenos recuerdos.

En un parpadeo Gustavo tomó asiento y sin perder ni un segundo se dispuso a devorar toda la comida que le habían ofrecido como si fuera la última vez que le permitieran probar alimentos aunque su comportamiento era justificable pues si Andrea no lo hubiese aceptado a su lado siquiera como su esclavo, quizás no hubiese muerto de amor sino de hambre. El joven estaba prácticamente partiendo las raciones de carne con sus manos y llevándoselas rápidamente a su boca ante la divertida presencia de Andrea.

¡Mi amor!, ¿para algo se inventaron no?— bromeó alegremente Andrea con el al momento que le ofrecía los cubiertos los cuales Gustavo había ignorado completamente producto del hambre atroz que lo invadía, el joven haciendo caso omiso de la broma de la muchacha continuó devorando y partiendo la carne con sus manos como con miedo de que en algún momento le arrebataran los alimentos. Curiosamente la chica se indignó.

¡Yaaaaaa Gustavo!— gritó de pronto Andrea chillonamente a modo de berrinche golpeando el piso con la planta de su pie— ¡no comas como un cerdo ni te comportes como tal porqué entonces comenzaré a tratarte y a alimentarte como a un cerdo!— le amenazó con expresión caprichosa y berrinchuda para que añadiera al momento que le extendía la mano ofreciéndole de nuevo los cubiertos— ¡usa los malditos cubiertos por que me das asco y me repugna verte comer de esa manera!— concluyó la chica con una expresión mucho mas seria.

En un principio a Gustavo le causó gracia el comportamiento y las palabras de Andrea por que recordó los momentos felices que había pasado a su lado cuando eran novios y la hacía enloquecer de coraje cuando sin previo aviso eructaba asquerosamente en la calle junto a ella o cuando justamente se negaba a usar los cubiertos en algún lujoso restaurante tan solo por hacerla enojar, pero ahora era distinto, ahora era su criado, mas que eso, su esclavo como bien le había hecho entender y si algo bien sabía Gustavo era que con Andrea no se jugaba ni mucho menos con su perversa mentecita de la cual podrían nacer los mas crueles y sádicos instintos y comportamientos a lo cual optó correctamente tomando los cubiertos y usándolos con los alimentos ante una increíble sonrisa por parte de la chica quien a su parecer ahora comenzaba con la educación de Gustavo. El joven al ver tan contenta y relajada a Andrea intentó entablar conversación con ella.

¿Me aceptarán en la oficina?— le preguntó inesperadamente Gustavo comportándose al igual bromista al cruzar una pierna sobre la otra y llevarse finamente un bocado a la boca luciendo como el mas fino y educado joven, sobre todo luciendo un tanto alegre que era lo que lo caracterizaba mención aparte de su orgullo y arrogancia, Gustavo trataba de recordar y comportarse en ese momento como aquel joven de antes del cual ya quedaba muy poco.

¡Ahí si no se, dependerá en verdad de las chicas!— le respondió Andrea con una expresión de lástima seguida de una bella y alegre sonrisa— ¡pero tu tranquilo, por lo pronto date por satisfecho al considerarte mi esclavo!— concluyó hablándole burlonamente a modo de broma con tal de no afligirlo mas al menos por ese día incluso acariciándole y revolviéndole su cabello. Gustavo en un acto de respeto le tomo la mano y humildemente se la besó.

¿Por qué Andrea, por qué?— la confrontó de nueva cuenta el joven dejando de comer y mirándola lloroso mientras continuaba tomándola de la mano y besándosela repetida y pausadamente— ¡reconozco que no soy tan buena persona pero vaya que me haz dado una dura lección, podríamos ser felices, muy felices, podríamos…!— Andrea no le permitió seguir hablando, poniéndole un dedo sobre sus labios le dijo burlona— ¡noooo Gustavo, no otra de tus angustiosas y patéticas letanías ándale mejor sigue comiendo mira que solo con la boca ocupada dejas de decir tonterías!;

Gustavo aprovechó el momento, sabía que era la oportunidad ideal al observar a Andrea tan alegre, le bajó la mano y de nueva cuenta comenzó a besársela y a morderle delicadamente sus deditos y entre estudiadas pausas intentó de convencerla de que le diera una nueva oportunidad en su vida pero la joven se lo impidió.

¡Vaya ahora eres un caníbal maldita sea!— se burló Andrea de el al momento que lo miraba extrañada como éste le mordía suavemente sus dedos; Gustavo intentó jugar con ella pero la chica fue mas rápida al pescar con el cubierto un pedazo de carne y metérsela en la boca al buen Gustavo riéndose de el.

¡Jajajajajaja, trágatela burro, eso es, he dicho que comas!— se divertía de lo lindo la chica observándolo tragar el bocado. Gustavo de nueva cuenta insistió— ¡solo una oportunidad te pido mi hermosa Diosa, solo una mas!;

MMMMMMMMM, ¡NO!— fue la respuesta de Andrea al momento que acercándosele lo abrazó por el cuello y le mordió juguetonamente una oreja para acto seguido apartarse y limpiarse los labios con su blusa.

¡Guacala, apestas Gustavo!, ¿en donde se quedaron tus fragancias Náutica y Lacoste?— le habló ahora con cierto desprecio y en verdad con una expresión de asco— ¡he decidido conservarte a mi lado como mi esclavo y eso es justo lo que vas a ser y ahora termínate tu comida antes de que escupa en ella y te la arroje al piso y apúrate para que puedas darte un baño por que en verdad que apestas!— concluyó la señorita Andrea clavándole una fija mirada de absoluto desprecio al joven.

Gustavo humilló la mirada, a punto estuvo de continuar en su intento de ablandar a la joven pero la conocía a la perfección y leyó claramente en el rostro de ésta que la charla había terminado y que lo único que esperaba de el en ese momento era obediencia a lo que en silencio se dedicó a terminarse su almuerzo y a dirigirse hacia el baño para ducharse.

¡Ve gateando Gustavo, no camines, gatea hasta encontrar el baño!— fue la orden seca y cortante de su ama, Gustavo la miro y al ver esa dura mirada en ella penosamente se puso a cuatro patas y gateó en primera instancia hacia ella para besarle los pies lo cual fue un error pues tan solo fue recibido con una patada en la cara.

¡Que vayas a ducharte estúpido esa ha sido mi orden no que vengas a babearme los pies!— lo reprendió duramente Andrea al momento que le propinaba una insultante patada en plena cara. Ante el impacto del golpe Gustavo terminó en el piso, intentó ponerse a cuatro patas al instante pero la despiadada muchacha sin consideración alguna lo pateó con todas sus fuerzas en sus costillas tratándolo peor que a una bestia y haciéndolo aullar de dolor.

¡Ahhhhhhhhhhhhhhhhh!— se lamento tristemente Gustavo retorciéndose de dolor en el piso; Andrea avanzó hacia el y así sin misericordia continuó pateándolo cuanto quiso, ¡que humillante!, la cruel Andrea lo hizo avanzar dándole de patadas hasta hacerlo llegar al baño sin parar de insultarlo— ¡avanza bestia que te voy a enseñar en donde está el baño!— el pobre Gustavo se fue arrastrando muerto de dolor y llanto hasta llegar al baño guiado cortésmente a patadas por la malvada Andrea que se carcajeaba sin parar de golpearlo; al llegar al baño Gustavo se encontraba bocabajo a lo que Andrea con otra patada en su costado le indicó que se volteara.

¡Que tan humillado y hundido se encontraba el miserable de Gustavo ante esa chica!, pues a pesar de tan bestial trato en ningún momento pasó por su mente rebelarse, no estaba esposado, doña Graciela no significaba ningún peligro a lo que muy fácilmente le hubiese resultado propinarle una paliza a aquella muchacha aparentemente sin sentimientos y largarse de ahí ¡pero no!, Andrea no solo tenía controlado impresionantemente a Gustavo, sino mas bien parecía tenerlo hipnotizado o incluso hechizado pues en verdad que lo trataba sin piedad y el pobre hombre tan solo se acurrucaba resignado a recibir tan inhumano trato.

Andrea le acomodó el pie sobre el cuello a Gustavo y éste tembló de miedo al sentir que la chica fue ejerciendo cada vez más presión hasta impedirle considerablemente la respiración al estarlo prácticamente estrangulándolo con la planta de su pie pisándole el cuello— ¡vas a aprender a adivinar mis pensamientos Gustavo o de lo contario te va a ir muy mal!— lo amenazó mientras le pisaba el cuello mirándolo con una arrogancia y soberbia impactante, mirándolo en una actitud tan déspota comparándolo como si fuera un insecto al cual justamente mantenía por debajo de la planta de su pie, Gustavo tan solo la miró con temor pero también con esperanza y amor.

¡Te aseguro que llegarás a interpretar muy bien lo que espero de ti a cada momento!— continuó Andrea sin dejar de hacerle daño en el cuello— vas a saber perfectamente cuando desee que me beses los pies y cuando no, te lo garantizo Gus, esmérate por que ya me conoces y sabes que si de algo carezco es precisamente de paciencia y piedad— concluyó la chica liberando el cuello de Gustavo que apenas intentó recuperarse en cuanto Andrea rápidamente levantó el pie y sin pensarlo le pisoteó la cara, ¡se la aplastó prácticamente al pisarle cruelmente los labios!, fueron dos pisotones despiadados y brutales que Andrea le propinó en la boca con la planta de su pie, Gustavo ni siquiera gritó, ante tal impacto ahogó el grito y se encontraba bocabajo cubriéndose la cara con sus manos limpiándose la sangre, Andrea le había roto la boca.

La cruel muchacha le pateó suavemente la cabeza y dejó justo enfrente de su cara su pie, lo miraba insolente y riendo con malicia, Gustavo entendió, se arrastró ligeramente y le besó el pie, manchándoselo con su sangre; Andrea no habló tan solo aumentó su cruel sonrisa, descansó un pie sobre su cabeza mientras que el desdichado joven continuaba besándole el otro pie. En cuanto se sintió complacida con otra leve patada le indicó que se hiciera a un lado, se limpió la sangre del pie de los labios de Gustavo en la espalda de éste y lo mandó a duchar dándole a entender de esa forma tan ruin lo que sería su nueva vida a su lado, le había echo entender que viviría según su humor y el capricho de ella, de eso dependería la vida y la tranquilidad o el sufrimiento de Gustavo que tristemente cerraba la puerta del baño para asearse. Extrañamente al verlo entrar al baño Andrea de nueva cuenta le dedicó una mirada tierna y de pena, solo ella sabía lo que sentía realmente hacia Gustavo y desafortunadamente para el joven que la amaba con locura, así era ella, incomprensible y cruel pero hermosa como nadie, una obra perfecta de los pies a la cabeza.

Al otro día Andrea en compañía de su abuela partieron desde muy temprano rumbo a la compañía pues doña Graciela se estaba encargando de continuar en dejar todo en orden en poder de su nieta. A Gustavo le dejaron ropa económica pero al menos limpia y decente y la orden de que igual partiera a la compañía lo cual hizo casi al mismo tiempo que su ama aunque el demoró mucho mas en llegar tomando en cuenta de que a el lo hicieron ir a pie no quedándole otra opción mas que caminar una distancia considerable mientras que Andrea y su abuela lo hicieron en el reconfortable automóvil deportivo de la hermosa muchacha.

Así dio inicio una nueva fase del infierno de vida que llevaría Gustavo pagando con creces por sus errores del pasado pues por unos días las chicas en la compañía se limitaron a humillarlo y hacerlo sufrir, lo dejaban por ratos en verdad eternos postrado a los pies de ellas suplicándoles su ayuda para que siempre al final lo apartaran con una patada y lo echaban de ahí entre todas propinándole bofetadas y empujones. Por las tardes continuaban sus pesares en la casa de Andrea a quien Gustavo casi ni veía y cuando la chica se dignaba a mostrarse frente a el era solo para limitarse a ordenarle y comprobar que cumpliera con sus labores de criado, ya mas adelante lo entrenaría como esclavo pues según ella todavía quedaban en el joven algunos detalles por pulir.

Así transcurrieron dos semanas hasta que Gustavo tal y como ya se le estaba haciendo costumbre se presentó por la mañana en la compañía resignado a sufrir su calvario de ese día con la diferencia de que esa vez fue requerido para presentarse a la oficina de su ama Andrea y así lo hizo, Gustavo entró penosamente gateando a la lujosa oficina pues solo así de esa humillante manera le tenían permitido desplazarse por toda la compañía, nada mas hacerlo pudo observar que ahí se encontraban las tres chicas presentes en compañía de Andrea quien le permitió gentilmente permanecer de rodillas y mirarlas, el joven las miraba asustado y las malvadas chicas le sonreían burlonas. Andrea le habló a Gustavo.

¡Bien Gus, las chicas por fin han tomado su decisión la cual he aceptado y por ello hemos llegado a la conclusión que tu eres como un icono, como un símbolo de ésta compañía por todo el tiempo y el cargo que has ocupado!— le comunicó Andrea con cierta emoción y tratando de sembrar aún mas la incertidumbre en el joven, después de una pausa continuó— ¡por lo tanto no podemos echarte!— concluyó una risueña Andrea apoyada al igual con las sonrisas de las otras chicas. Gustavo respiró aliviado pero ese alivio le duró muy poco pues enseguida la malvada Andrea le comunicó lo que faltaba decirle de la cruel decisión que habían tomado con el.

¡Sí, podrás quedarte Gustavo!— de nueva cuenta la chica hizo una pausa, miró en complicidad a las otras y sin poder evitar la gracia que le causaba todo lo que le estaban haciendo padecer al joven terminó por comunicarle a Gustavo diciéndole, casi gritándole entre risas— ¡FELICIDADES GUSTAVO ERES LA NUEVA MASCOTA DE LA EMPRESA!— al momento todas se carcajearon cruelmente de el pero al joven tan solo parecía importarle las carcajadas y las burlas de Andrea y de nadie mas a lo que tan solo se limitó tristemente a mirar con el rostro desencajado a su ama esperanzado una vez mas en encontrar siquiera unas migajas de compasión y pena hacia el.

¡Así es Gus, hemos decidido que para pulir tu orgullo por completo te vendrá muy bien hacer las labores de algo completamente inferior, degradante pero a la vez cómico y que mejor que tomarte como nuestra mascota!— le explicó amablemente Andrea con una bella sonrisa en su rostro sin importarle como siempre los sentimientos del joven.

¿No te alegra mi amor?— continuó burlándose a sus anchas la hermosa joven haciendo reír de nuevo a todas por los gestos tan graciosos que a Andrea le salían al natural en especial cuando se trataba de burlarse de Gustavo— ¡en mi caso serás mi perro tanto en mi hogar como en mi trabajo jajajajaja!— concluyó riendo alegremente.

Gustavo no pudo evitar sentirse en verdad destrozado moralmente pues no contaba con que éstas chicas no dejaban de sorprenderlo a cada instante y justamente en ese momento cuando apenas asimilaba el mas reciente cambio que se daba en su vida ahora en poder de Andrea y compañía, su hermosa dueña se tronó los dedos mirando con malicia a las demás chicas quienes le sonrieron cómplicemente marchándose de la oficina pero tan solo por un momento. Mientras Andrea le habló de nuevo a Gustavo haciéndolo tan dulcemente que nadie sospecharía que lo hacía con burla y con sarcasmo.

¡Aguarda mi amor que viene lo mejor del día!— la cruel chica hizo una pausa para soltar una de sus ya habituales risitas burlonas y enseguida añadió aún entre risas— ¡tu bautizo como nuestra mascota!; ¡tú tranquilo, no tienes que hacer nada solo quedarte así como estás, quietecito y de rodillas, ah, y cierra los ojos ya!;

Gustavo obedeció, ¿Qué mas le quedaba sino resignarse a esperar lo que viniera por parte de estas perversas muchachas?; Andrea lo miraba sonriente mientras el joven permanecía con los ojos cerrados invadido una vez más por los nervios y el miedo mientras que Andrea se frotaba las manos aguardando la entrada de las otras chicas.


Continuará……………………….


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