sábado, 1 de mayo de 2010

RUBÍ 1

Apenas el profesor tomó la decisión de seguir al lado de Rubí como su esclavo, ésta rápidamente pensó en esa relación y en la situación en la que debía encontrarse Susana y bien en un principio había dicho al profesor que irían a Italia, decidió cambiar de planes y no alejarse demasiado por lo que prefirió solo tomarse unos días de descanso en una hacienda propiedad de su madre que se encontraba en otra ciudad aunque hizo creer a sus amigas que estaría en Italia. Rápidamente se instalaron y después de indicarle al profesor cual sería su habitación Rubí se dirigió a la suya a descansar y pensar serenamente en el rumbo que habían tomado las cosas y como debía ahora manejarlas.

Ya en su habitación el profesor se sentía maravillado al estar al lado de su amada Rubí y fascinado al notar que en todo el camino rumbo a la hacienda ésta no solo lo había tratado amablemente como a un amigo sino que lo trató de una manera mucho mas intima que al profesor lo hizo gozar de dicha con ese trato, ni siquiera lograba conciliar el sueño pues tenía tanto en que pensar y todos esos pensamientos lo hicieron llegar a una conclusión y se atrevió a trazarse un objetivo: ¡conquistar a Rubí!, hacerla un tanto mas humana, mas comprensiva, casi una santa. El profesor siendo una persona sencilla y de muy buen corazón y que adoraba a Rubí, presentía que también el no le era indiferente a la chica pues si no, no hubiera accedido a que el siguiera a su lado pensaba convencido y seguro de si mismo.

¡Solo es cuestión de tiempo y de tratarla mas y estoy seguro de que podríamos ser una feliz pareja!— pensaba sonriente el profesor fundamentando esos pensamientos en el trato que ahora Rubí le daba y que le hacía pensar que había cambiado su manera de comportarse con el y que había dado como resultado que el recobrara de nuevo parte de su orgullo y dignidad que sentía haber perdido por completo en el pasado pero olvidando todo lo que había ocurrido se aferró a creer en lo que pensaba y estaba dispuesto a lograrlo a luchar por ese amor de Rubí, dispuesto no a controlarla pero sí a lograr hacerla mas justa con las demás personas incluido el y menos déspota y arrogante que era lo que caracterizaba a Rubí desde que el la había conocido.

Luis por esa noche apenas y logró conciliar el sueño pensando en la belleza de Rubí, en esa belleza que no tenía limites al igual que el amor que el sentía por ella y no se daría por vencido hasta lograr conquistar su corazón por completo pues lejos estaba aquel demonio perverso que tanto lo hizo sufrir y ahora muy a su pensar del profesor se había convertido en una divinidad, un ángel hermoso y que era justamente lo que parecía en la otra habitación Rubí durmiendo profundamente abrazada a su almohada “un ángel”, lastima para el profesor pues no imaginaba siquiera lo que ese “ángel” pensaba y que poco a poco iría descubriendo pues a pesar de todo lo que el había vivido a su lado lo que ésta le había dicho al final era muy cierto: ¡no la conocía! y si su belleza no tenía limites para desgracia de Luis mas tarde descubriría que la maldad y perversión de Rubí tampoco tenía limites, pues esa maldad y perversión habían nacido con ella al igual que lo déspota y arrogante que se portaba con personas que ella consideraba muy por debajo de su clase, pero ya habría tiempo suficiente para que Luis se diera cuenta en realidad en la situación en la que ésta vez el solo se había metido.

Al otro día muy temprano Rubí ya se había despertado y vestido con unos pantalones de mezclilla azules, blusa negra al igual que sus hermosas zapatillas de fino y alto tacón dejando suelto su largo cabello que ahora lucía un tono rojizo que le sentaba de maravilla entró en la habitación de Luis sonrió traviesa al verlo todavía durmiendo, jaló una almohada y con la misma lo golpeó en la cara riéndose hasta que este despertó sobresaltado.

¡Venga bobo que me muero de hambre!— dijo Rubí con su habitual risita burlesca— vamos a salir a desayunar, te espero en el auto.

Luis apenas y tuvo tiempo para arreglarse pues Rubí impaciente lo esperaba en el auto y no tardaron en llegar a un lujoso restaurante en el cual ella y su madre eran muy conocidas, el encargado en turno no tardó en hacerla de reverencias ante Rubí preguntándole por su acompañante pues a pesar de que el profe no iba mal presentado si se notaba la gran diferencia en clase y elegancia ante Rubí quien solo se limitó a sonreírle al encargado sin responderle. Luis se sentía anonadado ante tanto lujo y Rubí se divertía al darse cuenta del nerviosismo que lo había invadido y no dejaba de mirarlo y sonreírle burlona al ver que ni siquiera probaba alimento.

¿Qué pasa Luis?, ¿no te gusta la comida?— le dijo risueña mientras que ella devoraba con apetito,

¡No, no es eso!— respondió Luis nervioso— al contrario todo está exquisito,

¡Jajajaa!— se burló Rubí de el— ¿exquisito?, si ni siquiera has probado alimento. Rubí tomó un poco de su jugo de naranja y notó que el mesero que la atendía un muchachito que debía tener la misma edad que ella y físicamente atractivo no dejaba de mirarla embelesadamente, admirando en silencio su belleza; Rubí lo miró fijamente y el jovencito enseguida inclinó el rostro a lo que ella lo inspeccionó de pies a cabeza ¡un chaval algo apuesto!— pensó Rubí— pero no es mas que un miserable empleado— concluyó mirando con un desprecio absoluto al joven que permanecía inclinado.

¿Sabes?, entiendo que hayas perdido el apetito, la comida es pésima, este lugar ha cambiado mucho— dijo de pronto a Luis,

¿Pero que dices?— respondió Luis inquieto— si hace un instante disfrutabas de todo,

¡Solo sígueme el juego!— dijo Rubí sonriendo maliciosamente a Luis a quien le había permitido tutearla al momento que alzaba la mano tronándose los dedos; este no entendió lo que Rubí le había dicho, en un instante el joven acudía al llamado de Rubí sin percatarse que antes de llegar ésta solo ante la mirada incrédula del profesor había introducido en la sopa un cabello de ella misma.

¿Qué significa esto imbécil?— le dijo Rubí mirándolo con desprecio,
¡Oh, señorita, que pena mil disculpas!— respondió apenado y sorprendido el muchacho al ver el cabello en la sopa— ¡no se preocupe, se la cambiaré enseguida!,

¡Oh, no de cambiar nada!, ¡llama al encargado!— le dijo Rubí altanera,

El muchacho enrojeció y con una mirada suplicante le dijo a Rubí:

¡No es necesario!, yo mismo me encargaré de…..

¡Llama al encargado!— le gritó ésta vez Rubí,

No fue necesario que el mesero lo hiciera pues el encargado que había estado observando el incidente se acercó hacia la mesa.

¡Señorita Panty!, ¿algún problema?,

Rubí ni le contestó solo le señaló con la mano el plato de sopa a lo que el encargado apenas y logró hablar.

¡Oh, señorita le ruego que sepa perdonarnos le aseguro que nunca volverá a ocurrir algo tan desagradable, cambiaré por completo al personal de la cocina.

¿Personal de cocina?— dijo Rubí— sí el cabello es de este imbécil ¡estoy segura!, ¿Qué piensa hacer al respecto?,

Todos enmudecieron ¿Cómo podía decir eso?, si el cabello era largo y el pobre muchacho apenas y tenía cabello pero ¿Quién se atrevería a contradecirla?, ¿el encargado?, ¡para nada!, se trataba de la hija de la excéntrica millonaria Gloria Panty y si Rubí decía que el cabello era del pobre mesero es por que así debía ser. El mismo encargado hizo entender con la mirada a su empleado que no dijera una sola palabra pues este ante tal injusticia hasta temblaba del coraje y a nada estaba de explotar ante Rubí, el encargado sudaba al igual que Luis y finalmente dijo resignado:

Señorita Panty, ¡dejo en sus manos la decisión!,

¡Quiero que lo despida!— dijo Rubí altanera y mirando burlona al mesero,

¡Que así sea!— respondió el encargado evitando mirar al muchacho que lleno de impotencia estaba a punto de llorar por tan tremenda injusticia y el necesitado del trabajo pero conocía a esa clase de personas como Rubí y sabía que hasta el encargado poco podía hacer en su defensa pues su delito había sido no agradarle a la caprichosa jovencita.

¡A menos que…!— dijo Rubí risueña dejando la frase al aire,

¡Lo que usted desee señorita solo háganoslo saber!— respondió el encargado,

¡Quiero que se disculpe!— respondió Rubí cruzada de brazos y poniendo una expresión seria tratando de contener la risa.

El encargado asintió con la mirada y el mesero tras permanecer un instante callado mirando como Rubí tranquilamente tomaba un poco de su jugo decidió tragarse su orgullo.

¡Señorita Panty, le ruego que sepa disculparme!— dijo el muchacho sin ocultar su coraje,

¡Oh, que fácil!— le respondió Rubí despectivamente— ¡pero no!, ¡exijo que se disculpe de rodillas!— concluyó mirando al encargado.

El mesero tenía la cara roja de vergüenza y la humillación por la que esta joven lo estaba haciendo pasar pero sabía lo que se jugaba si intentaba siquiera retarla.

¡No es necesario que se quede, si al final no quedo satisfecha se lo haré saber!— dijo Rubí al encargado que se retiró al ver que penosamente su empleado se arrodillaba ante una hermosa y arrogante Rubí quien no conforme al ver al pobre muchacho de rodillas ante ella le dijo mientras divertida volvía a tomar un poco de jugo:

¡Ahora suplícame que te permita conservar tu miserable trabajo!

Para fortuna del joven mesero al menos el restaurante estaba prácticamente vacío ya que sin tener otra opción accedió penosamente a suplicarle, a implorarle a Rubí que le permitiera conservar su empleo y al sentirse tan denigrado, tan humillado por ella, el joven no pudo evitar las lágrimas.

¡Jajajaja, pero que patético!— dijo Rubí después de carcajearse cruelmente y muy divertida con la triste actuación del muchacho— ¡bueno ya está bien pero solo por que me has divertido!— concluyó y es que ¡como gozaba Rubí el burlarse y menospreciar a las demás personas!, era algo tan natural para ella y estaba tan acostumbrada a ver como siempre cualquiera terminaba haciendo lo que ella quisiera por degradante que fuera utilizando para eso su belleza y sobre todo el poder y las influencias tal y como le había enseñado su madre Gloria. Rubí de momento estaba más que satisfecha con la penosa situación que le había hecho pasar al mesero y sonriente miró al profesor pero para su sorpresa Luis no le devolvió la sonrisa, permanecía serio, molesto reprochándole su comportamiento; Rubí con una expresión de que no lo entendía inocentemente quiso preguntarle que sucedía con el pero éste no le dio tiempo.

¡Prefiero esperarte en el auto!— fueron las palabras del profesor para enseguida levantarse y salir del lugar dejando a Rubí con la palabra en la boca.

Rubí se molestó y se indignó por tal desplante de Luis y fue el pobre mesero quien se lo pagó pues encontrándose todavía de rodillas lo miró con desprecio, acercó el plato de sopa hacia su bello rostro y después de escupirlo se lo arrojó a la cara para enseguida levantar su bolso y todavía liquidar su cuenta.

Rubí salió indignadísima del lugar y el profesor al verla cayó en cuenta en la forma en la que se había comportado e intentó disculparse pero ésta sin darle tiempo le cruzó la cara con una fuertísima bofetada que casi lo hace caer.

¡Escúchame bien Luis!, piensa muy bien como te comportas ante mí antes de hacer otra estupidez por que no voy a tolerar ni una sola escenita mas como la que acabas de hacerme pasar— dijo Rubí mirándolo furiosa para después meterse al auto. El profesor apenas y a tiempo logró dar un brinco hacia atrás pues ésta tras encender el auto dio reversa sin fijarse que Luis estaba cerca.

¡Rubí, por favor perdón, déjame explicarte!— dijo Luis acercándose a ella,

¡Está bien te perdono!— respondió Rubí mas tranquila y sonriéndole burlesca añadió— pero como castigo te iras a pie a la hacienda,

¡Pero yo no conozco el camino!— contestó Luis alarmado,

¡Ingéniatelas!, ¿no te crees muy listo?— le respondió entre risas y se marchó dejando a Luis solo y sin dinero para llegar a la hacienda.

Por otra parte en el rancho de Tania, Susana se encontraba tal y como Rubí había deseado en un corral a 4 patas con un collar de perro en el cuello unido a una cadena que se encontraba sujeta en una de las esquinas de dicho corral teniendo como compañeros a unos cerdos que se encontraban en otro corral junto al de ella soportando los olores y la suciedad, no estaba esposada ni de pies ni de manos ¡no era necesario!, pues prácticamente tenía inservibles una mano y una pierna y se le hacía incluso mucho mas fácil desplazarse a 4 patas como un animal que hacerlo como una persona normal y aunque opacada y destrozada, sintiendo pena de ella misma por la situación en la que se encontraba con un vestido un tanto roto y sucio al igual que su rostro aún así no se podía negar su belleza aunque su bello rostro inspirara sufrimiento y tristeza, en el suelo contaba con un tazón de agua y otro en el que seguramente Tania le daría de comer lo que decidiera según su estado de humor.

En ese momento en el que Susana pensaba en como su vida había dado ese giro y tristemente se contemplaba su hermoso y largo pero sucio cabello oyó pasos, era Tania quien se acercaba con una falda corta de mezclilla, blusa a cuadros y unas altas botas negras que le llegaban hasta la rodilla, sencillamente hermosa es como se podría describirla; abrió el corral y cruzando sus brazos se paró justo frente a Susana con una mirada burlona y ésta enseguida quiso demostrar su rebeldía mirando retadora a Tania.

¡Oh, Susana!, ¿Por qué esa mirada?, yo no te he hecho nada, ¡aún!— le dijo Tania sonriéndole con burla— de hecho nadie te hizo nada todo ha sido consecuencia de tus actos.

¡Tania, como puedes tolerar esto y hablarme de ésta forma!— le reprochó Susana sin esconder sus primeras lágrimas que le corrían por su rostro— ¡éramos amigas y tu decías quererme mucho!,

¡Sí!— contestó Tania— pero también Rubí es mi amiga y ¿sabes? no quiero hablar de esto, ¡ah y por cierto Susi!— le dijo mirándola con lástima— te recuerdo que para ti soy la señorita Tania o el ama Tania ¡también me gusta como suena!, ¡venga!, mientras mas pronto aceptes tu nueva condición y me obedezcas no tendrás de que preocuparte al menos conmigo,

¡Por quien deberías ponerte a rezar y arrastrarte a sus pies para implorar su perdón a ver sí así la ablandas un poco y consigues algo de piedad, aunque conociéndola lo dudo, es por Rubí!, que por cierto llega mañana y nos veremos de nuevo junto con Mayra y Rocío— concluyó Tania suspirando al recordar a sus amigas.

¡Tania, no puedes hablar en serio!, ¡Rubí es un monstruo!,

¡Oh, dale con Tania!, Susana para que veas que no tengo nada en contra tuya solo el día de hoy permitiré que me tutees, si mañana vuelves a llamarme solo por mi nombre ¡te va a pesar!, no digas que no te lo advertí— contestó Tania, pero Susana no hizo caso de éstas palabras y prosiguió,

¡Por dios Tania!, que no ves la injusticia tan inhumana que ha hecho Rubí conmigo y tú y yo estábamos tan unidas ¡por favor tienes que ayudarme, tienes que recapacitar!,

¡Ya cállate Susana!, deveras que estás de molestosa mejor preocúpate por aprender lo poco que te pueda enseñar como debes comportarte ante nosotras o de lo contrario la vas a pasar mal, muy mal— le dijo Tania en un tono amenazante— ¡a ver!, ¿Por qué no pruebas con mis botas?, se ensuciaron en el camino, anda, alcanza ese paño lo humedeces en el agua y me las limpias, ¡oh, espera!, creo que no mejor lo haces con la lengua ¡sí!, no creo que Rubí te permita limpiar sus zapatos con un paño, no de seguro te hará hacerlo con la lengua, ¡oh, por dios!, estoy confundida ¿Qué diría Rubí?—concluyó Tania en verdad preocupada por saber que decisión hubiese tomado Rubí.

¡Rubí, Rubí!, por un carajo Tania tu mundo gira alrededor de Rubí, ¡no seas una niña idiota, una marioneta eso es lo que eres para Rubí!, ¡eres una sombra de Rubí, se tu misma!, ¡ayúdame a escapar no te vas a arrepentir!,

¡Como te atreves a hablarme de esa forma!— le gritó Tania furiosa a Susana, aún así no la golpeó pues en verdad tiempo atrás ella al igual que sus amigas excepto Rubí admiraron, adoraron y aprendieron de Susana pero las palabras que ésta le dijo la hirieron y la hicieron sentir mal.

¡Es la verdad Tania!— continuó Susana arriesgándose a acabar con la paciencia de ésta— Rubí solo te está utilizando al igual que a las otras yo la conozco muy bien al igual que a su madre y te puedo asegurar que ella no tiene amigas solo las utiliza a su conveniencia y cuando ya no les sirven no solo las deshecha ¡no!, juega con ellas lentamente degradándolas humillándolas sin un solo indicio de remordimiento hasta destrozarlas por completo y arruinarles la vida como pretende hacer conmigo y con el profesor el ahorita la divierte y por eso lo mantiene a su lado pero en cuanto ese capricho se le pase ya verás como termina el profesor y tú estás…..

Tania no la dejó terminar, levantó la pierna y teniendo a Susana frente a ella a gatas le aplastó la cabeza hundiéndole la cara sobre la suciedad y lodo del suelo, Susana se desesperó al sentir que no podía respirar ni tampoco liberarse del peso hasta que Tania retiró el pie de su cabeza.

¡Ni una palabra mas Susana, por que te vas a arrepentir!, no quiero ser yo quien inicie el infierno que te espera, en nombre de esa amistad que tuvimos te perdono todas las palabras ofensivas que me has dicho y prometo no ser tan cruel contigo pero hasta ahí, no puedo hacer mas por que como bien dices ¡soy solo una sombra de Rubí!— contestó Tania esto último irónicamente— ¡por cierto, creo haberte dicho que me limpiaras las botas!, ¿Qué esperas? y recuerda ¡con la lengua!— concluyó Tania.

Susana se dio cuenta que retando y atacando a Tania nada iba a lograr y decidió cambiar de táctica portándose sumisa y obediente con ella.

¡Tania, por favor!— dijo Susana mirándola ahora suplicante— ¡te lo ruego, no me hagas pasar por esto!, ¡yo, lamer tus botas, por dios ten piedad!,

¡No seas ridícula Susana!— contestó Tania después de una gran carcajada— no es nada comparado al trato que te dará Rubí o que ¿crees que ella tendrá el gesto o la cortesía con la que yo te hablo?, si casi te estoy pidiendo que por favor me limpies las botas, ¿crees que Rubí te hablará de esa forma?,

¡Al menos no me trates tú de esa forma!— suplicó Susana sintiendo que el llanto la traicionaba,

¡Es por tu bien Susana!— pensaba pasarte por alto algunos detalles pero créeme te haría un mal, mientras mas rápido te acostumbres mejor y Rubí llega mañana así que es buen momento de que empiece a moldearte. Tania levantó un pie y le dejó la bota cerquísima de su cara y Susana ya sin poder evitarlo llorando miró una vez más a Tania a los ojos con la esperanza de encontrar en ella algo de piedad, pero ésta acercó incluso más la bota y Susana ya sin elección con la lengua y con sus lágrimas comenzó a limpiarle la bota hasta quitarle toda la suciedad y proseguir con la otra.

¡Ves Susana!, no es tan difícil, a todo se acostumbra uno y en tu caso con limitarte a obedecer será mas que suficiente y a todo caso si no lo logras unos buenos cintarazos te harán cambiar de opinión— le dijo Tania con toda la intención de burlarse de ella.

¡Ahora vuelvo!— dijo Tania para hacerlo después de un rato con un plato en donde le traía las sobras de su almuerzo y se las echó en su tazón.

¡Anda, debes estar hambrienta, quiero ver como te lo devoras y sin meter las manos solo la boca!— le dijo Tania entre risas,

¡Tania, amor!, Rubí todavía no llega y te prometo obedecerte no tienes por que humillarme de ésta forma, ¡si tú quieres podrías darme algo decente de comida te lo ruego!— dijo Susana mirando en verdad afligida a Tania con la cara aún manchada de la suciedad de sus botas.

Tania permaneció callada por un instante como que se lo pensaba para después sonreírle maliciosamente y decirle:

¡Sí!, ya lo había pensado pero vuelvo a lo mismo solo te haría un mal pues te acostumbrarías y sufrirías mas con el trato de Rubí además aunque yo quisiera, verás— suspiró y burlesca de nuevo le dijo— ¡solo soy una sombra de Rubí y solo cumplo sus órdenes! y hablando de eso ¡come!, que tengo órdenes de no matarte de hambre.

¡No lo haré!— contestó Susana en verdad decidida a no ceder ésta vez a tan degradante orden.

¡Susi!— respondió Tania con una sonrisa que dejaban ver sus perfectos dientes blancos— ¡créeme, tu delicada piel te agradecerá el mayor número de cintarazos que puedas evitarte!— concluyó mientras burlonamente le mostraba su cinturón negro de gruesa hebilla.

Susana rompió aún mas a llorar— ¡eres una maldita Tania!, ¡púdrete!— le dijo con todo el rencor que sentía y comenzó a comer las sobras ante las risas y muecas de asco de Tania.

Al otro día casi al atardecer Tania fue por Susana para sacarla del corral y llevarla a la casa para poder asearla; Susana se sentía miserable al ser llevada por ésta de la cadena y ella detrás siguiéndola como un perro; después de asearla Tania que de nuevo lucía sus altas botas se acomodó en un mueble y dijo a Susana:

¡Quítame las botas!, quiero estar cómoda para cuando llegue Rubí. Susana quedó pálida al imaginarse que tenía tragarse una nueva humillación por parte de Tania pero obedeció.

¡El cierre lo bajas con los dientes!— le dijo Tania algo fastidiada al notar que ésta pretendía hacerlo con las manos; Susana bajó el cierre de ambas botas con los dientes y procedió a quitarlas y al hacerlo se sintió terriblemente ofendida al impregnarse por completo del olor de los pies de Tania quien había llevado las botas puestas toda la mañana y por lo tanto a Susana no le pareció tan agradable sentir y tener cerca de su cara esa mezcla de sudor y cuero.

¡Jajajajaa!— ¿Qué pasa Susana?— con esa expresión pensaré que te ofende el olor de mis pies, anda, bésamelos que ya te irás acostumbrando, ya verás después serás tú misma quien nos suplique que te dejemos besarnos los pies— le dijo con toda la intención de humillarla— ¡será lo mejor!, por que ¿sabes?, Rubí ha ido tomando una bonita costumbre de que le encanta que le besen los pies, ¡qué digo que le besen!, le fascina que le laman los pies, sino pregúntale al profe Luis y ¡créeme! Rubí no te va a tolerar una sola mueca de asco ante ella así que a ver si la vas mejorando hasta lograr hacerlo como a ella le gusta ¡con una sonrisa en los labios! y riendo Tania le restregó sus pies por toda la cara a Susana hasta quitarse por completo lo sudados que estaban ante la cara roja de vergüenza de ésta; después se puso unas sandalias blancas para estar mas cómoda y mandó a Camelia quien ya se encontraba ahí ansiosa por recibir a su adorada señorita Rubí que regresara a Susana al corral no sin antes decirle:

¡Bien Susana!, espero que te haya servido lo poco que te dije, ¡Rubí está por llegar!,

Continuará………………..

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