sábado, 15 de mayo de 2010

RUBÍ 11

Susana continuaba llorando implorándole a Rubí— ¡mátame, te lo suplico, acaba conmigo ya por piedad!— pero Rubí se carcajeó cruelmente de ella y la levantó sin consideración alguna por sus mechones para dirigirse a ella mirándola despectivamente:

¿Matarte, que te volviste loca?, ¡jamás Susana!— te mantendré viva cuanto tiempo pueda ¡te juro que primero quedarás loca o enferma de tanto ingerir orines a que te mate, tu desgracia es mi diversión y mi triunfo así que ni lo sueñes!— le dijo aumentando esa expresión de burla y desprecio en su rostro para enseguida añadir— y que bueno que me lo mencionas, pondré de ahora en adelante a Camelia a supervisarte por si intentas de alguna manera suicidarte— concluyó burlona.

¡Eres un monstruo Rubí!— le gritó de pronto Susana ésta vez demostrándole todo el odio que en realidad sentía por ella olvidándose de las represalias que esto le pudiera ocasionar— ¡que pena me das, todas hemos sido crueles pero a ti no se te puede llamar cruel!, ¡eres en verdad asquerosa, un ser sin alma y sin corazón, sin rostro ni sentimientos!,

Rubí se la quedó mirando seria por unos momentos, esas palabras le dolieron pues se crearon confusiones en su mente como las veces en que Luis también le reprochaba que no lo quería y que no quería a nadie solo a ella pero riendo le contestó— ¡sí un monstruo, jajaja, mmmm y hablando de monstruos ya está bien que te permita que me estés llamando por mi nombre miserable engendro, eso es lo que pareces ahora, un engendro!— humilló Rubí a Susana y acercándose a ella le dio una brutal patada en sus pechos y mientras ésta se revolcaba de dolor en el suelo llamó a Camelia para que se la sujetara y no se le moviera y ella pudiera tranquilamente orinar en la boca de Susana haciéndoselo tragar aunque como siempre Susana era incapaz de bebérselo todo pero eso también Rubí y su ingenio estaban a punto de cambiarlo.

Y después de orinar sobre Susana se dirigió a Camelia— ¡dile a Tania o a Mayra que le den 20 cintarazos por que se me da la regalada gana, cualquiera de ellas lo hará gustosa!,

Camelia obedeció y fue Tania quien le dio los 20 cintarazos muerta de risa al ver el nuevo aspecto de Susana, “obra de Rubí”.

El tiempo seguía su marcha y tal y como ya Rubí lo había pensado y dándole vueltas a que siempre que orinaba en Susana o en Luis no lograban tragárselo todo, a Susana la humillaba haciéndola lamer lo que quedara en el piso pero a Luis en ocasiones se lo perdonaba pero pensándolo tomó una genial decisión: ¡refrigerar sus orines!, el de ella y de todas, tenerlas almacenadas siempre en botellas de plástico listas a cualquier hora para servir de bebida rehidratante para Susana y Luis y puso manos a la obra y como punto de crueldad serían los mismos Susana y Luis quienes se encargarían de recolectar los orines así que desde ese momento en las habitaciones de cada una de ellas había una bacinilla que Camelia se encargó de conseguir en donde muy quitadas de la pena Rubí y sus amigas orinaban todas las veces que lo hacían durante el día para que en las noches Luis y Susana pasaran a las habitaciones a recolectar la orina y echarla en las botellas e irlas refrigerando.

En una de esas noches Luis llenaba las botellas en el cuarto de Rubí con asco y con mucho cuidado de no desperdiciar una sola gota, cuando pensó que terminaba pues solo quedaba un poco de liquido en la bacinilla, Luis pensó que se tiraría o que se quedaría ahí hasta el otro día para que se volviera a llenar dicha bacinilla pero Rubí al verle su cara de asco le dijo con una cínica sonrisa:

¡Bébetela Luisito, por lo visto tu no entiendes como diablos controlar tus expresiones!— si te da asco, ni modos, te aguantas, a mi me da asco ver que lo llenes ¡pero soy fuerte y me quedo a verlo!— le dijo muy orgullosa— ¡así que anda, tómatelo!,

Luis la miró por un momento suplicante pero decidió resignarse en vez de hablar y con pena comenzó a tomárselo no sin antes ver como Rubí sin ocultar su malicia y su perversa sonrisa de que en verdad disfrutaba humillándolo escupía sobre el ya de por sí asqueroso líquido que se encontraba en la bacinilla mezclándolo con su saliva y en ese momento en el que Luis luchaba con tomarse ese líquido sin vomitar y Rubí lo observaba divertida ésta cayó en cuenta de lo flaco y débil que su querido profesor lucía producto del trato que le daba y en especial de su miserable alimentación.

Rubí se quedó contemplando al profesor y si bien estaba claro que Luis no era el tipo más agraciado y simpático que existiera pero ¡vamos!, tampoco estaba nada mal pero era obvio que con el trato que le daba la altanera y caprichosa señorita Rubí cualquiera hasta el más musculoso y joven atlético hubiese sucumbido ante tan inhumano trato y Rubí comenzó a fantasear internamente pensando— ¡pobrecito en que estado lo tengo, si no es nada feo el condenado!— y en verdad Luis era de complexión delgada desde el momento que llegó al instituto por eso es que mas se notaba la abismal diferencia a partir de que quedo en poder de Rubí, tenia el cabello negro y ondulado, era de piel clara y con una mirada entre pícara y tierna, lo dicho no era guapo pero tenía lo suyo y al ser el mas allegado a Rubí pues pasaban casi todo el tiempo juntos era natural que por fin Rubí se dignara a verlo en un plan mas humano y digno y no como al pobre animal como solía llamarlo.

¡Oye Luis!, ¿que pasa contigo?, ¡luces miserable, mírate nada mas estás cada vez mas flaco, débil y eso te hace ver un tanto feúcho y te he dicho que no me gusta un esclavo feo por eso no dejé que Rocío te quemara la cara ni te marqué en ella!, ¿Qué no comes?— le dijo entre divertida y maliciosa. Luis solo humilló la mirada para no contradecir a su ama y Rubí pasados unos instantes en que ambos permanecieron en silencio se apenó al caer en cuenta lo estúpidas y ofensivas que habían sonado sus palabras ¿Cómo diablos no iba a lucir el profesor como lo estaba?, como si fuera decisión de el lo que comía y lo que no, era ella quien controlaba hasta el mas mínimo detalle en la vida de Luis incluyendo sus castigos y el daño y algunas marcas que se apreciaban en su piel producto de latigazos y cintarazos y ahora le reclamaba que lo veía flaco y débil cuando que el paltillo mas suculento y apetitoso al que Luis tenía derecho eran las sobras de la señorita y que le agradeciera cuando a ésta no se le antojaba escupírselas o dárselas ya masticadas y que mejor prueba para el estado físico en el que Luis se encontraba que la de ese momento ella le reclamaba sobre su estado ¡mientras lo tenía bebiéndose sus orines!— Rubí pensó en todo esto y para calmar tantito su mente se le acercó a Luis y comenzó a bromear con el golpeándolo suavemente con sus puños sobre su espalda y sus hombros mientras le decía riendo:

¡Débil, eres un esclavito muy débil, seguro y no podrías ni defender a tu ama de unos malhechores jajaja, no, peor aún creo que yo terminaría defendiéndote!— Luis dejó por un momento la bacinilla que aún contenía orines en el piso y miró enternecido a Rubí ambas miradas se encontraron y Rubí le dedicó una de sus mejores sonrisas de esas que le mostraban sus perfectos dientes blancos y que tanto enloquecían a Luis que ya por ver que su amada le dedicaba a el esa sonrisa quedaba mas que satisfecho y dispuesto a soportar el trato mas cruel y humillante que ésta decidiera darle cuando se le esfumara su buen humor.

¡Luis!— exclamó Rubí contenta— ¿eres feliz a mi lado?,

¡Si ama, tu eres mi mundo, mi religión y mi Diosa y soy feliz de ser tu mas devoto y humilde servidor!— contestó Luis con una auténtica sinceridad en sus palabras lo que hizo sentir a Rubí una auténtica Diosa, orgullosa y vanidosa, conciente del poder que ejercía sobre la mente y alma del profesor.

¡Jajajaja!— se rió Rubí llena de dicha y felicidad al oír las palabras de su mas ferviente adorador— ¡ay Luis, tu no tienes remedio, en fin, mira que si no olieras a orines te daba un beso en los labios!,

¡Podría lavarme muy bien la boca mi adorada Rubí!— le respondió muy emocionado.

¡No, ya será en otra ocasión!— le contestó Rubí burlesca, ambos de nueva cuenta se miraron con ternura y con amor pero como siempre era Rubí la que controlaba la situación y quien rompía el encanto cuando quería y decidió hacerlo en ese momento y al ver que Luis no dejaba de verlo como un verdadero bobo fulminado de amor por ella ésta le señaló con su pie la bacinilla y le dijo entre risas:

¡Luis!— éste no reaccionó a lo que Rubí de nuevo le dijo— ¡Luis, amor, la bacinilla aun tiene líquido, anda se bueno y termínatelo de tomar!— concluyó risueña.

Luis obedeció automáticamente y aunque estaba conciente de que no precisamente era una deliciosa bebida lo que estaba a punto de continuar tomándose pero es que con esa sonrisa y ese tono tan dulce en la voz de la hermosa Rubí solo se podía hacer una cosa: “Obedecerla” y respondió muy seguro al momento que se terminaba el líquido— ¡sí ama, ahora mismo!,

Antes de marcharse de la habitación para refrigerar los orines Rubí le mostró su lado cariñoso y compasivo al decirle— ¡Luis a partir de mañana autorizaré a Camelia para que te de en las noches una porción mas de comida que no serán sobras te lo aseguro!— se quedó callada unos segundos y añadió— ¡oh que Diablos a partir de mañana te permitiré comer hasta saciarte y comerás y disfrutarás los mismos alimentos que yo aunque eso no implica que dejarás de comer mis sobras eso ni lo sueñes!, ¿entendido?,

¡Sí!— atinó a responder Luis pues las lágrimas de felicidad lo traicionaban y le impedían adorar y alagar a su Diosa como lo deseaba.

¡Bueno ya vete!— le contestó burlona Rubí para enseguida añadir— ¡ah, solo ten cuidado que nadie de esas perras te vea no quiero líos y menos por ti, uh y lo principal cuídate de no hacerme enojar porque entonces no solo te quitaré tus comidas extras sino que te juro que te mantendré por lo que te quede de vida comiendo mis heces, anda ya vete!— concluyó Rubí dejándole en claro a Luis mientras se marchaba lo bondadosa que podía ser con el, ¡sí!, pero también lo cruel que sería sí el la desobedecía y eso era en verdad difícil para Luis por que significaba lidiar o mejor dicho adivinar los deseos y caprichos de Rubí.

Algo parecido le sucedió a Susana en el cuarto de Tania pero ésta se mostró aún más cruel hundiéndole el rostro a Susana dentro de la bacinilla y carcajeándose le mantuvo unos instantes ahí la cabeza pisándosela con la suela de su sandalia y casi ahogándola entre sus orines.

Y el tiempo pasaba y el cumpleaños de Rubí se aproximaba, sus 19 años estaban próximos a llegar y antes de eso y con motivo a ello doña Gloria llegó de visita para ver ella misma con sus propios ojos todo lo que Rubí le había comentado que hacía con Susana y con Luis y que a doña Gloria tanto le había excitado y un buen día tras previo aviso ésta se presentó en el rancho y tras los saludos cordiales y una charla Rubí no la hizo esperar mas. Luis ya permanecía ahí a los pies de Rubí después de besar con respeto y humildad los pies de doña Gloria que lucían unas hermosas y elegantes sandalias cafés de tacón mediano y sus uñas pintadas del mismo color que sus sandalias, pero la posición de Luis para doña Gloria no era nada nuevo ni extraño así que la sonrisa se le dibujó en el rostro al momento en que la misma Rubí fue por Susana y la presentó a su madre arrojándosela a sus pies.

Doña Gloria quedó callada por unos instantes sin poder creer lo que veía, se llevó las manos a la boca para no gritar y después de un fuerte suspiro exclamó— ¡oh Dios santo Rubí!— al ver a Susana desnuda, con la piel marcada como una res con el diseño de Rubí, en especial doña Gloria no perdió detalle de observarle la marca de la cara que Susana tenía en ambas mejillas, todo el cuerpo maltratado de latigazos y quemaduras de cigarro, rapada pero con dos ridículos mechones que le servía de diversión a Rubí que en ese momento se los jalaba para mostrarle a su madre el daño que podía provocarle y que hacía ver a Susana mas miserable de lo que ya era.

Aún así en Susana se veía ese odio aún mayor hacia doña Gloria quien después de controlarse un poco por la impresión tan solo se limitó a estirar un poco los pies esperando la humillación inevitable de Susana que con asco y con pena de ella misma le besó los pies momento que doña Gloria nunca olvidaría y así la mantuvo cuanto quiso y Susana llorando tuvo que quitarle las sandalias como podía y sabía hacerlo, con la boca y lamerle los pies mientras doña Gloria platicaba a gusto con Rubí y sus amigas hasta que la apartó de una patada, entonces Camelia les llevó un refrigerio a todas y doña Gloria se extrañó al oír decir a su hija:

¡Camelia, también sírveles a mis esclavos!;

Y no se le quitó a doña Gloria la sorpresa hasta que Camelia regresó obviamente con dos botellas de orina frías que era el refrigerio del que Rubí hablaba y antes de que ésta lo diga, su madre le preguntó asombrada— ¿Rubí, es acaso…?; Rubí no la dejó terminar y con una sonrisa pícara le respondió— ¡podría ser pero si quieres desengañarte puedes probarla jajajajaja!— concluyó burlándose de su propia madre quien también se carcajeó al igual que las otras chicas.

¡Eres como tu madre!, ¿Qué te puedo reprochar?, ¡solo que seas mas bella que yo!— dijo al final doña Gloria al momento que le pellizcaba cariñosamente las mejillas a Rubí que se había abrazado a ella mientras miraban sin remordimiento alguno como Luis y Susana ingerían los orines.

Doña Gloria estuvo con ellas en el rancho solo unos días los cuales aprovechó para cagarse diario en la boca y cara de Susana y hacerse dar placer en las noches por Luis. Ya al marcharse y despedirse de su hija, Rubí la abrazó de nuevo y con una expresión de niña traviesa le preguntó— ¿mamá, soy un monstruo?,

¡Oh Rubí, que cosas dices!— le respondió enseguida su madre mostrándose incómoda y ofendida ante tal pregunta de su hija— ¿pero quien infeliz se atrevió de decirte eso, acaso tus amigas?, ¡por que sí es así lo siento pero yo misma les daré de cachetadas y mira que cuando pierdo el control, tu ya me conoces!, ¿o acaso fue Luis?, ¡por que a el te juro que lo mando a castrar!,

¡Nooo!— le contestó Rubí muerta de risa— ¡Luis me adora y mis amigas me respetan, bueno, al menos de frente a mis espaldas pues no se!, ha sido Susana pero no va al caso, solo dime ¿soy un monstruo?,

Doña Gloria la tomó por los hombros y ambas se miraron por un instante hasta que su madre le alzó las manos y besándoselas le respondió— ¡te diré lo que tu eres: el más bello ser que existe sobre la tierra!,

¡Mamá!— le contestó Rubí a modo de berrinche exigiéndole otra respuesta.

¡El mas bello ser que existe sobre la tierra!— le repitió muy convencida doña Gloria y se marchó teniendo muchos asuntos de negocios que tratar y después de haber comprobado el estado de Susana y lo bien que se la pasaba su hija, su mayor adoración.

Después de la visita de doña Gloria las cosas volvieron a la rutina y en una tarde en la que Rubí llegaba de montar a caballo, sudada se encontró en la sala con Tania haciéndose la pedicure por Luis realizando un trabajo aceptable. Rubí miró divertida la escena y se sentó a un lado de Tania con las piernas cruzadas y curiosa preguntó a Luis— ¿oye esclavo y tu donde aprendiste?;

Antes de que Luis le respondiera Tania soltó una fuerte carcajada y en cuanto pudo controlarse le enseñó el látigo con lo que le expresó a Rubí ¡a punta de latigazos!; Rubí le sonrió burlona a Luis y le exigió en ese momento el mismo trato a sus pies y justo en ese momento sin que la llamaran Susana se acercaba gateando con las sandalias de Rubí en su boca quien sentía que su dicha y su suerte no podían ser mayores pero como siempre trataría de mejorarlo y lo hizo, estando celosa del trabajo y la dedicación que hacía Luis a Tania le exigió haciéndose arreglar también sus pies por el dejándole en claro que si no la satisfacía lo castigaría, mientras tanto Rubí ignorando por completo a la pobre Susana ésta le quitó las botas con la boca y tras acomodarle sus sandalias al igual con la boca se quedó con la cara pegada besando los pies de Rubí, por temor no por sumisión verdadera ni mucho menos por propia voluntad. Luis concluyó con Tania y ésta le hizo ver a Rubí que el profesor había echo un excelente trabajo.

¡Entonces se merece un premio antes de comenzar con los míos!— contestó riendo Rubí que de una patada apartó a Susana para que enseguida le dijera a Luis sin ocultar su bella sonrisa— ¡venga Luis puedes olerme los pies por un rato, tu eres quien lo merece y no ésta puta!,

Tania se echó a reír al ver que Rubí en verdad se creía que premiaba a Luis dejándolo oler sus pies sudados y mas le divirtió la mirada resignada de Luis, algo de lo que Rubí no se dio cuenta o quizás prefirió ignorar y es que en verdad hasta Tania podía sentir el olor a sudor de los pies de Rubí que había tenido las botas puestas todo el día y le incomodaba estando un poco retirada que sería el pobre Luis que tenía que esmerarse en olerlos y lamerlos, ¡oh pero ese era su premio!, según Rubí por hacer las cosas bien, ¡ni discutírselo!— pensó Tania.

¿Y Susana?, la pobre Susana sintiendo pena de sí misma lo único que quería evitarse eran castigos físicos y golpes y sabía que eso solo era posible humillándose ella misma para así poder tener un tanto tranquila a Rubí y lo hizo, llorosa se limitó a meter la cara cuanto pudo en el interior de las botas de Rubí y embriagarse con su olor para que con su desgracia y penosa humillación divirtiera a Rubí y lo logró pues Rubí se carcajeó al ver lo sumisa que se comportaba Susana ante ella y se empezaba a creer que por fin la había domado y se miró con Tania que la acompañó en su alegría y ante la vista de ambas la desdichada Susana se quedó todo ese rato con la cara metida entre las botas oliéndolas. Al final a Luis también le dieron otra sorpresita pues después de cortarle las uñas de los pies a Rubí, Tania las reunió cuidadosamente con las de ella y divertida le dijo a su amiga:
¿Qué tal sí ahora como premio le permitimos comerse las uñas?,

Rubí se carcajeó y se dirigió a Luis mirándolo con lástima— ¡Ya oíste tu premio Luisito!, a que somos lindas contigo, ¿verdad?; Luis al no animarse a hacerlo se llevó una bofetada por parte de Rubí que riendo burlona le repitió— ¡cómetelas he dicho!, a lo que éste sin encontrase con otra elección casi llorando se tragó las uñas de los pies de Rubí y de Tania ante las risas y expresiones de asco de ellas.

Pero así era la vida de Luis con sorpresas y desgracias, con buenos y malos ratos al lado de Rubí como la vez en que ésta y Mayra en una noche que salieron y regresaron ya casi de madrugada borrachas abrazadas la una a la otra tratando de caminar y de que sus piernas no las lleven a la dirección contraria, pegando unos gritos que ellas interpretaban como que cantaban, levantando a medio mundo y en su camino se encontraron con Luis que había acudido al oír los gritos de Rubí llamándolo.

¡Esclavo, ven rápido!, ¿Dónde te acabaste?— eran los gritos de Rubí que al verlo le dijo a Mayra tan pronto pudo articular palabras y tratando de no trabarse al hablar— ¿ves?, ¡te dije que yo tengo un esclavo, te presento a mi perro!,

¡Hola perro!— le dijo Mayra a Luis sin mirarlo pues apenas y podía mantenerse en pie.

Tania y Rocío se partían de la risa al ver el estado de ebriedad en el que estaban sus amigas incluso a Luis también le hizo gracia pero dejó de sonreír cuando Rubí lo empezó a golpear al momento que le decía:

¿Oye de que te ríes bobo?, ¡te voy a enseñar a comportarte!— dicho esto trato de empujarlo pero si Luis no la sujeta ella es la que hubiese terminado con un fuerte golpe en el piso y a Luis le hizo mas gracia todavía cuando oyó decir a Rubí— ¡no te muevas estúpido, no evitarás que te golpee, así que quédate quieto!— Tania y Rocío se estaban divirtiendo de lo lindo riéndose a mas no poder al igual que Luis al ver que era Rubí la que iba de lado a lado moviéndose por borracha al igual que Mayra y Luis casi fue quien la siguió con la cara a la dirección a donde iba la mano de Rubí para que le pudiera dar las para nada fuertes cachetadas pero Luis dejó de sonreír cuando entre Mayra y Rubí lograron tirarlo al piso y entonces entre las dos comenzaron a patearlo hasta que Rubí riendo empujó a Mayra haciendo que ésta terminara también en el piso.

¡Basta, es mi perro y solo yo lo castigaré por que además hip…!— le decía Rubí a Mayra haciendo una pausa y eructando graciosamente para después añadir— ¡quiero orinar y lo haré sobre el así que si quieres divertirte búscate a otro hip, perro o perra!,

¡Pues eso haré idiota!— le contestó Mayra desde el piso y enseguida gritó— ¡Camelia!; ésta acudió enseguida pues también se había levantado al oír el escándalo que habían hecho.
¡Rápido tráeme otra perra que yo también quiero orinar!— le dijo Mayra y ¡claro!, le trajeron a Susana. Para eso Rubí ya se había echo a un lado como pudo su fino vestido y bragas y tenía a Luis estirado sobre el piso que ya sabía lo que se venía; Tania y Rocío se marcharon a dormir y Rubí se agachó acomodándose sobre el rostro de Luis para orinar cuando Mayra le dijo:

¡Espera chula, que te apuesto lo que quieras a que mi perra se bebe primero mis orines que tu perro los tuyos!,

¡Oh no!— le contestó Rubí— ¡no sabes lo que dices, adelante, concursemos!— enseguida le susurró perversamente al oído a Luis— ¡si me haces perder le haré caso a mi madre, te mandaré a castrar!,

¡Y yo te quemaré por completo los pechos a ti maldita perra!— amenazó Mayra a Susana que ya lloraba al comprobar como conforme pasaba el tiempo su desdicha y sufrimiento iba en aumento y cada vez la humillaban y la sometían a las degradaciones mas bajas que alguien pudiera imaginar, aún así escuchó y creyó perfectamente en las amenazas de Mayra.

Y entre risotadas y burlas ambas estuvieron por unos instantes orinando en las bocas de sus esclavos y poco les importó en realidad quien terminara primero tan solo se limitaron a observar que en verdad se lo bebieran. Después Mayra vomitó encima de Susana y no contenta, como pudo, la hizo comerse sus vómitos del suelo y en eso casi se cae ella misma sobre sus propios vómitos; Camelia se la llevó de ahí cargada para asearla y acostarla ante una divertida Rubí que por deseos de ella misma ordenó a Camelia que dejara a Susana oliendo y manchada de vómitos y orines de Mayra lo que quedaba de la noche.

Luis intentó levantarse pero Rubí riendo aún borracha pero sabiendo perfectamente lo que hacía le dijo— ¡espera, no te he dicho que ya te puedes ir, vuelve a acomodarte!; éste temeroso lo hizo y Rubí de nuevo se agachó en dirección a su boca y sin piedad alguna le dijo— ¡ahora tengo ganas de cagar!— y tras soltarse unos pedos como regalo al profesor cagó sobre el y el pobre Luis recordó por siempre esa noche como una de las peores y mas tristes como cuando estuvo prisionero en el baño del Instituto pues Rubí en verdad lo humilló sin piedad obligándolo a comer todas sus heces al momento que ella iba cagando y a limpiarla con la lengua y en parte con la cara y encima también le prohibió que se lavara la cara y que se aseara tan solo Luis le agradeció que al menos no vomitara.

Camelia también se llevó a Rubí hasta su habitación hasta dejarla en la cama tras retirarle sus finas y elegantes zapatillas dejándola descansar con su mismo vestido y por orden de ella dejó a Luis con la cadena sujeta de un árbol hasta el amanecer, desnudo y oliendo y manchado al igual que Susana de orines y el de heces llorando muy triste y completamente desconsolado.

Fue hasta el otro día temprano en que Camelia aseó a Luis y a Susana que permaneció en su corral y a Luis lo llevó a la presencia de Rubí que se encontraba en el comedor luchando con su desayuno para no vomitar viéndose trasnochada y con los efectos en la expresión de su rostro de la resaca, el cabello revuelto; al verla Luis pensó— ¡claro, faltan los vómitos que me perdonó ayer! Y se postró a sus pies.

Ambos permanecían en silencio hasta que Rubí le acercó un pie y Luis sin dudarlo se lo besó, le besó la planta y se atrevió a levantar la cara. Rubí lo miraba seria, el trató de encontrar en ella una explicación pero Rubí fue clara al decirle:

¡No me mires así, ni te pongas sensible!, ¡se perfectamente todo lo que te hice pasar ayer, me acuerdo de todo, lo hice por que quise y punto y si me apetece lo volveré a hacer!,

Luis no le respondió comportándose lo mas sumiso posible humilló la mirada y se dedicó a darle suaves besos en los dedos de sus pies.

¡Muy bien Luis, así me gusta, eso está mejor!— le contestó Rubí en un tono arrogante y orgulloso mientras continuaba incapaz de acabarse su desayuno y mirando a Luis se sonrió de nuevo al ver lo ridículo que lucía postrado ante ella besándole los dedos de sus pies y en un instante Rubí se sintió fastidiada y eso era malo, muy malo para Luis o en su caso para Susana y apartándole la cara con sus pies le dijo— ¿quieres desayunar?,

Luis asintió con la cabeza sin intuir malicia en Rubí y fue gateando para acercar su tazón en el que le daban de comer pensando en las más que sobras desayuno completo y exquisito que Rubí le daría y que apenas había probado pero Rubí insistió en que la mirara y sonriéndole le dijo:

¡No Luis, hoy vas a comer como gente decente, anda siéntate junto a mí!,

Este no se lo podía creer, ¡claro!, en el fondo se sentía culpable por lo que me hizo pasar anoche comiendo sus heces solo que no lo reconocerá pero ahora me recompensará— pensó Luis y alegremente tomó asiento junto a su amada Rubí para llevarse la desagradable sorpresa de que ésta se levantó y tras silbar alegre expresó— ¡oh pero que tenemos aquí, perfecto, lo que tanto te gusta!— y regresó hacia Luis riendo con burla con una lata de comida para perros y antes de que Luis siquiera se quejara fue Rubí quien le dijo cínicamente:

¡Oh sí Luis, para matar el tiempo, venga, diviérteme!— al momento que abría la lata. Luis quiso vomitar tan solo al sentir el olor del contenido al cual aunque varias veces ya había comido no quería decir que se había acostumbrado y también temía de que Rubí vomitara como solía hacer al día siguiente de haber bebido pero Rubí estaba muy interesada en divertirse con el profesor y sin dejar de reírse ésta vez no echó el contenido en ningún plato sino que tomó una cuchara y tratando a Luis como si fuera un niño pequeño le decía mientras revolvía el alimento— ¡venga Luisito, abre el hociquito y disfruta, mmm!, ¿rico?— se burlaba de el mientras ella misma expresaba su asco al estar revolviendo el contenido.

Luis la miró lloroso y ésta vez sí se arriesgó a implorarle— ¡por piedad hermosa, por piedad, sabes que me duele en el alma tener que comerme eso!— le suplicó Luis con el corazón en la mano; pero Rubí riendo le metió sin que Luis se negara la cuchara con el alimento en la boca y no la sacó hasta que éste se tragó por completo el contenido. Rubí se carcajeaba de el y lo miraba con asco y Luis no soportó mas y se puso a llorar pero no conmovió a la cruel señorita.

¡Venga, venga que todavía te queda mucho y cuando te lo acabes te daré lo que me quedó de mi desayuno pero solo hasta que te lo acabes!— le dijo burlonamente y silbando y jugando pues le acercaba la cuchara y cuando Luis intentaba tragarse el alimento se la quitaba y volvía a acercársela burlándose de el— ¿no que no?, ¿a que te encanta verdad?— ¡oye Luis!, ¿no te estarás convirtiendo en un verdadero perro verdad?, ¡por que te echaría de menos jajaja!— así estuvo humillándolo cruelmente hasta que lo hizo tragarse toda la comida.

¡Muy bien esclavo!— le dijo al final con una bella sonrisa de satisfacción al comprobar que el pobre de Luis se había acabado por completo todo el asqueroso contenido de la lata— ¡me encanta que me complazcas aunque eso sea a costa de tu sufrimiento y de tu humillación!, me honra ver lo que estás dispuesto a hacer con tal de verme contenta aunque ¿sabes Luis?, ¡en el fondo te compadezco, pobrecillo!— le dijo al momento que cariñosamente le acariciaba su cabello con sus manos tal como lo haría con una mascota— ¡sabes que si no me obedeces solo te llevarás golpes y mas golpes y terminarás por complacerme o sea que no tienes elección!— Rubí de pronto le hablaba en ese tono compasivo a Luis quedándose callada por unos instantes pues en el fondo, muy en el fondo de su corazón no podía negar que cada vez le tomaba algo mas que afecto a su fiel profesor y no pudo evitar al sentirse mas relajada sentir lástima por Luis al caer en cuenta y reconocer que tan solo lo había obligado a comer comida para perros con el único fin de divertirse solo por que estaba fastidiada y no se le ocurrió algo mejor para matar el tiempo ¡pero ya que!, ya estaba hecho y eso no significaba que Luis la dejara de querer o que se lo reprochara, el pobre estaba tan absorbido por esa hermosa pero sobra decirlo despiadada joven que cada día que pasaba Luis trataba de lidiar con su mente que Rubí lo quería y que solo eran malos ratos lo que le hacía pasar producto de esos cambios tan extremos en su humor y ¡claro!, tampoco significaba que por que Rubí había sentido lástima por el dejaría de comportarse tan ruin con el profesor ya volvería a hacerlo y también quizás de nuevo se apenaría.

¡Por eso me gusta que me obedezcas por voluntad y no por la fuerza!— continuó Rubí después de poner un tanto en orden sus sentimientos— en cambio Susana no termina de convencerme ni de agradarme no veo sumisión en su mirada sino temor y miedo— concluyó Rubí algo confundida en relación a lo último que había comentado al profesor sobre Susana.

Luis la miró intrigado pues sabía que Rubí le decía la verdad, sonaba y se había oído duro y cruel pero le había hablado con la verdad y para quitarse el mal sabor de boca devoró el exquisito desayuno que Rubí le había dejado mientras que ésta le preguntó interesada en oír su respuesta— ¿Qué piensas de Susana?, ¿aún la compadeces?,
Luis la miró dudoso pues presentía que Rubí podría estar gastándole una mala broma para después castigarlo pero ella al intuirlo le dijo— ¡anda, ten confianza háblame sinceramente!,

Entonces Luis le contestó— ¡claro que la compadezco!,

¡Sí!— le respondió Rubí— ¡pobrecita mira que después de lo arrogante y altiva que era!— Rubí hizo una pausa mostrando un semblante que expresaba que en realidad por primera vez mostrara lástima y compasión por Susana, Luis apenas y podía imaginarse que esto fuera cierto y tal y como lo dudaba Rubí lo sacó de su intriga al volver a mostrar esos cambios tan peligrosos en su estado de ánimo al soltarse una fuerte y cruel carcajada que hizo estremecer por completo a Luis que agradeció al cielo que el no fuera Susana y que Rubí ya no lo odiara como al principio— ¡jajajaja, terminar comiendo mis heces y lamiendo mis pies e incluso le exijo que lo haga con una sonrisa en sus labios, es duro, muy duro!— expresó con una sonrisa perversa y orgullosa de ser ella la causante de la desgracia y miserable suerte de Susana— pero como te digo no termina de agradarme, no veo obediencia en ella como te dije, solo temor, pero algo tendré que hacer para probar su grado de obediencia hacia mí— concluyó pensativa sin ocultar una malévola sonrisa en su rostro que hizo pensar lo peor al profesor.

¡Rubí, no crees que….!— le dijo Luis pero ésta no lo dejó terminar— ¡oh Luis!, ¿no te dije?, ¡ya no quiero oír tus opiniones!— le dijo mirándolo altanera.

¡Claro!— le contestó Luis para no contrariarla, sabía que no tenía caso y le preguntó inquieto— ¿y que piensas hacer con ella?,

¡Ya lo verás!— le respondió Rubí con una expresión sádica en su rostro— ¡ya lo verás!,

Rubí olvidando un poco el tema de Susana de pronto preguntó curiosa a Luis:

¡Oye Luis!, ¿tu piensas que yo soy un monstruo?,

Este la miró intrigado a lo que ella insistió— ¡venga, no me mires como un bobo y contéstame pero no lo hagas como un esclavo, quiero una respuesta sincera de ti como persona hazlo honestamente que aunque me enoje prometo no castigarte pero necesito que me digas ¿soy un monstruo?,

Luis tomando confianza se sonrió y arrodillándose ante ella en un acto de amor y sumisión propia le besó tiernamente los pies al momento que le dijo— ¡claro que no, una belleza sin igual como la tuya no puede ser digna de alguien a la que se le catalogue como a un monstruo, eres hermosa y un ser sin igual, eso es lo que eres!, aunque ya que prometiste no enojarte si tengo que decirte que pierdes muy rápido los estribos y la verdad ¡sí te portas cruel sin pensar sí haces daño o lastimas a los demás!— concluyó un tanto desahogado el profesor.

¿Pero no soy un monstruo?— preguntó interesada Rubí que no había entendido muy bien el mensaje que el profesor quería transmitirle.

¡No, no lo eres!— le respondió Luis— ¡aunque…!,

¡Suficiente!— lo cortó de nuevo Rubí— mi madre tiene razón, ¡soy el mas bello ser que existe sobre la tierra!— expresó orgullosa llevando la soberbia, la vanidad y la arrogancia a su máxima expresión algo en verdad increíble tan increíble que no dejaba otra elección que creerle y postrarse ante los pies de esa Diosa— ¡Gracias por darme tu opinión Lusin, nos vemos luego!— y dejando al profesor Rubí se marchó del comedor silbando alegremente como solía hacerlo cuando se encontraba de buen humor.

¡Sí tu lo dices!— fue lo único que atinó a contestarle Luis al ver marchar a ese bello ser como lo había exclamado Rubí.

Tal como lo había pensado y decidido Rubí veía en Susana que la obedecía solo por que le temía y no por que en verdad la haya domado o al menos eso pensaba ella y decidió probarla y a partir de ese día le dedicaba mas tiempo aún a burlarse de ella en especial jalándole sus mechones y diciéndole lo fea que se veía, se reía de ella al momento que le escupía la cara. Susana se tragaba las humillaciones y muy a su pesar terminaba llorando y besando los pies de Rubí pero llegó un día en que Rubí sobrepasó el límite de Susana y tras un rato de estar jalándole sus mechones comenzó a darle de cachetadas una tras otra insultándola y burlándose de ella con lo horrenda que se veía y no contenta le bajaba la cara obligándola a besarle los pies; Susana estando esposada de pies y manos poco podía hacer en contra de Rubí pero en un momento de rabia tras sufrir tantas humillantes cachetadas, ¡le mordió la mano a Rubí!,

¡Ayyyyy!— gritó Rubí ante la risita burlona de Mayra que había presenciado todo en silencio y Susana no dejó de morder e insultar a Rubí hasta que Mayra la separó de ésta. Rubí se quejó y se revisó la mano y montó en cólera al ver la marca de los dientes de Susana en su fina y delicada mano y furiosa se fue sobre ella para darle un tremendo cocotazo en su cabeza que al estar rapada y dárselo con el anillo de su mano le hizo bastante daño haciéndola sangrar y estaba dispuesta a darle otro cuando Mayra la sujetó y al estar Rubí insistente Mayra le dobló la mano por detrás y le dijo mientras Susana se quejaba amargamente en el piso:

¡Basta Rubí, es a donde querías llegar!, ¿no?, ¡bueno pues ya comprobaste que aún queda rebeldía en ella, puedes torturarla o doblegarla de muchas formas, seguro o puedes matarla con golpes con tu anillo por que si sigues es lo único que conseguirás, matarla y te conozco y no creo que sea tu intención lo que pasa es que estás molesta por su reacción pero cálmate y pensarás mejor las cosas!— concluyó Mayra al momento que soltaba a Rubí.

Rubí miró seria a Mayra y tras una leve sonrisa le dijo— ¡gracias, eso haré!— y se marchó por un momento pisándole sin piedad la cara a Susana poniendo casi todo su peso sobre ella haciéndole en verdad daño y pasando encima de ella se fue a buscar a Camelia para que le lave y desinfecte la mano por que ¡no!, ni siquiera eso podía hacer por sí misma.

Mayra miraba burlona a Susana y riendo le dijo— ¡ay Susi, ahora sí que estás en graves problemas, te lo aseguro, no debiste morder la mano de quien te da de comer y de quien depende por completo tu miserable existencia, jajaja!— concluyó sin parar de carcajearse de la pobre de Susana y a eso que Rubí regresaba con unas sogas.

¡Ayúdame!— le dijo a Mayra tirándole las sogas— ¡voy a acabar de una vez por todas con ésta puta!,

Y ahora sí que Rubí se comportó excesivamente cruel con Susana y ésta vez ni siquiera Rocío logró intervenir con éxito por ella. Susana ya estaba esposada de pies y manos, ¡sí!, pero a partir de ese momento Rubí la inmovilizó de tal forma que ni siquiera podía gatear para trasladarse sino tenía que arrastrarse como un vil gusano pues Rubí con ayuda de Mayra le amarraron las manos por detrás uniéndoselas con sus pies y como mayor castigo le unió también los mechones con sus brazos de manera que Susana sufrió gritando terriblemente desde el momento en que la amarraron de tan infame manera y eso fue solo el principio de su cruel tortura, quedando de esa forma solo podía arrastrarse para trasladarse y con la cabeza estirada hacia arriba al tener las colas amarradas con sus brazos y unidas con las sogas y encima tenía que llevar en su boca las sandalias de Rubí, su única ocupación era precisamente permanecer a los pies de Rubí todo el día, a todas horas Rubí la tenía respirando el olor de sus pies, cuando le quitaba las sandalias le metía en la boca un trapo húmedo y se lo ajustaba con cinta y de esa manera tenía que limpiarle los zapatos restregando su cara con el trapo, en ocasiones le quitaba el trapo y Susana tenía que pegar directamente su cara y con ella limpiar la suciedad de los zapatos de Rubí en especial las suelas, ahora sí Susana la pasaba fatal.

Y apenas dos días habían pasado y fue suficiente para que Susana entendiera que todo estaba perdido, se había resignado ya dentro de su mente que viviría hasta que Rubí quisiera y que el tiempo que lo hiciera la pasaría arrodillada a sus pies cumpliendo sus mas perversos deseos encima se miró a sí misma como lucía y miró a Rubí radiante, elegante en una palabra divina y lloró y lloró y aceptó que estaba aplastada, arruinada desde hace mucho solo que había estado aferrada a una muy lejana esperanza pero ese día la perdió y cuando se dedicaba a ponerle las sandalias a Rubí como podía con la boca lo cual le resultaba aún mas doloroso por la posición en la que se encontraba amarrada, después de quitarle sus zapatos comenzó a restregar una y otra vez su cara en los pies sudados de Rubí, en esos pies que eran sus únicos compañeros y lo único que veía en todo el día.

Rubí la miró divertida y la dejó humillarse hasta que se dignó dirigirse a ella con desprecio— ¿perra?,

¡Ama!— exclamó Susana en un tono humilde, no había ya rebeldía ni mucho menos arrogancia en su tono y se podía notar al expresarse si alguna vez había conocido el orgullo, la dignidad y la soberbia lo había olvidado y al tener la autorización de Rubí para hablar le dijo:

¡Ama, le ruego humildemente que me perdone por haberle faltado el respeto fui una estúpida, le ruego su perdón y su piedad por que en realidad estoy sufriendo y no soporto mas éste dolor!— concluyó en verdad llorando conmovedoramente y enterrado el rostro en las plantas de los pies de Rubí.

Rubí se sorprendió, nadie había puesto esas palabras en los labios de Susana, fue ella misma o mejor dicho el cruel castigo lo que la hizo hablar de esa manera— ¿crees haber aprendido tu lección?— le preguntó de pronto Rubí que no cabía en orgullo y arrogancia.

¡Sí ama!— respondió sumisamente Susana— ¡si me perdona prometo serle fiel!,

¡Jajajajaja!— se rió cruelmente Rubí de ella pues en verdad no podía ni tenia por que hacerlo, ocultar su felicidad ante su eminente triunfo sobre Susana— ¿en serio?— continuó humillándola y probándola— ¿prometes ser una perra obediente y fiel?,

¡Sí ama lo seré, una perra obediente y fiel!— fue la inmediata respuesta de Susana.

Rubí le acercó su precioso rostro al de ella y le dijo perversamente— ¿harás lo que te diga por sumisión y no por temor?— o me dices todo esto por que no soportas tu sufrir y después que te libere volverás a rebelarte.

¡No ama!— gritó afligida Susana— ¡en verdad que seré obediente, no volverá a ver en mí un solo indicio de reproche, se lo juro!,

Rubí notó que Susana le hablaba sinceramente en su llanto se leía su sinceridad pues para empezar sin que ella se lo pidiera notó que ya no la llamaba para nada por su nombre sino como su ama, lo había aceptado, por fin había aceptado su cruel destino y se había puesto por fin por voluntad propia entregando como Luis su vida en manos de Rubí.

¿Y que si decido dejarte así?, ya no como castigo sino por que digamos que se me da la gana que permanezcas así, ¡por que me apetece verte sufrir!— le dijo de pronto Rubí disfrutando al máximo el estar atormentando a su esclava.

¡Que así sea ama!— respondió Susana que ya no le besaba sus pies ¡se los lamía!,

¡Pues así será!— concluyó Rubí cruelmente dejándola ahí llorando y ella con una sonrisa en su rostro sabía que era el inicio de su victoria total sobre Susana y así la dejó una día mas en el que Susana no se despegó de los pies de Rubí que la siguió humillando y tratándola como a un verdadero animal alimentándola con sus sobras escupidas y deleitándose al comprobar que la infeliz de Susana se las comía al instante para enseguida mirarla con una triste y penosa sonrisa y pronunciar— ¡gracias ama!,

Mayra y Tania se quedaron con la boca abierta, ¡no lo podían creer!, ¡cuánto dolor debía estar sufriendo Susana para que su voluntad muriera por completo y entregara sus esperanzas a la mínima compasión que pudiera obtener de Rubí!,

Y a Rocío le dio náuseas y tristeza al comprobar tristemente que Susana estaba destrozada por completo, Rubí se reía por dentro se sentía poderosa al seguir escupiendo sobre el piso sus sobras ante sus amigas y después haciendo quedar a Susana de lado en el piso para que ella misma le dejara caer todo el líquido de una botella de orina, lo que Susana se tragó por completo haciendo sentir a Rubí en la gloria al ver que en todas las ocasiones la respuesta de Susana fue la misma ya sin importarle quedar tan humillada ante esas crueles chicas tan solo se limitaba a forzar una sonrisa y pronunciar— ¡gracias ama!,

Cualquiera se hubiera conmovido ante tan triste escena por mas despiadada y cruel que fuera pero no así Rubí; como Susana y Luis le habían dicho por la primera e insinuado por el profesor ¡ella sobrepasaba todo límite, no era cruel, como le dijo Susana, no se le podía dar nombre a la forma en la que se comportaba con alguien al que despreciaba y no tuviera la dicha de caerle bien y como bien había pensado solo era el principio de su victoria sobre Susana!,

Ese día le quitó los amarres a Susana permitiéndole que de nuevo pudiera gatear al moverse y le dejó libres los mechones. Susana tardó horas en poder recobrar la movilidad y todo ese tiempo permaneció postrada ante los pies de su ama Rubí llorando de agradecimiento como podía hacerlo adorando sus pies pero por la noche Rubí le dio una cruel sorpresa al decirle— ¿me respetas esclava?,

¡Sí ama!— respondió Susana pegando la cara en tierra para que Rubí se la pisara y de paso se limpiara la suela de su bota restregándosela en su mejilla.

¡Me lo vas a demostrar, probaré de nuevo tu grado de obediencia!— y junto con las demás llevó a Susana en la noche hacia la prisión en donde había mantenido a Luis cuando se enojó con el. Susana tembló cuando vio aquel lugar oscuro y tenebroso, ¡le temía a la oscuridad! y Rubí y las demás lo sabían.

¡Pasarás unos días aquí y no quiero súplicas!— le dijo Rubí con una cruel sonrisa en su rostro. Ella esperaba rebelión e insultos por parte de Susana pero en verdad que estaba domada, Susana besó las botas de Rubí al momento que le decía— ¡ama, no le diré que acepto feliz por que le mentiría pero sí es su deseo no tengo mas que decir solo que le ofrezco mi miedo y temor como tributo!— concluyó al momento que intensificaba aún mas la limpieza con su lengua de las botas de su ama.

¡Cállate!— le contestó Rubí riendo y de una patada la arrojó dentro de la prisión y cerró con llave dejando a Susana muerta de miedo y llanto al ver que todas se marchaban.

¡No negarás que la pobre está acabada, ya no existe Susana!— le dijo indignada Rocío a Rubí— ¡solo queda un despojo humano!, ¿para que seguir con ese cruel trato?, ¡hará y aceptará lo que quieras y lo hará por obediencia!, ¿no es lo que esperabas?— concluyo ofendida Rocío y exigiéndole una respuesta a Rubí.

¡Sí!— le respondió Rubí arrogante— ¡pero lo hago por diversión, si ella está acabada es su problema a mi me divierte y mientras lo haga la seguiré torturando sin piedad!— dicho esto Rubí se marchó carcajeándose. Rocío sintió asco por Rubí.

En la sala Luis se le acercó y besó sus botas pero Rubí lo apartó de una patada— ¡quita torpe!— ¿sabes?, he estado pensando y ahora que Susana actúa con humildad creo que es mejor esclava que tú, ¡ahora ya no veo obediencia ni amor en ti!— le dijo mientras lo miraba con desprecio.

¡Pero ama Rubí!— exclamó Luis desesperado que sin perder tiempo ésta vez se entregó dándolo todo a lamerle las botas. Rubí se sonrió y lo amenazó quizás en broma, quizás en serio, solo ella lo sabía— ¡esmérate Luis por que si no me complaces creo que tendré que castigarte tan cruel como a Susana para que te comportes como ahora lo hace ella, eso es lo que espero de ustedes, obediencia total y en ti ya no la veo!,

¡Bien sabes que no es así, yo te adoro y te obedezco!— le respondió muy afligido el profesor.

¡Entonces quizás tu obediencia empieza a aburrirme y a cansarme!— y diciéndole esto le apartó la cara con su bota mirándolo de nuevo despectivamente y se marchó de la sala. Luis quedó temeroso al oír éstas palabras y recordó tiempo atrás la plática que había tenido con Mayra y las amenazas de Rocío y justo detrás de el estaba Mayra sonriente que había escuchado hablar a Rubí y le dijo a Luis acariciándole sus mejillas con suaves pellizcos:

¡Uy Luisito creo que te tirarán muy pronto a la basura, no te aflijas si haces méritos yo te puedo adoptar no negarás que después de Rubí soy la que mejor te trata!— concluyó sin dejar de sonreírle coqueta y no sin antes añadir solo para divertirse con el— ¡a menos que quieras irte con Rocío!,

Luis no pronunció palabra alguna y como Mayra tomó el lugar de Rubí se dedicó a lamer y lamer los pies de Mayra mientras ésta lo miró por ratos con burla, por ratos con lástima y por ratos hasta con pena y compasión al ver lo afligido que en verdad se encontraba el pobre de Luis.

A partir del otro día la tortura de Susana continuaba, permaneció en la prisión una semana y todos esos días en los cuales pasaron muchas cosas entre ellas el cumpleaños de Rubí, Susana no salió de su prisión ¡pero eso sí!, día a día muy puntuales Rubí y compañía— sobra decir como siempre excepto Rocío— todas llegaban y orinaban y cagaban sobre la prisión y en consecuencia sobre Susana que para ir “limpiando” su nuevo hogar tenía que comerse todo ante las risas y burlas de Rubí y sus secuaces y así permanecía entre heces y orines incluidos los de ella misma, esperó hasta terminar esa semana en la que Rubí se dignara a sacarla.

Pero mientras tanto en el transcurso de esa semana llegó el esperado cumpleaños de Rubí sus 19 años.

Continuará……………

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