domingo, 9 de mayo de 2010

RUBÍ 7

Al otro día a primera hora Rubí hacía ruido golpeando la reja con su bota a lo que Luis que seguía dormido despertó justo cuando ésta abría la reja y se sentaba sobre la entrada. Luis desde el piso la miraba como un verdadero bobo pues en verdad Rubí lucía divina con unos pantalones azules, sus altas botas negras y una blusa roja, el cabello suelto y mientras movía los pies en el aire graciosamente le daba una mordida a su manzana.

¡Hola sucio esclavo!— le dijo mostrándole una de sus ya habituales hermosas sonrisas— ¡pero mira que miserable luces!, ¿te gusta estar así?— concluyó riendo a modo de burla hacia Luis que tan solo humilló la mirada.

¡Venga Luis, he pensado las cosas y creo que tenías razón he sido un poco dura contigo!— le expresó Rubí con un semblante serio.

Luis la miró con una leve sonrisa ¿estaba acaso a punto de disculparse?— pensó Luis— que para el eso no hacía falta suficiente era con verla contenta pero aún así Rubí lo sacó de sus dudas.

¡Además hoy estoy de muy buen humor!— prosiguió Rubí— ¡así que estoy dispuesta a otorgarte mi perdón si sabes ganártelo!— concluyó sonriéndole mientras volvía a morder su manzana.

Luis ya no la miró tan feliz pues se dio cuenta una vez más que ni en sueños Rubí reconocería un error de ella misma.

¡A ver!— dijo Rubí— ¿Por qué no pruebas con mis bootas?, ¡se me ensuciaron en el camino y todo por venirte a ver, anda pásales la lengua como tu sabes hacerlo y te perdonaré!— le dijo con una expresión en su rostro de que en verdad se creía que se estaba comportando muy compasiva con Luis que no perdió mas tiempo y acercándose lamió y lamió hasta dejar relucientes esas botas y fue entonces que Rubí le dijo:

¡Andando, sal de ahí!, ayudando a Luis a salir y sonriéndole le ofreció los restos de su manzana— ¡venga come te hará bien!— Luis tomó lo que quedaba de la manzana y ante la mirada atenta de Rubí se la comió y la siguió a cuatro patas hacía la casa; ésta le permitió que se aseara y como ese día le tocaba estar con ella el profesor pensó que la pasaría de maravilla al oír a Rubí decirle que después de asearse lo esperaba en su habitación. El profe se duchó lo más rápido que pudo y enseguida estaba tocando a la puerta del cuarto de Rubí.

¡Pasa bobo!— fue lo que le dijo Rubí con ese tonito burlón que le gustaba emplear cuando estaba de buen humor para dirigirse a Luis quien entró sonriente aunque a cuatro patas pues en el tono de Rubí pudo distinguir claramente que ésta seguía de muy buen humor con el.

¿Y bien esclavo?, de nuevo juntos, ¿no me das las gracias?— le dijo con esa sonrisa de niña traviesa.
Luis besó sus pies diciéndole emocionado— ¡gracias ama es un honor que me permitas estar a tu lado y en tu habitación!,

¡Puedes llamarme por mi nombre cuando estamos solo los dos!, ¿se te ha olvidado?,

¡No, gracias Rubí!— le respondió Luis a punto de llorar por la emoción.

¿Sabes Luis?— le dijo Rubí riendo— aún queda algo que no he resuelto. Luis la miró intrigado y Rubí prosiguió— ¡no se como terminar tu castigo pues cuando mis amigas vean que te he sacado de tu prisión me reprocharán lo débil que he sido contigo!,

¡Pero Rubí ya me has perdonado!— exclamó Luis inquieto.

¡Sí!— respondió ella— ¡te he perdonado que duermas fuera en tan penosa situación y que regreses a mi habitación pero eso no quiere decir que no termines de cumplir tu castigo!,

¡Me has engañado!— contestó Luis indignado— de nuevo me has engañado, ¿es que acaso solo te gusta hacerme sufrir? y eso que me habías dicho que ya no gozabas con hacerme daño.

¡Jajajaja!— Rubí se carcajeó con ganas— ¡si ya no gozo bobo tan solo me diviertes!, pero no te he engañado entiende Luis, no es lo mismo dormir en la tierra prácticamente desnudo a dormir en la alfombra de mi cuarto cerca de mi ¿o es lo mismo?, ¡por que si eso crees muy a mi pesar te regresaré a donde estabas!— concluyó Rubí que como siempre se divertía de lo lindo al ver el comportamiento y la confusión que creaba en la mente del pobre Luis.

¡Lo que me duele es el engaño!— le contestó Luis que en verdad se sentía muy dolido.

¡Eres un burro!— le respondió Rubí riendo y burlándose de el— no me has entendido pero no importa estoy de muy buen humor por tenerte aquí junto a mi de nuevo y ya me lo pensaré ¡no se!, lo siento por ti pero quizás te mantenga comiendo solo comida para perros pues me he dado cuenta que eso si te duele mucho cada vez que te obligamos a comerlo y tienes razón ¡se ve asquerosa!— Rubí hizo una mueca de asco a modo de broma hacia Luis llevándose el dedo a la boca como si fuera a vomitar— o no se quizás te de algunos cintarazos frente a las demás para ultimar tu desobediencia— concluyó de nuevo riendo al ver la expresión de enojo e indignación en Luis.

¡Ya, quita esa cara!— le dijo a Luis empujándolo y jugando con el— que aunque no lo aceptes he sido mas que bondadosa contigo cuando tu mismo te lo buscaste ¿no querías interceder por Susana?, ¡pues felicidades lo hiciste y mira que he cambiado con ella, en serio!,

¡No te creo!— respondió Luis mirándola incrédulo.

¡Oh Luis en serio!— le dijo Rubí aparentando mostrarse afligida— todas estas noches me quedé pensando en lo tierno que eres al conmoverte por ella aún cuando te hizo tanto daño como yo en el pasado y me dije ¡bueno!, si la has perdonado a pesar de lo mal que te trató ¡con razón a mi me amas que te traté aún peor! y eso es muy noble de tu parte ¡tienes un tierno corazón! y te digo me hizo pensar y pensar y gracias a tu reacción y a tu comportamiento he cambiado algunas cosas con Susana ¿quieres verla?— Rubí le había dicho todo esto a Luis de una forma tan dulce, tan inocente que el pobre se lo creyó cuando en realidad Rubí apenas y se aguantaba las risas.

¡Bueno, al menos de algo sirvió sufrir en estas noches frío, hambre y demás humillaciones!— pensó inocentemente Luis— pero si Rubí se ha vuelto mas comprensiva eso es ganancia por ella no tanto por Susana, ¡si le importo por que ha tomado en cuenta mis sentimientos!— concluyó Luis con sus pensamientos.

Rubí de nuevo lo miró con una hermosa sonrisa y al tiempo que prendía un cigarrillo y comenzaba a fumar le repitió— ¿quieres verla?, ¡te va a sorprender!,

¡Sí hermosa!— contestó Luis— ¡si es tu deseo quiero verla!,

¡Bien, espera aquí!— le dijo y llamó a Camelia y en un instante ante la risa hipócrita de Rubí y la cara de espanto de Luis, Camelia entró con Susana llevándola de la cadena y la arrojó sin consideración alguna a los pies de Rubí.

Susana en realidad inspiraba pena y compasión estaba desnuda, lloraba de pena y amargura, tenía marcas por todo el cuerpo de quemaduras de cigarro y latigazos, su cabello lucía desarreglado pues a partir del día en que Rubí amablemente le permitió conservar su cabello ésta maliciosamente ya sabía para que lo había hecho y era que a partir de ese día Rubí utilizaba el cabello de Susana para secarse el sudor de sus pies cuando regresaba de la calle y hasta cuando terminaba de bañarse el cabello de Susana le servía de toalla ante las lágrimas de ésta. Rubí la levantó por el cabello y le dio una humillante bofetada.

¡Saluda a tu ama, perra!— le dijo Rubí a Susana con un placer que solo ella sentía al tratarla de esa forma tan inhumana al igual que sentía ese placer cuando se burlaba y se divertía con Luis.

Luis con dolor y tristeza fue testigo de cómo Susana humillantemente se arrastró hasta llegar a los pies de Rubí y Luis presenció como Susana llorando ya no solo se los besaba ¡se los lamía con tal de evitarse mas castigos y golpes!, en su rostro se seguía detectando el odio que sentía por Rubí pero lo tenía muy bien guardado por que ante ella lo escondía perfectamente pues a pesar de odiarla también le temía y conforme pasaban los días le temía cada vez mas al ir comprobando que la crueldad de Rubí no tenía límites.

¡Vamos perra lame mis pies con devoción!— humilló aún mas Rubí a Susana— o acaso quieres que te azote el culo. Susana siguió humillándose ante Rubí lamiéndole los pies mientras Rubí miró burlona a Luis y le dijo:
¿Y bien que te parece?,

Luis la miró en verdad molesto como ya hacía un buen tiempo que no la miraba de esa forma, miró de nuevo también a Susana y cayó en cuenta que ésta al entrar al cuarto llevaba en la boca unas sandalias de Rubí que se había encaprichado en que Susana siempre llevara en la boca colgando entre sus dientes un par de sandalias suyas por que así en el momento que quisiera solo tenía que silbarla como a un perro y tendría cerca sus sandalias y si las dejaba caer era azotada al instante pues siempre estaba vigilada por Camelia, alguna chica o la propia Rubí y Susana lloraba y sufría horrores cuando sentía la boca entumida y sin poder resistir mas dejaba caer las sandalias sintiendo enseguida en su piel los crueles y dolorosos latigazos. Solo tenía permitido dejarlas cuando Rubí se las calzaba o cuando le ordenaba besar sus pies como lo estaba haciendo en ese preciso momento. Luis continuó mirando a Rubí molesto.

¡Humilla la mirada esclavo!— le dijo Rubí muy divertida con la situación.

Luis siguió mirándola retador y Camelia que llevaba el látigo estaba lista para usarlo con el profesor a la orden de Rubí.

¡Luis, de verdad humilla la mirada y arrodíllate que no te lo voy a repetir!— se dirigió a el sonriente y empleando un tono de voz muy tranquilo pero que le hizo ver que tras advertencia no había engaño. Luis con todo el coraje que sentía lentamente se arrodilló ante Rubí y también lentamente bajó la mirada.

Rubí lo contempló por un momento al ver que éste había accedido a pesar de lo molesto que se veía sin necesidad de que lo tuvieran que azotar y de pronto apartó a Susana dándole una patada en la cara.

¡Basta perra!— le gritó Rubí mirándola con asco— ¡solo me estás babeando los pies!— y enseguida quemó a Susana con su cigarro en la espalda.

¡Ayyyyy!— gritó Susana, lo que hizo enojar a Rubí.

¡Como te atreves a quejarte te prohíbo quejarte!— le gritó mientras que con una mirada sádica le pisó la espalda justo donde la había quemado a lo que Susana prefirió morderse los labios para no gritar aún así se quejó aunque de una forma mas leve.

Rubí estuvo a punto de dejarla en paz por el momento pero al ver que Luis observaba la escena le dijo sonriéndole con burla:

¡Quédate así Luis no bajes la mirada!— diciendo esto sujetó a Susana por su cabello y ante la mirada de horror de Luis y Camelia y los gritos histéricos de Susana ¡le apagó el cigarro en su mejilla!,

¡Ayyyyyyyyyyyy!— fue el grito de lamento de Susana que sin más terminó en el piso revolcándose de dolor. Enseguida Rubí se plantó frente a Luis para decirle:
¡Empieza a limpiar mis botas con la lengua, las quiero relucientes cuando vuelva!,

Rubí se sentó en su sofá cruzando una pierna y haciendo ruido en el piso con el otro pie. Susana haciendo un esfuerzo sobrehumano y tragándose una humillación mas de Rubí apenas y se talló la mejilla y tan pronto como pudo sujetó las sandalias que llevaba cuando entró al cuarto con los dientes y se acercó hasta llegar a los pies de Rubí para recibir de nuevo otro tirón de su cabello y otra humillante bofetada, ¡si!, otra mas.

¡Quiero los zapatos negros de piso, ve por ellos estúpida!— le gritó y la aventó sin piedad de nuevo al piso después de estarle jalando y maltratándola por el cabello jalándoselo de lado a lado sintiendo Susana que casi se le desprendía.

Susana lloraba cada vez mas fuerte y así fue gateando hasta donde se encontraban perfectamente ordenados todos los pares de zapatos de Rubí quedando inmóvil y miedosa al ver la cantidad de pares de zapatos que habían ahí que tan solo negros de piso habían como 5 ¿Cómo saber o mejor dicho adivinar cuales eran los que Rubí deseaba en ese momento?; Camelia estuvo a punto de mostrarle cuales eran los zapatos pero Rubí con una sonrisa perversa le dijo— ¡vete Camelia! y ella obedeció.

Rubí se levantó y caminado descalza se acercó y de nuevo maltrató a Susana jalándola del cabello y cruelmente le acercó la cara a los zapatos que quería y le restregó la cara en ellos gritándole:

¡Son estos perra, son estos, sujétalos!,

Susana muerta de humillación los tomó con los dientes y una vez lo hizo Rubí la arrastró de nuevo del cabello hasta llevarla al sofá a lo que Luis prefirió no mirar al ver el daño y lo cruel como Rubí trataba a Susana.

Susana llorando notó que Rubí se observaba las plantas de sus pies que habían quedado ligeramente con polvo al haber caminado descalza y Rubí se sonrió con malicia al ver que Susana sin que ella se lo ordenara se postró en el piso a lo que Rubí aumentando su sonrisa se limpió las plantas de sus pies en su cabello algo que Luis tampoco quiso mirar y para sorpresa de Luis después Susana le acomodó perfectamente los zapatos con la boca a Rubí. Lo imposible Rubí lo había hecho realidad a base de golpes y quemaduras con el cigarro había logrado que Susana aprendiera a sujetar los zapatos y se los pusiera con la boca de manera que ella solo tenía que deslizar el pie y Susana se lo acomodaba perfectamente.

¡Luis, observa como me pone los zapatos!— le dijo orgullosa mientras Susana se los acomodaba— ¡por que en adelante tu me los pondrás de la misma forma y claro también me los quitarás con la boca así que mas te vale aprenderlo rápido y bien por que aunque ya lo has hecho no recuerdo que lo hagas tan bien como lo hace ella!, pero no te preocupes si no lo aprendes por ti mismo yo gustosa te enseñaré de la misma forma que lo hice con ella— concluyó sonriéndole a modo de amenaza.
Luis solo asintió con la cabeza que había entendido y Rubí se marchó para volver hasta la noche antes de la cena y de nuevo tan solo entró a su cuarto con la misma risa hipócrita mirando a Luis que había permanecido todo ese tiempo empleándose a fondo en la limpieza de las botas y demás calzado de Rubí. Mientras tanto Camelia le traía a Susana y ésta de nuevo se secó ésta vez el sudor de sus pies en el cabello y en la cara de Susana obligándola por un buen rato a que permaneciera con la cara pegada a sus plantas oliéndole los pies hasta que quiso y le dijo a Camelia que se la llevara.

Enseguida descalza se acercó a Luis e interpretando a la perfección una cara de niña traviesa le dijo con un tono de voz muy suave:

¡Hola esclavo!, venga no quiero pelear contigo y melosa acarició a Luis pero éste le hizo ver que en verdad se sentía indignado lo cual a Rubí solo le hizo mas gracia.

¡Venga Luis, no te queda hacerte el enojado!— le dijo divertida— ¡sí es cierto que me burlé de ti pero lo hice para que aprendas a no meterte en mis asuntos ni mucho menos a intervenir en donde no te necesito así que espero que lo hayas aprendido y valores tu lección!,

¡Y se acabó no quiero discutir contigo!— le dijo sin dejar de reírse y de nuevo lo abrazó invitándolo ésta vez a levantarse pero Luis al sentirse tan dolido no midiendo sus actos la rechazó.

¡Apenas y lo creo Rubí!— expresó el profesor que se sentía con derechos de seguir indignado— ¡eres cruel, muy cruel conmigo me has tratado tan miserablemente al pisotear mis sentimientos como no creo que lo hayas hecho anteriormente!,

Rubí solo se sonreía tratando de contenerse para no estallar en una tremenda carcajada de la cual sabía que luego no iba a poder controlar y de nuevo una vez más se acercó a Luis para abrazarlo.

¡Cállate y bésame!— le dijo coqueta relamiéndose los labios mientras avanzaba decidida a besar al profesor pero éste también de nuevo se apartó y continuó con la expresión de sus nobles sentimientos lo cual empezaba a cansar a Rubí.

¡A ti no te importa lo que piense ni lo que sienta solo gozas haciéndome daño y burlándote de mi!,

¡Ayyyy que fastidioso eres!— exclamó Rubí simulando hacer un berrinche— ¡pero si soy toda una lindura y amor contigo!— concluyó sonriente y hablándole dulcemente mientras que de nuevo se le pegó aún mas abrazándolo y besándolo suavemente en los labios pero Luis como siempre no midiendo sus actos cuando mas lo debía hacer, dejándose llevar por ese amor enfermizo hasta cierto punto que sentía por Rubí y que en ocasiones como ésta se olvidaba que era su esclavo y no su pretendiente la empujó ligeramente pero la empujó y ésta vez ¡sí!, que no se midió.
¡Si no te importa no me encuentro con ánimo y preferiría estar un rato solo!— fueron las tajantes palabras de Luis pensando y decidiendo como si fuera un hombre libre y no el juguete de una jovencita cruel y caprichosa.

¡Sí me importa!— le respondió Rubí con el semblante serio— ¿se te olvida que eres mío? y que yo decido por ti o sea que si yo digo que eres feliz ¡tu te limitas a sentirte feliz!— y aumentando el tono en su voz continuó— ¡y resulta que en este momento se me da la puta gana de que te sientas feliz!; Luis la miró serio e incómodo a lo que Rubí le dio una cachetada.

¡Basta Luis!— y bruscamente lo arrinconó a la pared y de nuevo lo besó pero ésta vez lo hizo de una manera violenta y fuerte solo con la intención de humillarlo y de hacerle daño y lo logró pues le mordió los labios haciéndoselos sangrar.

¡Eso por rechazar mis besos y caricias!— le dijo retadora y orgullosa mientras lo miraba con burla al ver que sangraba de los labios.

¡Creo que tienes mucho en que pensar, ya deberías saber que no te conviene hacerme enfadar ni mucho menos estar en mi contra!— le decía Rubí a Luis mientras se acercaba hasta casi pegar su hermoso rostro al de el sorprendiéndolo pues sin darle tiempo a reaccionar hizo un ruido con su garganta soltándole un mas que asqueroso salivazo que se estrelló en la cara de Luis; Rubí se quedó frente a el y con los brazos en su cintura contempló como su saliva resbalaba lentamente por la cara del profesor mientras que en el rostro de Rubí se comenzaba a dibujar una sonrisa de desprecio un desprecio en verdad difícil de describir pues solo Rubí sabía lo que en realidad sentía por Luis pues que tan rápido se había olvidado de la manera tan dulce en que se había comportado con el para cambiar tan abismalmente y tratarlo sin piedad tan humillante como lo hacía en ese momento.

¡Eres mi perrito faldero no mi ángel de la guarda!— continuó Rubí dispuesta a seguir humillando a Luis como recordándole una vez mas cual era su posición frente a ella— ¿acaso se te ha olvidado estúpido animal?, pues te lo recordaré con mucho gusto— ¡ tu misión es vivir arrastrándote a mis pies lamiendo la mierda que pise y moviendo el culo de alegría cada vez que me veas llegar!, jajajajajajaja— Rubí soltó a carcajearse cada vez mas fuerte y mas cruel al darse cuenta ella misma lo ofensivas que habían sido las palabras que había dicho al profesor; sin embargo Luis se perdió de nuevo por completo le había dolido bastante el engaño que Rubí le había echo sobre el trato a Susana y mas al saber que solo lo hizo para burlarse de el y ahora le hablaba de nuevo en ese tono insultante y despectivo y sin contar la forma en que lo besó y le hizo daño provocó que Luis de nuevo no midiera sus palabras y en cierta forma explotara.

¡Te detesto cuando te comportas de ésta forma Rubí!— fue lo que dijo el profesor sorprendiéndose el mismo por lo que había dicho pero ya estaba lo había dicho y aunque solo habían pasado instantes de lo que dijo y se arrepintió al ver el rostro incrédulo de Rubí cuando cayó en cuenta que apenas ese día Rubí le había permitido dormir de nuevo en su cuarto y no en esa sucia y oscura prisión pero lo había dicho y eso era lo que importaba y le preocupaba.

Rubí prácticamente se quedó muda por un momento permaneciendo con la boca abierta y la mirada clavada en Luis ¡nunca siquiera se imaginó esa reacción en el!, a decir verdad Rubí después de haberle dicho lo que tenía que decirle esperaba ansiosa el momento en que Luis se desplomara moralmente como siempre sucedía y rompiera a llorar para que ella también como de costumbre celebrara con una sonrisa de triunfo sobre el y ya después lo consolaría y de nuevo dejaría las cosas bajo control concluyendo como siempre con Luis rendido de amor a sus pies implorándole aunque sea las migajas de su amor y ella no cabiendo en orgullo y felicidad pero ¡oh sorpresa!, ésta vez eso no había sucedido sino todo lo contrario ¡Luis se le había revelado hablándole de esa forma tan insolente hacia ella!,

Luis intentó disculparse pero no lo hizo pues entendió que había cometido un gravísimo error como nunca lo había echo con Rubí que seguía sin articular palabra y prefirió permanecer callado hasta que Rubí poco a poco fue ordenando sus ideas y le sonrió aún con mas desprecio acariciando con sus manos las mejillas de Luis.

¡Que bien Luis!— le dijo Rubí tranquila pero mirándolo de una manera extraña a lo habitual en ella— ¡gracias por abrirte por completo hacia mi y expresarme tus sentimientos!, ¿sabes?— le dijo para continuar hablándole ésta vez susurrándole al oído— ¡yo voy a hacer que me detestes mucho mas, te lo juro!— concluyó de nuevo manteniéndole fija la mirada a lo que Luis fue incapaz de enfrentarla y optó por inclinarse pero Rubí lo obligó a mirarla para terminar diciéndole— ¡ya he decidido como terminar tu castigo, gracias por colaborar!,

Rubí tras dar por terminado lo que tenía que decir a Luis llamó a Camelia que se encargaba de ayudarla y a veces de aplicar también los castigos tanto a Susana como a Luis.

¡Átalo, de manera que quede con cada brazo sujeto a una esquina de la cama!— le dijo Rubí sin dejar de mirar a Luis a Camelia tan pronto ésta se presentó al llamado de la señorita. Camelia obedeció y fue por unas cuantas sogas y en unos instantes con Luis sin oponerse se encontraba perfectamente acomodado de rodillas amarrado de los brazos, cada uno sujeto con sogas a cada esquina de la cama quedando el al centro en esa posición tan dolorosa.

Rubí le acarició con sus largas uñas la espalda desnuda a Luis que tan solo tenía sus calzoncillos y sin decirle nada mas se retiró a cenar. Ya mas tarde cuando se disponía a dormir entró a su habitación y sin mirar a Luis éste se percató que tras ella entraba Camelia con el clásico cinturón negro de gruesa hebilla de Rubí en la mano, entonces Luis pudo imaginar en que consistía el castigo.

Rubí se acomodó en la cama ya con su pijama sentándose con las pernas cruzadas entre sí, miró seria a Luis y dijo a Camelia:
¡Comienza a azotarlo Camelia y hazlo fuerte pero pausado total que tenemos toda la noche y quiero que sufra y que le provoques dolor pero lentamente!,

Luis le mantuvo la mirada a Rubí pero ésta vez no retándola sino tratando de ablandarla. Camelia no gozaba con esto ella estimaba al profesor pues veía que el pobre se deshacía de amor por Rubí pero ella solo se limitaba a cumplir las ordenes de la señorita sin importar lo que fuera y contra quien fuera y sin mas soltó el primer cintarazo en la espalda a Luis.

¡Así Camelia, con calma!— dijo Rubí mostrándole una leve sonrisa de burla y desprecio a Luis para continuar diciendo— ¡también azótale las piernas!,

Camelia preparaba ya el segundo azote cuando Rocío entró presurosa al cuarto y dijo riendo a Rubí:

¡Oye me enteré que harías azotar al profe lo cual veo ya están haciendo!, ¿puedo quedarme?,

Rubí solo asintió con la mirada a lo que Rocío de nuevo insistió— ¿Rubí?,

¡Sí puedes hacerlo!— contestó ella sin mirarla a lo que una vez mas Rocío insistió— ¿Rubí?; ésta la miró y entonces Rocío con una expresión perversa en su rostro le dijo:

¡Quiero ser yo quien lo azote!, ¿digo, si no te molesta?;

¡No es necesario Rocío, Camelia lo está haciendo perfectamente!— le respondió Rubí mirando un tanto extrañada a Rocío al ver en ella su desesperación por azotar al profesor.

¡Porfa Rubí, quiero hacerlo!— dijo Rocío incluso con las manos juntas y una bella sonrisa que causó gracia a Rubí al darse cuenta que Roció ya se frotaba las manos por ser ella quien le hiciera daño al profesor.

¡Bueno!— le dijo Rubí— quien sea no me importa solo te advierto que pienso mantenerlo así por un buen rato así que si te quedas después no te estés quejando de que no dormiste bien.

¡No lo haré!— contestó Roció emocionada y con una sonrisa de oreja a oreja y le quitó el cinturón a Camelia y mientras la miraba despectivamente le dijo— ¡largo!; ésta se inclinó con respeto hacia ambas y se retiró no sin antes darle la bendición en su interior al pobre de Luis al quedar sobre todo en manos de Rocío.

¿Por qué no usas el látigo?— dijo de pronto Roció a Rubí,

¡Solo quiero hacerle daño, no quiero matarlo!— respondió Rubí.

¡Claro!— contestó Rocío haciendo una mueca de desagrado de lo cual Rubí no se dio cuenta al igual que tampoco notó la mirada de agradecimiento en Luis al oír que no usaría el látigo con el a pesar de que Rocío le había insistido y es que a Rocío le molestó el hecho de que con Susana si usaba el látigo sin importarle el daño que le hacía pero ¡bueno!, el caso es que ahora ella gozaría lastimando sin piedad al profesor tal y como había prometido a Susana de que tantas veces pudiera tomaría en Luis venganza por el trato que le daban a ella.

Rubí asintió con la mirada a lo que Rocío con todas sus fuerzas le asestó por parte de ella el primer cintarazo a Luis que logró resistirlo con la mayor dignidad posible.

¡Otro!— dijo Rubí y Rocío de nuevo golpeó.

Otro, otro y otros más golpes cayeron sobre la espalda y piernas de Luis que seguía tratando dignamente de resistirlos y soportar el cruel castigo el cual apenas comenzaba para desagracia del profesor.

Rubí acercó su hermoso rostro al de Luis y le dijo con desprecio:

¿Te gusta esclavo?, ¿aun me detestas?— se burlaba de el al momento que se tronaba los dedos indicándole a Rocío que lo golpeara de nuevo. Luis resistió cuanto pudo pero era imposible para el y para cualquiera seguirse mostrando digno ante tan atroz castigo y ante un cintarazo mas Luis tembló y las primeras lágrimas corrieron por sus mejillas a lo que Rubí de nuevo sonriéndole con malicia se le acercó hasta pegarle su rostro al de el.

¿Qué sucede esclavo?, ¿duele?— le dijo irónicamente mientras que no dejaba de sonreírle y mirarlo con burla aunque también ya a estas alturas por mas que no quisiera comenzaba a sentir lástima por Luis pero aún así muy decidida volvió a hacerle la seña a Rocío que continuara y tras tres cintarazos mas Luis no soportó mas y gritó rompiendo a llorar y Rubí lo aprovecho de nueva cuenta para humillarlo de nuevo pegando su rostro al de el.

¿Te disculpas?— le dijo Rubí sonriéndole. Luis que no podía controlar su llanto tan solo asintió con la cabeza y en cuanto logró contener un tanto su llanto murmuró en voz baja a Rubí— ¡perdóname ama, te lo suplico, perdóname!; pero Rubí cruelmente se carcajeó de el y le respondió:

¡No esclavo!, ¿no que me detestas?— ¡pues soporta tu castigo con dignidad y ese orgullo que presumes tener al haberme desairado así que mientras mas me supliques mas aumentaré tu dolor!— lo humilló y mirando a Rocío ésta de nuevo continuó azotando al profesor todavía mas veces en la espalda y en las piernas.

Rubí lo miraba, en realidad no estaba disfrutando viéndolo sufrir de esa forma pero sentía que necesitaba darle una lección por muy dura que fuera y esa soberbia que la caracterizaba la ayudó a continuar con el sufrimiento de Luis pues fastidiándose de tanto y tanto verlo llorar se le ocurrió una de sus brillantes ideas y se recostó en la cama acomodándose de tal modo que pudiera dejar las plantas de sus pies sobre la cara del profesor cubriéndosela por completo.
¡Haz algo de provecho Luisito!— le dijo riéndose y olvidándose por completo de la lástima que apenas unos momentos le había provocado el sufrir del profesor.

¡Lámeme las plantas de mis pies mientras continúas con tu castigo!— le dijo sin poder controlarse y soltarse una buena carcajada que fue apoyada por Rocío y de esa forma tan infame, tan humillante y cruel Luis tuvo todavía que soportar mas cintarazos pero ahora por el mero capricho de Rubí lamiendo y besándole las plantas de sus pies y solo después de eso podía llorar pero en silencio.

Después de unos cintarazos mas Rubí dio por saldado el castigo pero Rocío quería mas a lo que Rubí tampoco se opuso quedándose dormida con los pies sobre la cara de Luis y Rocío se dio el gusto de seguir azotando aún mas al profesor hasta que lo dejó casi al borde del desmayo fue solo entonces que se retiró a su cuarto al ver que Rubí dormía profundamente. Rubí despertó aún a altas horas de la noche debido a los débiles lamentos del profesor.

¡Oh, Luis por Dios!— exclamó Rubí llevándose las manos a la boca al despertar y percatarse del daño que Rocío le había echo aunque ¡claro!, permitido por ella, entonces ya de pie a esa hora sin esperar a que amaneciera y nerviosa como se encontraba ni siquiera se le pasó despertar a Camelia y ella misma improvisando y haciéndolo lo mejor que pudo curó las heridas de Luis desatándolo y al final acariciándole dulcemente la espalda; Luis se desplomó al suelo a los pies de Rubí deshecho, no sentía el cuerpo, los brazos por la forma en que lo habían amarrado, sus piernas por haber permanecido de de rodillas durante todo ese tiempo y por haber sido azotadas con el cinturón al igual que su espalda. Rubí se agachó acomodándose en el piso junto a el y Luis rompió aún mas a llorar como un niño abrazándose a los pies de Rubí quien lo contempló por un instante y después lo abrazó dejando que Luis se desahogara en su pecho.

¡Luis, Luis!— le decía Rubí mientras le acariciaba suavemente su cabello— ¿ves lo que me haces cometer contigo?— nunca fue mi intención hacerte este daño ¡pero tu me provocaste!, si tan solo me obedecieras y no fueras tan molestoso te iría mucho mejor— concluyó Rubí que le había hablado de una forma tan comprensiva del daño que le había echo pero que le dejaba mas que claro que tampoco se arrepentía pues como bien le había dicho ¡el la había provocado!,

¡Perdóname ama, cambiaré te lo juro!— atinó a decir Luis— ¡yo no te detesto, no podría, me dejé llevar por la ira una ira estúpida!,

¡Sí!— le contestó Rubí que a pesar de estar algo conmovida por ver el estado en el que se encontraba Luis no pensaba ceder para nada en la relación— ¡fue una estupidez por tu parte el haberme hablado como lo hiciste!,

¿Podrás perdonarme?, ¿podrás?— le imploró Luis mirándola a la cara hecho un mar de lágrimas.

Rubí se sonrió para decirle— ¡en parte ya lo he hecho!— mas adelante descubriría Luis por que le había dicho que en parte ya lo había echo.

¡Olvidemos el asunto!— le dijo de pronto Rubí acariciándole el rostro con sus bien cuidadas manos— pero no vuelvas a comportarte como un imbécil o te volverá a ocurrir lo mismo o incluso algo peor, te lo aseguro.

¡No volverá a suceder Rubí, te lo juro!— respondió con firmeza Luis.

¡No me lo jures!— le contestó altanera Rubí— ¡créeme que será a ti a quien mas le duela si te vuelves a equivocar, así que cuidado con ello!— concluyó Rubí riendo a modo de broma aunque ambos sabían que esas palabras iban mas en plan de amenaza que de broma.

Enseguida Rubí se dejó caer de golpe en la cama para tratar de dormirse de nuevo pues todavía no amanecía pero al ver que le resultaría imposible volver a conciliar el sueño quedó mirando a Luis de una manera seductora.

¡Ven Luis, sube a la cama!— le dijo de pronto dejando aún mas sorprendido al profesor al ver que Rubí se quitaba la pijama y quedaba ante el completamente desnuda siendo Luis de nuevo testigo de poder admirar ese perfecto y hermoso cuerpo de los pies a la cabeza y muerto de nervios y de excitación se subió a la cama olvidando por completo las molestias que sentía de los cintarazos que apenas hacía un rato que le habían dado.

¡Anda!— le dijo Rubí que ya se había acomodado mostrándole su bello sexo— ¡ya sabes que hacer para tenerme aún mas contenta y mira que estoy de buenas que si logras satisfacerme como me lo merezco te prometo después hacerte disfrutar también a ti, yo misma te proporcionaré el placer que tanto deseas como todos los hombres en tu honorable miembro!— se rió de el mientras le señalaba su pene con la mano— ¿Qué te parece Luis?, ¿a que soy linda contigo verdad?, ¡si me dejas satisfecha te permitiré acabar también a ti, te dejaré que disfrutes de mi cuerpo de la forma en que tu quieras y encima te permitiré dormir a mi lado hasta el amanecer, oh pero eso sí también te advierto que si no me satisfaces yo misma te volveré a azotar y ésta vez lo haré con el látigo así que venga no lo eches a perder!,

Luis escuchó atentamente las palabras que su Diosa había dicho y sin perder tiempo acercó la cara a su objetivo “el bello sexo de Rubí” y comenzó a darle suaves besos y caricias con la lengua y mirándola prosiguió con lo suyo dándole una sorpresa a Rubí quien no se imaginaba cuanto la haría gozar esa noche el profesor. Esa fue una noche inolvidable para Rubí no solo fue una noche de orgasmos ¡no!, fue una noche de placeres y de gemidos por parte de ella cuando se sentía extasiada de pasión, que inclusive Rubí no había experimentado, tenía una cara que expresaba perfectamente la lujuria y la pasión que Luis le hizo sentir con sus movimientos; sudaba Rubí, estaba bañada en sudor y ni que decir que se corrió en la cara y boca de Luis que con gusto aceptó todos esos flujos femeninos y todo lo que viniera y lo que su Diosa le obsequiara y que el mismo la limpió con la lengua y es que Rubí se estremecía, todo el cuerpo le temblaba y gemía como nunca lo había echo al limite de la excitación y que quizás se escucharon hasta en las otras habitaciones. Luis hizo un trabajo único y perfecto que hizo a Rubí gozar hasta el éxtasis comenzando con estimularle el clítoris suave y lentamente hasta hacer un poco mas de presión acariciando delicadamente de arriba para abajo los labios mayores y menores con un movimiento rápido de la lengua sobre su vagina hasta llegar al clítoris, con besos suaves y tiernos sobre el vello vaginal hasta llegar al interior de la vagina incluso mordisqueó cuidadosamente sus labios vaginales y se atrevió o mejor dicho se arriesgó al acariciarle los pechos a Rubí al mismo tiempo que tenía su lengua en su vagina lo cual ella le permitió pues estaba completamente desquiciada de placer y Luis hizo un trabajo impecable en cuanto a darle placer y satisfacer a su ama se tratara y exhausto ya que Rubí sin pretenderlo había apoyado los talones de los pies en la espalda de Luis golpeándolo aunque suave le había provocado de nuevo un ligero dolor pero que Luis soportó para no estropear el acto.

Luis quedó de un lado de la cama con una sonrisa feliz pues sabía y veía en el rostro de Rubí que no solo le había cumplido sino que incluso la sorprendió y Rubí ni siquiera podía articular palabra tan solo respiraba agitadamente y sudaba hasta que de pronto hizo un silbido de admiración.

¡Vaya, eso fue perfecto!— exclamó Rubí— ¡no lo sabía de ti esclavo!— le dijo al momento que se viraba para contemplar a Luis quien con la mirada le reclamaba y esperaba excitadísimo su recompensa. Rubí le sonrió y le observó el pene erecto a Luis y le dijo burlona:

¡Muy bien esclavo, estuviste sensacional y estoy mas que satisfecha ahora sal de mi cama que quiero descansar un rato sola!,

¿Pero Rubí?— se expresó Luis intrigado,

¿Sí?— le respondió distraída,

¡Tú prometiste!,

¿Qué prometí?— respondió Rubí haciéndose la desentendida. Luis nervioso contestó:

¡Hacerme disfrutar y dejarme dormir a tu lado!,

¿Ah si?— respondió Rubí haciendo un gesto gracioso para después mirarlo con lástima y decirle— ¡pues no me acuerdo, fuera de mi cama!,

¡Rubí!— exclamó Luis al momento que ésta a empujones lo tiraba al piso y riéndose de el le dijo— ¡largo esclavo!,

Luis de nuevo la miró incrédulo y un tanto indignado pero sobre todo frustrado al ir perdiendo la excitación y la esperanza de que Rubí lo complaciera.

¡Mira Luis!— le dijo Rubí con una expresión tranquila en su rostro pero empleando un tono serio mientras lo miraba en el piso desde su cama— ¡seré clara contigo y te diré dos cosas que te aseguro que son verdad sobre ti!, la primera:

¡No disfruté el ver que te azotaran por eso no lo hice yo y permití a Camelia y a Rocío que sean ellas quienes te golpearan por que te lo merecías pero reconozco que no me hizo sentir bien! y la segunda;

¡Me dolió que rechaces mis besos y caricias y no te rías o creas que por que te amo, no, simplemente me dolió por que no estoy acostumbrada a ser rechazada y me indignó que digas que me detestabas, te aseguro que si lo hubieses dicho tiempo atrás te hacía quemar vivo!,

¡Pero Rubí, yo no te detesto hermosa te imploro tu perdón!— atinó a decir el profesor,

¡Ya lo se idiota, tu me veneras!— respondió con arrogancia Rubí— pero no cada vez que te dejes llevar por tus patéticos sentimientos quiere decir que yo te voy a tolerar tus desplantes, ¿entendido?;

¡Sí Rubí!— contestó Luis resignado e inclinando la mirada,

¡Bien, pues he decidido negarte mis besos y caricias, no volverás a tocarme los labios ni el cuerpo hasta que yo lo considere apropiado, tan solo te permitiré besarme los pies y te utilizaré para mi placer y créeme que me lo estoy pensando, ¡no lo mereces!,

¡Rubí!— exclamó suplicante Luis,

¡Como lo oyes!— respondió Rubí— ¡tan solo te permitiré disfrutar del dulce sabor de mi saliva!, ¡abre!— le dijo al momento que se le acercaba y le daba una suave cachetada a Luis quien abrió la boca para que Rubí dejara caer su saliva dentro y continuara diciéndole— ¡oh y no se te ocurra de nuevo contrariarme por que no seré tan bondadosa!, entiéndelo yo hago contigo lo que quiera y te trato como se me da la real gana te lo he dicho ya muchas veces y tu te limitas a aceptar gustoso lo que yo te ofrezca así sean solo las migajas o las sobras de mi amor; pero tu Luis tu me tienes que entregar todo de ti por que me perteneces y solo vives para adorarme y no puedes ni debes reprocharme absolutamente nada a medida que logres comprenderlo te aseguro que serás mas feliz.

Luis solo permaneció callado escuchando atento a su ama que al final le dijo:

¡Bueno descansa ahí en el piso!; Rubí bostezó para también ella hacer lo propio pero al ver a Luis no muy decidido de nuevo se dirigió a el.

¿Qué no oíste?, no me gusta tu expresión no hagas que te mande a dormir al frío y húmedo piso del baño— le dijo con un ligero tono de enojo.

¡No es necesario ama!— respondió Luis acercándose a ella al momento que le besaba los pies— ¡lo entiendo y te pido perdón de nuevo y si es tu deseo atormentarme negándome tus besos lo aceptaré aunque me duela y me arrastraré a tus pies hasta que logre tu perdón y te aseguro que no tendrás mas quejas de mi!— concluyó Luis.

¡Eso espero Luisito!— contestó Rubí mas relajada al ver que las cosas volvían de nuevo a estar bajo su control mientras que Luis no dejaba de jurarle y besarle los pies que en verdad lucharía por aceptar su destino y no reprocharle ni cuestionarle nada solo limitarse a obedecerla y adorarla y esa no fue la única noche en que Rubí se sirvió de Luis para su placer pero ya no le permitía tocarla mas de lo necesario, Luis se limitaba a darle placer hasta hacerla llegar al orgasmo y ella a correrse en su boca y sin contar que siempre jugaba con el haciéndole creer que a lo mejor lo perdonaba y siempre Luis caía en el juego quedando también siempre al final frustrado y durmiendo en el piso pues Rubí solo gozaba al verlo sufrir cuando ella le negaba sus besos.

Y el tiempo seguía su marcha y la relación de Luis y Rubí cada vez se hacía más sólida aunque de la manera a la que Rubí quería llevarla.

Continuará……………….

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