jueves, 20 de mayo de 2010

RUBÍ 12

Y llegó el esperado cumpleaños de Rubí, sus 19 años y sus amigas habían hecho planes para pasar el día en el exclusivo y despampanante club náutico en donde solían acudir frecuentemente y en donde la traviesa de Rubí se divertía de lo lindo rebajando y humillando sin ningún escrúpulo a las personas que laboraban en ese lugar y tenían la dicha de servirla y complacerle sus caprichitos pero ésta vez nadie contaba con los cambios tan confusos en los sentimientos de Rubí que tras ver en Luis el esmero en comportarse como un perro fiel ante ella y tras su insistencia perruna decidió pasarse el día con el compadeciéndose de sus súplicas lo cual desilusionó a sus amigas aunque ¡claro!, no les dijo lo que en realidad pensaba hacer sino que les mintió haciéndoles creer que había salido una urgencia de su madre y que sin elección tenía que presentarse con ella y ni modos pero las convenció de que vayan a divertirse sin ella, total ya habría tiempo para que también ella lo hiciera.

Evidentemente ninguna le creyó pero al estar entusiasmadas en pasar un buen día y ver que no convencerían a Rubí se marcharon. Ya solos Rubí se dirigió a Luis— ¡a ver esclavo, mas te vale que pase un día mucho mejor contigo que con mis amigas por que no bromeo, si no logras que me divierta en mí día te juro que te amarro a un árbol y te pateo eso feo y pequeño que te cuelga entre tus piernas hasta que te desmayes!— concluyó risueña pero Luis bien sabía que esa risa no significaba que no cumpliera su amenaza por lo que se limitó a devolverle una sonrisa nerviosa por lo dicho, pues intuía que la amenaza iba en serio.

¿Y bien bobo?— le dijo Rubí sin dejar de sonreírle coquetamente.

¡Bueno, hermosa!— le contestó Luis emocionado— para todo lo que tengo preparado hay que subir cerca de la montaña— Luis se refería a un lugar que estaba cercano al rancho y en el que el solía ir en sus ratos libres o mejor dicho cuando Rubí salía con sus amigas y por lo tanto no lo ocupaban pero el camino era algo agotador.

¡Oh no!— le respondió Rubí con una cara de fastidio— ¡no pretendes que suba ahí y sude en mi día de cumpleaños!, ¡Luis no seas cruel conmigo, pude ir con mis amigas pero me quedé contigo y me haces esto!— concluyó a modo de berrinche igual o peor que lo hiciera una niña de cinco o seis años.

Luis se reía— ¡vaya, Rubí hablando de crueldad!— pensaba divertido el profesor al ver los berrinches que Rubí le hacía incluso simulando llorar lo cual le hacía ver que apenas estaba en la flor de su juventud.

¿Y encima te burlas?— le dijo sacándolo de sus pensamientos— ¡oh, deveras que si te hago lo del árbol!, ¿eh?,

¡No Rubí, sabes bien que nunca me he reído de ti, te lo ruego, confía en mí, vayamos ahí!,

¡No, no seas terco!— aquí tenemos de todo, mucha y exquisita comida, música, solos tu y yo como tanto deseabas y me suplicaste y lo mejor de todo mucha cerveza, para que diablos irnos a otro lado y sobre todo al puto cerro.

Pero Luis meloso insistió con mimos y caricias a Rubí que por sentirse feliz en su día le permitió algunas confianzas al profesor y con burla le dijo— ¡iré si me llevas sobre tus hombros!,

Apenas terminó de decirlo cuando Luis ya pretendía cargarla.

¡Espera bruto, las provisiones!— le dijo Rubí riendo al momento que iba por una mochila para que Camelia, su fiel Camelia le acomodaba en la mochila todos los alimentos y ¡claro!, cerveza, la preferida de Rubí, hielo y todo lo que se les pudiera antojar para su día de campo. Camelia estaba feliz, estimaba mucho a Luis por su buen corazón y adoraba sin límites a Rubí. Antes de partir Rubí miró a Luis y sonriéndole con burla le dijo:

¡Ah que mochila tan pesada, a ver como le haces para llevarla al mismo tiempo que a mí por que ni sueñes que yo te ayudaré!,

Luis sonrió aunque no con mucho entusiasmo pero se enganchó por delante la mochila y se arrodillo para que Rubí montara sobre el y luciendo un tanto ridículos partieron, Luis vestido como no lo hacía en mucho tiempo con sandalias sencillas, playera blanca y unas bermudas azules; Rubí con pantalones cortos a la rodilla al igual azules, blusa a rayas y unos tenis negros y para llegar a dicho lugar tan amado del profesor tenían que brincar por una albarrada a la que Luis no hubiese querido llegar nunca pues se sentía dichoso al llevar a Rubí sobre el al momento que ella le rodeaba el cuello con la suave piel de sus brazos y seduciéndolo con suaves besos y mordidas en su cuello pero al llegar ahí Rubí tuvo que bajar de Luis por un momento y éste le dijo:

¡Venga, treparé primero luego me pasas la mochila y te ayudo a trepar!,

¡Nooo!— le gritó Rubí moviendo graciosamente a los lados su cabeza— primero trepas junto con la mochila y después me ayudas a trepar.

¡Que complicada niña!— pensó Luis pero ni hablar, trepó aunque con más trabajo por la pesada mochila y cuando le tendió la mano a Rubí para que subiera ésta se dirigió a el indignada:

¿Qué te pasa?, ¡no subiré de tal forma, eso es vulgar!;

¡Venga!— le respondió Luis— es fácil solo toma mi mano, ¡no te soltaré!, lo prometo ¿o es que acaso te da miedo?— concluyó Luis bromeando pero Rubí encogida de brazos le dio la espalda y le contestó dando inicio a un nuevo berrinche— ¡no lo haré, no quiero!,

¡Pero Rubí, ya estamos aquí, por favor!— le suplicó Luis.

¡No burro!— le dijo Rubí al momento que se volteaba y se reía con el— ¡yo tengo otra idea, anda, baja!; éste bajó y ella muy orgullosa le dijo— ¡si te pones a cuatro patas puedo pisar sobre tu espalda y subir!,

¡Genial!— le contestó Luis para no contradecir su brillante idea y lo hizo. Rubí subió pero se quedó acomodada en el borde de la albarrada, Luis no la entendió pero trepó de nuevo para quedar junto a ella que riendo se dirigió a el— ¡ahora brinca para que de nuevo yo pise sobre tu espalda y así amortiguas mi caída!,

¡Pero Rubí no está alto!— se quejó el profesor— ¡tu sola puedes hacerlo!,

¡Calla y obedece bobo!— fue la respuesta de Rubí que luchaba por no carcajearse al ver la expresión de incomprensión y fatiga en Luis.

Luis de nuevo la obedeció y Rubí bajó como quiso y divertida le dijo mientras contemplaba a Luis todavía a cuatro patas— ¡para tu información puedo subir y bajar muy bien por esa maldita albarrada pero para que hacerlo si tengo tu linda espalda para apoyarme!,

Luis movió la cabeza a modo de negación mientras meditaba— ¡ni hablar con Rubí, será genio y figura hasta la sepultura!— y siguieron el camino hasta llegar a una especie de cueva que de lejos no se veía pues estaba cubierta por los árboles, ahí entraron y Luis iluminó el lugar con unas velas aromáticas que previamente había conseguido sorprendiendo por completo a Rubí.

¿Pero que es este lugar?— le dijo una mas que sorprendida Rubí— ¡nunca había llegado hasta aquí ni siquiera Tania sabe sobre ésta parte cercana al rancho!,

¿Te gusta?— le preguntó emocionado Luis.

¡Sí!— respondió enseguida Rubí— es agradable y con el aroma de las velas lo hace exquisito.

¡Ahora te gustará mas por que te mostraré mi regalo!,

¿Joyas?— le dijo Rubí con burla.

Luis la miró serio y Rubí tras una habitual carcajada le dijo— ¡es broma idiota!, ¿Qué ya no tienes humor?,

¡Acompáñame!— le dijo Luis sin perder mas tiempo y la llevó hasta el fondo del lugar en donde una gran cortina cubría la pared, Luis tomó la punta diciéndole a Rubí— ¡jálala!; Rubí lo miró sorprendida, el profesor insistió y ella lo hizo.

¡Oh por Dios!— exclamó Rubí llevándose las manos a la boca y quedando callada por unos instantes evitando que una lágrima la traicionara producto de la emoción, ¡no lo podía creer!, en la pared había pegada una manta y en dicha manta estaba pintada mejor dicho plasmada perfectamente una persona, mujer, ¡era ella!, en un trono sentada mas que como una reina como una Diosa y a sus pies Luis y Susana rindiéndole culto y ofreciéndole una ofrenda; era increíble, ¡Luis la había inmortalizado con esa pintura y palpado perfectamente su belleza!,

Rubí lo miró y Luis estaba de rodillas ante ella y casi llorando emocionado le dijo— ¡es mi humilde ofrenda para mi Diosa!,

¡Tu no pintaste eso!— fue lo único que atinó a decir una colorada Rubí ante tal maravilla de trabajo.

¡Hermosa!— expresó Luis— se te olvida que también soy profesor de dibujo y llevándote a ti en la mente día y noche no fue difícil hacerlo aunque te confieso que tomé dinero de tu bolso todas la veces que llegabas ebria y también de tus amigas para conseguir las pinturas y todo lo necesario y Camelia me compró todo pues a mi no me permites salir y en mis tiempos libres venía aquí a trabajar en ello, eso sí, me llevó mucho tiempo hacerlo pues casi nunca me das descanso pero lo hice con gusto y con pasión y pido perdón por lo del dinero.

¡Sí, te perdono!— le dijo Rubí sin prestarle mucha atención y mirando como una boba la pintura, mirándose a ella misma aunque luego reaccionó diciendo— ¡oye un momento, te perdono el dinero!, pero entonces ¿me has estado robando mi tiempo y viniendo aquí sin mi permiso?,

¡No negarás que valió la pena!, además no te robé tu tiempo por que esos momentos también los invertí en ti, trabajando para ti— se defendió inteligentemente Luis convenciendo a Rubí.

¡Eso sí!— contestó ella— ¡levanta Luis, es excelente y digno de mí!— y lo miró tiernamente emocionada, abrazándolo comenzó a besarlo en los labios y así tomándolo con las manos del cuello le dijo con la voz entrecortada— ¡te juro que es el mejor regalo que me han dado en la vida y ni siquiera te gastaste una fortuna!, eres un buen tipo Luis, aunque algo débil pero buen tipo.

Luis se conmovió ante las palabras de Rubí y mas cuando ésta le dijo— ¡y eso que a veces me paso contigo, pero te lo compensaré ahora con besos y caricias que tanto añoras de mi! y así lo hizo para después comer en el piso acomodados sobre una sábana mientras que Rubí no dejaba de admirar su retrato para enseguida proceder a embriagarse de pasión y cerveza.

Esta vez Luis también bebió gustoso y aunque no lo hizo hasta quedar completamente ebrio, si bebió un poco mas de lo que acostumbraba o mejor dicho de lo que Rubí lo había acostumbrado y agradeció al alcohol y al efecto de la cerveza y a que Rubí en verdad bebía casi siempre hasta perder la cordura pues cuando ésta ya llevaba algunas cervezas encima ordenó a Luis quitarle sus tenis y la ropa por completo y en ese hechizante lugar Luis por poco echa a perder el acto tras casi no poder contener la risa cuando oyó decir a Rubí— ¡has hecho un altar, esa ha sido tu intención lo se y claro soy tu Diosa y en este lugar me rindes culto, soy lo máximo!,

¿Qué le pasa?— pensó Luis, si bien el la idolatraba pero nunca pensó en ese lugar como un santuario para ella, ¡era un regalo y punto!, pero para que contrariarla al ver que Rubí en verdad se veía y se sentía toda una Diosa y creía que ahí era su santuario y Luis su mas fiel y devoto servidor.

Después de todo, eso era bueno para Luis, el que ella pensara que el se deshacía en adorarla sobretodo después que casi perdía el interés en el tras también la sumisión de Susana y mas se llenó Luis de dicha cuando Rubí como una loca comenzó a besarlo llena de lujuria y pasión con los efectos del alcohol y la dicha de verse inmortalizada por obra del profesor y acto seguido hicieron el amor en su santuario. Rubí ésta vez le permitió a Luis todo tipo de caricias y cariños teniendo en cuenta que se los había prohibido desde el día en que el rechazó un beso de ella y también ésta vez Rubí sobrepasó sus límites, no se sabe si fue por el efecto del alcohol, si fue por la emoción del regalo de Luis o por lo que haya sido el caso es que Rubí se olvidó de todo e hizo el amor con Luis como nunca en su vida lo habían hecho, rodaron hasta salir de la cueva al momento que comenzaba a llover culminado el acto de amor y de entrega bajo la lluvia y sin mas se dejó penetrar por el sin pensar en el embarazo como posible consecuencia. Quedando exhaustos en el piso Rubí sobre Luis, eso sí, satisfechos ésta vez ambos de sus instintos de pasión.

¿No negarás que siempre mis recompensas son mayores a mis castigos, verdad?— le dijo Rubí con la voz agitada.

¡Te adoro!— fue la respuesta de Luis expresada con una sonrisa en sus labios. Rubí se incorporó y así desnuda mientras Luis admiraba su cuerpo le dijo al profesor— ¡desprende la manta, la guardaré en mi cuarto!,

¡Como tu quieras!— le contestó Luis que lo hizo y se la ofreció; Rubí se cubrió un momento con ella aún emocionada con su regalo y en un momento loco pateó los platos y todo lo que había ahí expresando muy divertida— ¡solo esto vale la pena!— y sin pensarlo arrojó la mochila según ella vacía lejos del lugar pues estaban a la entrada de la cueva y justo cuando comenzaba a llover mas fuerte.

¡Noooo!— le gritó Luis alterado— ¡la mochila, no la tires!,

Rubí le sonrió ya cuando había arrojado la mochila lejos— ¿Qué te aflige?, solo es una puta mochila, putos platos y como te dije solo tu regalo vale la pena aquí, jajaja y ¡claro!, mi santuario— concluyó sonriente mientras se entretenía al ver el rostro preocupado de Luis y sin dejar de reírse le dijo— ¿Qué te pasa?, ¡oh, mira queda una rica cerveza y aún está fría, perfecta para pasar la lluvia!— Rubí se la tomaba sonriendo, lucía espectacular con su perfecto cuerpo desnudo y su cabello húmedo al igual que toda ella por la lluvia pero la sonrisa desapareció de su rostro y casi le estrella la botella a Luis cuando éste le dijo— ¡Rubí, tu ropa iba en esa mochila!,

¡Jajajaja!— se carcajeó ella— ¡no es cierto!,

Pero al ver serio y preocupado a Luis incluso ya vestido ella miró a todos lados y vio que efectivamente su ropa no estaba junto a sus tenis donde las había dejado— ¡ya Luis!— se expresó inquieta— ¡dime donde está mi ropa, empiezo a sentir frío!,

¡Perdón Rubí, es que cuando observabas la pintura no te dije y la guardé en la mochila para que no se ensuciara!,

¡Ya Luis no es gracioso, dámela!— le dijo ésta vez apenada al estar completamente desnuda y frente a Luis pero éste con la expresión le hizo entender que no bromeaba.

¡Imbécil!— le gritó al tiempo que le daba una cachetada— ¡pero que mierda, como se te ocurre meterla ahí y no hacer nada cuando la tiré!,

¡Traté de evitarlo!,

¡Cállate!— le gritó en verdad furiosa y se refugió de nuevo en la cueva seguida de Luis y Rubí temblaba de frío y desnuda— ¡ve a buscarla, tienes que encontrarla, como diablos voy a volver y humilla la mirada, eres un idiota Luis!,

¿Por qué no mejor voy a la casa, tus amigas vuelven hasta mañana, no creo encontrar la mochila?,

¡Nooooo!— gritó Rubí histérica— ¡yo no me quedo sola aquí y encima desnuda, ni se te ocurra, ve por la maldita mochila!,

Luis nervioso bajo la lluvia trató de ir por ella pero Rubí mas nerviosa aún le gritó de nuevo— ¡después de que calme la lluvia, ahora abrázame que me muero de frío!,

¿Te puedo dar mi playera?,

¡Abrázame he dicho!,

Luis la abrazó y en verdad Rubí temblaba y se refugió en sus brazos muerta de frío y desnuda— ¡eres un estúpido Luis, venir aquí fue una estupidez!,

Estas palabras hirieron al profesor y la soltó por un momento mirándola afligido. Rubí pensó mejor las cosas y le dijo— ¡está bien, estoy nerviosa, venir aquí no fue estúpido, en verdad, pero tienes que buscar la mochila con mi ropa y abrázame por favor, me muero de frío!,

Luis la abrazó de nuevo y al cesar la lluvia fue y aunque le costó tiempo y esfuerzo encontró la mochila mientras Rubí estaba acurrucada cubierta en la cueva solo con la sábana, se secó y se vistió y ya mas segura le dio dos cachetadas mas a Luis— ¡debería cumplir mi amenaza de amarrarte al árbol por bobo pero no niego que disfruté estar contigo así que te salvas por eso bobo mas que bobo!,

Luis la abrazó, le besó las manos y le pidió perdón y regresaron al rancho teniendo en mente Luis la imagen frágil y desnuda de Rubí temblando de frío— ¡que tan fácil es hacerla sufrir!— meditaba en silencio Luis.

Al otro día se vieron las consecuencias de la velada anterior Rubí y Luis con un resfriado tremendo aunque mas Rubí que el profesor lo cual terminó de convencer a las demás que Rubí había pasado el día con su querido profesor y no con su madre. Rubí se sentía pésima por el resfriado y en consecuencia estaba de muy mal humor y como siempre sería Luis o Susana quienes pagarían por ello, estaba sentada en el sofá de su habitación lista para bajar a desayunar; Luis le terminaba de pasar un trapo húmedo a sus botas en eso que Rubí hizo un ruido con su garganta soltando un asqueroso escupitajo en el piso que mas bien eran flemas, se rió mirando con asco lo que había dejado en el piso y mirando a Luis sonriente le dijo— ¡cómetelo!,

Este la miró inquieto, pensó que bromeaba pero Rubí mas seria le repitió— ¡he dicho que te lo comas, no estoy de humor así que obedece!,

¿Por qué ama?— la interrogó un afligido Luis— ¿te he hecho enojar acaso?,

¡No!— le contestó cortante Rubí— ¡pero este resfriado es consecuencia de tu gran idea de salir de casa sino hubiera salido no estuviera así y no me veas con esa cara de cachorro llorón por que no estoy enojada, de estarlo ya te hubiera dado de cintarazos pero como te dije esto es por tu gran idea por lo tanto te corresponde comer todas las flemas que escupa así que reza para que se me quite el resfriado por que mientras tanto tu te comerás todos los mocos y flemas hasta que se me quite el malestar, hazlo ya!— concluyó al momento que le daba una ligera patada en su costado lo que le hizo ver a Luis que en verdad estaba de malas ese día a lo que el pobre profesor cerrando los ojos acercó la cara a la asquerosa flema justo cuando Rubí le dijo— ¡hazlo lento, quiero disfrutar el ver como te la tragas!,

Luis casi llora pero obedeció y complació a su ama lamiendo la flema lentamente hasta tragársela por completo y lo hizo todo ese día y parte del otro en el que Rubí estaba mal con la gripa incluso el pobre Luis tuvo que tragarse en el comedor otro flemazo justo cuando Rubí desayunaba y escupió en el piso ante la mirada de asco y burla de las demás al ver al desdichado de Luis comerse las flemas ante la mirada arrogante de Rubí.

Ese día por la tarde Rubí se topó sola con Rocío en la sala y ésta le dijo burlona— ¿Qué tal la velada?,

¿De que hablas?— le respondió Rubí sorprendida que aún estaba a punto de aliviarse por completo del malestar gripal.

¡Venga Rubí!— continuó Rocío hablándole con ese tonito burlesco— ¡nadie te creyó lo de ir a ver a tu madre, anda, mejor cuéntame a donde fuiste con tu lindo profesor o simplemente se bañaron bajo la lluvia!— concluyó maliciosamente.

¡Jajaja!— se rió Rubí nerviosa— ¡estás loca, como se te ocurre pensar en eso!,

¡Ya Rubí, para que fingir si Mayra o Tania no te han dicho nada no quiere decir que te hayan creído pero todas sabemos que te quedaste con tu querido “esclavo”!,

¿Y si así fuera que?— le respondió Rubí comenzando a incomodarse.

¡Nada!— le dijo Rocío— ¡solo quería oír de tus labios lo estúpida que eres!— concluyó sonriéndole con burla.

¡Oye!— le contestó Rubí ofendida— ¡no me hables de esa forma!,

¿Por qué no?— si es la verdad, ¡eres una idiota al estar cada vez mas encaprichada y quizás enamorada del profe Luis!— se burló Rocío de ella mencionando en tono irónico “el profe Luis”.

¡Estás pésima!— le respondió Rubí e intentó marcharse pero Rocío de nuevo la atacó diciéndole— ¡la verdad duele eh, Rubí por que bien sabes lo ridícula que te ves protegiéndolo y amándolo y sabes lo que creo, que eres una niña imbécil y que por actuar como lo haces terminarás pagando caro tus errores, niña imbécil que ama a Luis!— concluyó gritando Rocío esto último.

Esta vez Rubí se volteó y sin decir palabra alguna le dio una tremenda cachetada a Rocío; ésta quiso responderle pero Rubí le sujetó el brazo, ambas se tomaron del cabello pero Rubí la jaló más fuerte.

¡Ayyy!— gritó Rocío— ¡suéltame, me haces daño!,

Rubí le metió un empujón y Rocío terminó en el piso y ofendida volvió a gritarle— ¡eres una idiota Rubí mira que prefieres a Luis por encima de nosotras!,

¡Eso no es cierto!— le contestó Rubí— y mejor me voy por que estamos alteradas y en verdad lo que menos quiero es pelear con ustedes y sobretodo ¿por Luis?, ¡bah!— expresó Rubí que le ofreció la mano a Rocío para que se levantara, Rocío dudó pero Rubí le sonrió y le dijo— ¡ya Rocío, perdón pero me sacaste de quicio al hablarme de esa forma!; Rocío decidió por el momento darle por su lado y tomó la mano de Rubí para levantarse, Rubí le dio un beso en su mejilla y se marchó a su habitación. Rocío se quedó un momento mas en la sala tallándose la mejilla, todas supieron lo del incidente y el motivo incluido Luis pero nadie se atrevió a hacerle un comentario ni a Rubí ni a Rocío y más al creer que aparentemente las cosas no habían llegado a más.

Rubí estaba sola y confundida en su cuarto por el pequeño incidente que había tenido con Rocío y se detuvo a pensar si en verdad no estaba haciendo a un lado a sus amigas por Luis y sí éstas se lo reprocharían y en su mente daban vueltas muchas cosas y concluyó que en quien solamente le podía pedir un consejo en ese momento era a su fiel Camelia— ¡vaya, terminar hablando con mi sirvienta de mi vida personal y mis sentimientos, creo que si estoy enferma!— meditaba en silencio Rubí para enseguida mandar a llamar a Camelia y rápidamente sin control se abrazó a ella. Camelia le conocía perfectamente sus fortalezas y sus debilidades pues la había tenido entre sus brazos desde que nació y Rubí creció mas pegada a ella que a su madre hasta llegar a la adolescencia que fue en donde se convirtió en una niña mas desequilibrada aún y despreció a Camelia y a muchos mas.

Camelia la consoló y la escuchó atentamente y ya cuando Rubí concluyo de abrir sus pensamientos hacia ella y se quedó sensible, recostada sobre el hombro de Camelia, ésta sonriente le dijo lo que tenía y lo que sabía que Rubí quería escuchar pues Camelia bien sabía que en el corazón de Rubí, Luis ya tenía un lugar pequeñito pero seguro que lo tenía.

¡Mi adorada niña Rubí!— le dijo dulcemente Camelia— te diré las cosas como a ti te gustan rápidas y sin rodeos y no espero que me hagas caso por que solo soy una sirvienta pero eso sí estoy orgullosa de poder ser tu sirvienta al igual que lo debe estar Luis, de Susana no hablaré eso es muy distinto. Rubí se sonrió, intuía que hizo lo correcto en pedir consejo a Camelia quien continuó:

¡Tu eres Rubí y siempre harás lo que te de la gana y lo que hagas estará bien hecho!,

Rubí se levantó enseguida y con una expresión feliz en su rostro le dijo— ¡wow Camelia que profundo y directo y yo que pensé que eras mas inútil, recurriré mas seguido a ti!,

Camelia se sonrojó y Rubí le dijo— ¡muy bien, sí, así es, siempre he hecho lo que he querido y así lo haré, si lo que quiero es amar a Luis a mi modo lo haré y me importará una mierda lo que piensen de mi por que estará bien hecho lo que decida hacer!, ¡sí, es perfecto, me gusta, muy bien Camelia puedes retirarte haz echo una buena obra el día de hoy oh y como premio prometo no correrte y dejarte mucho tiempo mas con el privilegio de servirme!, ¿Por qué es un privilegio verdad?— le dijo con una coqueta sonrisa.

¡Lo es!— le respondió Camelia al momento que le besaba la mano a Rubí.

¿Por qué la mano Camelia?— le dijo Rubí con soberbia; la pobre Camelia entendió a la altanera señorita y con esfuerzo se arrodilló y besó los pies de Rubí quedándose postrada ante ella y con la cara pegada en sus bellos pies, Rubí se sonreía y se sentía dichosa, no podía recibir mayor tributo ni adoración por parte de su vieja sirvienta y mas arrogante aún le acarició la mejilla riendo a Camelia con los dedos de su pie a lo que Camelia le besó la planta de su pie y respiró profundamente para llenarse de su esencia como muchas veces había visto hacer a Luis por amor al igual que ella y a Susana por temor. Rubí la dejó levantarse y marcharse y se quedó muy contenta silbando y cantando ¡eso sí muy mal!, mas bien gritando, el canto no se le daba pero estaba feliz y hacía lo que quería pero dejó de silbar y cantar al oír y ver abrirse la puerta y ver a Tania que entraba con cara de pocos amigos.

¡Tania, pequeña zorra!, ¿Qué te trae por aquí?— le dijo Rubí bromeando.
¡Podemos hablar!— le respondió ésta en un tono serio y cortante y hasta un tanto nervioso.

Rubí lo entendió y mas seria le dijo— ¡Tania, no por favor no me digas que ahora tu vienes a reprocharme por favor no quiero pelear ni contigo ni con nadie ya ves lo que pasó con Rocío y en verdad me incomoda por fa no te pongas en ese plan!,

¡Yo no vine a pelear!— le contestó ésta— pero si vine a que me expliques una sola cosa, ¿puedes o me marcho?,

¡No, claro!— le respondió Rubí al momento que la abrazaba— ¿Qué pasa?,

Tania la miró fijamente y sin mas la abordó al preguntarle— ¿prefieres a Luis que a nosotras?— personalmente— ¿lo prefieres a el o a mí?,

¡Diablos!— le contestó Rubí— ¡mejor crucifícame!,

¡Es en serio Rubí!— le dijo Tania cada vez mas nerviosa— ¡quiero una respuesta sincera de tu parte!,

¡A ver!— le dijo Rubí— ¡calmémonos y vamos por partes ¿a que viene eso de que si lo prefiero mas que a ti o a las demás?,

¡Bien lo sabes, pasaste el día de tu cumpleaños con el y no con nosotras!,

¡Bien!— contestó Rubí comenzándose a impacientar— ¡sí, así fue pero eso no significa que lo prefiera, lo están malinterpretando!,

¡No te creo!— le respondió Tania.

¡Si no me crees, ahí sí no puedo hacer nada!— le contestó Rubí.

¡No seas así Rubí, nosotras te queremos, bueno, en lo personal yo te quiero mucho que digo querer, te amo!— le dijo Tania mientras se le acercaba cada vez mas a Rubí quien tan solo se limitó a sonreírle.

Continuará………………………


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