sábado, 15 de mayo de 2010

RUBÍ 9

Rubí se dirigió furiosa en busca de Luis y lo encontró platicando con Mayra ¡claro!, el recostado en el piso lamiendo los pies de ésta que muy quitada de la pena le iba comentando cosas del colegio y de su familia. Rubí lo levantó del cabello ante la sorpresa de Mayra y del propio Luis y le empezó a dar de bofetadas el profesor intentó cubrirse la cara a lo que Rubí le gritó histérica:

¡De rodillas, manos atrás y no apartes la cara!,

Luis lloraba ante la cruel lluvia de bofetadas que Rubí le propinaba hasta que lo dejó por un momento solo para ir de nuevo por su cadena, atársela al cuello y lo llevó para su habitación no sin antes explicarle a Mayra el motivo de su enfado y ante la risita burlona de Rocío al ver el error de Rubí y que como consecuencia lo pagaría el profesor. Ya en su cuarto Rubí esposó a Luis y lo dejó de rodillas, desnudo comenzando de nuevo a gritarle y a seguirle dando de bofetadas.

¿Eres imbécil o que?— le gritó Rubí furiosa después de darle una fuertísima bofetada— ¿Por qué me haces esto?, ¡confío en ti, te trato bien, te consiento, perdono tus errores!, ¿Qué coño mas quieres para que tu vayas y de nuevo me traiciones?,

¿Yo que te hice ama?— atinó a preguntar Luis totalmente desconcertado, no era nada nuevo para el ver a Rubí molesta pero es que ésta vez no estaba molesta estaba histérica y fuera de sí y Luis no necesitaba ser sabio para intuir que sea cual sea el motivo todo apuntaba a que sería el quien pagara los platos rotos.

¡Cállate perro!— le gritó ésta vez Rubí dándole un tremendo puñetazo en la cara a Luis que lo tomó por sorpresa y lo hizo caer al piso y sangrar por la nariz. Rubí no contenta con ello le pisó con suma crueldad la cara haciéndole aún mas daño en donde sangraba con el tacón de su sandalia.

¿Por qué diablos me lo haces Luis?— insistía Rubí en que le diera una explicación— sabes que odio que pretendas interceder por Susana y tu vas y de nuevo no solo evitas que cumpla mi orden ¡oh no!, sino que te sientes con derechos y caritativo y le das alimentos, pero ésta vez te has pasado y te juro que te vas a arrepentir.

Luis que había oído contar a Mayra por Rubí lo mismo que ahora le decía a el tan pronto ésta le liberó la cara de la suela de su sandalia le gritó suplicante:

¡No fui yo ama, te lo juro en verdad que no fui yo!,

Rubí de nuevo volvió a pisarle la cara con la misma crueldad y le gritó furiosa:

¡Y encima quieres verme la cara de estúpida!, eso si que no te lo perdono quizás perdone tus faltas ¡pero que me mientas!, ¡eres un miserable!,

Rubí a pesar de sentirse cada vez mas enojada intentó calmarse y el ver a Luis sangrando y llorando la hizo que se conmoviera.

¡Pensaré en un castigo para ti!— le dijo en un tono mas tranquilo— eso dalo por hecho por ahora me estaré satisfecha si te arrastras ante mi, suplicas mi perdón y sobre todo reconoces tu culpa— concluyo mirando con arrogancia a Luis como si en verdad hiciera una obra de caridad en dignarse a perdonarlo por su falta.

Luis se arrastró y besó los pies de Rubí pero fue claro al decirle— ¡en verdad que no fui yo, te lo juro!,

¡Basta Luis!— le dijo Rubí volviendo a enfurecer— te digo que odio que me mientas, ¡reconoce tu culpa ya!,

¡No fui yo!— repitió Luis lo que hizo que ésta vez Rubí fuera por el látigo que Tania le había dado y sujetó la cadena de Luis a una esquina de la habitación dejándolo a el de nuevo arrodillado sin poder moverse y totalmente expuesto a merced de ella.

¡Veamos si nos vamos entendiendo perro, tu fuiste!— le dijo al momento que le daba un latigazo en la espalda. Luis gritó y Rubí de nuevo le preguntó— ¿estamos de acuerdo?, a lo que Luis lloroso le respondió con seguridad— ¡no ama por piedad créeme que no he sido yo!, Rubí de nuevo descargó con furia otro latigazo y ésta vez le hizo mas daño al profesor haciéndolo sangrar.

¡Luis sabes que no gozo con esto pero estoy dispuesta a destrozarte por completo si sigues en ese plan!— le dijo mirándolo fijamente tratando de hacerle entender que la amenaza iba muy en serio— ¿pretendes acaso burlarte de mi?— concluyó Rubí que tal como le había dicho ésta vez no lo estaba castigando por capricho o diversión pero no iba a tolerarle su insolencia.

¡No ama!— respondió Luis en voz baja producto del dolor y sufrimiento.

¡Entonces no me mientas y acepta que me engañaste!— le gritó Rubí.

¡Noo!— respondió de nuevo Luis alzando la voz— ¡yo no, yo me marché al llegar….!— el pobre Luis intentó explicarle que Rocío llegó en ese momento y lo obligó a irse de ahí y después Mayra lo habló para que le diera un masaje en los pies y justo eso hacía cuando ella llegó furiosa pero una encolerizada Rubí no le dio tiempo de continuar con su explicación y lo mandó a callar dándole tres latigazos mas y al ver el daño que le estaba haciendo ella también se puso un tanto mas nerviosa y arrojó el látigo al piso y moviendo con brusquedad de lado a lado la cara por el cabello a Luis le gritó:

¡Ya basta Luis!, ¿Por qué me haces esto?, ¡no quiero seguirte haciendo daño pero me conoces si no aceptas tu culpa continuaré incluso hasta matarte, tu fuiste!— concluyo mientras nerviosa lo empujaba por los hombros.

Luis solo negó de nuevo moviendo la cabeza como respuesta de que no había sido el a lo que Rubí con todas sus fuerzas le dio dos humillantes bofetadas mas, en su mirada se podía observar que no lo golpeaba por gusto al menos ésta vez, ni mucho menos lo estaba disfrutando pero también estaba histérica por según ella el engaño de Luis así que de nuevo volvió a tomar el látigo y mostrándoselo a Luis nerviosa y con la voz agitada le dijo:

¡Acepta tu culpa!; Luis ya no contestó Rubí volvió a tirar el látigo y le dio otra bofetada para después decirle— ¡puede que me odie si te hago mas daño pero tu me provocaste puedes hacer que esto no pase solo admite tu culpa, tu ayudaste a Susana y le diste de comer, sencillo, acéptalo y me detendré y te castigaré de otra manera menos cruel, lo prometo, anda, hazlo ya!,

Luis lloroso la miró y le dijo— ¡podría hacerlo ama y evitarme este dolor pero entonces si te estaría mintiendo y desobedeciendo y eso me dolería aún mas!,

¡Eres un desgraciado!— le respondió Rubí moviendo la cabeza haciéndole ver que no lo entendía— ahora tu quieres jugar conmigo y aprovecharte de lo bondadosa que he sido contigo y confundirme mas con mis sentimientos pero ¡sorpresa!, no caeré en tu juego y tras decir esto tomó de nuevo el látigo y dispuesta a destrozarlo tal como lo había amenazado comenzó de nuevo a darle de latigazos por todo el cuerpo sin importarle los gritos de sufrimiento de Luis hasta que observó a Camelia que ya llevaba unos instantes de rodillas en la entrada de su cuarto observando en silencio y apenada la tortura del profesor.

¡Largo!— le gritó muy molesta Rubí— ¿es que acaso quieres el mismo trato?, ¿Qué todos se volvieron locos y en mi contra?,

Camelia se acercó caminando de rodillas hasta postrarse a los pies de Rubí los cuales besó con la mayor humildad que fue capaz de mostrarle a la caprichosa señorita.

¡Le suplico que me escuche mi niña adorada!— le dijo Camelia sin apartar el rostro de los pies de Rubí— ¡ésta vieja sirvienta tiene la respuesta!,

Rubí la miró histérica por unos segundos y a nada estuvo de apartarla de ella con una patada pero para fortuna de Camelia logró calmarse y decirle despectivamente:

¡No hay nada que me interese que me digas, todo está muy claro!; pero Camelia insistió de nuevo besándole los pies a lo que Rubí le dijo:

¡Camelia te juro que si me sales con una estupidez yo misma te azotaré después de acabar con este imbécil!— concluyó Rubí al momento que miraba retadora a un indefenso Luis. Entonces Camelia sin perder tiempo le contestó:

¡Fue la señorita Rocío ama!, se lo juro por lo más sagrado que no miento. Evidentemente Rubí no le creyó y alzó la mano amenazándola con abofetearla a lo que antes Camelia atinó a decirle:
¡Se lo juro mi niña con que intención o que ganaría yo con engañarla o hacerla enfadar, yo misma vi por detrás como la señorita Rocío hacía marchar a Luis y después le dio un trapo a Susana para que limpiara y seguido le dio los alimentos, Luis es inocente!,

Rubí después de meditarlo no estaba tan segura pero le tenía mucha confianza a Camelia y pensó para ella misma ¡nada pierdo con preguntarle a Rocío!,

¡Largo Camelia!— le dijo de pronto Rubí; ésta habiendo dicho ya lo que tenía que decir desapareció de ahí y casi al hacerlo entraba Rocío al cuarto muy quitada de la pena y silbando de admiración al ver el estado en el que se encontraba el pobre de Luis aunque le desagradó que en ese momento Rubí lo tenía recostado en un mueble y ella misma lo cuidaba después de que Camelia por orden de ella había regresado para curarlo.

¡Para que demonios lo castiga si después se desvive por el cuidándolo y mimándolo, maldita sea!— pensó Rocío muy en su interior. Rubí la miró y le preguntó inquieta:

¡Rocío!, por pura casualidad, ¿tu le diste de comer a Susana?,

¡Si!— fue la respuesta de Rocío sonriéndole altanera— ¿algún problema?,

¿Por qué lo hiciste?— la interrogó muy seria Rubí.

¡Bueno!— exclamó burlona Rocío y con sarcasmo en sus palabras— te compadeciste de éste imbécil no marcándolo como prometiste hacerlo y tan solo hace poco no dejaste que lo queme en la cara ¡luego pensé que a lo mejor era la semana de la compasión y pues hice lo propio con Susana dándole de comer algo decente!, eso es todo, ¿algún problema?— concluyó Rocío sin dejar de mirar retadora a Rubí.

¡No!— le respondió Rubí en voz baja y un tanto apenada por haber castigado tan cruel y sobre todo injustamente a Luis.

¡Bueno, pues vine por éste imbécil hoy me toca tenerlo y no se por que diablos no se ha presentado!— dijo Rocío mirando con desprecio al pobre de Luis. Rubí la miró un poco nerviosa para enseguida decirle— ¡oh Rocío verás, Luis está….!;

¡Ni hablar, hoy me toca tenerlo y yo decido que hacer con el!— cortó Rocío a Rubí sin permitir que terminara la frase y enseguida jaló al profesor por su cadena después de rozarle la espalda con sus uñas lo que lo hizo retorcerse de dolor a lo que Rubí prefirió voltear la cara y no ver la expresión de dolor en Luis y la de burla en el rostro de Rocío que en ese momento se lo llevaba con ella.

Apenas horas tenía que Rocío se llevó al profesor cuando Rubí decidió bajar a la sala y ella misma prepararse un té para calmar sus nervios pero ahí se sintió aún peor al encontrarse a Rocío vestida para salir y descansando cómodamente en un sillón tomando también un té mientras tenía a Luis postrado ante ella lamiendo sus botas. Rubí que cuando era ella quien lastimaba al profesor no tenía el más mínimo remordimiento pero no era así cuando era otra quien le hacía daño se sintió mal por haberlo castigado y ahora verlo a merced de Rocío, aún así lo ignoró y trató de demostrar que no le importaba; fue por su té y tomó asiento en el otro sillón haciéndose la desentendida pero Rocío que ya había detectado en Rubí su malestar decidió probarla en su propio juego y mirando sus botas tomó el látigo y sin piedad le asestó un fuerte latigazo en la espalda a Luis en la misma parte en la que Rubí le había hecho daño.

¡Mas rápido animal, lame mas rápido que me estás haciendo enojar!— le gritó Rocío tapando los lamentos del profesor. Rubí se incomodó pero no hizo ningún comentario a lo que Rocío sonriéndole burlona esperó unos segundos y apartó a Luis con una patada en su cara.

¡Basta perro, te lo advertí!— le dijo mirándolo maliciosamente— ¡no estoy satisfecha y te castigaré por ello con… ya se!— hizo una pausa para mirar a ambos y añadió— ¡te daré 20 latigazos!,

Rubí brincó asustada que hasta casi se atraganta con su té y ésta vez se sintió obligada a intervenir diciendo nerviosa— ¡Por Dios Rocío, 20 latigazos, no lo resistirá mira en que estado se encuentra!,

¿Dije 20?— expresó Rocío disfrutando al tener el control de la situación— ¡pues no que sean 50, bueno no, le daré de latigazos hasta que me fastidie y no me interesa lo que pase con el!— concluyó para enseguida propinarle un latigazo mas al profesor que tembló por completo quejándose aún mas fuerte incluso comenzando a llorar.

Rubí se quedó callada, nerviosa y confusa de sus sentimientos hacia Luis pues no quería ser testigo de lo que estaba a punto de suceder pero era el día en que le tocaba a Rocío tenerlo bajo sus órdenes y ella ya había decidido que hacer con el y jugando con Rubí, Rocío lentamente se esperaba un poco para atormentarlos a ambos y cuando menos se lo esperaban le daba otro cruel latigazo cada vez mas fuerte al desdichado Luis.

¿Te sientes bien Rubí?— le preguntó de pronto Rocío gozando su momento— ¡estás pálida!,

¡Sí!— contestó Rubí en voz baja— ¡no es nada!,

¡Bien!— dijo Rocío sin dejar de sonreírle con burla y de nuevo descargó el látigo con furia sobre Luis y ésta vez Rubí no controló sus nervios y de susto soltó la taza de té haciendo ésta un fuerte ruido al romperse. Rocío la miró divertida y con malicia le dijo:

¿Qué te pasa?, ¿segura que estás bien?,

¡Basta Rocío!— gritó histérica Rubí tratando de tomar de nuevo el control.

¿Basta de que?— le respondió de nuevo muy divertida Rocío.

¡No puedes seguirlo golpeando puedes castigarlo de muchas formas pero no con el látigo, lo matarás si continúas!,

¡Jajajaja!— se rió cruelmente Rocío— ¡oh Rubí debiste ver tu expresión al decir eso último, se vio tan conmovedor, estás bromeando!, ¿verdad?— le dijo mirándola con lástima y burlándose de ella— eso espero por que de lo contrario no te gustará volver a oír éste sonido y enseguida otro latigazo mas cayó sobre la espalda de Luis que ya solo estaba tumbado en el piso esperando resignado a resistir hasta donde la cordura se lo permitiera.

¡Basta por favor!— expresó ésta vez una afligida Rubí sin darse cuenta de las palabras que había pronunciado ¡por favor!, no muy comunes en su manera de expresarse.

Rocío se sonrió interiormente estaba logrando llevar a Rubí justo donde quería y riendo le dijo:

¡Rubí, tu pidiendo por favor y que no le haga daño a Luis, oh en serio que estás enferma! y amenazó con volver a azotarle la espalda al profesor pero se detuvo al no poder evitar sonreírse de nuevo al ver el rostro de Rubí, por increíble que pareciera lo era, Rubí mostraba un semblante preocupado, una mirada suplicante hacia Rocío y ésta decidió continuar con su juego cruel que era castigar a Rubí por mostrar debilidad y afecto por Luis.

¡Vaya contigo Rubí!— le dijo Rocío disfrutando en verdad haciéndola sentir mal mientras que con el tacón de su bota acarició la espalda de Luis para continuar torturándolo.

¡Rocío!— exclamó Rubí insistente en hacerla detener el castigo; ésta se carcajeó para después responderle— ¡con esa expresión hasta pareciera que me lo estás suplicando!, ¿me lo estás suplicando?— le dijo mirándola con burla y enseguida continuar ahora haciendo sufrir a Rubí— ¡dime Rubí, dime que me suplicas que deje de hacerle daño a Luis!,

Rubí se incomodó pero comprendió que la única forma de librar a Luis del castigo era complaciendo a Rocío y hasta cierto punto no se sintió ofendida pues lo tomó solo como un juego de poder y no como algo tan real mas no así Rocío.

¡Sí, Rocío te lo suplico, deja ya en paz a Luis!— fueron las palabras de Rubí dichas en una expresión seria y aparentando estar afligida.

Rocío sonrió levemente para no demostrarle a Rubí que ella si lo hacía con la intención de molestarla y le dijo en son de broma— ¡dilo de nuevo, es divertido, no diario se te oye suplicar y se te ve a punto de llorar!,

¡Sí Rocío, por piedad ya deja a Luis!— le respondió sonriente y también en un tono bromista.
¡Bien, creo que nos entendemos!— contestó Rocío al momento que soltaba el látigo. Rubí a su entender sonrió triunfante y se levantó para agacharse junto a Luis, le acarició el cabello y dulcemente le dijo:

¡Andando, Camelia te volverá a dejar como nuevo!; pero Rocío sonriendo perversamente sin que Rubí lo notara intervino diciéndole:

¡Oh no Rubí, que pena, verás, yo solo le perdoné a Luis los latigazos pero no olvides que hoy está a mi servicio y el día todavía no termina por lo tanto todavía lo ocuparé!— diciendo esto volvió a sonreírse en sus adentros al ver de nuevo a Rubí con la mirada desesperada y sin caer en cuenta que había quedado en ese momento arrodillada ante Rocío lo que a ésta le supo a gloria.

¡Ya no pongas esa cara!— le dijo Rocío después de soltarse una buena carcajada burlándose por completo de la altiva y caprichosa Rubí— como veo que seguimos en la semana de la compasión ahora estoy dispuesta a perdonarle lo que queda del día dejándolo libre para que Camelia lo cure pero eso sí…., Rocío se quedó callada por unos instantes disfrutando ver a Rubí atormentada mientras esperaba su respuesta hasta que con una enorme sonrisa de oreja a oreja le dijo mirando orgullosa como Rubí seguía sin darse cuenta de rodillas ante ella:

¡Sí me besas la mano lo dejaré libre por hoy!— le soltó de pronto Rocío su genial decisión y alargando su bella y delicada mano con las uñas pintadas de rosa dejándola cerca de la cara de la arrodillada Rubí.

¡Rocío!— exclamó Rubí quedando con la cara roja por completo y más que nada asombrada por la petición de su amiga.

¡Queee!— respondió ésta burlona— ¡no quieres salvar a tu querido profesor bueno pues te lo dejo a tu elección!— concluyó esperando ansiosa a que Rubí accediera a su capricho.

Rubí no se lo pensó mucho y accedió tal y como Rocío lo deseaba pero lo hizo sin temor o pena alguna pues a su entender solo se trataba de un juego o una broma pesada y a ella no le quitaba nada acceder a ese juego y sin sentir que se humillaba ante la que consideraba una de sus mejores amigas no lo pensó y acercó sus hermosos labios y a continuación besó la mano de Rocío mientras murmuró— ¡te lo imploro Rocío no lastimes mas a Luis y permite que lo curen!— esto lo hizo solo para darle mas gusto y terminar de complacer el ego de su amiga.

Rocío se sintió dichosa al lograr culminar con éxito el primer paso de un terrible y muy bien estudiado plan para destruir por completo a Rubí y tomar venganza de todo lo que le hacía pasar a Susana pues a diferencia de Rubí ella si lo gozó cuanto pudo pues lo hacía con la intención de humillarla y de castigarla por comportarse compasiva con Luis, ¡hoy me besas la mano pero te juro que en adelante me besarás los pies y será tu castigo y tu desgracia por preferir a éste imbécil y despreciar a Susana!— meditaba Rocío en silencio.

¡Bien hecho!— le dijo ya a Rubí— ya sabes que en adelante podemos negociar los castigos de éste perro, siempre estaré encantada aceptando que tu lo salves y antes de retirar la mano mientras Rubí se la besaba Rocío se la restregó en los labios haciendo que Rubí casi se la lamiera y se marchó riendo.

Rubí aún así no notó el sarcasmo en las palabras de Rocío y no se sintió para nada humillada aunque sí algo incómoda por haber caído en su juego y todo para interceder por Luis, se puso de pie y se quedó pensativa hasta sentir un contacto en sus pies y percatarse que se trataba de Luis que en agradecimiento le lamía los pies llorando; Rubí se sonrió y como estaba descalza le acarició a Luis la mejilla con los dedos de su pie limpiándole las lágrimas.

¡Gracias!— expresó Luis emocionado.

¡No me lo agradezcas Luis!— le contestó Rubí dejando a un lado ese tono tierno y dulce y hablándole de nuevo con altanería y arrogancia— no lo hice por compasión hacia ti, reconozco que si me preocupé por ti pero no te confundas, digamos que hoy me sentí con ánimo de interceder a tu favor por que no se me da la gana de que te castiguen mas por hoy pero eso es todo ya mas o menos conoces mi modo de ser y no debería de extrañarte si hoy mismo en un rato mas me haces enojar sin duda alguna si se me da la gana te vuelvo a azotar— concluyo cruelmente al hablarle sin medir como siempre el daño que esas palabras le hacían al profesor.

Rubí miró divertida a Luis y no pudo evitar soltar una carcajada al ver la expresión confusa y triste de Luis al haber pensado de todo menos en lo que Rubí le había dicho y que continuó diciéndole entre risas:

¡Oh Luis, no me digas que creíste que lo hice por amor!; el profesor ya no respondía tan solo se limitó a humillar la mirada ante la hermosa y cruel Rubí que riendo lo levantó por su cabello sorprendiéndolo con un suave y tierno beso en los labios para después susurrarle al oído:

¡Que tierno eres al haber creído eso, tú si eres un amor, jajajaja!— volvió a humillarlo riéndose de nuevo de el y como si no fuera suficiente después de contemplarlo por unos instantes sin dejar de sonreírle le dio un suave golpe en la frente con la palma de su mano y le dijo burlona:

¡A ver ya estuvo bueno, me estoy orinando así que acomódate y abre muy bien esa boca!,

Luis ni siquiera se sintió con ganas de suplicar a su ama una explicación del porqué de su comportamiento pues había sido un día muy duro para el por lo tanto se limitó a obedecer a lo que Rubí se hacía a un lado la ropa y apenas le dio tiempo para dirigir correctamente el chorro de orina a la boca de Luis salpicándole unas gotitas en la cara lo que provocó aún mas risa a Rubí y lagrimas en el profesor.

¡Ya ves eso si lo hago con amor jajaja!— se burló de nuevo de Luis al ver como el pobre se tragaba sin rechistar sus orines y como algunas gotitas resbalaban por su cara mezclándose con sus lágrimas.

Solo después de orinar en la boca de su esclavo y sentirse satisfecha Rubí se marchó no sin antes decirle— ¡ve con Camelia para que te cure no vaya a ser que alrato hagas una de tus babosadas y tenga que volverte a castigar!, dejando a Luis lloroso y con el sabor en su boca de la orina de su ama pero ¿Qué podía pensar siquiera Luis o acaso sugerirle a Rubí?, nada pues bien sabía que así era ella tal como le había dicho en alguna ocasión: ¡acepta gustoso todo lo que te ofrezca así sean solo migajas y soporta dignamente tu destino, destino que tu mismo elegiste!,

El tiempo seguía su marcha y Rubí seguía mas que contenta con sus dos esclavos; en Susana había encontrado una forma especial de humillarla con su cabello pues desde que supo que con el se cubría las marcas de la cara se lo hacía lucir sucio y desarreglado pues si antes se secaba los pies en su cabello ahora se hacía limpiar sus zapatos, suelas incluidas en el cabello de Susana ante la rabia escondida de ésta y justo en esos días Rubí recordó que se acercaba el cumpleaños de Luis y que por lo tanto ya llevaba un buen tiempo de tenerlo bajo su control contando desde el día en que éste acudió a su casa e imploró piedad a su madre Gloria y posteriormente se humilló ante ella para que lo adopte como su perro y muy contenta se lo comunicó a Luis.

¡Oye Luis mañana cumples años y por lo tanto ya llevas un buen tiempo de estar conmigo, bueno, de estar a mis pies, jajaja!— le dijo bromeando con el al momento que se le escapaba una enorme sonrisa que le permitía mostrar al profesor sus perfectos dientes blancos— y hay que festejar, ¿no te alegra?,

Luis solo le sonrió y Rubí fue enseguida a comunicarle a sus amigas los festejos del día siguiente y llegado el día muy temprano Rubí se levantó al igual que Luis y después de que se pusiera sus calzoncillos y un ridículo moño rojo ajustado a su cintura por deseo de Rubí esperaba de rodillas en el cuarto a que su ama terminara de arreglarse para bajar, después de todo el era el festejado; antes de salir Rubí lo llamó y le dijo:

¡Acércate Luis!; éste caminó de rodillas hasta quedar a un lado de Rubí que estaba sentada en su cama como siempre luciendo radiante con sus habituales pantalones de mezclilla negros, sus altas botas y blusa a cuadros— ¡mira!, siendo sincera en verdad me da gusto que después de casi un año estés a mi lado por tu propia decisión. Luis la miró ilusionado al oírla y mas aún cuando ésta continuó diciéndole— y he de decirte que en éste día te haré dos regalos, ¿quieres saber cuales son?,

¡Sí ama!— contestó Luis con ese tono sensible que lo caracterizaba a punto de llorar pero ésta vez de felicidad.

¡Bueno!— dijo Rubí sonriéndole coqueta— el primero es que en éste día mas bien en unas horas ¡he decidido marcarte!; Luis dio un brinco para atrás pensando que se trataba de una cruel broma pero al oír las risas de Rubí y ver su expresión burlona comprobó con tristeza que no bromeaba.

¿Qué pasa Luis?, ¿algún problema?; Luis permaneció callado a lo que Rubí le dijo empleando un tono mas serio en su voz:

¡Te hice una pregunta!, ¿Por qué no me contestas?, ¿tienes algún problema con que te marque el día de hoy?— le preguntó esto último ya sonriéndole al ver que Luis la miraba con cierto temor.

¡No ama!— respondió Luis secamente.

¡Bien sabías que éste momento llegaría pues te dije bien claro que solo lo había pospuesto nunca te dije que había olvidado ese asunto!,

¡Pero….!— exclamó Luis suplicante— ¿Por qué en éste día que tu misma has dicho que debe ser especial para mi?,

¡Por que suena cruel!— le respondió Rubí riendo excitada— esto me viene como anillo al dedo pues mis amigas me creen débil contigo en especial Rocío por haber intercedido por ti para que no te siga castigando y ahora en pleno cumpleaños tuyo hacerte marcar no es algo tan habitual, ¡pero ya!, dejémonos de sentimentalismos, además, ¡hombre, que te preocupa!, he estado practicando— le dijo muy orgullosa de si misma ante la mirada incrédula de Luis al recordar la masacre que había hecho en la piel de Susana— ¡te lo aseguro Luis no te haré tanto daño como a Susana, una por que no es mi intención y otra pues lo dicho he estado practicando con ayuda de la persona que normalmente realiza ésta función en el rancho y créeme que he aprendido!— concluyó orgullosa.

¡Así que lo que espero de ti es que mínimo soportes con dignidad el momento!, ¿y bien, que dices?,

¡Así lo haré ama!— respondió Luis.

¡Pues no te veo muy convencido!; Luis la miró y le dijo— mentiría si te dijera que voy feliz para que me marquen como a un animal pero si es tu decisión yo la acepto con respeto y te aseguro que soportaré con dignidad y valor lo que venga— concluyó resignado el profesor en verdad dispuesto a sufrir con dignidad tan solo por el capricho de la perversa Rubí.

¡Bien, me ha gustado tu respuesta!— contestó Rubí— ¡vamos!,

Antes de salir del cuarto Luis besó sus botas y ésta le dijo— ¿Qué quieres?,

¡Si no te molesta quisiera saber el otro regalo!,

¡Oh Luis esa si es sorpresa así que no te desesperes y ya vámonos!— fue la respuesta de Rubí al momento que le sonreía y le acariciaba el cabello.

En el comedor Rubí anunció el gran regalo de Luis dejando a todas con la boca abierta lo cual la hizo sentir más que satisfecha.

¡Marcarlo y en su cumpleaños!— exclamó Rocío sin llevarse el bocado a su boca.

¡Así es!— contestó Rubí altanera— ¡me gusta darle sorpresas a mi esclavo!,

¡Que cruel Rubí!— exclamó Mayra mirándola con admiración.

¡Pues bendita crueldad!, ¿no Luis?— respondió Rubí arrogante mientras miraba burlona al profesor y le acercaba la suela de su bota a la cara para que se la lamiera logrando que todas se partieran de la risa y se apuraran a devorar su desayuno para enseguida acudir al mismo lugar en donde habían marcado a Susana y bien Rubí cumplió su palabra no mostrándose excesivamente cruel como lo hizo con Susana aunque si lo necesario según ella para llenar de nervios a Luis pues lo hizo lentamente mostrándole los hierros candentes, Luis temblaba, deseaba que el momento pasara, todas estaban excitadas y Rubí la hizo de emoción para atormentar mentalmente a Luis hasta que al final con mucha calma lo marcó en un costado, en los hombros y en el pecho con el mismo diseño que previamente tenía preparado para el desde el día en que marcó a Susana; cabe mencionar que le perdonó no marcarle la cara y aunque si se notó que había estado practicando aún así Luis lloró y sufrió pues no estaba acostumbrado a ese tormento por mas que Rubí se mostró conciente y cuidadosa a lo que todas se dieron por satisfechas y se retiraron dejando un momento a solas a Rubí y a Luis.

Rubí silbaba alegremente y después de verificar ella misma que Luis estaba casi recuperado comenzó a acariciarlo y a hablarle con esa voz suave y melosa que enloquecía al profesor.

¿Lo ves?, todos contentos y cumplí con no hacerte tanto daño, ¿ves que si cumplo mi palabra esclavo?,

Luis le sonrió, aún le dolía el cuerpo pero en el fondo sabía que Rubí tenía toda la razón, si ella hubiese querido se pudo haber comportado mucho mas cruel con el y nada hubiese podido hacer pero no lo hizo y el ni siquiera perdió el sentido mientras lo marcaron como pasó con Susana producto de la crueldad de Rubí quien aprovechó para dar una vuelta por el lugar y descansar bajo un árbol junto a Luis, ya para marcharse Rubí que muchas veces se comportaba como una niña traviesa y mimada y que no estaba tan lejos de lo que era fue ociosa hacia un árbol al ver que habían abejas y con una sonrisa comenzó a mover el árbol y sus ramas con un palo llevándose la desagradable sorpresa que las abejas la siguieran dando como resultado que la picaran varias veces en los brazos y en el cuello y suerte que no pasó a mas.

Luis se desesperó en un principio pero al ver que las consecuencias no fueron mayores se sonrió pero no así Rubí quien miró muy seria a Luis y tras unos segundos ante la sorpresa de éste y la expresión de susto en ella rompió a llorar tirándose al piso pues le dolía y le ardía en donde la picaron solo que la verdad exageró bastante; Luis fue a su lado aún el sí conteniendo el dolor y las molestias donde lo habían marcado pero Rubí giraba de lado a lado llorando y gritando fuertemente:

¡Duele, me duele mucho!,

¡Calma preciosa!— le dijo Luis— ¡ya se te pasará!,

¡No Luis me muero, te lo juro que me muero!,

Luis se detuvo por un momento pues no pudo evitar reírse con burla al oír tales palabras de Rubí y contemplándola pensó para sí mismo— ¡vaya y ésta es la cruel jovencita que no le importó hacer una carnicería con la piel de Susana, ni marcarme a mi, ni torturarnos con sadismo y maldad de tantas formas, oh, pero no soporta el piquete de unas inocentes abejas, que carajo!— continuaba meditando en silencio— y pensar que Susana y también yo en un principio pensamos hasta en estrangularla y ¡que no le haría Susana si pudiera!, creo que Rubí moriría de puro susto si se encontrara en una situación comprometedora— concluyó sus pensamientos un sonriente Luis y al ver que Rubí continuaba llorando desconsoladamente optó por quitarle los aguijones de las picadas con sus uñas para que al final le besara suavemente el cuello consolándola al decirle que ya en casa seguro que Camelia le aplicaría alguna crema o algo por el estilo para estar mejor.

¿Tu crees?, ¿estaré bien?— le preguntó Rubí suspirando, con la voz agitada y secándose sus lagrimas refugiada en los brazos del profesor.

¡Pues claro si Camelia me deja como nuevo cada vez que tu me azotas, caray, no creo que no pueda lidiar con unos piquetes de abejas!— le respondió Luis burlonamente.

¡Luis!— gritó Rubí ofendida— ¡te burlas de mi!,

Este se inquietó al percatarse que en realidad si se había pasado en el tono empleado al hablarle.

¡No hermosa yo…, Zasss!— una bofetada se estampó en su cara, Rubí se levantó y aún secándose sus lágrimas le dijo indignada— ¡como te atreves a burlarte de mi después de lo bien que me porto contigo!,

Luis quiso pedirle perdón y comenzó a restregar su cara en las botas de Rubí en verdad temeroso por haberla hecho enojar pero Rubí lejos de estar enojada con el sonrió altanera y de forma graciosa tomó venganza clavándole ligeramente sus largas uñas mientras Luis estaba postrado ante ella en sus recientes marcas a lo que éste si pegó un grito horroroso pues no se lo esperaba, Rubí se carcajeó olvidando su llanto y le dijo burlona:

¡Uy, ahora tu quieres llorar como una niñita!,

Luis se molestó y sin volver a medir sus palabras producto que a veces en realidad ya no sabía como dirigirse a Rubí pues ignoraba si ella bromeaba con el o le hablaba en serio y le respondió— ¡puede, solo que si lloro yo no lo haré por unas picadas de abeja!,

Rubí quedó con la boca abierta por la respuesta de Luis y éste se sintió atrapado y arrepentido de nuevo pero de nuevo ya había hablado.

¡Perdón, perdón Rubí!— le dijo muy preocupado— ¡te juro que no lo dije con mala intención, sí, reconozco que me pasé y que sí me hizo gracia por que en verdad exageraste pero te juro que no hay malicia en mis palabras!,

Rubí lo miro a el de rodillas y ella de pie con los brazos en su cintura, bien pudo haberlo golpeado pero se sonrió y le dijo— ¡sí, tiene sentido lo que haz dicho!— y reconoció en silencio que en verdad había exagerado y se sintió ridícula. Luis se calmó y de nuevo se sonrió.

¡No te rías mas!— le ordenó Rubí— ¡ya cállate que será nuestro secreto!, ¿entendido?— le dijo con cara de niña traviesa al profesor mientras le ofrecía la mano para que se la besara.

¡Por supuesto!— contestó Luis besándole la mano y postrándose de nuevo a sus pies para igualmente besarle las botas. Rubí sonrió orgullosa ante tal muestra de humildad del profesor y lo dejó humillarse por el mismo ante ella por unos instantes hasta que decidió que regresaran a la casa.

Solo que sin decir nada Tania se percató de las picadas y del rostro de Rubí que la delataba que había llorado.

¡Oh Rubí!, ¿Qué te pasó?— le pregunto graciosa Tania.

¡Eh, nada!— respondió ella— ¡oh, esto solo unas ligeras picadas de insectos, pero no Luis, otros insectos!— concluyó Rubí justificándose y tratando de jugar con la situación pero Tania no pudo controlarse y soltó una buena carcajada diciéndole:

¿Ligeras picadas?, ¡oh pobrecilla y seguro y te revolcaste como una perra a llorar!,

¡Noo!— gritó Rubí muy indignada pero Tania continuó burlándose y la abrazó— ¡venga, venga Rubí ya pasó solo fueron unas abejitas!, ¿verdad?,

¡Cállate!— le gritó Rubí zafándose de ella y se marchó amenazando con la mirada a Luis para que no hablara; éste intentó seguirla pero Tania lo sujetó del hombro y le preguntó— ¿lloró?— Luis se puso nervioso.

¡Solo dime sí o no y no pasará nada te lo aseguro!— le dijo Tania con una bella sonrisa para hacerlo entrar en confianza a lo que Luis no pudo evitar igual sonreír y afirmar con la cabeza lo que hizo que Tania también se riera aún mas.

Ya en la noche durante la cena todo transcurrió normal hasta que al terminar Rubí se dirigió risueña a Luis diciéndole:

¡Ah sí Luis, tu otro regalo!, ¿quieres saber cual es?,

Luis la miró dudoso y al final respondió— ¡sí ama!,

¡Bueno, pues sígueme al baño, con su permiso zorras!,

Todas rieron y Mayra le tiró a Rubí jugando un panecillo a la cara. Luis de nuevo se entristeció y entraron al baño y rápido Rubí lo acomodó y le dijo al mismo tiempo que le daba una cachetada:

¡Date prisa, me estoy orinando!; Luis no pudo evitar una lágrima y ya con la costumbre y practica abrió muy bien la boca para tragarse todo el chorro de orina de Rubí tratando de no atragantarse y de no desperdiciar una sola gota pues sabía que la hacía enfadar, Rubí lo miró altanera y con asco como lo hacía la mayoría de veces que lo obligaba a tragarse sus orines o comerse sus heces pero ésta vez después de arreglarse la ropa le ofreció una pastilla de menta— ¡para después de que te laves bien el hocico!— le dijo ésta vez mirándolo con cierta lástima y se marchó a su cuarto.

Minutos después Luis entraba a la habitación, Rubí ya estaba solo con su pijama y unas sandalias de andar por casa.

¡Oh Luis no te dije!— se dirigió a el burlona— ¡hay un tercer regalo!,

Luis la miró ya con temor pues sinceramente ya no sabía que pensar de ella.

¡Sí!— continuó hablándole Rubí con una bella sonrisa en su rostro— ¡es que ahora me estoy cagando!,

Luis ésta vez no se contuvo y se inclinó para que Rubí no lo viera llorar; ésta se carcajeó incluso agarrándose del estómago y levantó a Luis por una oreja para decirle entre risas:

¡No es cierto estúpido perro!, es broma aunque con estas risas, ¡bueno!, cualquier cosa puede pasar, ¡en fin!, ¿te lavaste bien la boca?,

¡Sí ama!— respondió Luis aún afectado por la cruel broma de Rubí.

Rubí lo miró ésta vez con ternura; ¡que fácil era para Rubí cambiar en segundos para comportarse tierna, cruel o incluso llorar como lo hizo por las abejas!,

¿Sabes Luis?— inició de pronto una charla con su querido profesor— ¡me gusta verte llorar y verte sensible por que eso me hace sentir mas poderosa y autoritaria sobre ti!, por que después de todo, ¿soy tu ama y tu protectora no?,

¡Así es ama!— contestó Luis muy seguro de sus palabras.
¡Sí!— continuó Rubí— ¡soy tu Diosa y una Diosa protege pero también castiga a sus súbditos y esclavos!— concluyó muy convencida cada vez mas de que era alguien mas que una simple mortal.

¡Pues no me olvidé de que cumples casi un año de tu nueva vida conmigo y te obsequiaré algo que se que te encantará!— le dijo mostrándole una hermosa sonrisa— ¡cierra los ojos!,

Luis la miró inquieto, Rubí se rió de el y le dijo bromeando— ¡no, no voy a cagar en tu boca!— para enseguida susurrar en voz baja casi para ella misma— ¡por hoy!— y continuar hablando alegremente con Luis— ¡y ya orine así que no temas y cierra los ojos!,

Luis obedeció, ¡ya que le quedaba!, Rubí fue a revisar entre sus cosas y regresó enseguida con un estuche y después de contemplar a Luis unos segundos arrodillado ante ella y con los ojos cerrados le dijo— ¡ábrelos!; éste lo hizo y tuvo que machucarse bien los ojos para dar crédito a lo que veía.

Continuará………………



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