viernes, 28 de mayo de 2010

RUBÍ 17

¡Perdóname ama!— expresó Luis después de respirar profundo y haber meditado muy bien lo que tenía que decirle a Rubí a modo de que ésta no se sintiera desairada sino por lo contrario sintiera el apoyo incondicional de su querido profesor a lo que éste tomando valor continuó— y perdón también por lo que te diré pero es que ¿no crees que es algo lindo y conmovedor esperar un ser dentro de ti, un ser que ha sido formado fruto de nuestra relación?, ¡sí!, no estaba en tus planes pero ahora puedes iniciar una nueva etapa en tu vida y sobra decir que tendrás todo mi apoyo y lo que desees de mi— concluyó el profesor muy seguro de si mismo.

Rubí le alzó la cara a Luis después de que éste optara por inclinarla y tras una leve sonrisa un tanto despectiva le dijo— ¡tu nunca entiendes animal!, Luis, tu a mi mamá no le agradas, serías el último en el que se fijaría para convertirlo en su yerno y como ya te dije esto no estaba en mis planes por lo tanto al confirmarlo pensé en abortar— Rubí hizo una pausa para sonreír burlonamente al contemplar la mirada de horror que se había dibujado en el rostro de Luis y luego añadió— ¡oh no, ni pongas esa cara, no lo haré!; como te dije para mi madre no eres santo de su devoción sin embargo para serte sincera tampoco te odia por lo tanto tras discutirlo ha decidido castigarme con desheredarme si aborto ¡o sea está alucinada con la llegada de un nieto y olvidándose de todo el pasado le importa una mierda que tú seas el padre!— le explicó Rubí expresándose burlesca en referencia a su madre por la ilusión que ésta sentía de por fin tener un nieto al ser Rubí su única hija— y mas al verme histérica— continuó Rubí— decidió que ese sería mi castigo ¡tener un hijo tuyo y pagar y tragarme mis propias palabras mira que convertirte en mi esclavo, reducir tu dignidad de ser humano para pasar a tratarte como a un perro y ahora tener un hijo tuyo o sea que la jodida soy yo pues mi madre no pudo elegir mayor tortura para mi que obligarme a tener éste hijo tuyo!— concluyó Rubí con un semblante serio.

Luis la abrazó de nuevo y le expresó feliz tras estar seguro que con la intervención de doña Gloria, Rubí tendría a la criatura— ¡hermosa Rubí, no tiene por que ser así ya verás que tu también llegarás a adorar a ese ser que saldrá de ti, no tiene por que ser un castigo!— la reconfortaba Luis.

¡Así es Luis, muy bien dicho!— le respondió Rubí de pronto con una hermosa pero sobra decirlo perversa sonrisa en su rostro, inexplicable el cambio que había dado en su expresión pero enseguida le hizo saber el motivo de ese cambio.

¿Sabes Luis?— prosiguió Rubí a explicarle al profesor el motivo de esa perversa sonrisa y ahora expresándose en una posición mucho mas cómoda al hablar— ¡mi madre es una zorra astuta pero yo siendo su única hija siempre le llevo un paso adelante jajaja y como te dije ya que ella decidió castigarme obligándome a tener éste hijo por que vieras como se puso que casi hasta viene a darte las gracias por ser tu el responsable de darle el nieto que tanto esperaba pero bueno, como te digo, me gritó como nunca lo había echo y hasta amenazó con golpearme!, ¿lo puedes creer?— de nuevo Rubí se expresaba a modo de burla hacia su madre— pero al grano, yo he revertido las cosas ¡y como soy genial seré yo quien la castigue con el nacimiento de ese hijo aunque bueno!— Rubí hizo de nuevo una pausa para quedarse mirando por unos instantes con mucha lástima a Luis mientras tiernamente le pellizcaba sus mejillas y enseguida continuó— ¡también tu sufrirás con ésta decisión!— concluyó Rubí con una expresión cruel en su rostro haciéndole ver al profesor que no estaba bromeando con la situación.

Luis estaba más que nervioso esperando la genial decisión de Rubí pero ésta ya mas tranquila le explicó como pensaba hacer las cosas al momento que se levantaba del sofá— ¡te quiero en 20 minutos en la sala y dile a Tania que también la quiero ver ahí yo iré a hablar con Mayra, pobrecita, me he pasado con ella; ya en la sala les dejaré muy en claro mi decisión pues lo diré solo una vez y mas te vale que no me hagas un solo reproche mientras adelántale a Tania la buena nueva!— dicho esto se marchó al cuarto de Mayra dejando a Luis muy preocupado.

Rubí entró sin tocar en la habitación de Mayra y ahí se la encontró llorando desconsolada en su cama. Rubí suspiró profundamente y exclamó melosa— ¡Pequeña!, ¿podemos hablar?; Mayra no le contestó solo intensificó aún mas el llanto a lo que Rubí que la conocía a la perfección se le acercó, se acomodó en la cama junto a ella y le susurró dulcemente al oído— ¡vamos Peque, no me la hagas mas difícil!,

Enseguida Mayra le respondió, mas bien le gritó entre llantos pues apenas se le entendía lo que decía— ¡claro, hablemos por que si me niego me golpearas de nuevo!, ¿no?;

¡Nooo!— le contestó Rubí apenada aunque interiormente no podía ocultar sentirse satisfecha pues a partir del día en que Mayra jugó a serla de ama con ella como bien Rubí le había dicho en realidad nunca lo olvidó y a partir de ese momento quería sacarse esa espinita y desquitarse de alguna forma con Mayra lo cual había logrado al abofetearla, humillarla y retarla y comprobar que ésta aún le temía demasiado como para enfrentarla pues no era la primera vez que Rubí golpeaba y hacía llorar a Mayra ¡on no!, pues desde tiempo atrás ya Rubí controlaba hasta los mas mínimos detalles en la vida de Mayra y hasta era algo común que siempre Mayra terminara llorando en los brazos de Rubí mientras ésta la consolaba y se sonreía burlona pues a pesar de muchas de esas escenas Mayra la seguía adorando y respetando pues también tenía y mucho de que agradecerle a Rubí pero el caso es que ésta vez Rubí también reconoció que en verdad si se había pasado con ella, con su adorable y tierna Peque a lo que sujetándole con sus manos el rostro a Mayra la miró fijamente y le explicó el porqué de su comportamiento.

¡Mira, esto es difícil para mi así que lo haré rápido, sí, me comporté no solo como una estúpida contigo, fui cruel, lo acepto y te pido perdón!;

¡No te creo!— le gritó Mayra ofendida— en cuanto vuelvas a enojarte vendrás de nuevo a cobrártela conmigo.

¡No, te juro que no!— le contestó Rubí al momento que la abrazaba y se sonreía orgullosa al comprobar que como tiempo atrás también ésta vez lograba que Mayra sucumbiera con ese abrazo y con las primeras lágrimas— ¡eso sí muy bien actuadas!— que corrían por las mejillas de Rubí.

¿Rubí, que coño te pasa?— le preguntó Mayra enternecida— si me explicaras y confiaras en mi como antes todo estaría genial.

¡Estoy embarazada!— exclamó Rubí en seco.

Mayra rió incrédula negando con la cabeza— ¡no, eso no!;

¡Sí!— le confirmó Rubí— obviamente no estaba en mis planes y bueno, entré furiosa, me perdí por unos momentos incluso contigo y Tania, de nuevo te pido perdón.

Mayra meditó por unos momentos las palabras de Rubí y tras concluir que todo tenía sentido le expresó risueña— ¿te disculpas de nuevo?;

¡Sí Peque, cuantas veces quieras!— fue la respuesta de Rubí regalándole una de sus mejores y mas bellas sonrisas.

¡No se, no es suficiente!— contestó Mayra jugando a hacerse la difícil entonces Rubí le respondió burlona— pues lo siento pero no estoy para consentirte por que tengo algo importante que decir así que andando, vamos a la sala.

Mayra a modo de berrinche insistió— ¡al menos podrías abrazarme de nuevo tal como lo hice contigo cuando estabas adolorida por las bofetadas!;

Rubí se sonrió, se abrazó a ella y después de besarla tiernamente y repetidas veces en las mejillas de nuevo le dijo— ¡andando!— Mayra intrigada la siguió.

Ya en la sala Tania y Luis aguardaban impacientes y éste ya le había explicado a Tania el comportamiento de Rubí hacia ellas. Rubí fiel a su carácter no se las hizo de emoción y tras tomar asiento y dedicarles una sonrisa a su audiencia les explicó— ¡sí, estoy embarazada, el caso es que mi madre me prohibió abortar y me ordenó tener al hijo como castigo por lo idiota que soy pero como le dije a Luis, también soy genial y he revertido las cosas, por lo tanto he decidido castigar a mi propia madre que en última instancia se muere por tener un nieto sin importarle que el padre sea Luis y como consecuencia de lo mismo también he decidido castigar a Luis que aunque en realidad no es el culpable directo para mi lo es y punto!; ahora la pregunta es ¿Cómo?, pues, muy sencillo.

Rubí hizo una larga pausa al ver que todos la observaban con suma atención y añadió al final sonriente— ¡HE DECIDIDO ESCLAVIZAR A MI PROPIO HIJO!;

Todos enmudecieron; Luis sintió que se desmayaba, todo le daba vueltas y mínimo estaba luchando por no vomitar y Rubí muy quitada de la pena continuó soberbia— ¡como lo oyen, de ésta manera tanto mi madre como Luis sufrirán al ver una a su nieto y el otro a su hijo siendo tratado como un miserable perro!— concluyó Rubí totalmente desorbitada y fuera de control alguno.

Tania intervino nerviosa— ¡a ver Rubí!, ¿tu te volviste loca o que?, ¡no puedes hacer eso!— concluyó Tania casi gritándole por lo nerviosa que se sentía al haber escuchado la cruel y firme decisión de Rubí.

¡Claro que puedo y lo haré!— le contestó Rubí cínicamente en una actitud mas que déspota y soberbia.

¡Bueno, genial Rubí!— insistió Tania tratando por todos los medios de hacer entrar en razón a la despiadada joven— supongamos que lo hagas, ¿dime?, si tu madre te obligó a tener el hijo, en cuanto éste nazca y ella se encariñe aún mas con el, ¿crees que no intervendrá para evitar tu perversa idea?;

Rubí se carcajeó todo lo que quiso para después darle respuesta a la pregunta de Tania— ¡sí, eso será lo mas lindo, mi madre me ordenó tener al hijo y eso haré pues hicimos un trato, yo le di mi palabra de cuidarme y tenerlo y ella a cambio firmó las escrituras heredándome todo por completo pues como saben yo siempre he sido la única heredera pero la que controlaba todo legalmente hasta hace unos días era ella de manera que antes de que firme si se le pegaba la gana si me podía dejar en la calle pero al estar tan ilusionada con su futuro nieto no asimiló bien las cosas y pensó con el corazón y no con el cerebro o sea que en éste momento mi madre es una pobre en verdad pobre persona que no tiene ni una sola propiedad mas que la ropa de encima, está mas que jodida y yo tengo absoluto control de todo por lo tanto en cuanto le haga saber mi decisión poco o mejor dicho nada podrá hacer pues no tiene una sola oportunidad con que amenazarme!— concluyó para que inmediatamente mirara burlona y con aires de desprecio y superioridad a Luis— ¡y tu Luis, haz lo que mejor te conviene, obedecerme y tragarte tu patético orgullo si es que acaso te atreves a decir que todavía te queda, sí, trágatelo una vez mas ante mi!— concluyó carcajeándose de nuevo ante el silencio absoluto de todos que por primera vez compadecieron en verdad la humillación que Luis sufría en ese momento ante las crueles palabras de Rubí.

¡No podrás Rubí, es tu hijo demonios, no puedes hablar así!— intervino Mayra horrorizada que hasta por fin se había atrevido a hablar— lo dices por que estás dolida y resentida y te entiendo, tu vida cambiará al tenerlo pero por lo mismo cuando eso suceda te encariñarás con el, ya parece que lo estoy viendo.

¡Sí bonita!— le contestó Rubí burlesca— no creas que no pensé en eso, le di vueltas y ello me llevó a tomar otra decisión definitiva— de nuevo hizo otra pausa para mantenerlos aún mas intrigados hasta que continuó— esto es lo que haré y es en verdad mi decisión final e inamovible:

¡Sí la criatura nace varón lo haré esclavo, no tendrá contacto con el mundo exterior pues pienso permanecer mucho tiempo en éste rancho, total si se me antoja te lo compro!— expresó mirando altanera a Tania— y si no quieres o no convences a tus padres de vendérmelo pues no me vuelves a ver— de nuevo la miró burlona sabedora del amor que ésta sentía por ella a lo que Tania un tanto avergonzada por la presencia de Mayra y de Luis se limitó a humillar la mirada ante Rubí que continuó— ¡Luis, tu te encargarás de su cuidado y de la poca educación que decida y autorice que tenga prácticamente si lo educarás pero para que sea un buen esclavo jajaja!— se rió maliciosamente— ¡en cuanto a ustedes lo verán y lo tratarán como a un perro así como lo hacemos con Susana y compañía, el estará conciente de quien es su padre y su madre, yo misma me encargaré en decirle cuando así lo considere el porqué de mi decisión, así que ya está será mi propio esclavo y de ustedes!; de ti no Luis— se dirigió a éste con burla— ¡pues tu eres esclavo y por lo tanto no puedes tener un esclavo!; ¡ahhhhhhhh!— exclamó sorpresivamente Rubí pero si nace una niña— sonrió y continuó— entonces mi querido Luis— hizo una breve pausa y sin piedad alguna le expresó a Luis una frase que se le quedaría tatuada en el corazón para siempre a partir de ese momento— ¡TU SERAS ESCLAVO DE TU PROPIA HIJA!;

Luis temblaba por completo y las otras chicas sentían chinita la piel mientras Rubí continuó hablando como si les contara feliz sus próximas vacaciones y no el cruel y en verdad espantoso destino que estaba decidiendo sobre su futuro hijo y Luis— ¡así es, si es niña llevará una vida normal y placentera; Luis, tu eres profesor es cuestión de que te actualices y serás el encargado de su educación pues ella no irá a escuelas ni nada de eso, tendrá de todo aquí hasta esclavos a los que podrá considerar como sus mascotas humanas!, ¿Quién no desea eso? y ella lo tendrá, ¡la haré cruel incluso mas que yo y ustedes juntas, ella de momento no sabrá que tu eres su padre, la haré que te trate como lo que eres, un perro y yo misma le diré la verdad cuando cumpla los doce años entonces dejaré que decida que trato tener contigo y creo que eso es todo lo que tenía que decirles!— Rubí suspiró y al final exclamó satisfecha— ¡sí, ya me siento mejor!— y sin mas se marchó dejando preocupados a todos.

Ni que decir que todos insistieron en hacer ver a Rubí lo monstruoso de su idea. Luis lloró y lloró a sus pies pero lo único que consiguió de Rubí cada vez que lo hacía era que ésta lo dejara de rodillas y le diera de bofetadas con la suela de su sandalia todo el rato que ella quisiera. Tania y Mayra al igual que Camelia casi se le arrodillaban de vez en cuando por la misma causa pero Rubí se mostró inflexible e implacable y todos desistieron aceptando el destino cruel o placentero del nuevo ser que se formaba dentro de Rubí, dependiendo su suerte de su sexo, del sexo que tuviera.

Luis en esos días se sentía aún mas humillado y denigrado y Rubí sin piedad lo mantenía cerca de ella haciendo que le lamiera las plantas de sus pies aplastando por completo su dignidad y su vida. Los meses pasaron; doña Gloria se instaló en el rancho primero histérica y al final resignada a rezar para que tuviera una niña como nieta. Rubí gozó perversamente la angustia de su madre que entre ella y mas bien Camelia se encargaron de sus cuidados durante el embarazo ¡y llegó el momento, el gran momento esperado y por influencias del destino fue niña!;

Rubí tuvo como hija una preciosa niña a la que llamó Divany y fue la absoluta adoración de doña Gloria pero no así de Rubí, todos pensaron que al verla nacer Rubí cambiaría de sentimientos pero no fue así, no la aborrecía, ¡claro que no!, pero tampoco sentía ese amor maternal que hubiese sido lo mas normal; prácticamente Camelia y doña Gloria se encargaron de crecer a esa niña Rubí tan solo se limitaba a cooperar en lo mas esencial de sus funciones como madre y llegaron aquellas noches en que la niña no la dejaba dormir y era Luis quien lo pagaba, Rubí le daba de cintarazos, taconazos y con lo que se encontrara al pobre Luis y hasta a Camelia para que calmaran a la mocosa como la solía llamar Rubí que a pesar de no deshacerse de amor por su propia hija sí se sentía orgullosa al ver que era una réplica idéntica de ella y su objetivo en ella era moldearla tal y como había dicho, hacerla déspota y cruel aún mas que ella, no en vano sería una nueva y la mas joven Torres Panty pues así lo decidió ella, que conservara sus apellidos y no el de el profesor, el no contaba para nada.

Con todo y eso Divany ya casi cumplía los tres años y entonces Rubí tuvo otra genial idea que hundió de nuevo en la tristeza y sufrimiento moral a Luis pues un buen día en que se encontraba Rubí observando jugar a la pequeña Divany con Luis de cerca le dijo— ¿sabes Luis?, nuestra hija está creciendo muy rápido y creo que le hace falta algo mas que los juguetes y entretenimientos que tiene, creo que le vendría bien relacionarse con alguien mas o menos de su edad.

Luis como siempre interpretaba muy a su manera las palabras de Rubí a lo que emocionado le contestó— ¡claro!, ¿Por qué no?, digo, si te parece la ingresamos a un colegio o no se ella podría interactuar con otros niños— concluyó sonriente el profesor.

Rubí le devolvió la sonrisa aunque a modo de burla y le respondió— no me has entendido, lo que quiero decir es que a pesar de que ella tiene como esclavos a Susana, Rocío y a ti, lo entenderá y le sacará provecho hasta que tenga mas edad por lo tanto creo que le vendría bien tener alguien como ella para practicar— concluyó Rubí con una sádica sonrisa en su rostro.

Luis sintió un escalofrío recorrer su piel y Rubí mirándolo fijamente le dejó mas que claro lo que pretendía— ¡QUIERO QUE MI HIJA TENGA UN ESCLAVO MAS!— Luis seguía sin entender a lo que Rubí gustosa continuó explicándole hasta resolverle todas sus dudas— ¡Y TU ME LO DARAS!— ahora Luis si no entendía nada a lo que Rubí después de pegarse una fuerte y cruel carcajada concluyó en explicarle su macabro plan— ¡QUIERO QUE EMBARACES A SUSANA, QUE FOLLES CON ELLA HASTA EMBARAZARLA Y QUE DE AHÍ NAZCA EL ESCLAVO PARA MI HIJA!;

Luis sintió nauseas y tan pronto logró reaccionar se dejó caer de rodillas besando las finas zapatillas negras de Rubí implorándole que no siguiera adelante.

¡Mi querido profesor!— le expresó sonriendo maliciosamente Rubí al contemplarlo una vez mas postrado ante ella— ¡ya me conoces o cuando menos deberías ya conocerme así que para qué rogar, pero continúa, estaba a punto de decirte que le pasaras la lengua a mis zapatos pero grábatelo de una buena vez, quiero que embaraces a Susana, esa será tu principal tarea a partir de ya y la criatura que nazca de esa relación sea varón o mujer será esclavo de mi hija y por supuesto mío también y por supuesto que sabrá quienes son sus padres!;

Luis quedó deshecho en el piso llorando mientras veía a Rubí alejarse ¡no lo podía creer!, después del embarazo y con el pasar de los años Rubí lucía aún mas espectacular, hermosa pues había recuperado incluso se podía presumir que tenía un mejor físico, ¡sí!, lo que se quiera opinar de ella y de su especial y divina belleza pero también conforme los años se había vuelto mucho mas despiadada y cruel como se lo estaba demostrando a Luis a cada momento y lo que Rubí deseaba se cumplía y Luis no tuvo mas elección ni siquiera matarse ¡porqué lo deseó!, deseó la muerte antes de cometer un acto tan vil pero recordó que Rubí era la dueña hasta de su vida y de sus pensamientos y estuvo al pendiente de el.

Luis se sentía completamente miserable todas las veces que a la fuerza con la ayuda del látigo folló y penetró a la infeliz de Susana hasta cumplir con embarazarla y lo que mas le dolía y lo humillaba por completo ni que decir a Susana es que todas esas malditas veces Rubí estuvo presente disfrutando de la humillación de ambos pues queda claro que Luis no disfrutó ni tantito en cometer aquella crueldad ni mucho menos Susana por lo que Rubí los animaba a latigazos y como fruto de esa relación llegó a ver la luz del mundo ¿o la luz de su infierno?, el pequeño Luisito, ¡sí!, fue varón y Rubí que no dejó a Susana ni siquiera elegir el nombre de su propio hijo fue ella quien decidió que se llamara como su padre aunque a decir verdad Susana odió a su propio hijo por la forma en que se había dado su nacimiento, lo odió tanto como odiaba a Luis y de nueva cuenta a la propia Rubí, pero su triste y desgraciado destino tal parecía que estaba escrito y que su infierno cada vez era mayor.

El tiempo seguía su marcha y la pequeña Divany tenía ya diez años cumplidos; Luisito estaba a nada de cumplir los ocho y vivía ya un pequeño tal como el pero infame infierno al lado de su también pequeña ama que al mismo tiempo era así con sus diez años ama de Susana, Rocío y de su propio padre que ella no lo sabía pues Rubí estaba cumpliendo con creces lo que quería ver reflejado en su hija; era a su edad el doble de déspota, grosera, altanera y asquerosa de lo que su madre había sido y ¡sí!, también perfilaba a ser el doble de hermosa tanto que al pobre Luisito le habían costado muchas cachetadas que la pequeña Divany le daba con la suela de su sandalia cada vez que sorprendía a Luisito admirándola embelesadamente.

Pero a todo esto había un límite para Divany y ese límite se llamaba Luis y es que Rubí curiosamente como había sido habitual en ella no le importaba destrozar ni física ni moralmente a su esclavo pero sí le afectaba siquiera ver que alguien mas siquiera lo rasguñara y aunque había decidido desde un principio darle a Divany autoridad absoluta sobre su padre-esclavo, con el tiempo cambió de parecer y le prohibió que lo tratara tal como hacía con Luisito, Rocío y Susana y eso generó algunos percances en la mente de la pequeña Divany que en verdad era odiosa y todos hasta la propia Rubí estaban pagando sus pecados con ella al tener que soportarla y consentirla.

Todas adoraban a Divany hasta Rubí aunque lo negara y las verdaderas atrocidades de ésta se vieron aún más precisamente a los diez años. Rubí y sus amigas ya no eran unas jovencitas y lo mas importante en ellas era que parecían por fin maduras en su comportamiento, aunque no Rubí, para ella habían avanzado los años pero sus berrinches y caprichos al igual que su belleza seguían intactos aunque eso no quería decir que no estuviera al pendiente y consciente de la situación y de todo lo que pasaba por lo que algunos aspectos en su vida habían cambiado o mas bien se los reservaba principalmente su relación con Tania que cada vez se daba menos tan solo en algunos momentos muy íntimos y privados y solo cuando Rubí así lo decidía nunca cuando Tania lo deseaba y sobra aclarar que Luis supo siempre de esa relación mas nunca se atrevió siquiera de opinar sobre dicha relación a Rubí pues a pesar de que ésta lo seguía consintiendo Luis con el tiempo si algo tenía mas que claro era que nunca se podía estar seguro de que humorcito andaba Rubí por lo que optó en mentalizarse de que nunca tocaría ese tema con su adorada Rubí.

Pero quienes en verdad deseaban cada día morir eran Susana y Rocío; Rocío que a estas alturas ya lucía con la piel mas que marcada como una res, había sido rápido y circunstancial pues a pesar de que Mayra siempre la amenazaba con marcarla nunca se lo cumplía y la pobre de Rocío se había llegado a creer que al menos se escaparía de ese tormento pero en uno de esos días en que Mayra andaba con un humor de perros gentilmente pidió a Rubí que sea ella quien se encargara de marcarla frente a ella e infligiéndole todo el dolor posible a lo que Rubí accedió gustosa cumpliendo exactamente con lo que Mayra deseaba provocándole un espantoso dolor a Rocío que por unos momentos le pareció eterno mientras bramaba como una perra para al final lucir en sus pechos una “M” de Mayra y lo mejorcito idea de Rubí en su frente y mejillas se podía apreciar la frase “Perra de Rubí”, llevando “perra” en la frente y “de” y “Rubí” en cada mejilla y ya de pasadita Rubí también se encargó de recordarle a Susana por si acaso se le había olvidado ese espantoso sufrimiento de ser marcada al rojo vivo y la volvió a marcar ésta vez en los pechos para que de alguna forma acompañara a Rocío en su calvario luciendo también al final las iniciales de Rubí y de Mayra en sus atormentados pechos.

Susana y Rocío vivían día a día un verdadero infierno pues encima que ya tenían con soportar los crueles tratos de sus amas ahora tenían que lidiar con la cruel imaginación de Divany en especial Rocío pues Rubí había manipulado a su hija a que mostrara un especial y mayor desprecio por ella y así lo sufrió Rocío al encontrarse con lo que se podía llamar su primer encuentro oficial con su nueva ama.

¡Hola perra!— fueron las amables palabras clásicas, chillonas y mimadas de una hermosa niña de diez años como Divany.

A Rocío le entraron ganas de darle mínimo un bofetón pero se contuvo asimilando que eso solo le ocasionaría severos problemas.
¡Sí!— continuó Divany— ¡mi mami dice que antes eras como ella pero ahora eres una perra y eres mi perra!— y así se lo hizo ver pues Rocío era el transporte humano de Divany llevándola sobre su espalda a la que le habían acomodado una almohada para que su joven ama fuera mas que cómoda a todos lados. Rocío no podía sentirse mas humillada y desgraciada, sirviéndole prácticamente de caballito a esa niña odiosa y mas cuando sabía que al presentarse ante ella lo primero que tenía que hacer era lamerle sus olorosos pies pues Divany no tenía tantos cuidados que digamos en su higiene personal, mucho menos en sus pies, era glotona como nadie mas y Rocío tan solo respiraba aliviada los días en que la cruel hija de Rubí elegía a Susana para usarla de caballito por ese día.

Para Luisito las cosas eran un tanto distintas pues Divany mas que su esclavo lo veía por ratos como su compañero de juegos aunque a su corta edad ya disfrutaba al ver la abismal diferencia que había entre ellos al vestir Lusito tan solo unos pequeños calzoncillos y descalzo tal como su padre mientras ella lucía los mas lujosos y finos vestidos y zapatos aunque de calzado sus preferidas eran unas botas altas regalo de su tía Tania y un pequeño látigo del cual no se separaba casi nunca. El problema lo tenía Luis pues a pesar que respiraba tranquilo al ver que Divany no trataba tan cruel a Luisito al menos no como lo hacía con Rocío a raíz de que Rubí no le permitió a su hija que lo utilizara a el como su esclavo esto originó que a la niña le cayera mal su padre aunque claro, ella no lo sabía.

Así transcurrían los días y el tiempo y Rubí lo que mas gozaba de su hija era su cruel y despiadado comportamiento como sucedió un día en el que estaban reunidas en la sala; Rubí descansando los pies en la espalda de Luis y la pobre Rocío postrada en el piso miserablemente lamiendo los pies de Mayra que disfrutaba de unas galletas y de vez en cuando se compadecía tirándole una al piso a Rocío, se la aplastaba y ésta humillantemente se la comía lamiéndola de la planta de su pie incapaz de poder ocultar su humillación interior por que por fuera tenía que agradecerle a la cruel Mayra con una sonrisa en el rostro si no quería llevarse una buena serie de latigazos y una semana mínimo de castigo en la que Mayra la reducía a alimentarla exclusivamente con sus heces.

A eso entró como una loca corriendo Divany seguida de Luisito aunque claro, el gateando. Divany llevaba una botella llena de orín y expresó feliz a Mayra— ¡tía, es hora de que alimente a tu perra!;

¡Claro!— le respondió risueña Mayra al momento que despedía a Rocío obsequiándole una patada en la cara.

Entonces iniciaba la tortura, una más y quizás de las más humillantes para Rocío.

¡A ver perra!— le decía con la voz chillona Divany— adivina si te daré o no hoy de beber pipí. Rocío en verdad luchaba por contenerse ante la mocosa pues era mas que obvio al tener la botella en su mano a lo que Divany muy astuta intentó confundirla— ¡por que podría dársela a Luisito!, ¿verdad?— le dijo al pequeño dándole un ligera patada en su costado obteniendo como respuesta un ladrido que hizo reír de lo lindo a todas pues Luisito estaba perfectamente entrenado por Divany a base de latigazos había aprendido a complacer a su pequeña ama.

¡Anda perra, adivina!— insistió Divany a lo que Rocío completamente humillada contestó— ¡sí ama, me darás de beber!;

¡Uffffff!— expresó Divany graciosamente divirtiendo en especial a su madre— ¡que lástima pues pensaba dársela a Lusito pero bueno, no está bien burlarnos de los esclavos y como me dijiste que sí te daría de beber pues eso haré!, ¿está bien mami?— concluyó mirando alegre a Rubí que muerta de risa asintió con la cabeza haciendo sentir orgullosa a Divany como cada vez que hacía sonreír a su madre. Entonces como siempre ordenó a Rocío estirarse en el piso bocarriba para que ella muy divertida se le acomodara sentándose sobre su estómago y poniéndole en plena cara las suelas de sus sandalias las cuales Rocío tenía que esmerarse en dejarlas como nuevas pasándole una y otra vez la lengua mientras Rubí y compañía gozaban como unas locas con la humillación de la infeliz, enseguida descalzaba a Divany con la boca y se disponía a lamerle las olorosas plantas de sus pies hasta que la cruel niña se diera por satisfecha entonces como premio según Divany se le acercaba, le ordenaba abrir la boca y después de que le escupiera dentro repetidas veces hasta casi quedarse sin saliva entonces le empujaba la botella y le hacía tragarse todo el apestoso líquido muchas veces casi haciéndola atragantarse.

Esos solían ser momentos agradables para Rubí con su hija pero no siempre era así; para Rubí disfrutar de la compañía de su hija era eso, observar como ella despreciaba y humillaba a los esclavos pero nada mas, después de eso no quería ni tenía ni un trato mas con su hija y eso naturalmente la niña lo resentía y justo al otro día en que Rubí se disponía a salir pasaba por la sala luciendo maravillosa con una blusa tejida morada, falda café y unas zapatillas negras de fino tacón, ¡maravillosa se veía!, en verdad que sobran las palabras para describirla y justo cuando lo hacía apareció Divany.

¡Mami, mami!— gritaba feliz al momento que se abrazaba a su madre. Rubí no iba precisamente de buen humor y trató de ignorarla pero Divany se aferró a ella a lo que Rubí le dijo en un tono incómodo— ¡llevo prisa lo que quieras decirme será cuando regrese!;

Pero al tratar de empujarla sucedió algo gracioso; Divany se quedó sujeta a la blusa de Rubí pues usaba unos frenillos en sus dientes y estos se aprensaron a la tela tejida.

¡Diablos, Divany!— expresó Rubí mas que molesta— me estás retrasando, apártate.

¡Agggggggggghhhhhhh!— se quejó Divany pues Rubí la lastimó al empujarla pero no logró apartarla; Rubí lucía cada vez mas molesta y Divany muy divertida abrazada a su madre sin poderse safar de ella.

¡Camelia!— gritó Rubí; ésta enseguida apareció y al percatarse de lo ocurrido rápidamente auxilió a Rubí después que ésta la riñera— ¡rápido estúpida!, ¿de que diablos te ríes?; enseguida Camelia safó a Divany y se marchó para no contrariar mas a Rubí pero cosa de niños, justo cuando Rubí se disponía de nuevo a salir Divany se fue sobre ella gritando— ¡no te vayas mami, llévame contigo!— y de nuevo se afianzó sobre ella mordiéndole ésta vez la blusa.

¡Divaaaaaany!— gritó histérica Rubí; ¡sí!, de nuevo se habían enganchado sus frenillos en la blusa y de nuevo Rubí tuvo que gritar para llamar a una divertida Camelia cuando vio de que se trataba, que se arrodilló para de nuevo safar los frenos de Divany ya sin sonreír pues la pobre Camelia ésta vez si se llevó un par de bofetadas producto del enojo de Rubí.

Y eso era de lo mas ligero que tenía que soportarle a Divany pues justo ese mismo día en el almuerzo dio lugar otra escena similar pues Luis era el encargado y responsable de la educación de su ama e hija y lo fue hasta que ésta cumplió los diez años y se negó rotundamente a obedecer a un esclavo pues demasiado tenía con que su madre inexplicablemente para su pensar de ella le había prohibido tratar mal a Luis, entonces Divany perdió todos los estribos y lo poco o mucho que Luis había logrado enseñarle e hizo sus propias reglas ¡o sea que no tenía reglas!, andaba siempre descalza, total, detrás de ella siempre iba Luisito para tragarse la suciedad de sus pies, comía de todo en exceso y no utilizaba cubiertos justo como lo hizo ese día.

Rubí miraba con asco como su hija tragaba el sabroso asado y lo devoraba con verdadero apetito solo usando sus manos y lo peor, hablando y bromeando con sus tías con la boca abierta. Todas reían excepto Rubí.

¡Divany, haz el favor de comer con la boca cerrada!— le ordenó Rubí con un semblante serio en su rostro.

Divany subió los hombros y como respuesta le mostró a su madre los alimentos que masticaba.

Rubí golpeó molesta sobre la mesa con la palma de su mano y en un tono nada amigable le expresó— ¡no estoy jugando Divany, mastica con la boca cerrada y utiliza los malditos cubiertos!— enseguida Rubí miró a Luis y furiosa le gritó— ¿Por qué diablos come de esa forma?, ¡tú eres el responsable!;

Luis en verdad tembló ante el enojo de Rubí pero ya varias veces le había dicho que Divany se negaba a hacerle caso, solo que Rubí no le había dado tanta importancia. Rubí observó de nuevo a Divany y ésta como burla sujetó con su mano una pierna de asado, la mordisqueó y masticó por un momento para después mirar retadora a su madre y escupir los trozos en el piso permitiendo gentilmente a Luisito que se los comiera y que lo hizo gustoso pues estaba mas que acostumbrado a ser alimentado de esa forma y no era que le gustara sino que a veces Divany por capricho decidía castigarlo no dándole de comer siquiera sus sobras escupidas, entonces Lusito prefería comer esa bazofia a sufrir al sentir chillar sus tripas.

Rubí intensificó su enojo ante tal comportamiento de su hija y mas al notar que todas las miradas se dirigían a ella, entonces le dijo ya a modo de amenaza— ¡obedéceme o te golpearé!;

¡Jajajajaja!— Divany se rió graciosamente— ¡no puedes golpearme, solo se golpea a los esclavos, tú me lo has dicho siempre!— le dijo a su madre en un tono burlón.

¡Yo golpeo a quien se me de la gana incluso a ti si me haces enojar!— fue la respuesta de una encolerizada Rubí hacia su hija.

¡Vete al diablo madre!— le respondió riendo Divany mas interesada en continuar con su almuerzo que en escuchar lo que su madre le había dicho.

Rubí se levantó furiosa y a nada estuvo de darle una bofetada a su hija de no ser por que intervino Tania deteniéndola— ¡no Rubí!, ¿Cómo vas a golpearla?,

Rubí se contuvo y volvió a sentarse muy molesta pero la intención había sido suficiente. Divany se aconchonó sobre la mesa y se puso a llorar; Mayra la abrazó para consolarla pero no contaban con que la niña tenía su carácter y justo cuando todas pensaron en que lloraría y lloraría hasta desahogarse y punto, ésta les demostró que no en vano era hija de Rubí.

Divany se levantó y con lo ojos llorosos miró a todos lados y encontró a su victima ¡la infeliz de Rocío!, que se encontraba a los pies de Mayra. Divany furiosa se fue sobre ella, todo fue muy rápido, le gritó— ¡tú, te estás riendo de mi, perra!— al momento que le metió una brutal patada con la suela de su bota en la cara a Rocío que no se lo esperaba, nadie se lo esperaba. Fue una patada ejemplar y brutal que dejó a Rocío fuera de combate, inmóvil en el piso sangrando por la nariz y los labios.

¡Levántate perra que aún no termino contigo!— se expresó altanera Divany.

¡Siento desilusionarte cariño pero no creo que logre levantarse!— le dijo Mayra sonriéndole al ver que Rocío seguía inmóvil en el piso.

¿Tú crees?— le respondió Divany con una sonrisa perversa que recordó perfectamente a Camelia cuando Rubí tenía su misma edad.

¡Tía, prende un cigarrillo!— dijo de pronto Divany muy segura de si misma. Mayra accedió interesada al igual que lo estaban todas por ver la demostración y actuación de Divany. Mayra prendió el cigarro y se lo ofreció a Divany; ésta lo tomó y después de recorrer con suma calma a su alrededor a rocío se agachó y cruelmente le quemó con el cigarro detrás de la oreja ante la mirada incrédula de todas.

¡Ayyyyyyyyyyyyyyyy!— gritó tristemente Rocío que por supuesto como un resorte reaccionó quedando de rodillas ante la sonrisa perversa de Divany que no contenta le pidió a Mayra— ahora tía sujeta a tu perra. Mayra de nuevo accedió por la curiosidad de ver hasta donde llegaría la crueldad de Divany ¡y hasta donde llegó!, teniendo a su merced a Rocío sujeta por Mayra sin previo aviso le dio una patada ésta vez en el estómago. Rocío aulló de dolor y cayó a los pies de su cruel y joven verdugo que expresó maliciosamente— ¡mmmm!, ¿no deberías agradecérmelo?;

Y al ver que Rocío no le besó las botas de nuevo se agachó y la quemó con el cigarro y eso dio inicio a un verdadero e infame tortura pues Mayra sujetaba a Rocío a continuación Divany le daba una patada, ésta caía llorando y retorciéndose de dolor y a pesar de que con un esfuerzo sobrehumano le lamía las botas a Divany, ésta la quemaba en cualquier parte del cuerpo y de nuevo repetía el cruel castigo, así hasta que despiadadamente le ordenó— ¡saca la lengua perra!;

Rocío sin articular palabra, con la mirada le suplicó pero fue inútil, obedeció y al hacerlo Divany ¡le apagó el cigarro en la lengua ante los gritos de horror de Rocío y la mirada atónita de todas en especial de Rubí!;

¡Listo!— se expresó tranquila Divany como si nada especial hubiese hecho— a seguir comiendo— concluyó con una sonrisa y justo se disponía a hacerlo cuando rubí intervino diciéndole de nuevo en un tono áspero y cortante— ¡no Divany, estupenda actuación pero recuerda que me has gritado por lo tanto, te quedas sin almorzar!— la sentenció Rubí.

¿Peeeero mamaaaaa?— gritó ofendida Divany— ¡me muero de hambre, además eso no lo puedes hacer, solo se deja sin comer a los esclavos, tú siempre me lo dices!— concluyó Divany desesperada.

¡Yo te digo muchas cosas!— le respondió Rubí— y una de ellas es que hoy te quedas sin almorzar, ¡lárgate a tu cuarto!— concluyó gritándole.

Divany dio la vuelta hasta quedar frente a su madre mirándola retadora por un momento hasta que las lágrimas le ganaron, aún así sacó fuerzas y le dijo llorosa— ¡mientes, tu nunca me castigas y no vas a hacerlo hoy!— y al decir esto intentó tomar una presa de asado del plato de Rubí pero ésta le apretó la mano con la suya a lo que Divany se quejó.

¡Ayyyyy mami, me lastimas!— quedando de rodillas y pegando su tierno rostro sobre la mano de Rubí llorando aún mas.

¡Rubí, mas que castigarla habla con ella pero después!— intervino Mayra— ahora déjala en paz y déjala almorzar de lo contrario te aviso que yo misma le subiré a su cuarto su comida. Rubí se sonrió y miró a Divany muerta de llanto sobre sus piernas, le soltó la mano y le dijo ya mucho mas tranquila— ¡termina de almorzar y lárgate a tu cuarto!— Rubí en realidad solo quería darle una pequeña lección a su hija y lo había conseguido.

Divany al igual que la mayoría de los niños se alegraba y olvidaba fácilmente y en un brinco se secó las lágrimas y ante la sorpresa y risa de todas se trepó sobre las piernas de Rubí.

¡Ahhhhggggg, Divany!— se expresó Rubí incómoda— ve a tu lugar.

¡Nooo!— contestó ella melosa— ¡dame de comer tú!;

¿Queeeeee?— respondió de nuevo incómoda Rubí.

¡Sí mami!— prosiguió Divany emocionada— así como cuando era mas chica, Camelia lo hacía así y mi abuela pero no recuerdo que tú lo hayas echo, así que anda— y diciendo esto abrió su boca cuanto pudo ante la risa de todas y la pena e inconformidad de Rubí que no tuvo de otra que prepararle sus bocados a Divany y dárselos en la boca.

¡Mmmmm!— expresó Divany— ¡que sabroso, está mas rico que lo de mi plato!;

¡No seas boba!— le contestó Rubí sonriéndole burlona— es el mismo asado.

¡Puede!— le respondió Divany— ¡pero a mi me sabe mas rico por que me lo preparas tú!;

¡Bueno ya!— se expresó colorada Rubí— traga y punto.

¡Espera!— dijo de pronto muy sonriente Divany al momento que se tronaba los dedos, enseguida tenía a sus pies a Luisito— ¡mi esclavo también come mama!— se expresó de nuevo riendo y con la boca abierta para que enseguida escupiera en el piso lo que masticaba para que Lusito de alguna manera saciara también su apetito, así hasta que la niña se dio por satisfecha enterneciendo a todas al ver que en realidad de lo que Divany moría era de un poco de atención de su madre, se abrazó a ella y después de darle un largo beso en su mejilla le dijo tiernamente— ¡gracias mami y perdóname no volveré a gritarte!, ¿me perdonas?— le expresó con esa voz dulce que deshacía a todas incluso ésta vez a Rubí que la besó en su frente respondiéndole— ¡sí, ya anda, deja descansar un rato a tu mami!;

¡Claro!— le respondió Divany— ¡vámonos perrito!— le dijo a Luisito— tenemos perdida la tarde pues la pasaré castigada en el cuarto— concluyó afligida.

¡No Divany!— exclamó de pronto Rubí— ¡no estás castigada, tu esclavo no se, recuerda que es tu perro y puedes castigarlo solo por capricho las veces que tu quieras pero tu no, tu haz lo que te de la gana!; Divany de nuevo abrazó a su madre y se marchó feliz a jugar por el rancho seguida a gatas por Luisito.

Pasado un rato se encontraban corriendo por la parte de los establos cerca del corral de Susana a eso que Mayra andaba por ahí y curiosa se acercó al ver lo que ocurría pues Divany se entretenía obligando a Luisito a comer hormigas y en consecuencia con ellas a tragarse unos buenos puños de tierra.

¿Qué haces boba?— la interrogó Mayra.

¡Compruebo cuantas hormigas es capaz de comerse mi esclavo!— le contestó orgullosa Divany.
¡Ahhhhh!— expresó Mayra con una expresión en su cara entre asco y burla— o sea que ¿quieres matar a tu esclavo?;

¡Claro que no!— respondió asustada Divany.

¡Uy pues a ese paso no dudo que muera si lo sigues alimentando tan solo con tierra y hormigas y una que otra sobra tuya!— le dijo risueña Mayra. Divany subió graciosa los hombros y obligó todavía a Luisito a tragarse dos puños mas de tierra con hormigas incluidas y hasta entonces lo dejó en paz.

Así transcurrían los días y el tiempo en el rancho de Tania que se había vuelto el hogar por tiempo indefinido de éstas chicas (ya no tan chicas) y ahora de la pequeña Divany y curiosamente también en todo éste tiempo Rubí no había mostrado interés por Luisito, tan solo se limitaba a comprobar que viva y sea tratado como un perro en especial por su hija pero ella personalmente no lo había tratado aunque esto también estaba a punto de cambiar.

Continuará……………………………

No hay comentarios:

Publicar un comentario